jueves, 27 de abril de 2017

WHISPERS IN THE SHADOWS (KNB). Capítulo 13.



“Más allá de los cabos y promontorios del ansia, más allá de los premeditados menhires del deseo, más torpes y tímidos con aquellos que más exigen algo sutil y hermoso y lleno de descanso, nos movemos y zozobramos en mareas de ilusión, a tientas buscando más allá de las inmóviles puertas de la inmortalidad”
Lawrence Durrel


Capítulo 13. INMORTALIDAD
~*~

Había en esta presentación varios aspectos que no quedaban claros para Sakurai e Izuki. Primero, que esta mujer fuera Adalid de la Orden de los Guardianes. ¿Qué significa el símbolo tatuado en su frente pero que parece ser visto solo por algunas personas y no cualquiera? ¿El Clan Kagami? ¿Tercer Ángel? ¿Joya del Unicornio?

— ¿Qué es la joya del unicornio? — Izuki preguntó, curioso de esto por sobre todas las otras inquietudes que le asaltaron.

La mujer que había entrado hasta la estancia tomó asiento con ágil elegancia. Algo en sus ojos inspiraba confianza, pero al mismo tiempo Izuki prefería mantener la guardia.

— Leer mi mente no te será muy útil, Izuki-kun.

Que ella se hubiera percatado de su intención, ya decía mucho de su poder mágico. O de lo fácil que era leer las expresiones de su cara.

— Mi Lady, su presencia en mi humilde casa me halaga, pero presiento que el motivo de su visita no será del todo agradable.

— Siempre tan inteligente, Hotaru Kazuo. Es por eso que por largo tiempo has permanecido en la Orden, eres el Guardián más talentoso que tenemos, y es por eso que se te han encomendado importantes tareas. Reunirlos a ellos fue un golpe de suerte para ti, ¿verdad?

— Sí, mi Lady.

— Chicos, quiero tener una conversación privada con el doctor Hotaru, ¿nos harían el favor?

— Sí, madre… — Kuroko miró a Kagami y le indicó el pasillo, Sakurai e Izuki les siguieron casi por acto reflejo.

Los cuatro chicos terminaron en el jardín trasero de la casa, un rincón de paraíso vegetal a ojos de cualquiera, flores de diversos colores y formas se desperdigaban por todo el espacio, un camino de piedras conectaba aquí y allá a lo largo y ancho simulando raíces de un gran árbol frondoso que se levantaba en el centro y distribuía sus ramajes a los costados con preciada belleza.

— Te conozco, te he visto en la universidad… — Izuki le dijo a Kuroko. 

— Todos nosotros nos hemos visto ahí. De alguna forma estábamos destinados a reunirnos.

— Lo más importante ahora es averiguar exactamente el por qué estamos coincidiendo todos ahora, ¿no? — Sakurai aportó.

Los tres chicos se miraron entre sí, ansiosos por una verdad que todavía no podían encontrar en ninguna parte. Por su lado, Kagami estaba poniéndose más y más ansioso, permanecer sin hacer nada no era su estilo, había venido a Japón alejándose de los problemas en su casa, pero no había contemplado llegar a este punto de estática.

— Taiga, partiremos en cuanto podamos. Soporta esto solo un par de días más, por favor.

— Sí. Ya lo sé… — El pelirrojo se quedó mirando a su amante entonces. Algo está diferente en él… — Tetsuya, estás más pálido que de costumbre, ¿te encuentras bien?

— Soy un vampiro después de todo, ¿recuerdas? Necesito alimentarme apropiadamente cada luna azul.

— ¿Cada luna azul?

— Cuando mi madre nos preguntó antes, supe responder porque es la época en la que si quiero vivir, debo alimentarme como cualquier otro vampiro y consumir sangre humana.

— ¿Solo en luna azul? — El peliazul asintió a su pregunta… — ¿Por qué solo entonces?

— Mis padres me dijeron una vez que era algo relacionado con la genética de mi madre biológica. Supongo que debe tener qué ver con lo que mamá nos dijo antes, que la luna azul está relacionada con la magia de las hadas.

— ¿Tu madre es un hada? — Sakurai preguntó. Arrepintiéndose al instante pues no era de su incumbencia, pero no ha podido evitar escuchar la conversación de los chicos… — Lo siento, no pretendí escuchar.

— Está bien. Mi naturaleza no es algo que pretenda ocultar en más. Así es, mi madre biológica es un hada, murió cuando me dio a luz. Y mi madre, la mujer ahí dentro, también es un hada.

— Qué interesante… — Izuki comentó de pronto… — Como sea que lo mire, creciste en una familia poderosa. Tu padre es Kuroko Toshio, ¿verdad?

— ¿Le conoces?

— Escuché hablar de él muchas veces en algunos lugares… — El chico ojo de águila omitió mencionar que lo llegó a escuchar cuando era perseguido por sujetos enviados por el Imperio Akashi… — Posee cierta fama de neutralidad. Algunos también lo llamaron de formas menos pudorosas.

— Sé que mi padre es considerado traidor por muchos grupos de las tres especies. Yo solo creo que mi padre hace lo que tiene que hacer por el bien de la humanidad.

— ¿Cuándo supiste que eres un Ángel? — Sakurai intervino. Después de todo ellos dos se han enterado hace casi nada y todavía parece demasiado increíble. ¿Será lo mismo para él?

— Acabo de escucharlo de labios de mi madre cuando hemos llegado. Pero, creo que siempre he sabido que era diferente.

— ¿No estás conmocionado?

— ¿Por qué habría de estarlo? Ser quien soy no va a cambiar si lo niego o me asusto de ello, es mejor aceptarlo y seguir adelante.


— Por qué les ha traído aquí. Podría haber entendido que trajera a su hijo ya que dice que es el Tercer Ángel, pero el otro muchacho. Ese pelirrojo es un licántropo, ¿verdad?

— Ese muchacho, es mi principal preocupación ahora. ¿Dónde está Teppei?

— Salió a ver a Junpei.

— Así que volvió. Te lo advertí hace cien años, suprimir sus memorias solo haría dormir su magia, pero tarde o temprano iba a volver a la superficie. No puedes someter a cautiverio a un Ángel.

— Mi Lady, ahora hay cuatro Ángeles en el mundo, es algo que nunca se había suscitado, ¿me equivoco?

— No, estás en lo correcto. Hasta donde sabemos al menos.

— ¿Tiene alguna idea del por qué?

— Naturaleza, Kazuo. Es algo que nunca podremos entender ni predecir. La humanidad evoluciona, y a veces a pasos agigantados. Debemos tener mucho cuidado con ellos. Por eso estoy aquí, vengo a encomendarte la seguridad de Ryo, Shun y mi hijo Tetsuya, por otro lado quiero que te mantengas al margen de Junpei, ya he enviado a otro Guardián para vigilarlo. Eso también incluye a Teppei.

Hotaru asintió, dispuesto a obedecer las órdenes de su superior.

— ¿Debo mantenerlos lejos de todo?

— No. Si ellos se mueven, déjales hacerlo. No podemos mantenerlos lejos de la realidad. Sin embargo, debes saber Kazuo que es probable que una guerra se desate. Sería ideal que ellos no participaran.

— Pero mi Lady, si una guerra se desata ellos serán los primeros en responder. Porque Sakurai no dudará en ayudar a Aomine, y estoy seguro de que su clan estará en el medio de cualquier enfrentamiento entre razas. Y sucederá lo mismo con Izuki, porque Teppei no es de lo que se quedan mirando, será arrastrado por cualquier batalla, Izuki ama a ese chico y no le dejará solo. Y su hijo, él ha sido criado por usted y su esposo, estoy más que seguro de que irá a donde sea con tal de estar junto a ese chico, Taiga. Y usted y yo sabemos que el Clan Kagami estará en el ojo del huracán en cualquier guerra.

— Me alivia saber que tengas tanta claridad de los hechos. Por eso dije que sería ideal que no participaran. Pero lo harán, y cuando lo hagan, espero que estés ahí para guiarlos. Eres el mejor Guardián que tenemos. Cometiste un error hace cien años, pero sé que has aprendido de él. Mantente lejos de la situación entre Junpei y Teppei, enfócate en estos tres Ángeles y todo irá bien.

Demiyah se puso en pie, el doctor la imitó por acto reflejo. Mantenerse alejado de la situación de aquellos dos, era un problema para él. Porque tiene culpa de todo lo sucedido, y porque le guste o no, Izuki está en el medio, y el Ángel está bajo su cuidado de ahora en adelante.

— No te presiones tanto por el pasado, Kazuo… — La mujer centró sus ojos en la mirada del hombre… — Hay que mirar el presente y ocuparnos del futuro… — Dijo dándole un beso en la mejilla. Un voto de confianza entre los suyos… — Voy a despedirme de mi hijo.

— Demiyah-san, permítame preguntarle qué hará ahora usted. Por qué la urgencia de marcharse.

— Tengo un esposo al que apoyar, Kazuo… — Ella respondió con una sonrisa. Había un dejo de aprehensión en sus pupilas, pero el doctor prefirió respetar sus pensamientos.


--//--//--

Kise y Kasamatsu estuvieron puntuales en el sitio de reunión que Murasakibara les indicó. Akashi aún no llega y hace que la ansiedad los inquiete.

— ¿Crees que venga, Yukio?

— Sí. Dudo que ese chico sea de los que faltan a una reunión. Debe ser muy serio si es que tiene tanta influencia como para que su propio padre quiera suprimir su poder.

— Estás muy guapo, Yukio… — El rubio dijo con una sonrisita traviesa. Después de todo están ahí, vestidos de traje y hasta perfumados. A Kasamatsu este estilo no le va.

— No te desconcentres, Ryota. Estamos aquí para algo importante… — El licántropo frunció el ceño. Lo que a ojos del modelo resultaba una visión mucho más atractiva en realidad.

— Algo importante que van a decirme ahora, ¿no es así? — La tercera voz les hizo darse cuenta de la presencia del primogénito Akashi, a quien ni siquiera habían sentido llegar. Iba acompañado de un chico de cabellos cafés que tomó asiento junto a él. Kise tuvo el pensamiento de que esto lucía como una cita doble.

— Buenas noches, Akashi-san.

— Tú debes ser Kasamatsu Yukio. Se ha hablado mucho de ti estos días. El Clan Vánagrandr te quiere muerto, tu cabeza tiene un precio considerable. Qué le hiciste a tu gente para que te desprecie tanto.

— Traición.

— Oh… — Akashi sonrió divertido… — Tu actitud me agrada. Bien, por qué razón Atsushi tuvo que hablar por ustedes para pedir una reunión conmigo.

— Queremos pedir su apoyo, Akashi-san.

— Tú eres Kise Ryota. El Clan Kise te dio por muerto hace unos días, luego los rumores te señalaron como rehén, y finalmente te toman también por desertor. Ustedes dos son una versión bastante moderna e irónica de Romeo y Julieta… — Akashi dijo con burla.

— Suponemos que sí, puede ser considerado de esa manera.

— Entonces deduzco que tú debes ser Romeo, Yukio.

Que el primogénito Akashi le llamase por su nombre de pila no le extrañó demasiado, al chico se le notaba a leguas ser altivo y tomarse demasiado en serio su papel. La soberbia pudo ser parte fundamental de su crianza.

— Nos gustaría plantearle nuestros planes, si no le importa.

— Adelante, por favor… — Akashi levantó la mirada y fue suficiente para que un mesero se acercara a servirle vino tinto. A su lado, Furihata se limitaba a observar y escuchar, últimamente Akashi no le dejaba ni un momento, le traía consigo de un lado a otro y le hacía sentir extraño.

Por minutos estuvo escuchando a estos chicos, Kise y Kasamatsu, hablar de su plan para unir a los desterrados de los clanes de todas las especies. Para él sonaba algo descabellado e irreal, pero al mismo tiempo era una idea que le cautivaba, él sería parte si pudiera.

— Es un plan absurdo, y me divierte la base de esto. El amor. Pero les voy a ser sincero, pienso que puede resultar, así que les apoyaré con dinero y algunas llamadas a amigos míos. Sin embargo, tengo una sola condición, no quiero que mi nombre sea mencionado ni una sola vez como parte de esto. No temo enfrentar a mi padre, pero el momento para hacerlo todavía no llega. Verme metido en una idea como la suya puede ser perjudicial para mí.

— Si eso es lo que quiere, su nombre ni siquiera existirá para nosotros.

— Bien. Ahora, voy a darles un consejo porque me han caído bien. Cuando sigan adelante y se reúnan con otros para convencerlos de unirse a su Clan, asegúrense de tratar la situación como una reunión de negocios. A los clanes de todas las especies no les interesan los sentimientos.

— El odio ha impulsado numerosas batallas entre clanes.

— Tal vez, pero el deseo de poder ha decidido las guerras, tengan eso en cuenta. Koki, vámonos.

Furihata obedeció sin emitir palabra alguna, pero al partir volvió la mirada hacia los chicos que se quedaron en la mesa. A él le gustaría formar parte de su Clan. Un Clan para todos, donde no quepa lugar para las diferencias entre razas, o clases sociales incluso.

Akashi se dio cuenta del titubeo en Furihata, pero no mencionó nada. Después de todo siempre lo ha presentido, que llegará el momento en que el chico se atreva a alejarse de sus ideales.

Entonces tendré que encargarme de ti, Koki.

Una vez Akashi y Furihata desaparecieron de su vista, Kise miró todo sonrisas a Kasamatsu. Claramente está emocionado por haber conseguido tan fácil el apoyo del primogénito.

— Serás el líder, Yukio.

— ¿Qué?

— Acabo de verte y escucharte, prácticamente tú dirigiste la situación con Akashi.

— No era mi intención, tú debiste pararme si…

— No, no. Ha sido genial. Tú eres genial. Te lo digo en serio, tienes don de liderazgo. Ahora más que nunca pienso que tendremos éxito, Yukio.

— Lo tendremos, si tú y yo estamos juntos siempre. Incluso si Akashi dijo que los sentimientos no tienen cabida en este tipo de situaciones, yo pienso que sin tu insistente amor, no estaríamos aquí.

Kise se emocionó tanto que se le fue encima a Kasamatsu besándole despreocupadamente. El licántropo le devolvió el beso con la misma intensidad y en un santiamén abandonaron el restaurante del hotel para tomar una de las habitaciones. Tenían la urgencia del contacto piel a piel, de compartir el calor de la emoción, de desnudarse de pies a cabeza y hacer el amor.

--//--//--

— ¿Se marcha? Pero, no nos ha dicho que es la Joya del Unicornio.

— Eso, mi querido Izuki-kun, lo sabrás cuando llegue el momento… — Demiyah acarició la mejilla del muchacho con maternal cariño. Izuki sintió que algo cálido cobijó su corazón. Este tipo de caricia no la había sentido antes. Incluso si la familia que le adoptó cuidó bien de él y le dio cariño, había algo en esta caricia que se sentía como auténtico amor de madre. ¿Sería el poder de la mujer? Un hada, según Kuroko-kun ha dicho… — No desesperes, aprende a dominarte a ti mismo, y el resto vendrá a ti con fluidez natural.  

— Madre, ¿papá y tú…?

— Estaremos bien, querido… — Ella respondió incluso antes de dejarle terminar el cuestionamiento. Sonrió y se acercó al peliazul besándole la frente y cada mejilla, sujetándoselas luego con sus delicadas manos, mirándole con todo el amor que le tenía… — Eres mi hijo, Tetsuya. Incluso si mi sangre no corre por tus venas, eres mi hijo. Y confío en ti, en tu poder, en tu inteligencia, en tu bondad. Estoy orgullosa de haber sido parte de tu crianza.

— Soy feliz de saber que una persona tan hermosa ha desempeñado el papel de madre para mí.

Ambos se sonrieron dibujando una escena familiar demasiado bella para no conmover a los demás. Luego la mujer se dirigió a Sakurai, pero el chico no hizo pregunta alguna y se limitó a sonreírle con amabilidad. Demiyah comprendió por qué este chico tenía el poder de la sangre de dragón en su interior.

— Los dragones siempre fueron cautelosos con su magia. Me da gusto saber que eres portador de tal poder.

— Gracias, Demiyah-san.

— Taiga, querido…

— Demiyah-san, yo…

— Lo sé. También confío en ti… — La mujer posó su mano sobre el pecho del pelirrojo, donde el corazón latía apresurado, ansioso… — Decidas lo que decidas, sé que mi hijo estará contigo. Cuídense mutuamente, ¿de acuerdo?

— Sí, Demiyah-san.

La mujer asintió y besó la frente del pelirrojo. Palmeó su hombro y se despidió de todos. Hotaru la acompañó a la salida de su casa y recibió una última indicación de su parte. Mientras tanto, Sakurai recibía un texto de su novio. Aomine no volvería esta noche, ni la siguiente o en unos días más.

Por qué. Qué está pasando, Daiki.

--//--//--

Aomine está furioso. Está retenido en casa, lejos de Sakurai, esperando el momento en que el gran consejo que se celebrará con todos los representantes más poderosos alrededor del mundo ante el Canon de Lycans llegue. Sus padres se han empeñado en hacerle saber todo lo que no quiso durante largo tiempo.

— ¿Dónde has estado, Daiki?

— ¿Otra vez la misma pregunta? Ya les he dicho que no es de su incumbencia.

— Nos han enterado que te has estado reuniendo con un mago. ¿Quién es? ¿Por qué un chico?

— Porque me da la gana, madre… — Respondió duro, negándose a aceptar que sus padres vengan ahora a tratar de mandar sobre su vida cuando siempre le han dejado solo.

— Somos licántropos, y eres nuestro único hijo. Heredarás el Clan Aomine, es tu deber y responsabilidad hacerlo apropiadamente, eso incluye casarte con alguien de nuestra especie y tener hijos. ¿A quién estás viendo?

— Al chico con el que haré mi vida. Si eso a ustedes no les resulta conveniente, por qué no tiene otro hijo y a mí me dejan en paz.

— ¿Crees que es tan sencillo como eso? ¡Crees que eres hijo único porque nos place! ¡Tu madre y yo te tuvimos con mucho esfuerzo! No te atrevas a cuestionar nuestros actos.

— Y ustedes no se atrevan a tratar de ordenar mi vida a su antojo y placer. No pedí venir a este mundo para cumplir sus expectativas.

— Creíamos haber tenido a alguien digno de nuestra genética… — El hombre rugió y al instante su apariencia licántropa apareció. La mujer se mantuvo un paso detrás de su esposo, la estancia probablemente sería reducida a un montón de muebles destruidos si su hijo reaccionaba a la intimidación de su padre.

El moreno se mantuvo firme ante la imponente figura de su progenitor. Pero no quería enfrentarse a pelea con él. Solo quiere olvidarse de su Clan y volver junto a Sakurai.

— ¿Vas a quedarte ahí solo mirándome? — La voz monstruosa de su padre hizo eco en la estancia, pero el moreno no se inmutó… — Tú lo quisiste… — Y entonces de un zarpazo lanzó a su hijo varios metros hacia atrás hasta que el cuerpo del moreno impactó contra el muro, partiendo en dos el marco de un cuadro colgado ahí.

Aomine tosió por la fuerza del impacto, pero se levantó y sostuvo la mirada de su padre, cuyos ojos de bestia lucían todavía más furiosos que como hombre. Aún así, el moreno pensó que la furia de su padre no se asemejaba a la suya.

— ¿Necesitas que te provoque aún más, Daiki?

— No me interesa pelear contigo, padre.

— Patético.

El licántropo arremetió de nuevo contra su hijo. Una, dos, tres veces. Lo golpeó tanto que la sangre comenzó a  brotar de su boca cuando tosía, y algunas heridas marcaban líneas en su piel al ser alcanzado por las garras de su padre.

— ¿Ese es todo el poder que tienes, papá? — El moreno preguntó riendo con sorna, levantándose una vez más y notando cómo su sangre calentaba más y más al correr por sus venas.

— No te he mostrado nada todavía, hijo.

--//--//--

Kiyoshi ha llegado a casa de Hyuuga después de mucho pensarlo. Pero cuanto más lo hizo, más se dio cuenta de que evadir no le ayudaría en nada a nadie.

— Tardaste en venir a verme, Teppei.

— Lo siento, Junpei.

El chico de anteojos cruzó los brazos, parecía decepcionado.

— No se parece en nada a la última mirada que vi en tus ojos. ¿Es que ya no me amas, Teppei?

El pelicastaño tragó hondo. Esta pregunta ha calado en su corazón. Quiere responder, pero no está seguro de lo que debiera decir.

— Hace cien años, prometiste que me amarías para siempre. Que incluso si volvíamos a nacer, tú todavía te enamorarías de mí una y otra vez. ¿Te olvidaste de tus promesas? ¡Lo hiciste, Teppei! — Reclamó con la cara cruzada de enojo.


En casa de Hotaru. La madrugada se ha hecho presente pero ninguno de los chicos consigue dormir. Kagami y Kuroko duermen en la misma habitación, comparten sus pensamientos y tratan de relajar la mente amándose en silencio. Sakurai e Izuki se encuentran en otra, ambos lucen más inquietos que nadie.

— ¿Estás preocupado por Aomine?

— Más que estar preocupado por él, estoy preocupado por todo lo que se avecina. Confío en Daiki, pero no la ambición de los clanes.

— Debe ser bueno confiar en alguien como tú lo haces con Aomine, y como vi que lo hacen Kuroko y Kagami.

— ¿No confías en Kiyoshi-senpai?

— No es simplemente que no confíe en él. Es… complicado.

— Por qué.

— Porque soy ambicioso, quizá… — Dijo después de unos minutos de silencio, meditando la razón por la que ha dicho aquello por principio de cuentas… — Deseo que su corazón sea mío, pero me temo que ya es de alguien mucho antes de mí.

— Los sentimientos son confusos, ¿eh? Pero, no puedes estar seguro de que no te ame como tú a él. Tal vez sus sentimientos cambiaron.

— Si lo hicieron, todavía me siento inquieto porque… si dejó de amar a alguien por quien arriesgó su vida misma, ¿cuánto tiempo me amaría a mí antes de que otra persona gane su corazón? En este caso, la inmortalidad apesta.

Sakurai comprendió entonces el punto de Izuki. O más o menos. Y tenía razón. Los mortales hablan de amor eterno, juran querer para siempre, pero a menudo sus sentimientos cambian en sus cortas vidas. ¿Qué se puede esperar de ellos que son inmortales? ¿Cuánto tiempo durará este amor infinito que él siente por Aomine? Piensa que será ese para siempre, pero, ¿cómo podría estar seguro de eso?

— Creo que lo que más me molesta… — Izuki retomó la palabra… — Es no comprender la relación que tienen ahora, o cómo fue en el pasado.

— ¿No has leído su mente?

— Se enojó mucho cuando lo intenté. Yo no quiero que Kiyoshi se enfade conmigo, que llegue a odiarme. Quiero respetar su privacidad pero al mismo tiempo espero que me lo diga todo, quiero su confianza.

— Pero si te lo dice. Si lo sabes, ¿qué harás, Izuki? ¿No crees que podría ser peor?

— Sí. Lo sé. Aún así, una parte de mí solo quiere conocerlo todo acerca de él.

— Hay una forma.

— ¿Eh?

— La mente es poderosa, y creo que las nuestras mucho más. Por eso de que somos Ángeles. Pienso que no está bien aprovecharse de nuestra superioridad para imponer nuestra voluntad o nuestros ideales, pero… pero también puedo entenderte, hay una forma en que puedes saber qué pasó hace cien años entre ellos, aunque es un poco arriesgado. Si titubeas, si tu mente es frágil a lo que veas, podrías quedar atrapado en tu propia mente, entre tus miedos e inseguridades.

— Dímelo, cómo lo hago, Sakurai.

— Ten en cuenta esto, Izuki. Lo que harás es proyectar tu mente en el pensamiento de Kiyoshi y la otra persona al mismo tiempo. No es una proyección astral, ni tampoco invadir sus mentes como tal. Tú eres quien deberá alcanzar los sentimientos de ambos y construir una imagen a partir de ellos. Es complicado en teoría, y en práctica no es menos difícil, pero podrás saber lo que quieres.

— Lo haré. Solo dime paso a paso cómo.


— Junpei, disculparme no servirá de nada. Tampoco puedo darte explicaciones, ni puedo decir que no te amo más porque estoy aquí frente a ti y siento cómo late mi corazón. Estoy ansioso y tengo miedo de todo lo que está pasando.

— Solo quiero saber, si todavía me amas. Si tu corazón todavía me pertenece.

— Hace cien años ocupabas todo mi ser, Junpei.

— Pero ahora…

— Ahora… No puedo evitar sentirme atraído por Izuki.


Continuará……

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