Título:
GOODBYE HETEROSEXUALITY
Autora:
Felina
Pareja:
YooSu
Género:
Romance
Clasificación:
NC-18
~~*~~
Kim Junsu es el
segundo hijo de la familia, una de las más adineradas y reconocidas en Seúl,
además. Gemelo de JunHo pero algunos minutos más joven y completamente
diferentes, y un par de años mayor a la bonita Junko, nombrada así por la
peculiar personalidad de su madre.
Una de las razones por las que Junsu no cambiaría a su familia por nada del mundo es porque ha sido criado con infinito amor y aceptado por quien es, incluso si confesó, de
una forma muy
tierna sobra decir, ser gay a los 15.
Ha sido tan feliz que incluso considera a su madre como su mejor amiga, ella ha sido su pañuelo de lágrimas por cada vez que ha tenido el corazón roto. No que hayan sido demasiadas veces.
Hoy, está ahí,
compartiendo el té con su preciosa madre mientras parlotea sobre un chico al
que acaba de conocer en persona.
— Las revistas y
la tv nunca le han hecho justicia, omma. ¡Yoochun hyung es mucho más guapo y
sexy en persona~!
No es necesario
describir la emoción que se ha apoderado de la faz del veinteañero. Su mamá
compartía sus emociones con súbita fidelidad.
Y luego, después
de la larga charla vespertina, cuando el señor de la casa regresó del trabajo,
le fue contado con detalle lo enamorado que su hijo se encontraba.
— ¿Y este Yoochun
lo corresponde?
— Oh cariño, ¿no
prestaste atención a lo que dije? Por ahora es unilateral, pero tengo un buen
presentimiento.
— Entonces bien.
Ah, ya lo recuerdo bien, hicimos negocios con los Park hace un tiempo.
Repentinamente una
"loca" idea cruzó el pensamiento del hombre.
Y algunos días
después durante una comida de negocios, proponía al mismísimo Sr. Park un
matrimonio arreglado.
— Disculpe Sr.
Kim, ¿dijo su hijo Junsu? ¿No será su hija Junko?
— Es correcto, Sr.
Park.
— ¿Un matrimonio?
¿Entre nuestros hijos? ¿Hombres?
El Sr. Kim asintió
nuevamente. Estaba seguro de que el hombre se negaría, pero estaba preparado,
ya había pensado otro montón de estrategias para convencerle.
— De acuerdo.
Pero tal respuesta
positiva valía oro.
¡Su hijo sería tan
feliz!
…
Cuando Junsu
escuchó a su padre darle la gran noticia, el corazón prácticamente se le escapó
del cuerpo. Estaba tan emocionado, que no podría decir exactamente cómo se
sentía más que, feliz. Aunque estaba seguro de que sus emociones en ese momento
eran más, mucho más desbordantes.
¡Va a casarse con
Park Yoochun!
— ¿Será que morí y
estoy en el cielo?
— Por favor oppa,
no exageres.
— ¡Es que, Junko~!
¡Me casaré con Yoochun~!
Su hermanita
sonrió divertida por las reacciones de su hermano. JunHo, por otro lado, y
conociéndole mucho más de lo que lo hacía la pequeña de la casa, estaba tranquilamente leyendo un libro. No es
que considere poco graciosa la reacción de su gemelo, es más como que presiente
que lo mejor aun está por venir.
— ¿Y cuándo van a
ser presentados, oppa?
— Omma ha dicho
que tendrán primero una comida con los Sres. Park, para acordar los términos
del compromiso y esas cosas. — Dijo, casi encontrando fastidioso tener que
esperar.
Un adorable
puchero se formó en los rosados labios del muchacho. Su hermana suspiró
también. Aunque no por el mismo motivo.
— Cuando esté en
edad de casarme, espero que omma y appa busquen a un tipo sexy como tu futuro
prometido, oppa.
— Calla, estás muy
niña para pensar en esas cosas. — No. No ha sido Junsu quien hablara, sino
justamente el mayor de los tres.
JunHo era mucho
más sobreprotector con su pequeña hermana (aunque ya no era niña, con 19 años
en su cada día más bonita figura) que con su gemelo. Honestamente, piensa que
Junsu nació con tan buena estrella, que todo en su vida será de colores pastel.
Junko y Junsu se
miraron un instante. Luego rieron a carcajada abierta.
…
El ambiente en la
mansión Park era otro.
Muy diferente,
sobra decir.
— ¿Que me voy a
comprometer con quién? — El joven Park preguntó.
Un tic nervioso
bailando en su ojo derecho. Su progenitor bebió tranquilamente de la taza de
té, casi como si acabara de hablarle del clima.
— Así que, prepara
tus encantos para que se enamore perdidamente de ti.
— No, espera.
Estoy confundido. ¿Por qué me comprometes con un chico? ¡Un hombre, papá! —
Exclamó con desesperados aspavientos.
¿Acaso su padre ha
perdido los cabales?
— ¿No estamos en
una época de mente abierta?
— ¡Pero soy
heterosexual!
— Bueno, el chico
debe ser guapo, la Sra. Kim es hermosa. ¿Sabías que ganó el concurso Miss Corea
hace algunos años?
— ¡Eso no quita lo
que le cuelga entre las piernas!
— Nadie te está
pidiendo que lo mires.
— ¡Cómo no voy a
mirarlo si quieres que me case con él! ¡Eso es! ¡No puedes casarme con un
chico! ¡Qué de la descendencia!
— YooHwan puede
ocuparse.
— ¡Papá!
— Si continúas
levantándome la voz voy a cancelar todas tus tarjetas.
El primogénito
selló de inmediato los labios.
— Mañana tú madre
y yo comeremos con los Kim. Después de ello te diremos cuándo has de conocer a
tu futuro prometido. Ve pensando en una forma romántica de proponérselo.
El joven casi
treintañero estaba que echaba humo por las orejas del descontento que le hervía
en la sangre.
Dio media vuelta y
salió de la casa, subió a su auto y condujo sin rumbo fijo. Todo en cuanto
podía pensar en ese momento es que su vida era miserable. Y que era un
auténtico desperdicio de genes cuando sus “soldaditos” no podrían hacer más
nada que morir sin dejar legado.
…
La comida entre
las dos familias ha sido todo un éxito. De pronto el Sr. Kim y el Sr. Park se
han entendido de maravilla en cuanto a negocios y otros temas de gusto
personal. Y qué decir de las damas, han encajado que ni mandado a hacer. Ya
hasta hablaban como si fueran amigas de toda la vida, con absoluta soltura.
Así, el destino de
Park Yoochun estaba en manos de Kim Junsu. Cuando le han dicho que les
reservaron una mesa en el restaurante en boga, sus padres le recordaron
asegurarse de quedar bien, y enamorar al jovencito de la familia Kim.
— ¿Compraste
anillos ya?
— ¿No puedo al
menos conocerlo primero? No sé, salir un par de veces y luego comprometernos.
— ¿Para qué
esperas, cariño? De todas formas ya está decidido, van a casarse.
El joven Park
sintió que le ensombrecía el rostro. Incluso su madre estaba tan entusiasmada
de casar a su primogénito con otro chico. ¡En qué mundo está viviendo!
— ¿No es demasiado
tarde para pensar en que es un ridículo sueño? — Murmuró. Con aire derrotado,
sobra decir.
Con todo y el
pesar que le acongojaba el pecho por tener que casarse con un hombre, Park se
ha esmerado en su presentación. Lucía guapo, sexy, todo un caballero. Llegó
puntual a la cita, y se dio el lujo de ser quien llegara primero, por lo que
quedaría aún mejor. Cinco minutos después, mientras tenía la mirada perdida en
la copa de vino con que jugaba, escuchó la voz del mesero indicar al cliente su sitio.
— B-buenas noches,
Yoochun hyung.
El suave murmullo
le obligó a levantar la mirada. ¿Tal voz angelical pertenecía a un chico?
Cuando finalmente
lo vio, tragó hondo y sintió, cual cómica historieta, su mente colapsar por un
feroz trueno, rompiendo la realidad y echando abajo todo su sistema de
creencias.
— Oh mierda, siento que acabo de perder mi
heterosexualidad. — Pensó, pasando saliva otra vez, mirándole de arriba
abajo con poca, muy poca discreción. Lo comprendió cuando el jovencito de
cabellos rubios se apresuró en sentarse con las mejillas coloradas. — Disculpa,
es solo que, eres realmente caliente.
Tarde se
arrepintió de decir su última palabra. Kim era un adorable tomatito evitando su
mirada.
— Mierda, mierda, mierda. Mi heterosexualidad
está escapando entre mis dedos. Es tan lindo y sexy, ¡joder! ¡Me caso con todo
gusto!
— ¿Desean ordenar,
señores?
Park fulminó con
la mirada al mesero. ¡Le interrumpe en un momento crucial de su existencia!
— S-sí. — Kim, por
otro lado, estaba agradecido. Tomó la carta de menú y escondió el rostro detrás
de este.
Park encontró
aquello todavía más adorable.
— ¿Puede volver en
cinco minutos, por favor?
Cuando el mesero
se marchó, Park aprovechó para aclarar la garganta y finalmente actuar como es
debido.
— Perdona, he sido
grosero. Permíteme presentarme. — Dijo, y fue cuando los ojos de su acompañante
se encontraron con los suyos que él sintió otra pizca de su heterosexualidad
marcharse. — Soy Park Yoochun, es un gusto conocerte.
— Junsu, Kim. Mh,
yo, es un gusto conocerte en persona, aunque te he mirado un montón en revistas
y entrevistas de la tv. ¡No es que sea un acosador o algo!
Park se rio
alegremente.
— No estoy
ofendido, al contrario, me siento en desventaja. Tú ya sabes cosas de mí, Junsu
ah, mientras que yo no sé nada de ti.
— T-tengo 21. Y,
cumplo años en diciembre, tengo un hermano gemelo, pero no nos parecemos en
nada. También tenga una hermana de 19, ella es preciosa.
— Si se parece a
ti, no lo dudo.
Las mejillas de
Kim se encendieron otra vez.
Aunque luego se
puso nervioso.
Él sabe, por lo
que ha leído y visto, que Park Yoochun es heterosexual. De pies a cabeza.
Si conocía a su
hermana, ¿se enamoraría de ella?
— Pero, es contigo
con quien quiero comprometerme,
Junsu. Así que incluso si es la chica más bonita de todo corea, creo que estoy
bien contigo.
El corazón de Kim
aceleró y una sonrisa cristalina se dibujó naturalmente en sus labios.
Park sintió un
latido, y al tragar nuevamente hondo, se dio cuenta de que estaba deseando
probar esos carnosos pliegues rosados.
— Ah mierda, ¿en verdad me estoy volviendo gay
por este chico? Es lindísimo, y tiene figura escultural, pero ¡no deja de ser
hombre! ¿Seguiré sintiéndome inquieto si lo veo desnudo? ¿Se me parará? ¿Sería
capaz de tener sexo gay? Un momento, tendré que investigar todo sobre sexo gay,
¿cierto? Eso es sexo anal, ¿verdad? O mierda, mierda, en serio estoy preocupado
por todo eso, ni siquiera he intentado algo como ese con una chica.
— Yoochun hyung,
si me miras así me avergüenzo. — El muchachito dijo, aunque por el tono de su
voz no solo era vergüenza lo que podía experimentar, había un dejo de
incomodidad y algo más en ella, pero Park no sabría decir qué.
— Ah, disculpa.
¿Cómo mierda lo
estaba mirando?
¿Será posible que
se haya dado cuenta de lo que estaba pensando?
De todas formas,
la cena transcurrió entre sonrisas nerviosas y miradas traviesas. Las primeras
de Junsu, las segundas de Yoochun, obviamente; aunque de tanto en tanto todavía
terminaba preocupado por el sexo gay, hubo momentos en que pensó que si omitía
la intimidad, casarse con este hermoso chico no estaba nada mal.
Terminando la cena, Park se ofreció a llevarle a casa, aunque era temprano y
estaba tentado de invitarle a algún otro sitio.
Más privado y
menos iluminado.
¡Fuera
pensamientos impuros! Park se repetía una y otra vez. Porque, de todas formas,
quién lo entendía, ¿le interesaba o no el sexo gay? ¿Se excitaba o no? ¿Estaba
experimentando solo curiosidad?
— ¿Te gustaría
tener una verdadera cita la próxima, Junsu? — Ofreció, casi como si de esa
forma parase él su propio tren de pensamientos, que estaba a punto de colapsar
y probablemente cometer alguna estupidez.
Y de alguna forma,
no quería eso.
— ¿De verdad?
— Bueno, ¿no es lo
que deberíamos hacer antes de buscar anillos de compromiso? Después de todo, es
lo acordado por nuestras familias, ¿no es así? Pero, todavía me gustaría
conocerte un poco más antes de eso, ¿te gustaría?
— S-sí. Suena bien
para mí, Yoochun hyung.
— Muy bien,
Préstame tu teléfono.
Kim le entregó su
móvil sin preguntar nada. Era obvio, Park grabó su número de contacto en él.
— Te llamaré
luego.
Al despedirse,
Park se acercó con toda la confianza del mundo y dejó un casto y efímero beso
en los labios de Kim. Dio media vuelta con una boba sonrisa en el rostro.
Mientras el rubio se tocaba los labios y chillaba internamente de emoción.
— Mi, primer beso.
Cuando Yoochun
subió de nuevo a su auto, volvió la mirada para encontrarse con Junsu sonriendo
dulcemente en la puerta de su casa, agitando la mano para despedirle. Park
sonrió aún más amplio también, devolvió el gesto y finalmente se marchó, con
una extraña sensación grabándose en su espalda. Así como cuando es observado
minuciosamente.
Junsu entró a casa
todavía flotando en una nube por el efímero beso.
Y allí,
apareciendo silenciosamente, su hermana le hizo pegar un delfinezco gritito de
sorpresa.
— Junsu oppa,
¿quieres que te muestre algo?
Junko le miraba
con esos ojos que él bien conoce. Luego reparó en la cámara profesional en
manos de su hermana, y recordó que tiene peculiares dotes de paparazzi. La
jovencita finalmente reveló ante los ojos de su hermano la imagen.
Una foto del
momento exacto en que Yoochun le besó.
El sonrojo explotó
en sus mejillas otra vez.
— ¿Debería
imprimirla para ti, Junsu oppa?
— Por favor,
hermanita~.
...
Los Sres. Park
estaban ansiosos por la llegada de su hijo, cuando el primogénito entró a la
casa, ellos tenían expresión graciosamente expectante. El joven se permitió una
risa mientras tomaba sitio junto a ellos en la estancia.
— Y bien ¿qué te
pareció?
Preguntó su madre.
Cuya mirada de pronto brillaba con entusiasmo, casi como si supiera cuál sería
la respuesta.
— Creo que puedo
seguir adelante con este matrimonio. — Dijo. Sí, un poco altanero incluso.
La Sra. Park
sonrió con aire victorioso, y extendió la mano hacia su esposo. El hombre
entregó una hoja en la delicada mano.
— ¿Qué es eso? —
El muchacho elevó una ceja.
— No te preocupes,
cariño, es solo la promesa escrita de tu padre de dejarme el control en la
intimid...
— ¡Oh mierda, no
quiero saber!
Escandalizado, el
muchacho escapó a su habitación. Aunque pensándolo bien, la vena pervertida
probablemente le venía de ambos. Si hasta tiene uno o dos recuerdos traumantes
al respecto.
— No quiero
acordarme. Mejor pienso en cuál sería el lugar adecuado para la cita ideal con
Junsu.
…
Park estaba listo,
lo ha planeado todo minuciosamente. Quiere que salga perfecto. Y no, no le
pregunten por qué el entusiasmo, se ha convencido en los últimos días que no se
trata de amor, es simplemente que, ya que su familia lo ha decidido, él debe
hacer quedar bien el apellido. Y cortejar a Kim Junsu como el caballero que es.
¡Eso, y nada más
que eso!
¡No se hagan ideas
erróneas!
¡Que él todavía es
heterosexual!
¿Cierto?
¿C I E R T O?
— Por qué sigo
preocupado entonces. — Park suspiró, intentando en vano alejar aquellos
pensamientos de su cabeza.
Al final ha
reservado en el mejor restaurante de la ciudad, con vista panorámica y música
en vivo. Después de eso darán un paseo por el Río Han, mirarán las estrellas y,
cuando un adorable sonrojo adorne la bonita cara de Junsu, le dará el más
romántico de los besos. Por supuesto, hay otros detalles a considerar, como el
ramo de rosas que compró de camino y descansa en el asiento del copiloto en
tanto conduce a casa de su casi prometido,
también los chocolates importados y el peluche que se encuentran en el asiento
trasero, para evitar que puedan estropear las rosas.
Se ha vestido con
un traje nuevo, mandado a hacer en esos días, calzado pulcro y hasta corte de
cabello a la moda. ¡Todo un caballero!
Aparcó fuera de la
mansión Kim, llamó a su casi prometido
y le avisó que se encontraba ahí ya. Cuando Junsu salió, extraordinariamente
guapo con aquel atuendo blanco, Yoochun pensó en besarle de nuevo, pero se
contuvo.
— Llegas súper
puntual, Yoochun hyung.
— ¿Qué clase de
cita sería si llego tarde, Junsu ah? Oh, para ti. — Dijo, aclarando la garganta
mientras extiende el peluche y los chocolates.
— ¡Que bonito! Me
encanta, Yoochun hyung. — Sonriente, el rubio abrazó el peluche con aniñado
resplandor. — Entonces espera, deja guardarlo apropiadamente antes de
marcharnos.
— Junsu ah, ya que
entrarás a tu casa, ¿qué tal si llevas esto también? — Con aire galante, Park
extendió el ramo de rosas. Y un sonrojo se esparció por las claras mejillas del
rubio.
— Tú, realmente te
has tomado todas estas molestias por mí. — Murmuró, honestamente sorprendido y con el
corazón desbocado. Se sentía como que realmente podía gustarle a Yoochun. — Ya
vuelvo, no me tardo.
El “no me
tardo” de Kim de todas formas se extendió algunos minutos. Todo porque,
involuntariamente, se tomó su tiempo eligiendo el florero adecuado para colocar
el ramo de rosas en su habitación, luego no se decidía sobre dónde dejar al
peluche, la cómoda, la mesa de trabajo, la mesita de noche, el sofá junto al
balcón, la cama. Para cuando Kim finalmente volvió, Park le esperaba recargado
en su automóvil.
— Perdón, tardé
demasiado, ¿verdad?
— No ha sido
tanto, ¿nos vamos?
— Sí. — Murmuró
avergonzado.
Quizá mejor dicho
emocionado. Está de cita con el chico que tanto le gusta.
Minutos después la
joven pareja comenzaba oficialmente su cita.
Deliciosa cena,
romántico paseo por el río Han, e incluso han parado en el cine para ver una
película romántica.
Según Park, a
estas alturas Kim debería estar encantado con el trato, pero algo en el rostro
del rubio no le parecía encajar.
— Por casualidad,
¿te aburriste? — Park preguntó, honestamente desconfiando de su caballerosidad
y galantería.
Kim sonrió con un
poco de incomodidad. Lo ha pasado de maravilla, pero incluso si es gay.
— No soy una
chica, Yoochun hyung. Así que todo lo que hemos hecho ha sido un poco, incómodo
para mí.
Park se pateó
mentalmente, ¡tendría que haber pensado más en su compañero y menos en su
propio ego!
— Ah, perdón.
— No necesitas
disculparte, lo entiendo porque… bueno, soy consciente de que te gustan las
chicas y solo has salido con mujeres. Pero, lo he pasado bien, no me aburrí
para nada.
— Pero todavía no
fue un recuerdo genial, ¿cierto? Entonces, hagamos esto, planeemos una próxima
cita entre los dos, ¿qué te parece? — Dijo, y ni bien terminó de hablar, la faz
del rubio se iluminó.
Y a él se le escapó
una sonrisa. No, no es una chica, pero es condenadamente adorable y lindo.
— ¡Me encanta! ¿Te
gustan los deportes?
— Seguro. —
Respondió de inmediato.
— Entonces, qué
tal si vamos al club de soccer al que voy por pasatiempo.
Ah, Park casi se
arrepintió. Un poquito nomás. Le gustan los deportes, para mirarlos en tv más
que para practicarlos. Pero visto el entusiasmo que se dibujó en el rostro de
su casi prometido, estaba más que
dispuesto a sacrificarse.
— Hecho. Entonces,
hagamos eso, Junsu ah.
— Sí. Yo, entraré
ahora.
Kim dijo, pero no
parecía para nada listo para entrar a su casa. Es más, parecía que con esos
ojitos amielados le estaba pidiendo algo. Algo como eso que también Park ha
estado pensando hacer.
Besarle.
Algo más largo
esta vez.
Y más dulce, pero
también un poquito apasionado.
Aquel beso ha sido
el segundo para Junsu, pero el primero con la sensación de una lengua ajena
explorando en su interior.
Más que sonrojarse
lindamente, se ha convertido en un precioso farolillo a medianoche. Park mordió
su labio inferior y dio un paso atrás, si no se alejaba le besaría nuevamente.
Y no era sano para su cuerpo, que amenazaba con entrar en calores inapropiados.
— Envíame la
información por texto, ¿bien? Buenas noches, Junsu ah.
— Sí, buenas
noches, Yoochun hyung.
— Ah, Junsu ah.
— ¿Sí?
— Sobre todo lo de
esta noche; el peluche, los chocolates, las rosas, ¿eso también ha sido
incómodo para ti?
El rubio sonrió
cálido.
— Esos detalles
han estado geniales. Los aprecio mucho, Yoochun hyung.
— Bien, entonces
ahora sí, entra y descansa, Junsu ah.
— Sí~.
Cuando Kim entró a
su casa, flotaba otra vez en una nube.
Su hermana Junko
sonrió, ha tomado muy buenas fotos esa noche también.
La colección de su
hermano Junsu estaba aumentando.
…
Algunos días
después, Park ha acompañado a Junsu como han prometido. Pero en cuanto le vio
con aquellos shorts y la casaca más bien entallada al delgado torso, Park
sintió, por primera vez con absoluta honestidad, un pinchazo en la entrepierna.
— ¿Qué demonios
haces, hyung? — YooHwan, hermano menor de Yoochun, le preguntó cuando le vio
agacharse como si estuviera recogiendo algo.
— Levantando mi
heterosexualidad. — Yoochun dijo.
Y su hermano le
pateó el trasero mandándole de bruces al piso. En la cancha, Junsu sonreía
ampliamente mientras llamaba a su casi
prometido con la mano invitándole a entrar. El mayor Park se sacudió el pants,
y antes de entrar en la cancha, comprobó que su amiguito al sur del ombligo no
hubiese despertado.
— Cálmate Yoochun,
no puedes tener una erección por Junsu así nada más. — Susurraba para sí.
Demasiado alto para gusto de su hermano, quien terminó maldiciéndole entre
dientes.
— Este hyung
idiota.
— Está enamorado. —
Dijo una femenina voz a su lado.
El menor Park de
todas formas pegó un salto de impresión. La jovencita sentada a su lado llevaba
una gorra con estampado militar, lentes oscuros y una impresionante cámara
profesional.
— ¿Eres reportera
o algo así? — Preguntó, elevando graciosamente una ceja.
— Soy Kim Junko,
hermana de Junsu. El futuro prometido y esposo de tu hermano.
— Oh. — Atinó a
decir. Demasiado ocupado en ver cómo la muchacha lucía como toda una experta
usando la cámara.
— ¿Debería
presentarte a JunHo oppa? — Le dijo, casi como si estuviera hablando de
cualquier tema.
— ¿Qué? ¿Quién?
— Mi hermano
mayor, gemelo de Junsu. Aunque no se parecen en nada. De todas formas, pienso
que los Kim con los Park quedamos muy bien. Y JunHo oppa es bisexual.
Al menor Park le
saltó una venita en la sien. Como que iba captando por dónde iba la insinuación
de la muchacha.
— Gracias, pero
por ahora me encuentro muy bien como estoy.
— Bueno, no dudes
en decirme si cambias de parecer.
— Yo no creo que…
El menor Park no
terminó de hablar, un segundo después otro atractivo chico se sentaba junto a
ellos.
— JunHo oppa, ¿me
compraste helado?
— Sí, sí. Cielos
Junko, deja de tomar tantas fotografías, ¿o es que realmente aplicarás para
periodismo?
— Estoy
considerándolo, oppa.
— Bueno. — El
gemelo Kim finalmente reparó en la mirada del menor Park. — Disculpa, ¿tú eres?
— Park YooHwan.
— Oh, hermano de
Yoochun.
— Sí.
— Se parecen.
— No lo dicen a
menudo. En cambio, no te pareces mucho a tu hermano, ¿en verdad son gemelos?
JunHo sonrió,
asintiendo por toda respuesta.
El corazón del
menor Park dio un vuelco.
— Cálmate corazón, no estamos aquí para
convertirnos en gay. Que Yoochun hyung vaya a casarse con otro hombre no
significa que sigas sus pasos.
En la cancha, una
jugada poco exitosa ha dejado a Junsu sobre el pasto, con una ligera raspadura
en la rodilla. Yoochun se ha apresurado a su lado.
— ¿Estás bien?
— Claro que sí.
Esto no es nada, además es común en el juego, Yoochun hyung. Así que no te
preocupes por mí.
— ¿A quién le
pides que no se preocupe? Eres mi prometido después de todo, Junsu.
Grillitos.
El aire soplando.
Una bola de paja
rodando.
Los que estaban
cerca se han quedado mudos por la impresión de la repentina confesión de Park.
A Kim le ha explotado un sonrojo en las mejillas, extendiéndose hasta sus
orejas. Sobre todo porque Park le ha cargado estilo princesa y sacado de la
cancha sin esperar más. Tenía que limpiar la herida (aunque no era para tanto),
ponerle una vendita y llevarle a casa.
— Yoochun hyung.
— ¿Qué? ¿Duele? —
Preguntó, mientras soplaba la raspadura que ha limpiado con un desinfectante.
— No es eso, es
que… antes has dicho, que soy tu prometido. — Murmuró. Tan, pero tan lindo, que
Park no se contuvo esa vez, besándole fugazmente.
— ¿No quieres ser
mi prometido?
— ¡Si quiero! Es
decir, quiero, pero… eres heterosexual, así que…
— Me estoy
despidiendo.
— ¿Eh?
— De mi
heterosexualidad, por supuesto.
…
Desde que Park prácticamente
se confesara de esa forma tan galante, (graciosa para el resto de las
personas con sentido común, según el menor Park) Kim ha estado viviendo en un
mundo color de rosa. Todo y que apenas han pasado un par de días, cuando está
en casa sonríe todo el tiempo, y la pasa pegado al móvil, intercambiando
mensajes de texto y de voz, fotografías y alguna que otra llamada que pretende
ser un simple saludo pero siempre se extiende al menos 10 minutos.
— Veo que estás
feliz, Junsu cariño.
— ¡Omma~! ¡Estoy
perdidamente enamorado de Yoochun~! ¡Y creo que realmente él me corresponde~! —
Chilló, todo emocionado y radiante.
Su progenitora
sonrió de vuelta, escuchando entonces la interminable lista de razones por las
que su hijo estaba más enamorado que nunca del hombre a quien había estado
admirando únicamente como cualquier adolescente a su idol. Claro que, Junsu ya
no es ningún adolescente, ni Yoochun un simple idol. Ellos están próximos a
comprometerse.
…
Como era de
esperarse, las frecuentes citas entre el primogénito Park y el segundo hijo
Kim, terminó siendo noticia en diversos medios de comunicación. El tabloide de
esa mañana los tenía como nota principal y una colorida fotografía del momento
en que Park cargó a Kim estilo princesa en un club de fútbol soccer amateur. En
una revista había fotos de ellos cenando en un conocido restaurante de la zona
más prestigiada de la ciudad, y las noticias en la tv comenzaban a mencionar la
particular serenidad con que el empresario Park estaba tomando la supuesta
homosexualidad de su primogénito, señalado entonces como anterior casanova.
— Bueno, no es
como si no lo hubiéramos esperado, ¿verdad, amor?
La Sra. Park dijo,
dejando a un lado su celular, enlaces para ver noticias en línea llegaban a
través de sus “amistades”.
— ¿Dónde está
Yoochun? — El hombre preguntó, con tono severo sobra decir.
— Salió temprano,
tenía un asunto que atender antes de llegar a la oficina. — La mujer miró
inquisitivamente a su esposo. Algo le molestaba, obviamente. — Chul-Moo, ¿por
qué de pronto luces preocupado y molesto? Fuiste tú quien aceptó comprometerle
con el joven Kim.
— Yo, no pensé que
lo llevaría tan lejos.
— ¿A qué te
refieres con “lejos”?
— Yoochun se está
enamorando de verdad. No tenía idea de que nuestro hijo era gay. Siempre salió
con mujeres, algunas inadecuadas.
— No creo que el
se “esté” enamorando, Yoochun ya lo está. Pero Chul-Moo, se escucha como si tú
fueras quien no estaba tomando en serio este compromiso. ¿Es eso?
El hombre suspiró.
Se talló las sienes y el puente de su nariz. Tiene dolor de cabeza. Si su hijo
se enamora de verdad, ¿no habrá un divorcio en el futuro? ¿Él realmente no verá
nietos nacer de su primogénito?
— Estoy
decepcionada de ti, Chul-Moo. Este actuar tuyo no se parece en nada a lo que
haría el hombre de quien me enamoré hace ya treinta años. — La mujer dijo,
levantándose de su sitio en el comedor, dando media vuelta y saliendo de casa
anticipadamente.
El Sr. Park se
quedó en el comedor, pensando en todo lo que ha pasado en las últimas semanas.
Desde luego, fue imprudente tomar precipitadamente una decisión cuando el Sr.
Kim le hizo aquella propuesta. Honestamente en aquel momento tuvo el pensamiento
de persuadirle y cambiar a la hija por el hijo. Un matrimonio “normal” era
mejor por donde quiera que se mirase. Pero la convicción en los ojos del otro
hombre de negocios había sido tal que él comprendió de inmediato que no
existiría negociación alguna. Era una respuesta positiva o negativa. Nada más.
En aquellos breves
instantes su pensamiento había sido arbitrario y egoísta, veloz también. Un
matrimonio con la adinerada familia Kim no era para despreciarse, hacer un buen
contrato del mismo y luego un inevitable divorcio. Su primogénito entonces
simplemente habría tenido que seguir adelante con su vida “normal”.
— Qué desalmado de
mi parte. Sin embargo, esto es ahora real. Debo asumir las consecuencias de mis
actos como el hombre que soy.
…
El joven Park ha
salido de aquella afamada joyería con el único presente que necesita. Se ha
disfrazado lo mejor posible, pero está seguro de que todavía puede ser pillado
por algún paparazzi.
— Lo que en
realidad delata a Yoochun oppa es la actitud.
— ¡Qué demonios! —
Exaltado, Park miró a un costado, encontrando una linda jovencita mirándole
fijamente. Él aclaró nerviosamente la garganta. — Eres la hermana de Junsu,
¿verdad?
— Oh, me
reconociste a pesar de que no hemos sido debidamente presentados.
— Bueno, tienes
cierto parecido con él. De todas formas, ¿qué haces aquí?
— Casualmente
había pasado a recoger un pedido a la misma joyería. Has comprado anillos de
compromiso, Junsu oppa va a ser muy feliz.
— Sí, bueno; es
secreto, ¿entiendes?
— Desde luego. Ah,
y como decía, si lo que quieres es escapar de los reporteros y paparazzi,
necesitas cambiar tu actitud. Te haces solo del delito. Usa ropa menos
llamativa, evita el cubrebocas, anteojos oscuros y gorra al mismo tiempo, llama
poderosamente la atención. Y en la joyería parecías un ladrón.
A Park le
palpitaron algunas venitas en la sien. Esta chica era en extremo honesta.
— Su bonita apariencia es equivalente, creo.
— Pensó. No muy seguro de porqué seguían caminando juntos. — Esto, ¿me estás
escoltando?
— Para nada, voy
al estacionamiento también. ¿Acaso eres el único con auto? — Junko dijo, con un
gracioso mohín de travesura.
Park se golpeó
mentalmente. Se estaba poniendo un poquito paranoico.
— Por cierto, ¿me
pasas el número de contacto de tu hermano?
La jovencita Kim
dijo, extendiendo de antemano su móvil. Park lo ha tomado prácticamente en
automático, ingresando el número de su hermano menor por puro reflejo.
— Seguro, ¿qué
relación tienes con YooHwan? No sabía que ustedes se conocen. — Había dicho
mientras le pasaba el número.
La muchacha sonrió
feliz al haber cumplido tan fácilmente su meta.
El primer
pensamiento de Park fue que probablemente a ella le gustaba él.
La idea era
agradable.
— Nos conocimos
por casualidad cuando fuiste al club de soccer hace una semana. Pero él se negó
tan rotundamente a darme su número.
— Oh, ¿lo hizo?
Tal vez estaba tímido.
— Sí,
probablemente. Bueno, Yoochun oppa, gracias por el apoyo. ¡Haz una propuesta
digna de película! ¡Fighting! — Junko dijo, con renovado entusiasmo.
Y de pronto Park
pensó que si Junsu fuera chica, se parecería bastante más a su hermana. Linda,
directa, honesta.
— ¿Bonita? ¿Linda?
No, creo que hermosa sería más adecuado. Pero incluso si es un chico, hermoso
todavía le queda bien. Me pregunto si encontrará desagradable que se lo diga,
al principio nuestra cita inicial fue un fiasco porque sintió que lo traté como
a una chica, así que pienso mucho en los halagos que le diré para evitar que se
siente de esa manera otra vez. Ah, es complicado salir con un chico gay. Mh,
espera, ¿realmente debo considerarme de la misma manera si solo me gusta él?
…
El menor Park miró
con desconfianza el mensaje de texto que acababa de llegar en su teléfono.
Desconocía el número, obviamente. Pero todavía le estaban citando en un lugar
para esa misma noche.
— ¿Se habrán
equivocado de número?
Se preguntó. Y al
segundo otra serie de mensajes llegaron. Esa vez se trataba de imágenes. Para
ser precisos, fotografías de un muy concentrado (y guapo, sugirió su
inconsciente) JunHo en lo que parecía ser un aula de universidad.
— ¡Hyung! ¡Por qué
demonios le diste mi número a esa loca!
— ¿Qué haces en la
oficina, YooHwan? Si nuestros padres se enteran que te andas saltando las
clases te mandarán de nuevo a esa escuela de tutoría que tanto detestaste.
— ¡No me cambies
el tema! ¡Estoy seguro de que fuiste tú!
— Vale, cálmate.
No sé de qué loca me estás hablando. No le he dado tu número a nadie así.
— ¿Estás seguro de
que no se lo diste a la hermana de tu adorado Junsu?
— ¡Oh! ¡Yah! ¡Cómo
te atreves a llamar loca a tu cuñada!
— ¡Porque lo está!
¡Quiere emparejarme con su hermano!
— ¿Con mi Junsu?
¡Imposible!
— El otro hermano,
idiota. El gemelo, JunHo.
— Ah. Bueno,
tienes mi apoyo total, YooHwan.
— ¡Quién necesita
apoyo! ¡A mí no me gusta él! ¡No me gustan los hombres! Es más, todavía no
entiendo cómo pudiste enamorarte tan fácilmente de uno. ¡Aunque sea tan bonito!
Park achicó la
mirada con aire receloso.
— No tienes
permitido encontrar a mi Junsu bonito.
— ¡No puedo hablar
decentemente contigo desde que perdiste tu heterosexualidad, hyung!
— Pues no me
arrepiento de nada. — Dijo, inflando pecho con orgullo.
El menor Park
exclamó desesperado.
…
Esa noche ambas
familias se han reunido en lo que se considera la cena de anuncio de compromiso
oficial. Aunque solo se encuentran los padres de cada uno junto a ellos. Los
Park han llevado presentes para los Kim, particularmente para el muchacho.
Mientras que los Kim no han podido quedarse atrás y han hecho lo propio, aunque
con menos austeridad. Era el momento para permitir que los Park se lucieran.
Junsu estaba
emocionado, su rostro reflejaba su felicidad y expectativa. Se ha esmerado en
su vestimenta, y hasta en su peinado, los accesorios y la colonia a usar. Estaba
tan guapo que Yoochun quería comérselo a besos, pero ni siquiera ha podido
hacer más que besar el dorso de su mano cuando ha llegado junto a sus suegros.
Por supuesto,
Yoochun tenía el corazón desbocado por la apariencia de su casi prometido también. Estaba demasiado guapo para ser legal. ¡E
iba en contra de su salud! El corazón no parecía cooperar con calmarse ni un
poquito.
— Quiero
disculparme en nombre de mi hijo. — Dijo de pronto el Sr. Park.
Con una seriedad
que hizo a todos contener la respiración unos instantes. Su propio hijo volteó
a mirarle, preguntándose por qué de pronto se disculpaba. Él no recordaba haber
hecho algo malo. ¿Era acaso por las noticias? Las acciones de la compañía sin
embargo no han sido afectadas, y la atención sobre la familia no es más
negativa que positiva. Entonces, qué estaba pensando su padre ahora.
— No se arrepintió del matrimonio convenido,
¿verdad? — El azabache se preguntó, tragando hondo en expectación.
— Acabo de darme
cuenta de que estamos en una cena para hacer oficial el compromiso, pero mi
tonto hijo no ha pedido salir formalmente al joven Kim, ¿no es así? Pueden ser
meras formalidades, pero pienso que es justo y necesario considerarse novios
antes que prometidos. Sin embargo, espero que no encuentren inconveniente que a
partir de hoy sean ambos a la vez.
Todos en la mesa
respiraron aliviados al escucharle.
Sobre todo los más
jóvenes.
Junsu incluso se
sonrojó hasta las orejas.
Lo ha estado
pensando, pero escucharlo de labios de su suegro, lo hacía todo más real y
bonito.
Novio.
Prometido.
— Mi padre tiene
razón, extiendo mis disculpas también. Pero, Sr. Kim, Sra. Kim; si ustedes me
lo conceden y Junsu me acepta, quiero salir con él.
Park finalmente se
levantó de su sitio, caminó a lado del asiento del rubio e inclinándose sobre
su rodilla, sujetó una caja negra en la palma de su mano. El anillo que se
expuso ante los ojos del joven Kim era sencillo, pero para él valdría más que
todo el oro del mundo a partir de ese momento.
— Junsu ah,
¿quieres ser mi novio y prometido? Tal vez no lo he dicho hasta ahora, pero
realmente me gustas mucho. No, más que eso, estoy enamorado de ti, ¿quieres
aceptarme y casarte conmigo?
— ¡Sí~! — Abnegado
en lágrimas por la felicidad, el rubio se lanzó a brazos del azabache,
gimoteando y riendo a partes iguales.
— No llores, bobo.
— Park le limpió las lágrimas con los pulgares. Luego tomó el anillo y lo
deslizó en el dedo correcto de la mano de Kim, besándole dulcemente el dorso
otra vez.
— Gracias, Yoochun
ah.
Park encontró
demasiado adorable ese momento.
No solo por la
enamorada expresión de Kim, sino porque era la primera vez que le hablaba por
su nombre, sin honorífico alguno.
Su corazón estaba
desbordándose de sentimientos que experimentaba por primera vez en su vida.
Perdidos en la
mirada del otro, se dejaron llevar por sus emociones y fusionaron sus labios.
Un beso lento, pero húmedo y profundo. Las mujeres comenzaron a llorar de
felicidad, el Sr. Kim aplaudió emocionado y hasta tomó algunas fotos (que no
serían ni un poquito tan buenas como las que tomaba su hija). En tanto, el Sr.
Park sentía que perdía algo. En el
fondo, su corazón no estaba preparado para un matrimonio de esta naturaleza.
— Míralos, podían
no haberse confesado hasta ahora, pero es obvio que ya se comportaban como
pareja. — La Sra. Kim dijo, susurrando en secreto a su consuegra, que estaba
tan complacida como ella.
— Lo hacían, lo
hacían. Tengo que agradecerle más adelante a Junsu también. Desde que Yoochun
lo conoció, cambió drásticamente. Creo que despedirse de su heterosexualidad es
lo mejor que le pudo pasar.
Las risas de las
mujeres estallaron repentinamente. Y fue aquel súbito sonido el que trajo de
vuelta a la realidad a la pareja recién comprometida. Avergonzados, ambos se
apresuraron a sus respectivos asientos, disculpándose con los padres del otro,
pero enlazando sus manos por encima de la mesa mientras comparten la mirada.
De esa manera, las
noticias en los diversos medios de comunicación ya no fueron solo rumores, sino
un anuncio oficial de parte de ambas familias en el que aceptaban la relación
de Junsu y Yoochun, y daban a conocer su futura boda.
…
Una vez arribaron
a casa, el rubio fue y presumió su anillo de compromiso a su hermana. Junko era
tan feliz como su hermano, pero una vez le contó con detalle lo sucedido, ella
se encontró a sí misma un poco decepcionada. La jovencita estaba molesta,
frustrada más bien.
— Junko~ por qué
estás haciéndole este drama a papá, ¿mh?
— Appa, ¡ustedes
no debieron estar ahí~! ¡La propuesta de matrimonio tendría que haber sido más
íntima! ¡Más romántica~! — Gimoteó, haciendo pataleta.
— Ni siquiera tu
hermano se ha quejado de ello. Junsu está muy feliz, así que deja de hacer
drama, ¿sí~?
— ¡Junsu oppa~! —
Ignorando de momento los intentos de su progenitor por consolarle, la muchacha fue entonces junto a su hermano, que estaba
cómodamente instalado en su burbuja mientras se mensajeaba con su prometido. —
Dile a Yoochun oppa que lo haga de nuevo, mh.
— Vamos Junko, ha
sido perfecto de esta manera. Y por qué voy a decirle a Yoochun ah que se me
proponga de nuevo solo porque no fue como esperabas, ¿eh?
— Pero~…
— Ya, ya. Cuando
sea tu momento me aseguraré de que tu novio te haga una pedida súper linda,
romántica y tierna, ¿sí? Ahora deja que oppa hable con su prometido. —
Sonriente, el rubio subió las escaleras, se perdió en su habitación y dejó a la
familia en la sala.
Junko parpadeaba
confundida. Procesando todo mejor dicho. Luego se le escapó una sonrisa, su
hermano está feliz y es obvio, así que dejaría pasar los hechos anteriores
acerca del compromiso. El Sr. Kim suspiró aliviado, no había humor para
enfrentar ahora un berrinche de parte de su hija, había boda en puerta que
organizar, aunque sabe de antemano que seguramente lo único que le pedirán es
que firme aquí o allá permisos y contratos para cada detalle. La Sra. Kim ha comenzado
a revisar sitios donde mandar hacer el traje de novio de su hijo, entre otras
cosas. Incluyendo una reunión con la Sra. Park y los chicos para apoyarles en
lo que sea necesario, está segura de que Junsu y Yoochun querrán planear la
boda a su manera.
JunHo, que no ha
llegado sino hasta el día siguiente pues estuvo fuera con unos compañeros
estudiando para el examen de su cuarto año universitario, preguntó acerca de
cómo su hermano se las ingeniaría para planear una boda y continuar los
estudios.
— Junsu y Yoochun
seguramente decidirán eso después, cariño. En tanto dime, ¿has conocido alguna
chica o chico que te guste? Hace tiempo que no traes pareja a casa.
— No tengo tiempo
para romances, omma. — El gemelo se apresuró en decir, mientras que su hermana
aprovechaba el momento para acercarse y pedirle un “favor”.
— JunHo oppa~.
— Ese tono de voz
significan problemas, hermanita.
— ¡Oppa~! ¿Por qué
eres así~?
— Porque te
conozco. En qué lío te metiste.
— En ninguno~.
Solo quiero que me acompañes a comer el fin de semana~.
— ¿Por qué?
— ¡Para que me
ayudes a pensar en el regalo de boda para Junsu oppa~! ¡Qué más!
Era lógico, pero
para el gemelo todavía resultaba sospechoso. De todas formas, aceptó.
La gran sorpresa
fue que, a pesar de que su hermana no solía ser impuntual, ya pasaba la hora
acordada y la chica ni sus luces. Es más, le ha enviado un texto para avisar
que no podría llegar como prometió.
— Pero ya que
estás ahí, ¡ten una buena comida con nuestro cuñado~! — Decía el último
texto que le envió.
— ¿Cuñado? — El
gemelo Kim apenas se estaba preguntando, cuando un chico de cabello bruno se
dejó caer en el asiento frente a él. Parpadeó y luego recordó quién era. — Oh,
YooHwan.
— ¿Por qué estoy
sentado contigo en un café lleno de parejas? — Preguntó, incómodo, pero no con
esa testaruda personalidad que mostrara la primera vez que se vieron en el club
de soccer.
— Ah pues, nh… no
lo sé. — Respondió, sonriendo ligeramente divertido. Porque claro que sabe, su
hermana estaba detrás obviamente.
— ¿Cómo que no
sabes? Fuiste tú quien le dijo a mi hyung que viniera.
— Ah, ¿lo hice? —
Sonrió todavía más. No había duda de que Junko tenía buenas artimañas para sus
cosas. — Bueno, ya que nuestros hermanos van a casarse, pensé en mejorar
nuestra relación de cuñados. Y, si quieres, podríamos buscar el regalo de bodas
juntos, ¿qué te parece?
El menor Park le
miró fijamente un momento, luego desvió la mirada con las mejillas ligeramente
ruborizadas.
El cuñado es
guapo, sin duda.
— Bueno. ¡Pero no
pienso despedirme de mi heterosexualidad! ¿Ok?
— O…k. — El gemelo
dijo, aunque no precisamente seguro del repentino descontento de su cuñado.
…
— Yoochunnie~. —
Efusivo, el rubio se lanzó a brazos de su prometido en cuanto le vio. — Estás
tan guapo~. Y te veías tan sexy esperando así~. Harás que todas las chicas de
mi facultad se enamoren de ti~.
— Pues lo siento
por ellas, porque yo ya estoy perdidamente enamorado de ti, Junsu ah. — Dijo,
galante, coqueto. Abrazándole contra su pecho mientras aprovecha para robarle
un húmedo beso.
Justo ahí, en la
entrada de la facultad, recargado en el cofre de su auto deportivo, vestido con
ropa casual, lentes oscuros y un sex-appeal imposible de ignorar. Por supuesto,
muchas han suspirado por él desde hace cinco minutos que llegó. Más de alguna
se atrevió a acercarse y pedir su número de teléfono. Cada una de ellas se
retiró con el corazón roto.
— Estoy comprometido, por lo que no puedo
darte mi número.
Les había dicho,
mostrando el anillo y sonriendo con orgullo.
— ¿Estás listo?
Vamos a cenar a donde quieras, mh.
— Pero aún es
temprano~.
— ¿Entonces te
puedo secuestrar antes para comerte a besos?
— Yoochun~ qué
propuestas me haces~. Sabes que no voy a negarme. — Dijo, rojito hasta las
orejas.
Y es que, a dos
meses de distancia, tras haberse comprometido, las citas y la cercanía física
ha ido incrementando. Los besos ya no eran solo besos, iban acompañados de
alguna que otra caricia, incluso por debajo de la ropa.
— Quiero llegar
virgen al matrimonio, ¿sabes?
— Prometo dejar
virgen ese cuerpecito tan sensual tuyo si me dejas comerte a besos.
— ¡Cómo si fuera
posible~!
Park se rió de
buena gana, naturalmente era imposible, lleva semanas pensando en sexo. En
querer verle completamente desnudo, tocar más que su pecho o su espalda,
besarle más que los labios o dejar pequeñas marquitas en su cuello. Pero Kim ha
sido lo suficientemente vergonzoso como para suplicar por la castidad de su
entrepierna.
Sin embargo, pese
a que el azabache solo piensa en lo inocente y avergonzado que su prometido se
encuentra, para el rubio era más que eso. En el fondo tiene miedo. Miedo de que
una vez que lo vea al desnudo, su masculina anatomía defraude los sentimientos
de su prometido.
Con aquel
sentimiento de incertidumbre, todavía Kim se dejó arrastrar por su novio hasta
un desolado camino que tenía poco tránsito y suficiente privacidad como para
realmente ser comido a besos.
Besos que no eran
solo besos.
Besos acompañados
de caricias, de toques indecentes en sitios que le estremecían, excitaban y
ponían nervioso a partes iguales.
Los dedos de Park
sabían bien cómo moverse bajo sus ropas, y parecían no estar conforme con los
páramos de piel que rozaban en su vientre, espalda e incluso pecho, el camino
hacia el sur era cada minuto más insistente.
— Chun, espera.
— ¿Estás nervioso?
— Mucho.
— No va a dolerte,
Junsu ah.
Juró, pasando la
mano por la entrepierna de su prometido. La ropa obviamente es un obstáculo
para su cometido, uno que ansiaba apartar, pero en cuanto sus manos amagaron
con desabrochar el cinto, las de Kim le detuvieron.
La mirada de Park
viajó de inmediato al rostro ruborizado de su prometido. Kim escondió sus ojos
bajando la mirada.
— Perdón, te estoy
presionando Junsu ah.
— N-no, no es eso.
— Acabas de
detenerme. Me parece que sí. Y está bien, Junsu ah. No voy a hacer nada que no
quieras. Lo siento por empujarte así.
— Es que… — Mordió
su labio inferior y afianzó el agarre que tenía con las manos de su prometido. —
Yoochun ah, tú eres heterosexual.
— Era. — Se apuró
en decir.
Kim suspiró,
enfrentando nuevamente los preciosos ojos ónix frente a él.
— Yoochun ah,
estoy encantado con todo. Con cómo se ha dado nuestra relación y estar
comprometido contigo, pero… Tú no eres como yo, a ti te gustan las mujeres.
— Me gustas tú,
Junsu ah.
El rubio sonrió,
casi tocado por tal espontánea afirmación. Pero su corazón todavía no estaba
tranquilo. Park lo sabe. Lo entiende.
— Escucha, es
verdad que antes me gustaban las mujeres. Y también es verdad que no me gustan
los hombres en general, se trata solo de ti Junsu ah, ¿acaso esto que siento no
puede ser considerado verdadero amor?
Fueron esas
palabras, esa pregunta, ese titubeo en los ojos negros de Park, lo que derrumbó
parte del muro que inconscientemente ha levantado desde que su sueño se hizo
realidad. Casi parecía un drama, una película romántica, algo irreal.
— ¿Junsu?
— Quiero creer en
todo, Yoochun ah. En ti, en tus acciones, en este anillo. — Dijo, mirando al
final la argolla en su mano.
— ¿Pero?
— ¿Qué hay de todo
lo demás? ¿De lo que dicen algunas personas? ¿Del hecho de que no podremos
tener hijos? ¿Qué hay si no te excitas al verme desnudo?
Park sonrió, casi
aliviado de las inquietudes de su prometido. Le abrazó con fuerza y besó su
sien.
— Junsu ah, las
palabras de las personas siempre van a estar ahí. Buenas y malas, no podemos
hacer nada con lo que piensan, pero puedo hacer algo con lo que yo pienso y
siento, con lo que yo quiero. Y estoy convencido de que estoy enamorado de ti,
de que te amo, de que quiero hacer vida contigo; incluso si en esa vida no hay
hijos, mis padres lo saben de antemano. Y, siempre existe la posibilidad de
adoptar, en dado caso de que llegáramos a quererlo ambos.
Kim le miró
entonces. Había emociones diversas matizándose en su rostro. Desde la
inquietud, pasando por la negación hasta la alegría. Casi como si los
pensamientos al respecto se hubieran amontonado en su mente en esos instantes.
Posibilidades. Eso es lo que Park intenta transmitirle, hacerle entender que no
están atrapados en una sola opción.
— Respecto a la
intimidad, Junsu ah, yo ya me he excitado solo con verte, me gusta tu cuerpo,
me gusta tu rostro, tus ojos, tu nariz, la forma de tu mandíbula y el sabor de
tus labios. Me gusta la sensación que me hormiguea en los dedos cuando toco tu
vientre, tu espalda; el hormigueo que me sacude cuando toco tu pecho y emites
esos sensuales gemiditos, me haces desearte como no tienes idea, Junsu ah. Y es
esa vergüenza tuya la que te ha impedido notar las reacciones que provocas en
mi cuerpo, lo duro que me pongo
cuando te tengo entre mis brazos y devoro tus labios como quiero devorarte por
completo.
Las mejillas del
rubio se tinturaron copiosamente. Involuntariamente ha dirigido sus ojos hacia
la entrepierna del azabache, encontrándose con aquel bulto en sus pantalones.
Park aclaró la garganta, preguntándose si ha sido demasiado franco, y casi
culpando a su cuerpo por ser tan honesto incluso en una situación como la
actual. Por supuesto, su cuerpo es claro, es instinto puro, lo demás lo deja a
la parte racional de su mente, el motor de todo su ser.
— Yoochun
realmente quiere tener sexo conmigo. — Musitó con una sonrisa de felicidad.
Casi como un gesto
inconsciente, sonrojándose hasta las orejas al instante.
— Por supuesto que
quiero tener sexo contigo. — Park dijo, acercándose de nuevo, con tanto más de
confianza. — Cuando estés listo para hacer el amor conmigo, Junsu ah. — Añadió.
Y el corazón de
Kim se dispuso a festejar, con ritmo acelerado pero armónico, con emociones
desbordantes y colores relampagueando como cosquilleantes fuegos artificiales
salpicando en su vientre.
Ambos saben que
esa noche no es el momento, pero que pronto, lo será.
Y que se
entregarán mutuamente al placer del amor mutuo.
…
Cuando Kim comenzó
a hacer la lista de los invitados a su boda, aquellos nombres sí o sí fueron
escritos con peculiar alegría. Tenía pocos amigos, pero eran suficientes y muy
importantes.
— Yoochun ah, ¿qué
hay de tus amigos? — Preguntó, tras haber anotado los de los suyos en la hoja
de papel. Linda, sobra decir, con un bonito estampado con delfines y color
durazno. Tan él.
— Oh, no tengo
tantos como piensas.
— De todas formas,
vas a invitarlos, ¿no?
— Claro que sí.
Entonces, deja escribirlos. — Anotando dos nombres, el azabache se la pensó
bastante antes de añadir algunos más. — Ah, a él tengo que hacerle saber ya,
para que reserva la fecha.
— ¿Es un hombre
muy ocupado?
— Sí, y vive en
Japón, así que debe agendar.
— Oh, no sabía que
tenías amigos en el extranjero.
— Además de él,
solo tengo uno en Estados Unidos, así que tampoco son tantos.
— Yo no tengo
amigos extranjeros.
— No sé por qué me
siento aliviado de saberlo.
— ¿Eh?
— No hagas caso. —
Dijo, robándole un beso y tratando de omitir su propio egocentrismo.
Porque venga,
estar celoso de los amigos de su prometido no debía ser sano. Saberse aliviado
de que no tuviera amigos extranjeros por la supuesta mentalidad tanto más
liberal, era mucho más egoísta.
— Oh, este nombre
me suena. — Park dijo de pronto, echando una mirada en los nombres escritos por
su prometido. — ¿De dónde lo conoces?
— Es profesor en
mi facultad. ¿Lo conoces?
— Puede ser.
— Jaejoong hyung
nunca te ha mencionado.
— Puedo estar
equivocándome. De todas maneras, lo conozco por amigos de tragos, así que.
Kim dejó papel y
pluma en la mesa de centro.
— Yoochun ah,
¿salías mucho de fiesta? ¿A tomar?
Park aclaró la
garganta.
La verdad es que
le da algo de vergüenza aceptar parte de sus días como chico despreocupado.
— Bueno, cuando
tenía tu edad, tal vez.
— Desde que
empezamos a salir no has salido con tus amigos, ¿verdad? Yoochun ah, no tienes
que cambiar tu forma de ser solo porque sales conmigo, si quieres salir con tus
amigos.
— Oh, saldré
cuando haya ocasión. De todas formas te digo, lo hice cuando tenía tu edad,
pero hace al menos un año que dejé de salir tanto y me enfoqué más en el
trabajo. Mi padre es más estricto de lo que parece.
— Oh, bien.
El rubio comenzó a
jugar distraídamente con las esquinas de un cojín del sofá.
El azabache sabe
que algo no anda bien. O que le inquieta.
— ¿Crees que me
estoy conteniendo, o algo así, Junsu?
— Yo solo, quiero
conocer al Yoochun del día a día también. No solo al Yoochun que quiere ser
romántico y consentidor conmigo.
— Ah. Entiendo.
Creo. Mh, veamos… ¿qué tal si tú y yo vamos de fiesta? No te gusta tomar, pero
te gusta bailar, ¿verdad? Así que, vamos a un club, conozco un buen lugar.
…
Arrepentimiento.
Eso era lo que
Park estaba sintiendo en aquel preciso momento.
Y no es
precisamente porque esté aburrido o no se haya entendido bien con Kim en un
club.
Oh no, es
justamente porque su prometido encaja de maravilla en el club. Porque baila
jodidamente bien y las miradas están cayendo sobre él con absoluta facilidad. Las
chicas se han arremolinado a su alrededor intentando acercarse, incluso
tratando de empujarle lejos, o bien, de hacer pareja con ellos como si de hecho
ellos no estuvieran ahí como una.
Y por si fuera
poco, más de algún hombre estaba intentando seducirle también.
J O D E R
¡Tanta sensualidad
debería ser ilegal!
— Junsu ah, vamos.
— ¿Eh?
Si bien su primer
pensamiento fue sacarle de la pista, Park cambió de opinión en un santiamén. Si
lo que quiere es “marcar límite” era mejor demostrando que el apuesto rubio no
era “libre”. Así que agarrando firme la cintura de Kim, lo pegó a su cuerpo y
demandó de su boca uno de esos fogosos besos que le derriten el cerebro y lo
vuelven un chico exactamente igual que él.
Lascivo.
Deseoso de más.
Apasionado.
Las manos del
rubio subieron hasta sus hombros, enredándose en su cuello, agitando la pelvis
lentamente se frotó contra la ajena, mutando aquellos movimientos en una danza
seductora.
Propios y extraños
se quedaron sin aliento. Envidiosos, derrotados.
Park sonrió
internamente victorioso.
Un beso no fue
suficiente, ni dos ni tres.
Abandonar el club
fue necesario. Comenzar las caricias en el asiento trasero del auto en el
parking, inevitable.
El calor iba
peligrosamente en aumento, Park sabe que su lascivia se ha encendido al máximo,
que el calor que le abrasa la entrepierna no bajará ignorándole o dejando pasar
el tiempo. Que esa vez lo necesita, su toque, su tacto, su calor.
Sentirlo suyo.
Por completo.
— Chun~. — Kim
jadeó.
Y fue suficiente
para que el cerebro de Park explotara. El tono, la mirada, el sonrojo, las
pequeñas perlas de sudor, la obvia excitación de su prometido. El punto de no
retorno existía, y estaba justo ahí, frente a sus ojos.
— Junsu ah, si no
quieres esto, detenme ahora.
Dijo, casi como si
esperara que fuera suficiente para que su prometido entendiera todo lo que
estaba pasando en su mente y en su cuerpo. La necesidad que le palpitaba en la
entrepierna y aceleraba su pulso.
La mirada del
rubio titubeó un segundo, el tiempo requerido para pasar saliva y mandar todos
sus miedos al carajo.
— Por favor,
quiero conocer la seguridad de tu abrazo.
No fueron
necesarias más palabras. Park lo ha entendido, el significado oculto detrás de
aquella petición que susurra con voz dulce y ojos enamorados. Por un segundo se
arrepintió del lugar, del momento, del tiempo. Pero al siguiente se convenció
de que no podía aguardar más, la ligera sensación de incomodidad en la
entrepierna se le recordó fríamente.
— Ahora solo vamos
a aliviarnos un poco, ¿sí? luego vamos a un hotel.
Kim asintió,
enrojeciendo furiosamente de pronto. Park sonrió, lo sabe, que haber mencionado
la palabra “hotel” a su joven prometido le ha disparado todas las alarmas de
vergüenza.
Pero cuando fue el
propio rubio quien inició otra ronda de besos, el azabache comprendió que con sonrojo
y todo, continuaba seguro de la decisión que ambos estaban tomando en aquel
instante.
Entre besos y
caricias al azar, las manos del azabache finalmente se abrieron paso entre los
pantalones del rubio, sujetando y apretando la hombría de su prometido le
arrancó un concierto de jadeos y gemidos que endulzaron sus oídos como nunca
ninguna experiencia sexual previa pudiera haberle provocado.
Junsu lo era todo
para él.
Era un mundo
desconocido, un puerto nuevo, una tierra virgen.
Yoochun estaba
seguro de que era su media naranja, la otra mitad de su alma.
Su presente y su
futuro.
Enardecido por el
umbral en pensamiento, Park liberó su propia excitación, uniendo ambos falos y
presionándolos juntos con su mano. No tiene experiencia en el sexo entre
hombres, pero al menos espera que el autoconocimiento le sea útil, y darle a su
prometido el placer que necesitan en ese momento, aunque no llegue a profanar
su interior, ni siquiera a incursionar en aquella zona de la anatomía del rubio
que le daba un tanto de morbo y un poquito de vergüenza.
— Ng~. — Kim
gimoteó, temblando de pies a cabeza cuando la sensación de su pene pegado al de
su prometido mandó corrientes eléctricas a lo largo de su espina dorsal.
Arquear la
espalda, gemir el nombre de su prometido y sudar eran reacciones naturales con
lo excitado que se sentía segundo a segundo. Las manos de Park parecían
expertas y conocedoras de sus puntos sensibles, aunque era de hecho la primera
vez que le tocaba tan íntimamente.
— ¡Fuck, baby!
Park gimió ronco,
áspero, demasiado excitado y sensible. Jamás hubiera imaginado cuánto poder
tenía el encuentro sexual con la persona que realmente se ama. Porque
naturalmente esto era más, mucho más que sexo. Era el preámbulo a ese llamado
“hacer el amor” con su prometido.
De pronto el
espacio en el asiento trasero del auto era demasiado estrecho, mucho más de lo
que habría imaginado. No tenía la libertad de moverse y descubrir el cuerpo de
Kim a su antojo. Quería hacer tantas cosas que se sentía algo desesperado,
incluso torpe.
— ¡Ngh~!
Pero esos honestos
gemidos que el rubio estaba dejando escapar le motivaban suficiente para
continuar, de todas formas presentía que no iba a durar mucho, cada sonido que
salía de labios de su prometido le excitaban de sobremanera, y cuando se
encontraba con la mirada vidriosa de su compañero el placer se le multiplicaba.
Era como conectarse sin necesidad de palabras, de promesas o de extravagantes
gemidos.
De pronto la
diestra de Kim se unió a la suya entre sus cuerpos, acariciándole los
testículos aumentó el placer que ya amenazaba con desbordarse en su anatomía.
Luego arropó junto a él ambos miembros, duros y exudantes, calientes. Sus
miradas se engancharon, sus labios se fusionaron en besos calientes. Poco
importaba que fueran a ensuciarse las ropas, o que todavía podían ser
descubiertos en pleno acto sexual. El vapor en las ventanas del auto fue la
pequeña evidencia del calor que sofocaba el interior.
Roncos gemidos,
besos intermitentes. Semilla liberada, cuerpos temblorosos, manos sucias. Ambos
sonrieron cuando fueron conscientes de lo que habían hecho, masturbarse hasta
alcanzar un orgasmo.
— Junsu ah,
todavía no tengo suficiente.
— Tampoco yo, Yoochunnie~.
Vamos, llévame a un hotel y hazme el amor~.
La noche de pronto
parecía más joven de lo que era.
Una vez ambos
adultos se limpiaron y arreglaron sus ropas, tomaron sitio al frente del auto.
Park aclaró la garganta cuando encendió el motor, acababan de tocarse tan
íntimamente ya pero él comenzaba a sentirse tímido. Bueno, pensando a futuro
inmediato, lo siguiente no sería solo tocarse, así que ¿cómo es realmente el
sexo entre hombres? ¿Por qué no investigó sobre ello cuando tuvo el pensamiento
el día aquel en que se conocieron? ¿Junsu tendrá experiencia?
Un momento.
¿Junsu con
experiencia?
Joder, ¡no!
— Ng, solo de
pensarlo me da rabia. Aunque no tengo derecho, cualquier cosa relacionada con
Junsu y otro hombre me llena de celos. — Pensó, deteniéndose cuando el
semáforo cambió a rojo.
A su lado, Kim
estaba tímido también. ¡Va a un hotel con Yoochun! ¡A tener sexo!
— No, no, no.
No es solo sexo, ya que Yoochun me quiere y yo lo amo también, nosotros no solo
tendremos sexo. — Mordisqueando nerviosamente la uña de su dedo, el rubio
miraba por la ventana, ocasionalmente a su prometido de reojo. — ¡Él es tan
guapo todo el tiempo~!
— Debí revisar
más a fondo en internet sobre el sexo gay. O escuchar las indiscreciones de Hayami,
es el único amigo gay que tengo después de todo. No sirve de nada lamentarme
ahora, ¿qué debería hacer? No quiero hacer el ridículo con Junsu, y estaba tan
seguro de mí mismo hasta hace unos minutos. Ah, soy tan idiota.
En absoluto
silencio hicieron el viaje hasta un hotel de buena pinta, reservar una
habitación lujosa y escabullirse sin ser demasiado obvios no ha sido fácil.
Park pagó en efectivo y usó un nombre falso, lo que menos quiere es que de
pronto los medios les descubran y hagan escándalo sobre su actividad sexual con
su prometido.
— Voy a tomar una
ducha. — Kim dijo con voz suave, evidentemente avergonzado.
— Oh, está bien.
Iré después de ti entonces. — Park sonrió, rascándose al azar el cuello.
En cuanto su
prometido desapareció en la ducha, él se apresuró a hacer una rápida
investigación vía mensajes de texto con su amigo japonés.
— Necesitas lubricante, y
condones. Para prepararlo apropiadamente no escatimes con la loción, incluso
pueden no llegar hasta el final si es su primera vez, podría ser doloroso y
molesto incluso un par de días después.
— ¿Qué quieres decir con no ir
hasta el final?
— ¡Que no lo penetres! ¡Idiota!
Park se recostó en
la cama, suspiró y se lamentó por varias razones. No tiene lubricante ni
condones, pero seguramente puede conseguirlos rápidamente saliendo a la
farmacia que vio una calle más allá cuando llegaron. Sin embargo, salir sin más
podría ser mal interpretado por su prometido, así que lo esperaría y hablaría
con él.
— Si no lo hago
hasta el final, ¿todavía se diría que hicimos el amor? — Murmuró para sí.
A la distancia se
escuchaba todavía el agua correr, y un tenue tarareo haciendo eco en la ducha.
El azabache sonrió inconscientemente, imaginando a su amante desnudo,
tarareando una canción mientras jabona su cuerpo y las gotas de agua caen
seductoras por toda su anatomía.
— Ng, mierda. —
Park se dio cuenta de que al sur su virilidad comenzaba a despertarse. — ¿Se
enojará si me uno ahora?
El azabache se
sentó sobre la cama, miró hacia la puerta de la ducha. Luego volvió a dejarse
caer en el lecho, descartando la idea de unirse a su prometido. Tenía que
calmarse, ser amable, dejarle esos minutos para que, probablemente, ponga en
orden sus propios pensamientos y emociones.
Una vez el rubio
volvió a la habitación, solo llevaba puesta la bata de baño. Y el rostro
colorado hasta las orejas. A Park se le hizo tan hermoso, que su cuerpo
reaccionó nuevamente, todo y que apenas había conseguido bajar la excitación
hace un momento.
— Me avergüenzas,
Yoochun ah. — Dijo tímidamente.
— Disculpa, es que
te ves precioso, Junsu ah. — Dijo, absorto en el chico delante de él. — Ah, es
mi turno ¿verdad?
Apresurado, Park
se metió a la ducha, abriendo el grifo del agua fría para tratar de calmar el
calor que parecía incendiarle el cuerpo. Algunos minutos después, estaban
sentados uno a lado del otro en la cama.
— Junsu ah, quiero
preguntarte algo antes de seguir, ¿está bien?
— ¿Eh? Oh, sí.
— ¿Tienes
experiencia? Me refiero al sexo gay. — Torpemente, Park se preguntó si estaría
usando las palabras adecuadas, no deseaba ser insolente ni incomodar a su
prometido.
— Yo, no. — Kim
respondió, jugando nerviosamente con sus dedos.
— ¿Eres virgen?
Kim asintió.
Y algo en el
interior de Park se emocionó de sobremanera.
— Tú tienes
experiencia, ¿verdad?
— ¿Eh?
— Sexo; quiero
decir, con chicas.
Park se pateó
mentalmente.
De haber sabido
que conocería a Junsu y su mundo se transformaría por completo, también hubiera
reservado todos sus primeros para él.
— Incluso si es
así, hacer el amor, es mi primera vez. Así que quiero hacerlo bien, que ambos
construyamos un hermoso recuerdo, Junsu ah.
Kim levantó la
mirada. La sinceridad en los ojos de Park era tan hipnotizante.
La diestra del azabache
atrapó la del rubio, besándole los nudillos entonces.
— Junsu ah, no sé
mucho sobre el sexo entre hombres, así que quiero hacerlo despacio. Por eso
pregunté antes sobre tu experiencia. Si esta es para ti la primera vez, no
quiero hacerte daño innecesariamente. Así que, bueno… — Aclaró la garganta y
tartamudeó un momento más antes de finalmente decirlo. — Necesitamos
lubricante, y preservativos. Entonces, tengo que salir y comprar. Yo, ¿puedes
esperar por mí?
Kim no pudo
contener la risita que se le escapó. De alguna forma su prometido era tan dulce
con él, con esas preocupaciones que le hacía sentir realmente valioso, querido.
— Está bien,
entiendo Yoochun ah. Esperaré aquí.
Park respiró
aliviado.
— Seré súper
veloz, ok.
Besándole
fugazmente una, dos, tres, muchas veces, Park se apresuró fuera del hotel hasta
la farmacia. Fueron los minutos más largos de toda su vida. Cuando volvió a la
habitación, Kim estaba esperándole en la puerta. ¡Aun en bata de baño! Al
azabache casi le dio un ataque al corazón, se sentía como si así pudiera ser su
vida de casados.
— Cuando vivamos
juntos, ¿me puedes recibir en delantal alguna vez?
— ¿Eh?
— Nada, nada.
Estoy pensando en voz alta. Junsu ah, ¿por qué eres tan guapo y lindo?
— ¡Yoochun~! ¡Deja
de avergonzarme~!
— Traje lo
necesario. — Dijo, usando la siniestra para atraparle por la cintura y comenzar
a besarle. — ¿Podemos seguir?
— Sí~. — Suspiró,
devolviendo con emoción cada beso, dejándose arrastrar nuevamente hasta la
cama, cayendo en ella un poco después, sintiendo las manos de su prometido
acariciarle por debajo de la bata.
Estaba pasando.
Finalmente lo
harían.
Sexo. El amor.
— Junsu. — Park
también suspiró el nombre de su amante cuando comenzó a besarle, casi parecía
que perdería la razón en cualquier momento.
Perderla en un
sentido meramente celestial, porque de pronto solo podía pensar en su prometido
como en un ángel caído del mismísimo cielo, tan hermoso, tan puro, tan
perfecto.
— Ng, Chun~. —
Gimió sorprendido cuando la bata finalmente fue abierta de lado a lado,
exponiendo su desnudez.
Un sonrojo atacó
las mejillas del rubio, quien instintivamente intentó cubrirse, pero las manos
de su prometido han sido más rápidas y le han detenido. Llevándolas en cambio
por encima de su cabeza, aprovechando la postura para admirarle de arriba
abajo.
— No me mires~.
— ¿Por qué no?
Kim no pudo
responderle, probablemente porque las palabras no conseguían salir de su boca
en ese momento. No quería arruinar el ambiente, pero todavía le daba un poquito
de inseguridad su cuerpo masculino al descubierto.
Park le miró fijo,
buscando en las preciosas pupilas chocolatosas la respuesta que su prometido
claramente no podía expresar. Luego simplemente la luz le iluminó. Sonrió
suavemente y comenzó por besarle la frente.
— Me gustas mucho,
Junsu ah. — Dijo, y así fue besando cada parte del cuerpo de su prometido,
nombrando aquella y mimándole.
Fue así que comenzó
por un dulce beso en la frente, un piquito en la nariz, besos cariñosos en los
párpados, traviesos en las mejillas, coquetos en los labios y el mentón.
Pequeños mordiscos en los lóbulos de sus rojas orejas, algunas lamidas en el
largo cuello y un beso apasionado junto a la clavícula, deseando comenzar a
dejar marquitas de beso aquí y allá. Besó sus hombros, deslizándose por el
brazo hasta la muñeca y los nudillos, chupando pícaro el dedo medio y
obteniendo un sonrojo mucho más intenso en el rostro de su prometido. Su
exploración, por supuesto, no terminaba ahí. Volvió entonces la atención hacia
los muslos, aunque el pecho y el vientre le llamaban poderosamente la atención,
parecía que quería dejar “lo mejor” para el final.
Besos, caricias y
lamidas fueron cayendo entonces sobre las bien torneadas piernas, desde los
muslos hasta las pantorrillas, el tobillo, el empeine, la planta del pie y una
vez más, chupando lascivamente los dedos allí. El sonrojo de Kim parecía no
poder ganar más color, en cambio su excitación y seguridad sí que iba en
aumento.
Tumbado sobre el
lecho, todo cuanto hacía era disfrutar de las atenciones recibidas, del calor
de las caricias, la lujuria de la descarada lengua y la pasión de la entregada
boca de su prometido. Park continuaba hablando de cada páramo de su cuerpo que
le gustaba, la nívea piel y los coloridos rubores. Duró rato saboreando el
vientre de su compañero, delineando con la lengua los pectorales lindamente
definidos, metiéndola en el ombligo, haciéndole suspirar, temblar y jadear.
Acarició con las yemas de sus dedos el camino que trazaba su lengua, y aun más
aquella línea de vello que decantaba al sur en la ansiada zona pélvica.
Park fue lo
suficientemente atrevido como para llenarle de besos la pelvis, de lamidas y
chupetones las ingles. Fue travieso y besó incluso el tronco fálico, acarició
con los dedos los testículos, pero pronto abandonó aquella zona y fue de nuevo
hacia el norte, hasta los montecitos color canela que desde hace minutos se le
han antojado al paladar.
— ¡Ngh~!
El rubio gimió
tembloroso cuando los labios de su prometido atraparon uno de sus pezones,
chupándole y lamiéndole, primero uno luego el otro. Park pronto descubrió que
provocarle en uno con la boca y en el otro con los dedos, aumentaba el placer
de Kim, sus gemidos se hacían más fuertes y su respiración más errática. A esa
distancia, incluso podía sentir y escuchar los apresurados latidos de su
corazón, así que terminó besando cariñosamente ahí donde el golpeteo era más
claro.
— Yoochun~.
Park subió un
momento hasta su boca, besándole apasionada y profundamente largo rato. De esa
manera sus cuerpos estaban más cerca, el roce entre sus pieles fue inevitable y
la necesidad de frotarse uno contra otro también.
— ¡Junsu! — Gruñó
cuando las manos de su prometido buscaron sitio entre sus cuerpos y comenzó a
masturbarle. — ¡Oh dios! — Topó entonces su frente con la ajena, entrecerrando
los ojos mientras se deja tocar de aquella manera por su prometido.
Kim estaba
encantado, sentir la caliente respiración de su prometido golpeándole el rostro
le encantaba, saber que no puede controlarse y que es por su toque que se
pierde de esa manera en placer, mucho más.
— Ng, espera baby.
Yo, aun no termino de decirte cuánto me gustas.
Interrumpiendo las
caricias del rubio, el azabache volvió una vez más hasta su pecho, lamiendo,
chupando y mordiendo un rato más. Después le giró, dejándole de pecho al lecho
y recorrió la exquisita espalda con la lengua, con sus manos, con sus besos.
Trazó la espina dorsal con enfática pasión, dejando una estela húmeda hasta el
coxis, ahí donde la unión de las nalgas le recuerda por qué su silueta es
espectacular.
— Hot S-line. —
Park dijo, absorto en la figura de su amante.
Mientras delineaba
la caliente línea dorsal con las yemas de sus dedos, su boca deja pequeños
mordiscos en las nalgas. Luego de pronto las separa con sus manos y su lengua
lame el orificio oculto entre ellas.
— ¡Yoochun~! — Kim
gimoteó, un poco sorprendido y otro tanto avergonzado.
E instintivamente
se ha girado de nuevo, con las mejillas a tope de carmesí y el cuerpo cubierto
al azar con su bata de baño y la sábana.
— Lo siento, te
sorprendí demasiado, ¿verdad? — Dijo. Kim asintió por toda respuesta. — Pero,
Junsu ah. Es porque me gustas mucho que no puedo contenerme. Y es esto lo que
quiero hacer contigo hoy. Decidimos hacer el amor, ¿recuerdas?
— Sí, pero…
también da un poquito de miedo.
— Voy a ser
cuidadoso. Lo prometo.
Kim se acercó
entonces, abrazándole con lentitud. Casi como si de esa manera esperara
tranquilizar su alocado corazón. Ahí, de rodillas sobre el lecho, la joven
pareja se entregó una serie de besos lentos, largos, sensuales. Luego
lentamente Kim fue empujado de nuevo en la cama, su cuerpo acariciado y aquella
zona de su anatomía que hasta el momento no había sido mimada como el resto de
su cuerpo, tocado.
Park acarició el
tronco con las yemas de sus dedos, arriba y abajo, en círculos. La excitación
de su prometido no había bajado del todo a pesar de haberle sorprendido antes,
y rápidamente se ha endurecido como lo hiciera en el auto, minutos atrás. El
azabache tragó saliva, se relamió los labios y finalmente comenzó a lamerlo.
— Ng~. Yoochun~. —
Sus gemidos eran agudos, largos, cálidos.
El azabache
levantó la mirada para observarle. Quería conocer todos sus puntos sensibles
bajo esta luz mucho más favorecedora que la que tenía en el auto. El rostro del
rubio estaba cubierto de sudor, y el tenue rosado que sigue apostado en sus
mejillas le da ese toque adorable y angelical que agita su corazón y suelta
mariposas en su estómago.
— Es la primera
vez que quiero hacerle esto al pene de otro hombre, Junsu ah. — Dijo.
Casi como si así
pretendiera hacerle saber cuán importante es para él, cuánto le gusta. Kim se
sostuvo entonces con los codos y miró hacia abajo mientras su prometido
enterraba la cara en su entrepierna y hacía más que lamer, metía el falo en su
boca comenzando a tragarlo.
— ¡Ngh~! — Kim no
resistió la sensación de placer y se venció nuevamente sobre la cama.
Cerró los ojos y cubrió
su rostro con el antebrazo derecho mientras la mano izquierda apretaba algo
entre sus manos. La boca de Park es caliente, húmeda y estrecha. Nunca había
sentido algo así, porque nunca había tenido ningún tipo de experiencia sexual,
salvo el autoplacer de la masturbación. Alguna vez tuvo curiosidad y miró
videos para adultos, pero el sexo oral que su prometido le estaba
proporcionando en ese instante era mil veces mejor, más excitante y placentero
que cualquier video porno.
Park quiso
llevarlo hasta el fondo de su garganta, pero como era de esperar fue imposible.
No solo por la obvia inexperiencia, sino porque después de todo el falo de Kim
era casi tan grande como el suyo, y una vez le tocó el paladar, sufrió una
arcada. Retrocedió, pero aprovechó la salivación para mojar más el endurecido
miembro, masajearlo con su mano e intentarlo una vez más.
Kim estaba absorto
en sus propias sensaciones. En las oleadas de placer y el calor ardiente que se
le arremolinaba en el bajo vientre. Estaba seguro de que estaba sintiéndose
sobre-estimulado, que bastaría un poco más y terminaría derramándose demasiado
pronto. Y no quería eso, no aun al menos.
— Yoochun~ Chun~.
Amor~.
Le llamó,
esperando pacientemente a que el azabache desenfocara la atención de su
entrepierna. Cuando Park levantó la mirada, la siniestra continuaba bombeando
el falo desde la base hasta la punta.
— Ng~ Chun, los
dos ¿sí? hagamos esto juntos, yo también quiero darte placer.
El cerebro de Park
explotó cuando Kim tomó la iniciativa y adoptaron la postura 69 de costado. El
rostro de cada uno estaba entre las piernas del otro, saboreando la erección
caliente y dura que saben, ha despertado por el deseo que sienten entre sí.
Aquella postura,
sin embargo, tenía otra “aplicación” para el azabache, le permitía el acceso al
tesoro privado entre las nalgas de su amante.
Cuando el rubio
sintió algo tibio y húmedo rozar contra su ano, su reacción inmediata fue
sorprenderse y tratar de alejarse. Pero visto que las manos de su prometido
eran hábiles y le sujetaron con fuerza las caderas, fue imposible la huida.
— No tengas miedo,
Junsu. Voy a ir despacio.
Kim miró hacia el
sur, ahí donde apenas alcanzaba a ver el rostro de Park enterrado entre sus
piernas, la diestra ocupada bombeando su erección, mientras la indecente lengua
lamía su orificio.
Por supuesto,
lamerle no iba a facilitar lo que realmente el azabache desea, pero tenía
morbo, curiosidad y simple anhelo por hacerlo; así que lo lame sin tregua,
despacio, algo más rápido, alrededor, rozando hacia el sur hasta los
testículos, mordisqueando, chupando. Park no está seguro de lo que está
haciendo, solo se deja llevar. Quiere recorrer cada centímetro de su seductora
anatomía.
Para Kim era un
poquito complicado relajarse del todo. Saber que Park tocará aquel lugar de su
anatomía le llenaba de vergüenza, expectación y excitación a partes iguales.
No, se corrige mentalmente; probablemente la vergüenza sea definitivamente la
que más le arde en las mejillas. Aunque parte de la sangre en su sistema
también se estaba acumulando, definitiva y satisfactoriamente, en su
entrepierna. Esa parte de su cuerpo que también estaba siendo consentido con
demasiada atención por las manos y boca de su prometido.
Park le ha ido
conociendo cada día más desde que comenzaron a salir. Y es consciente de la
personalidad tímida y reservada de su joven amante. Aquello, honestamente,
encendía más su libido.
Una botella de
lubricante y condones descansan a lado en el lecho. Park mira de soslayo,
siente que es el momento justo para usarlos. Tanto su erección como la de su
prometido están en su límite, estimularse más solo conseguirá un final
apresurado.
— Junsu ah.
— ¿Mh? — Pregunta,
francamente por inercia, entretenido en lamer la punta fálica de su amante.
— Para un poco
ahí, baby. — Murmura. Con la voz más áspera que hace un minuto.
— ¿Por qué~? —
Pregunta mimoso, lamiendo dulcemente una vez más.
Park sintió un
pinchazo en la entrepierna.
— Vamos baby, no
quiero correrme aún.
El rubio asintió,
siendo consciente del significado en las palabras de su prometido. Luego se
dejó hacer cuando fue empujado de nuevo sobre el lecho, de pecho al colchón, la
cadera en alto, una almohada bajo su estómago. Otra contra su rostro, está
seguro de que, literalmente, terminará mordiéndola en algún momento.
Park se arrodilla
en su centro, toma la botella de lubricante y un condón, derrama mucho de
aquello, tanto entre las nalgas de Kim como sobre el condón que ha ajustado
sobre el índice. Frotar, frotar y frotar. Park hizo mucho de aquello antes de
animarse y empujar suavemente. La resistencia fue obvia, las lágrimas de Kim
naturales. El azabache se inclinó, besándole la espalda, los hombros, la nuca,
buscando entonces los aterciopelados labios que parecen buscar consuelo también
cuando se unen a los suyos.
El beso es salado,
las lágrimas del rubio se unen a la saliva y a la infinita ternura. El invasor
en su interior ha ganado un poco más de terreno. Permanece quieto, casi al
acecho, como esperando encontrar de pronto el punto ahí donde la sensibilidad
se le dispare y el dolor deje paso al placer. Por supuesto, encontrar aquel
lugar no es tan fácil, ni el dolor se dispersa con facilidad.
Kim tuvo un fugaz
arrepentimiento por no haber “jugado” consigo mismo antes. Después de todo
conoce su sexualidad desde hace años, entonces ¿cómo es que nunca usó algún
juguete sexual para estimular aquella parte de su anatomía?
— Junsu ah, me
encantas. — Susurrarle quedito en el oído.
Sentirle
estremecer, un poquito enamorado y otro tanto sorprendido. Park ha comenzado a
mover su dedo de adentro hacia afuera, rozando la carne interna, siendo gentil,
paciente. Kim suspira, tiembla, llora. El dolor de la invasión es más de lo que
hubiera imaginado. Pero tampoco es que le extrañe, por supuesto, es sexo anal.
No. Se corrige a
medio camino.
Es el dolor de su
primera vez haciendo el amor.
Con el hombre que
ama.
— Junsu ah, eres
lo más importante ante mis ojos, ¿entiendes?
Kim asiente, y
gime un poquito diferente esa vez. Pareciera que comienza a acostumbrarse a la
sensación de aquel dígito profanando su interior. El lubricante hace lo propio.
El calor, las palabras y el amor de Park, mucho más.
Park se concentra
entonces en la entrepierna de Kim, que ha perdido naturalmente la excitación de
minutos atrás. Pero cuando consigue levantar de nuevo su libido, también es más
fácil añadir el dedo medio a la invasión del índice. Ambos dígitos recubiertos
por un condón empujan dentro con sumo cuidado, la resistencia se plantea de
nuevo sin miramientos, las lágrimas de Kim se suman y sus jadeos incómodos
resuenan como voces sumisas de un placer que se anida en el bajo vientre con
valiente expectación.
Las mejillas
arreboladas de carmín, bañadas de llanto y sudor. Park no quería decirlo, pero
aquel rostro estaba grabándose a fuego en su memoria como uno de los más
hermosos que ha visto de su prometido.
— Se siente más blando dentro de ti, Junsu ah. — Musita
contra su oído, mordisqueando gentilmente mientras le siente temblar de nuevo y
los gemidos en su garganta resuenan con otra vibración. — ¿Se siente un poco
mejor?
— Ngh~. — El
rostro del rubio se mueve de un lado a otro en negación. Aún así, su cuerpo era
mucho más honesto que su pensamiento.
Y reaccionaba con
esos suaves gemidos que morían, la más de las veces, contra la almohada, y
ocasionalmente contra esa boca de labios calientes que roban el errático
aliento que se le arremolina al ser exhalado.
— Oh mierda. Las facciones de su rostro siguen
cambiando. Estoy demasiado duro, quiero meterlo ya. Pero sigue demasiado
estrecho. — Piensa.
Y mientras le
dilata y masturba, Park solo trata de pensar lo menos posible en el estado de
su cuerpo. Kim no puede atenderle después de todo, ocupado con sus propias
sensaciones y la tormenta de emociones que sigue menguándose en su interior,
listas para derramarse. Como el elixir prohibido que solo los dioses pueden
probar, pero que ellos, como simples mortales, saborean en los labios y rozan
con la punta de los dedos.
— Yoochunnie~
mételo ya~. — Dice de pronto.
Park está tentado
de decirle que calle, que no sabe lo que dice.
Pero entonces Kim
se mueve primero, se las ingenia para alcanzar con la diestra el tronco de su
amante.
— Estás duro como
piedra, Chun~. — Su ruborizado y sudoroso rostro no hace justicia, juega con
sus emociones, jura Park. — Está bien, hazlo ya.
— No creo que…
— Por favor~,
estoy desesperado por sentirte a ti. Tus dedos se sienten un poquito vacíos.
Lacrimoso, el
rostro del rubio le mira expectante, caprichoso, excitado. El azabache piensa
que su prometido debe haber encontrado cierta vena masoquista en algún momento.
O es simplemente que le ama tanto que no piensa con claridad. Tan solo le desea
honestamente.
Igual que él.
— Iré lento.
Mucho, Junsu baby.
Kim asiente, y se
deja hacer cuando es recostado de espaldas al lecho esa vez. La almohada contra
su espalda baja, los tobillos en manos de Park. El azabache se perfila, permite
que sea su prometido quien le coloca el condón y derrama más lubricante mientras
masajea el endurecido tronco. El chapoteo es excitante. Toda la atmósfera se
vuelve increíblemente caliente. El rubio lo guía, dejando la punta del pene de
su amante contra su mojada cavidad.
— Ng.
El dolor no es
ninguna broma.
La indescriptible
sensación de felicidad, vergüenza y placer aunada, tampoco.
Kim no sabría
decir qué es lo que siente más.
Pero llora de
nuevo.
Y se le cierra
momentáneamente la garganta. Contrae su intimidad inconscientemente.
Park siente que
desfallece.
La presión
asfixiante.
La adrenalina
circundante. El placer. La culpa.
Quiere empujar más
fuerte, entrar por completo.
Y hacerlo un
desastre.
¿Ir lento? ¡Oh,
mierda! Lo hace. Pero es una dulce tortura. La presión le excita y duele, es
como un anillo al rojo vivo cerrándose continuamente contra su pene. Y es
jodidamente placentero. Podría morir, y no tener arrepentimiento alguno. Sus
ojos entrecerrados finalmente buscan el rostro de su prometido. Sí, lo admite vergonzosamente,
por un instante se perdió exclusivamente en sus sensaciones. Pero luego se da
cuenta de que ahí, bajo su cuerpo, su atractivo amante jadea y respira
laboriosamente, que tiene las mejillas mojadas de lágrimas y sudor, que sus
manos aprietan con fuerza las mantas y se muerde el labio inferior casi hasta
sangrar.
— Junsu ah,
¿debería parar?
Kim agita
vehemente el rostro en negación. Y sus manos se apresuran al frente, buscando
sujetarse al cuerpo de su prometido de alguna forma. Irgue ligeramente la
espalda (y duele jodidamente en el proceso) y sus manos se aferran a los
antebrazos del azabache. Park se queda quieto, ha soltado por inercia los
tobillos de su prometido, y compensado con una cariñosa mirada.
— Ok, ok. No
pararé, Junsu ah. Pero, no apresuremos nada, ¿bien? Es obvio que te duele.
— Por-porque, eres
grande, Chun.
Una risita avergonzada
se le escapa de los labios.
— Baby, decir algo
así en este momento es injusto.
— ¿Por qué? Solo
he dicho la verdad. El pene de Yoochun ah es grande, parecía como si realmente
fueras a desgarrarme el culo.
— ¡Mierda, Junsu!
— ¡Por qué te
excitas por lo que digo!
Kim le golpea
inconscientemente el pecho, se le escapan más lágrimas. Park omite la razón,
seguro queda como pervertido si le dice que le ha excitado ese lenguaje sucio aflorando tan naturalmente de su
boquita rosada. Así que le sujeta el rostro y decide callarle con besos. Los
movimientos de sus cuerpos ajustándose al apasionado pero romántico intercambio
de besos hace que ambos jadeen, que duela otro poco, que se sienta extraño,
caliente. Tan vívido.
De un momento a
otro Park está de rodillas, con Kim sentado en sus muslos, su falo dentro casi
en su totalidad. Los besos han ido y venido, también las caricias, las miradas
enamoradas, los gestos cariñosos de ambos jugando con el cabello del otro. Park
sujeta el miembro de Kim masturbándole también. Los gemiditos que el rubio
suelta encuentran destino final entre los labios del azabache. Los dedos de Kim
se entierran en el cabello de Park desde la nuca hasta la coronilla; el dolor
de hace un momento casi parece haber menguado, así que se anima a descender la
pelvis un poco más, tragándole finalmente por completo.
— ¡Ng! — Esa vez
es Park quien gime ronco, profundo.
La sensación es
tan excitante que no logra controlarse del todo, así que le empuja de nuevo
hacia atrás, en el acto su pene casi sale por completo e instintivamente lleva
la pelvis al frente penetrando otra vez.
— ¡Nh~! — Kim
gimotea. Duele, pero se siente de alguna manera bien.
No es la misma
sensación de antes, esta vez el dolor es soportable y el placer candente. Park
tantea la cama en busca del lubricante, derrama más sobre su pene, y empuja la
pelvis después. Las embestidas son más largas y profundas desde ese momento. Es
lento, quiere ver el rostro de su prometido cubierto absolutamente de placer
antes que aumentar el ritmo.
— Yoochun.
Yoochun. Ng~.
Minuto a minuto
las facciones del rostro de Kim van mutando. Del dolor a la incomodidad. De la
tensión al placer. Finalmente lo encuentran, el acople ideal, el vaivén
adecuado para el mutuo placer. Funden sus cuerpos en uno solo hasta sentir que
pueden tocar el alma del otro. Caen los besos fogosos, las caricias lascivas,
los arañazos ante la necesidad de anclarse a la realidad cuando el azabache
encuentra pulcramente la próstata del rubio y golpea insistentemente su
sensible punto.
— No~, basta~.
¡Chun~!
— No parece que no
quieras realmente, Junsu baby.
Sonrisa torcida en
lascivia. Cuerpos indecentes danzando la melodía de la lujuria.
Besos candentes.
Vaivén frenético.
Más sudor. Más
lágrimas.
Placer cegador.
…
Cuando los
ronquidos suaves del rubio le hicieron cosquillas en el pecho, Park comprendió
que finalmente el cansancio lo había vencido. Era entrada la madrugada, más
bien, en cualquier momento el alba iba a despuntar. Condones usados estaban
tirados a un lado de la cama, la botella de lubricante estaba vacía.
Honestamente, probablemente se ha excedido al usarla, pero ha valido la pena.
Hacer el amor con Junsu ha sido malditamente la experiencia más placentera del
mundo.
— Me corrí
cuatro veces. Nunca había tenido esta clase de sexo antes. No podía detenerme,
quería continuar unido a Junsu sin cesar. Mierda, incluso yo estoy cansado.
Pero, supongo que para él el esfuerzo fue superior. — Pensaba, jugando
distraídamente con los revueltos mechones rubios. Le besó la coronilla y luego
se dispuso a dormir también.
En efecto, el alba
no tardó en despuntar. Aún así, ellos renunciaron a los brazos de Morfeo hasta
mediodía, cuando el móvil de ambos no paró de sonar. Sus familias querían al
menos saber dónde mierda se han metido desde el día anterior.
— Tomar la virginidad de mi hermano tiene un
precio, Park Yoochun. — El mensaje de JunHo no parecía broma. El azabache
tragó hondo, seguro al menos sería reprendido severamente con palabras.
— Oppa, ¿estás haciendo cosas lascivas con
Yoochun oppa? ¡Mamá y yo queremos detalles! — El rubio se avergonzó tanto
que su rostro se encendió al rojo vivo mientras se escondía bajo las mantas y el
dolorcito en la espalda baja y el trasero le recordaba la pasión desenfrenada
con que había gemido, llorado y suplicado por más esa noche.
— Hyung, ¿estás mancillando la inocencia de
Junsu hyung antes de la boda? Papá está que no lo caliente ni el sol porque no
te has presentado a trabajar, pero mamá está sonriendo brillantemente por
alguna razón.
— ¡Hyung! ¿Es bueno ser gay?
Los mensajes del
menor Park, por alguna razón, activaron todas las alarmas del azabache. Algo no
cuadraba en todo eso.
— La reacción de
papá es esperable, de mamá normal. Pero ¿por qué YooHwan pregunta si ser gay es
bueno? — El rostro de Park se iluminó en su pensamiento. — ¡Oh! ¡Debe ser eso! —
Exclamó, repentinamente emocionado ante las posibilidades.
— Chun~.
— ¿Qué pasa, Junsu
ah? — Preguntó, serpenteando debajo de las mantas también, donde su prometido
continuaba escondido. — Mierda, estás tan bonito recién despierto, ¿te puedo
comer a besos?
— ¿Qué? ¡No digas
cosas vergonzosas a primera hora~!
— Bueno, no lo
encuentro vergonzoso. Y definitivamente no es primera hora del día.
— ¡Chun~~!
— Ok, ok. De todas
formas, vamos a ducharnos y salir. Parece que mamá quiere que cenes en casa.
— Me gusta.
— ¿Qué cosa, baby?
— Nuestro olor.
Park sonrió sin
saber qué decir, pero dejándose hacer cuando Kim paseó la nariz por su cuello,
olisqueando luego hacia el sur.
— El aroma de los
dos después de hacer el amor, es tan agradable.
Una vez más el
azabache no supo qué decir. El sexo de ambos no era el olor más agradable del
mundo honestamente, semen, sudor y otros olores corporales mezclándose con
perfume, desodorante, no le parecían a él un aroma cool.
— De acuerdo, pero
como sigas oliéndome así me van a dar ganas otra vez, y nuestros padres parecen
un poco ansiosos por nuestro regreso, Junsu ah.
El rubio gimoteó
caprichoso, pero apartó las mantas que cubrían su desnudez. Sin embargo, cuando
intentó levantarse, el dolorcito en el trasero hizo evidente la dificultad.
— ¿Te cargo hasta
la ducha? — Park preguntó, honestamente con un poquito de diversión, los
mohines de disgusto de su prometido eran tan lindos.
Aún así, Kim
extendió los brazos, hizo puchero y se dejó llevar cuando le cargaron en vilo
hasta la ducha. Mantenerse quietos ahí dentro fue otra historia, hubo que
tocarse hasta correrse de nuevo porque fue inevitable que sus anatomías
reaccionaran, particularmente si compartían besos y las memorias de su
grandiosa primera vez volvían continuamente.
Después de
ducharse, a ambos les entró un poco de vergüenza y mucho de cierto orgullo el
vestir las mismas ropas que el día anterior. Al salir del hotel se apresuraron
al auto, esperando que nadie que les hubiese reconocido haga de aquello una
tormenta en un vaso de agua, tanto Kim como Park querían evitar al máximo los rumores
en los medios de comunicación sobre su compromiso y lo que hacen antes de la
boda.
De todas formas,
pese a esas precauciones, la realidad para la enamorada pareja es que de
momento siguen metidos en su burbuja, felizmente instalados en ella. Cuando
Park dejó a su prometido cerca de su casa, todavía estaba reacio a separarse.
— Nos veremos esta
noche, ¿bien? Mamá insiste en que nos acompañes a cenar.
— Está bien, seré
puntual, Chunnnie~.
— ¿Seguro que no
quieres que pase por ti?
— Seguro. Además,
probablemente tengas trabajo acumulado, vas tarde~.
El azabache miró
su reloj de muñeca, chasqueó la lengua y maldijo entre dientes. No tenía muchas
opciones en ese momento.
— Te amo, Junsu
baby. — Dijo.
Espontáneo.
Tanto, que Kim ni
siquiera lo esperaba, y cuando un beso fugaz le fue arrebatado, él solo atinó a
sonrojarse como termostato, sonreír embobado y agitar la mano en señal de
despedida mientras su prometido continuaba el camino. Suspiró y luego tomó un
taxi hasta casa, estaba comenzando a pensar en tener su propio automóvil.
…
Ni bien entró a
casa, Junko ya estaba esperándole en el filo de las escaleras, pero al verle
corrió hacia él, deteniéndose a unos pasos y dando una vuelta alrededor de él,
como examinándole. Kim se sonrosó por algún motivo. Bien, conociendo a su
hermana, no dudaría que se diera cuenta de cuán adulto es ahora.
— ¡Oppa~! ¡Cómo es
que hoy te ves más atractivo que ayer! ¡¿Es el poder del amor lujurioso?!
— ¡Yah! ¡Junko~!
¡Una señorita como tú no puede decir esa clase de cosas!
— Pero es verdad,
¿cierto? ¿cierto~?
— No esperes
detalles de mi vida íntima, Junko~.
— ¡Omma~! ¡Oppa
Junsu perdió su virginidad!
— ¡Junko~!
La Sra. Kim asomó
desde el segundo piso, pero bajó grácilmente las escaleras y luego observó
analíticamente a su hijo. Le abrazó y sollozó.
— Estoy tan
orgullosa, mi Junsu.
— ¿Q-qué? Omma,
¿es la clase de actitud que tendría una omma normalmente?
— Oh vamos,
cariño, ¿qué hay de malo con que omma esté feliz por ti, mh?
— N-no, no hay
nada de malo. Pero me avergüenzas aun más~.
— Ah, eres todo un
hombre pero no pierdes ese lado tan lindo tuyo. Como sea, tu suegra me llamó,
vas a cenar en casa de los Park esta noche, ¿verdad? Tu hermana y yo te hemos
preparado el traje~.
Emocionadas, madre
e hija subieron junto al rubio hasta la habitación de éste, que entre la
vergüenza y luego la verborrea de su madre y hermana, el muchacho casi sintió
que ya era el día de la boda. Incluso más tarde, su padre también se unió a la
comitiva de emocionados.
— ¿Qué tal un buen
vino de nuestra cava? Está bien si no llegas con las manos vacías, Junsu.
— Bueno.
El Sr. Kim sonrió.
— Ya sé que no te
gusta tomar, después de todo tu tolerancia al alcohol es casi nula, pero vas a
estar bien. Si tomas una sola copa.
El muchacho
también sonrió, pero con nerviosismo.
…
Cuando el rubio
llegó a casa de los Park, tuvo que aclarar su garganta varias veces, mirarse en
el espejo retrovisor del auto que ha adquirido esa misma tarde, y respirar
profundo varias veces. No sabe exactamente por qué, pero está nervioso.
— ¿Piensas entrar
en algún momento?
— ¡Yoochun~! Me
has asustado.
— Bueno, no puedo
entrar a mi casa si tu auto permanece aquí, Junsu baby.
— Oh dios mío,
¡perdón~! Me muevo ahora mismo.
— De acuerdo.
Entra, te seguiré.
Una vez aparcaron
sus respectivos automóviles. La pareja de prometidos entró a la casa, los
señores Park y el menor de la familia les recibieron en la estancia, donde
estuvieron conversando unos minutos antes de dirigirse al comedor.
— He cocinado yo
misma, así que sé honesto si algo no es de tu agrado, cariño.
— Gracias, Sra.
Park.
— Puedes decirme mamá,
sabes.
— ¿Eh?
— Madre. — Park
dijo, consciente del nerviosismo y timidez de su prometido.
— No hay por qué
avergonzarse, Junsu cariño, después de todo, ya eres parte de la familia. Nunca
nadie había logrado que Yoochun se comportara como un tonto enamorado.
— ¡Madre!
La mujer sonrió
quedito.
— Lo siento, lo
siento. No diré nada más. Pero Junsu cariño, ¿estás bien con nuestro Yoochun?
— Estoy agradecido
de que ustedes permitan nuestra relación, madre. Por el contrario, me
pregunto si para ustedes está realmente bien permitir que su primogénito se case
conmigo.
— ¿Qué dices,
Junsu? Aunque llegué a imaginar a Yoochun casado con una linda señorita, los
cambios que hemos visto en nuestro hijo nos han convencido de sobra de que eres
su pareja ideal. Lamentamos, sin embargo, que la boda no pueda ser tan legítima
como la de cualquier pareja heterosexual, es por eso que hemos estado
preocupados por ti.
— Sr. Park, yo
estoy bien con solo estar a su lado. Con gustarle y que Yoochun esté dispuesto
a pasar una vida de casados conmigo. Lo demás, no me preocupa, sé bien quién
soy y las limitaciones que aún existen en nuestro país.
— Entonces,
brindemos por eso. — El Sr. Park levantó su copa, y la familia completa brindó
entonces por la felicidad de los prometidos.
El resto de la
cena transcurrió entre vergonzosas anécdotas de la infancia del azabache (qué
buena mamá no termina haciéndolo), incluso salieron a relucir esos álbumes
llenos de fotografías que pusieron de humor raro al mayor Park.
— Vamos Chun, no
puedes estar enojado con tu mamá por mostrarme esas fotos y hablarme de ti. Me
encanta poder hacerme una idea de quién fuiste de niño.
— Entonces, voy a cobrar
venganza cuando vaya a tu casa y pediré a mi preciosa suegra que me diga todo
sobre ti.
— No tengo
problema~.
— ¿En serio?
— Fui un niño
súper lindo y adorable~ eso dicen mis papás, e incluso mi hermano.
Park se dejó caer
en la silla del jardín, sonrió y estuvo seguro de que esas palabras eran todo
verdad.
— Junsu ah.
— Sí.
— ¿Quieres que
fijemos la fecha para nuestra boda?
Kim sonrió,
asintió vigorosamente y justo cuando ambos tomaron sitio en el mismo sofá del
jardín, el menor Park carraspeó a sus espaldas.
— Perdón por
interrumpir, pero… nh, ¿puedo tomar unos minutos de tu prometido, hyung?
— ¿Ah? Bueno, si
él no tiene problema.
— Oh, claro que
no. Adelante, en qué puedo ayudarte, YooHwan.
— Eh… hyung, te
dije que me dieras unos minutos con tu prometido.
— ¿De qué quieres
hablar con él que no me quieres aquí?
— Es personal.
— Me niego a
dejarlos solos.
— ¿En serio,
hyung? ¿Estás celoso? ¿No confías en tu prometido, ni en mí?
El mayor Park
chasqueó la lengua, pero les dejó a solas cuando su prometido le sonrió con
ojos cariñosos.
— Cinco minutos,
no más, YooHwan.
— Sí, sí. Tengo
más que suficiente con cinco minutos. — Dijo, y una vez que el azabache entró a
la casa, el menor Park se sentó frente a su cuñado. — Esto tal vez suene raro
pero, ¿tu hermano ha tenido muchos novios?
— ¿Eh? No, no que
yo sepa.
— ¿Y novias?
— Tampoco.
— ¿Se enamora
fácilmente?
— Para nada. Hyung
se toma muy en serio los sentimientos. YooHwan, ¿mi hermano te gusta?
— ¿Qué? ¡No, no!
¡Es al contrario! ¡Creo que le gusto a tu hermano! ¡Pero yo soy heterosexual!
Bueno, creo que lo soy. ¡Ah! No lo sé.
— ¿Mi hermano se
te ha acercado de alguna manera para hacerte pensar que le gustas?
— Algo así. Nos
hemos visto un par de veces.
— ¿Se han visto?
— Por culpa de tu
hermana, Junsu hyung.
— Oh. Sí,
entiendo. Junko puede ser un poquito terca. — Dijo, sonriendo con un toque de
vergüenza. — Pero ¿estás preocupado porque le gustas a mi hermano?
— Sí, yo… no sé
cómo manejar algo así. Es decir, tú hermano es atractivo, sexy y todo, pero…
— Pero es un
hombre, ¿cierto? YooHwan, está bien si se lo dices, es mejor de hecho, o de lo
contrario se podría hacer ideas erróneas y pensar que podría gustarte también.
El menor Park
aclaró la garganta.
— Junsu hyung,
¿puedes ayudarme con eso?
— ¿Eh?
— Es que, no sé
cómo rechazarlo, porque ni siquiera estoy seguro de gustarle. Tal vez solo
estoy siendo paranoico.
El rubio sonrió
con ironía. No era, honestamente, cómodo escuchar que los posibles sentimientos
de su hermano por su cuñado fueran tratados como algo que genera esa
incomodidad a tal grado de pensar en paranoia. Pero tampoco podía enojarse o
culpar al menor Park, es heterosexual después de todo, y probablemente incluso
su compromiso con Yoochun sea incómodo para él.
— Yo, veré si
puedo ayudarte.
— ¡Gracias, hyung!
— ¡Yah! ¡Abrazos
prohibidos!
— Qué demonios,
eres un celoso hyung.
El menor Park
estrechó la mano de su cuñado y luego se marchó de prisa. El azabache volvió a
su sitio junto a su prometido.
— ¿Todo bien?
— Eso creo.
…
Algunos días
después, Kim estaba en la universidad en un grupo de estudio, pero no es tonto
y sabe que las miradas que siente son reales. Después de todo, desde su
compromiso oficial con Park su popularidad se había disparado, y los
cuchicheos le acompañaban todo el tiempo.
— ¿Por qué no
tomamos un descanso y pedimos algo para comer? — Propuso un compañero.
A lo que todos
secundaron. El rubio, por su parte, anunció que volvería más tarde, y buscó a
su gemelo en otro edificio.
— ¿Qué pasa,
Junsu?
— Hyung, ¿vamos a
la cafetería?
— Oh, seguro.
Tras buscar la
mesa más solitaria, los gemelos Kim se sentaron para comer.
— Entonces, ¿qué
te preocupa?
— ¿Eh?
— Te conozco, no
me buscas en la universidad a menos que algo te inquiete. Así que dime, ¿qué
pasa? ¿estás nervioso con la boda?
— No es acerca de
eso, hyung. Pero, sí tiene que ver con la familia de mi Chunnie.
— Oh, ¿es sobre
YooHwan?
— ¿Él te gusta,
hyung?
— Bueno, es guapo.
— Sabes de lo que
hablo, hyung.
— No estoy
enamorado de tu cuñado, Junsu.
— Oh.
— ¿Él te dijo
algo?
El rubio evadió la
mirada de su hermano. Tampoco quería echar de cabeza al menor Park.
— Descuida, creo
que sé por qué lo está malinterpretando. Pero está bien, voy a hablar con él y
despejar sus inquietudes. Así que tranquilo, no haré nada que haga incómoda tu
relación con los Park.
— Sabes que eso no
es lo que me preocupa. Hyung, yo también te conozco, y no imagino que YooHwan
esté simplemente malinterpretando nada. Sé honesto conmigo, ¿te gusta?
— Incluso si lo
hiciera, entiendo que es problemático, él es heterosexual. Y además, no creo
que entienda lo que es para mí ser bisexual, así que no me meteré en problemas.
— Hyung.
— Vamos a terminar
de comer. Además, ¿va bien tu grupo de estudio?
— Oh, sí. Dentro
de lo que cabe.
— Si llegan a
molestarte, solo tienes que decirme y me encargo, ¿de acuerdo?
— Hyung, no soy un
niño, puedo encargarme de mis asuntos.
…
Con casi todos los
detalles listos, lo que ocupaba el tiempo de la feliz pareja ahora era el traje
de novio. El rubio se ha probado ya varios de ellos, pero no consigue sentir
ese sentimiento especial con ninguno.
— Podemos probar
en otra tienda.
— Pero solo te
hago perder el tiempo, Chun.
— De qué hablas,
me he estado deleitando la pupila durante horas. Incluso si no te has enamorado
de ningún traje aún, yo te he encontrado muy guapo con cada uno, Junsu baby.
— Pues también
quiero verte con trajes de novio, sabes~.
— Sí, sí. Pero no
vayas a babear. — Dijo, actuando coqueto mientras indica a la señorita el tipo
de traje que quiere probarse.
— Voy a tomar muchas fotos de mi Chunnie~.
…
En tanto la feliz
pareja buscaba sus trajes de boda, sus respectivos hermanos se han reunido en
un restaurante cercano a la universidad. Es el gemelo Kim quien ha citado al
menor Park.
— Lamento que sea
tan repentino, estoy en medio de los toques finales de mi tesis así que.
— No importa, me
he reportado enfermo en mi universidad.
— Perdón por eso.
— Lo que sea, ¿por
qué estoy aquí?
— No estoy detrás
de ti, YooHwan.
El menor Park casi
se atora con su trago de agua. Honestamente, qué no qué.
— ¿Ah?
— Puedes relajarte
y dejar de sentirte acosado por mí, no estoy detrás de ti particularmente.
—
¿Particularmente?
— En realidad, es
más como que realmente no eres un interés amoroso para mí. Así que puedes
relajarte, soy bisexual pero no…
— ¿No te intereso?
— Preguntó, interrumpiendo y parpadeando graciosamente.
— No.
— ¿Por qué no?
— ¿Qué?
— ¿No soy guapo?
¿De momento te interesan las chicas? ¿Cómo es esto? — Soltó una tras otra sus
preguntas, ignorando el hecho de que estaba actuando con tono molesto.
— Err, eres guapo
YooHwan, pero no de mi tipo. Y no es como si haya un momento en que me gustan
las chicas y luego otro donde me gusten los chicos, no funciona así. De todas
formas, solo quería decirte eso, para que no te preocupes innecesariamente.
— Sí, claro. Nh,
gracias, supongo. — Dijo con aire atropellado, enterrando el rostro en el menú
del restaurante, pidiendo deliberadamente los platillos más caros. — Tú pagas,
¿verdad?
— Sí. — El gemelo
le miró, no es su imaginación, el de cabellos oscuros está molesto.
Sin embargo, no
quería hacer nada problemático, así que lo dejó ser y luego, simplemente
seguiría cada uno por su lado. Durante la comida ninguno dijo más nada, el
menor Park de hecho ya ni siquiera le dirigió la mirada. Fue hasta el final,
cuando salían del restaurante que le habló, y solo para una cosa.
— ¿Ya lo tienes?
— ¿El qué?
— El regalo de
bodas, por supuesto.
— Oh, eso. No.
— ¿Qué tal si lo
hacemos juntos? No tengo idea de qué comprarles de todas formas, pero si vamos
juntos, podemos compartir ideas, yo conozco a mi hermano y tú al tuyo, ¿no?
— Eh, no tengo
mucho tiempo libre por lo que…
— Está bien, no
importa el momento, cuando tengas tiempo llámame y estaré ahí.
— YooHwan.
— ¿Mh?
— Pienso que no es
buena idea pasar tiempo juntos.
— ¿Por qué no? Dijiste
que no soy tú interés amoroso, ¿cuál es el problema? Somos cuñados.
El gemelo Kim
suspiró. Y terminó aceptando el trato del menor Park. Aunque todavía pensaba
que no era buena idea, parecía como si sería más problemático para él darle
razones al otro para buscarle.
…
Con sus
respectivos trajes finalmente elegidos, solo quedaba que se los enviaran a casa
después de que los hicieran a medida. Sin embargo, Park todavía tenía otros
detalles preparados para su gran vida de casados. Incluso de novios.
— ¿Quieres buscar
casa?
— Sí.
— ¿No es pronto? Ya
fijamos la fecha de la boda y falta cerca de un año.
— Junsu baby, ¿no
prefieres que comencemos a vivir por nuestra cuenta cuanto antes?
— ¿Eh? — Las
mejillas del rubio se colorearon de rosado.
— ¿No lo has
pensado?
— Yo, lo he
pensado, como recién casados. — Respondió, jugando nerviosamente con sus manos.
Park sonrió, le
besó los labios y le sentó en su regazo. Aunque estaban en plena oficina del
azabache. Llegaron ahí por mera curiosidad de Kim, pero de pronto sentía que
había entrado voluntariamente a la boca del lobo. Un lobo hambriento, sobra
decir.
— Junsu ah, quiero
que tengamos un lugar al cual ir cuando queramos estar solos. No es que me
preocupen los hoteles, pero nuestro propio lugar sería mucho más genial, ¿no
crees?
— S-sí. Chun, no
hagas eso~.
— No puedo
evitarlo, me tientas demasiado siendo tan lindo, baby.
Y así, Park
continuó besando el cuello de su prometido, acariciando sinuosamente su
cintura.
— Chun~ estamos en
tu oficina~.
— ¿No te da un
poquito de morbo hacerlo aquí, baby? — Sugiere, succionando un trocito de piel
sobre la clavícula, por supuesto, después de haberse desecho de un par de botones
de la camiseta de su prometido.
— Nh~ Chun~
detente~. — Suplicó. Con palabras al menos, porque su cuerpo no estaba
cooperando con su cerebro, que hasta comenzaba a sentir un poquito de calor.
— Solo te estoy
besando, baby.
— Ng~.
Luego de pronto el
tono de su teléfono. Es su secretaria quien interrumpe sin miramiento alguno. Una
reunión importante espera por el azabache, que rumia entre dientes por la
oportunidad que se le escapa como agua entre los dedos cuando su prometido
aprovecha el momento para escapar de su regazo, se acomoda la ropa y palmea sus
mejillas como espabilando la vergüenza acumulada.
— Volveré a la
universidad.
— ¿Quieres que te lleven?
— Está bien,
tomaré un taxi.
— Lo siento, no
pensé que nos tomaría tanto tiempo lo de las medidas para los trajes y dejaste
tu auto en la universidad.
— Deja de
preocuparte por pequeñeces, Chun. Estoy feliz.
— Baby.
— ¿Sí?
— Hablé en serio
con lo de la casa, ¿puedes considerarlo?
El rubio asintió,
le dio un rápido beso en los labios y luego prácticamente corrió fuera de la
oficina.
…
Trajes de novio,
anillos de boda, lugar para la ceremonia, invitaciones, menú de comida, bebidas
y postres, arreglos florales. Terminar su tesis y graduarse. Kim ha tenido un
montó de actividad en los últimos meses, pero lo ha conseguido. Se ha graduado
hace ya un par de semanas, por lo que ha tenido más tiempo para el resto de los
asuntos de boda, además, Park siempre le ha acompañado.
En ese momento, a
medio año del gran día, sienten que lo tienen todo.
Incluso la casa
donde comenzarán a vivir, desde ese día.
Esa fue otra
odisea, elegir la casa adecuada, comprar los muebles, pintar los interiores, embellecer
el jardín. En esa tarea recibió apoyo de su madre y suegra, quienes le han sugerido
tipos de flores y hasta algunas plantas para tener sus propias verduras en casa.
— Aunque con lo
ocupado que podrían estar Yoochun y tú con el trabajo, probablemente no puedas
dedicarle mucho tiempo. Si eso llega a pasar, puedes confiar en nosotras y te daremos
una mano, cariño.
— Gracias, mamá. Pero,
incluso si tenemos mucho trabajo, quiero asegurarme de cuidar bien de nuestra
casa.
Ambas mujeres le
dieron un fuerte abrazo, besaron sus mejillas y le compartieron más tips para
el cuidado de la casa. Luego se despidieron, argumentando que el azabache tenía
rato que las miraba como si estuvieran interrumpiendo sus planes. Algo sobre “la
misma mirada lasciva de su padre” sonó en labios de la Sra. Park, y otro
comentario como “incluso si no puedes tener hijos, siempre usa condón” en
los de la Sra. Kim; el muchacho había atinado a sonrojarse y despedir a las
mujeres entre risas nerviosas.
Park también las
había despedido con sonrisas, y unos ojos hambrientos que no ocultaban para
nada sus verdaderas intenciones.
— ¡Yoochun~!
¡Bájame~!
— No. Si lo hago,
intentarás escapar, baby.
— Por qué estás
tan excitado de repente~.
— ¿Por qué? Bueno,
finalmente tenemos nuestra propia casa, quiero estrenar la cama.
— ¡Pero aún es de
día~!
Naturalmente, Kim
no pudo escapar de las hambrientas garras del lobo Park. Y honestamente
no es como si realmente hubiera querido hacerlo.
— Yoochun~. — El
rubio suspiró cuando su prometido comenzó a lamerle el pecho.
— Sabes a jabón,
baby. — El azabache dijo, sonriendo pícaro mientras sus dedos serpentean por el
vientre hasta la pelvis.
— Es porque me
duché temprano~ ng. Date prisa, Chun.
— ¿No era que no
querías?
Kim hizo puchero,
se incorporó y fue entonces él quien le tumbó sobre la cama, montándose a
horcajadas en un azabache que estaba más que encantado con esa repentina
actitud salvaje de su prometido. Y es que no solo le ha empujado, sino
que además ha comenzado a frotarse contra su pelvis, usando su propio trasero
para excitarle. Pero no conforme, le mira desde esa altura con ojos lascivos,
sonriendo coqueto se lame los labios y usa sus manos para acariciarle el
abdomen.
— Mg, ¿por qué no
te habías puesto así de sexy antes, baby?
— ¿Te gusto más
así, Chun?
— Me encantas con
todas tus facetas, Junsu.
Sonriendo más
amplio, como si estuviera satisfecho con la respuesta recibida, el rubio se inclinó,
tomando iniciativa en la ronda de besos siguientes. Y así, entre besos y
moliendo su trasero contra la pelvis del azabache, sus miembros fueron ganando
excitación hasta que ese jugueteo no fue suficiente para ninguno de los dos.
— ¿Dónde dejamos
los condones y el lubricante?
— ¿Compramos,
Chun?
— ¡Mierda! ¿Cómo
pude olvidarme? — Gimoteó, dejándose caer en la cama con actitud derrotada,
espalda encorvada y una palpitante erección en la entrepierna.
Kim le abrazó por
la espalda, acariciando sinuosamente sus hombros y brazos mientras reparte
besitos por la ancha espalda. Luego sus manos alcanzaron el pene de su
prometido, acariciándole a lo largo y ancho susurró en su oído.
— Estoy bien si lo
hacemos sin condón, Chun. Y podemos usar algún aceite corporal para lo otro.
— ¿Seguro? Ya
sabes, puede ser algo más incómodo y hasta doler. Y no quiero hacerte daño. Qué
tal si por ahora solo nos liberamos, luego iré directo a comprarlo todo. — Volviendo
el rostro, Park besó numerables veces los rosados labios de su prometido, Kim
suspiró en cada uno de ellos.
Pero luego fue y
trepó de nuevo el regazo de su prometido, mirándole con ojos brillantes,
diferentes. Decididos.
— Chun, quiero
hacerlo. Ahora. — Enfatizó, tomando la diestra de su amante y chupando
dos de sus dedos con traviesa coquetería.
— Eres tan erótico
y seductor, baby.
Sobre cuándo se
habían desnudado. Bueno, en algún punto entre besos, caricias, jugueteos e insinuaciones.
Para cuando Park aprovechó la postura y llevó los dedos ensalivados entre las nalgas
de Kim, todo lo que deseaba era poder embestirle cuanto antes.
— Necesito algo
más que saliva, baby.
— Sí~. — Suspiró,
apartándose apenas para dejarle ir en busca de aceite corporal.
Cuando Park
regresó, Kim se dejó hacer con suma docilidad, gimiendo y jadeando durante los
minutos que tomó prepararle lo más apropiado posible. Cuando avisó que
entraría, Kim volvió a empujarle y montar, perfilando la hombría de su
prometido contra su dilatado anillo.
— Mg, sigues
apretado, Junsu.
— Es porque no
estás lubricado aquí, Chun.
Kim se recorrió
hacia atrás, y usó su boca para chupar el pene de su prometido. Tras dejar mucha
saliva en él, volvieron a intentarlo. La penetración fue relativamente más
sencilla, pero todavía se sentía algo ajustado.
Y excitante.
Particularmente para
Park, que sentía enloquecedoramente placentera esa presión.
Para el rubio era
un poco incómodo, pero ser quien está arriba lo calentaba bastante. Y de esa
manera él iba a controlar el ritmo, la profundidad, la velocidad. Y eso lo
calentaba un poco más.
— Chun, hoy yo
tomo el mando, ¿ok?
— Ok.
Park ni siquiera
dudó, porque seguía embobado con esa aura completamente erótica y salvaje de su
prometido. Y cuando fue él quien comenzó a moverse arriba y abajo tragándole
con cada penetración, no pudo más que dejarle hacer lo que quisiera. Él estaba
más que listo para desfallecer de placer en tal paraíso.
Cuando Kim
finalmente se acostumbró al tamaño y grosor de su amante, aumentó el ritmo de sus
caderas, y el chapoteo del choque de sus cuerpos también se hizo más intenso,
más húmedo, más excitante. El rubio arañó el pecho y pectorales de su
prometido, se dejó hacer cuando sus nalgas fueron palmeadas y sus muslos
acariciados con lasciva mirada. Se dejó llevar cuando su miembro fue tomado por
la siniestra del azabache y masturbado con maestría, duplicando su placer. Se dejó
hacer cuando sus tetillas fueron torturadas por los dedos del azabache,
por las uñas rozando ahí y poniéndole más sensible que nunca.
— Ng~ ng~
Yoochun~.
— Se siente muy
bien, Junsu baby. Mg.
— Chun~ Chun~.
Gimiendo su nombre,
Kim continuó montando el falo de Park, notando el roce de sus anillos carnosos
alrededor del erecto miembro, la forma en que resbala dentro y le llena de manera
tal que casi le siente en las entrañas, el alivio extrañamente vacío que siente
cuando su cadera se eleva y el miembro sale hasta la punta, llenándose de más
placer cuando profana de nuevo. Esas sensaciones continuas, incesantes y
rítmicas le estaban enloqueciendo, turbando sus sentidos y acercándolo al
vórtice de placer.
Vórtice que no
solo él visitaría.
— Ng, Junsu ah,
tienes que quitarte. Ng, Junsu.
Kim sin embargo,
no estaba escuchando, sus caderas se estaban agitando sin parar. Park tensó la
mandíbula, conteniendo su placer lo suficiente para incorporarse, empujarle
sobre la cama, abandonar su interior y luego correrse en su bajo vientre. El rubio
parpadeó varias veces, entre confundido y extasiado, gimiendo a ojos cerrados
cuando su pene fue masturbado por la diestra de su prometido y alcanzado su
propio orgasmo, manchando su pecho con la blanquecina semilla. Park se tumbó a
un lado, ambos respirando laboriosamente, sudados y encantados.
— Eso fue,
extraordinario, baby.
— Sí, aunque no me
dejaste terminar como quería~.
— Si me corro
dentro de ti, luego tendrás dolor de estómago.
— No me hubiera
importado~.
— Deja de hacer
puchero. No, me encantó el sexo sin condón, pero correrme dentro no es bueno
para ti, y yo solo quiero que estés bien, sumamente bien.
Dijo, llenándole
de besos.
— Junsu baby,
¿estrenamos la ducha también?
Una risita vibró
en labios del rubio, mientras se dejaba arrastrar hasta ahí y llenaban de
gemidos sonoros la habitación.
…
La ceremonia de boda
ha sido sencillamente hermosa. Familia y amigos reunidos para felicitarlos y
llenarles de buenos deseos. Han evitado a los medios de comunicación y hecho de
aquel acto una celebración meramente privada.
Celebración que
llegó cargada de algunas sorpresas. Como el hecho de que los amigos de Park
estuvieran relacionados con los de Kim y cómo hasta entonces se van enterando.
— Ya que ustedes
han vivido en su burbuja durante todo el año, nunca logramos coincidir cuando
intentamos invitarles a comer o tomar una copa.
— Pero ya entiendo
de dónde me sonaba el nombre de Jaejoong, se trataba de tu novio, Yunho.
— Exacto. Sin embargo,
no pensé que Hayami estuviera en una relación a distancia, esa fue una sorpresa
hasta para mí.
— Lo fue más saber
que ChangMin es pariente lejano de Jaejoong. Se siente como si todo quedara en
familia.
— ¿No se aplica
más para tu hermano? Digo, parece que se entiende muy bien con tu cuñado, eh.
— Oh, son buenos
amigos pero JunHo no está interesado en YooHwan.
— ¿Seguro?
— ¿Qué? Bueno,
YooHwan dijo que se lo aclaró hace mucho.
Jung Yunho, amigo
y socio de negocios de Park, estuvo tentado de decirle que para nada era lo que
parecía. Pero no era el momento ni el lugar, están aquí para celebrar el
matrimonio de su amigo con el lindo chico que platica feliz de la vida con su
Jaejoong, profesor en la universidad de que se graduó el chico en cuestión.
Junko parecía, sin
embargo, la más emocionada de todos. Tomando fotos aquí y allá no podía
relajarse como cualquier otro invitado. Y su vestido color lila terminó
sujetado con listones y seguros en su cintura, para facilitar la movilidad, ni
qué decir de sus altos tacones, abandonados en algún lugar del amplio jardín,
sustituidos por cómodas pantuflas de interior.
Los Sres. Kim y
los Sres. Park también estaban sumamente contentos, brindando y compartiendo experiencias.
— Estoy feliz,
Yoochun~.
— También yo,
Junsu. Muy feliz.
Abrazándose, los
recién casados se despidieron poco después de sus invitados y partieron a su
luna de miel, la que celebrarían en las paradisiacas playas de Jeju. Durante aquel
viaje la feliz pareja construyó irremplazables memorias, se conocieron un poco
más e hicieron juramentos a la luz de la luna. Amarse sin prisas, sin ataduras,
sin secretos.
Por eso, cuando
transcurrieron algunos años y tropezaron con la pequeña piedrecilla de la paternidad,
ambos acordaron adoptar. La afortunada fue una bebé de apenas unas semanas de
nacida que llegaba a sus vidas para enseñarles un montón de cosas.
Cosas, que probablemente
se contarían en otros pasajes.
Y quizá, en alguno
de aquellos, alguien le contaría cómo su papá Yoochun tuvo que decirle adiós a
su heterosexualidad al enamorarse de su papá Junsu.
Quién sabe, podrían
también contarle cómo su tío YooHwan hizo lo mismo con tío JunHo, y muchas,
muchas historias más.
Pero aquí, la
historia del particular compromiso arreglado de sus padres concluía. Con una
bonita fotografía de familia donde la pequeña dormita en brazos de un Kim Junsu
que sonríe radiante y un Park Yoochun cuyos ojos reflejan cuánto ama su vida
actual.
FIN
¡Hello people!
Les dejo este largo shot YS que había comenzado creo que, hace un año, tal vez, y que me di a la tarea de terminar desde el día de ayer.
Si tiene incongruencias, ignórenlas! xD
Si querían más detalles, pueden imaginarlos todo cuanto quieran porque no voy a retomarlo ;D
Nos veremos luego con alguna otra actu, tengo un par en mente, pero veré por cuál me inclino en los próximos días.
Si gustan, dejen sus comentarios~.
Ya Ne!
Muchas gracias por terminarlo!! Me encanta! Cómo todo lo que escribes, es todo tan lindamente pornoso, otro final feliz, espero por tus próximos proyectos, un abrazo, y otra vez gracias!!
ResponderBorrarEres increíblemente buena y mala al mismo tiempo, buena porque aparte de poner al Yoosu super sexy Hot, me sacas cada carcajada con sus peripecias, y mala por qué me dejas con ganas de saber cómo es que Junho cae redondito ante los encantó del maestro Pokémon. Gracias por esta historia. Por el tiempo que das a que tú inspiración nos ponga así de locas por el Yoosu. Sabes que aquí me vas tener pendiente de tus nuevos proyectos y rememorando los ya logrados. 1000gracias
ResponderBorrarFinalmente lo leí!!! Tengo tantas cosas que últimamente no sé dónde tengo la cabeza, pero te quedó hermoso 💞 muchas gracias por compartir con nosotras tan bonita historia ❤️
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