PRÓLOGO
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Lyon,
Francia
Cuartel
General de la INTERPOL
Reunión
del Comité Ejecutivo.
Estipulado por la constitución que rige
tal organismo internacional, el Comité Ejecutivo (constituido por 13 miembros
pertenecientes a distintos países) estaba reunido por segunda ocasión en el
año. Esta vez tenían un asunto particular que atender.
― La corrupción de altos mandos en dos de
los países considerados potencias mundiales está rebasando todo control que las
OCN (Oficina Central Nacional) pueden tener, necesitamos tomar papel de manera
inmediata o es probable que nos enfrentemos a un verdadero problema
político-económico internacional. ― Uno de los nueve Delegados del Comité
Ejecutivo inició la junta aquella mañana luego de la apertura por parte del
Presidente.
El tema era ese, y por horas estuvieron debatiendo
acerca del papel que deberían tomar, nunca era fácil tomar una decisión en
circunstancias como aquellas; había diversas situaciones en juego y factores al
por mayor que considerar, sin embargo; no podía darse marcha atrás ni dejar
pasar más tiempo.
― Entonces, así es como se procederá. ― El
Presidente del Comité terminó la reunión una vez se tomaron los acuerdos
necesarios, muchos de ellos ni siquiera serían de conocimiento público. ― Envía
a nuestros Caballeros Templarios.
― Señor. ― Los presentes asintieron,
particularmente uno de ellos, quien dirigía al equipo mencionado.
Algunos de los acuerdos tomados estaban escritos
en puño y letra, y pasarían más tarde a la Asamblea General, quienes tomarían
las pertinentes cartas a disposición, siendo precavidos e inteligentes. Pero lo
referente a los caballeros templarios, esa era otra historia. Sin
huellas.
~*~
Estados
Unidos, Virginia
Residencia
Park
Aquella Mansión no es demasiado ostentosa
pero definitivamente es de buen gusto, queda perfecto con la armonía de aquella
zona residencial en la que los secretos se respiran en el ambiente y todo son
rumores en los que casi parecen regocijarse sus actores principales pues ponen
de manifiesto las grandes fallas del sistema político del país.
Park Dong Hwa es un conocido detective en
el estado que a su vez es un importante inversionista en una compañía
productora de tecnología de comunicaciones, principalmente de informática;
aunque lejos esté de ser un experto conocedor de tal ramo. El hombre de 46 años de edad tiene dos hijos,
uno de ellos, el mayor es Park Yoochun, perteneció a las fuerzas militares de
aquel país, pero también obedece las órdenes de su padre.
Aunque aquello signifique en numerables
ocasiones.
Asesinar.
El joven de cabellos azabaches ingresó a
la oficina de su padre con esa expresión serena y mirada fría que le
caracterizaba cuando se presentaba ante él.
― Está hecho. ― Dijo con simpleza.
E incluso si el hombre sentado en la silla
del otro lado del escritorio esa su progenitor, el azabache se mantenía de pie,
con el porte típico militar que hacía sentir orgulloso a su padre.
― Sabía que podía confiar en ti, hijo mío.
Dong Hwa sonrió satisfecho. Su hijo no
dijo nada, siguió sus pasos mientras se acercaba al minibar dentro de la oficina
y se servía un trago, ofreciéndole también. Trago que el azabache negó con
respeto. En su pensamiento, no había razón alguna por la cual celebrar. Estaba
regresando de un viaje por Sudamérica, en donde se le había encomendado desaparecer
a un hombre estadounidense que estaba haciendo negocios con un residente local
sin informarle al empresario Park. Esa faceta que el detective no hacía
pública, pero muchos sabían. Era la fachada perfecta.
― Tengo otro favor que pedirte, Yoochun.
El hombre señaló un sobre en su
escritorio. El azabache lo tomó y miró su contenido. Dentro estaban algunas
fichas de diferentes personas. Entre ellos, uno resaltó particularmente en el
pensamiento del muchacho, pero su rostro no lo reflejó.
― ¿Desaparecerlos también?
― No, Yoochun. Solo quiero que los sigas
de cerca.
― ¿Investigar?
― Así es.
― Sabes que prefiero solo actuar, la
vigilancia es agotadora.
Dong Hwa se rio de buena gana, terminó su
trago de whisky y los hielos en el fondo del vaso tintinearon cuando lo dejó
sobre su escritorio con algo parecido al enojo. Aunque su rostro ligeramente
cruzado por algunas arrugas no reflejaba esa emoción, sabía bien cómo
controlarse.
― Es por eso que se trata de un favor.
Viajarás a Seúl y me mantendrás informado.
― ¿Está relacionado con algún caso
policial? ¿O con tus negocios?
― ¿Desde cuándo cuestionas mis peticiones,
Yoochun? ― Siseó, finalmente mostrando imposición. Esa que el azabache bien
conoce, porque le vio esa expresión durante toda su infancia, y se acentuó en
la adolescencia.
― ¿Cuánto tiempo?
― El que sea necesario.
― ¿Qué clase de investigación debo
realizar?
― Todo lo que necesitas saber está en esos
documentos. Analízalos, el resto lo harás como te he enseñado, de forma
natural. Lo tienes en la sangre, Yoochun. Ese instinto asesino, y lo
sabes.
El azabache sostuvo la mirada de su padre
por unos instantes. En su mente se repetía la negación, pero la estricta
crianza se impuso. Se despidió con una reverencia y girando sobre sus talones
salió de la oficina, subió a su habitación y comenzó a empacar lo que
necesitaría. El sobre con la información de las personas a vigilar fue
cuidadosamente guardado en un bolso que llevaría consigo como cualquier turista
cuando pasea por una ciudad ajena.
Cuando Yoochun salió de la Mansión un par
de horas más tarde, Dong Hwa tomaba su móvil y hacía una llamada.
― Ha comenzado, tal como lo pidió, Presidente.
~*~
Seúl,
Corea del Sur
Distrito
Yongsan-Gu
Mansión
Lee
Lee Hyun Su es un poderoso hombre del bajo
mundo, todos lo saben pero nadie hace nada para detener sus movimientos
ilegales porque nunca se encuentran “evidencias” sólidas para procesarlo. Se
dice que muchas de sus defensas son las “amistades” que ha sabido hacer dentro
del sistema judicial y político del país. Se reúne con jueces, legisladores e
importantes empresarios. Es el líder de la mafia más poderosa de los barrios
bajos de la capital, con un considerable impacto más allá a lo largo y ancho de
todo el país. Hombre inteligente que sabe cómo usar cada elemento y recurso a
su alcance. Incluso a su familia, a su “hijo”.
Aunque el título era solo de palabra, sin
lazo sanguíneo ni registro alguno que le reconozca legalmente como tal. Sin
embargo, para el joven de cabellos teñidos en tonos llamativos cada vez, era
suficiente el vínculo que los unía desde que el hombre le había acogido
en su casa, ofreciéndole techo, comida, vestimenta, incluso educación.
El joven de nombre Junsu no es ajeno a los
negocios de su padre, y tampoco es como si le importe mucho. Él ha crecido en
este mundo después de todo.
― Junsu.
― Sí, papá.
― Conoces al hijo del juez Shim, ¿cierto?
― Sí, le he visto algunas veces en el
club.
― ¿Has charlado con él?
― No particularmente.
― Comienza a hacerlo entonces, mientras
más cerca al enemigo, mejor.
― De acuerdo, papá. ― El muchacho
sonrió.
Una de esas sonrisas que cualquier diría
son puras y cristalinas, pero que en realidad ocultaba y disfrazaba mucho más,
esas cosas que el joven gangster no compartiría con cualquiera.
…
Distrito
Jung-Gu
Oficina
Central Nacional, INTERPOL
Desde que había sido enviado a esta OCN en
Corea del Sur todo era diferente para él. Aunque la ciudad tenía una vida
extraordinariamente movida, no dejaba de ser otro estilo al que estaba
acostumbrado.
― Agente Moore, a mi oficina.
― Sí, señor.
El agente de ascendencia afroamericana
entró en la oficina del director general, quien a su vez dirigía la Agencia de
Policía Nacional de Corea. Era por tal razón que los casos de una y otra
estaban continuamente correlacionados, motivo por el cual también era común ver
a la fuerza policiaca local inmiscuida en algunos asuntos internacionales.
Moore podía manejar con eso, no era la primera vez que apoyaba en alguna OCN
como agente de la Interpol, pero cuando su instinto le decía que algo andaba
mal y la corrupción estaba enraizándose en dichas oficinas, él simplemente lo
detestaba.
― Supe que hiciste una visita innecesaria
al Club Pentagon, e hiciste un poco de alboroto por ahí. Con suerte no estaban
en servicio aún.
― Estaba siguiendo una pista, señor. El gerente
del club está relacionado con el grupo Lee y…
― No recuerdo haberte dado ese caso, Moore.
― El director general interrumpió, claramente indignado. ― En adelante, mantén
tus ojos en los casos que se te asignan, viniste aquí por un par de casos de interés
para tu gobierno, ¿no es así?
― Y es por ello que estoy siguiendo las
pistas que encuentro, señor. Si tiene usted problemas con mis procedimientos
entonces le sugiero que llame a mi superior y se me reubique, de lo contrario,
seguiré realizando mi trabajo, señor.
Enojado, el agente Moore salió de la
oficina dando un portazo. El arranque temperamental del agente sorprendió a sus
compañeros, pero el único que le siguió afuera fue un compatriota. El agente
Gubler, que por su apariencia más bien desaliñada y escuálida, no daba la
impresión de ser un agente de campo. Y no lo era, estaba ahí por sus
habilidades analíticas y capacidad para recordar cosas al mínimo detalle.
Además, tenía varios doctorados y una impresionante lista de estudios que la
mayoría de los agentes no cubrían a temprana edad.
― ¿Shem? ¿Qué pasó?
― Solo una pequeña diferencia de
percepción, Matt.
― No pareció por la forma en que golpeaste
la puerta, y no lo creo por la forma en que respiras y caminas justo ahora,
apenas puedo seguirte el paso y… ― Gubler se detuvo tras chocar de lleno con la
espalda de su compañero. Dio un paso atrás y aclaró la garganta, peinando los
ondulados mechones que caían sobre sus orejas y solían hacerle cosquillas pero
que, por alguna razón, no cortaba aún.
― ¿Por qué me sigues?
― Es más incómodo quedarme allá, somos los
únicos estadounidenses en la oficina, así que por ahora prefiero estar contigo.
¿Por qué? ¿No puedo?
Moore sonrió, le revolvió el cabello y
luego lo invitó a subir a su auto.
― ¿A dónde iremos?
― A comer.
― Oh, ¿no continuarás investigando?
― Lo haré, esta noche iremos de fiesta,
Matt.
― ¿Fiesta?
― Así que después de comer iremos de
compras, prettyboy.
― ¿Vas a comprar algo? Y ya te he dicho
que es extraño que me llames de esa manera.
Moore volvió a sonreír, mejor no decirle
nada de momento. Ni para refutar el por qué le sigue llamando así, ni para
mencionar que ir de compras será porque es necesario hacerle lucir al menos un
poco, como alguien que iría de club para divertirse.
…
National
Intelligence Service
Naegok-dong
El actual director de NIS estaba de pie
frente al ventanal de su oficina, la ciudad se veía con claridad desde ahí,
pero él solía preguntarse qué nuevos encuentros podrían estar sucediendo en ese
preciso momento en algún lugar ahí afuera que pudiera manchar aún más la vida
de su país.
Cuando uno de sus agentes entró en la
oficina, él pudo sentir el aura serena y amenazante que transmitía. Es este uno
de sus mejores agentes, y él único en quien él puede confiar ahora.
― Esta será una misión sin fecha final,
hasta que no logremos estabilizar el desorden nacional a nivel
político-económico, estamos autorizados para hacer uso de todos nuestros
recursos.
― ¿Cuál es mi orden? ― El joven de tez
morena y ojos castaño claro cuestionó, de pie en la entrada de aquella oficina
que no visita frecuentemente pues sus misiones suelen serle encomendadas por
otros medios.
― Todo está detallado aquí. ― El funcionario
le entregó directamente un dispositivo portátil. ― Debes cuidarlo bien, es
único y contiene demasiada información, no debe caer bajo ninguna circunstancia
en otras manos, Jung.
― Se hará con absoluta limpieza, Señor. ― El
moreno aceptó la misión. Como lo haría cualquier otro Caballero Templario en su lugar.
Sin embargo, apenas un par de horas después
de que él dejara la oficina, otro hombre entró en ella. Él es un poco
diferente, un poco más bajo, un poco más sonriente. Más atractivo, hermoso
le describirían en las redes sociales o si se tratara de un idol. Aunque
es en realidad un espía, bien entrenado, mortal.
― JJ, llegas tarde.
― Lo siento, señor. El último caso se
complicó cuando unos agentes de la interpol metieron su nariz.
― ¿Fuiste expuesto?
― No, señor.
― Bien. En el momento en que salgas de
aquí estarás solo, necesito que te encargues de algo pero sin que exista
relación con nosotros, ¿entiendes?
― Entendido, señor.
El apuesto espía giró sobre sus talones,
pero cuando su mano estaba en el picaporte, el director le dijo algo más.
― Y esta vez, no te enredes con tu
objetivo, JJ.
El espía volvió la mirada, sonrió y guiñó
un ojo. Pero al no responder el “sí, señor” esperado, el director tuvo un mal
presentimiento.
…
Aeropuerto
Internacional de Incheon
Cuando Park avanzó por los anchos pasillos
del aeropuerto pudo sentir ese sinsabor en la boca del estómago que tanto
odiaba. Seúl no le traía buenos recuerdos, aquí había perdido a su madre, aquí
había conocido la verdadera cara del gobierno nacional. Unas cuantas conexiones
y el culpable de la muerte de su madre había quedado en el olvido, clasificado
como un robo con resultados fatales y nada más.
Aquellas vacaciones habían marcado un hito
en su vida. A temprana edad se había decantado por el futuro que deseaba, uno
donde él pudiera tomar venganza, al oportuno momento.
Momento que, para su frustración, todavía
no llegaba. Su padre siempre le ocultaba los detalles más importantes, le
mantenía ocupado. Le permitía canalizar su ira.
Por ahora, no podía más que ignorar
aquella sensación y hacer su trabajo. Tomó un taxi y se registró en un hotel.
Uno de cinco estrellas, reservó más de una habitación y preparó identidades
diferentes para cada una. Se vistió de forma casual pero seductor, luego salió
del hotel y tomó otro taxi para ir a un bar cerca de su lugar de hospedaje.
El Bar Pentagon.
Ahí donde los agentes Moore y Gubler
acababan de entrar como cualquier otro cliente, aunque con otras intenciones.
Ahí donde también ha ingresado el joven gangster
Junsu, a tiempo para reunirse con el famoso hijo del juez Shim.
Ahí donde ha llegado Jung, donde también
ha entrado JJ.
Ahí donde Park pretende comenzar a
observar a su primer objetivo.
― ¡Hey, Hayami, por aquí!
Ahí donde también ha llegado un hombre
perseguido por la yakuza.
Omg!!!!! Ya se quien mato a la ummis de yoochun ;-----;
ResponderBorrarVeo demasiadas series de polecias asi que loo loo empieso a sacar culpables que luego en un 85% le atino xDDDD