Título: ADDICTIVE ROMANCE
Autora: Felina
Pareja: YunJae
Género: Romance, acción
Clasificación: NC-18
Basado en la película
Mr.&Mrs. Smith.
~*~
Parte
1
A
puerta cerrada
Dos
hombres caminando uno a lado de otro con aquella apariencia, simple y
sencillamente llamaban la atención. De una forma bastante poderosa. ¿Razón?
Bueno, quien resistiría volver la mirada cuando dos modelos cruzan el lobby con tal elegancia.
Uno
de los hombres lleva traje, un pulcro traje de corte ejecutivo que, permitiendo
la acotación, resaltaba su porte y belleza. Sí, belleza, porque la lechosa
piel, el liso cabello negro y los anteojos de moda que le distinguían no podía
clasificarse de otra manera. Era más que guapo, atractivo o sexy. Era, hermoso.
El
segundo hombre, por otro lado, vestía más informal. Bastante más, de hecho,
podía bien ser comparado con un motociclista o algo parecido. Los jeans
desgastados, las botas de cuero, y una chaqueta vintage con diseños que
recordaban bastante a las películas de Hollywood y sus rebeldes sin causa. Además de anteojos para sol, piel morena y un
peinado bastante llamativo, este hombre atraía las miradas de las féminas con
ese imán tan propia de las aventuras de
una noche.
El
sexappael de ambos estaba, sin
embargo, haciendo estragos mientras caminaban hacia el ascensor. Casi parecía
que todo mundo había dejado de respirar, y muchos suspiros fueron soltados en
cuanto las puertas metálicas privaron a los presentes de tan atractiva visión.
―
Te pedí que vistieras formal, Yunho.
―
Sí, sí. No tuve tiempo.
―
Como a diario últimamente.
―
No comencemos, Jaejoong. Estaba trabajando.
―
¿Con esa pinta?
―
Pues sí.
―
Vaya trabajo que te has conseguido. Del cual, por cierto, no me dices mucho.
―
No es nada del otro mundo, te aburrirás seguro.
Entonces
el silencio se hizo del espacio entre ellos. La música del ascensor terminó
resultando tediosa, y la atmósfera entre los hombres, pesada. Sin embargo, el
anillo en el dedo anular de la mano derecha de cada uno, les hacía sentirse
todavía cerca, vinculados.
Cuando
las puertas metálicas se abrieron nuevamente, estaban en el piso once del
edificio, y justo al final del pasillo, una puerta de cristal templado con el
nombre de un especialista grabado en una lámina metálica con tonos negro y
plata. Torpemente ambos quisieron llamar al mismo tiempo, y fue el moreno
quien, tras aclarar distraídamente la garganta, cedió el gesto a su compañero.
―
Bienvenidos, señores Jung.
El
recibimiento del profesional les deja cierta sensación de incomodidad en la
boca del estómago. De pronto son más conscientes de que están bajo el ojo clínico de este hombre, del consejero matrimonial al que el de
cabellos oscuros insistió visitar. Sí, primer punto de diferencia entre ambos,
el moreno había dicho que todo marchaba bien, que era cosa de tiempo y nada
más; mientras el pelioscuro estuvo seguro de que “necesitamos orientación
profesional para salvar nuestro matrimonio”. En efecto, él era más tajante.
―
Por qué no comenzamos por presentarnos. ¿Quién quiere comenzar?
―
Mi nombre es Jung Jaejoong, tengo 34 años.
―
Soy Jung Yunho, 34 también.
―
¿Y cuánto llevan casados?
―
4/5 años. ― Dijeron a la par. Obviamente con diferencia. El pelioscuro aclaró
la garganta, y le lanzó una elegante mirada fulminante al moreno.
―
Es un promedio. Hace más de cinco años que nos conocemos, ¿quién recuerda
tantas fechas?
―
Yo las recuerdo. Todas, Yunho.
―
Porque tienes la habilidad. No todos tenemos esa capacidad, Jaejoong.
La
pareja se miró profundamente.
Y
no eran precisamente chispas de amor las que saltaban entre ellos.
El
consejero los observaba minuciosamente. Preguntándose qué tan complicado podría
ser guiar a la pareja de hombres a conectarse de nuevo.
―
Bien, ¿quién se propuso?
―
¿Se refiere a casarnos? ― Jung preguntó. El consejero alcanzó a vislumbrar
cierto tono orgulloso en la voz. ― Porque ese fui yo. Una cena romántica y
todo. Gasté mucho dinero esa vez. Y el anillo de compromiso, ¡uf! Justo el que
Jaejoong quería, ¿verdad?
Cuando
el moreno volteó a ver a su esposo, un ligero rubor estaba pintado en sus
mejillas, y un estremecimiento de incomodidad con sabor a culpa estaba grabado
en su rostro. El moreno tragó hondo, ¿se había equivocado entonces?
―
Lo era. Aunque el costo, realmente fue demasiado. Lamento haber extraviado ese
anillo, Yunho.
―
¿Qué? No, está en el pasado, no fue tu culpa. Y de todas formas, tenemos
anillos aún, ¿no? Y de matrimonio, no es un problema.
―
Es un problema. Era mi anillo de compromiso, ¿por qué le restas importancia?
―
Solo trato de aligerar las cosas. Pero parece que tú siempre esperas
engrandecerlas, Jaejoong.
La
pareja se fulminó con la mirada. Esa vez parecía más severo. Demasiada tensión,
consideró el consejero.
―
¿Cómo se conocieron?
―
Fue en un viaje, en el extranjero.
…
Los Ángeles, Estados
Unidos. El viaje a esta ciudad ha sido para él por trabajo. Un trabajo que no
era fácil de compartir en una charla de amigos. O tal vez sí, considerando la
clase de amigos que hacía. Y aquellos que rodean la mesa en ese instante, no lo
eran en realidad.
―
Te lo digo, este bar es bastante reconocido. Si buscas ese tipo de entretenimiento, estás en el lugar adecuado.
―
Ya lo creo.
El moreno desvió la
mirada, sonriendo galante a un par de chicas que le estaban coqueteando en la
barra. Ahí donde los ojos marrones del moreno fueron atrapados por otra figura.
Sin voluptuosas curvas pero sí una increíble belleza. Los ojos negros de este
hombre le sonrieron a la distancia, mientras un vaso de vino tocaba sus labios.
En ese instante, otro sujeto se le acercó, susurrando algo en su oído. La
expresión del bello hombre fue de absoluto desagrado, y su negativa bastante
obvia, pero el sujeto que lo abordara era terco, y había comenzado a
toquetearle descaradamente mientras buscaba besarle a la fuerza.
Los movimientos del moreno
podrían ser considerados automáticos e instintivos. Había visto a un -bello- hombre
en problemas y simplemente actúo. Su puño acertó en el rostro del sujeto,
rompiéndole la nariz.
―
¡Qué demonios te pasa, imbécil!
Blasfemó el sujeto con
tono colérico, sujetándose la nariz, pero sangrando a borbotones.
―
¿Estás bien?
El moreno le preguntó al
bello hombre, ignorando deliberadamente al otro. Su tono grave mandando un
mensaje de flirteo que esperaba funcionara. Esa noche no le parecía mala idea
echarse un polvo con un desconocido. Por supuesto, no iba a ser tan sencillo.
No cuando resultó que el sujeto al que golpeó era hijo del mafioso que controla
el tráfico de drogas y otros movimientos ilegales en la zona.
―
Aunque me facilitó el trabajo de buscarlo. ― Se permitió pensar, mientras se encontraba rodeado de un montón de
gorilas armados hasta los dientes.
―
Sígueme. ― Escuchó una voz a sus
espaldas.
Y para cuando tuvo tiempo
de pensar, los disparos habían comenzado, igual que los gritos y el correr de
la gente en el bar. Él ha sido arrastrado por el bello hombre hasta las puertas
de los baños. Limpios y amplios. Con grandes ventanas. Escapar por ahí no era
cool, ni siquiera digno de alguien “como él”. Pero era mejor que arriesgarse. Y
le ha permitido tocar, disimuladamente, la esbelta cintura del hombre mientras
le ayudaba a trepar a la ventana. Seguirle el paso y echar a correr a toda velocidad
por la calle, buscando callejones sombríos y hasta escaleras para incendio.
Cuando el moreno
finalmente frenó, la respiración apenas le alcanzaba, le dolía un costado y
juraría que había sido la maratón más larga de su vida. Levantó la mirada
apenas un poco, su bello acompañante en fuga lucía casi igual que él. Aunque, honestamente,
sudaba menos y sonreía más. ¿Ya podían escapar y echar un polvo?
―
Lo siento. Te metiste en problemas por mi culpa. ― Dijo él.
Y solo entonces el moreno
apreció su voz. Terciopelo puro, suave, dulce, varonil. ¿Podía su simple tono
de voz volverle más bello a la vista?
―
No es nada. El tipo se estaba propasando contigo.
―
Pues, no soy una chica pero, gracias.
―
Chica o chico, es lo mismo, nadie puede obligar a otro a hacer algo que no
quiera.
―
Qué caballero tan rebosante de valores. ― El
pelioscuro le sonrió entonces. Diferente, un claro coqueteo bailaba en sus
oscuras pupilas. ― ¿Qué tal una taza de café? Yo invito.
―
Si conoces algún lugar en el que nuestras vidas no corran peligro.
―
Sé de uno. Es el café de un conocido mío. Y está cerca de aquí. Vamos.
―
Espera. ― La mano del moreno ha sido rápida,
sutil para enredarse en la muñeca de su compañero. ― ¿Cuál es tu nombre?
―
JJ para ti. ― Dijo, guiñándole un ojo y
echando a andar. Sin preguntar de vuelta. Sabiendo que no lo necesitaría. Después
de todo, éste es el tipo de hombre que sabe lo que tiene. Y el efecto que tiene
sobre otros. Recibiría el nombre de su compañero sin siquiera preguntar.
―
JJ, de acuerdo, JJ será. Mi nombre es U-know.
―
¿En serio? ― El pelioscuro torció una
sonrisa divertida. Sintiendo el calor corporal de su compañero cuando le siguió
los pasos a su nivel, casi rozándose.
―
Me das un apodo, te ofrezco lo mismo.
Entonces ambos sonrieron.
Casi como si acabaran de aceptar el particular jugueteo. Siguieron caminando
por una calle tanto más transitada. Y aparentemente tranquila. Aún así, ambos
hombres (a hurtadillas del otro) tenían un ojo alrededor, prestando atención a
todos los detalles, verificando si alguien les seguía el paso. No fue hasta que
entraron en un modesto local que ambos se sintieron más tranquilos. O casi, al
moreno no le fue precisamente grata la confianza con que el bello hombre saludó
a alguien detrás de la barra de servicio.
―
Hayami~ ¡sabía que estarías aquí!
―
Hey, JJ. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo es que no me dijiste que vendrías?
―
Es porque fue un viaje de negocios repentino. ¿Cómo va todo?
―
Muy bien. Ya sabes, solo vengo de vez en cuando a supervisar. Pero ¿quién es tu
amigo? ― Dijo, señalando al moreno sentado a prudente distancia, mirando
distraídamente el menú en lo alto del muro.
―
Oh, él es… un conocido~ no necesitas los detalles. ― El pelioscuro dijo juguetón.
―
JJ, ¿tengo que preocuparme?
―
¿Qué? ¡Claro que no~! Sírvenos algo de tu mejor café. Salvó mi vida~.
―
¿En serio? ― El joven de aspecto oriental
elevó una ceja con cautela. Su amigo le guiñó el ojo y luego se acercó
susurrándole algo al oído. La expresión del joven cambió por completo. ― Bienvenido
a mi café, ¿algún gusto en particular? ― Dijo,
todo sonrisas hacia el moreno. Casi parecía que de pronto eran viejos conocidos.
―
No soy muy conocedor, aceptaré la recomendación de la casa.
―
Buena elección. Soy Mokomichi Hayami, por cierto.
―
U-know.
Mokomichi asintió, y se
alejó para preparar café a sus clientes. El pelioscuro llevó entonces al moreno
a una mesa vacía, las ventanas permitían ver a las personas pasar, y a una que
otra distraída alma tropezar o chocar. El ritmo de la ciudad no era tan diferente
de su propio hogar.
―
Entonces, ¿son muy cercanos?
―
¿Hayami y yo?
U-know asintió. JJ sonrió
divertido.
―
Somos muy buenos amigos. Pero nada más.
―
Debe ser grato tener conocidos en esta ciudad.
―
Lo es. Aunque ha sido suerte que esté aquí. Esta es una pequeña sucursal de su
cadena restaurantera. Trabaja mayormente en Tokyo.
―
Pues sí son cercanos.
JJ dejó salir una risa
honesta. U-Know era tan transparente con esa actitud celosa y posesiva suya. Particularmente
porque acaban de conocerse. De todas formas, no le sorprendía del todo. Los hombres
tendían a caer de esta manera por sus encantos. Y él lo usa comúnmente, aunque
con su compañero actual esa no había sido la intención.
―
Pensándolo bien, dejé mi trabajo a medias. Quería terminar hoy y regresar
mañana a Seúl~. ― El pelioscuro pensó,
casi ajeno al repentino silencio que se había asentado entre los dos.
Al poco Mokomichi se
acercó con un par de tazas de café y unos pastelillos. Quiso molestarlos un
poco, pero algo en el moreno le parecía familiar al dueño del local. Algo, que
se parecía bastante a la forma de ser de su amigo pelioscuro.
―
De todas maneras, no es mi problema. No me conviene meterme en los asuntos de
JJ. ― Meditó, volviendo a sus labores en
la oficina de atrás.
―
¿Conocías al tipo de antes?
―
¿El que intentó sobrepasarse contigo?
JJ asintió.
―
No. ¿Por qué?
―
Bueno, todos esos gorilas bien armados te identificaron de inmediato. Creí que
moriríamos ahí.
―
Pensé que tendrías más idea. ¿Cuál es tu línea de trabajo?
―
¿Qué tiene que ver mi línea de trabajo con el incidente?
―
Parece que viajas a menudo, solo tengo curiosidad. Puede que ese tipo te
conociera de algún otro lugar.
―
Me especializo en diseño de imagen. Pero nunca salgo en tv, revistas ni nada de
eso.
―
Ah.
―
¿Y tú?
―
Arquitecto. No es tan sofisticado como ser diseñador de imagen, pero en cierto
modo podría decir que ambos nos encargamos de la estética, ¿no?
―
Así que te gusta observar los edificios, cada fino detalle de sus estructuras y
esas cosas, ¿verdad? ― El moreno
simplemente asintió. Honestamente, ser arquitecto es más como una fachada. Aunque
sí que se especializó. ― Y, ¿no quieres conocer otros detalles, U-know?
La invitación no podía
ser más obvia. El moreno tragó hondo, y sintió un pinchazo de excitación. Por debajo
de la mesa, el sutil movimiento del pie del pelioscuro estaba poniéndolo en
aprietos. Subía lentamente por su pierna, le rozó la rodilla y serpenteó seductoramente
entre sus piernas. Además, ¿era legal esa mirada fatal? ¡No debía serlo!
Cuando Mokomichi asomó la
cara hacia el café, la mesa donde sus clientes especiales estuvieran sentados
hace cinco minutos, estaba vacía. Sonrió y mandó limpiar la mesa para recibir a
otros clientes. Él sabe que su amigo JJ seguro se ha marchado, directo a un
hotel.
―
Ese idiota, nunca imaginé que le vería hacer algo así con un perfecto
desconocido.
U-know fue quien empujó
la puerta con el talón, demasiado ocupado devorando los sedosos labios de JJ,
por supuesto, tenían un ligero sabor a café, y whisky, probablemente del sorbo
que probara antes en el bar al que, cuando tuviera tiempo para pensar en su
misión, volvería a terminar el trabajo. De momento ¡al caño! Las sensuales
piernas del pelioscuro se han enredado en su cintura, afianzándose a su cuerpo
mientras los traviesos dedos níveos desordenan su cabello y el aire se les
escapa de los pulmones entre beso y beso.
Mucho de pasión, de
lengua y saliva, de sonidos húmedos que erotizan sus oídos. JJ jadea el nombre
de U-know cuando la caliente boca le abandona pero en cambio deja lamidas y
besos por el largo cuello.
―
Ng.
Gimotea cuando su espalda
choca con la dura y fría superficie de la pared. La pelvis del moreno presiona
contra la suya, y él responde provocando una sutil fricción, provocándole a la
mala.
―
Cógeme fuerte, U-know. ― Le susurró. Dulce,
seductor, demandante. Peligrosa combinación en un hombre tan hermoso como él.
Como era de esperar, el
moreno perdió la cordura (si es que le quedaba alguna). Atacar su boca roja de
nuevo ha sido la respuesta natural, llevarle directo a la cama, desnudarle y
tener una de las noches de sexo más apasionada, caliente y salvaje, el obvio
resultado.
―
Mis caderas están temblorosas. De haber sabido que eras insaciable no te
provocaba~.
El pelioscuro dijo. Un poco
para alimentar el ego de su acompañante. Otro tanto porque, estaba siendo
peligrosamente honesto en ese momento.
―
¿Debería llevarte en brazos hasta la ducha?
―
Si prometes no hacerlo de nuevo ahí.
―
Estoy dudando de mi autocontrol justo ahora.
Ambos rieron, perezosos
bajo el lío de sábanas y almohadones. El olor a sexo estaba por todas partes, y
varios condones desperdigados por el alfombrado piso.
―
Entonces, ¿trabajas en Seúl, JJ?
―
¿Mh? ¿Por qué? ¿Quieres repetir esta noche?
―
Bueno, nuestros cuerpos simplemente parecen hechos el uno para el otro.
JJ lo miró de frente. De pronto
sintiendo los latidos de su corazón y sintiéndose un poquito, casi nada,
avergonzado bajo los marrones ojos de U-know.
…
Un mes después estaban saliendo.
Formalmente. Y apenas un par más, cierto moreno estaba hablando de matrimonio.
―
¡Estás loco!
―
¿Por qué? Estamos enamorados. ¿No es normal que deseemos casarnos?
Su amigo, un apuesto hombre
de cabello azabache y fama de sugar daddy. Compañero suyo de trabajo y
confidente amigo. En aquel momento estaban practicando un poco de artes
marciales mixtas en un gimnasio cerca de la compañía donde laboran. Y era el
moreno el que en ese momento estaba perdiendo contra otro de los practicantes.
―
Apenas lo conoces.
―
El tiempo es lo de menos. Nos vamos a casar y ya, estás invitado.
―
No, gracias.
―
No seas melindroso, Yoochun.
―
Me niego a ver cómo te echas la soga al cuello.
En ese momento el moreno
encontró una abertura en la postura de su oponente y en un rápido movimiento
invirtió los papeles, dominando otra vez.
―
Si no vienes, te despido.
―
Ni que fueras mi jefe inmediato.
El moreno le sonrió sobrado
de confianza, y con una llave logró hacer que su oponente golpeara su
antebrazo, dándose así por rendido. U-know se despidió de su oponente con un
gesto propio de los barrios bajos y luego se unió a su amigo.
―
¿Ya pensaste en cómo vas a lidiar con tu trabajo y el matrimonio? Ya sabes, tu
verdadero trabajo, Yunho.
―
JJ no necesita saberlo. Solo lo manejaré como hasta ahora.
Unas semanas después, era
el pelioscuro el que daba la gran noticia a un amigo suyo. Y no, no era
Mokomichi. Éste es un compañero y amigo del trabajo. Su verdadero trabajo.
―
Pero, Jaejoong hyung. Tu trabajo…
―
No te preocupes. Está solucionado, además, él ya me ha dicho su verdadero
nombre, puedo confiar en su honestidad.
―
Hyung…
―
Que no te preocupes, Junsu. Pronto mi apellido dejará de ser Kim. ― Añadió con una sonrisita. ― Me gusta cómo
suena Jung Jaejoong. Así que prepárate, tienes que venir a la ceremonia.
―
Hyung, al menos vamos a investigar un poco, ¿sí?
―
De ninguna manera. Mi Yunnie no tiene nada qué ver con el trabajo. ― El pelioscuro entonces miró a su amigo. Le conoce.
― No vayas a investigar nada, Junsu. Si lo haces, en verdad estaré molesto.
―
Solo estoy preocupado por ti, hyung.
―
¿Por qué? Hasta yo puedo enamorarme, ¿no?
Su amigo, de extravagante
cabellera color rosa, suspiró. Parecía que no había poder humano que hiciera a
su amigo cambiar de opinión. Quizá, realmente había encontrado el amor.
…
La
ceremonia de matrimonio fue al año de conocerse, con apenas algunos amigos y
familia invitados. La feliz pareja recién casada se tomó muy en serio la luna
de miel, y se perdieron por las islas del caribe durante dos semanas. A su
regreso, el pelioscuro todavía estuvo en cama un par de días más. Su moreno
esposo era todo un semental sin consideración alguna por su delicado cuerpo.
La
encendida pasión se mantuvo en el fogón durante varios años más. Pero en el quinto/cuarto
aniversario, la llama comenzó a enfriarse. O algo de eso. Los viajes de negocios
eran más comunes, o las salidas repentinas y llegadas tardías. El olor a
perfume de mujer o ropas manchadas de esto y aquello. Se terminaron las cenas
románticas y las escapadas a la playa solo porque les apetecía sexo en la arena
bajo la luz de la luna. Comenzaron a aparecer las monótonas rutinas, el aburrido
vecindario y el sexo de diez minutos.
―
¿Diez minutos? Duro mucho más que eso, Jaejoong. ― El moreno dijo con tono
ofuscado, mirando alternadamente a su esposo y al consejero. ― En serio, duro
mucho más.
―
Pues para mí se siente así. Porque tú vienes y me asaltas en cualquier lugar de
la casa, haces lo tuyo y ni siquiera te preocupas por mi propio orgasmo. ―
Añadió, ignorándole con alevosía. El orgullo del moreno, por supuesto, cayó en
picada.
¿Él
realmente estaba siendo así? ¿Desentendiéndose del placer de su esposo?
El
consejero aclaró la garganta, miró la hora en su reloj de muñeca y advirtió que,
por hoy, la sesión debía terminar.
―
Escribirán diarios.
―
¿Diarios?
―
Sí, Sr. Jung, diarios. Por ahora escriban lo que les venga a la mente en cuanto
se despiertan, y antes de dormir. Analizaremos sus escritos en la próxima
sesión.
―
¿Y ya?
―
Por ahora sí, Sr. Jung.
El
moreno chasqueó la lengua. Luego aclaró la garganta, el aura de su esposo era
peligrosamente fría. Como la gélida mirada que llevó durante todo el camino de
vuelta a casa.
―
Ha sido, revelador. ― Dijo. Casi solo por decir algo. La tensión era evidente. Su
esposo no le ha dirigido la mirada en más de una hora. ― Oh, vamos Jaejoong,
dame crédito al menos, estuve ahí, hablando y escuchando pacientemente.
―
Al menos algo haces con paciencia.
―
Oye, sobre el sexo.
―
No voy a tener sexo contigo hasta que me sienta con ánimo para hacerlo.
―
¡Qué!
―
¿También quieres que durmamos separados?
―
No.
―
Bien, recuerda que mañana tenemos cena con los Nikiforov. No llegues tarde.
―
Sí, sí. Lo tengo.
…
Al
día siguiente, justo cuando cada uno verificaba la hora para tomar las
precauciones debidas y llegar a tiempo al compromiso con unos amigos en el vecindario,
cada uno recibió un trabajo de último
momento.
―
Lo quieren rápido, limpio y sin testigos, Jaejoong hyung.
―
Claro. ¿Quién es el objetivo?
Su
amigo, entonces teñido de pelirrojo, le mostró las especificaciones en una
tableta. Jaejoong ya estaba seleccionando un provocativo atuendo de cuero en su
guardarropa del trabajo.
A
kilómetros de distancia, su esposo recibía indicaciones similares. Yunho
presionó un botón bajo su escritorio y los muros de su oficina se invirtieron,
revelando varios juguetes bélicos.
―
Mierda, si llego tarde JJ me mata.
~*~
Parte
2
Fachada
descubierta
¡Hello people!
Aquí yo apareciendo con un 3shot que, lastimosamente no pudo arrancar el pasado 26 por el cumple de nuestro sexy JJ, pero que dejo hoy, para cerrar el mes con YJ sensual 7u7
La segunda parte llegará para el cumple del morenazo de fuego, aka Yunho xD espero no llegar tarde tbn. Y estaré terminando, tentativamente, el 14 de febrero.
¡Disfruten!
P.D. Sobre todo mi amiga Maki xD que no sé desde cuándo le debía este YJ con la onda de Sr. y Sra. Smith xD
Derinitivo mucho mas candente qur la original *----------*
ResponderBorrarAkhfhffjqoo
Omg... Me los he imaginado así asdasd 😏😏 babeo jajaja
ResponderBorrarGracias feli!!!
No entiendo comícómo Yunho puede desatender de esa forma a su tan bello y sexy esposo . Esta muy bueno.
ResponderBorrarJajaja me mate de risa con el hecho de que yunho solo dure 10 minutos xD.
ResponderBorrarEstá trama me recuerda a la de sr. Y sra Smith...
Con eso de olor y pinta labios de mujer, espero q YH no esté engañando a JJ
Muchas gracias por el escrito, mi pareja favorita es el yunjae por lo que estoy encantada, gracias.