jueves, 29 de diciembre de 2016

Time Out. PARTE 9.



~~*~~
Cuando el Match Point no cae ni a un lado ni al otro

…Flashback…

El dilema en que cayó Kenma no era tan sencillo de solucionar. Parecía como si no se tratara de una decisión fácil de tomar pese a que siempre ha confiado en Kuroo. Aunque más bien ha sido como dejarse arrastrar por su impetuosa presencia, algo de lo que él carecía.

– Si te lo estás pensando tanto, debería tomarlo como algo bueno, ¿verdad Kenma?

El felino volvió a centrar su mirada en su interlocutor. Su amigo de toda la vida. El chico de peinado llamativo tenía sus ojos prendados de la silueta del más bajo. No estaba haciendo esta proposición solo porque sí, había algo en Kenma que siempre le ha fascinado. Cuando eran niños, Kuroo había querido ser amigo de Kenma porque le inspiraba una sensación de protección, como si Kenma fuera un gatito asustado bajo la lluvia que necesitaba ser cobijado entre sus brazos y cuidado. Esa era la razón por la que se convirtieron en amigos en la infancia. Luego, con el pasar de los años, Kuroo simplemente no había siquiera contemplado llegar a separarse de él.

Ahora, verle hablar tanto con ese chico de Karasuno llegaba a provocarle un incómodo ardor en la boca del estómago. El felino capitán tenía claro el nombre que debía darle a dicha sensación: celos. Y era tan obvio para él que todo cuanto ha ido pensando es la forma en que debe hacerle notar a su amigo que estos celos no vienen de la amistad, sino de eso tan popular y esperable en la adolescencia: el primer amor.

– Kuroo, está bien. Hagámoslo.

– Vamos a ocultarnos por aquí.

Kuroo arrastró a Kenma en un pasaje calle arriba, le empujó contra el muro y apostó una de sus manos contra el mismo, inclinándose lo necesario para mirarle a los ojos. A esos analíticos ojos ocres con aura felina que le devolvían la mirada sin atisbo de arrepentimiento o titubeo. Quizá era esta una de las razones por las que le gustaba, porque pese a parecer tímido y reservado, poseía un matiz en su mirada que obligaba a prestarle atención.

– Lo único que puedo decir es que me alegra que tu mirada no atraiga a todos alrededor.

– ¿Qué?

– Nada, cosas mías. ¿Prefieres cerrar los ojos?

– No es necesario.

– Bien.

El de ojos negros inclinó el rostro sin soltar la mirada del peliteñido. La cabellera suave en que sobresalían las raíces oscuras de su tono natural sentaba de alguna manera bien en el más bajo. Kuroo respiró profundo mientras se acercaba finalmente con el objetivo de alcanzar los labios de Kenma; éste seguía ahí sin inmutarse, simplemente esperando por el movimiento final de su amigo. Cuando sus labios se rozaron, Kenma no pudo controlar las reacciones de su cuerpo, ni el suspiro que brotó de sus labios o el latir apresurado de su corazón, tampoco que las mejillas se le tibiaran o que sus manos temblaran ligeramente cuando la boca de Kuroo fue por más besándole más allá de un simple roce, empujando su lengua entre sus pliegues carnosos y recorriendo el interior de su boca como si la vida le fuese en ello.

Cuando Kuroo se apartó y un hilillo de saliva colgó de la unión de sus labios, Kenma se dio cuenta de que ambos estaban respirando laboriosamente. Claro que sabe la clase de besos que existen; los inocentes que generalmente se espera de las personas sin experiencia, los apasionados y largos que cualquiera diría ofrece alguien experimentado. O al menos eso pensaba Kenma, porque Kuroo acababa de darle su primer beso, y encima de todo ha sido el beso más caliente que se hubiera imaginado.

– Tú, ¿ya habías besado antes?

– De ninguna manera. ¿No te dije que iba a ser el primer beso y especial?

– Oh, sí… – Kenma se llevó la mano a sus labios, todavía podía sentir el tacto de los de su amigo ahí… – Ha sido, increíble, Kuroo.

– Me da gusto, así espero que no quieras experimentar con nadie más. Salgamos también, Kenma.

– ¿Quieres que salgamos? ¿Cómo Shoyo sale con su setter?

– Como novios, es más correcto. Di que sí, Kenma.

– Bueno, supongo. Por qué no.

Así, sin frases elaboradas, o siquiera una confesión romántica. Kenma no esperaba algo diferente porque, de hecho, no lo hacía; pero si Kuroo quería ser novio suyo, honestamente que él no tiene razón para negarse. De todas maneras, será cuestión de tiempo, cuando Kuroo conozca a alguien que realmente le guste, lo suyo simplemente terminará y seguirán siendo amigos.

…Flashback…

Esa tarde durante el almuerzo, Kenma recibió la visita de Kuroo en el aula de clases. Su presencia ya no sorprendía particularmente a nadie, se han acostumbrado a reconocerlos como amigos y compañeros del Club de voleibol. Sin embargo, que Kuroo se las hubiese ingeniado para llegar hasta aquí solo para arrastrarle a la azotea, le daba cierta impresión a Kenma de que se ha tomado muy en serio eso de ser novios.

– ¿Por qué aquí?

– Porque aquí si quiero hacer esto… – Kuroo se inclinó rápidamente besándole corto en los labios… – No tengo que preocuparme por ser descubiertos.

– Oh.

La limitada expresión no era un problema para Kuroo, después de todo es justo así como Kenma le gusta. Y planea hacer que este gustar que parece un amor unilateral, se convierta en uno correspondido.

--//--

El siguiente paso para Sugawara y Sawamura luego de haber hablado con Takeda sensei y Ukai-san, era contárselo al equipo. Aunque hasta el momento todos habían mantenido cierta prudencia respecto a los motivos por los que el peliplatino había abandonado el club, la verdad es que tienen curiosidad.

– ¿Estás seguro de que quieres decirles ahora, Suga?

– Sí, no hay más razones para ocultarlo. Además, son nuestros amigos, merecen saberlo, Dai.

– De acuerdo.

Sawamura se consideraba en aquellos momentos solo soporte emocional para Sugawara, no podía hacer por su novio más que estar ahí, apoyarle en las decisiones importantes que había que tomar. El capitán de Karasuno piensa que, después de todo, es el peliplatino quien lleva la carga más pesada en esta situación. Es quien está embarazado, quien pasará por todos los cambios que implique, no solo los fisiológicos sino también los emocionales. Es Sugawara quien llevará barriga dentro de poco y hasta que dé a luz, quien tenga que enfrentarse al mundo con aquella apariencia destinada a las féminas.

– ¿Daichi?

– Eh, lo siento. Estaba pensando.

– ¿Te preocupa decírselo a los demás?

– No, para nada Suga… – Le sonríe tranquilizador y abrazándole susurra en su oído aquellas palabras que logran confortar al peliplatino aún en los momentos en que más tiene los nervios a flor de piel… – Te Amo.

– ¡Ah! ¿Ustedes también….?

– Hinata, Kageyama… – Daichi y Sugawara sonríen ligeramente avergonzados por haber sido pillados en aquella comprometedora posición.

Y hacen memoria porque, después de todo, nadie ahí estaba realmente enterado de que el capitán y el anterior setter estaban en una relación de aquella naturaleza. Vale que todos podían sospecharlo, pero no ha sido de ninguna manera oficial ante los demás. Sawamura y Sugawara suspiraron, al parecer habían pasado por alto algunos detalles menores por estar totalmente enfocados en el embarazo.

– Creo que el Club está lleno de parejas, Hinata.

– Sí, ¿no es eso raro, Kageyama?

– Sin duda.

– Esto…

Esperar a que el entrenamiento diera por finalizado ha sido todo un reto para los chicos. Sawamura sin embargo ha dirigido adecuadamente, comportándose a la altura de su rol en el equipo. Sugawara ha permanecido junto al sensei, la manager y el entrenador, observando todo con esa sensación hormigueándole en los dedos de querer estar en la duela. Claro que sí, echa mucho de menos jugar. Y eso que han sido apenas unos días.

– Entonces, ¿están listos, Sugawara-kun?

– Sí, sensei.

– Bien, después de que Ukai-kun les de las últimas indicaciones y una vez que hayan limpiado el gimnasio, ustedes pueden hablar con ellos.

– Gracias, sensei.

Minutos más tarde la noticia fue dada al equipo. Shimizu felicitó a ambos chicos ni bien terminaron de hablar, se le veía realmente emocionada pese a no ser exactamente expresiva, pero el brillo en su mirada era suficiente para darse cuenta de lo feliz que estaba por ellos. El resto sin embargo estaba en shock.

– Dijiste… emb… ¿embarazado?

– Sí, Tanaka.

Luego otra vez el silencio. Las miradas desorbitadas, la extenuante sensación de estar perdidos en el espacio. Sugawara comenzó a sentirse incómodo, y Sawamura estaba perdiendo la paciencia. ¡Que no era para quedarse en el limbo!

– Esto… ¿los chicos pueden, Kageyama? – El pelinaranja preguntó en voz bajita, tirando de la sudadera de su novio para tener su atención.

– No creía que fuera posible, Hinata… – El pelinegro tomó nota mental del dato, por si las dudas sería bueno estar bien enterado. Que él tiene planeado mantener relaciones sexuales con su novio en un período de tiempo no muy largo… – Entonces tendré que usar condón. ¿También será necesario pastillas anticonceptivas para Hinata? Mh, tengo que investigar al respecto. Quizá le pregunta a Suga-san.

– No más besos, Kageyama… – El pelinaranja volvió a decir en voz baja. Y uno de sus peculiares pucheros adornándole los labios.

– ¡¿Ah?! – El tic nervioso del setter apareció también… – No vas a embarazarte porque nos besemos, idiota.

– Pero~ la otra noche, cuando estuvimos cerca de mi casa. Mi cuerpo se sintió muy extraño por culpa de la forma en que me besabas. ¡Así que más vale prevenir!

– ¡De ninguna manera puedes prohibirme besarte, Hinata!

– ¡Sí puedo, Bakayama!

– ¡Ustedes dos, cállense! – El llamado de atención vino de Daichi. Y fue solo entonces que ambos chicos se dieron cuenta de que a fin de cuentas habían estado gritando a voz en cuello, como cada vez que discuten.

– Así que, ¿ustedes dos…? – Tanaka los señaló alternadamente, poniendo expresión de incredulidad y… no, no es incredulidad, es más bien como resinación. Sí, esa pega más.

Hinata y Kageyama retrocedieron instintivamente, no es que hayan tenido oportunidad siquiera de pensar en la posibilidad de hacer público su noviazgo, sobre todo considerando las circunstancias en que ellos lo han iniciado. Al final el acuerdo sigue siendo por conveniencia, motivados únicamente por la curiosidad.

– Bueno, el caso aquí era solamente que Daichi-kun y Sugawara-kun querían compartirles su felicidad, chicos. Espero que les den su apoyo… – Takeda sensei dijo tratando de romper la extraña atmósfera que se había formado en el gimnasio. Aunque él también estaba sorprendido de que los chicos estuvieran saliendo.

– ¡Está perfecto! – Nishinoya dijo de pronto con su peculiar algarabía, sonriendo ampliamente y corriendo finalmente a abrazar a los mayores… – Realmente te sienta estar embarazado, Suga-san. Decía yo que te estabas poniendo más y más hermoso cada día, ahora entiendo por qué. ¡Wow, tendremos un sobrino al que enseñarle grandiosas jugadas!

– Ah, Noya, gracias… – El peliplatino sonrió avergonzado, pero francamente contento de las palabras del líbero.

– Les apoyaremos en todo cuanto podamos, Daichi, Suga.

– Asahi, gracias… – El capitán se permitió ese abrazo fraternal que el as le ofrecía.

Así, uno a uno todos en el equipo se fueron acercando para felicitarlos y ofrecerles su apoyo. Y desde ya, Tanaka estaba haciendo escándalo por ser quien se convierta en padrino del pequeño cuervo que estaba creciendo en el vientre de Sugawara. Por supuesto, Nishinoya estaba reclamando ser él quien tuviera el honor, mientras que Hinata y Kageyama seguían discutiendo por lo bajo (o al menos eso creían) lo referente a los besos. Yamaguchi mantenía la distancia y pensaba cualquier palabra antes que abrir la boca, de pronto también se preguntaba qué tan fácil podía resultar el embarazo masculino y si Tsukishima habrá pensado en algún momento estar con él para siempre como para llegar a formar una familia.

– Tanaka-senpai~

De pronto una voz chillona irrumpió en el gimnasio. Tsukishima chasqueó la lengua y tiró de Yamaguchi antes que Fujimi llevara su atención a su pecoso novio. Fujimi sin embargo decidió dejarle en paz de momento (de todas formas resultaba que, mientras su familia encontraba un pequeño apartamento adecuado, se quedaría a vivir en casa de Yamaguchi), su objetivo era el rematador.

– ¡Ah, Fujimi! Olvidé que estabas esperándome.

– Mh, ¿acaso tú y este chico están saliendo, Tanaka?

– ¿Eh?

– ¡No es nada de eso, Noya!

Mientras la diversión seguía flotando en el ambiente, lentamente el gimnasio fue quedándose vacío. Takeda sensei se encargó de cerrar y despedir a los chicos uno a uno.

– No tenías que esperarme, Ukai.

– ¿Y dejar que te fueras tu solo? Estás muy atractivo como para que yo me quede tranquilo.

Sensei soltó una risita avergonzada. El rubio se comportaba con él con demasiada cortesía, casi como si fueran un par de adolescentes como sus pupilos.

– Así que, ¿estás seguro de que nunca en tu vida has tenido contacto con ese doctor Nibori?

– Estoy seguro, Ukai. Deja de estar preocupado por eso. Pero si te pone más tranquilo podríamos dejar de tener sexo… – No fue sino hasta que la palabra sexo salió de su boca que el sensei se percató de lo avergonzado que se sentía.

– No es el caso, compraré condones en la farmacia… – El rubio resolvió, completamente decidido a cuidarse antes que renunciar a los placeres del sexo con el sensei.

– ¿Ukai, y en el futuro piensas tener familia?

– No lo he pensado. Supongo que sí, mis padres querrán tener nietos.

Takeda ya no dijo nada, pese a que embarazarse como Sugawara daba probabilidades de que para cualquier varón fuera posible, no tenía la capacidad de imaginarse con Ukai haciendo familia. Tal vez simplemente porque su relación fue muy repentina, porque todavía están conociéndose. Porque el amor a veces no es suficiente para que las cosas funcionen del todo. Él lo sabe, después de todo alguna vez sus padres juraron amarse hasta la muerte, pero terminaron divorciándose cuando él era un niño.

– ¿Takeda?

– ¿Eh?

– Te quedaste pensativo.

– Ah, sí. Sobre el trabajo nada más.

Ukai asintió, no se lo tragaba pero tampoco iba a presionar. Ciertamente estaban en un tema escabroso. No es que no se imagine la vida entera con Takeda, pero hablar de hijos o algo parecido al matrimonio era demasiado pronto para él.

--//--

Camino a casa de Nishinoya, Asahi iba también pensativo. La noticia del embarazo de Sugawara le había tomado totalmente por sorpresa.

– ¿Estás preocupado por Suga-san?

– Ah, sí. Más o menos. Quiero decir, confío en Daichi para cuidar de él.

– Entonces en qué más vas pensando, Asahi.

– ¿Yuu, alguna vez habías escuchado hablar del Dr. Nibori?

– Nunca. ¡Ah, estás preocupado por mí!

– Lo siento, no lo pude evitar.

– Si por alguna razón también pudiera embarazarme, entonces definitivamente sería porque eres un poquito apasionado cuanto te pones a ello, Asahi… – Nishinoya dijo con cierta picardía, haciendo sonrojar a su novio.

– Actúo como lo hago porque tú me provocas, Yuu.

Después de todo, cómo iba a poder resistirse cuando el líbero siempre lo seducía. Si nada más la noche anterior se habían escapado a un hotel para poder desfogar todo el deseo que les circulaba por las venas.

– De todas maneras, la verdad es que sería un poco problemático que me embarazara ahora. Todavía tengo metas que cumplir como el Inter High. Suga-san tuvo que renunciar al Club por cuidar su salud y no arriesgarse en su estado, debió ser muy difícil tomar una decisión así cuando estaba tan entusiasmado como nosotros por mejorar nuestro desempeño del año pasado.

– Es verdad. Pero Suga es un chico inteligente y maduro, estoy seguro de que una vez puso en la balanza todas las situaciones, no fue tan difícil renunciar al club. Si tú estuvieras en su lugar, si de pronto supieras que esperas un bebé conmigo, ¿estarías dispuesto a abandonar a ese pequeño por el voleibol?

Nishinoya se imaginó la situación. Visualizó el momento en que le dieran la noticia de estar embarazado, se vio a sí mismo impactado por la misma, e incluso llegó a imaginarse con una pequeña tripa abultándose en su vientre. Y ahí junto a él cada momento, Asahi sosteniéndole la mano, sonriéndole como suele hacerlo, totalmente enamorado.

– No, nunca Asahi.

Respondió completamente seguro de sí mismo. Su novio sonrió y enlazó sus dedos suavemente. No esperaba otra respuesta de Nishinoya, y él jamás le dejaría solo en una situación así. Honestamente, no despreciaría de ninguna manera la oportunidad de, en algún futuro, formar su propia familia a lado de su novio.

--//--

Tanaka y Fujimi estuvieron conversando todo el camino, e incluso cuando llegaron al punto en que sus senderos se bifurcaban, habían estado parados sin poder cortar la charla. A Tanaka le caía bastante bien este chico, y desde que Nishinoya se iba todos los días con Asahi él se había estado sintiendo un poco solo; así que le venía de perlas la compañía del ojiazul.

– Fujimi, ¿no te sientes solo sin tus padres?

– No en realidad. Ellos viajan constantemente desde que recuerdo, así que podría decirse que estoy acostumbrado.

– ¿Tus papás son ricos o algo así?

– Sí, papá heredó una compañía de reciclaje y mamá es agente de bienes raíces a nivel internacional. Aunque casi nunca les gusta ostentar su riqueza y siempre me hacen trabajar por cada cosa que quiero y no esté incluido en lo que necesito para estudiar.

– ¿Te refieres a los lujos?

– Sí. O a los caprichos como este. Quedarme aquí y cambiar de escuela. No ha sido gratis… – Fujimi dijo con una sonrisa que, a falta de otra forma de catalogarla, a Tanaka le había parecido muy linda.

– Oh, qué tendrás que hacer a cambio.

– Mantener excelentes calificaciones, atender sus llamadas todos los días, no meterme en problemas de ningún tipo ni ser una molestia para los Yamaguchi mientras encuentro un departamento en el que pueda vivir solo.

– ¿Vivirás solo a tu edad?

– Sí, de todas maneras ya te dije que mis padres casi nunca estaban en casa, así que últimamente he aprendido a cocinar y hacer las compras, incluso administrar la mesada. Además, cumpliré dentro de poco los 16.

– Sigues siendo demasiado joven para vivir solo.

– Si tanto te preocupa, puedes venir a vivir conmigo cuando quieras, Tanaka-senpai.

Que Fujimi le sonriera de aquella manera y le guiñara el ojo como si estuviera flirteando con él, puso a Tanaka con la piel de gallina y ligeramente incómodo. Pero no dijo nada, parloteó incoherencias y un minuto después se despidió apresuradamente. A Fujimi no le extrañó la actitud del mayor, pero estaría mintiendo si dijera que ha hecho aquello solo por molestarle. En realidad, parece que le ha ido gustando.

– Ah, pero Tanaka-senpai es completamente heterosexual, no debería meterme en esos terrenos para nada. Mejor seguiré molestando a Tsukishima con el lindo Yamaguchi~

--//--

Unos cuantos días después. En otro punto de la ciudad…

– A dónde crees que vas, Oikawa.

– Ah, Iwa-chan~ no te enojes que no estoy saliendo con ninguna chica.

– Como si eso me importara.

El capitán sonrió divertido por la actitud gruñona de Iwaizumi.

– Iré a visitar a Tobio-chan a Karasuno. Oh, también a Enano-chan.

– ¡Su nombre es Hinata Shoyo! ¡Y qué demonios significa que irás a Karasuno! ¡Tenemos entrenamiento!

– Me lo saltaré solo por hoy. Tengo ganas de hablar con Tobio-chan.

– ¿Hablar de qué? ¿No puedes simplemente hablarle por móvil?

– Mh, sí podría pero… – Oikawa volvió a sonreír… – No es lo mismo que hablar con él y ver sus expresiones. Desde la última vez que le vi en el partido de práctica estaba un poco cambiado y tengo curiosidad.

– ¡Entonces simplemente espera a que comience el torneo!

– Iwa-chan~ ¿estás celoso de que quiera ver a Tobio?

Su amigo frunció pronunciadamente el ceño y se mordió el labio. El “NO” se le ha atorado en la garganta.

– Iwa-chan, no tienes por qué ponerte celoso, ya te he dicho que tú eres el único…

– ¡Deja de decir esas estupideces Oikawa!

– Mh… – El atractivo armador parpadeó francamente sorprendido de la rudeza con que su amigo ha dicho aquello. Además su expresión lucía más que molesta, rencorosa… – Iwa…

– ¡Siempre hablas a la ligera porque es fácil para ti hacerlo! ¡Por una vez en tu vida date cuenta de que el mundo no gira alrededor de ti! ¡Piensa en cómo haces sentir a los demás a tu alrededor, Oikawa!

Iwaizumi espetó con todo el enojo ardiéndole en la boca del estómago. Oikawa seguía pillado con su reacción, incapaz de decir nada para defenderse, pero captando la posible razón del por qué su amigo se comportaba así.

– Iwa-chan, ¿estás realmente enamorado de mí?

Iwaizumi tragó hondo y volvió a morderse el labio inferior. El “NO” estaba nuevamente bailoteando en su mente, pero trabado en su garganta no lo soltó. Oikawa se le quedó mirando un rato. ¿Por qué no le resultaba incómodo pensar en aquello?

--//--

Desde el día en que Sugawara dio a conocer su estado de embarazo a todo el equipo, Hinata realmente ha estado evitando por todos los medios ser alcanzado por Kageyama y ser besado.

– ¡Deja de escaparte, maldición! ¡Ya te dije que besarnos no va a embarazarte, idiota!

– ¡Y yo ya te dije que me preocupa la forma en que se calienta mi cuerpo cuando me das esos besos de adulto!

Respirar agitados, retarse con la mirada y fruncir el ceño era lo habitual. Hinata y Kageyama dejaron las palabras de lado por un momento.

– Me siento en peligro.

– Cállate, idiota.

– Pero me convenciste de venir a tu casa~

– No voy a hacerte nada por la fuerza.

– Pero has estado insistiendo en los besos.

– Porque realmente me gusta besarte. ¿A ti no te estaba gustando que lo hiciéramos?

– Bu-bueno, sí. Pero…

– Te estrangularé si vuelves a decir que te preocupa que te bese, Hinata.

– ¡Entonces promete que no intentarás lo mismo que aquella noche!

– Me rehúso. Así como tú sentías que tu cuerpo se ponía caliente, me pasaba a mí. Simplemente no era suficiente besarte, mis manos querían explorar más.

– ¡Eso sonó tan pervertido!

– ¡No es pervertido!

– Kageyama, por qué te pones todo rojo.

– Por las tonterías que estás diciendo.

Silencio. Dos corazones agitados y muchas inquietudes adolescentes.

– Si se pone rara la cosa mientras nos besamos, al menos pararás como aquella noche.

– Me esforzaré.

– Vale, entonces te dejo besarme, Kageyama.

Sin embargo, cuántas veces podría Kageyama detener la curiosidad de su propio cuerpo.

--//--

– ¿Qué haces todavía viviendo aquí, Fujimi? Y por qué mierda sigues intentando contar las pecas en la cara de mi novio.

La molestia en cara de Tsukishima puso nervioso a Yamaguchi, pero también en alerta a Fujimi. Esta vez puede que realmente deba correr por su vida.



Continuará…

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Disculpen las molestias, pero se eliminaran los comentarios con contenido de otras parajes fuera de las que se abordan en este blog, esperamos su comprensión