domingo, 25 de marzo de 2018

You Make Me Drunk. Oneshot Yoosu.


Título: You Make me Drunk
Autora: Felina
Pareja: YooSu
Género: Romance
Clasificación: NC-17/Lemon

YOU MAKE ME DRUNK
Oneshot
~*~

Ellos dos se habían enamorado durante la adolescencia, evadiendo sus sentimientos durante varios años, animándose a dar el gran paso cuando comenzaban sus 20´s, porque una relación gay era difícil, por más amor que se tuviera.

El romance comenzó “viento en popa”, eran un par de bobos enamorados que nada más mencionarles al otro (en efecto, aunque querían no siempre podían estar juntos) ya sonreían como idiotas, suspiraban y se sonrojaban. Sí, ambos se sonrojaban, aunque con el tiempo el mayor de los dos fuera perdiendo un poco de aquella capacidad, suplantándola por una negruzca mirada llena de lascivia.


Obviamente, a Park Yoochun se le inflamó la vena pervertida desde la primera vez que hizo el amor con Kim Junsu. Y aunque todavía pasaron meses para que su lujuria se contuviera, llegó un momento en que nada más verlo comenzaba a fantasear. Sí, también hubo un tiempo en el que Park solo pensaba en sexo cuando pensaba en su novio, y se daba sus mañas para arrastrarlo a un hotel siempre que podía. Conforme la relación avanzó y sus sentimientos fueron madurando y acoplándose, Kim también se hizo experto en detectar qué comportamientos suyos desataban particularmente el deseo de su amante. También el tipo de vestimenta, de mirada, de sonrisa. Y, lo más vergonzoso para el todavía inocente y tierno Kim, las insinuaciones revestidas de palabras susurradas en su oído, sobre todo si lo decía en inglés. Porque bueno, Kim no era precisamente fluido con el idioma extranjero, pero de alguna manera eso ponía sumamente caliente a Park.

― Porque eres un pervertido. ― Solía decir con simpleza uno de sus mejores amigos.

― Cállate, ChangMin, tú que sabes. ― Espetaba el azabache, listo para refutar las palabras del joven morocho pero detenido por el mayor de todos.

― Basta ya ustedes dos, están haciendo que se le suban los colores a Junsu. ― Jaejoong dijo, acercando unas botanas a la mesa, mirando de soslayo a su novio, quien atendía una llamada en el pasillo.

― Por dónde quieres que comience, rata pervertida.

― Serás celoso porque no puedes hacer lo mismo con tu relación a distancia.

― Chicos. ― El tono de Jaejoong fue entonces de advertencia. Y el par no tuvo más remedio que sellar los labios.

Junsu lo agradeció con una sonrisa, mientras Yunho regresaba y se disculpaba con todos por las constantes llamadas.

― ¿Tu padre? ― Jaejoong preguntó por lo bajo.

― Sí, es terco el hombre. ― Yunho respondió, devolviéndole una sonrisa más bien débil. No, su novio se corrige en pensamiento. Es una sonrisa que expresa resignación.

― Está bien, Yunho. Son cosas que sabíamos pasarían.

― Que lo sepa no significa que lo deje pasar como si nada.

― Yunho.

― Hablaré con ellos, Jaejoong.

― Pero.

― Hablaré. ― Dijo. Tajante.

Los amigos de la pareja escucharon incluso si hubieran pretendido no hacerlo. Y de todas formas no era precisamente secreto para nadie la situación actual de ellos. El patriarca Jung quería que su hijo conociera a la hija de un amigo. Con intenciones evidentes de alianza nupcial. El joven Jung, claramente, no pensaba aceptar. Sin embargo, tampoco ha hablado con sus padres sobre su homosexualidad, ni mucho menos presentado a Jaejoong como su novio. Todo y que llevan ya más de siete años de relación, habiendo comenzando, a diferencia de Kim y Park, a salir en la adolescencia, durante sus tiernos 17.

Un par de semanas más tarde, Jung era un desastre emocional, su padre no lo ha tomado de la mejor forma, aunque su madre ha sido más condescendiente, él sabe que le ha fallado a su progenitor. A ambos. Le ha pedido a Jaejoong darle un tiempo para solucionar las cosas con su familia, y aquello ha mermado en la relación, intentan ser comprensibles el uno con el otro, pero los miedos y la incertidumbre sacuden sus emociones con la fuerza de un tornado.

Ver a sus amigos en esa situación, impactó e influenció a los otros. Particularmente a Park, quien viviendo una relación clandestina con Kim, no quería imaginarse lo que sucedería cuando sus padres comenzaran a presionarlo con el matrimonio.

Rozando los treinta y tras haberse enlistado para el servicio militar, el tema comenzó a salir en las comidas familiares antes de su ingreso, el Sr. Park preguntaba por novias, mencionaba lindas señoritas hijas de amigos, de funcionarios políticos con quienes tenía algún roce laboral.

― No tengo pensado casarme aún, papá.

― Estás en edad de sentar cabeza, Yoochun. Los dos años en la milicia pasan más rápido de lo que piensas. Cuando te reintegres a la sociedad, sería bueno que una novia o prometida te esperara, ¿no crees?  

― ¿Prometida? Soy muy joven todavía. Además, que no haya traído a casa a nadie no significa que estoy soltero.

― ¿Tienes novia? ― La Sra. Park preguntó, con cierto entusiasmo en su mirada.

Su primogénito carraspeó.

― Deberías traerla a casa, ya que la mencionas debe ser especial.

― Es especial. ― Park dijo, sonriendo inconscientemente.

Sus padres sonrieron también. A sus ojos era notorio que su primogénito estaba enamorado. De pronto sentían una enorme curiosidad por conocer a la afortunada ganadora del corazón de su hijo.

Al azabache lo golpeó la conciencia.
Él no tiene novia.
Tiene novio.
Y lo ama.
Y no verse por casi dos años de servicio militar, era una tortura.

Pero sus padres, esperan una chica, una linda señorita a la que malcriar. Que les permita tener nietos y un montón de fantasías sobre matrimonio heterosexual que al azabache no le cabían en la cabeza.

Porque él quería hijos y familia, con Junsu.
Solo con él.
Aunque no llevasen la sangre de ellos.
Porque hay niños, algunos recién nacidos, que necesitan de ellos.
De un par de hombres enamorados que quieran darles el calor de un hogar.


― ¿Yoochun? ¿Estás bien?

― ¿Eh? ¿Qué?

Kim sonrió cariñoso, le acarició una mejilla y retiró la copa de vino de mano de su novio.

― Estás cansado, ¿verdad? Por qué no vamos a la cama, hay que dormir.

― ¿Dormir? De pronto se me está ocurriendo algo diferente.

― ¡Chun~!

― Vamos, no podremos vernos a menudo a partir de la próxima semana, baby.

Esa noche, Park le hizo el amor con suma ternura y parsimonia.
Esa noche, Kim sintió algo diferente mientras se miraron al estar conectados en cuerpo.

El alma, tembló.


Poco más de un año más tarde, Park vivió en carne propia lo mismo que su amigo Jung tiempo atrás. Su padre, sin embargo, fue tanto más lejos de lo que pudo hacer el padre de su amigo. Los días libres de su servicio no estaba siendo para nada como había esperado. Además de no poder verse con Junsu porque recién hacía unas semanas que se había enlistado también, su padre lo recibía con una propuesta de aquella naturaleza.

― Te lo estoy pidiendo, Yoochun. Es por nuestra familia.

― Te lo dije hace tiempo, ya tengo a alguien especial, no estoy soltero, papá.

― No debe ser tan especia, ya que nunca la trajiste a casa.

― No se presentó la oportunidad.

― ¿Oportunidad? ¿Qué necesitabas? Cualquier día pudo ser. ¿Realmente la amas?

― Sí.

― Entonces cuál es el problema, Yoochun. ¿Te avergüenzas de tu familia?

― No es nada de eso, papá.

― Y, ¿cuál es la razón de mantener a tu novia en secreto?

― Novio.

― ¿Qué?

― No tengo novia, tengo novio. Papá, soy gay.

La expresión de sorpresa mutó casi de inmediato a una severidad que hizo tragar hondo al azabache. Su padre se levantó de su sitio y fue al minibar de la casa, se sirvió un trago de vino y volvió a llevar la mirada hacia su hijo.

― Pues, debes terminar con quien sea que estés saliendo.

― ¿Qué?

― Y casarte con una buena chica. De hecho, conozco a la indicada, y vas a conocerla mañana, antes de que vuelvas a la milicia.

― No voy a romper con mi novio. Y no voy a conocer a nadie, tampoco casarme con quien tú me digas, papá.

― Vas a hacerlo.

― Escucha, sé que es decepcionante…

― Tienes que casarte, Yoochun. O perderé la empresa. Todo por lo que he trabajado durante mi vida entera, lo que he construido para nuestra familia.

Aquello, era lo que el azabache menos necesitaba.
Lo que menos quería de su padre.

¿Familia?
No. Yoochun solo sintió el peso de la conveniencia.


Cuando Junsu escuchó de su novio lo sucedido, sospechó que el pensamiento de Yoochun estuviera flirteando peligrosamente con la idea de hacer lo que su padre le pide.

― No voy a terminar contigo, Junsu. ― Aseguró. Y es que bastaba con escucharle al otro lado de la línea para saber que estaba preocupado por su relación.

― ¿Y qué va a pasar con la empresa de tu padre?

― Si tiene que perderla, entonces que así sea.

― ¿Y seguro que lo dejará pasar así nada más?

― ¿Qué más puede hacer, Junsu? ¿Desheredarme? No hay nada para heredar de todas formas.

Kim suspiró, deseando estar frente a su novio, apretar su mano y besarle.
De pronto parecía que lo peor que pudo hacer fue enlistarse.

― Te amo, Yoochun. Pero, no quiero que pierdas a tu familia.

― Junsu ah.

― Estoy asustado, no puedo evitarlo. No van a aceptarnos, Yoochun. Tu familia, la mía. Ellos no entienden nuestro amor. Y temo que todo se derrumbe.

― Junsu, mírame. Mírame. ― Dijo, deseando poder enmarcar el rostro de su novio, besar sus párpados, necesitado de sostener sus ojos con las hermosas pupilas chocolate. ― No lo sabremos si no lo intentamos. Mi padre es duro, pero me ama. Él solo se siente acorralado por los problemas financieros. Mi madre, ella te adora, amará saber que siempre se ha tratado de ti. Y hemos tenido el apoyo de YooHwan siempre, no ha dicho ya varias veces que eres “mi esposa”.

Kim soltó una risita, todavía apesadumbrado y con el pecho tembloroso.
La familia Park podía entenderlo, pero sus padres son tan apegados a sus creencias.

― ¿Y si tu madre deja de adorarme?

― Imposible, alguna vez me dijo “si Junsu fuera chica sería perfecta para ti, pero tendrías demasiada suerte, hijo mío”. Ella no me tiene confianza. ― Bromeó, un poco al menos.

― Pero no soy una chica, Yoochun. ― Suspiró. Apretando inconscientemente el teléfono, sintiendo ganas de llorar.

― Todavía entenderá, y ayudará a papá a entrar en razón.

― No quiero que te cases con una mujer, Yoochun. ― Dijo, cerrando los ojos con fuerza, tragándose el llanto, la sensación de la impotencia.

― No voy a hacerlo, Junsu. Te lo estoy diciendo de verdad. Aún si mi padre lo suplica, no lo haré.

Abrazarse y besarse era necesario, e imposible en esos momentos para los jóvenes amantes, una necedad de los corazones inquietos, temerosos del futuro, de los obstáculos que apenas comienzan.


Cumplía la mitad de su servicio militar cuando lo supo por las noticias en la tv, Park Yoochun, hijo de un empresario en ascenso había generado un escándalo mayúsculo en su supuesta fiesta de compromiso. Por supuesto, Kim había estado enterado de esto, su novio se lo dijo hace un par de meses, pese a la insistente negativa por casarse con alguien a quien siquiera conoce, el Sr. Park había seguido adelante con un matrimonio arreglado y dispuesto por los respectivos progenitores.

Acorralado, el joven Park había hecho lo único que pudo con el corazón acongojado y la mente determinada. En su fiesta de compromiso se había ido de copas, bastante. Ebrio hasta ser incapaz de mantenerse en pie por cuenta propia, había gritado a pulmón en cuello que no iba a casarse pues era gay.

― ¡Estoy enamorado hasta los cojones de mi novio! ¡Oyeron bien! ¡Novio! ¡Y sí, los cojones, el tuétano, la médula! ¡Llámenlo como les venga en gana! ¡Y no pienso casarme con esta mujer! Lo siento, preciosa, pero incluso si fueras una diosa en la cama, no hay sexo más placentero que el que tengo cuando lo hago con mi novio. Me excita su cuerpo de adonis y el agujero entre sus nalgas, entiendes eso ¿verdad?

Esas, y muchas otras palabras tachadas de vulgares por los medios de comunicación, había soltado Park durante la fiesta. La chica en cuestión se ofendió tanto que, al día siguiente, los Park tenían una demanda por un sinfín de situaciones. Y eso, era la noticia del día, estaba en boga por todas partes desde los tabloides impresos hasta las redes sociales en la web y las notas amarillistas de la tv.

Videos y fotografías tomados por invitados a la fiesta de compromiso (invitados que, sobra decir, eran particularmente de la familia de la “novia”) se habían dedicado a publicar todo en sus respectivas redes sociales y a hacer eco en la prensa. Dieron entrevistas, y como era de esperarse, Yoochun fue puesto como “el peor”. Días más tarde las cosas se agravaron tanto que los Park estuvieron bajo investigación policial.

Para Kim estar atrapado en la milicia era una tortura, no podía acompañar a su novio en un momento tan importante, y las llamadas telefónicas eran escasas y cortas.

― No te preocupes, estamos sobrellevándolo bien. Además, Jaejoong, Yunho, ChangMin y Hayami están conmigo.

― Pero yo no, Chun. Y soy quien debería estar ahí contigo, hombro con hombro.

― Lo sé, baby. Pero, las cosas son así. Confía en mí, no hay acusación alguna que puedan probar, ni siquiera estuvimos solos en su casa una sola vez, así que muchas de las calumnias que andan soltando sus amigas son solo estupideces. Y mi padre ha comenzado a abrir los ojos, ese supuesto amigo suyo ha querido su empresa desde hace tiempo, las cosas simplemente le favorecieron con los problemas financieros.

― ¿Sabes lo que dicen muchos por aquí?

― ¿Qué?

― Que eres un hombre borracho de amor, por otro tipo. La mayoría ha dicho cosas buenas, has ganado algunos admiradores por ser tan honesto justo en el día en que anunciarías tu compromiso a la sociedad.

― Bueno, los borrachos siempre dicen la verdad, ¿no, baby?

― Lo hiciste a propósito, ¿verdad? Irte de copas.

― Me conoces bien, Junsu ah. Lo siento por mis padres, probablemente la vergüenza fue mayor de esta manera, pero, no me dejaron opción.

― ¿Les has dicho que soy yo? Tu, novio.

― A mamá sí. Y como te dije aquella vez, te adora y ya tiene ganas de verte y felicitarte por soportar a su idiota hijo mayor.

― Yo quiero verte a ti~. No soporto la distancia, Chun.

― Solo el tiempo necesario, baby. Cuando salgas todo este asunto tiene que estar solucionado también.


Era un día especial, de muchas maneras. Hace una semana que su situación legal finalmente se esclareció, había ido tan bien todo, que incluso se descubrieron niveles de corrupción a los que culpar de la supuesta bancarrota de la empresa Park, claro, tenía problemas financieros pero no era imposible salvar el negocio. Y el fondo de todo había sido el capricho de la única hija de la familia con la que casi emparentaban. Al final, el escándalo se había olvidado más rápido de lo que había surgido. Y Yoochun lo agradecía, finalmente podía descansar, despreocuparse de llamadas molestas, entrevistas policiales y más. Por supuesto, su vida ha cambiado, pero está aprendiendo a sobrellevar ese cambio.

― ¿Qué harás para tu cumpleaños? Ya no falta mucho.

― Pensaba visitar a Junsu, pero me dijo que ese día estaría muy ocupado. Así que supongo que mis buenos amigos me invitarán a tomar, o algo, ¿no?

― Yo voy a estar en Japón, lo siento. ― ChangMin se excusó. Park lo fulminó con la mirada, luego le palmeó el hombro.

― Salúdame a Hayami, el hombre merece una parcela en el cielo por aguantarte.

― Jódete, Yoochun.

― No empiecen, por favor, todavía tengo jaqueca. ― Yunho dijo, mirándolos a ambos con cara de pocos amigos.

Últimamente el trabajo lo tenía estresado, y era mejor no molestarlo. Además, el azabache le debía mucho, los Jung incluso apoyaron a su familia económicamente.

― Yo tengo una entrevista de trabajo, pero tendré libre la tarde, así que podemos salir a tomar algo. ― Jaejoong dijo de lo más tranquilo, texteando algo en su móvil.

― ¿Qué tanto sonríes, JaeBoo? ¿Con quién te escribes tan emocionado?

― Tan celoso mi Yunnie~.

― Tengo derecho, ¿o no?

Jaejoong sonrió ampliamente, luego le guiñó el ojo (o intentó, que el gesto no era para nada su fuerte y siempre terminaba haciendo caras más bien graciosas pero que, como a cualquiera enamorad@ del apuesto hombre, arrancaba suspiros) y avisó que atendería una llamada.

― Qué sospechoso. ― ChangMin dijo, mirando con diversión a Yunho. El moreno gruñó, no dudaba para nada de su novio, pero le picaba la curiosidad por conocer el significado de su secretismo.

― Es un modelo de talle internacional, tiene pretendientes por todo el mundo, ¿no?

― Ya cállense los dos, joder.


4 de Junio. Cumpleaños 32.
Park despertó esa mañana con demasiada pereza. Pateó las mantas y se quedó tirado en cama por varios minutos. La verdad es que no tiene nada de ganas de levantarse. Pese a que todavía el año anterior pudo reunirse con Junsu en medio del servicio militar de ambos, hoy era diferente, no han podido coincidir, todo y que él ha salido hace meses.

― Malditos bastardos, qué les costaba darle un permiso especial. ― Refunfuñó. Aunque supiera de antemano que nada se ganaba.

Pero venga, está frustrado a morir, es su cumpleaños, libre de rumores, calumnias y procesos legales. Pero no puede reunirse con su amante.

― Joder. ― Gruñó áspero, arrastrándose fuera de la cama hasta el baño, tomando una ducha larga, tan larga que pudiera recrearse algunas fantasías con Junsu como su coprotagonista, gimiendo, llorando y suplicando por más mientras le acorrala contra el azulejo y embiste profundamente su carnoso anillo. ― ¡Ngh, baby!

Correrse en su mano no era gratificante aunque su cerebro estuvo inundado de recuerdos de su novio. Su frustración fue en aumento. Terminó de ducharse y se vistió, nada demasiado atrayente, apenas lo suficientemente presentable porque ha quedado de reunirse con Jaejoong para comer.

― Aunque no tengo ganas de salir. ― Gimió, saliendo de casa alrededor de las diez, porque primero pasaría por casa de sus padres.

Hasta que llegó la hora de verse con Jaejoong, Park no dejó de mirar su móvil, preguntándose si es que Kim se daría el tiempo siquiera para mandarle un mensaje de felicitación.

― Es mi cumpleaños, mierda, escríbeme un poco. ― Rumió, de nuevo.

― Iba a felicitarte pero tienes una cara de pocos amigos que me estoy arrepintiendo.

― No estoy para bromas, Jaejoong.

― Pues mira, uno que quiere aligerarte un poco el humor. ¿Junsu no te ha llamado?

― Ni un mísero texto.

― Ah, así que por eso el malhumor. Venga, sabías que estaría ocupado. Ahora deja te felicito apropiadamente, Yoochun.

Después de un abrazo y entregarle su correspondiente presente, Jaejoong llamó al mesero y pidieron lo más deliciosa en la carta, además de una botella de su mejor vino.

― ¿Qué harás después, Yoochun?

― No sé. Ir a mi departamento a beber, supongo.

― ¿Tú solo?

― Puedes unirte si quieres, Jaejoong.

― Ok. Pero antes, Junsu me pidió un favor.

― ¿Ah?

― Así que tenemos que pasar por su departamento.

― ¿Qué favor te pidió? ¿Cuándo lo hizo? ¿Por qué a ti y no a mí? ¿Hablaste con él?

― Es algo sencillo, me lo dijo desde hace unos días pero no me había dado tiempo, ya sabes, el modelaje es entretenido. No sé, pregúntale cuando tengas oportunidad, y, como dije, hablé con él hace unos días. Cielos, Yoochun, qué celoso eres~.

― Ng.

― Entonces, ¿vamos?

― Bien.

Un par de horas después, Jaejoong le pedía a Yoochun que se adelantara y abriera el departamento de Junsu mientras él atendía una llamada de Yunho.

― Tienes la clave de acceso, ¿no?

― Obvio.

― Que bien, yo no la tengo, por eso necesitaba que me acompañaras.

― Sí, sí. Contesta tu llamada y date prisa, me deprimiré estando en el departamento de mi adorado delfín.

Jaejoong sonrió con aire divertido, se quedó en el pasillo y continuó su charla al teléfono. Park suspiró resignado, tendría que entrar al departamento de su novio, sin él para recibirle.

― Qué cumpleaños tan deprimente. ― Dijo, sorprendiéndose al escuchar una suave melodía venir de dentro del departamento. ― Qué extraño, no me digas que dejó encendido algo.

Cuando Park abrió la puerta y la melodía fue más clara, aguzó la mirada. De pronto preocupado de que alguien hubiese entrado a hurtadillas en casa de su novio. Listo para arremeter con cualquier intruso, el azabache mantuvo sus sentidos alertas mientras se adentraba en el departamento y el nervio y la adrenalina se le mezclaban en la sangre.

― ¡Feliz cumpleaños, Yoochun!

― ¿Junsu?

La resplandeciente sonrisa de Kim pareció iluminar toda la estancia. Porque sí, no era una ilusión, su novio estaba ahí. Hermosamente vestido de blanco, con unos de esos pantalones ajustados que tanto le gustan a él, y una linda tiara de flores sobre su cabeza, entre sus mechones oscuros cortos y naturales, con ese aire a “servidor público” que todavía tenía debido a su servicio militar, con las mejillas ligeramente regordetas moteadas de rubor y un lindo moño rojo alrededor del cuello.

Tenía ganas de llorar de emoción.
Y luego, comérselo a besos.

― ¿Sorprendido?

― Mucho. Estuvo rumiando todo el día pura hiel pensando en que no te vería, baby. ― Dijo, avanzando a pasos agigantados para estrecharlo entre sus brazos y oler su aroma. ― Te he extrañado tanto, Junsu.

― También yo, Yoochun~. Pero aquí estoy, feliz de celebrar tu cumpleaños, felices 32, Chun. ― Cariñoso, le dio un par de besos en las mejillas y otro par en los labios. Dulces y cortos, demasiado para la ansiedad del azabache.

― ¿Eres mi regalo? ― Cuestionó animado, acariciando el moño de su cuello.

― Sí, pero todavía no puedes desenvolverlo~.

― ¿Por qué no, mh?

― Primero la cena~.

― Pero faltan horas.

― Cierto, entonces, una copa de vino para brindar por ti~. ― Alegre, el castaño se zafó de brazos de su novio pero lo arrastró de la mano hasta el comedor, pulcramente arreglado con vajilla de porcelana, copas de cristal y cubiertos de plata.

― Gracias, baby. Te esmeraste tanto por mí.

― ¡Obviamente! Después de todo lo que ha pasado, lo menos que puedo hacer es mimarte, Chun~.

― Estoy fascinado por eso. Incluso si solo nos hubiéramos visto hoy, ya me sentiría mimado y afortunado. Estaba siendo el peor cumpleaños de mi vida, pero ahora es el mejor. ― Dijo, abrazándole por la espalda mientras su novio descorcha el vino tinto y sirve dos copas. ― A qué hora llegaste.

― No tuve tanto tiempo como quería, pero lo conseguí. Jaejoong estaba divertido con tu malhumor, ¿sabes?

― Maldito, lo sabía y no me dijo nada.

― Porque se lo pedí~ ¡quería sorprenderte!

― Solo por eso lo dejaré pasar.

― Chun, no podemos brindar si no me sueltas~.

― Entonces ven. ― Park se sentó en una de las sillas del comedor, y jaló a Kim en su regazo.

― De verdad estás mimoso, eh. ― Dijo con una sonrisilla, entregando una copa en mano de su novio.

― Claro que sí. Todo y que no me dejas desenvolver mi regalo. ― Se quejó inflando las mejillas.

― Solo espera un poco más al menos~.

Besando casto los labios del azabache, Kim tintineó su copa contra la de park.

― Feliz cumpleaños, Yoochun.

― Gracias, baby.

Kim dio un sorbo, pero Park dejó su copa en la mesa. El castaño vio su movimiento y luego lo miró a él con expresión confundida.

― Quiero que me lo des tú.

La petición fue obvia para Kim, tomó otro sorbo y luego se inclinó a labios de Park, compartiendo el trago de vino mientras se besaban largo y profundo. Park empujó su lengua en la boca de Kim, intrépido dominando la ajena, saboreando sus jadeos ahogados y el sabor del vino tinto en el interior de su cavidad. Se separaron con un chasquido húmedo, con los ojos brillosos y el deseo crepitando en sus pupilas.

Kim tomó otro trago de vino, y brindó con un beso por el amor que se tienen, por la oportunidad de reunirse en ese día especial. Porque no es solo el cumpleaños de Park, es como reencontrarse en una nueva etapa de sus vidas. Los Park lo saben ahora y tienen su apoyo, aunque resistente de parte del patriarca. Los Kim todavía lo desconocen, pero el castaño se siente lo suficientemente seguro de salir adelante.

― Te amo, Yoochun.

Kim suspiró antes de besarle de nuevo, y cambiar la postura para sentarse a horcajadas en sus piernas, temblando un poquito cuando las manos de Park acariciaron sus muslos y se perdieron por su espalda, buscando su piel bajo la camisetea blanca.

― Yo a ti, Junsu.

Sonreír y mordisquear sus labios, lamiendo luego los carnosos pliegues y besándole otra vez. Terminarse ambas copas de vino entre besos húmedos y embriagarse lentamente de amor.

― Yoochunnie~ antes de que desenvuelvas tu regalo, voy a darte un trato especial.

― Oh, trato especial eh.

Sonreírse cómplices y compartir otro beso. Mientras la diestra de Kim se movía astuta hacia atrás, hasta la cubitera, tomando un cubo de hielo y atraparlo entre sus dientes tras romper el beso.

Park le miró desde abajo, interesado de los movimientos de su amante. Kim sonreía con la mirada, como un cupido travieso buscando dónde lanzar su flecha. Se inclinó y paseó el cubo de hielo por el cuello del azabache.

― Ng. ― Park gimoteó debido al contraste de temperatura. Alzó el cuello dándole más espacio y movilidad.

Kim sonrió internamente, y sintió el calorcito encenderse en su vientre, hormigueando por todo su cuerpo. Park sintió espasmos conforme el cubo de hielo fue descendiendo, desde su cuello hasta la clavícula, entreteniéndose en la forma de su hueso, mojando su ropa.

― Joder, debí vestirme mejor. ― Gruñó de pronto. Una risita ahogada nació en la garganta de su novio, que aprovechó la ocasión para colar sus manos bajo la polera gris cromado, subiéndola hasta dejar al descubierto su pecho. ― Ng.

Park gimió cuando el cubo de hielo comenzó a frotarse contra una de sus tetillas, el montecito pronto comenzó a endurecerse y erguirse, mandando señales eléctricas de placer por el cuerpo febril del azabache. La misma suerte corrió la contraria, y el cubo de hielo siguió derritiéndose contra la piel caliente cuando Kim lo llevó hacia el sur pasando por la línea media de sus pectorales hasta anidarse en el ombligo. Ahí donde lo dejó, subiendo de inmediato una vez más a boca de Park.

Los carnosos labios de ambos se fundieron al instante, caliente contra frío. Labios, lengua e interior de su boca, Junsu estaba frío y ligeramente entumecido; Yoochun era lo contrario, ardía por completo y le sometía. Le apretaba el trasero y acariciaba sus muslos. Kim respondió moliendo su cadera contra la pelvis de Park, excitándole todavía más. El bulto contra su trasero comenzó a ser evidentemente más grande y duro.

― ¿Puedo desenvolver ya mi regalo? ― El azabache le miró con ojos lascivos y voz grave.

Kim se estremeció bajo sus intensos ónix y envuelto por su voz.

― To-todavía no, espera un poco más, Chun. ― Dijo, moliendo más su cadera.

Sus miradas ancladas, chocolate contra zafiro.
Las manos de Junsu se apoyaron en los hombros de Yoochun mientras agitaba sus caderas adelante y atrás con la fuerza suficiente para sentirle y palpitar de expectación, sintiendo las paredes de sus anillos contraerse en deseo, las caderas temblorosas.

― Vamos, baby, déjame emborracharme en las curvas de tu silueta.

― Ng~. ― Travieso, el castaño tomó la botella de vino y derramó de éste un chorro en el pecho de su novio, notándole estremecerse al contacto del frío líquido.

Tinto arroyuelo que surcó su propio brazo hacia el sur, acunándose en el pequeño cubo de hielo que quedaba en el ombligo, y perdiéndose todavía más hasta la frontera de sus pantalones. Kim sonrió travieso, e inclinándose de nuevo, paseó su lengua por la piel de Park, lamiendo el vino, embriagándose también. En tanto sus dedos ágiles deshacen la barrera de los pantalones y colándose en su ropa interior acarició el hinchado falo.

El olor del vino también se le estaba impregnando en las fosas nasales, sensibilizando todos sus sentidos. Su propia entrepierna comenzó a palpitar en sus pantalones, pero no era momento de satisfacer su necesidad, quería darle toda su atención a su novio.

Aprovechando la distracción del castaño, Park tomó la botella de vino, tomando un largo sorbo, la garganta reseca no se humectó con el vino, la ansiedad y el deseo comenzaban a desbordarse en su cuerpo y mente.

― Baby, ven.

― ¿Eh?

Kim se levantó casi por inercia cuando Park hizo el amago de hacerlo también, luego fue arrastrado hasta la estancia, pero antes de ser arrojado contra el sofá, fue él quien empujó a su novio, compartiendo sonrisas y miradas coquetas. La botella de vino en mano de Park fue dirigida a boca de Kim, bebiendo otro poco y besándose una vez más más. Profundo y apasionado, algo más salvaje que antes. Kim se arrodilló entre las piernas de Park, y exponiendo su virilidad comenzó a lamerle. Tiró de la mano del azabache y derramó otro poco del vino sobre su pene, Park gimió con una sonrisa pícara, Kim se relamió los labios y luego metió el miembro en su boca, succionando lentamente mientras lo toma hasta sentirlo en su garganta, retrocediendo y apretando sus labios a lo largo del tronco, besando la punta fálica antes de repetir la misma acción hasta volver la succión en un bombeo continuo, saboreando su agridulce virilidad.

La mano de Park cayó sobre la cabeza de Kim, sujetándosela unos momentos mientras era él quien tomaba el control de las estocadas, follando la boca de su novio con la pasión que se le desbordaba de las venas, provocándole arcadas mientras empuja contra su garganta y su saliva lo moja y cae como hilos blancos en desorden, mojando el piso y ensuciando su mentón y cuello.

― Mierda, fuck, baby. ― Gimió ronco, la botella de vino en el piso derramándose.

Kim comenzó a saborear el presemen en su boca, Park también estuvo consciente de su nivel de excitación. Pero no quería irse en la boca de su novio, así que retrocedió, le jaló a su regazo y mordiéndole los labios le besó con una lujuria novedosa mientras le desabotonaba la camiseta y despejaba su pecho, ahí donde atacó con lascivia lamiendo, chupando y mordisqueando los rosados pezones al tiempo en que la siniestra frotaba el bulto bajo los ajustados pantalones blancos.

― Ngh~ Chun~ duele~. ― Gimoteó, agitando las caderas mientras le suplicaba con la mirada se deshiciera también de sus pantalones.

Park sonrió lascivo, le bajó el zipper pero no deshizo el botón, apenas teniendo espacio para colar la diestra y tocar su caliente erección.

― No debería apresurarme para desenvolver mi regalo, ¿verdad?

― Chun~.

Kim hizo puchero, en medio de toda esa calentura, su faceta tierna aparecía como reflejos de su angelical personalidad. Park mordisqueó su puchero, pero lo complació, empujándole en el sofá le sacó los pantalones.

― Vamos a ensuciar tu ropa interior, baby.

― No~.

― Es mi cumpleaños, debes complacerme en todo, ¿no?

Kim gimoteó, pero se dejó hacer cuando la boca de su novio comenzó a repartir besos por todo su pecho mientras su mano continuaba acariciando su erección. Park serpenteó por el borde de la ropa interior, pero si Kim pensó (y esperó) que la boca de su amante lo atendiera, supo que no sería así cuando fue girado sobre el sofá y su ropa interior deslizada a media nalga, solo exponiendo su intimidad. La lengua de Park comenzó a lamer su comprimido agujero y él respondió temblando de pies a cabeza, gimiendo contra el respaldo del sofá y abriendo un poco más el compás de sus rodillas para darle más espacio.

― Estás estrecho, ¿no te has tocado en todo este tiempo?

― ¿Cómo podría~?

― Siento que tomaré tu virginidad. ― Susurró en su oído, cambiando su lengua por uno de sus dedos. ― De nuevo. ― Añadió, casi como si fuera posible. Saboreándose la sensación de la presión de sus paredes.

― Ng~ deja de jugar, Chun. Apresúrate~.

― Entonces, ¿ya puedo tomar mi regalo?

― ¿No lo estás haciendo ya~?

― No he retirado el moño, sabes.

― Chun~.

― Ok, ok. Pero necesito lubricarte, baby.

― Date prisa~.

Cuando Park se movió, empujó con el pie la botella de vino en el piso, la levantó y se dijo que ya mañana limpiaría el desastre. Y para no desperdiciar, se terminó lo que quedaba del tinto líquido y buscó en uno de los cajones del mueble en la sala lubricante. La botellita que tenían ahí en caso de ser necesario. Cuando volteó, Kim estaba recostado en el sofá (justo de frente), las piernas elevadas y su trasero expuesto. Obviamente, se ha sacado la ropa interior, pero la camiseta abierta y desordenada descansa bajo su cuerpo y es atrapada por sus brazos. Y su pene hinchado rozando contra su propio vientre, la punta rojiza, exudando su excitación.

― Yoochun ah, quita el moño~.

― Oh sí, y sé bien qué hacer con él, baby.

Acercándose cual lobo al acecho, el azabache deshizo el moño, pero el listón rojo no fue dejado en el olvido, por el contrario, fue atado en la base del castaño.

― ¡Chun~! ¡No~!

― Vamos, quiero que aguantes hasta que podamos corrernos juntos.

― Ng~.

El lubricante pronto comenzó a hacer su parte, permitiendo que los dedos del azabache penetren en la cavidad anal del castaño, distraído de la invasión por la boca de Park que estimulaba su erección, provocándole espasmos de placer y dolor pues el listón en la base impedía su orgasmo.

― Chun~ suficiente~.

Park sin embargo, no le escuchó. No de momento, su boca fue del tronco a los testículos, succionando y amasándolos, lamiéndolos. Empujando dos dedos tan dentro que Kim arqueó la espalda mientras gemía ladino y temblaba. El azabache retiró sus dígitos, y cambiando una vez más la postura, fue él quien tomó sitio en el sofá, invitando al castaño a sentarse a horcajadas en sus piernas.

Kim le sacó los pantalones y la ropa interior, quedando así ambos desnudos. Pero antes de montarle, se apresuró al comedor, tomando otro cubo de hielo y antes de autopenetrarse, paseó el pequeño cubo por el tronco fálico mientras sus besos se volvían algo más ardientes y húmedos. Antes de que el cubo se deshiciera por completo, Kim lo llevó a su boca, y mientras perfilaba la hombría de Park descendiendo sus caderas y sintiendo su poderosa y mojada intrusión, él compartía un beso frío con el sabor del falo de su novio mezclándose en sus salivas.

― Ngh~.

― Mg.

Sus gemidos hacían eco en la estancia. Eco que compartía ondas acústicas con el jazz seductor que seguía tocando desde hace al menos una hora en el equipo de sonido. Las caderas de Kim subían y bajaban, el pene de Park penetraba y era seducido por la expectación del roce carne contra carne, por la presión de sus anillos calientes. El sonido húmedo de sus anatomías encontrándose con cada movimiento les seducía los sentidos, y el placer de las estocadas aumentaba por cada beso entregado.

Kim aumentó el ritmo de sus caderas, pronto fue ayudado por Park, quien también comenzó a impulsar su pelvis en sentido contrario de cada uno de sus movimientos, encontrándose así en el punto medio de cada subida y bajada. Las oleadas de placer no podían hacer más que duplicarse, triplicarse y perder el control. La excitación estaba por las nubes. Nubes de lujuria encendidas como un fogón de algodones de azúcar y brasas de pasión.

No conforme con el placer obtenido, Park todavía repartió chupetones y mordiscos a los rosados y endurecidos pezones de Kim, arrancándole más y sonoros gemidos mientras le llama y parece lloriquear de gozo. Sus caderas, algo más temblorosas comenzaron a disminuir el ritmo, el castaño intentó sacarse el listón de su virilidad, pero la mano del azabache atajó su movimiento antes de que pudiera llevarlo a cabo, bombeando en cambio una vez más su entrepierna.

― No~ Chun~ no~. Déjame correrme~.

― Solo un poco más, baby.

Sonriendo por el uso de las mismas palabras de su novio, el azabache volvió a empujarle sobre el sofá, tomando así el control de las embestidas, aumentando salvajemente el ritmo de estas. Cada penetración era profunda y rozaba la próstata del castaño, volviéndole un manojo de espasmos y gimoteos. Park recibió entonces sus uñas francas arañándole la espalda mientras se aferra a sus omóplatos y enreda sus piernas en su cintura, gimiendo en su oído, mordiéndole la manzana de Adán y marcando su clavícula.

― ¡Yoochun~! ― Gritó cuando finalmente el listón fue desecho y su pene derramó el semen que chorreó hasta ensuciarle la cara.

― ¡Fuck, baby! ― Park gimió áspero cuando las paredes de su novio comprimieron con fuerza exprimiendo su semilla, arrastrándolo al orgasmo sin pizca de misericordia.

Ambos respiraban laboriosamente mientras los espasmos del orgasmo sacudían sus anatomías, acompasados sus corazones agitados como el alma misma. Park sostuvo su peso con sus brazos mientras continuaba unido a su amante y reposaban el orgasmo, Kim le miraba desde abajo, sonriendo feliz.

― Extrañaba tu cara orgásmica, Chun.

― ¿Sí? Yo también, todo de ti, baby. ― Darle un beso corto, y uno más. Muchos de ellos, mientras sonríen y se dan cuenta del desorden que han hecho antes siquiera de tocar la cena.

― Apesta a vino~.

― Sí, mh, derramamos parte de la botella en el piso.

― Todavía tengo otras dos. ― Junsu susurra con aire pícaro, coqueteándole con la chocolatosa mirada.

― Oh mierda, quiero cenar al estilo sushi corporal.

― No~.

― Hey, es mi cumpleaños, ¿verdad?

― Yoochun~ no seas tan caprichoso~.

― Oh, claro que sí. Lo tengo súper merecido, grité en un salón repleto de gente desconocida que estoy hasta los cojones de mi novio, y boté a una loca que estaba obsesionada conmigo.

Junsu pucheó al por mayor, pero no dijo nada, no había manera de refutarle nada, ni de complacerle todos los caprichos hoy. No es solo su cumpleaños, es una nueva etapa en sus vidas.

― Yoochun ah.

― Mh.

― Vivamos una larga vida juntos. Te amo, Yoochun.

― ¿No suena eso como una propuesta de matrimonio, Junsu? ― Preguntó, un poquito en tono de broma, otro tanto sumamente emocionado.

― Es porque no quiero que nadie te aleje de mí, Chun.

― Nadie lo hará, baby. Además, es un hecho, viviremos una larga vida juntos, Junsu ah. Voy a asegurarme de eso. Ahora, hablemos de esto luego de cenar, de pronto tanto ejercicio me provocó hambre.

― ¿Cuál ejercicio~? Chun, apenas si nos movimos~.

― Ya verás, baby.


Esa mañana cuando el alba se coló por el ventanal y el viento matinal meció las cortinas, Park pestañeó perezoso, pero a diferencia de su despertar el día anterior, hoy se sentía renovado. Kim dormitaba en su pecho, su aliento le hacía cosquillas y su pelo corto le picaba el mentón.

― Sigue siendo el más hermoso sobre la faz de la tierra. ― Musitó, besándole la coronilla, sintiendo luego un ligero dolor de cabeza. ― Mierda, resaca.

Dijo. Y recordó toda la faena de la tarde y noche anterior. Las dos botellas de vino tinto descorchadas que descansan en la estancia y el comedor, las latas de cerveza que él insistió en abrir desperdigadas por el piso de la habitación, una botella de sake en el baño. Sí, se habían embriagado, seducidos por el amor y la pasión desbordados en ambos.

Park se levantó con cuidado, necesitaba preparar café negro, y unas pastillas para la resaca, además de comida para llenar sus estómagos vacíos. Mientras lo hacía, no dejó de sonreír como el idiota enamorado que es. Sí, lo habían pasado difícil antes, pero todo valía la pena ahora que estaba ahí.

― Necesito anillos de compromiso. Y planear nuestro futuro, quizá lejos de nuestro país. Quiero casarme con él, y adoptar pequeñines que llenen nuestro hogar.

― Chun, por qué no estás en la cama.

― Despertaste, baby.

― Sí, y mi cabeza duele horrores~.

― Mi culpa, no debí arrastrarte a beber tanto. ― Park volteó entonces, y sintió un pinchazo de excitación. Su novio estaba desnudo frente a él. ― Baby, vas a provocarme un paro, y no cardíaco.

― ¿Eh? ― El castaño pestañeó, luego captó la mirada de su novio y se sintió desnudo. Kim desvió la mirada hacia su propio cuerpo. Y corrigió su pensamiento, no se sentía, iba desnudo. ― ¡Yoochun pervertido~! ― Chilló antes de girar sobre sus talones y correr de vuelta a la habitación.

― Yo no hice nada, baby. ― Dijo, sonriendo divertido, siguiendo los pasos de su novio. Kim se enredó en las mantas, ajeno a la cantidad de marcas desperdigadas por todo su cuerpo, avergonzado y con jaqueca. ― Junsu ah.

― Qué. ― Gimoteó.

― Gracias, por el cumpleaños tan perfecto, por amarme, por estar conmigo. Eres el licor más delicioso de todos, mi adicción personal, y quiero vivir atado a ti toda mi vida.

Kim le miró con las mejillas repentinamente calientes.

― Amaneciste romántico, Chun.

― Siempre soy romántico.

― Mayormente pervertido~.

― Ok, pero también romántico. Así que, ¿está bien para ti seguir embriagándome de amor, baby?

El castaño asintió, y abrió las mantas invitándole a colarse una vez más en la cama. Park presto se apresuró a su lado.

― Yoochun ah, vamos a hablar con nuestros padres. Y sin importar lo que digan, hagamos nuestra vida juntos.

― Así será, baby.

Besarse parsimoniosamente, acompasar los labios, compartir la dulce miel de sus labios, el elixir de sus bocas, la calidez de sus sentimientos. Y jurarse de aquella manera, una vida borrachos de amor.


La charla con los Kim no había sido tan problemática como ambos temieron. La Sra. Kim lo sospechaba, y el Sr. Kim solo quería que su hijo fuera feliz. Tiempo después, ambas familias se reunieron para celebrar el compromiso de sus hijos.

Mientras escapaban unos instantes del entusiasmo de las matriarcas, Kim y Park salieron al balcón. Era una bonita noche de otoño, fresca y con un estrellado firmamento coronado por una luna a punto de culminar su ciclo.

― Junsu ah.

― Mh.

― ¿Has pensado en adopción?

― ¿Eh?

― Claro, no ahora. Solo, me preguntaba si lo has pensado. Ya que no podemos tener hijos propios.

― Yoochun ah, quiero cada trozo de felicidad que podamos alcanzar juntos. Lo recuerdas, ¿no? Borrachos de amor, toda la vida.

Sonreír, besarse de nuevo, estrechar sus cuerpos. Y saber, que otra página en la historia de sus vidas acababa de pasar.


FIN


¡Hola gente bonita! 
Tanto sin publicar nada~ seguro quienes me siguen en fb supieron que andaba en HIATUS, primero estuve cerca de un mes enferma, luego la srita. inspiración me abandonó, y recién ayer recibí su visita *-* y cm no sé cuánto tiempo se quedará pues simplemente aprovecharé lo que me permita escribir xD 

También hace tiempo que no publicaba nada inédito (?) acá, últimamente compartía mis escritos a cuentagotas en mi fb personal y luego recopilaba para publicar acá, pero hoy decidí escribir en one este shot y compartirlo a la antigua unzansa (?) 

Y cm ya estoy divagando xD simplemente espero que lo hayan disfrutado, aunque falta para el cumple de la rata pues bueh, así surgió esta vez xD 

Seguramente tiene cosas inciertas respecto al servicio militar, me dio pereza ser más realista xD y cualquier incongruencia más xD debe haber varias pero bueno, no puedo exigirle más a mi pobre ratón, con la ausencia de la inspiración se volvió perezoso~. 

Ya Ne! 
Gracias por leer, y si se animan en dejar rw, agradecida por ello tbn~ 

8 comentarios:

  1. Hermoso... Gracias por estos trocitos de felicidad, Feli. Porque esto me hace imaginar por instantes como es la relacrel de ellos.

    ResponderBorrar
  2. Wooowww que bueno que la señorita inspiración te haya visitado y nos hayas dejado este lindo oneshot!!
    Mientras leía lo que pasaba con el supuesto compromiso, solo me decia "es un oneshot no pasa nada, todo se va a resolver" jajajajajajajajaja me alcancé a preocupar pero lo importante es como lo previsto todo salio bien apesar que Yoochun hicera las cosas como las hizo, pero que más le podemos pedir a un borracho de amor?? Jajajajjajaja
    Como siempre mi Chunnie tiene que ser un pervertido y claro está después de tanto tiempo y empezar tan mal su cumple es normal que solo haya querido destapar su regalo y Junsu por más que quiera negarse su novio siempre termina arrastrandolo y pies Su no es que la pase tan mal que digamos jajajajajajajajaja
    Gracias Feli por la historia, espero que te hayas recuperado del todo y que la señorita inspiración esta vez se quede por mucho tiempo ;)

    ResponderBorrar
  3. Aaawwww...que bonito!!!!
    Un Yoochun tan renegoso tratando de tener un buen cumpleaños y que no le habla su querido.. Pobre, pero OS le convino!!!! Una fiesta personal suuuuper romántica y con entrega y regalo especial!!!

    Muchas gracias por el aviso.. Obala que tu enfermedad por fin ya te deje en paz y la inspiración te llegue mejor ya hacían faltan tus escritos *-* gracias!!!

    ResponderBorrar
  4. Simplemente hermoso, muchas gracias por compartir, deseo que ya te encuentres bien de salud! Eso es lo más importante, que bueno que te regreso la inspiración, nadie escribe YooSu tan bello y pornoso como tú, espero que sigas escribiendo, porque de verdad eres la reina!! Una vez más gracias y espero que disfrutes de mucha salud, e inspiración 🌻🌻🌻

    ResponderBorrar
  5. Gracias Feli por regalarnos un hermoso trozo se ry inspiración y espero ya te encuentres bien de salud. En verdad te luciste con este shot.

    ResponderBorrar
  6. Me encantó de principio a fin, ya me estaba volviendo loca de no encontrar historias de Yoosu, cada vez hay menos de ellos. Se escribe de los nuevos grupos y no de ellos. Gracias por nunca abandonar al Yoosu y el Yunjae. Es un oneshot romántico como los que me gustan, me encantó que Yoochun a pesar que tenía miedo luchó igual por su amor. Bueno a esperar otra historia de ellos o las actualizaciones. Te deseo mucha inspiración.

    ResponderBorrar
  7. El amor de Yoochun y Junsu puede superar cualquier obstaculo y han vencido,Yoochun hizo todo lo posible para que no se casara con esa mujer y Junsu hablo con su familia y ya al fin los aceptaron,los bebes que adopten seran muy felices

    ResponderBorrar
  8. Wow, estuvo precioso!!
    Por un momento pensé que el amor del YooSu se vería en una situación mucho más difícil, pero Yoochun fue muy valiente en defender su amor por sobre todas las cosas.
    El YooSu es mi pareja favorita, gracias por esta publicación.
    Me da gusto que ya estés de vuelta linda !!

    ResponderBorrar

Disculpen las molestias, pero se eliminaran los comentarios con contenido de otras parajes fuera de las que se abordan en este blog, esperamos su comprensión