jueves, 27 de abril de 2017

WHISPERS IN THE SHADOWS (KNB). Capítulo 11.



“Y allí recibí mi herida; porque el hombre que huye de lo que teme acaba comprobando que solo ha tomado un atajo para encontrarse con ello…”
Extracto “Los Hijos de Húrin” de J.R.R. Tolkien


Capítulo 11. BLUE MOON
~*~


Akashi Seijuro estaba seguro de que su padre tenía un plan detallado qué ejecutar cuando obtuviera más conocimientos acerca de esos chicos de quien Murasakibara tenía que encargarse. Él tiene algunas teorías bien sustentadas, ha observado los movimientos de su progenitor desde hace algún tiempo, sabe lo que quiere; él quiere lo que su padre sabe. Y se convierte en una ironía, en un juego de familia que podría conducir a su Imperio al mismo declive si no mueve apropiadamente las piezas en el tablero.

Luego de su breve encuentro con Murasakibara, Akashi volvió a su departamento. Furihata estaba recostado en su amplia cama, sumido en un sueño profundo al que el de cabellos bermellón había inducido antes.

— Despierta, Koki… — Murmuró pasando uno de sus dígitos por la frente de su amante. Al instante los ojos marrón se revelaron tras los párpados.

— Akashi-senpai, lo siento.

— No te disculpes, idiota. Ha sido imprudente pero me ha parecido divertido, las expresiones de muchos ahí valieron la pena.

Furihata se sonrojó, no está para nada acostumbrado al lado amable de Akashi, y últimamente sentía que esos momentos venían más a menudo.

— Tus habilidades no han mejorado cuando estás bajo presión, pero tu poder sí ha sido mayor. Tengo que apresurarme en entrenarte, Koki.

— S-sí.

El pelicastaño jadeó al sentir las frías manos de su amante acariciándole el vientre. ¿Cuándo había colado sus manos bajo las mantas y sus ropas? No lo sabe, pero Akashi es así, siempre tan diestro y preciso con sus movimientos. Los ojos del de cabellos bermellón fulguraron con lujuria, y no es que él no estuviese consciente de las formas en que Akashi hace lo que quiere, es que todavía su cuerpo está resentido de la actividad sexual de la noche anterior. Por eso, fue imposible callar ese jadeo incómodo cuando una de aquellas manos impúdicas presionó sus glúteos por encima de los pantalones.

— ¿Qué te pasa? ¿Duele todavía?

— N-no. No duele.

— Eres incapaz de mentirme cuando tu cara me dice todo.

— Lo siento. Pero puedo soportarlo. Si Akashi-senpai quiere…

— ¿Siempre que quiera sexo vas a dármelo? ¿Incluso si no estás en condiciones?

— Estoy para servirte, Akashi-senpai. Te pertenezco, ¿no es así?

— Lo es. Te he estado entrenando bien, Koki.


--//--//--

Midorima llegó a la Mansión Wagner en la zona residencial más lujosa de la capital, se anunció sin ningún tipo de ceremonia exigiendo ser atendido por el poderoso hombre cuanto antes. Bastó sin embargo que el ojiverde mencionara el nombre de Takao para que los grandes portones de la entrada principal se abrieran de par en par. Luego fue escoltado por un grupo de trajeados con armas bajo los sacos, Midorima comprobó rápidamente que no eran inmortales, sino simples guardias mortales. No es raro que los inmortales tengan entre sus filas peones fáciles de sustituir.

Unos minutos después, el ojiverde fue llevado hasta una de las estancias de recepción en la mansión, Ivan Wagner estaba ahí, sentado en una silla tipo imperial, con una copa de vino cuyo aroma le llenaba las fosas nasales identificándolo como un añejo de esos que atiborran las estanterías en el sótano de gente como Wagner. Ostentan hasta el mínimo detalle, mujeres, licor, amantes masculinos, dinero a raudales, todo cuanto quisiesen. La corrupción está ahí, incluso en grupos que debieran regirse por un fuerte sentido de justicia. Midorima detesta ese lado del Concilio Supremo, del Concilio de Magia al que su familia pertenece. Y que este tipo se hubiese atrevido a tocar a Takao, simplemente le enojaba.

— ¿Eres amigo de Takao-kun? — Dijo con una sonrisilla burlona, desabrochándose los botones superiores de su elegante camiseta. El ojiverde pudo vislumbrar los músculos de su pecho, e incluso los pectorales por encima de la fina tela. Este hombre era poderosamente atractivo, seguramente seducía sin mayor esfuerzo a cualquiera. Claro que, él no es cualquiera.

— Su novio, de hecho.

— ¿Y? Has venido aquí porque… — Deliberadamente dejó la frase sin culminar, esperando que el propio visitante lo hiciera. Sus ojos azul verdoso se burlaban del ojiverde, eso lo enfurecía aún más.

— Quiero que lo deje en paz. No vuelva a buscarle o acercarse a Takao de ninguna manera.

— ¿Esa es una amenaza? — Cuestionó todavía con el mismo tono burlón.

— Lo es.

Entonces Wagner rió con ganas, sus dorados cabellos ondulados fueron peinados con gracia por sus largos y huesudos dedos. El hombre se levantó, la altura sobrepasaba la de Midorima por al menos diez centímetros, delgado y atlético tenía el aroma de un licántropo.

— No me siento para nada intimidado por un mocoso. ¿Sabes acaso quién soy yo?

— Su lugar en el Concilio Supremo me tiene sin cuidado. Que me subestime por mi edad, tampoco me interesa. Ni siquiera intente probarme, Wagner; porque todavía puedo matarle ahora mismo y salir caminando con soltura y sin una gota de sangre manchando mis manos.

— Oh, eso sí es interesante… — Wagner le miró directamente. Los ojos verde olivo del muchacho realmente transmitían seguridad… — ¿Cuál dijiste que era tu nombre?

— No lo he dicho, pero soy Midorima Shintaro, mago de segunda generación.

— Oh, ahora noto el parentesco. Tu madre es hermosa, y tu padre muy atractivo; y aunque son simples mortales, tienen el dinero suficiente para tener alguna presencia en el Concilio de Magia. ¿Sabes cómo se ganaron el respeto?

Midorima achicó la mirada, presentía que Wagner solo querría molestarle. Pero incluso si era solo eso, no le diría cualquier cosa solo porque sí, le hablaría con verdades. Una parte de él no quería aquellos conocimientos rondándole la cabeza. Sus padres, siempre son algo misteriosos y se niegan a hablar del pasado.

— Como dije, tu madre es extremadamente hermosa, y tu padre muy atractivo.

— Cualquier insinuación que haga respecto a mis padres me importa poco. He venido a decir lo que quería y ahora voy a marcharme.

— Astuto, inteligente, sutil. Tienes buenas cualidades, qué haces perdiendo el tiempo con un chico como Takao, es un vampiro sin más conciencia de la vida que el placer. ¿Tú defiendes su honor, o algo así? él va a pagarte acostándose con quien quiera, pude verlo cuando le tuve en mi oficina, la forma en que su rostro se contorsionó en placer cuando mi boca succionó su pene.

La reacción fue casi instintiva, Midorima tensó los puños y al mismo tiempo se sacudió el suelo bajo sus pies en todo el recinto. Wagner endureció la mirada, luego ahogó un grito de impresión cuando se levantaron dos muros de piedra a sus costados, el mármol de su piso había sido arrancado con facilidad y levantado junto a tierra firme de la profundidad de los cimientos de la mansión. Los ojos verde olivo lucían extremadamente más oscuros, y la forma en que le miraban le dio un escalofrío. Lo ha hecho enfurecer.

— Takao Kazunari es mío, nadie más tiene derecho alguno a ponerle un dedo encima. Asegúrate de recordarlo a partir de ahora Ivan Wagner, o la próxima vez te sepultaré bajo toneladas de tierra, y aún ahí, torturaré tu cuerpo una y otra vez hasta decidir la forma más dolorosa en que pueda ocasionarte la muerte.

--//--//--

Después del incidente con Hyuuga y el descontrol mágico de Izuki, Kiyoshi prácticamente le suplicó llevarle consigo a su departamento. El chico ojo de águila accedió en realidad con sentido egoísta, quería pasar tiempo con él y evitar que volviera a reunirse de inmediato con Hyuuga. Además, tenía muchas preguntas qué hacer. Koganei y Mitobe se habían encargado de llevar a Hyuuga a su casa, Kiyoshi no estaba del todo tranquilo, por lo que también había llamado a su amigo Hotaru para que pudiera visitarle y asegurarse de que el chico estuviera bien.

— ¿Quieres tomar algo?

— Agua está bien.

— De acuerdo…

Kiyoshi le acercó un vaso y tomó asiento junto a él en el sofá de la estancia. Izuki bebió el contenido de un solo trago, estaba nervioso, avergonzado y aún dolido.

— ¿Vas a explicarme?

— ¿Has escuchado hablar de los Ángeles?

— ¿Te refieres a la criatura mítica de la que hablan los mortales?

— No en realidad… — Kiyoshi respiró hondo y soltó lentamente el aliento. En esos momentos pensó en Hyuuga y quiso saber cómo estaría. Había pasado tanto en apenas unos minutos, el hombre al que amó hace cien años había renacido de alguna manera…

— Dijiste, que Hyuuga era la reminiscencia de la persona a la que amaste hace cien años.

— Hace cien años, mi amigo Hotaru hizo un ritual mágico que suprimió todas las memorias del Hyuuga Junpei de aquella época, un poderoso inmortal que era conocido como Ángel. Hotaru pertenece a un grupo llamado Orden de los Guardianes, básicamente se encargan de mantener un equilibrio que no puede controlar el Concilio Supremo, de hecho es probable que sea incluso más antiguo que éste. Hace cien años, Junpei era mi novio, nos amábamos mucho pero era un amor tan prohibido como aún ahora es mal vista la mezcla de razas…

…Los Ángeles son algo así como híbridos, pero predomina cierta naturaleza en ellos, magos, vampiros, licántropos, se ha sabido de Ángeles en todas las especies; sus poderes son tan impresionantes que se les llega a considerar peligrosos para la humanidad. Cuando Hyuuga supo que era un Ángel, se le encomendó un Guardián para vigilarlo, para estar al tanto de la evolución de sus poderes. Pasaron algunos años así, Hyuuga y yo nos veíamos frecuentemente, pero su Guardián comenzó a sugerir que parasemos con los encuentros, cuando quisimos saber el por qué, su Guardián dijo que se debía a que nuestro vínculo estaba incrementando la evolución de sus poderes. En aquel entonces se desató una guerra entre clanes de vampiros y licántropos, los magos fueron arrastrados por inercia, y el Concilio Supremo ordenó la disolución del conflicto con intervención letal…

…Hyuuga y yo quedamos en medio de esta guerra, queríamos sobrevivir así que nos defendimos. Los poderes de Hyuuga fueron creciendo considerablemente, no tenía control sobre ellos, y todo lo que comenzaba a desear era la destrucción. La medida a tomar era obvia, y lógica. Su Guardián tenía que encargarse del problema antes de que también se le fuera de las manos. Hyuuga tenía que morir, yo no podía permitir eso. Terminé enfrentándome contra algunos Guardianes el día en que su Guardián decidió hacer lo que le correspondía. Ese día me transformé en un licántropo salvaje, es decir, no reconocía a nadie, excepto a Hyuuga. Maté a muchas personas esa vez, algunas eran inocentes. Hyuuga vino hasta mí y me pidió que parara, sé que le herí en medio de mi ira, mis garras atravesaron su vientre.

Kiyoshi guardó silencio unos momentos. Tener aquellos recuerdos en su mente le estaba haciendo más daño del que quería reconocer. Pero Izuki no es tonto, se percata, y le duele también.

— Hyuuga sonrió y me dijo las palabras que yo menos quería escuchar de sus labios. “Estoy dispuesto a sacrificar mi vida por la humanidad, Teppei. No luches más por mí, acepto mi destino con gusto”. Con gusto, él dijo eso con una sonrisa, pero sus ojos estaban llorando. Hyuuga no quería morir realmente, y yo no quería perderle. Le supliqué a su Guardián que no lo hiciera, que no le matara. Su Guardián fue justamente Hotaru, creo que él se conmovió y dijo que había una sola manera en la que podría permitir que Hyuuga viviera.

…Suprimir sus memorias, y lanzar un hechizo que le haría dormir durante un siglo. Este estado de sueño también suprimiría parte de su magia, le dejaría básicamente como un cascarón humano. El ritual que Hotaru hizo está prohibido porque se desconoce el alcance de los efectos secundarios. Pero tomé el riesgo, y Hyuuga también.

— Pero él te recordó, Kiyoshi. Eso significa que todavía sigues siendo muy importante para él. Que todavía te ama… — Izuki sonrió con amargura, era egoísta, pero también era consciente de la realidad… — Supongo que ni la magia más poderosa es capaz de ir en contra del amor.

— Izuki…

— Está bien. Gracias por haberme contado, me iré ahora.

— Espera, no puedes irte aún.

— Por qué no. Qué tengo que hacer aquí, Kiyoshi. Qué tengo que esperar.


Murasakibara olfateó el aire, el aroma de Izuki flotaba por ahí en la plazuela pero era débil. La madrugada estaba en pleno en esta noche fría, la brisa refrescaba sus mejillas y acariciaba sus mechones violetas sujetados en una coleta alta. Ha salido a cazar tan pronto como marcó el cuerpo de Himuro dejándole agotado en su cama. Camino a la residencia conocida de su presa, Murasakibara escuchó rumores de “algo extraño” sucedido por ahí, se movió seguro de que podría serle de utilidad, y no se había equivocado, su instinto seguía siendo bueno. Siguiendo el aroma que flotaba en el aire, Murasakibara llegó hasta el departamento de Kiyoshi, vio a lo lejos a ambos chicos salir del lugar y decidió esperar solo un poco para atacar.

— En verdad pienso que lo mejor sería que no estuvieses solo ahora, Izuki.

— Estoy bien. Prometo que no me meteré en más problemas.

— No es eso lo que me preocupa, tengo un extraño presentimiento. Además, si no te importa, me gustaría que Hotaru te hiciera algunos estudios.

— ¿Estudios? — Izuki frenó a mitad de la calle, el ladrido de unos perros, los maullidos de gatos en las azoteas, el silencio típico de una noche tranquila, el soplar del fresco aire. Izuki sintió un escalofrío, justo en ese instante algo se sentía diferente.

— Es solo, para indagar algunas cosas.

— Qué cosas.

— Lo que hiciste antes, en la plaza. Perdiste el control, ¿te había pasado?

— Estaba enojado. Sí, me había pasado antes. No tanto así, pero similar. Sucede cuando me enojo.

— Usaste magia elemental de fuego, y de aire. ¿Lo sabías?

— ¿Fuego? Bueno, no. Es imposible, la magia que he practicado siempre ha sido la wicca, y algunos hechizos para la magia elemental del aire, pero nunca el fuego. No me siento atraído por el fuego.

— Por eso creo que…

Las palabras de Kiyoshi fueron interrumpidas repentinamente por la aparición de Murasakibara. El pelivioláceo arremetió contra él sin reservas. Ambos revelaron su naturaleza y rugieron enfrentándose en un duelo que se decidió a favor de Murasakibara casi en un parpadeo. Kiyoshi nunca había enfrentado a un licántropo tan poderoso, pero presentía que había sido derrotado por algo más. Izuki quiso ayudarle pero no podía lanzar ninguno de sus hechizos sin correr el riesgo de lesionar al castaño, además había una barrera que le impedía actuar con normalidad.

Qué clase de magia es esta.

Izuki se concentró tanto como pudo en su propia magia, sus ojos grises se dilataron y su cuerpo fue rodeado por una ventisca de viento que remolinó sus cabellos y meció las ramas de los árboles en la calle. Centró más su magia y usando unos pergaminos finalmente pudo acorralar al licántropo enemigo contra un muro. Izuki corrió a lado de Kiyoshi, pero el chico estaba inconsciente y sus ropas hechas trizas, tenía algunos cortes en el cuerpo y la sangre manaba de ellos.

— ¿Quién eres? ¿Qué quieres con nosotros?

El licántropo rugió y los músculos de su cuerpo animal se tensaron marcando toda la masa muscular mientras lucha contra la fuerza del hechizo de viento que le comprime.

— No sigas, mi hechizo se hace más poderoso mientras más luches por librarte de él.

Sin embargo, el licántropo continuó luchando en tanto Kiyoshi despertaba y sus heridas sanaban por su propia naturaleza.

— ¿Estás bien?

— Sí, algo golpeó mi mente. Usó alguna clase de hechizo mental. Creo que es un híbrido. Por qué no te revelas… — Kiyoshi dijo, y al segundo la apariencia humana del licántropo tomó lugar. Murasakibara dejó de luchar, aparentemente.

— Tú no estás en mis planes, pero eres poderoso.

— Soy Kiyoshi Teppei, quién eres tú.

— Izuki ha estado preguntándome lo mismo, pero no tengo razón alguna por la cual deba contestarles.

Murasakibara se libró en un parpadeo del hechizo restrictivo de Izuki, y recobrando su apariencia licántropa atacó una vez más a ambos jóvenes. Kiyoshi reveló también su naturaleza, pero entonces empujó a Izuki a sus espaldas, quería protegerle. Al final, la feroz lucha entre licántropos dejó a ambos más heridos de lo que esperaban. Murasakibara se retiró porque a fin de cuentas había obtenido lo que quería.

— Ha sido extraño, muy extraño.

— Vamos, tenemos que hablar con Hotaru.

— ¿Iremos con él?

— Sí.

— ¿Hyuuga estará ahí?

— No… — Kiyoshi le miró… — Hyuuga está en su propia casa, iremos directo al sitio de Hotaru, él ya debe estar ahí, y si no le esperaremos. Izuki, las cosas solo se pondrán más extrañas y complicadas a partir de ahora, pero quiero pedirte que me prometas algo.

— ¿Yo? ¿Qué puedes querer que te prometa?

— Sin importar lo que pase, por favor nunca renuncies a lo que sientes aquí… — Dijo colocando su mano en el pecho de Izuki. Luego se desvaneció en el suelo, ha perdido mucha sangre y las heridas son demasiadas para sanar rápidamente.

— Estás débil.

— Voy a estar bien en un par de minutos. No te preocupes.

— Gracias, Kiyoshi.

— Por qué estás agradeciéndome.

— Porque estás aquí conmigo, cuando parte de tu corazón quiere estar en otro lugar.


Casi al alba, Hotaru había vuelto a su casa. Kiyoshi no le preguntó en absoluto por Hyuuga y eso le extrañó, pero al mismo tiempo pareció entenderlo un poco ya que Izuki estaba ahí. Kiyoshi no tardó nada en hacer su petición, Hotaru accedió a realizarle la prueba más sencilla y rápida, pero tuvieron que moverse a la Universidad para tener acceso al laboratorio.

— ¿Has visto su sangre? Kiyoshi, Izuki tiene sangre azul.

— Imposible.

— No, acabo de comprobarlo. Su sangre no miente.

Kiyoshi se desplomó en la silla, talló sus sienes con marcada desesperación. Hotaru suspiró, sabe bien por qué reacciona de esta manera.

— Tú no lo sabías, por qué.

— No sabíamos que habría más de un Ángel en esta generación. La Orden de los Guardianes ha estado monitoreando a través del Concilio Supremo a todos los inmortales que se han encontrado. Izuki Shun no figuraba más que como un mago de segunda generación. Pero tiene sangre azul, es un Ángel.


--//--//--

Cuando Murasakibara volvió a su departamento, Himuro estaba esperándole despierto. Tan frío y hermoso que le corroe algo parecido a la rabia. No, el licántropo comienza a entender que estos son celos y desesperación. Desea tener la manera de atarle para siempre solo a él. Terminan teniendo sexo salvaje otra vez solo porque sí, porque Murasakibara se siente iracundo sin razón aparente, su caza ha resultado favorable, ha obtenido datos importantes pero no es suficiente, no se siente tranquilo. El vampiro se percata de que incluso así, no se siente como un objeto, sino como algo preciado que merece ser custodiado con todo el recelo posible.

— ¿Atsushi, eres un lobo hambriento acaso? Llegas mal herido y lo único que haces es atacarme.

— No pude evitarlo, Murochin. Estabas muy sexy usando mi camiseta, esperándome sentado en la estancia.

— ¿Cómo ha ido tu tarea?

— Ese chico es más poderoso de lo que sabe. Pero había alguien más con él, un licántropo que se presentó como Kiyoshi Teppei. No le conozco, su apellido no me recuerda a ningún clan de lycans.

— ¿Vas a investigarle?

— No. Él no es mi problema.

--//--//--

En la Mansión Kuroko, Demiyah les ha obligado prácticamente a descansar apropiadamente. Como ninguno de los dos chicos quería hacerlo, les dio una bebida preparada especialmente por ella para hacerles dormir. Cuando despertaron, ambos se sentían más ligeros, como si el sueño que les habían inducido también hubiese relajado sus cuerpos.

— ¿Han escuchado hablar de la luna azul?

— Es un fenómeno natural en el que una luna llena ocurre dos veces durante el mismo mes, se presenta cada tres años.

— Así es, Tetsuya querido… — Demiyah los condujo por el pasillo hasta una habitación en la que, el peliazul siempre supo, su madre solía pasar algún tiempo cuando se sentía cansada durante el día. Era una habitación oscura en cuyo cielorraso había estrellas plateadas creadas mágicamente… — La luna azul también ha sido relacionada con el poder mágico de las hadas, así que tiene relación con sus madres.

— Demiyah-san, ¿puede hablarme de mi madre?

— Kagami-kun, hablarte de tu madre, es hablarte de la madre de Kuroko. Adelante, voy a explicarles un poco aquí dentro.

Al ingresar en la habitación, ambos chicos sintieron un cálido aroma a flores flotando en el ambiente. Olía a primavera, pero se sentía cálido como una noche tranquila de verano, el cielorraso inspiraba una estrellada noche de invierno, y las memorias que estaban por escuchar, se sentirían como hojas secas cayendo del árbol en una tarde otoñal.

— Como dije antes de obligarlos a dormir, Iwase Kazue y Kuroko Natsuki pertenecieron a la Orden de las Hadas, hoy en día casi nadie sabe de la existencia de este clan. Eso es porque las hadas nos protegemos en el anonimato.

— ¿También eres un hada?

— Un hada diferente a todas, técnicamente soy más bien una bruja, pero nací en el reino de las hadas así que pertenezco a ellas. Hablar de mí no es demasiado importante ahora. Kazue y Natsuki eran dos de las hadas más poderosas en la Orden, Kazue tenía una personalidad aventurera, casi nunca permanecía en los límites que la Orden nos permitía. Las hadas no pueden vagar por ahí sin cierta autorización de las más antiguas, hay territorios específicos en los que podemos vivir con normalidad, pero cuando transgredimos las normas, somos expulsadas irremediablemente. Así es como algunas hadas hemos decidido vivir entre la humanidad como queremos, algunas permanecemos en anonimato, otras llegan a ser un poco imprudentes.

…Kazue y Natsuki abandonaron la Orden de las Hadas porque se enamoraron. La última vez que las vi en nuestro reino, Natsuki aseguró que de una u otra forma terminaríamos reuniéndonos en el futuro. Lo comprendo ahora. Taiga, no sabía que eres hijo de Kazue, aunque tienes cierto parecido a ella, te predominan las facciones de tu padre. Acerca del carácter, no estoy segura. A Natsuki la seguí viendo hasta el día de su muerte, días antes me entregó el obsequio que ya te legué, Tetsuya. ¿Lo tienes contigo?

— Sí.

— Bien, consérvalo cuidadosamente. Ahora, presten atención los dos… — Demiyah murmuró unas palabras y el paisaje en la habitación cambió, parecía que habían sido transportados a otro lugar, como si fuera un espejismo reflejado en toda la habitación. Dos mujeres hermosas, delgadas y con un canto angelical, danzaban sobre una colina con sus ropajes ligeros ondeando con el viento, bañadas por polvo estelar, brillante aura rodeándolas… — Ellas son sus madres, este es el último recuerdo que tengo de ellas antes de que tomáramos caminos separados. El destino de ustedes estaba tejido desde el momento en que fueron concebidos, no, quizá mucho antes. Las hadas tienen un poder mágico mucho más impresionante de lo que la voz popular maneja entre los mortales. Una Veela (Vila) fue considerada como un Hada maléfica, por una sencilla razón, su belleza siempre llevaba a la locura, y la locura siempre tiene estrecha relación con la maldad, los demonios.

— Mi madre, dijiste que ella era una Vila.

— Lo fue, Taiga. Por eso, ustedes deben tener mucho cuidado. Taiga, su magia también circula en tus venas, probablemente con mucha más fuerza que tu naturaleza lycan. Si tú no tienes cuidado, Tetsuya podría pagar las consecuencias con su propia vida.

--//--//--

El siguiente objetivo de Murasakibara es Ryo Sakurai, pero su primer obstáculo es Aomine Daiki. El enfrentamiento de los licántropos dejó entrever el alcance que el poder del moreno tiene. Aunque Murasakibara tiene habilidades superiores al promedio licántropo, la fuerza de Aomine parece estar todavía por encima de ellas.

— ¿Quién te envió?

— No es de tu incumbencia.

— No voy a repetirlo. Quién te envió.

El silencio de Murasakibara estaba lanzando la casi nula paciencia del moreno al demonio. Sus garras afiladas comenzaban a enterrarse en el cuello del más alto, un poco más de presión le rompería la tráquea.

— Aomine, detente por favor.

— ¡Éste imbécil intentó matarte!

— Incluso así, tomar su vida a cambio no me hará sentir mejor ni más seguro.

Aomine presionó un poco más el cuello de Murasakibara, Sakurai está seguro de que se romperá en cualquier momento. Tiene miedo e inconscientemente golpea con su magia la mente de su amante obligándole a soltar al pelivioláceo.

— Ryo, qué demonios…

— Lo siento, no puedo permitir que mates a alguien por mí.

El moreno gruñó mientras que el pelivoláceo jadeaba de rodillas en el piso. Quiso moverse pero inmediatamente fue inmovilizado por una fuerza superior. Esta magia no provenía del moreno, sino del propio castaño.

Es mucho más poderoso que Izuki.

¿Quién es Izuki?

¿Has leído mi mente?

Y seguiré haciéndolo hasta que me respondas. ¿Quién es Izuki? ¿Quién eres tú? ¿Por qué me has atacado?

— Soy Murasakibara Atsushi, recibí indicaciones de Akashi Masaru para evaluar el poder mágico de Izuki Shun, Kuroko Tetsuya y Sakurai Ryo. No conozco el motivo real de su petición, Akashi-san nunca explica nada a sus mascotas.

¿Akashi Masaru? El magnate Akashi Masaru.

— ¿Qué? Ryo, de qué estás hablando.

— Leía su mente. Él es Murasakibara-kun, fue enviado por Akashi Masaru a evaluar mi poder mágico.

Sakurai estaba confundido. El Imperio Akashi no es precisamente un aliado de su familia, pero tampoco habían tenido antes nada qué ver más allá de pequeñas diferencias de opinión. Sin embargo, también es sabido que el Imperio Akashi no pertenece a ningún grupo, no se preocupa por presencia en el Concilio Supremo porque se rige a sí mismo.

— Ryo, vamos.

— ¿A dónde, Daiki?

— Hay que hablar con el Dr. Hotaru, es el único en quien confío ahora.

Moreno y castaño se alejaron dejando atrás a Murasakibara. Cuando la distancia fue considerable, el pelivioláceo finalmente pudo moverse a voluntad. Le dolía mucho la cabeza y estaba molesto, nunca nadie había tenido tal poder mágico para dominarle con tal facilidad.


Cuando llegaron al departamento del Dr. Hotaru, Sakurai reconoció a Izuki de entre los pensamientos en mente de Murasakibara.

— Oh, dos Ángeles reunidos en un mismo sitio. Esto nunca se había visto.


Continuará……

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