viernes, 5 de enero de 2018

Sport Lovers. Parte 19. Crossover KNB&HQ!



~*~*~*~
Parte 19. Entre besos dulces, una llama de pasión


Sakurai estaba sumamente contento en su cita con Aomine. Feliz de que el moreno haya hecho algo como comprar playeras de pareja y estuviese dispuesto a usarlas en medio de su cita, sin importar las miradas curiosas o los murmullos a sus espaldas. Estaba contento de que le tomara de la mano y el agarre fuera cálido de principio a fin, feliz de que se tomaran fotos en lugares cursis como una fuente, o con la vista de la ciudad detrás de ellos en lo alto del centro comercial. Que le llevase a cenar a un restaurante plagado de parejas o le besara donde fuera sin prestar atención a más nada que su cara sonriente.

— Vamos al parque de diversiones, Ryo.

— ¿Eh? Pero, Daiki.

— Subiremos al menos a la rueda de la fortuna, te besaré cuando estemos en lo más alto, y haremos una foto allí, con la luna y las estrellas de testigos.


El castaño parpadeó varias veces, entre sorprendido y avergonzado. No se había imaginado que Aomine pudiera ser tan romántico en medio de una cita. No de esa forma tan trasparente y desinhibida, como si no le importara mostrarle ese lado suyo. Casi parece irreal.

— De acuerdo, Daiki. — Murmura con las mejillas a tope de rubor.

Gesto que el moreno encontró sumamente adorable, y que alocó de nuevo su corazón. Todavía llegaba a pensarlo, en lo ridículamente cursi que se ha vuelto desde que aceptó sus sentimientos por Sakurai. Basta con repasar todo lo que ha hecho por él ese día. Su primera cita de verdad, una cita que sería inolvidable para ambos. Y que él quería terminar con broche de oro, con ese beso en lo alto de la noria y una fotografía para memorar el momento.

Cuando hicieron fila en la atracción, poco caso hizo de las miradas curiosas, de las risitas o de las charlas discretas (algunas no tanto). Estuvo dispuesto a darle un puñetazo a unos sujetos que se mofaron de los “gays” en la fila, sujetos que iban con sus respectivas novias y que debían sentirse muy heterosexuales para meterse con ellos. Pero la pelea no sucedió, Sakurai le ha pedido que los ignore.

— Está bien, no me importa lo que digan, Daiki. Vamos a subir, y a disfrutarlo, ¿sí?

— Anda nenita, tu novia te espera. — Se mofó una vez más uno de los tipos. Su novia intenté persuadirlo de dejarlos en paz, mientras su amigo parecía dispuesto a involucrarse si el moreno se le iba encima.

— Daiki. — Murmuró una vez más, apretando el brazo del moreno como si pudiera contenerlo, temiendo que no le escuchara.

— Puedes agradecerle a mi novio irte ileso esta vez. Pero recordaré tu cara, si vuelvo a verte, mejor te preparas para sufrir.

— Lo que quieras, nenita.

Un guardia de seguridad apareció de pronto, pidiéndole al sujeto en cuestión que se comportara. Aomine vio cómo el tipo se ponía repentinamente pálido. Y pensó en que sería sensacional poder darle un poquito de disciplina, ya que obviamente era un completo cobarde y hablador. Una vez subieron a la cabina que les correspondía, vio a su novio suspirar con aire aliviado mientras se sentaba frente a él.

— No iba a pelearme con esos idiotas, Ryo.

— Parecía que sí.

— ¿Tuviste miedo? — La respuesta que recibió fue un simple asentimiento de cabeza. Aomine soltó el aire y luego fue a sentarse a su lado. El suave mecer de la cabina hizo respingar al castaño, pero pronto se calmó cuando el moreno le tomó la mano. — No te gusta esa parte de mí, ¿cierto?

— No es eso, Daiki. Solo, me da miedo que pelees. Ya sabes, hay golpes malos, y qué tal si un día recibes uno de esos.

— Lo entiendo. — Aomine dijo con tono serio, entrelazando sus dedos con los de Sakurai. — No me meteré en peleas, Ryo.

— ¿En serio?

— Claro que sí. No me gusta que pongas esa expresión, y no quiero que tengas miedo. Quiero hacerte feliz. Y si vas a llorar, que sea solo porque te hago el amor muy fuerte.

— ¡Daiki~!

Aomine sonrió, algo más ligero también. El sonrojo de Sakurai le valía más que cualquier pleito, incluso si era por defender su orgullo o la valía de su novio.

— Lo siento, Daiki.

— ¿Por qué te estás disculpando?

— Por lo que pasó. Si fuera una chica…

— Si fueras una chica no me habría enamorado de ti.

Dijo seguro, apretando el agarre de sus manos e inclinándose por un beso. Beso que Sakurai devolvió con timidez, honestamente pillado por sorpresa. La noria continuaba subiendo lentamente, y el beso se sentía casi mágico y demasiado dulce para ser como escena de película.

— Estoy enamorado de ti justamente porque eres tú, Ryo. No me importa lo que digan de mí, pero sí me enoja que se metan contigo. No me importa que me digan gay, lo soy pero solo por ti. Pero si lo dicen con esa burla mientras estoy contigo, me hierve la sangre y quiero golpearlos hasta cansarme. Así que no vuelvas a preocuparte por ser mi novio, ni a decir que sería diferente si fueras chica. Te quiero, Ryo. Como nunca pensé que querría a nadie, incluso si tenía todas esas revistas de chicas, ninguna me pone tan estúpido y caliente como tú, Ryo.

— Ca-caliente. — Murmuró, de pronto sumamente avergonzado.

— Caliente, Ryo. — Repitió. Algo más pícaro que antes, besándole el cuello a propósito, incentivando todavía más su vergüenza, pero buscando también encender su libido. — Muy, caliente.

— Ng~ Daiki, detente. — Gimoteó, cubriéndose al instante la boca. Rojo a más no poder.

— Me detendré aquí, e incluso hoy, pero Ryo… — Sujetó su mentón y lo instó a mirarle directamente… — Quiero hacer el amor contigo, cuando tú me dejes.

— Yo, yo… yo… ta-también, quiero. — Dijo. Con mucho, mucho esfuerzo y vergüenza. Escondiéndose de nuevo tras sus manos, sus orejas lindamente coloradas.

Aomine tuvo entonces mucha consideración con su novio. Sakurai se lo agradeció mentalmente cuando el tema fue puesto en pausa y simplemente continuaron cuesta arriba en la noria. Arriba y arriba, hasta la cima. Donde, perfectamente, el crepúsculo llegó y fue el toque romántico que enmarcó la escena. Justo ahí cuando Aomine apartó las manos de Sakurai y sonriéndole cariñosamente se inclinó para besarle, tierno, suave y muy lentamente, como si pudiera detener el tiempo y suspender el momento una eternidad. Aomine podía ser tosco y de humor explosivo, pero cuando se trataba de Sakurai se exponía una faceta en él que lo ponía sensible y definitivamente muy idiota, completamente enamorado de él.

— Te amo, Daiki.

Sakurai suspiró, conmovido por el beso, por toda la cita en sí. Por todo lo que sabe Aomine hace por él. Los esfuerzos que pone de su parte para hacer de ese día uno especial, inolvidable para él. Para ambos tal vez. Quizá por eso lo ha dicho sin filtro alguno, ha expuesto del todo su corazón con aquellas palabras, sumido en ese momento de ensueño que está guardando para siempre en su memoria. Aletargado por las emociones, tarda en comprender que lo ha dicho, que se ha desnudado del alma para Aomine. Que probablemente no ha sido el mejor momento para decirlo, que podría estar empujando un sentimiento mucho más profundo de lo que el moreno tiene por él.

No puede evitarlo, jadea y se aleja de Aomine cuando es consciente de lo que dijo. La cabina se mueve por su repentino movimiento, Aomine lo sujeta por la cintura, lo jala de nuevo y lo aprieta contra su anatomía.

— No huyas, Ryo.

— Lo siento, yo… no quise, yo…

— También te amo, Ryo.

— Q-qué.

— Te amo. Tal como sé que escuchaste. Y no estoy jugando. Me gustas, te quiero, te amo. Por qué crees que hablé de hacer el amor contigo. No quiero sexo o calentura, quiero amarte, Ryo ¿entiendes?

— Yo, entiendo. — Parloteó apenas capaz de mantenerse en pie. Demasiado emocionado y feliz, tanto que incluso sus ojos estaban llenos de lágrimas. Lágrimas de felicidad.

— Ng, mierda. Quiero comerte a besos, Ryo.

El sonrojo en las mejillas de Sakurai explotó.


Cuando el mayor Kageyama llegó a casa, apenas podía sostenerse apropiadamente en pie. Dio las buenas noches a su mamá y luego subió a su habitación. Su hermano menor lo vio llegar, con ese andar pausado pero la misma expresión serena de siempre.

— ¿Está todo bien, Tetsu-nii?

— Oh, Tobio-chan, sí. todo bien. Taiga se pasó un poquito solamente. — Respondió, con un ligero rubor apareciendo repentinamente en sus mejillas.

— ¿Se, pasó? — Preguntó, con una venita palpitándole en la sien. — ¿Qué te hizo?

— No voy a darte los detalles, Tobio-chan. A diferencia de ti que te pierdes completamente cuando estás hablando de tu adorable novio, yo todavía recuerdo ser discreto~. — Añadió con una sonrisilla.

Gesto que, sin embargo, relajó de sobremanera a su hermano menor.

— Espera, ¿estabas pensando que Taiga me habría lastimado de alguna manera?

— No, bueno es que, tu caminar…

— Lo hicimos demasiado. Y fui yo quien le pidió por más cada vez. — El peliazul suspiró. — Ven, entra, necesito explicarte algunas cosas que no aprenderás informándote en la web o revistas.

Cuando los hermanos Kageyama estuvieron dentro, el mayor invitó a su hermano a sentarse junto a él y prestarle mucha atención.

— El sexo anal es difícil, Tobio-chan. Incluso si hay amor en la pareja, todavía será doloroso. Y es innegable que la anatomía nos traiciona un poco. Hay muchas cosas que deben considerarse cuando se llega a la penetración. Por ejemplo, preparar adecuadamente a tu pareja, hacerle sentir especial y querido en cada instante, mimarlo mucho y procurar su placer antes que el propio. Durante el sexo anal, quien recibe al otro es quien lleva mayor carga física y emocional durante el coito. Está, literalmente, abriéndose para el otro. Es mentira que te acostumbras a esto, cada vez dolerá, y es importante por ello que la pareja esté dispuesta a entregarse mutuamente. Taiga me ama, y yo lo amo a él. Hemos tenido sexo varias veces, y tiene cuidado en prepararme cada vez, pero soy exigente, me gusta sentirlo plenamente, pero vamos, Taiga es enorme. Y aunque no soy tan pequeño, todavía estamos usando una vía poco adecuada para el sexo, aunque muy placentero. Deberías dejar que Shoyo lo experimente también en algún momento, no seas egoísta y quieras ser siempre el más activo en la relación.

— Ng. — Fue todo cuanto dijo. Gruñó, mejor dicho. Claro que lo entiende. Todo lo que su hermano dijo lo entiende. Pero, seguro le será un poquito difícil ceder el rol dominante. — Entonces, ¿cómo supieron que estaban listos? Quiero decir, cuando decidiste que estaba bien llegar al final, Tetsu-nii.

— Solo, se sabe, Tobio-chan. Supongo que depende de la pareja. No comas ansias, ve con calma. Escucha a Shoyo y decidan juntos.

— Si realmente escuchara a Shoyo ya habríamos llegado hasta el final y me hubiera echado en cara no cuidarlo. — Bufó. Su hermano mayor sonrió (perceptiblemente), quejándose luego un poco porque, en serio, se han pasado esa noche, lo han hecho demasiado duro. — Es en serio, Tetsu-nii.

— Sé que sí, pero Tobio-chan, conoces a Shoyo, y cuando lo escuchas y crees que decides por ambos, en realidad es que juntos están haciéndolo. Él confía en ti, y conoce tus fortalezas y debilidades; así como tú confías en sus fortalezas y enfatizas sus debilidades porque sabes que así mejorará. Son algo tiernos, a decir verdad. — Añadió con una sonrisita apenas perceptible.

Su mirada, por otro lado, era bastante más expresiva. Y era claro que estaba tomando ventaja de su categoría como hermano mayor para burlarse del menor. El pelinegro aclaró la garganta, musitó alguna negativa y luego se levantó.

— ¿Podrás bajar a cenar?

— Sí. Solo necesito descansar unos minutos.

— ¿Bakagami no te trajo hasta aquí?

— Taiga lo hizo, pero le pedí que no entrara. Hablé con él, Tobio-chan.

— ¿Sobre Shoyo y yo?

— Sí. Taiga dejará de meterse con ustedes. Bueno, sus comentarios todavía caerán en algún momento, pero ustedes pueden estar tranquilos y llevar su relación como mejor consideren. Pero Tobio-chan…

— Sí.

— Cuida bien de Sho-chan, ¿de acuerdo?

— Ya lo sé.

— En serio, Tobio-chan, Sho-chan es más tímido y asustadizo de lo que parece. Se pone a la defensiva cuando intiman porque todavía está un poquito asustado. Tú y yo sabemos que empezaron a salir de la forma menos convencional, así que tus sentimientos para él pueden no ser tan transparentes como piensas.

— Pero se lo dije, que me gusta. Le pedí que saliéramos de verdad y todo.

— Lo sé, pero Tobio-chan, esto es novedoso para ambos, sin embargo por naturaleza tú eres más insensible y racional, mientras que Sho-chan es más sensible y emocional.

— Entonces, ¿quieres que sea más romántico con él?

— Bueno, puedes intentarlo un poquito, Tobio-chan.

— Ng. Bien, voy a esforzarme. Y, gracias, Tetsu-nii. Lamento que tu cuerpo haya pagado las consecuencias de mi petición.

— Oh, ¿esto? No fue precisamente por ti, Tobio-chan, tenía planeado tener sexo salvaje con Taiga desde antes.

— ¡Qué!

Tetsuya sonrió con aire siniestro. A veces, solo a veces, sus expresiones realmente daban algo de miedo. Era un diablillo con cara de ángel.



Cuando el pelirrojo llegó a su casa, todavía estaba perdido en los recuerdos de esa noche. Aunque apenas eran las 10 en el reloj, él se sentía satisfecho. Hacer el amor con Tetsuya era extremadamente placentero.

— Estaba tan lindo gimiendo debajo de mi cuerpo, llorando y suplicando por más. — Murmuró para sí, completamente anonadado. — ¡Ay! ¡Mierda!

El mayor Kagami maldijo cuando dio de lleno contra la puerta de su habitación. Después se escuchó la carcajada de su hermano, y enseguida se enfrascaron en una de sus tantas discusiones fraternales que terminaba con el pelinaranja muerto de risa por las cosquillas del pelirrojo.

— En qué estabas pensando que te diste de frente contra la puerta, Taiga-nii.

— Son cosas de adultos.

— ¿Estabas pensando en cosas pervertidas con Tetsu-san?

— Cállate, no te incumbe.

— Taiga-nii~.

— Qué, por qué el tonito.

— Dame consejos.

— ¿Ah?

— Para tener sexo sano con Tobio~.

Al mayor Kagami le saltaron todas las venitas en la sien. Mientras el menor sonreía tranquilamente, como si preguntara la hora o el clima. Sobre todo, como si no supiera lo celoso y explosivo que era cuando hablaba de su relación con el menor Kageyama. Particularmente de índole sexual.

El pelirrojo respiró profundo, tratando de tranquilizarse y no encargarse del mocoso de su cuñado en su pensamiento. Además, en medio de su desenfrenado encuentro íntimo con Tetsuya, le había prometido ser más paciente y dejar que sus hermanos llevaran su noviazgo tranquilamente.

Ahora que lo pienso, Tetsuya pudo haberme manipulado a propósito. ¿Quién piensa cuando está teniendo sexo tan apasionado con la persona amada? Ng, me tiene comiendo de la palma de su mano. — Gimoteó en pensamientos.

Pensamientos que, de todas maneras, todavía colaron recuerdos de su apasionada entrega con Tetsuya. De su delgado y febril cuerpo estremeciéndose debajo del suyo, de sus grandes ojos azul océano tan brillantes que era como si las estrellas se hubieran sumergido en sus profundidades, de su voz jadeante y las pequeñas lágrimas que corrieron por sus mejillas mientras gemía su nombre y eran sus piernas las que se aferraban a su cintura en tanto le arañaba la espalda.

Ngh, Taiga~ ¡más~ más fuerte~!

Ng, hoy estás muy, exigente, Tetsuya.

Es porque me encanta cómo me llenas, Taiga. ¡Ang~!

El vaivén desenfrenado de caderas llenó de sonidos húmedos la habitación de un motel en la ciudad. El ojiazul enredó sus brazos en el cuello del pelirrojo, impulsándose luego y dejando que su novio le cargase en vilo hasta empujarle en la cómoda y continuar embistiendo contra él. Taiga vio por unos instantes, su reflejo en el espejo. Se vio ahí, agitando la pelvis con rudeza, perforando entre las nalgas de Tetsuya. Su novio gimiendo y llorando, nombrándole sin parar, con la piel sudorosa y enrojecida, los labios hinchados y sus piernas abiertas apoyadas en los hombros del más alto.

Taiga~.

Ng.

Te amo. Como Sho-chan a mi hermano~.

Qué mierda, ng.

Así que ¡ngh~! Prométeme que, ng, los dejarás amarse como ¡nh! Tú a mí.

Diablos, no es momento para ¡mgh! Eso, Tetsuya.

Vamos, ng Taiga. Es fácil, mg, prométemelo~.

¡Mg! Joder.

Taiga, ngh~. Dímelo~.

Mg, ¡maldición! ¡Sí!

— Ah, fue en ese momento que aprovechó mi debilidad.

— ¿Tetsu-san se aprovechó de Taiga-nii? — El pelinaranja preguntó con ojos traviesos.

— ¿Qué? ¡No es lo que estás pensando!

— No estoy pensando nada, Taiga-nii~.

— ¡Y no voy a darte consejos para que tengas sexo con el mocoso!

— ¡Qué! ¡Por qué!

— ¡Porque no me da la gana!

— ¡Tetsu-nii idiota!

— ¡Cállate, maldición!

Algunas cosas difícilmente cambiarían. Incluso después de una muy buena y placentera sesión de sexo.


Después del pequeño malentendido producido por los miedos naturales de Shun y el inicio de su relación sexual con Teppei, todo había quedado en el olvido. Ahora la preocupación era mutua, y encontrar la solución también.

— Yo creo que deberíamos visitar una sexshop. — Dijo de pronto el mayor Sugawara.

— ¿Eh?

— ¿Es mala idea?

— Bu-bueno, ni tú ni yo somos adultos todavía. Tal vez ni siquiera podamos entrar. — Parloteó el mellizo Izuki, con las mejillas encendidas de carmín.

— Tu hermano ya me contó que ustedes visitaron una.

— Ng, Tatsuya hablador. — Farfulló entre dientes, prometiéndose mentalmente que ya se encargaría de su mellizo después.

— Está bien si hablamos de todas estas cosas. ¿Te da vergüenza si vamos juntos?

— Es que. Había muchísimas cosas, y… a pesar de que Tatsuya y yo somos gemelos, ese día pensaron que nosotros, íbamos juntos.

— ¿Como pareja?

— Sí. fue muy incómodo. ¡Es mi hermano, por dios!

— Pero tú y yo sí iríamos como pareja, Shun.

— Y-ya, lo sé. — Murmuró, recuperando la vergüenza.

— Necesitamos lubricante, y condones. Quién sabe, edemas y otras cosas. O preguntar por lo mejor en calidad y todo. Yo quiero ir contigo, para elegir juntos lo que necesitaremos para comenzar nuestra vida sexual, Shun.

El mellizo Izuki ni siquiera quería mirar su reflejo en un espejo. Está 100% seguro de que está rojo hasta las orejas, lo sabe porque siente la tibieza de toda su cara. Y el enloquecido palpitar de su corazón. El mayor Sugawara le sujetó el rostro con las manos. Esas grandes manos que no dejaban de recordarle al mellizo lo enorme que sería al sur de su ombligo.

— Piensas demasiado en esto, Shun.

— ¿Eh?

— No me importaría que tú me tomaras a mí, ¿sabes?

— N-no, no podría, Teppei.

— ¿Por qué no?

— Yo no me imagino siendo el, dominante. — Musitó, apartando la mirada del rostro guapo y seguro de su novio.

— ¿Por qué no, Shun?

— Es que… no sé, creo que el rol te va más a ti.

— Querré que me ames también, Shun. También quiero una primera vez contigo haciéndome tuyo. — Dijo, sonriendo bobamente mientras reduce la distancia y le besa, quitándole la oportunidad de decir nada.

Beso que fue seguido de otro. Y otro, y varios más. Los labios del mellizo se sentían suaves al tacto de los propios, Teppei juraría que este era un terciopelo más encantador incluso que el de los pétalos de rosas. Y eran más dulces que la miel o adictivos que cualquier droga. Enredar su lengua con la ajena era estimulante, la forma en que Shun parecía tener ganas de dominarle y cómo, quizá inconscientemente, se pegaba a su cuerpo, serpenteando con la diestra por su pecho y cuello, aferrándose con la siniestra a su espalda. Jadeando para sus oídos, excitándose contra él.

— Nh~ Teppei~.

El mellizo suspiró cuando su boca fue abandonada. Labios insensatos que se deslizan por su mentón y se ensañan con su cuello, dejando cortos besos, suaves mordiscos y traviesos lametones. Succionando su nuez y llegando a la clavícula, esa curva ósea que resaltaba en su torso y le invitaba cada vez a ser marcada. Marcas que no dudó en dejar puesto que, los jadeos y gemidos queditos de su novio le estaban excitando más de lo que quería controlar. Aunque podía, aún.

— Teppei~ Teppei~ ng~. — Gimoteó tembloroso cuando los labios de su novio se concentraron en un par de porciones de piel. Dejando sus marcas justo sobre la clavícula derecha.

— Shun, te amo. — Subir de nuevo a su boca, quitándole posibilidad alguna de decir nada. Absolutamente nada.


A pesar de que Takao se considera a sí mismo un chico sumamente extrovertido y decidido, la verdad es que últimamente se siente un poco desmotivado. Probablemente por todos los rechazos que ha tenido en cada uno de sus avances hacia Midorima.

— Tal vez en verdad no le gusto para nada. — Suspiró, andando con paso lento por la calle, camino a casa después de comprar algunas cosas en la tienda de conveniencia cercana.

Es sábado por la noche, pasadas las once y él, en lugar de estar en una romántica cita con el de ojos verdes, estaba ahí, caminando solo al pequeño departamento que arrenda en la ciudad. En momentos como aquél se pregunta si en verdad estará bien continuar ahí. Si no será mejor volver a casa con su familia. Después de todo está aquí solo por Midorima. Y ese amor que ralla en lo obsesivo y que, para mal, no lo ha llevado a ninguna parte.

— Aunque me ha dejado besarle varias veces. Si no le interesara, no me dejaría ¿cierto? — Suspiró. De nuevo. Y decidió comerse una golosina en el camino. Arrastraba los pies porque realmente no sentía ánimos de nada. Llevaba sandalias deportivas, shorts amplios y una sudadera. Todo y que acababa de ducharse, no le preocupaba en absoluto resfriarse. — Los idiotas no se enferman. — Dijo para sí.

Y entonces su móvil vibró en el bolsillo de su sudadera. Atendió de inmediato en cuanto vio el nombre de Midorima en la pantalla táctil.

— ¿Shin-chan?

¿Dónde estás?

— ¿Eh? En mi casa.

¿Sí? Estoy fuera, llamé dos veces y no abriste.

— ¡Ah! Espera, voy en camino.

El ojo de halcón ni siquiera esperó por más palabras, colgó y echó a correr el resto del camino. El complejo de departamentos estaba a un par de minutos. Ver al de cabellos verdes parado fuera de su departamento hizo galopar su corazón más a prisa que mil caballos de fuerza. O algo, no estaba mal exagerar de vez en cuando. Subió las escaleras hasta el tercer piso dando grandes zancadas.

— ¡Shin-chan! ¡Estás aquí! — Exclamó con emoción. Esa que no podía ocultar siempre que el muchacho estaba delante suyo.

— Sí. ¿Estabas en la tienda de conveniencia?

— Sí, no tenía ganas de cocinar así que fui a comprar ramen. — Dijo, mostrando su bolso. — ¿Quieres?

— Ya cené en casa. Y te he dicho que no comas ramen instantáneo. Mamá ya te dijo que puedes ir y comer con nosotros cuando quieras.

— Sí, tu mamá es amable pero… — El muchacho de cabellos oscuros finalmente se dirigió a la puerta de su departamento, abriendo y entrando sigilosamente en él. tenía un poco tirado todo ya que no imaginó que su no-novio viniera. — Shin-chan no quiere tenerme en su casa, ¿verdad?

— La invitación la hizo mi madre, yo no tengo nada para decir. — Midorima reparó en la peculiarmente tranquila actitud de su amigo. — ¿Qué pasa?

— Shin-chan… — Takao dio media vuelta, encarándolo. — ¿Por qué viniste?

Midorima aclaró la garganta. ¿Por qué vino? Es una buena pregunta. Él no lo sabe, o no quiere aceptarlo. Pero su cuerpo ya estaba ahí cuando reaccionó.

— ¿Sabes? He perdido la cuenta de cuántas veces te he dicho que me gustas, que estoy enamorado de ti y que quiero salir contigo, pero siempre me ignoras o me mandas callar. Incluso te seguí hasta aquí. Pero, he molestado suficiente, ¿verdad? ¿Debería irme?

— ¿Estás loco? ¿A medio año? No seas idiota, Takao.

— ¡Sí soy idiota! — Exclamó. Más sensible de lo que imaginó que estaría. — Soy idiota por creer que si seguía empujando conseguiría llegar a ti.

— Takao…

— Me gustas, Shin-chan. Pero ¿te gustaré algún día? De verdad, ¿tengo alguna esperanza?

Midorima ajustó sus anteojos. Y se preguntó si el dije con la letra “T” que fue su amuleto del día, tendría algo que ver con los acelerados latidos de su corazón y la razón que le trajo aquí.


Continuará…

6 comentarios:

  1. snif... snif... snif....
    gracias por continuar tan bella historia... me lei el capi ni bien me entere 2 eso de por si es un milagro con lo desconectada que generalmente soy ".... pero a lo bueno, si me olvide de algunas cosas.. buabau... peo al ir leyendo me acorde de todo como si las letras y la trama flotara en mi mente...
    adore os momentos de taiga y tetsu con sus hermanos cada uno es tan divertido a su manera.... isuki y sus inseguridades...
    el romanticismo de Daiki me mato y las expresiones de Ryo son tan lindas amo esta pareja... ahhhh... hay midorima ya va siendo hora de reaccionar o puede que takao se nos vaya... aubau... anda tan depre que me dan ganas de llorar con el....
    mil gracias por el capi y espero hayas tenido un feliz dia de Reyes... me llego un regalo gracias!!!
    matta ne... <3

    ResponderBorrar
  2. Tengo que aceptar que me leí de corrido los 19 capitulos, porque habia cosas que no me acordaba asi que era mejor leerlo de nuevo y como cada uma de tis historias me sigue encantando!!!
    Me encanta cada una de las parejas, me hacen reir los celos desenfrenados de Taiga con Shoyo jajajajja y la relación de todos los hermanos en general es muy bonita apesar de que todos son distintos en sus personalidades, me es miy dificil hablar de todas las parejas en un solo comentario, lo haré en cada capitulo de ahora en adelante ;)
    Por ahora en este capi me encantan los celos y la forma tan romántica en que Daiki trata a Ryo y dime quien no adora a Ryo con cada una de sus expresiones?!?!? Es tan lindo *0*
    A Midorima le toca ponerse las pilas si mo quiere perder a Takao por su terquedad, un poquito mas y me hace llorar Takao pero con todo se puede sentir la frustración y el dolor que esta sintiendo por lo tanto es comprensible que simplemente esté cansado de la situación...
    Gracias por continuar con esta fantástica historia y espero puedas continuar con las otras si el tiempo y la señorita inspiración te dejan :)

    ResponderBorrar
  3. Fue hermoso, simplemente hermoso. Ya no aguanto por leer la siguiente parte. Lo mejor fue sin duda Aomine y Sakurai, la forma linda y cursi en la que se desarrollan xD. Pero hay algo que me tiene inquieta y eso es el rápido desarrollo del midotaka, en mi opinión (perdón lo digo sin afan de ofender u.u) eso daba para más pero buaaaano eso sólo lo digo por mi obsesión por esa pareja. Sigue así haces un gran trabajo y se agradece tu tiempo prestado :).

    ResponderBorrar
  4. Me parece una falta de respeto que haya quedado en lo mejor xDDD quedé re metida, esperaré con ansias la próxima parte *-*

    ResponderBorrar
  5. Waaaa! Ese shoyo nunca aprende xD. Mira que andar a preguntarle así a Taiga, lee exige demasiado xD.
    Amoooooo a Daiki con Ryo! Me fascinan ! Y en su cita estuvieron súper lindos !

    Izuki y Teppei me parecen la pareja más guapa de esta historia. No sé, son muy guapos por separados, juntos y haciendo mimos, me desangró.

    Midorima, tsundere!!! Pobre Takao :(

    Parece que hasta aquí hay actualización. Han pasado dos años, pero no perderé las esperanzas ;).. sobretodo porque me voy a estar dando vueltas por aquí
    Nos vemos ♡

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola!
      Me da gusto que hayas pasado por los fics de que tengo de estos anime. Es vdd que hace más de dos años que no actualizo, y honestamente no recuerdo por qué perdí la inspiración para escribir de todas estas bellas parejitas. Tampoco mentiré y diré que voy a retomarlo próximamente, he estado activa en el fandom de Supernatural, 911 y TeenWolf recientemente, pero justo como mencionas, no perdamos la esperanza de que me llegue algún chispazo de inspiración y retome este crossover.

      Te agradezco muchísimo tus comentarios, sus palabras siempre me dan gusto ;3

      Borrar

Disculpen las molestias, pero se eliminaran los comentarios con contenido de otras parajes fuera de las que se abordan en este blog, esperamos su comprensión