CHARLA
DE ALMOHADA
YooSu
~*~
Hacía al menos un par de semanas en que,
pese a la carga laboral de cada uno, era imprescindible una buena sesión de
sexo antes de dormir. Esa noche Park ha tomado la batuta (no solo hablando del
rol en la cama) y elegido posturas en las que dominar a su amante. A Kim honestamente no le molesta que su
azabache novio quiera dominar
totalmente en la cama, el placer lo valía todo.
Comenzaron con un seductor juego de
caricias y besos, de pequeños mordiscos y risas traviesas. Luego las risas
habían mutado en jadeos y quedos gemidos mientras el roce de sus pieles ganaba
calor y se les encendía la libido más cercana al placer. Las ropas fueron
retiradas con lentitud, pero una vez entraron en cadencia, ni las mantas sobre
el lecho sobrevivieron a sus travesías sobre el colchón; eran un lío total,
arrugadas, enredadas por momentos entre sus cuerpos, atoradas en un pie o
recibiendo el trato acelerado de manos ciñéndose alrededor de ellas cuando una
oleada de placer sacudía violentamente la anatomía de alguno de los aventureros.
Para cuando el castaño terminó acostado
sobre su espalda, mirando fijamente los ojos negros del azabache, su piel ya
estaba perlada en sudor, el cabello pegado a su frente y los rastros de su
propia semilla adornando su torso y el de su amante. Ha tenido un orgasmo
después de que Park le dominase bajo su cuerpo, lamiendo y empujando sus dedos
en su interior, ensanchando su cavidad anal antes de atacarle de nuevo con su
caliente lengua. Y, cuando le supo cerca del éxtasis, le había girado, dejándole
sobre el lecho y masturbado con su mano hasta que se corrió. Todo mientras le
besaba fogosamente, empujando su lengua en la boca del castaño, o arrastrando
la de éste fuera de ella, chupándola y teniendo un fútil duelo de flexibles
músculos que terminó con el ronco gemido de Kim y su semilla disparando
copiosamente.
Pero Park no le había dado tiempo a
recuperarse cuando ya le estaba dominando de nuevo, acomodándose contra el
trasero de Kim le levantó las piernas dejándolas en línea recta hacia arriba,
cruzando sus tobillos y perfilando su palpitante hombría contra el dilatado,
mojado y caliente agujero, penetrando lentamente mientras le chupa los dedos de
los pies y lame sus plantas, escuchándole gemir su nombre mientras acaricia sus
propias tetillas y se muerde el labio inferior ocasionalmente.
Así había terminado ahí, tumbado sobre
la cama con su amante dominando la situación, decidiendo el ritmo y la
profundidad de las estocadas, moviendo sus piernas a derecha o izquierda,
flexionándolas contra su vientre o elevándolas en línea recta de nuevo. Cual
capitán al control del timón.
— Ngh~ Chun~ ¡Más~! — Gimotea con las
mejillas arreboladas de carmín, fruto del calor y del deseo, de las ganas de
más.
— ¿No te es suficiente, baby? —
Pregunta, sonriendo con burla y picardía, empujando con un poco más de fuerza
su pelvis, saboreando el roce de los carnosos anillos y el gemido ronco de su
castaño amante. — Estás apretando tan delicioso alrededor de mi pene, Junsu ah.
— ¡Ngh~! Vamos, Chun. Sabes cómo me gusta~.
— Intenta convencerle, aunque de momento en vano pues su amante mantiene el
ritmo lento. — Nghaa~. — Pero profundo, navegando a su antojo en las
profundidades de su caliente interior.
Park sonrío travieso, y llevó una mano a
lo largo de una de sus fuertes piernas hacia el sur, serpenteando por el muslo
hacia el centro hasta alcanzar el falo de su amante. Kim se sacudió de placer
cuando la punta de su pene fue atendido, sintió la yema de los dedos de su
amante presionar alrededor. Y deseó de pronto sentir su lengua torturarle la hendidura.
— Estás pensando sucio, ¿verdad, Junsu?
— No~.
— Tan lascivo, baby.
— ¡Deja de molestarme y házmelo duro,
Chun~!
Ah, es tan difícil negarle sus lindos
caprichos.
…
Tras experimentar su segundo orgasmo,
Kim se acostó cómodamente en el lecho, sonrió satisfecho y se dijo que tomaría
después una ducha, aunque todavía sintiera pegajoso el torso y su interior
estuviera lleno del semen de Park.
El azabache le ofreció de su botella de
agua, y mientras el castaño tomaba un largo trago, él se levantó (desnudo) en
busca de los cigarrillos que dejara hace unas horas en la estancia. Al volver,
se recostó del otro lado de la cama, con un cigarrillo encendido y un cenicero
en la siniestra.
— ¿Te ha gustado, Chun?
— Por supuesto.
— Aunque parecías cansado a medio
camino~. — Añadió con una sonrisilla traviesa.
Park carraspeó.
— No estaba cansado, Junsu. — Acota,
dando una calada y expulsando el humo con cierto aire seductor. O eso pensó el
castaño, que le miraba lánguidamente desde su sitio.
— ¿Tanto te gusta dominar? Porque tu
travesía sobre mi cuerpo fue larga~, yo quería que me partieras en dos. — Dice con aire caprichoso, haciendo puchero y
acercándose a su amante, trazando figuras al azar sobre su vientre.
— Te has vuelto todo un pervertido y sucio, baby. — Agrega con una
sonrisilla, se inclina y captura los labios del castaño con lentitud, besándole
parsimonioso antes de alejarse mordisqueándole el pliegue inferior.
— Es porque tú te estás volviendo muy tierno~.
— ¡Hey! Qué pensaría la gente si te
escuchara, yo siempre soy tierno contigo, todo un romántico empedernido.
— Yoochunnie~ dime la verdad, te
cansaste, ¿cierto?
— Deja de decir que me cansé, te digo
que no fue así, Junsu.
— Pero, antes me lo hacías siempre tan
rudo~ no me culpes por echar en falta tu salvaje lujuria. — Con mirada
traviesa, el castaño serpentea con sus dedos por el vientre de su amante, yendo
cuesta arriba hasta su clavícula, alzando el torso para poder mordisquearle ahí
y dejar una marquita. — ¿Deberíamos planear una rutina de ejercicio?
— ¿En serio? ¿Tan lento estuve? — Pregunta. Casi ofendido. Casi, porque no puede
negarle del todo las palabras a su amante. Pero venga, ¡lo han hecho como monos
durante al menos dos semanas!
— Me gustó, pero me gusta cuando te
pones salvaje. Me gusta cuando te siento tan adentro que me llenas el vientre.
— Responde con tono coqueto, llevando una línea de besos desde la clavícula
hasta el mentón, mordiéndole fogosamente los labios al final. — Me enloqueces
cuando eres tan ardiente que no puedo seguirte el ritmo, Chun~.
— Ok, ya entendí. Tan caprichoso, baby.
— Tú me hiciste de esta manera~.
— ¿Es mi culpa ahora?
— Sí~.
— Qué voy a hacer contigo, mh. — Añade,
acariciándole los muslos y besándole apasionadamente después.
— Entonces, ¿deberíamos ir al gym?
— Me da pereza.
— Chun~.
— Pero ejercitaré, en casa.
— ¡El sexo no cuenta!
— Pero si me has dejado K.O. todos estos
días de sexo. Es un muy buen ejercicio.
— ¡Chunnie~ no decías que no estabas
cansado! — Dice con rintintin.
Park carraspea de nuevo. Ni siquiera se
ha dado cuenta del momento en que Kim le quitó el cigarrillo de los dedos y lo
dejó consumiéndose sobre el cenicero en la mesita de noche.
— El otro día vi un video.
— ¿De qué? — Park cuestiona, elevando
una ceja con interrogante. — No estarás viendo porno, ¿verdad?
— ¿Qué? ¡No~!
— Vale, de qué fue el video entonces.
— Era una pareja gay, como nosotros. —
Puntualiza, aunque Park encuentra el dato innecesario, pero le derrite la
tierna inocencia de su amante hasta para hablar de esos temas. — Y, mh, espera,
te voy a mostrar.
Entusiasmado, Kim saltó de la cama
(desnudo, y casi sin importarle que la semilla de su amante resbalara entre sus
piernas tras el movimiento) y buscó en el bolso su móvil, yendo de inmediato a
su galería y seleccionando el video en cuestión. Mismo que, dicho sea de paso,
le había enviado Jaejoong.
En el susodicho video se veía a dos
hombres, ambos musculosos a decir verdad, el más bajo de ellos estaba montado
sobre la pelvis del más alto, con sus manos apoyadas en los fuertes muslos de
éste y sus piernas abiertas a los lados de su cabeza. El hombre debajo, más
alto y musculoso, sostenía su peso casi exclusivamente en sus piernas, la
espalda superior y los codos desplazando parte del peso. Lo interesante del ejercicio no era
propiamente la fuerza que estaba imprimiendo el hombre más alto en el abdomen y
las piernas, ni que el más bajo estuviera la mar de entretenido encima suyo,
sino el movimiento de pelvis que realizaba el más alto y repercutía
directamente contra el trasero del más bajo. Ese vaivén era, a falta de otra
palabra, demasiado sexual.
— Baby, si tú pretendes que yo haga esto
van a pasar dos cosas. Una, no voy a soportarlo por demasiado tiempo. Dos, y
más importante, solo conseguirás excitarme y terminaremos teniendo sexo.
— ¡Verdad~! — Exclamó con ojos
brillantes, amplia sonrisa y un entusiasmo casi infantil.
Park elevó nuevamente una ceja.
— Por casualidad, ¿estabas interesado en
este ejercicio por el sexo, baby?
— Bueno, no exactamente. Solo, bueno,
eso podía suceder tratándose de mi ratoncito sexy~.
— Junsu ah, no es que me queje pero, ¿te
volviste sátiro?
— ¡Claro que no! — Renegó, sí, con
puchero y todo. Rojo hasta las orejas.
— Entonces, como dije, no es que me
queje pero…
— Parece que te estás quejando, Chun. —
Renegó de nuevo, cruzando los brazos con expresión ofendida.
— Es que es raro en ti. Antes siempre
era yo el que te sonsacaba para tener sexo.
— ¿Y no está bien que tome la
iniciativa?
— Lo está. Solo, me sorprende el
repentino cambio.
El castaño mordió su labio inferior y
desvió la mirada.
El azabache comprendió que algo le
estaba ocultando.
— ¿Baby?
— Bueno, es que tengo mucha energía.
— ¿Ah?
— Con el cambio de actividad debido al
servicio, no gasto energía como antes. Y, el sexo me ayuda a sacar toda esa
energía, me relaja y me hace sentir sumamente amado por ti, Chun.
Park sonrió, le sujetó el mentón y le
obligó a mirarle, besándole dulcemente los labios.
— Está bien que me digas estas cosas,
baby. Comenzaba a preocuparme que te hubieras cansado del sexo.
— ¡Qué! Pero si tú mismo has dicho que
tenemos mucho sexo últimamente.
— Sí, pero hasta hoy tú eras siempre el
de las ideas. Venías con posturas específicas, juegos y hasta hicimos cosplay.
Me preguntaba si te habías aburrido del sexo que te daba.
— ¡Eso nunca, Chun! ¡Me encanta el sexo
que me das! ¡Sobre todo si me lo haces tan duro que no pueda moverme al día
siguiente!
— Tú entusiasmo me excita, baby.
— ¿Eh?
— Me puse caliente con toda esta charla de almohada.
— ¿Esto puede llamarse charla de
almohada~?
— Me da igual, vamos a hacerlo de nuevo.
— Kyaa~, ¡Yoochun~!
Gemir ronco y agudo, arquear la espalda
y enterrar sus uñas en los hombros del azabache cuando, tras ser empujado sobre
el lecho, la hombría de Park penetró de una y hasta el fondo en su interior,
comenzando a moverse salvajemente al instante. Kim no se quejó, obviamente, el
placer de las profundas y fuertes penetraciones conseguía poner su mente en un
estado de entrega que nublaba todo lo demás.
Y caía en un vórtice de placeres
carnales y emociones transparentes.
Ama y es amado.
Y eso, ni una charla de almohada sería suficiente para demostrar.
FIN
Excelente! Como siempre, soy tu fan, nadie escribe YooSu tan magnífico como tú, muchas gracias por compartir tu talento
ResponderBorrarYooSu hermosoooo y caliente 😍
ResponderBorrar