miércoles, 5 de diciembre de 2018

Like my Birthday. Oneshot YooSu.


Título: LIKE MY BIRTHDAY
Autora: Felina
Pareja: YooSu
Género: Romance
Advertencia: NC-18


Desde que ha terminado su servicio militar, Junsu no era precisamente el hombre más libre y desocupado que pudiera haber esperado cierto azabache. Y eso lo estaba enloqueciendo un poco. ¡Mentira! Un mucho, su humor no era el mejor. Necesitaba su dosis de vitamina Junsu. Así que, como dice cierto refrán, “si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña”. Por eso, Park se ha puesto un atuendo recién comprado con uno de los diseñadores más importantes a nivel mundial, y con ansia de presumir, se ha dado el gusto simplemente porque su adorable novio merece tener un novio súper atractivo que nada más al verlo le deje sin aliento. Y no es por nada, pero al mirarse al espejo antes de salir de su apartamento, el azabache pensó que estaba sumamente atractivo, guapo y sexy. Como para provocar hasta a una piedra.


Conduciendo uno de sus lujosos automóviles, el nombrado tomó un camino conocido. Algunos minutos después, aparcaba y se aseguraba, una vez más, de lucir impecable al mirarse en el reflejo que le regresó el muro metálico del ascensor. Cuando Park ingresó, finalmente, al departamento de su novio se dio cuenta de que ni el maquillaje había podido ocultar cierto rasgo demacrado en su expresión, era increíble lo mucho que le afectaba estar lejos de él, aunque apenas fueran unos días desde su descargue del servicio militar. Todo y que antes de eso las ocasiones en que se pudieron reunir fueron también esporádicas y con largos lapsos de tiempo entre una y otra.

J O D E R
Está un tanto molesto y otro poco resentido.
¿No deberían estar en plan acaramelado desde que salió?

Sí, el humor que tenía al salir de su departamento ha cambiado ni bien llegar al de su amante, porque, ¿no merecía siquiera una invitación? Él está aquí de improviso, esperando dar una sorpresa, pero todavía con ese pensamiento nadando en su mente de que no debería ser así.

Bufando y lanzando una maldición mental, el azabache se sacó el abrigo, mismo que dejó en el respaldo del sofá a su paso por la estancia, siguiendo de largo hasta la habitación de su novio, donde el mencionado claramente no estaba, pero olía deliciosamente a esencia de flor de cerezo. El sonido de la ducha desde ahí era, por otro lado, mucho más claro. De esa manera Park siguió su camino hasta allí, la voz del teñido tarareaba alguna de esas canciones pegajosas de moda y él solo podía sentir otro poquito de celos.

¿Incluso ha prestado total atención a las canciones populares, pero a él ni siquiera lo ha invitado a pasarla juntos?

M I E R D A
¿Se podía ser más posesivo que esto?
Oh sí, mejor no someterlo a prueba.

Lenta pero decididamente, Park abrió la puerta del baño. El vapor le recibió de golpe, y el olor a sales de ducha impregnado también. La silueta de Kim se definía con aire seductor entre la cortina de vapor, su deliciosa desnudez cubierta por una capa de espuma y traviesos hilos de agua tibia. La tina al lado rebosante hasta el tope, ahí donde, todavía sin percatarse de la lasciva presencia, el teñido se metió con lentos movimientos, sentándose y largando un suspiro mientras, lánguidamente, eleva el mentón hacia el techo y cierra los ojos disfrutando del agua.

Hipnotizado por la sensual figura, Park cerró la puerta de la ducha con cuidado, casi como si de pronto no quisiera ser descubierto y necesitara más de ese inconsciente flirteo entre los dos. Kim, ajeno a la presencia de su amante, continuó tarareando, esa vez una melodía más dulce y lenta, que junto a los sensuales movimientos de sus manos daba el aire erótico que pinchó la necesitada figura del azabache con excitación. Jugando al misterioso juego, Park avanzó sigilosamente hasta la tina, apoyó las manos en los costados del extremo y suavemente fue inclinándose hacia el frente, hasta que el rostro del teñido estuvo a no más de veinte centímetros del propio.

― Junsu ah. ― Susurró con tono ronco.

Y aquello fue suficiente para que su novio abriera los ojos y le mirara. Cuando Kim finalmente se dio cuenta de que su novio estaba ahí, pegó un chillido delfinesco que produjo una sonrisa divertida en el azabache.

― ¡Me has dado un susto de muerte! ― Chilló, con la diestra en su pecho y la respiración agitada. ― ¿Cuándo llegaste, Yoochun?

― ¿Es esa la forma de saludar a tu adorado novio, baby? ― Dijo, inclinándose otro poquito, mirándole fijamente a los labios.

― No me mires con esos ojos, sé que quieres hacer cosas pervertidas~.

― Obviamente. ― Aseguró, relamiendo su labio inferior.

― No me dijiste que vendrías, Chun. ― Kim dijo, mirando con cierta timidez a su amante.

― ¿Tengo que avisarte cada vez? ¿No puedo tomarme la libertad de sorprenderte?

― Lo acabas de hacer. ― Señaló con un curioso mohín de disgusto.

― Pero no pareces feliz ni conforme. ¿Acaso esperabas a alguien más?

Kim achicó la mirada con recelo, lanzó un bufido y endureció sus ojos.

― ¿Soy esa clase de chico?

― N-no. Lo siento, no quise decirlo de esa manera, baby.

― Me extraña que siquiera te haya cruzado el pensamiento, ¿desde cuándo te doy razones para dudar de mí?

―No es eso. Solo estoy cabreado. ― Park rumió, y su rostro expresó muy claramente ese sentimiento.

― ¿Ah? ― Kim parpadeó lindamente. Claro que le conoce lo celoso que puede ser, ¿pero esto no iba un poco lejos?

― Es que no nos hemos reunido. Ya sabes, solo tú y yo. Estoy muy celoso y preocupado.

― ¿Preocupado?

― Bueno, cambiaste.

― ¿Qué?

― Durante tu tiempo en el servicio, en realidad cambiaste.

― Es normal, ¿no? Todos lo hicieron, incluso tú. ¿Por qué es raro que también haya cambiado?

― No entiendes. Bueno, quizá sea yo quien no entiende. No lo sé, yo solo. ― Park se permitió un suspiro. ― Solo sé que te he extrañado horrores y me ha jodido no ser el primero en tu lista de prioridades ni bien cumpliste con tu deber hacia el país.

Kim soltó un suspiro, sonrió de medio lado y luego finalmente le jaló provocando que casi entrara en la ducha, el azabache se sostuvo de los lados de la tina, con una rodilla dentro y la otra descansando en el filo de la tina, aunque moría por estar encima de él. A ninguno le importó realmente que la ropa de Park se mojara aquí y allá. Sus ojos se han encontrado de nuevo. Así, justo de esa manera en la que los dos sienten que son uno solo. Tan enamorados.

― Yoochun ah, ¿tanto drama por eso? ― Kim dijo, un poco en tono de burla, otro tanto de disculpa.

― Sí. Tengo derecho, sabes.

― Claro que lo tienes. Me disculpo, ¿sí? No debí concentrarme tanto en el trabajo. ― Dijo, abanicando lindamente las pestañas mientras le seduce con la mirada.

Esos preciosos ojos marrones que sabían cómo derribar las barreras de un Park malhumorado que solo actuaba por instinto demandando atención. Esa que, jura, se merece. ¡Joder, que es su novio!

― Eres un adicto al trabajo. Me siento ofendido, te importa más trabajar que estar conmigo. ― Añadió con tono hosco, haciéndose un poquito el difícil. Aunque de antemano supiera que la batalla ya la ha perdido. ¿O ganado? Es decir, era esto lo que buscaba después de todo, atención absoluta de su novio.

― Vamos, no exageres, Chun. ― Kim dijo mientras desliza sus labios por la mejilla izquierda. ― Perdóname, ¿sí?

― No sé, creo que necesitas esforzarte un poco más, baby. ― Dijo con aire altanero, alzando la barbilla para dejarle espacio y que los aterciopelados labios atacaran concienzudamente su manzana de adán. Pensándolo bien, es un fácil. Total y completamente.

Kim no hizo esperar su ansiado perdón, así que paseó sus labios por el cuello del azabache, besando, lamiendo y mordisqueando la tersa piel. Claro, aquella no fue su única participación en busca del perdón, sus manos activas y decididas juguetearon al frente, acarició los pectorales marcados debajo de la camiseta de diseñador, mojándola otro tanto, preguntándose por un instante cómo es que le sentía tan delgado que prácticamente podía contar sus costillas en los costados. Descartó el breve pensamiento de momento, cuando sus traviesos dedos encontraron entretenido atacar las tetillas que bajo su dominio comenzaron a endurecerse y arrancaron sonoros gemidos de la garganta de su amante.

― ¿Estoy haciéndolo bien, Chunnie~?

― De maravilla, baby. No te detengas.

La voz áspera del azabache provocó una cantarina sonrisa del teñido, quien no dudó en deslizarse lo suficiente para alcanzar aquellos montes con sus labios, apresando uno entre ellos mientras la yema de uno de sus dedos frotaba el contrario. Por encima de la empapada prenda, aquel estímulo solo conseguía encender más al ya de por sí excitado azabache.

Y ambos lo saben.  

― Ng, Junsu.

― Nh.

― Estoy duro, tócame. ― Demandó con tono bronco.

Kim hizo oídos sordos a la petición de su amante, succionando el montecito mientras sus manos deshacen los botones de la camiseta y aprovecha para acariciarle la espalda. Algo más tibia debido al vapor que todavía flotaba en la ducha. Park gimoteó, un poquito en reclamo por la falta de atención que ha solicitado, y otro más extasiado por las cálidas manos que le devuelven con cada caricia la seguridad que la ansiedad de no verse había calado hasta sus huesos. Tétrica y descontrolada como sombras negras en una noche de tormenta.

― Su ah. ― Gimió, usando finalmente las manos para imponerse sobre su amante, empujándole hacia abajo mientras se mete de lleno en la tina y ataca los rosados labios del teñido con un beso hambriento.

Hambriento de deseo, de pasión, de amor.

Kim no titubeó ni un momento, ni se sintió inferior al ser dominado con esa bestial necesidad. No, por el contrario, se sintió lleno de bajas pasiones y de profundos sentimientos. Por eso devolvió el beso con el mismo ahínco, con la misma hambre y el mismo anhelo. Claro que sí, ha sido un poco egoísta y ha provocado la necesidad de su novio de mala manera. Porque no es que no sea su prioridad, es que le gusta un poco esa sensación de peligro, de celos posesivos, de lascivo deseo. Lo ha provocado a propósito, con esta intención, incluso soñándolo y fantaseando con sus reacciones, aunque ni de cerca tan seductora y ardiente como esta realidad.

Sus lenguas ardían con fervor, con el mismo candor con que sus labios se unían una y otra vez, anclando un beso tras otro como si no hubiese manera de separarse, como el imán que permanece unido al metal. Incluso si sus bocas dolían un poco, los besos continuaron por minutos en tanto sus manos acariciaron partes de cuerpo a su alcance, sintiendo el agua jugar entre ellos, hacer ruido y levantar ese aroma a sales que desde hace rato se combina también con el seductor aroma de sus cuerpos febriles.

Cuando de pronto Park le giró, el agua chapoteó en la tina, desbordándose aquí y allá, e incluso antes de que pudiera retornar a la normalidad, el azabache ya se había encargado de volverla turbulenta otra vez cuando, tras separar con sus manos las nalgas del teñido, comenzó a lamer el orificio que se revelaba entre aquellos carnosos melocotones.

Los jadeos de Kim resonaron con sonoros ecos en las paredes de la ducha, y su rostro ruborizado era capaz de reflejarse en los azulejos color crema que adornaban los muros. Sus rodillas, cada minuto, más débiles por causa de las vertiginosas oleadas de placer, amenazaban con rendirse en cualquier momento.

― Chun~.

― ¿Mh?

― Chun~.

Bastó aquel gemido áspero para comprender que el teñido le nombraba por inercia, entregado al éxtasis que su lengua le provocaba al profanar su estrecha cavidad. El azabache sonrió mentalmente, empujando con gula su flexible músculo, usando entonces sus manos para separar aún más las tonificadas nalgas.

― Realmente no te tocabas mucho, eh, baby.

― Chun~. ― Gimoteando con bochorno y capricho, el teñido volvió el rostro para mirarle. ― Deja de jugar, apresúrate~.

― Pero Junsu ah, estás tan ajustado que parecieras virgen. ― Dijo, admirando con detenida lujuria el estrecho agujero, que, aunque ha permitido el paso de su lasciva lengua, se tensa al instante cuando un dígito pretende invadirle.

― Vamos Chun~.

― Espera. Creo que aquí es imposible, vayamos a la cama, baby.

Dijo. Y como un ultimátum al que ambos se ciñen por voluntad, la enamorada pareja abandonó la ducha sin preocuparse ni un poquito por el agua salpicada o las gotas que dejaron camino a la habitación, tampoco importó mucho que sus cuerpos mojados empaparan también las mantas que cubren la amplia cama. Las pesadas prendas de Park terminaron pronto sobre el piso, haciendo un sonoro eco al caer; en el lecho, el azabache le ha empujado nuevamente pecho abajo, con la cadera levantada y la estrecha cavidad siendo torturada por la traviesa lengua.

― Ng~ Yoochunnie~. Más~, ng.

Gimoteó con gozo, moviendo sutilmente sus caderas como buscando mayor contacto con aquel húmedo, caliente y flexible músculo que toca su interior a diestra y siniestra, explorándole como si en realidad fuese un páramo virgen.

Park se da cuenta de que está demasiado estrecho, que necesita lubricante pero no piensa detenerse de su momentánea exploración, sentirle de esta manera le recuerda muchísimo a sus primeros encuentros, cuando Kim era demasiado tímido y él demasiado cariñoso. Antes de separarse por el servicio militar de cada uno, el sexo era todo pasión y lascivia; por supuesto, también sentimientos, pero quizá como una relación mucho más madura tras una década juntos, el sexo más espontáneo y cariñoso había pasado a ser cosa de ocasiones sumamente especiales.

― Ng~ Yoochunnie~. ― Kim gimotea de nuevo, ladeando el rostro y buscando la negruzca mirada de su amante.

Park sin embargo sigue ocupado, lamiendo y saboreando su interior. Con el rostro frente a las nalgas del teñido, el azabache incluso se permitió olerle a su antojo, mordisquearle y reír lánguidamente por las pucherosas protestas sin dignarse en dirigirle la mirada. Lo tortura un poquito, y lo hace a propósito, toma su pequeña venganza por la larga espera, es más, por haber sido él quien hubiese tenido que venir y buscarle, irrumpir con sigilo y tomarle por sorpresa.

― ¡Ng! ― Kim gimotea incómodo, Park ha empujado el primer dígito, pero la estrecha cavidad ofrece resistencia.

― De verdad, baby. Pareciera que lo hacemos por primera vez, estás demasiado ajustado. ― Dice, apartándose y estirándose hasta alcanzar el cajón en la mesa de noche, sacando el lubricante y sonriendo cuando su novio aprovecha el movimiento para empujarle y cambiar de posición, dejándole bajo su cuerpo. ― Esta vista también me gusta, ya lo sabes, baby.

― Claro que lo sé, pervertido. ― Sonriendo con la mirada, los traviesos dedos del teñido serpentean por el pecho del azabache.

Sentado a horcajadas sobre la pelvis de Park, Kim sabe que mover su cadera adelante y atrás friccionando el endurecido falo de su amante solo provocará un poco más la libido de ambos.

― ¿Quieres que me corra sin sentirte, baby?

― No. ― Respondió con rintintin, inclinándose y besándose fogosamente. ― Prepárame, como si fuera nuestra primera vez, Chunnie. ― Dijo, guiándole lindamente un ojo antes de moverse y girar sobre el cuerpo del azabache de manera que la posición 69 se formara entre los dos.

Kim de inmediato comenzó a besar y acariciar el miembro de su novio, en tanto Park derramaba lubricante entre las nalgas de su amante, frotando y siendo cariñoso con las torneadas nalgas besándolas y lamiéndolas hasta que empujó suavemente un dedo en el comprimido anillo. La resistencia, por supuesto, seguía ahí, pero la paciencia y el cariño con que Park comenzó a prepararle fue suficiente estímulo para que Kim no resintiera la lenta dilatación. Además, el azabache prestó atención al falo de su novio, mientras dos de sus dedos entraban y salían lentamente, él tomaba el duro miembro en su boca, chupándole y acariciándole con la lengua.

― Ng~ Chun~, más~.

Con tal luz verde, Park no tuvo reparo en darle lo que pedía. Chupando y mordisqueando los testículos de Kim, devorándole cariñosamente la erección, paseando la lengua por la cabeza fálica, enredándola ahí de vez en cuando. Al mismo tiempo, sus dos dígitos continuaban resbalando adentro y afuera, cada vez con mayor facilidad, por lo que al añadir un tercer intruso, Park lo hizo justo en el momento en que su boca estaba llena hasta la garganta con el erecto pene de su amante.

La doble sensación de dolor y placer transportó al teñido a un mundo de éxtasis, casi sintiendo que podía alcanzar su clímax si tan solo aquellos estímulos continuaban. Concentrado en aquellas sensaciones, Kim se distrajo por completo, apenas consciente de que el erecto falo frente a él necesitaba atención, lo acariciaba con una mano y exhalaba su cálido aliento contra el tronco.

― Estás listo, baby. ― Park dijo algunos minutos después, apartando sus dedos y palmeando uno de los glúteos de su amante.

Kim se incorporó, avanzó al frente y así, dándole la espalda a su amante, perfiló el duro miembro entre sus nalgas. Park aprovechó para acariciar la espalda de su novio, delinear su perfecta silueta y sujetar la sexy cadera mientras su falo se perdía en su caliente, húmeda y palpitante cavidad anal.

Un sonoro gemido vibró en la garganta del azabache, un suspiro más bien aliviado escapó de los rosados labios del teñido. Sus cuerpos eran uno, después de mucho tiempo. La sensación era gratamente placentera, tanto como para saborearla nítidamente sin necesidad de moverse ni un poco.

Kim apoyó sus manos en los muslos de Park, acariciando sin premura. Park le imitó, paseando las yemas de sus dedos por la tibia espalda, trazando figuras sin sentido. Escribiendo finalmente ese “te amo” que hizo jadear en expectación al teñido, quien finalmente se movió sutilmente, levantándose y descendiendo con una suavidad erótica que provocó un espasmo de placer en el azabache.

No mirarse de frente los hacía extrañarse. Estar unidos en cuerpo, era como un estímulo a la libido contenida para saborear el misterio. O algo parecido. Se sentía de alguna manera bien, era exquisito, como un postre que no puede saborearse hasta el hastío, sino una sutil probada que pueda llevar al paraíso.

El chapoteo del rebote de la cadera de Kim contra la pelvis de Park los motivaba todavía más. Como si ese sonido fuera suficiente para saber que, aunque no se miran a los ojos, es justamente el otro quien permanece unido al propio cuerpo. Sin embargo, no era suficiente, Kim fue el primero en reconocerlo, girando sobre la pelvis de Park y sin dejar que su caliente pene le abandonara, cambió la posición.

Ónix contra chocolate.
Un volcán en erupción.
El paraíso.

Cuando sus miradas se encontraron, el placer se duplicó, y la cabalgata de Kim aumentó en velocidad, mientras que la pelvis de Park arremetía hacia arriba embistiendo con precisión. Los gemidos que emitieron llenaron la habitación. Del mismo modo en que se llenó de sus calores corporales, del olor de sus sexos y toda la vibra erótica que solo ellos podían emitir mientras hacen el amor.

― Baby, no tengo suficiente.

― ¿Qu-é?

Park respondió con acción, le sujetó la cadera mientras se incorporaba y le empujaba sobre el lecho, tomando una vez más dominio de la situación. Las piernas de Kim se enredaron al instante en su cintura, recibiendo con apasionados gemidos las penetraciones de Park, que embistió con lujurioso entusiasmo el caliente agujero. Todavía algo apretado y muy caliente.

― Mierda. ― Park gimió.

― Chun~ no pue-do, más~. ― Kim gimoteó, arañándole la espalda con la siniestra en tanto usa la diestra para masturbarse, sabiendo que su orgasmo está ahí.

Algunas estocadas más, un par de bombeos y alcanzó su éxtasis, su semen salió disparado, manchando su pecho y mano. Sus jadeos intermitentes, su cuerpo tembloroso. Park frenó, dándole tiempo para saborear su orgasmo, aprovechando el momento para tranquilizarse un poco, no quiere llegar a su final aún.

― Estás sudando, baby. ― Apartando un mechón teñido de la frente de su novio, sonrió al ver la mirada vidriosa de éste algo perdida. Por supuesto, está en el vórtice de su orgasmo. ― ¿Tan bueno estuvo?

Kim finalmente le miró, con todos sus sentidos.

― Chun, es como un gran regalo de cumpleaños.

― ¿Ah?

― Tan, pero tan exquisito. Quiero más, Chun. Vamos, lléname~. ― Dijo, tocando su vientre mientras le seduce con la mirada.

Park sonrió pícaro, apostó mejor las rodillas sobre el lecho, sujetó las piernas de su amante por los tobillos y las elevó, llevándolas hasta los hombros del propio Kim de manera tal que su cadera se elevó al mismo tiempo, el falo de Park casi sale por completo, la sensación era expectante, se sentían como un par de novatos experimentando posturas extravagantes.

― Tu flexibilidad me encanta, Junsu baby.

― ¿Solo mi flexibilidad, Chun?

― No coquetees conmigo de esa manera, o me voy a correr. ― Dijo, sintiendo un pinchazo en el bajo vientre.

― Puedes correrte, Chun. Y comenzar otra vez. ― Añadió, guiñándole un ojo de forma seductora.

Sus labios fueron atrapados de inmediato. Un beso profundo y apasionado tras otro, sus cuerpos unidos.

Park retomó los movimientos repentinamente, pausada y suavemente al principio, más fuerte y profundo después. Sus embestidas llegaron ahí donde Kim siente que pierde el mundo de foco, sus tobillos fueron liberados y sus piernas bajaron hasta la cintura de Park mientras son sus manos las que se enredan ferozmente a su espalda, atrayéndole, gimiendo en su oído, temblando de placer. Estaba por experimentar un segundo orgasmo, uno seco esa vez. Park, por su parte, tocaba el cielo con la punta de los dedos cuando alcanzaba su propio éxtasis, derramándose en el interior de su amante, sintiendo que le exprime hasta la última gota de semen cuando comprime y dilata su cavidad, presa de los espasmos de placer.

Park se dejó caer sobre el cuerpo de Kim, difícilmente unidos.

― Eso estuvo, glorioso, baby.

― Lo sé.

Kim le hizo girar, abrazándose mientras descansan de lado se dejó hacer por las suaves caricias a su silueta. El falo de Park continuaba dentro, casi como si se negara a salir sin importar los movimientos que hicieran.

― ¿Eres un lobo en celo, Chun?

― Tal vez, baby.

Ambos rieron por la bobada. Comenzando a besarse otra vez. Dulce, profundo, dejando que el tiempo pase como si estuviera congelado.

― Tu lengua está caliente, Chun.

 Es tu culpa, Su ah.

― ¿Eh?

― Es que con este cuerpazo que tienes, y lo magnífico que eres en la cama. ― Park se relamió los labios con lascivia. ― Ya sabes lo que sigue, ¿verdad, Junsu?

Kim sonrió ladino.
Oh claro que lo sabe.
Después de todo, esta es una sorpresa, como si fuera su cumpleaños.

No pararían hasta que se saciaran mutuamente.
Hacer el amor toda la noche, y el día siguiente hasta que el firmamento se vistiera de negro otra vez.

A fin de cuentas, un poco de provocación mutua solo podía terminar de esta manera. Con resultados sexuales, vestidos de amor verdadero.

Profundo.
Puro.
Sin prisas.


FIN


 No diré mucho, solo que espero que lo disfruten~ 

Ya Ne! ;D

3 comentarios:

  1. Feli te quedó super bonito!!! Gracias por tomarte el tiempo de escribirlo y por compartirlo!!!!

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  2. Volvisteeee! Y con algo tan pornosamente bello, amo el YooSu y tú escribes el mejor, muchisimuc gracias Felina, espero que pronto nos regales más historias, de esas que solo tú puedes

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  3. Saluditos!!
    Hace tiempo que esperaba que actualizaras sobre el YooSu.
    Estoy super feliz de leerte nuevamente. Como siempre, tu historia me fascinó. Me encanta que Yoochun sea todo un amor con Junsu y Junsu sea atrevido.
    Muchas gracias por este shot.
    Por cierto, te invito a ver mi canal de Youtube, es totalmente nuevo y se tratará de Fics y shots muy cortos de DBSK, JYJ y más. Espero te guste.

    https://lolitahoneyfunnybunny.blogspot.com/2018/12/lolita-kpop-fanfics-only-for-fans.html?zx=c1061ffe242f3f0b

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