lunes, 16 de julio de 2018

Entrenando a Otosan. Capítulo 22


Capítulo 22. Para dar la bienvenida, ¡un baby shower con sorpresa!
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Izuki se dejó arrastrar por Kiyoshi a un Hotel ya que en el hogar de cada uno sus familias estaban presentes, así que la privacidad para compartir su intimidad no existía. No era tampoco que pasaran el tiempo alquilando habitaciones para hacer el amor, esta era de hecho la primera vez en meses que decidían gastar un dinero que no tienen para escaparse así. Los gastos económicos para la llegada de su bebé parecían incrementarse conforme avanzaba el embarazo, y Kiyoshi estaba esforzándose al máximo por cubrirlos todos.

– Es vergonzoso hacer esto, Teppei… – El chico ojo de águila murmura tras haber entrado en aquella habitación. La mirada del recepcionista le había resultado incómoda, sobre todo por la forma en que pareció enfocarse en su tripa… – No había pensado mucho al respecto pero, ¿nuestro hijo estará bien en este mundo cuando sepan quién es su madre?


– Nuestro hijo sabrá que tú mereces todo el respeto y el amor del mundo entero, que haya quienes no quieran dártelo será inevitable, pero no te quitará a tu hijo, Shun. No pienses esas cosas, estaremos bien, como familia… – El corazón de hierro trata de confortarle, le abraza y peina sus cabellos oscuros mirándole con ese mismo amor que él le profesa antes de besarle castamente la sien.

– Está bien, yo confío en ti. Y creo que haremos bien nuestro papel de padres, educaremos a nuestro pequeño de la forma adecuada… – Izuki dice con seriedad, con la seguridad de que a lado de Kiyoshi todo resultará bien.

– Lo haremos.

Comparten una sonrisa y el resto fluye con naturalidad. Los besos, las caricias, los suspiros y esas ganas de hacer el amor. El desnudarse con calma, sacando una a una esas prendas de tela molesta que estorba en su propósito inicial, mirándose con amor infinito, palpando juntos aquel bulto en la tripa que les hace sonreír más que enamorados, emocionados del momento en que aquel pequeño ser pueda estar entre sus brazos, y que al verlo día a día, recuerden el verdadero motivo por el que están juntos incluso si son demasiado jóvenes para ello.

En aquel momento sin necesidad de demasiadas palabras hacer el amor fue cosa de ternura y sensibilidad. Izuki jadeaba con los ojos entrecerrados y el cuerpo tembloroso por cada una de aquellas caricias que Kiyoshi fue depositando a lo largo de su anatomía, mimando ahí donde se ha vuelto más sensible por el embarazo, consintiéndole con susurros colmados de deseo hacia su persona más allá de la simple lujuria o el gozo paulatino.

Luego de algún tiempo compartiendo suaves caricias, Kiyoshi desliza sus atenciones al sur, besa con especial devoción la abultada tripa de su novio y habla con su bebé con tono cariñoso prometiéndole tratar bien a su mami siempre que él también se porte bien. Una suave patadita hace gemir quedito al chico ojo de águila y esbozar una sonrisa.

– Creo que eso fue un de acuerdo, papá… – Shun suelta una risita y baja la mirada, trata de apoyarse en sus codos para tener una mejor visión de su novio bien instalado entre sus piernas pero su fuerza no es suficiente cuando la mano algo áspera del corazón de hierro rodea su virilidad haciéndole ceder y recostar su cabeza nuevamente en la montaña de almohadas dispuesta en su espalda.

– Tan inteligente como okasan… – Kiyoshi dice con una mirada especial en sus ojos. Hay travesura y picardía en sus pupilas, y disfruta de la vista que tiene en aquel instante.

Shun se retuerce ligeramente, muerde su labio inferior y gime el nombre de su novio. Siente un cosquilleo en sus pezones y no puede evitar tocarlos con sus propias manos. Kiyoshi siente un tirón en su ingle y su entrepierna crece otro poco, agitándose deseosa de ocupar aquel espacio íntimo que conoce significativamente; así que se apresura en prepararle.

– Nhh Teppei~ – El chico ojo de águila gime agudo, elevando instintivamente la cadera aunque con la tripa le cueste un poco más por el peso, la mata de cabellos castaños se ha enterrado en su pelvis y degusta con apremio su virilidad.

Kiyoshi chupa la extensión de Izuki como si fuese la primera vez que practica felación para él, disfruta del sabor agridulce de su falo sudando el presemen y al mismo tiempo cuela un dedo entre sus glúteos aprovechando la altura que un almohadón proporciona a la cadera del chico ojo de águila. Apenas roza el estrecho agujero se recuerda que debe ser sumamente cuidadoso ahora así que recula de su postura dejando a su novio alterado, jadeante entre almohadas y mantas ligeramente desordenadas, con el rostro colorado y su sedoso cabello negro desaliñado.

– ¿Qué sucede, Teppei?

– El lubricante.

El corazón de hierro camina desnudo por la habitación en busca de su bolso, lo encuentra por ahí en el piso bajo los pantalones de su novio, todo está tirado al descuido aunque ellos se desnudaron sin prisas. Una sonrisa atraviesa sus labios mientras vuelve a su sitio y ve a su novio esperándole con las piernas abiertas y flexionadas, como si solo estuviese esperando cooperar con todo el día de hoy. Es que ambos tenían demasiadas ganas de amarse así de íntimamente.

Kiyoshi vacía un poco de aquella sustancia algo pegajosa con aroma frutal –tal como su novio lo había querido al momento de pasar por aquella sexshop–, la frota en sus dedos y luego esparce otro poco alrededor de la estrechez de Izuki.

– Frío~

– Lo calentaré ahora, no te preocupes.

Más sonrisas enamoradas y un beso apasionado mientras Kiyoshi presiona finalmente el primer dígito y siente a Izuki retorcerse bajo su cuerpo. Relájate le pide entre besos cortos, desciende luego con lamidas y succiones traviesas por el torso, se embelesa con la abultada tripa y llega a su objetivo, la erección del chico ojo de águila que no ha perdido tamaño, toma la punta entre sus labios y provoca un espasmo de placer en Izuki, aprovecha entonces aquel momento para presionar su dígito hasta el fondo, sintiendo las paredes compactarse alrededor de su falange.

– ¡Ahh Teppei~! ¡Más~!

El corazón de hierro presto mueve su dígito dentro y fuera, presionando en cada movimiento la carne rugosa del interior de su novio al tiempo que su boca desciende por el tronco erecto hasta la base. El placer casi parece descomunal para Izuki.

– Teppei, todo en ti es tan mghh tan grande… – El chico ojo de águila gimotea descontrolado, con las mejillas arreboladas de carmín y ese constante ir y venir de oleadas de placer que le hacen temblar de pies a cabeza.

– Lo sientes porque tu cuerpo es pequeño Shun… – Kiyoshi dice apartándose apenas lo suficiente de aquel pedazo de carne caliente cuya punta rojiza sigue provocando en él un deseo incontrolable de tomarlo entre sus labios.

– Noghh no soy pe-pequeño~

Izuki gimotea con un lindo puchero en sus labios, Kiyoshi le sonríe y a cambio agrega un segundo dígito que casi roba el aliento del menor de los dos. Traga de nuevo la erección de su novio y continúa hasta dilatar del todo la cavidad que habrá de albergar su hombría. Cuando los labios de Kiyoshi suben presionando el tronco de Izuki, éste no puede contener más el placer y termina por derramar su esencia en la boca de su novio sin haber podido advertirle siquiera que estaba por correrse.

– Lo siento~ ha sido culpa tuya por provocarme tanto… – Se queja avergonzado.

– No me importa, sabes delicioso Shun… – Kiyoshi limpia las comisuras de sus labios con su propia lengua, relamiéndose de gusto.

– Tonto.

– Te Amo, Shun.

– Más tonto, decirme eso para que te perdone… – Gimotea testarudo, dejándose llevar cuando el corazón de hierro abraza su cintura y le levanta sentándole en su regazo, con las piernas cruzadas para servirle de apoyo… – ¿Qué estás intentando, pervertido?

– Leí que era más cómodo para ti hacerlo en posturas donde tomes el control, así que… – Kiyoshi responde besándole los hombros y el cuello, perfilando su virilidad en dirección de la intimidad de Izuki, cuyo rubor en el rostro se ha extendido causa de placer y vergüenza.

– ¿Andas investigando este tipo de cosas?

– Por supuesto, todo lo mejor para mi amado y el cuidado de nuestro bebé.

– Eres maravilloso Teppei. Creo que no te mer… – Un dedo sella sus labios con suavidad.

– Ni siquiera lo pienses Shun. Soy afortunado por tenerte, Te Amo.

– Yo también Te Amo, Teppei.

Comparten un beso dulce y profundo mientras Kiyoshi ayuda a que Izuki baje su cadera y la penetración se efectúe uniendo sus anatomías en aquella exquisita intimidad. Ahogan gemidos en medio de besos húmedos y juego de lenguas atrevidas que recorren la boca del otro como si no tuviesen un mañana para amarse. El rebote de caderas es suave y lento, siguiendo el ritmo que Izuki puede imponer, pero el goce es sorprendentemente mayor que cualquier encuentro que pudiesen recordar. Es diferente de muchas maneras ahora, por eso la sensación de placer es superior. Es hacer el amor sin ataduras, sin miedos ni fantasmas persiguiéndoles el pensamiento.



– Shin-chan, ¿algún día haremos vida juntos como nuestros amigos?

Midorima había actuado como siempre, evadiendo los cuestionamientos incómodos que su novio solía hacer. Takao no había insistido porque no quería provocar a su novio ni orillarlo a tomar decisiones precipitadas, tampoco tenía ganas de escucharle hablar sobre horóscopos y la inexistencia de señales astrales que indicasen que debieran hacer vida juntos.

– ¿Realmente Shin-chan y yo tenemos futuro como pareja? Sé que estoy enamorado de él hasta la médula pero no sé en qué manera funciona el amor para él. Aunque incluso hayamos tenido sexo, o hecho el amor, no sé bien qué esperar de él.

– ¿Y si simplemente le preguntas? – Miyaji, su excompañero y senpai de Shutoku propuso. Otsubo estaba escuchando también, pero no parecía estar de acuerdo con la idea de su amigo, una mueca se plasmó en su rostro apenas le escuchó.

– Ya sabes, puedes ir y preguntarle todo lo que quieras, pero si Shin-chan no quiere hablar, no lo hará y punto… – El pelinegro suspiró mirando distraídamente a su novio jugar en las canchas de un parque donde se reunieron con los senpais graduados e iniciados en su vida universitaria.

– Hace mucho que no veía a Midorima actuar tan relajadamente en una cancha. Puede que no sea muy expresivo y te haga sentir en un claro lleno de neblina, pero creo que a tu lado ha cambiado mucho más que durante el tiempo que le conocí sin ser tu novio. Tal vez solo debas tenerle más paciencia… – Otsubo opinó, recibiendo el balón de parte de uno de los chicos que conformaban la reta que jugaba contra Midorima.

– Kazunari, date prisa y ven aquí, estos inútiles no entienden mi forma de jugar como tú… – El ojiverde replicó con el ceño fruncido, acomodando sus anteojos y agitando sus hombros para evitar que se tensen.

– Ya voy, Shin-chan… – Takao sonrió andando lentamente al interior de la cancha.

Sí, tal vez todo lo que necesitaba era seguir teniéndole mucha paciencia a Midorima, y esperar que ese amor que vislumbra en sus pupilas cuando hacen el amor, perdure para toda una vida juntos.

En realidad ha sido idea de Kise, y ha pedido la cooperación casi exclusiva de Riko y Momoi porque no quiere estresar a Izuki y Sakurai, y definitivamente no quiere a otros semes metiendo sus narices en un asunto tan delicado como este.

– Hay que invitar a todos nuestros amigos.

– No creo que la casa de Kagami-kun sea lo suficientemente amplia para que estén todos nuestros amigos, Kise-kun.

– No te preocupes, Riko-chan, podemos rentar un local.

– Bueno, si cooperamos entre todos podría resultar.

– ¡No~ Momoicchi! Me encargaré de eso, digamos que será parte de mi regalo para Kurokocchi y Kagamicchi por ser padres primero.

– Etto… – Suspiraron ambas chicas.

– Entonces, vayamos de compras. ¡Hay mucho que hacer!

Y cuando Kise iba de compras. Era toda una aventura. Incluso si aquella actividad resulta favorita para chicas como Momoi, incluso un poco como Riko, hacerlo en compañía del modelo era, a falta de otra palabra, agotador física y mentalmente. Si por Kise fuera probablemente derrocharía sus riquezas en hacer todo por sus amigos. Con algo de suerte ha conseguido tener cierto autocontrol desde que sale con Kasamatsu.

Un par de días habían sido suficientes para organizar ese baby shower para Kuroko. Le han llevado a la fiesta a base de engaños, Kagami incluido. Cuando llegaron al local fueron recibidos por un enorme arco de globos coloridos y un letrero de letras brillantes que rezaba Baby Shower para Kurokocchi, obviamente el rubio se había empeñado en dejar su sello en la reunión.

– Supongo que Kise-kun estuvo a cargo de prepararlo todo… – El peliazul dijo con una sonrisita, entrando y recibiendo un animado grito de Felicidades que le hizo sentir honestamente emocionado… – Son increíbles, chicos.

– Vamos, hay que comenzar cuanto antes con todo~ – El rubio fue por ellos, seguido por Kasamatsu, que estaba preocupado por la cantidad de energía que su prometido parecía tener el día de hoy con sus ocho meses de gestación y una tripa que parecía no pesarle en absoluto.

– No comas ansias, desesperado… – El pelirrojo le gruñó divertido por el puchero que inmediatamente cobró vida en labios del modelo.

– Kagamicchi es malo~ – Gimoteó enseñándole infantilmente la lengua.

– Gracias, Kise-kun, por organizar esto para nosotros.

– Técnicamente es para ti Kurokocchi, Kagamicchi viene por añadidura porque es tu prometido.

Así fue como el baby shower comenzó. Con Aomine y Sakurai llegando tarde por culpa del castaño.

– ¡Llegan tarde~ Aominecchi!

– No molestes Kise.

– ¡Oh por dios! ¿Desde cuándo tienes ese anillo Sakurai-kun? – El modelo inquirió con gesto curioso y ojos dorados brillantes.

– Esto… – Sakurai sonrió avergonzado, mirando a su prometido en busca de ayuda. No parecía que Kise fuera a conformarse con una sencilla respuesta y a él le avergonzaba de sobremanera hablar de los detalles.

– Te digo que no fastidies Kise. Deja en paz a mi prometido y vamos a continuar, ¿no se supone que es el día de Tetsu?

El rubio pucheó otra vez, pero admitió dejarles ir al menos ese día, ya luego se encargaría de sonsacarles la verdad. Quería saber con lujo de detalle cómo es que Aomine Daiki había propuesto matrimonio al tierno Sakurai Ryo.

– De todas maneras no me lo imagino siendo romántico como mi Yukio… – Murmuró para sí, mirando distraídamente a todos hablar animados, algunos haciéndole preguntas a Kuroko y Kagami sobre el estado de salud del peliazul y los planes que tienen para el futuro.

Izuki y Kiyoshi entendían lo nerviosos que se encontraban por el próximo nacimiento –la fecha aproximada estaba programada para la semana entrante–, ellos aunque aún estaban a meses de estrenarse en la paternidad ya se sentían ansiosos por un montón de cosas. Sakurai y Aomine se unieron a la conversación sin participar demasiado, al castaño le avergonzaba y todavía le costaba un poco sentirse parte del círculo de amigos, mientras que el moreno; bueno, sabemos cómo es la personalidad del prodigio así que.

Riko y Hyuga estaban sentados muy juntos y con las manos entrelazadas, lo que hacía que algunas bromas cayeran sobre ellos y se les tiñeran las mejillas de rubor. Momoi por su parte se sentía un poco extraña en aquel ambiente lleno de parejas, a donde volteara encontraba miradas enamoradas y besos furtivos, la pelirosa estaba feliz por Kuroko, pero una parte de ella seguía profundamente enamorada del peliazul y se preguntaba si es que algún día conocería a alguien que le hiciera sentir como expresan todos sus amigos. Hasta Midorima estaba contento con Takao sentado en sus piernas molestándole con pícaro cariño.

Estaban ahí también Koganei y Mitobe, el minino ansioso por iniciar con los juegos que Kise había prometido muy divertidos. Tsuchida con su novia habían avisado que llegarían más tarde, tenían ese mismo día un compromiso con la familia de la chica. Furihata, Kawahara y Fukuda estaban invitados pero no habían podido asistir por compromisos con sus propias familias.

Kise había mandado una invitación para Himuro, Murasakibara y Akashi también, pero dudaba que fueran a presentarse. No es que tuviera algún motivo en particular, simplemente había sido un presentimiento.

– Momoicchi, por qué pareces deprimida.

– No es nada, Kise-kun. Me puse un poco nostálgica porque estaba recordando viejos tiempos. Eso es todo.

– Vamos a comenzar con algunos juegos entonces, para que te animes.

La pelirosa agradeció el espíritu vital y enérgico del rubio, era un escandaloso y todo, pero era un amigo al que apreciaría toda la vida. Kise anunció entonces el primer juego, donde solo estaban incluidos los semes.

– ¡Eh! ¡Pero yo también quiero participar! – Koganei protestó con los mofletes inflados.

– Ni siquiera sabía que tú ibas abajo, gatito… – Kise dijo con aire desinteresado, el minino se sonrojó y Mitobe le regaló una sonrisa tranquilizadora, cediéndole su lugar si así lo quería… – ¡Nada de eso! Solo S E M E S. ¡Yukio~ cariño, tienes que ganar!

– Empieza de una buena vez, Kise.

– Aominecchi~ soy un hombre embarazado, trátame con más respeto y amabilidad.

– Esas son cosas que solo tengo para Ryo, idiota.

– Está bien, vamos a comenzar todos ya… – Momoi y Riko tomaron entonces la batuta del juego… – Comenzaremos con los Biberones, en este juego ganará quien beba más rápido el contenido del biberón que le tocará.

– ¿Tendremos que succionar? – Kagami preguntó con aire desconfiado.

– Seguro que sabes hacerlo muy bien Kagami, por algo Kuroko está con barriguita… – Hyuga dijo con maldad, haciendo enrojecer furiosamente a la pareja.

– ¡Entonces mi Shin-chan ganará!

– Cállate, Kazunari.

Aomine enarcó una ceja mirando detenidamente el biberón frente a él. Pensaba que era ridículo jugar a esto, pero inevitablemente se acordó de sus momentos de mayor intimidad con Sakurai y un brillito especial titiló en sus pupilas azul metálico.

– ¡Chicos, no avergüencen a Kuroko y a Sakurai! – Riko protestó, viendo cómo en particular ellos dos parecían los más avergonzados del momento.

Así fue como finalmente decidieron dejar los comentarios pícaros para después e iniciaron el juego. Momoi contó hasta tres y entonces Kagami, Aomine, Midorima, Mitobe, Kiyoshi, Kasamatsu y Hyuga comenzaron, tomaron del biberón succionando la mamila con prisas, maldiciendo cuando notaron que poco salía de ellas. Aomine y Midorima fueron los primeros en protestar con frustración, Kagami agitaba su biberón intentando comprender su funcionamiento –todo y que ha estado practicando con biberones para su bebé en casa, estos no eran iguales–, Mitobe succionaba con tranquilidad, sea o no que gane, todo lo que puede hacer es succionar y succionar, además la leche fría tenía sabor a fresa, el favorito de su minino, seguro que luego unos besos les vendrían bien. Kasamatsu le lanzó una mirada furtiva a Kise, en sus pupilas se leía el reclamo silencioso por ponerlo en estos ridículos aprietos. Kiyoshi llevaba ya más de la mitad de su contenido, y Hyuga estaba que se tiraba de los cabellos por no avanzar casi nada, ¡está en desventaja que él no ha hecho nada de nada con Riko!

El resto de los chicos estaban divertidísimos, Kuroko sonreía echándole porras a Kagami, con esos gestos cutes que lo hacían lucir adorable y desconcentraban al pelirrojo. Sakurai intentaba animar a Aomine, pero el moreno estaba más concentrado en ganar que nada, lo que al castaño para nada le extrañó. Al final el ganador fue Kiyoshi seguido apenas por poco por Mitobe.

– Eso demuestra quien aquí es mejor succionando… – Takao dijo agitando las cejas pícaramente. Su novio le fulminó con la mirada, casi indignado por el comentario… – Claro que para mí tú sigues siendo el mejor, Shin-chan.

Cuando pensaban seguir con los juegos, Kuroko llamó a Kagami, había algo en su tono de voz que puso en alerta al pelirrojo.

– Taiga, creo que nuestro bebé ya viene.

– ¿Ya viene? ¡Ya viene!

Entonces todos entraron en pánico. Venga, que aunque hubieran querido estar tranquilos, la noticia tomó a todos con demasiado sorpresa como para pensar con claridad. Kagami asaltó a Kuroko con un montón de preguntas mientras le instaba a salir con sumo cuidado a la calle, tendrían que tomar un taxi, y luego tendría que pedirle a alguno de sus amigos que fueran a su casa por la maleta preparada para este caso. Kise dejó de chillar al borde de la histeria y recordó que su chofer estaba a la vuelta de la esquina.

– Él les llevará rápidamente a la clínica, nosotros les alcanzaremos en taxis… – Había dicho y todos vieron a la pareja partir. Riko y Momoi junto con Hyuga fueron los encargados de ir por la maleta a casa del pelirrojo.

– Respira Tetsuya, como aprendimos en las clases.

– Eso hago, Taiga.

– ¿Estás nervioso?

– Sí. Pero también me siento bien porque estás conmigo.

– Todo saldrá bien. Aunque se adelante una semana.

– Tan descuidado como su padre… – Kuroko sonrió, frunciendo el ceño y derramando involuntariamente unas lágrimas cuando otra contracción se hizo presente.

– Mientras herede todo lo demás de ti, está bien si tiene algún defecto.

– Nunca dije que fuera un… defecto, amo cada rasgo de tu personalidad, Taiga.

– Oye, soy yo quien debe consolarte y apoyarte más ahora, Tetsuya. Te Amo.

El camino a la Clínica fue así. Entre gestos de dolor por las contracciones y palabras de amor, Kagami y Kuroko marchaban a lo que parecía ser el momento esperado. El nacimiento de su bebé.

--//--

De camino a casa del pelirrojo, Momoi y Riko trataban de poner en orden algunas cosas que seguramente se le escaparían a la pareja con la llegada de su pequeño adelantada una semana. Si es que no se trataba de una falsa alarma.

– ¿Deberíamos avisarle a los papás de Kuroko?

– Sería mejor esperar un poco a ver qué le dicen a Kagami, hay que saber si Kuroko si tendrá al bebé ya.

– Momoi-san, ¿sabes cómo se tomó Himuro todo esto? Creo que Kuroko y Kagami han estado demasiado metidos en el embarazo pero descuidaron algunas otras cosas.

– ¿Himuro-kun? No lo sé, no hablo mucho con él, aunque Murasakibara-kun siempre dice que le ve relajado y casi no menciona a Kagami.

– ¿Ellos dos son, pareja?

– No estoy segura, Riko. Antes pensaba que Akashi-kun tenía algo con Murasakibara-kun; pero con Himuro-kun se lleva muy bien también. La última vez que supe de ellos parecía que estaban teniendo algunos, problemas creo. Honestamente diría que entre ellos tres sucede algo raro.

– ¿Raro?

– Como un triángulo amoroso.

– Oh.

– Chicas, podríamos enfocarnos en lo más importante. Kuroko puede estar a nada de dar a luz.

– Hyuga-kun, no hacemos mal en hablar de otras cosas, además todo surgió porque Riko quiso saber de Himuro-kun; de todas maneras, ¿no deberían estar más en contacto con él ustedes? Él es hermano de Kagami-kun.

– Te lo dije Momoi, Kuroko y Kagami se centraron en lo del embarazo y muchas otras cosas quedaron pendientes.

– ¿Eso podría ser malo?

– Esperemos que no.

--//--

Mientras tanto, Kuroko era preparado para entrar a quirófano. Efectivamente, su pequeño nacería ya. Y Kagami, bueno, él había decidido desmayarse en mal momento.



Continuará……

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