miércoles, 28 de diciembre de 2016

Time Out. PARTE 35.



~~*~~
En la racha final, cada gota de sudor es valiosa. Y un juego divertido, necesario


Dado que el campamento fue planeado básicamente de último momento y algunos trámites no se cumplieron en forma como debía –situación que no ha sido responsabilidad de Takeda o la propia escuela de Karasuno, sino de otras instancias–, esa vez las instalaciones son las propias de Karasuno. Al principio Takeda estuvo preocupado por cómo iban a ser capaces de cubrir los requerimientos básicos para los entrenamientos, pero luego Ukai le sugirió buscar apoyo extracurricular y terminó contactando a los Fujimi. Por supuesto, ni bien el menor se enteró de la petición que Takeda les había hecho a sus padres, éste también les insistió en que aceptaran.

– Ustedes siempre están realizando acciones por el gusto de beneficiar al prójimo, ¿no? Esto sería lo mismo.

– Arita, no estamos ajenos a lo que hiciste antes respecto a Akiu Otaki. Ayudaste antes a ese profesor y arrastraste a otras escuelas en el acto. Hiciste un acto de bondad por ellos solo porque estabas detrás de un chico, ¿verdad?

– Tal vez. Bien, vale, fue así papá. Pero esta vez te lo pido porque ellos son mis amigos. Puedo invertir yo si me autorizas usar el dinero de la cuenta…

– No, ese dinero es para que lo uses en la universidad, ya hemos hablado acerca de eso, no puedes tocarlo antes de llegar allí.

– Entonces, tú podrías…

El Sr. Fujimi suspiró. Pese a que ha intentado hacer de su hijo un chico que se gane cada cosa en su vida sin pensar que ser rico le da derecho alguno a malgastar su dinero, la verdad es que le consienten demasiado. Aún así, su hijo no es mala persona, algo imprudente e impulsivo, pero sigue siendo buen chico.

– Bien, bien. ¿Exactamente qué es lo que ese profesor estaba pidiendo?

– Bueno, le dije que además de las termales de Akiu, tenías algunas conexiones en Naruko.

– Arita, debes querer mucho a esas personas. ¿Tienes idea de cuánto dinero deberé invertir para que puedan entrar en Naruko? No estamos hablando de una docena de personas.

– Tampoco es imposible, ¿cierto? ¿Puede ser un préstamo? En el futuro trabajaré muy fuerte y te devolveré todo lo que inviertas, papá.

El Sr. Fujimi suspiró una vez más. Volvió la mirada hacia su esposa, pero la mujer continuaba bordando una prenda de manta cual si estuviese ajena a la conversación. En el fondo, el hombre sabe que de preguntarle su opinión, su esposa le diría simplemente que invierta y deje de hacerse el difícil.

– De acuerdo. La mitad de lo que invierta será un préstamo para ti, cuando te hayas graduado de la universidad, hablaremos acerca de las formas de pago.

– ¿Tendré una tasa de interés nula?

– Arita, no tientes demasiado a tu suerte.

– ¡Gracias papá~! – Sonriente y orgulloso de sí mismo por haber conseguido el apoyo de su padre, el adolescente se le fue encima asfixiándolo en un abrazo.

– Sí, sí, sí. Ya entendí. Tú, afloja un poco y mírame a los ojos.

– ¿Eh?

– ¿Cuándo vamos a conocer a tu novio?

El adolescente se sonrojó hasta las orejas. Era particularmente extraño que su padre se interesara en su vida sentimental, sobre todo considerando el hecho de que en algún momento tuvo sus dificultades con su progenitor debido no a su orientación sexual, sino a la clase de chicos por quienes se sentía atraído.

– Pr-pronto. Hayato-san es un chico inteligente y bueno. Él, te caerá bien papá. Esta vez puse mis ojos en alguien honesto y digno.

– Ya lo sé, basta con mirarte a ti. Últimamente estás concentrado en los estudios pero la pasas suspirando todo el día. Por eso queremos conocerlo. Tráele a comer uno de estos días, cuando él quiera también.

– Está bien.

Y así, esa tarde hace días, el adolescente Fujimi había conseguido que su padre apoyara a sus amigos. Takeda sensei estuvo tan agradecido que también ofreció pagar en adelante parte del costo, pero los Sres. Fujimi se negaron rotundamente.

– Es una inversión hacia el deporte como tal, estamos seguros que de todos esos chicos, más de uno tendrá futuro en el deporte a nivel profesional, entonces nos sentiremos orgullosos de haber puesto nuestro granito de arena en su formación en este punto de su vida. Takeda sensei, háganos saber en adelante si necesita nuestro apoyo, pienso que será un honor seguir colaborando con usted.

– Gracias… – Atinó a decir, sumamente conmovido por el apoyo tan desinteresado del joven matrimonio. Ya no hay muchas personas como ellos que, en alto poder económico, inviertan de esa manera en la juventud.

--//--

Una vez todos reunidos, la atención de las bebitas fue de los adolescentes a la presencia de Shimizu. La chica sonrió a cada una de ellas haciéndoles cariñitos, y el corazón de los adolescentes se derritió al ver a las féminas interactuar. De entre todos, Yamamoto fue el más afectado por la tierna imagen.

City boy, ustedes han, ya sabes, ¿avanzado en algo? – La pregunta de Tanaka hizo enrojecer las mejillas de su compañero mientras éste negaba por toda respuesta… – ¿Cómo así? Estoy seguro que Shimizu y tú se han estado escribiendo a menudo y hasta charlan en la web, ¿no?

– Pienso que, Shimizu me sigue tratando como lo haría con un amigo a distancia nada más. No parece que esté haciéndole llegar mis sentimientos románticos de ningún modo.

– Pues parece que necesitas un poco de ayuda… – Dijo de pronto Nishinoya, entrando en la conversación como si también le tuviera la misma confianza al rematador de Nekoma, si bien éste se sentía más cómodo con Tanaka solamente.

– Yo creo que…

– ¡No se hable más! ¡Déjanoslo a nosotros! ¿Verdad, Tanaka?

– Etto… – Tanaka se rascó nerviosamente la nuca. No estaba en posición para negarle nada a Nishinoya cuando se le veía tan entusiasmado… – Por ahora vamos a dejarle que haga lo que quiera, seguro mañana tiene otros intereses, City boy… – Agregó cuando el líbero fue a saludar al resto de los felinos.

Todavía inseguro, Yamamoto asintió, viendo de reojo a la chica alimentar a una de las gemelas, mientras que Takeda sensei alimentaba a su otra pequeña, y Sugawara hacía lo propio con su nena. En tanto, los entrenadores estaban a un lado conversando probablemente del itinerario previsto para el campamento. Y el resto de los clubes se saludaba y aprovechaba para parlotear de muchas cosas.

– Futakuchi parece particularmente enfadado hoy, ¿verdad?

– Es realmente muy observador, Kenma-kun. Parece que Futakuchi está un poquito frustrado por algo personal… – Moniwa trató de minimizar la situación. Sin embargo, la mirado del felino lucía tan aguda que él no dudaría que se esté dando una muy acertada idea de lo que está pasando.

– Mientras no afecte las prácticas, supongo que está bien… – Kenma señaló, sintiendo al instante las manos de su novio enrollársele en la cintura y su mentón apoyarse en su coronilla. Un pequeño mohín de molestia le cruzó el rostro… – Kuroo, prometimos portarnos bien.

– ¿Acaso abrazarte es malo, Kenma? – Susurró en su oído, en tanto su mirada pícara se clavaba en los ojos del capitán de Datekou… – El problema de Futakuchi, ¿es frustración sexual, no es así?

– Q-qué… – Moniwa parloteó nervioso, ciertamente apurado de que su congénere se hubiese dado luz de la realidad con tal facilidad.

– Se nota claramente, ya que con Aone es con el único con quien no quiere cruzar siquiera la mirada, además de evitar cualquier roce de sus cuerpos. Eso significa que ellos no lo han hecho todavía. A Futakuchi le frustra no tener sexo con Aone.

Moniwa ahogó un gritito de sorpresa mordiéndose el labio inferior, en tanto Kuroo era reñido por Kenma por siempre decir las cosas tan directamente. La perspectiva de Moniwa era sin embargo que los dos se parecían bastante en personalidad, pese a que la apariencia de ambos no se parecía en nada. Tanto Kenma como Kuroo eran altamente observadores, y usaban todo eso que veían como armas a su favor, señuelos en los que los demás podían caer fácilmente y sin darse cuenta. Para avergonzar a cualquiera, con alevosía y ventaja, o un dejo de remordimiento. Sí bueno, ahí era donde radicaban sus principales diferencias.

El capitán de Datekou paseó su mirada alrededor, todos ahora estaban mezclados, no se podría diferenciar un club de otro ya que llevan ropas casuales. Sonrió, de alguna forma se sentía como una reunión de amigos verdaderos.

– Tiene razón, Kuroo-kun. Es algo que frustra a Futakuchi pero, confío en que será capaz de distraerse estando aquí. Y ellos como pareja resolverán sus asuntos cuando estén listos para ello.

Kuroo torció los labios en una sonrisa, apretó un poco más la cintura de Kenma y continuó la charla con Moniwa sobre sus planes futuros; Kenma permaneció ahí sin quejarse ni hacer el amago de liberarse, Moniwa pensó que ellos como pareja tenían más que confianza o un amor sólido, simplemente se complementaban.

En tanto, los entrenadores mezclaban los temas deportivos con lo personal.

– ¿Qué tal lo están haciendo con las gemelitas? Debe ser agotador, Ukai-kun.

– Bueno, nos hemos ido acostumbrando. Ittetsu dividió las tareas de la casa y el cuidado de las niñas de modo que no nos agotamos tanto como las primeras semanas. Yo creo que sin él, estaríamos realmente K.O.

– Sugawara-kun y Sawamura-kun también parecen llevarlo bien. Es admirable que sean tan dedicados a su pequeña aunque aún son adolescentes.

– Es porque aman a su bebé y están convencidos de lo que significa la paternidad.

– Así que, ¿es por eso que Sawamura-kun dejará el club?

– Sí. Él ha decidido dedicarse a su familia y enfocarse en los estudios pre-universitarios. Puedo entenderlo, y me parece acertado que tenga ese pensamiento.

– Varios de los chicos de tercer año en los diferentes clubes renunciará a finales de este bimestre. Qué hay de ese chico, Azumane, ¿también va a dejarlo? Antes había escuchado a Takeda sensei preocupado por él, parecía no tener planes a futuro salvo el negocio familiar.

– Azumane también ha cambiado… – Ukai buscó con la mirada al as de entre todos los chicos conversando en el gimnasio… – Takeda ha dicho que se ha inscrito ya para las clases de preparación, ha decidido cursar la universidad.

– ¿Y las ofertas que recibió de reclutadores?

– Nekomata sensei, usted realmente está enterado de todo.

– Lo supe porque es un amigo mío quien está metido en todo eso. Además, tenían interés en algunos de mis muchachos también.

– Azumane no aceptó ninguna oferta. Más que la mira en el voleibol profesional, creo que él tiene su meta en otro sentido… – Ukai sonrió al ver al as de Karasuno rascarse la mejilla con nerviosismo, a la distancia parecía que Nishinoya estaba presumiendo de las habilidades de su novio y retando a Kamasaki.

– Es bueno ser tan joven después de todo. Probablemente cambie de parecer en la Universidad, seguramente que ahí su pasión por el voleibol le permitirá seguir en el mismo camino.

– Por cierto, Ukai-kun; Takeda sensei había mencionado que el viejo Ukai está de vuelta.

– Oh sí, mi abuelo se está quedando nuevamente en casa. Con el nacimiento de las gemelas el viejo no ha mencionado nada sobre volver a la residencia de ancianos donde se estaba quedando.

– ¿Él no vendrá? Ese viejo cascarrabias debería haber venido a dar la cara a un viejo amigo.

– No se preocupe, Nekomata sensei, mi abuelo vendrá… – Ukai sonrió con cierto matiz de diversión. La idea de integrar a su abuelo en el campamento le vino después de que el proyecto fuera aprobado, pero llevarle como una especie de visitante estaba permitido… – Creo que a los chicos les vendrá bien conocer el verdadero entrenamiento espartano que mi abuelo sabe dirigir.

Nekomata fue el único que se rió de buena gana junto a Ukai, los otros entrenadores solo han escuchado hablar del anciano como el gran entrenador que dirigió tiempo atrás a Karasuno, pero no saben más sobre sus estrategias de entrenamiento.

Tras casi una hora de libre conversación, Takeda vio llegar unos camiones especiales que se estacionaron fuera de la escuela, que se había convertido en el punto de reunión para todos los clubes.

– ¡Takeda sensei~! – Fujimi le llamó habiendo bajado del autobús que iba al frente, corriendo feliz de ver también a las pequeñitas. Detrás de él ha bajado Ikejiri, notoriamente más tímido que su novio se acercó al grupo… – Está aquí el transporte, hay que darse prisa y abordar.

La confusión fue general entre los chicos, los entrenadores también parecían sorprendidos, pero solo en parte. Ya que habían sabido que el campamento se llevaría a cabo en el Valle Naruko, más no que tendrían que trasladarse en otros autobuses independientes a los de sus respectivas escuelas.

– Fujimi-kun, llegas puntual… – Takeda sonrió, pasando a una de las gemelitas a brazos del ojiazul, mientras que Ikejiri saludaba a Sugawara y Shimizu, cargando a la pequeñita del peliplatino… – Voy a notificarle a los entrenadores y subiremos todos en breve. Ah, ¿ustedes dos vendrán también?

– No, nos hubiera gustado pero no había manera de ausentarnos por tanto tiempo de clases. Solo vinimos a saludar y despedirnos~

– Es cierto, esfuércense mucho en los estudios. Agradécele a tus padres nuevamente, y también esperamos verles en un par de semanas en el bautizo.

– Sí, Takeda-sensei, de hecho mis padres están esperando el día con entusiasmo.

– Me alegra escucharlo. Bueno, en lo que ustedes se despiden de las nenas, voy con los entrenadores.  

Takeda fue y explicó a los entrenadores la razón por la que serían transportados en autobuses independientes a los de sus respectivas escuelas. Burocracia nada más. Luego abordaron en los autobuses, mientras Takeda y Sugawara se despedían de Ikejiri y Fujimi.

– Tan chiquititas y ya tendrán su primer viaje a las termales, que envidia~ – El ojiazul decía a las tres pequeñitas, haciendo burucas en sus vientres y provocándoles risitas.

– Incluso si fuera un fin de semana, me daría gusto verlos allá, Ikejiri-kun.

– Oh, tal vez lo hagamos, Sugawara-kun. Que tengan buen viaje.

– Oh, ¿Shimada-san y Takinoue-san no han venido?

– No, ya que tienen trabajo. Pero nos harán una visita en el siguiente fin de semana.

– ¡Bien, entonces Hayato-san y yo definitivamente vamos a unirnos con ustedes entonces!

– Arita-kun… – Murmuró avergonzado, sonrojándose hasta las orejas cuando su novio le plantó un ruidoso beso en la mejilla alegando que lo tendrían bien merecido y no estorbarían.

– Entonces, nos veremos luego. Vayan directo a casa, chicos.

– Hasta pronto, Takeda-sensei~

– Vamos a divertirnos cuando se reúnan con nosotros en Naruko.

--//--
Valle de Naruko

Aunque el camino ha tomado poco más de una hora desde allí, al llegar los chicos y adultos se quedaron maravillados por el paisaje. Aunque diferente de Akiu Otaki, Naruko poseía su propia belleza. Las montañas circundantes le daban un toque natural que invitaba a la exploración, mientras que el balneario procuraba la relajación. Ciertamente al llegar no se han encontrado con instalaciones especiales como lo fue en Akiu Otaki, en palabras de los entrenadores, esta vez el campamento estaría dirigido más a la estructura corporal y a partidos en canchas improvisadas.

– Así que por eso hemos traído con nosotros tanto equipo.

– Se te ha iluminado la mente, Chibi-chan.

– No lo molestes, Oikawa-san.

– Oh, Tobio-chan defendiendo a su novio es tan mono~

– Deja de molestarlos, Kusokawa.

– Iwa-chan, se supone que estés de mi lado no en mi contra. Qué clase de novio eres.

– El que te mereces.

– Déjense de discusiones tontas y comiencen a desempacar, hay que instalarnos todos.

– ¡Sí!

Para el mediodía ya estaban todos ubicados en el onsen, repartidos en todas las habitaciones del modesto lugar. Cuatro personas como máximo por cada una de ellas, sin embargo Shimizu es la única para quien fue reservada una sola habitación, diferente sin embargo a la de los demás. Los entrenadores se ubicaron en dos más, mientras que las parejas con sus hijos cada una en habitaciones separadas también. La disposición de las personas fue decidida por los entrenadores, ubicándolos básicamente por año, más que por club. De modo que terminaron más o menos mezclados. Las parejas han coincidido para quedar juntas, por lo que los entrenadores solo han apelado a su discreción.

Así llegaron a la hora de la comida, los alimentos dispuestos en el comedor estaban deliciosos, y Shimizu estaba agradecida de no tener que cocinar personalmente para todos ellos, solamente está encargada de controlar las ingestas, por lo que ella está en contacto directo con el personal de la cocina del onsen.

– Lo sentimos Yamamoto, ya no hay lugar aquí. Tendrás que sentarte en aquella mesa… – Nishinoya señaló la mesa donde la chica estaba sentada junto con Takeda sensei y Sugawara, quienes estaban alimentando también a sus bebitas, acostadas en sus portabebés con la mamila sobre unas almohaditas ya que aún no son capaces de sujetarlas solas.

– Qué.

– Ve, ve… – El líbero de Karasuno casi lo llevó hasta allí, empujándole en el asiento junto a la chica… – Él se queda aquí con ustedes.

Yamamoto sonrió nervioso, y tímidamente comenzó a comer sin animarse en levantar la mirada. Lo que menos quiere es que Shimizu comience a pensar que la está hostigando. Sugawara y Takeda sonrieron ligeramente divertidos con la actitud del muchacho, mientras que la chica se sonrojaba tenuemente y le servía amablemente un poco de arroz. El silencio reinaba entre los dos, pero parecía que había algo de química entre ellos.

– Ukai-kun, he querido preguntarle esto desde esta mañana. Por qué tiene como manager al joven Ennoshita Chikara.

– Motivos personales del chico, lo único que puedo decirles es que no podrá jugar durante un tiempo, pero se integrará tarde o temprano de nueva cuenta al club, así que le mantendré como manager mientras tanto.

Los entrenadores asintieron conformes con la explicación aunque no les dijera gran cosa. De todas formas en su haber también estaba respetar las decisiones personales de sus alumnos.

Después de la comida los chicos reposaron los alimentos un momento, más tarde comenzaron el entrenamiento haciendo un recorrido por los alrededores del onsen, las montañas estaban cerca en cualquier dirección, y los caminos eran rudimentarios, escarpados en su mayoría. Resultaba casi imposible encontrar un espacio que reuniera las condiciones para montar una cancha más o menos decente. Tras mucho caminar y trotar, cayendo el atardecer habían montado con éxito dos canchas de voleibol.

– Caer aquí va a doler como el demonio.

– De qué te quejas tanto, Oikawa, no dolerá ni la mitad de lo que deben doler los golpes que te da Iwaizumi, o lo que será cuando lo hacen.

Que Oikawa se sonrojara casi imperceptiblemente por las implicaciones que tales palabras dichas por Kuroo, ya era mucho señalar. Pero Kuroo tenía esa facultad, quizá por la picardía que le transpiraba por los poros y se matizaba en la expresión de sus ojos y de su sonrisa. Kenma suspiró, tal vez tendría que comenzar a castigarle cuando hiciera comentarios como esos, y no hay mejor manera de castigarle que prohibiéndole el sexo.

– Antes de comenzar, todos ustedes saben ya de las decisiones de sus compañeros de tercer año respecto a dejar el club para dedicarse totalmente a sus estudios. Los capitanes nos han pedido nombrar a sus sucesores arrancando este entrenamiento, por lo que ellos tomarán la palabra ahora.

– Sin embargo, durante estas semanas tanto los capitanes que dejan su liderazgo como quienes lo están tomando, trabajarán juntos para fortalecer la transición, lo que significa que la responsabilidad recae sobre ambos. Cuando hayamos vuelto a nuestras respectivas escuelas, hablaremos sobre la subcapitanía. Capitanes, pasen al frente por favor.

Sawamura Daichi, Oikawa Tooru, Moniwa Kaname y Kuroo Tetsurou pasaron al frente y el ambiente se tensó. Ciertamente había una clara solidez en los clubes, la salida de una parte tan fundamental como el capitán del equipo era una experiencia que siempre traía consigo sentimientos encontrados, sobre todo cuando se contaba con líderes tan buenos. Los cuatro chicos se miraron entre sí, y Sawamura comprendió con solo eso que le estaba cediendo la palabra.

– Agradezco antes que nada la confianza que me brindaron como capitán de Karasuno durante estos años. Aprendí mucho de cada uno de ustedes, y creo que dejo una parte de mí en lo que ustedes son como jugadores de voleibol. No importa cuán difícil sea el camino, luchar por permanecer en la cancha sigue siendo algo que todos tenemos en común…

Mientras Sawamura hablaba, sus compañeros tensaban los puños y apretaban los labios. No es que no lo hubieran pensado, pero estar viviendo este momento sí que daba un montón de tristeza.

– Me había planteado la posibilidad de permanecer en el club el resto del año, pero ver a mi familia y lo que mi hija Eri me ha enseñado en estas semanas desde que nació es, que debo sacrificar algunas cosas por ella. Quiero ir a la Universidad, y para conseguir lo que persigo debo enfocarme al cien en mis estudios, por eso tengo que decir adiós al club… – Tomó un respiro profundo y trató de serenarse, a él también le estaban bullendo los sentimientos encontrados… – Tomé esta decisión en conjunto con el entrenador Ukai y Takeda-sensei, estuvimos de acuerdo en que para el rol de capitán necesitamos alguien con carácter y carisma. Yo tenía dudas entre dos de ustedes, pero dado que uno de ustedes será el próximo as una vez Asahi salga también, no quise dejarle doble responsabilidad sobre los hombros. Así que, Nishinoya, es para mí un honor entregarte el estandarte de capitán de Karasuno, confío plenamente en que bajo tu mando y cuidado, los cuervos seguirán volando tan alto como lo han hecho este tiempo.

– ¡Sí! – Aturdido por el repentino nombramiento, Nishinoya atinó a caminar al frente y recibir la cinta de capitán de mano de su amigo. El resto aplaudió, conforme con la elección.

– Eso significa, que Tanaka debe enfocarse en llevar el título de as… – Azumane dijo colocando una mano sobre el hombro del rematador. Éste asintió, aunque pensaba que Hinata también podía ser reconocido como as. Aunque Kageyama insiste en que él debe ser la carnada perfecta… – No te líes, Tanaka. Cada uno toma un rol conforme madura. Probablemente cuando ustedes pasen por éste mismo momento, Hinata se convierta en el auténtico as de Karasuno, pero todavía no.

– Confío en ti, Nishinoya.

– Gracias, Daichi-san. No te arrepentirás, me dedicaré al club con el mismo ímpetu que tú.

Luego de eso los otros capitanes hicieron entrega de la capitanía en su respectivo club, aunque no fueron tan emotivos como Sawamura.

Moniwa porque se considera un poco débil a ese respecto, suelen ganarle las lágrimas cuando se pone sentimental. En Datekou la capitanía fue entregada a Futakuchi, cosa que resultaba extraña dada su personalidad, pero que nadie puso en tela de duda si es que se trata de la decisión de Moniwa.

En Aoba, Oikawa alardeó primero de su estatus como capitán, consciente de que nunca habría uno como él, tan popular, atractivo e inteligente. Después de un balonazo de Iwaizumi, el chico finalmente nombró a Kunimi como su sucesor; según él, porque tiene la inteligencia para serlo, encargándole ser un poco más entregado al club, y menos a sí mismo.

– Y tú me lo dices, senpai.

– ¡Estoy siendo serio~!

Finalmente, Kuroo fue breve y directo, nombrando a Kenma como su sucesor. El felino pareció confundido, pero la sonrisa de sus compañeros y su consecuente apoyo le hizo aceptar el liderato.

Inmediatamente después comenzaron con el auténtico entrenamiento, realizando ejercicios de calentamiento, jugadas prefabricadas y un par de partidos antes de la hora de cenar. Luego el baño relajante y su merecida hora de distracción antes de dormir. Y como era de esperarse, Oikawa llegó con sus juegos para entretener.

– Recorriendo el cuerpo con hielo. El juego es bastante simple, solo hay qué ver quién derrite más rápido un cubo de hielo en el cuerpo de su pareja. No se vale usar más que la boca, eso incluye los dientes y la lengua, pero nada de manos. Y quien está recibiendo el hielo a derretir tampoco puede hacer nada, solo dejar que su pareja derrita el hielo recorriendo su cuerpo. Tampoco vale meter el hielo en la boca del otro, ese es otro juego… – Agregó con una risita divertida. Nadie quiso aventurarse a preguntar o seguro recibían más información de la que podían procesar.

– ¡Todavía ni siquiera es verano, kusokawa!

– Pero el clima de aquí es tan cálido~ va a ser divertido Iwa-chan. ¡Tú y yo vamos a empezar! Voy a mostrarles cómo se derrite un hielo en un santiamén~

– No me jodas. No quiero congelarme por tus juegos raros.

– Iwa-chan~ no te estoy diciendo que lo haré sobre tu piel, voy a dejar que mantengas la casaca de resaque… – Dijo con una sonrisita, como si estuviera siendo la persona más amable del mundo. A Iwaizumi por supuesto le brotaron las venitas de la sien.

– No quiero saber de dónde habrá sacado ese juego… – Shibayama dijo bajito, escondiéndose en la espalda de Inuoka en tanto Iwaizumi seguía renegando de la idea y los murmullos caían en todo el espacio del patio al centro del corredor de las habitaciones.

– Sin importar cómo lo mire, me parece un juego erótico… – Nishinoya señaló… – Por supuesto, vamos a participar, ¿verdad Asahi?

– Siento que me estás preguntando solo por costumbre, pero en el fondo es como si solo me avisaras Yuu… – Agregó con un suspiro. Consciente de que no tendría muchas opciones en realidad.

El líbero de Karasuno sonrió a su novio, tirando de su camiseta para besarle, corto y modesto. No era que quisiera llamar demasiado la atención.

– ¿Es posible derretir un cubo de hielo en el cuerpo de alguien, aun encima de su ropa? – Hinata preguntó con gesto pensativo. Lo que hizo fruncir el ceño de Kageyama, al mismo tiempo que se le enrojecían las orejas.

– Claro que sí, idiota. La temperatura corporal en una situación como la de este juego aumentaría, así que sería incluso más fácil y rápido que si solo está a temperatura ambiente.

– Oh~ ¿ya lo has intentado?

– ¡Obviamente no, Hinata idiota! Con quién crees que iba a intentarlo, ah.

– ¿Y por qué te exaltas? – Cuestionó con inocencia. Y su novio comprendió que el chico todavía no estaba visualizando para nada la situación. Lo jaló a un lado y le explicó, más o menos, en susurros lo que implicaba este juego. El pelinaranja se sonrojó profusamente cuando finalmente comprendió… – Entonces, ¿jugaremos, Kageyama?

El pelinegro chasqueó la lengua entre avergonzado y excitado.

– ¿Tú, quieres? Aún después de que te expliqué lo que haríamos.

– S-sí. Bueno, si otros van a jugar, también me gustaría. Aunque creo que me dará mucha vergüenza ver a otros haciéndolo.

– Esa es la idea de Oikawa. Lo único que tiene en la cabeza es un pensamiento retorcido para poner a otros en situaciones vergonzosas.

– Pero de alguna forma, siempre terminamos siendo parte de los juegos que propone.

Y fue así. Porque cinco minutos después efectivamente Oikawa estaba tomando el primer turno junto con Iwaizumi para derretir un cubo de hielo en el cuerpo del otro. Básicamente todas las parejas iban a participar –exceptuando a Tanaka y Ennoshita, ya que Ennoshita se sentía cansado y había decidido irse a dormir temprano, por lo que su novio le ha acompañado. Además de eso, ninguno de los adultos está tampoco, y Shimizu se ha quedado con Eri mientras Sugawara y Sawamura convivían con los chicos–, así que Oikawa le ha encargado a Kunimi tomar los tiempos de cada pareja para ver quién lo hacía más rápido.

Sin embargo, hacerlo de pareja en pareja tomaría demasiado tiempo, así que estarían tomando turno cuatro de ellas. Oikawa e Iwaizumi, Sugawara y Sawamura, Nishinoya y Azumane, Futakuchi y Aone. Todos han comenzado al mismo tiempo, cada uno de diferente forma.

Mientras que Oikawa ha empezado el camino directamente en la parte central de la clavícula de Iwaizumi provocándole escalofríos debido al contraste de temperatura de su piel con el cubo de hielo; Sawamura ha ido directo al cuello de Sugawara, quien inevitablemente también se estremece al contacto.

Azumane encuentra esto un poco difícil de realizar en pie, por lo que ha sentado a Nishinoya en su regazo, la postura de por sí ya resulta comprometedora, que el líbero le mire lánguidamente y alce el mentón dejando al descubierto su largo cuello, no ayuda tampoco a su concentración, pero tomando entre sus dientes el cubo lo desliza suavemente por la piel hasta llegar al hueco que une cuello y hombro, sacando la lengua un poco más para aprovechar la calidez y humedad de esta contra la superficie resbalosa del cubo y lo caliente de la piel.

Por su parte, Futakuchi se tensa involuntariamente cuando Aone pasa el cubo de hielo primero por sus labios, acariciándolos a lo largo antes de descender por su mentón y desviarse hacia la mandíbula hasta llegar a la parte trasera de su oreja, paseando el cubo de ahí hacia el hombro una y otra vez, mojándole la piel, haciéndole temblar y jadear inconscientemente.

Quienes veían sentían vergüenza ajena pero al mismo tiempo morbo, no iban a negarlo. Era un juego extraño y casi parecía propio de adultos. Era como estar haciendo algo malo, y justamente por eso resultaba más emocionante. Además de las parejas se han quedado otros espectadores como Narita y Kinoshita, además de Kindaichi. Éste último se ha quedado sin saber realmente el por qué, ya que no le interesa ver las escenas eróticas de los otros con un cubo de hielo. Mentira, es que ha estado buscando la oportunidad de hablar con Kunimi, pero sigue siendo el mismo cobarde de antes que no tiene ni jodida idea de lo que siente por su amigo, pero cada día que pasa es más miserable que el anterior.

– Oh vaya, no tenía idea de que los pezones de un hombre también se endurecieran así… – Narita farfulló entre dientes, sumamente atento a las reacciones de los cuatro chicos en cuyos cuerpos estaba siendo derretido el cubo de hielo, particularmente atraído hacia el peliplatino… – Ya sabía que Suga-san es hermoso e irradia cierta aura sexy, pero nunca me hubiera imaginado que poseyera tal sensualidad.

– Cállate por favor, Narita… – Gimoteó Kinoshita con las mejillas rosadas y el corazón acelerado. De momento lo que más le preocupa, es empalmarse por mirar algo como esto, que está padeciendo peor que si estuviera viendo una película pornográfica a escondidas… – Joder, cada día siento que peligra más mi heterosexualidad.

Unos momentos después Las parejas terminaron casi a la par, con algunos segundos de diferencia. Sawamura había derretido el hielo primero, y la casaca de Sugawara había quedado mojada sobre todo de la zona del pecho, su novio se había ensañado con sus pezones, aunque al final había terminado por derretir el cubo sobre su ombligo habiendo levantado sin pudor su prenda y hecho contacto directo con su febril piel.

¡Oh dios mío! ¿Gemí alto cuando hizo eso? – Preocupado por las reacciones de su cuerpo, quiso indagar con alguien, pero le daría vergüenza preguntarle a cualquiera de los que observaban, y ni hablar de su amigo Azumane, visto que también había estado jugando… – Daichi tonto, no debió hacer eso~

A la pareja le había seguido Oikawa, quien había finalizado el recorrido del cubo en los costados de Iwaizumi, también por debajo de la ropa. Por lo que justo entonces era reñido por su novio, pues había dicho que nada de contacto directo con la piel y ahora tenía frío.

– Yo te puedo calentar, Iwa-chan~

– Aleja tus pervertidas manos de mí, Kusokawa.

– Vamos Iwa-chan~ no te hagas el difícil~

– ¡No tengo frío ahí, Kusokawa!

– ¡Ay, Iwa-chan, duele~!

Mientras ellos discutían, Azumane le ofrecía su sudadera a Nishinoya, al final él también se había ensañado contra el vientre de su novio y le había dejado la piel enrojecida y fría. Al tiempo, Futakuchi se escabullía silenciosamente directamente al baño, era imposible seguir ahí con tremenda erección entre las piernas. Estaba más que avergonzado.

– ¡Estúpido Aone! Es su culpa por… por… – Gimotear frustrado y apresurarse en el baño, farfullar entre dientes y recordar que no hay cubículos privados en el onsen, por lo que de hecho sería incluso más viable encerrarse en su habitación, después de todo sus compañeros están todavía en el dichoso juego. Así que se encaminó hacia allá, pero antes de cerrar la puerta, Aone ha detenido la puerta y empujado para entrar también en la habitación… – Qué… qué quieres.

Aone no dijo nada, pero su mirada tan intensa como suele ser lucía incluso más profunda en esos momentos. Más, llena de un sentimiento ardiente que hizo jadear involuntariamente a Futakuchi. La mirada del grandote fue del rostro de su novio a su entrepierna, el bulto bajo sus pantalones era evidente.

– No me mires así.

Sin embargo, Aone no estaba dispuesto a obedecerle. Así que, sin despegarle la mirada de aquella zona, cerró la puerta a sus espaldas, colocando el seguro en el acto y luego caminó hasta su novio. Una de las grandes manos sujetó el mentón de Futakuchi cuando finalmente la mirada de Aone fue de la parte baja hasta el rostro de su novio. Y mientras le besaba apasionadamente, frotó su mano contra la erección del más bajo de los dos.


Afuera, las siguientes cuatro parejas en participar serían Kenma y Kuroo, Hinata y Kageyama, Yamaguchi y Tsukishima, Shibayama e Inuoka. Estos últimos más avergonzados que ninguno.

Hinata y Kageyama habían tenido que echar a la suerte quién derretía el hielo en el cuerpo del otro porque ninguno había querido ceder. La verdad es que ambos querían conocer las reacciones de su pareja en este tipo de situación ya que tenían pensado, si resultaba bueno, usarlo cuando hicieran el amor. Al final, la suerte había estado de lado de Kageyama, motivo por el cual había sonreído triunfante.

– ¿Estás bien con que sea yo quien derrita el hielo, Tsukki?

– Sí, ya te dije Tadashi.

Claro que, lo que Tsukishima no le estaba diciendo a su novio es que no le apetece ni un poquito dejar que otros vean sus expresiones o reacciones en una situación así. Venga, que es el único que puede admirar los gestos eróticos que Yamaguchi pone cuando está avergonzado y excitado a partes iguales.

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Karasuno

Tras pasar todo el día juntos, Ikejiri y Fujimi estaban de camino a la casa del primero. El pecoso castaño se avergonzaba de que hiciera eso porque se sentía como si fuera una novia a la que su novio lleva a casa para asegurarse de que esté segura.

– Hayato-san, mis papás quieren conocerte.

– ¿Eh? – Tan repentinas palabras le hicieron frenar sus pasos, mirando a su novio con aire preocupado.

– No pongas esa expresión, mis padres son buenos. Les vas a encantar… – Aseguró con una sonrisita, mirando de hito en hito a los costados como para asegurarse de que no hubiera nadie por ahí y enlazó sus dedos con los ajenos… – Aún así, no es que te lo esté pidiendo para presentarte ya, será cuando te sientas cómodo. Solo quería que lo supieras.

– Pero, ¿eso significa que ellos saben que tú y yo… estamos saliendo?

– Sí. Lo siento si eso te molesta, yo no encontré razón alguna para ocultárselo porque ellos saben sobre mi orientación sexual. Mi mamá incluso conoce más detalles de mi vida, papá no tanto. Pero ambos me quieren como soy, y yo te amo a ti, así que, se los conté.

Las mejillas de Ikejiri se sonrojaron un poco más, pero la expresión de su mirada se suavizó. Devolvió el apretón a la mano que sostenía la suya y sonrió.

– Siendo así, el día que ellos dispongan estará bien para mí, Arita-kun.

La sonrisa del ojiazul se amplió.

– Oye, antes de eso. ¿Podemos ir a algún sitio para estar, solos?

Ikejiri se mordió el labio inferior sintiendo sus mejillas calentarse. Hace casi una semana finalmente habían hecho el amor por primera vez, y aunque había sido ligeramente incómodo y doloroso, e incluso su cuerpo se había sentido pesado durante al menos dos días después de eso; sería un mentiroso si negara que también quiere hacerlo de nuevo con Fujimi. Le había tratado tan bien, que no tenía duda alguna respecto a sus sentimientos.

– Sí, vayamos. Yo también quiero estar de nuevo contigo, Arita-kun.

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Valle de Naruko

Futakuchi comenzó a respirar inquieto cuando fue empujado contra la cama, sentándose en el borde sus piernas fueron abiertas por las grandes manos de Aone, la casaca levantada y sujetada por sus propios dientes y con el vientre descubierto, los labios del grandote fueron saboreando cada recoveco, a la vez que su mano se abría paso entre sus pantalones y tocaba directamente su erección.

– Ahh~ Ahh~ Takanobu~ – Jadeó con la respiración pesada y caliente, y el cuerpo febril, demasiado sensible a las atenciones de su novio.

– Kenji, lo siento por haberte hecho esperar tanto... – Dijo con voz ronca. Una voz que Futakuchi nunca le había escuchado, pero cuando abrió sus ojos y quiso preguntar, toda palabra se le atoró en el pensamiento cuando Aone le besó apasionadamente al tiempo que frotaba sus pelvis y se daba cuenta de lo excitado que su novio se encontraba también.


Armados con su respectivo cubito de hielo, Kuroo, Kageyama, Yamaguchi e Inuoka comenzaron a derretirlo en el cuerpo de su respectiva pareja cuando Kunimi dio la indicación.


Continuará……

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