martes, 2 de enero de 2018

Sport Lovers. Parte 1. Crossover KNB&HQ!



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Parte 1. Entre hermanos celosos, un romance promiscuo

Los de primer año del club de voleibol habían escuchado antes algo sobre los entrenamientos en común entre su club y el de basquetbol, pero no se imaginaron que tan pronto serían sometidos a una prueba de este calibre. Los entrenamientos dirigidos por el entrenador Kagetora en conjunto con el entrenador Keishin tenían ahora cierta popularidad en la escuela.

Si no tienes el potencial, no será el entrenador quien te saque del club, serás tú mismo quien renuncies a él.

Era el tipo de comentarios que circulaban por ahí. Ciertamente Shoyo y Tobio tenían más o menos idea de cómo era esto, sus hermanos les han contado de qué va todo. Aunque como Tetsuya y Taiga son del mismo club, casi parece irreal ver los menores Kagami y Kageyama en el otro lado.


— Bienvenidos todos, como la mayoría sabe, hoy es día de entrenamiento en conjunto entre los clubes de voleibol y basquetbol, los ejercicios serán dirigidos por Keishin-kun al inicio, luego tomaré su lugar. Ambos estaremos observando sus habilidades, principalmente de los chicos de primer año. Si alguien decide rendirse en algún momento de la práctica, sepan que aquí no hay segundas oportunidades. Si alguno no está seguro de que quiere estar aquí, le recomiendo que se haga a un lado, observe y salga por la puerta silenciosamente si cree que no podrá con el ritmo; si por el contrario, se siente confiado de sus habilidades, entonces también habrá de integrarse a los ejercicios en silencio. No obligamos a nadie a estar aquí, pero sí deben saber que solo queremos a los mejores en nuestros clubes.

Las palabras del entrenador Aida dejaron un claro mensaje, aquellos de segundo y tercer año, conociendo ya la personalidad del hombre como entrenador, se mantenían firmes y con mirada segura. Mientras que los de primer año no podían evitar que el corazón les palpitara ansiosos y hasta preocupados. Esta es una experiencia nueva para la mayoría de ellos, acostumbrados a entrenadores más suaves.

— Muy bien, vamos a comenzar a calentar… — El entrenador Kise ni siquiera tuvo que agregar nada al discurso del mayor de los dos, silbó y al instante todos los adolescentes comenzaron a moverse, siguiendo el orden básico de los ejercicios de calentamiento en ambos clubes.

Este primer paso pareció incluso sencillo para todos. Correr alrededor del gimnasio también fue fácil, inclusive si tuvieron que subir y bajar las graderías del costado, el ritmo no parecía tan complicado. Han transcurrido cerca de 30 minutos cuando ambos entrenadores tomaron lugar delante del pelotón, marcando entonces otro ritmo de carrera con sus silbatos y encaminando a los chicos fuera del gimnasio. Los de segundo y tercer año sabían que el verdadero entrenamiento apenas iba a comenzar, lo siguiente sería salir por la parte trasera de la escuela hacia las montañas detrás de ésta, y ahí, hacer gala de resistencia y poder.

Shoyo y Tobio buscaron con la mirada a sus hermanos, pero ambos muchachos iban más hacia el frente entre los demás. Curiosamente los de primer año comenzaron a quedarse en la parte trasera, parecía que estaban guardando respeto hacia los senpais, pero también como si aquí comenzara a quedar al descubierto la experiencia. Poco después el himno de la escuela comenzó a ser cantado por los demás, y los de primer año se unieron por inercia mientras salían de la escuela e iniciaban el empinado recorrido cuesta arriba en las colinas a las faldas de las montañas.

— Se siente como si fuera, entrenamiento militar… — El pelinaranja dijo, manteniendo el ritmo que llevaba el grupo.

— No hay punto de comparación… — El chico más alto de los de primer año dijo, y tanto Shoyo como Tobio se dieron cuenta entonces de la sonrisa divertida que bailaba en labios del chico, quien según supieron, tenía sangre rusa corriéndole por las venas.

Shoyo quiso preguntarle algo más, pero entonces el capitán de su club se rezagó apenas lo suficiente para hacerles un llamado de atención. No era momento de conversar, sino de concentrarse en el entrenamiento. De ese modo, el pelinaranja solo acentuaba su percepción de esto como un entrenamiento militar.

— ¡Tiempo de la persecución! — Gritaron al frente ambos entrenadores, y entonces el grupo se dispersó entre los árboles apartándose del camino.

— ¡Iré por el entrenador esta vez! 

Tobio escuchó gritar a un chico de tez morena y cabellos oscuros que reflejaban tonos zafiro a la luz del sol. Entonces le recordó. Es Aomine Daiki, el mejor jugador del club de basquetbol, incluso superando a su cuñado aunque él reconocía el talento de Taiga –solo que nunca se lo ha dicho, ni tiene pensado hacerlo–.

— ¡Era mi turno, estúpido Aomine!

Shoyo se rio de buena gana cuando escuchó a su hermano discutir con el moreno, en realidad es sabido por toda la escuela que ellos dos son como polos opuestos y todo el tiempo están compitiendo acerca de quién es mejor, y pese a que las habilidades de ambos muchachos son equiparables, hasta ese momento quien llevaba más victorias era Aomine, el mayor Kagami no tenía más remedio que seguir esforzándose por alcanzar el nivel de su rival.

Mientras moreno y pelirrojo corrían detrás del entrenador Aida, Kise Ryouta iba tras el entrenador Keishin, su hermano para variar, y es que era momento que no conseguía una victoria contra el rubio mayor. En tanto el resto de los jugadores elige a alguien para darle persecución, y una vez alcanzado el objetivo, este tenía que devolver la carrera yendo tras su captor. Era un juego de policías y ladrones a decir verdad, pero todo el tiempo los roles podían estar intercalándose, por lo que cada chico tenía que pensar estratégicamente en ambas posturas, tanto para escapar como para atrapar, generar estrategias y ponerlas en práctica.

Cuando Shoyo analizó qué estaba haciendo él, se dio cuenta de que estaba corriendo sin sentido, básicamente observando las persecuciones de los demás. A su hermano lo estaba siguiendo el menor de los Sugawara; mientras que a Nishinoya Yuu, el líbero de su club, le perseguía Azumane Asahi, as del equipo de voleibol; ellos dos parecían tener un duelo particular, y se perseguían entre risas y palabras retadoras. Algunos rumores dicen que el líbero está obsesionado con el as, o lo que es lo mismo, enamorado hasta el tuétano pero sin decirlo abiertamente, disfrazando la relación en una entrañable amistad que lleva años alimentándose.

— ¿Qué…? — Shoyo parpadeó confundido cuando sintió que alguien tiraba de su muñeca haciéndole trastabillar entre el escarpado terreno, pero recuperando el equilibrio cuando un brazo rodeó su cintura para evitar que cayera de trasero.

— Qué haces, idiota. Se supone que estés atento a quien te persigue.

— Tobio… — Dijo con la respiración alterada por la carrera y el repentino contacto del intento de abrazo que no ha sido más que una coincidencia para variar… — Ni siquiera sabía que me estabas persiguiendo.

— Tan idiota. Ahora, intenta alcanzarme Shoyo… — El menor Kageyama sonrió con burla. Y el hecho de que sonriera ya era mucho decir en realidad, pero que lo hiciera de aquella forma picaba a cualquiera. Aunque también había dejado otra sensación en el corazón del pelinaranja que tenía relación con otra serie de sentimientos.

Cuando el menor Kagami comenzó a perseguir al menor Kageyama, casi se chocan contra otros chicos. Uno de cabellos castaños y grandes ojos del mismo color, era perseguido por un chico de cabello corto y mirada azul metálico. Unos metros después al flirtear entre los árboles, Shoyo se dio de lleno con otro chico y finamente cayó al suelo.

— ¿Estás bien? Debes mirar por dónde vas corriendo, hermano de Taiga.

— Sí, lo siento.

El pelinaranja se quedó un rato mirando al alto muchacho de cabellos lilas, quien tras ayudarle a incorporarse retomó su tarea, persiguiendo a un chico de mechones lacios y oscuros que se reía lánguidamente a la distancia y le mostraba una barra de chocolate.

— Estúpido Tatsuya, robándose mis golosinas.

— ¡Shoyo idiota! ¡Qué estás haciendo!

— ¡No me grites! ¡No tienes idea de lo que se siente chocar contra un muro!

— ¡Deja de parlotear y date prisa! ¡No presumías que eres el mejor cuando se trata de velocidad!

— ¡Ahora verás, Tobio-chan~!

— ¡Maldito enano, te patearé el trasero si vuelvas a llamarme así!

— ¡Tobio-chan! ¡Tobio-chan~!

El menor Kageyama gruñó entre dientes mientras corría huyendo del pelinaranja aunque su deseo fuera el contrario. Pero ya vería cuando cambiaran nuevamente de rol.

De esa manera continuaron durante una hora. Al final, Aomine y el mayor Kagami respiraban agitados y sumamente frustrados. Era día en que no conseguían atrapar al entrenador Aida en las persecuciones. Cada día sentían que esa vez sí podrían, pero el hombre era muy habilidoso y siempre parecía estar pensando un par de pasos por delante de ellos, así que le sentían escabullirse entre sus dedos cuando estaban por alcanzarle, quedando una y otra vez con ese sabor de boca de “casi”. Por su parte, el menor Kise tampoco había conseguido alcanzar a su hermano mayor por sí solo, pero cuando se le unió su primo Oikawa Tooru del club de voleibol, lo han conseguido.

— ¿Entonces se vale perseguir de dos a uno solo? — Yamaguchi Tadashi (chico de primer año del club de voleibol) preguntó en voz baja. En realidad se lo ha preguntado a su amigo Tsukishima Kei, pero unos chicos junto a ellos le escucharon.

— Sí, no hay una regla de uno contra uno en realidad. Aunque es bastante común que lo parezca ya que solemos cambiar las persecuciones en cada entrenamiento. Bueno, la mayoría lo hace, pero generalmente verás a Taiga y Daiki persiguiendo al entrenador Aida, ellos siempre intentando darle alcance. Con el entrenador Kise varía, la ocasión anterior mi hermano y yo lo perseguimos juntos.

— ¿Hermano?

— Tatsuya, el chico que está con el alto de cabello lila. Él es mi hermano, yo soy Izuki Shun, del club de basquetbol. No parece, pero somos mellizos.

— Mucho gusto, Izuki-senpai… — El jovencito de mejillas pecosas inclinó el rostro con respeto. El rubio junto a él y su mejor amigo se limita a hacer una venia… — Mellizos es cuando los hermanos no son idénticos, ¿verdad, senpai?

— Así es. Aunque nacimos del mismo parto, veníamos envueltos en bolsas separadas… — El chico dijo con una sonrisita… — Es curioso, ¿verdad?

— ¿Eh?

— Hay muchos parentescos en los clubes, además de nosotros todavía hay otros. Están los hermanos Kageyama por ejemplo, además nosotros somos primos de ellos.

— ¿Primos?

— Sí, aunque no nos comportamos mucho como tal ya que nuestras familias no son precisamente cercanas. Es probable que a Tobio hasta se le haya olvidado, pero Tetsuya lo tiene bien presente. Luego tenemos a los hermanos Kagami, acá entre nos Taiga es un tipo muy celoso de su hermanito y su novio.

— ¿Celoso por qué? — Yamaguchi continuaba preguntando, bastante interesado con la charla que estaba recibiendo de su senpai y ya que no conocía mucho de esta escuela.

— A Taiga le pone de mal humor pensar que su familia se líe con alguien. Yo pienso que simplemente es sobreprotector con las personas que estima.

— Ah. Shoyo es el chico bajito de pelo naranja, ¿verdad? Y su hermano el pelirrojo que perseguía al entrenador Aida antes.

— Así es. Pero como te iba contando. Además de estos parentescos todavía hay más. Están los Sugawara y hasta los Sawamura, casi nadie sabe que tu capitán y nuestro Yukio son gemelos.

— ¿Gemelos?

— ¡Sí! Aunque hay quienes dicen que son mellizos, ellos en realidad son gemelos idénticos, y tienen un carácter bastante parecido. Y hay un tercer Sawamura, aunque el menor de ellos es algo más problemático. Junpei es nuestro tirador fantástico en tiros de tres en el club, pero suele competir con Sakurai, ya que ambos son muy buenos en ello. Creo que si Yukio no estuviera en el club, los gritos de Junpei serían los únicos que se escucharían.

— Oh, es verdad. Temprano por la mañana escuché a Daichi-san advertirle algo a un chico de lentes, no sabía que era su hermano… — EL chico alto de primer año dijo acercándose al grupo, aprovechando que los entrenadores les han dado diez minutos para refrescarse y recuperar el aliento pues aún había ejercicios por hacer.

— Cielos, qué les dan a ustedes los chicos hoy en día. Eres muy alto.

— Mi mamá dice que es herencia de mi padre ya que él es alto también y proviene de una familia en Rusia con esa característica.

— ¡Oh, tú eres el chico del que hablan en toda la escuela!

— Eso parece… — El chico dijo con una sonrisilla divertida… — Soy Lev Haiba.

— Izuki Shun… — Se presentaron, mostrándose mutuamente un gesto de respeto.

— Tengo curiosidad por algo, Izuki-senpai.

— ¿Qué cosa?

— He sabido que Suga-san y su hermano están en el mismo grado. ¿Son gemelos o algo así? Como usted y Tatsuya-san.  

— No, Teppei y Koushi se llevan un año de edad, pero Teppei tuvo un accidente en su primer año y estuvo fuera durante todo el grado. De ese modo terminaron estando juntos.

— ¿Entonces, Teppei-san tiene 18?

— Sí… — El chico de ojos grisáceos buscó con la mirada al mencionado. La sonrisa boba del mayor Sugawara resaltaba a la distancia, y por alguna razón enfatizaba su personalidad relajada… — Ellos dos en realidad sí se parecen, ambos son amables con todas las personas, y tienen un gran corazón.

Los adolescentes no dijeron nada, pero el chico ojigris decía aquello con la mirada fija en el castaño. Jurarían que Izuki-senpai admira al mayor Sugawara, una admiración soñadora que le hizo perderse por unos instantes, sumido en sus pensamientos.

— ¿Y hay más parentescos en los clubes, senpai?

— Sí, Yamaguchi-kun. Están los hermanos Kise.

— Oh es verdad, supe que el entrenador Kise tenía un hermano aquí.

— Lo tiene. Justamente el chico rubio que lo estuvo persiguiendo durante el ejercicio. Y el chico que luego se le unió para capturarle es primo de ambos, Oikawa Tooru, un armador muy habilidoso en el club de voleibol según sé, y por lo que he visto, realmente lo parece.

— Kageyama Tobio es mejor, o al menos eso se rumora.

— Ciertamente, Lev-kun. Así que con la llegada de Tobio ahora Oikawa tendrá competencia, y conociéndole, va a frustrarse en más de una ocasión.

— Por qué.

— Porque a Oikawa le gusta ser centro de atención, y es junto con Ryouta la mancuerna más popular de la escuela. Todas las chicas se ponen algo histéricas por ellos, les verás en todos los partidos llenando de gritos el gimnasio, jurarías que les ves corazoncitos en la mirada.

— Oh, ya entiendo… — Yamaguchi suspiró. A él le gustaría tener un poco de esa popularidad, o al menos llamar la atención de Tsukishima de algún modo especial.

— Y Aomine Daiki también tiene un primo, Iwaizumi Hajime. Está en el club de ustedes si mal no recuerdo.

— Sí, es de segundo año y según parece, aspira a ser as del club, aunque actualmente ese título lo tiene Azumane-senpai.

— Es así. Bueno, y ya para terminar, están Nishinoya y Futakuchi, también del club de voleibol. Ellos son hermanastros.

— Pero tienen apellido diferente.

— Sí. Eso es algo que no sé, pero sí es sabido por la escuela entera que el mes pasado sus padres se casaron. ¡Ah! Me olvida de los hermanos Takeda.

— ¿Como Takeda sensei?

— Sí, él también tiene un hermano aquí, Kaname-kun, del club de ustedes.

— ¿Kaname-senpai es hermano de Takeda sensei? Ni siquiera había relacionado el apellido a decir verdad.

— Bueno, ese ha sido el resumen de los parentescos de ambos clubes… — El ojigris dijo con una sonrisa, casi sintiéndose orgulloso de su comunicado.

— ¡Muy bien, a reunirse todos! — La voz del entrenador Kise suena potente y de inmediato los chicos se reúnen alrededor de los adultos… — Vamos a continuar con los ejercicios, en su camino hacia acá debieron notar algunas banderillas rojas y negras colgando de las ramas o alrededor de los troncos de los árboles. Cada banderilla tiene el nombre de cada uno de ustedes, la tarea es obvia, busquen la suya.

De ese modo el entrenamiento continuó entre un ejercicio y otro hasta que el atardecer cayó y lo único que se escuchaba era el rechinar de los tenis sobre la duela en el gimnasio. El club de voleibol practicaba voleo y remates con un balón de baloncesto, mientras que el club de basquetbol hacía pases y clavadas con uno de voleibol, tan pequeño que para algunas jugadas era complicado el agarre o medir la fuerza con que hacían un pase. De entre todos, Tetsuya era el que parecía llevarlo mejor, sus pases eran tan precisos como cuando usaba un balón de baloncesto.

— No deja de sorprenderme ese muchacho, se esfuerza incluso si no le hemos pedido que mejore alguna de sus habilidades.

— Es verdad, siempre has admirado su talento, ¿verdad Aida-senpai?

— Es porque nunca se da por vencido, y porque cualquiera diría que no tiene lo necesario para este deporte. Pero Kageyama Tetsuya lleva sus habilidades a otro nivel y eso hace que el resto responda superándose también. Pienso que es pieza clave en el equipo. ¿Qué hay de su hermano?

— Su capacidad mental para ver ambos lados de la cancha es impresionante. Y es muy preciso con sus levantadas, pero le falta pulir el carácter, llega a ser demasiado perfeccionista y el equipo no le sigue el ritmo, cae en individualismo. Por otro lado,  Shoyo tiene magníficas habilidades atléticas, velocidad y fuerza en las piernas son su principal característica, y tiene corazón apasionado, pero tiene muchas otras cosas que mejorar.

— Lo hará bien, Taiga era un crío engreído cuando llegó al club, pero su competencia con Aomine le ha ayudado a pulir sus habilidades. A Shoyo necesitas encontrar quien saque lo mejor de él, un contrincante más que un aliado, sé que tienes puestos tus ojos en la mancuerna que hace con Tobio, pero escucha a este viejo, nadie hace que alcances tu límite como un rival.

— Tomaré muy en cuenta su observación, Aida-senpai.

La conversación de los entrenadores se vio interrumpida cuando una chica de melena castaña entró al gimnasio. El mayor sonrió al ver a su hija, Riko no era una chica como cualquier otra, además de ser la más inteligente de toda la escuela, era también una empedernida seguidora de los pasos de su padre. Al menos como preparador físico, ella suele acompañarle cuando está ideando programas de entrenamiento para los chicos en el club, e incluso de otros deportistas que acuden al gimnasio de la familia, administrado por Kagetora, aunque actualmente tiene a otros cubriendo los dos turnos de servicio pues se ha dedicado por completo al club de baloncesto de la escuela que lleva tatuada en la piel desde sus años de estudiante.

— ¿Cómo lo han hecho? ¿Te han dado algún problema papá?

— Les ha ido bien. Ya sabes, el único problema que tengo es ese novio tuyo.

— ¿De nuevo con los celos, papá? Ya deberías superar el hecho de que esté saliendo con Junpei.

— ¡Me niego! ¡Me han arrebatado a mi dulce princesita!

— ¡No soy una dulce princesita!

Los de primer año de ambos clubes se sorprendieron al ver al duro entrenador Aida siendo tan infantil con la chica castaña. El entrenador Kise se reía de buena gana, mientras que la adolescente farfullaba indiscreciones contra su padre, y éste se empeñaba en tratarle como una niña dulce e inocente.

— De todas formas, mismo Aida-senpai ha dicho que Riko-chan nunca ha sido precisamente dulce, incluso siendo niña siempre ha sido algo rebelde.

— Ittetsu… — El rubio entrenador sonrió espontáneamente al ver a su parej… a Takeda sensei en el gimnasio… — Sensei, buenas noches.

— Buenas noches, Kise-kun… — El profesor de orientación educativa y encargado del club de voleibol, es un joven en sus 30 de edad que turna sus responsabilidades en la preparatoria junto a sus estudios sabatinos de una maestría en Pedagogía infantil, influenciado por su primo Shimada Makoto… — Los chicos siguen entusiasmados pese a que deben estar cansadísimos con el entrenamiento.

— Es porque no quieren ser los primeros en dar muestras de agotamiento, pero te puedo asegurar que todos van a caer como troncos cuando vayan a dormir. ¿Te ha ido bien en tu clase?

— Sí, esta vez ningún chico se durmió a media clase… — Takeda bromeó, aunque era verdad que en sus clases solía haber algún alumno que cayera seducido por Morfeo al considerar su dinámica demasiado filosófica o poética como para seguirle el ritmo… — ¿Estás satisfecho con los chicos de primer año?

— La mayoría, aunque puede ser que algunos renuncien al club en un par de semanas… — El entrenador Kise está consciente de eso, aunque duda mucho que algunos de los que vayan a renunciar incluya a Shoyo, Tobio, Tsukishima o Lev; no opina lo mismo de Yamaguchi, aunque presiente que él seguirá ahí simplemente por continuar junto a su amigo, ha notado que comparte con él un vínculo muy estrecho.

El entrenador Aida dejó de discutir con su hija y sonó su silbato. El entrenador Kise miró la hora en su reloj de muñeca. Era hora de dar por terminado el entrenamiento.

— Vayan todos a la ducha, no vayan por la calle olorosos a sudor y suciedad, por favor.

— ¡Sí, entrenador! — Prestos, los chicos de ambos clubes se dirigieron a los vestidores.

Aunque estaban agotados, principalmente los de primer año, se sentía un ambiente ameno entre todos ellos. Las bromas comenzaron a llegar, así como los retos acerca de quién iniciaría como titular en el próximo partido oficial, aunque faltara al menos un mes para que iniciara el torneo de verano.

— Aomine-senpai.

— Qué quieres, Ryo.

— Uno de mis compañeros me pidió que le devolviera esto… — El chico de cabellos castaños le extendió unas revistas que el moreno recibió con una sonrisa.

— Bien, le advertí que si no me las devolvía le esperaría mañana en la azotea.

Sakurai Ryo está en segundo año, pero desde que se unió al club de baloncesto el curso anterior, actúa con el moreno como si estuviera detrás suyo. Aunque nadie puede decir que sean amigos, es más que Aomine se aprovecha de la nobleza del menor.

— Ese idiota de Aomine ya está de nuevo usando a Sakurai como su mandadero.

— Vamos Taiga, no vayas a empezar una pelea con Aomine ahora.

— Pero alguien tiene que decirle que es un imbécil.

— En dado caso esa persona no eres tú, Taiga. Sakurai-kun debería ser el único con la capacidad de hacerlo.

— Pero a Sakurai le gusta ese imbécil, está claro que nunca va a decirle nada.

Tetsuya asintió, Taiga tenía razón, pero todavía pensaba que no era cosa suya meterse en los asuntos de los demás. Minutos más tarde estaba listo para marcharse, pero entonces su hermano menor estaba esperándole en la puerta de los vestidores.

— Tobio-chan, qué haces ahí.

— No me digas así, hermano… — El pelinegro resopló molesto, el peliazul sonrió con la mirada… — Estaba esperándote para irnos juntos.

— ¿Irnos juntos?

— Estoy listo Tetsuya… — La sonrisa del pelirrojo se borró cuando vio a su cuñado parado junto al peliazul… — Qué dem…

— ¡Niisan~! — Los brazos del pelinaranja se enroscaron en los hombros del pelirrojo cuando el menor Kagami saltó sobre la espalda de su hermano mayor… — ¿Estás listo? ¿Podemos irnos ya? ¿Me compras pan dulce en el camino?

— ¡Ah! ¿Por qué tenemos que irnos juntos? — A Taiga comenzaron a saltarle varias venitas en la sien.

— Porque somos hermanos… — Obvió el menor Kagami.

Taiga y Tetsuya suspiraron, al mayor Kagami incluso le corrió una gota de sudor por la mandíbula. Esto no podía estar pasándoles. Que sus hermanos comenzaran a comportarse de esta manera simple y sencillamente no pintaba bien.

— Ah, tengo una idea… — El mayor Kageyama dijo de pronto… — Tobio-chan, por qué no te vas junto con Sho-chan a casa.

— ¡Qué! — El grito ha venido de dos personas. Y Shoyo no era una de ellas. Tobio y Taiga miraban a Tetsuya como si acabara de decir una cosa sumamente imposible de realizarse.

— ¿Por qué tengo que ir con él?

— Porque eres buena persona.

— ¡Ningún buena persona! ¡Además no quiero que vaya con mi hermanito! — Taiga incluso abrazó posesivamente al pelinaranja. Su novio frunció ligeramente el ceño, tan imperceptible que solo quien le conocía bien podía percatarse de ello.

— Entonces no importa que nos vayamos cada quien por su lado, ¿cierto, Taiga?

El pelirrojo sufrió un espasmo de frustración. ¡Demonios! Claro que le importa. Quiere pasar tiempo con su novio, pero también quiere cuidar de su hermanito, y dejar que vaya con su cuñado no es una opción.

— No importa, vamos hermano.

Tobio, sonriendo por creer que esa noche ha ganado gracias a la intervención del enano pelinaranja, echó a andar esperando que su hermano le siguiera. Pero Tetsuya no soltaba la mirada del pelirrojo.

— Está bien, ya hemos entendido… — Shoyo dijo con una sonrisita. Y se deshizo del abrazo de su hermano con agilidad… — Tobio y yo hacemos mal tercio. Vamos, no intervengamos más en su romance.

— ¡Que no quiero ir contigo!

— ¡Por qué no!

— ¡Porque no y ya, no tengo que darte explicaciones!

Mirándose retadores, los menores no se dieron cuenta del momento en que se alejaron sumidos en su propia discusión pero caminando sin parar. Atrás, a Taiga le latían furiosamente las venitas en la sien y lucía disgustado. Tetsuya tiraba de su camisa y le plantaba un beso profundo, diluyendo así las frustraciones recelosas de su novio.

— Tobio.

— ¿Qué? Maldición, nos hemos alejado por tu culpa… — El pelinegro dijo, recargándose en un poste de la parada de autobús.

— ¿Qué tal si le damos a mi hermano un motivo por el cual enfadarse de verdad? — El pelinaranja vio a su compañero enarcar una ceja sin entender… — Digo que, salgamos como él con tu hermano.

— ¿Salir como él con mi hermano? ¿Te refieres a ser novios? — La idea ya era loca, pero cuando el pelinaranja asintió, él ni siquiera lo pensó y simplemente respondió… — De acuerdo.


No muy lejos de ahí.

— Yukio-senpai~

Cierto rubio, hermano del entrenador del club de baloncesto, llamaba con voz chillona al gemelo Sawamura, quien de solo escucharle ya sentía que le levantaba un dolor de cabeza. Y es que últimamente al modelo se le ha metido entre ceja y ceja que quiere ser su novio.

— Te he dicho que no me sigas al trabajo, Ryouta.

— Pero es el único lugar al que puedo seguirte después de la escuela. Además, atraigo clientas para el café.

Al gemelo Sawamura le saltaron las venitas de la sien y sus ojos azul metálico centellearon con molestia. Aunque era verdad, desde que el joven modelo visitaba el café donde trabaja por las tardes tres días a la semana, más chicas vienen aquí. Pero eso es algo que le molesta en realidad.

— Eres difícil, Yukio-senpai. ¿Cuándo vas a aceptar tener una cita conmigo?

— Piérdete, Ryouta.


Y en algún otro lugar de la ciudad.

— ¿Quieres ser mi novio?

Sugawara Teppei se confesaba a uno de los mellizos.


Continuará……

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