~~*~~
De
la falta de comunicación en la cancha y entrenamiento para el corazón
Al
ver a Makoto salir corriendo detrás del chico de cabellos rubios, el hombre en
casa de Shimada comprendió que había cometido un grave error.
–
Oh, creo que me pasé un poco. Me olvido que Mako-chan nunca me ha presentado
con sus amigos… – Rascándose torpemente la nuca, el hombre bostezó y volvió al
sofá en la estancia del modesto departamento para volver a dormir.
Mientras
tanto, Shimada ha corrido como nunca en su vida, todo y que ni siquiera lleva
calzado, se ha herido las plantas de los pies pero no le ha importado en
absoluto. Takinoue se le acababa de confesar, ¿cierto?
–
¡Yuusuke, espera! – El de anteojos estiró la mano y alcanzó a sujetar la muñeca
del rubio. Takinoue quiso resistirse pero no quería hacer un escándalo en plena
calle, así que se limitó a frenar su avance y volver la mirada hacia su amigo…
– No me mires con esa furia, lo has
malinterpretado.
–
¿Qué?
–
Antes que nada, el chico a quien viste es mi primo. Anoche se pasó de copas y
el muy maldito en lugar de irse a su casa se pasó por mi departamento de
madrugada, no tuve más remedio que dejarle quedarse. Pero es un idiota y hace
ese tipo de bromas constantemente.
–
¿Él es… tu pariente de quien hablas en ocasiones?
–
Sí, no saques conclusiones precipitadas y asumas que es mi pareja. Solo de
pensarlo me duele el estómago… – Agregó, haciendo un mohín de disgusto
auténtico. Takinoue entonces se sintió abochornado y solo quería que la tierra
se abriera y lo tragara… – Yuusuke, las has maltratado totalmente… – Señaló,
alcanzando el ramo de rosas estropeado en la furiosa mano del rubio… –
Pobrecitas, han pagado lo que no era siquiera su culpa, pero arreglaré un poco
cortando el tallo y colocándolas en agua… – Dijo, dando media vuelta rumbo
hacia su departamento.
–
Makoto, lo que dije era en serio.
–
Lo sé, todavía quiero escucharte decir todo lo que tenías pensado… – Sonrió y
siguió su camino, pero apenas un par de pasos más y sintió el ardor en sus
plantas debido a las heridas leves que se había hecho en la carrera anterior.
Takinoue entonces se percató y se sintió culpable, así que sin más, le alzó en
brazos… – ¿Qué haces? Bájame.
–
No, te has lastimado por mi culpa.
–
Pu-puedo andar solo. No es tan largo el camino.
–
Por eso, puedo llegar contigo en mis brazos hasta tu casa. No seas quejumbroso
y déjate cuidar, Makoto… – Takinoue sonrió divertido al ver el mohín de
disgusto de su amigo. Pero así era él, algo reacio a recibir ciertas formas de
trato, principalmente cuando le hacían sentir débil.
–
Es vergonzoso ir por la calle abrazado por otro chico.
–
Y encima llevas un ramo de rosas en el regazo… – Agregó con tono burlón, y
Shimada terminó dándole un golpe en la cabeza… – ¡Ay~! No hagas eso, podría
soltarte.
–
No te atreverías. Te conozco, nunca has hecho nada que pueda lastimarme, además
ahora sé que te gusto~
–
Ah, no íbamos a retomar eso en tu casa.
–
Ya que me siento tan cómodo en tus brazos, por qué no desde ahora. ¿En verdad
te gusto de esa manera desde la escuela?
–
Sí, es la verdad.
–
Nunca noté siquiera algo, lo ocultaste muy bien. Pero por qué te confiesas
hasta ahora.
–
¿En serio tengo que responderte ahora? Me va a fallar la fuerza.
–
Debilucho… – Bromeó Shimada.
–
Es que tú no eres tampoco tan ligerito, ya no eres un chiquillo, eres todo un
hombre.
–
Yuusuke…
–
¿Qué?
–
Somos un par de idiotas, ¿sabes?
–
Por qué.
–
Porque nos hemos gustado durante tantos años y estamos aquí, confesándonos a
los 26 de edad, en plena calle y yo aún estoy en pijama, no es nada romántico.
–
¡Qué! ¿Significa que yo también te gusto? – Takinoue casi suelta a Shimada,
pero con suerte alcanzó a equilibrarse y sujetarle fuerte antes de que una
vergüenza mayor pasara ahí. Además de que mismo Shimada se había aferrado a su
cuello.
–
Si me sueltas en verdad me daré un buen golpe en el trasero, Yuusuke.
–
Lo siento, tú que me sorprendes con esas confesiones tan repentinas.
–
No es como si tú me hubieras preparado psicológicamente para tu confesión
mañanera. En serio, en qué estabas pensando.
–
Qué se yo, estaba desesperado por hacerte llegar mis sentimientos, se me
ocurrió y ya. Lo siento por ser tan antiromántico.
–
No me molesta en absoluto… – Shimada sonrió mirándole a los ojos, visto que la
postura les facilita todo en absoluto… – Oye, en verdad eres fuerte, se siente
como si todavía no te cansaras y ya casi llegamos a mi casa.
–
Es el esfuerzo de todos los días yendo al gimnasio, tú sabes que no he dejado
de hacer ejercicio después de la escuela. Pero confieso que mentí hace rato, tú
realmente no pesas mucho.
–
Es porque soy más bajo que tú. Ya puedes bajarme, estamos aquí.
–
¿Tienes con qué curarte?
–
Solo voy a lavarme, no son más que algunos rasguños.
–
Qué rasguños ni qué nada. ¿Tienes o no? Puedo ir a la farmacia que está aquí
cerca.
–
Está bien, está bien. Tengo un botiquín en casa. Ah, ignorar al tipo que esté
durmiendo en el sofá.
–
¿Tú primo?
–
Sí, tiene por costumbre dormir hasta mediodía cuando tiene resaca… – Dijo,
abriendo finalmente la puerta de su departamento.
Ambos
entraron en silencio. Efectivamente el primo de Shimada dormía plácidamente en
la pequeña estancia. El anfitrión le pidió a su invitado que le acompañara a la
habitación, luego fue al baño por el botiquín y finalmente le dejó curarle.
Takinoue era delicado al tratar los suaves cortes en sus plantas, en realidad
no era nada grave después de todo.
–
Gracias, Makoto.
–
¿Eh? Pero si eres tú quien está cuidando de mí.
Takinoue
agitó la cabeza en negación, mientras colocaba una curita en uno de los cortes.
–
Por haber corrido detrás de mí. Si no lo hubieras hecho, probablemente estaría
deprimido bebiendo en algún sitio.
–
Idiota, cómo no iba a salir corriendo detrás de ti cuando acababas de
malinterpretar una situación después de confesarte. Moría por decirte que eras
absolutamente correspondido.
Takinoue
sonrió bobamente, miró a Shimada y se inclinó buscando sus labios. Los anteojos
de Shimada resbalaron por lo nervioso que se puso justo en ese instante, pero
se quedó quieto en su sitio esperando el momento en que sus bocas hicieran
contacto. Takinoue tenía alguna experiencia, no iba a negar que ha tenido
algunas novias antes de esto, así que sabe algo de besos y actitudes básicas en
una relación. Sin embargo, nunca antes se había sentido tan nervioso, quizá
porque cada vez que intentó salir con alguna chica, su corazón seguía latiendo
con fuerza solo por este hombre frente a él.
–
Makoto… – Susurró rozándole los labios.
–
Qué… – Suspiró ansioso por el beso.
–
Te Amo… – Confesó desde el fondo de su corazón. Y justo antes de que Shimada
pudiera decir algo, finalmente se hizo de sus labios, tomándolos con un cariño
especial entre los suyos.
Las
manos de Shimada buscaron inconscientemente el cuello de Takinoue, enredándose
con ansiedad y acercándole más mientras se besan con ternura. Una ternura que
no duró demasiado, mutando a una pasión que les bullía desde el fondo del alma.
Estar en la habitación, en la cómoda cama del morocho, no ayudaba en absoluto.
Pronto el beso se ha intensificado y sus lenguas recorren con ímpetu la boca
ajena. La respiración entre besos se vuelve cada vez más pesada, errática y
ronca. Les nace un calor desde el bajo vientre que amenaza con llevarlos por el
camino peligroso de la excitación,
así que rompen el beso casi al mismo tiempo, como si se hubieran leído el
pensamiento.
–
Creo que, será mejor que salgamos de aquí Makoto… – Señaló dejando cortos besos
en los labios del otro.
–
Sí, hay que salir Yuusuke… – Sin embargo, sus bocas se han buscado nuevamente y
el beso peca de apasionado.
Los
besos transcurren entonces por minutos, en tanto sus cuerpos se acoplan y sus
manos acarician por debajo de la ropa la anatomía del otro. Los sonidos que
emanan del roce y los húmedos besos no hacen más que incentivarles la libido.
–
¿Los interrumpo? – La tercera voz les hace saltar de la impresión. El primo de
Shimada está apoyado en el umbral con una sonrisa juguetona. Ambos chicos se
sonrojan profusamente… – Si van a tener sexo al menos tengan la decencia de
cerrar la puerta.
–
¡No íbamos a tener…! Se-sexo… – Shimada intenta defenderse, avergonzado al caer
en cuenta del camino obvio por el que iban. Takinoue se ha apartado totalmente
y mira con frustración a su primo… – Voy a preparar algo de desayunar para los
tres.
Takinoue
gimoteó incómodo. Eso no le parecía una buena idea. Sin embargo, también
aceptaba que tenía ganas de pasar todo el día con Shimada, después de todo es
su día libre en el trabajo y le parece una extraordinaria oportunidad del destino
haber hecho que coincidiera justo hoy con el de Shimada, su… ¿novio?
Ciertamente no se lo ha pedido, pero ambos se han confesado ya.
–
De todas maneras debería pedírselo,
¿cierto? Para evitar malos entendidos. Pero con su primo rondando por aquí. A
todo esto, quién es él. Es bastante apuesto y por un momento me hizo dudar de
su relación con Makoto. Por qué no me lo presenta.
–
Eres bastante transparente, ¿sabes? – El primo de Shimada le dijo con una risa
divertida. Aprovechando que el anfitrión se ha perdido en la cocina… – Así que
eres novio de mi primo.
–
Sí… – Takinoue respondió por instinto. Si bien el parentesco le queda claro, todavía
se siente celoso de este hombre.
–
Bien por ti, mi primo llevaba mucho tiempo hablando de un amor unilateral de la
escuela. Supongo que eres tú de quien hablaba.
–
¿Él decía eso?
–
Cuando estaba ebrio solamente. Y créeme, es difícil hacerle beber conmigo. No
soy su primo favorito, aunque es más bien que a él no le gusta la familia.
–
Sé que ha tenido algunos problemas con ustedes.
–
Con los demás, no necesitas incluirme en el paquete. Eso es porque Mako-chan
confesó su homosexualidad hace algún tiempo y desde entonces la familia no
quiere saber mucho de su vida. Ya sabes, hay familias que simplemente son
crueles, pero a mí no me molesta en absoluto que prefiera a los chicos que a
las chicas.
–
No sabía que él había contado a su familia que era gay.
–
No es algo que vaya divulgando por ahí. Ni él, y obviamente no la familia.
–
Por casualidad estás diciéndome esto para evitar que vaya por ahí actuando como
pareja en público.
–
Eso lo deciden ustedes, yo solo dije algo que estoy seguro que Mako-chan no te
diría sin más. Así que es probable que se enoje conmigo cuando se entere.
Mako-chan me cae muy bien, no solo porque es mi primo, sino porque como persona
realmente es admirable. Lo que quiero decir es, cuida de Mako-chan o yo te haré
pagar con sangre cualquier daño que le hagas.
Takinoue
pudo notar sinceridad en las palabras del hombre.
–
No nos han presentado, tú sabes quién soy pero yo no sé quién eres.
–
Me llamo Saiki, Yuusuke.
Takinoue
tuvo que admitir que la confianza para hablarle por su nombre venía de una
razón sencilla, se trata de familia.
--//--
Datekou
Esa
mañana al levantarse, Sugawara ha decidido quedarse en los dormitorios, se
siente cansado y la tripa le pesa después de esos días activos. Sawamura se
había quedado intranquilo dejándole solo, pero en cuanto Shimizu supo el motivo
por el cual el peliplatino no estaba ahí, se ofreció en hacerle compañía y
llevarle el desayuno. De ese modo, Sawamura se quedó más tranquilo y pudo
centrarse lo suficiente en las prácticas. Hoy es después de todo el día último
de su paso por Datekou.
La
mañana se ha ido rápido, y durante el descanso entre la comida y el
entrenamiento vespertino, Sawamura por supuesto se ha apresurado a los
dormitorios para reunirse con su novio.
–
Has venido corriendo hasta aquí, ¿verdad?
–
He querido venir desde que te dejé en la mañana. ¿Y Shimizu?
–
Shimizu se ha ido a comer y a hablar con Takeda sensei hace poco. Le he
insistido en que lo hiciera, no vino aquí para hacerse cargo de mí, tiene
responsabilidades como manager que deben ser realizadas ya que yo no puedo
apoyar.
–
Sí, lo sé. ¿Ya te sientes mejor?
–
Sí, te estaba esperando para irnos juntos. Ayúdame a levantarme, no sé por qué
pero hoy el vientre me pesa demasiado.
–
Será porque ya ha crecido más… – Propuso ayudándole a incorporarse, pasándole
una mano por la espalda como apoyo.
–
Nghh, ¡Daichi, tu mano!
-
Qué, qué pas… – Sawamura abrió sus ojos de par en par cuando lo sintió… – ¡Se
mueve!
–
Sí~ patea fuerte~ – Añadió sonriendo luego de un pucherito. Otro par de
pataditas y no pudo evitar el llanto de emoción. Siempre lo ha sentido, pero
ahora es como si su bebé también les dijera “estoy aquí”.
–
Es increíble sentirlo moverse… – Sawamura dijo sonriendo por demás emocionado,
con sus manos en el vientre de su novio queriendo sentir más de esos
movimientos… – Hey bebé, no patees muy fuerte que a mami le duele… – Le habló a la tripa, besándole con infinito cariño
por encima de la ropa holgada.
–
Déjalo, soy feliz de que salude a su manera Daichi… – Aseguró limpiándose las
lágrimas, acariciando su tripa también.
–
¿No había dicho la doctora que era probable que se moviera hasta los seis
meses?
–
Sí, pero también dijo que podía comenzar a sentir algunos movimientos desde la
semana 16, y ya casi me acerco al quinto mes, así que él ha querido saludarnos
entre medio de tiempo.
–
Ya no se mueve.
–
Es porque se ha acomodado mejor dentro de mí. Además creo que tiene hambre,
vamos al comedor Dai.
–
Cierto, a comer.
Camino
al comedor, casualmente vieron a Hinata y Kageyama perdidos por ahí en uno de
los pasillos, comiéndose a besos. Sugawara se cubrió la boca ahogando un grito
de impresión, mientras que a Sawamura le brotaron venitas en la sien.
¡Imperdonable! Esa actitud tan despreocupada en escuela ajena, simplemente no
lo podía creer. Y menos tratándose del dúo de raros, si hubiese sido Nishinoya
con Asahi habría sido más lógico.
–
¡Ustedes dos, qué están haciendo! – Ante el grito nada delicado de Sawamura,
pelinaranja y pelinegro se separaron abruptamente, enrojeciendo hasta las
orejas al saber que les han pillado.
–
Es lógico lo que están haciendo, Dai… – Sugawara dijo con una sonrisita al darse
cuenta de lo molesto que su novio se ha puesto. Casi se lo imaginaba siendo así
de celoso con su bebé cuando creciera y fuera una linda señorita, o un apuesto
jovencito.
–
Sí bueno, ya sé que es lógico que se estaban besando. Pero por qué es lo que quiero
saber.
–
Lo sentimos… – Kageyama se disculpó por ambos, inclinando la cabeza y obligando
a su pequeño novio a hacer lo mismo. Hinata de hecho había pensado en decir
algo como “es que nos dieron ganas desde
que estábamos en el entrenamiento”, pero hizo bien en dejar que su novio
dirigiera la situación.
–
En realidad, siempre lo hace. Él controla
todo siempre… – Pensó, y un adorable puchero brotó en sus labios.
–
No hagan eso al descuido chicos, y menos porque estamos en una escuela ajena.
–
Entendemos Daichi-san.
–
Vamos, vamos. Tengo mucha hambre, y tú hijo también.
–
Sí. Ustedes dos, al comedor también.
–
Actúas como su padre, Dai… – Sugawara insistió con tono divertido.
–
¿Qué? No, solo les hablo como su capitán.
–
Vas a ser un papá celoso~
–
Estamos de acuerdo… – Murmuraron Hinata y Kageyama detrás de ellos. Mirándose
de soslayo y sonriendo con un dejo de travesura.
Además,
besarse había sido imperante, no se han podido besar desde que llegaron
prácticamente. Aunque dormían juntos y estaban así todo el día, no habían
encontrado oportunidades para besarse, así que cuando se supieron solos en el
pasillo, simplemente habían cedido al deseo de fusionar sus labios. Qué había
de malo en eso, estuvieran o no en Karasuno.
Al
entrar al comedor, todos estaban ahí, mezclados con el resto de los estudiantes
de Datekou. Bien, algunos de ellos pues muchos almorzaban en sus aulas y otras
partes de la escuela. Al menos esto les ha servido para ver lo populares que se
han vuelto desde el torneo, muchos estudiantes les habían reconocido desde el
primer día. Y por supuesto, también estaba sirviendo para ver el esfuerzo que
Oikawa estaba poniendo en no aprovecharse de su popularidad para coquetear con
nadie, diciendo cada vez que está interesado en alguien y quiere respetarle.
Por supuesto, Iwaizumi se siente feliz por eso, pero no se lo ha demostrado de
ninguna manera.
–
El gran rey sigue sin ser él desde que llegamos. ¿No crees que luce deprimido,
Kageyama?
–
Sí, pero es su culpa en dado caso.
–
Cómo sabes.
–
Porque desde que lo conozco, Oikawa siempre ha sido bastante impulsivo y
egocéntrico. Hasta donde recuerdo siempre fue solo Iwaizumi-san quien estuvo
con él, aguantando su carácter y todo.
–
Oh, más o menos como te fue a ti antes de llegar a Karasuno entonces.
Kageyama
le fulminó con la mirada. Pero luego puso la situación en perspectiva y tuvo
que admitir que sí, más o menos de esa forma.
–
Es extraño, pero me agrada más el Oikawa egocéntrico que el depresivo.
–
Pues será asunto suyo arreglar lo que sea que le haya hecho a Iwaizumi-san.
–
Kageyama, ¿deberíamos hacer alguna promesa para evitar que nos pase algo
similar en el futuro?
–
¡Ah!
–
Para no pelearnos como ellos. No se ha sentido bien cuando nos hemos
distanciado por lo que sea, pienso que una promesa podría ayudar, ¿no?
–
Qué tal, hablar sobre todo entre nosotros. Lo que nos gusta o disgusta, no
tener secretos o algo así.
–
Sí, eso está bien. Lo de hablar de lo que nos gusta y lo que no. Aunque pienso
que los secretos deberían existir. Qué tal si quiero hacerte una sorpresa, es
la clase de secretos que sí deben guardarse, ¿verdad?
–
Mh, pues sí. Veamos, procuremos no guardar secretos que puedan dañar nuestra
relación, ¿te parece?
–
¡Sí! Eso está mucho mejor. ¿Sellamos la promesa con un beso?
–
Hinata idiota, quieres que Daichi-san nos riña de nuevo. Además, estamos en el
comedor.
–
Pero podemos sellar la promesa después~ cuando Daichi-san no nos vea… – Hinata
dijo juguetón, sonriendo divertido. Kageyama gruñó pero asintió, ya
encontrarían el momento para sellar su nombrada promesa.
El
resto del día transcurrió sin más. Vuelta a las prácticas, un arduo
entrenamiento, retroalimentación entre entrenadores y miembros de los clubes.
Yamamoto animándose en pedirle su número telefónico a Shimizu, la chica revelándoselo
en un pequeño papel. Oikawa rechazando una vez más los obsequios de sus fans,
Iwaizumi sintiéndose más y más confiado por ello. Lazos más estrechos entre
todos.
–
Ukai-kun, tiene usted jugadores muy buenos en su equipo, solo le hace falta
trabajar un poco más con algunos de ellos y explotar su talento, como ese par
de chicos, Hinata y Kageyama, hacen un dúo extraordinario, si usted consigue
hacer que sus habilidades se equilibren al 100% serán imparables… – Nekomata
sensei reiteró lo que ya alguna vez le había dicho. El rubio sintió entonces la
presión de sus mayores, la falta de experiencia para dirigir… – Debería pedirle
algunos consejos a ese viejo cascarrabias que tiene por abuelo… – Añadió,
torciendo una sonrisa divertida.
–
Tendré en cuenta todas las observaciones que han hecho de mi equipo,
Nekomata-sensei. Estoy muy agradecido por todo lo que me han enseñado en estos
días.
–
Deberías agradecerle en dado caso a Takeda-sensei… – Señaló el entrenador de
Datekou.
–
Yo no…
–
Tiene un talento particular de convencimiento… – Agregó el entrenador de Aoba
Johsai… – Ya le habíamos reconocido antes que pudiera lograr esta clase de
prácticas interescolares, pero me sorprende que tan pronto haya conseguido este
encuentro.
Takeda
se sonrojó por el halago. Y Ukai no solo se sintió orgullos, sino también más
comprometido como entrenador de Karasuno. Los cuervos definitivamente tendrían
que mostrar su poder de juego en el próximo campeonato de Invierno.
–
Corríjame si estoy en un error, pero supe que está usted tratando de obtener un
nuevo permiso para un campamento interescolar de dos semanas antes del Torneo
de Invierno… – Inquirió curioso el entrenador de Datekou.
–
Es una propuesta, ya que parece que estos entrenamientos colectivos han
favorecido el desempeño de los clubes. Pero aún no hay nada de lo que pueda
hablar, tengo entendido que la propuesta está en espera en la Comisión Nacional
de Deporte Juvenil.
–
Oh, está usted siendo un poco más ambicioso esta vez, sensei.
Takeda
asintió, sonrojándose por la observación. Realmente lo está siendo. Ukai sabe
de esto, aunque no tenía idea de que el rumor se hubiera expandido hasta las
otras escuelas con las que ya han participado.
–
Cómo cree que resulte un campamento si integra a Fukurodani
Academy, es un club especialmente poderoso.
– Es por eso que le pedí a
Takeda-sensei que intentara negociar su participación, ya que Karasuno no ha
tenido oportunidad de enfrentar clubes de ese calibre, pienso que sería bueno
para curtir las habilidades individuales de mis muchachos.
– Por lo que veo, ustedes son una
pareja ambiciosa… – Nekomata sensei comentó, ambos muchachos se sonrojaron otro
poco. No solo por el señalamiento en sí, sino por la connotación de “pareja”
que el anciano hombre ha sugerido… – ¡Me parece perfecto! Realmente sería un
campamento interesante, estaré esperando con ansias que obtenga buenos
resultados Takeda-sensei.
– Gracias por el apoyo… – Añadió
reverenciando a sus sensei tanto como el vientre le permitió.
– Por cierto, felicidades por su
embarazo, Takeda-sensei.
– ¡Eh!
– No se altere, ha sido natural para
nosotros percatarnos, después de todo hemos sido padres y usted ha mostrado lo
suficiente como para que nos diéramos cuenta. No se vaya a estresar con este
nuevo proyecto, Ukai-kun, procure que él no se presione demasiado o será malo
para el bebé.
– Sí, me aseguraré de ello, sensei. Y,
gracias por aceptar de buen agrado el estado de Takeda.
– Un embarazo es una bendición
muchacho, no podríamos más que felicitarles y darles nuestro apoyo.
Takeda se conmovió tanto que comenzó a
llorar silenciosamente. Ukai le abrazó cariñosamente y limpió sus lágrimas con
sus pulgares, los mayores miraban enternecidos. Takeda es ese tipo de chico que
logra atrapar la atención de cualquiera por su personalidad y esa aura tierna
que emana de su cuerpo.
…
Todos en Aoba estaban terminando de
hacer sus bolsos para retirarse de Datekou a primera hora de la mañana
siguiente. El ambiente se sentía ligeramente triste, se estaban acostumbrando a
convivir con los chicos de los otros clubes como amigos, por lo que decirse
“hasta luego” se sentía un poco melancólico. Kindaichi estaba acomodando sus
ropas en el bolso cuando vio de reojo a Kunimi pelearse con el cierre de su
bolso deportivo, se rió divertido al verle frustrarse hasta desordenar sus
lacios mechones.
– ¿Necesitas ayuda?
– Bueno, es solo que se ha atascado.
Creo que si tiro más fuerte terminaré descomponiéndolo.
– Déjame intentarlo.
– Bueno… – Kunimi se hizo a un lado y
luego simplemente observó la paciencia con que Kindaichi se encargaba de
arreglar su bolso… – Pareciera que tienes experiencia en esto.
– En realidad me ha pasado algunas
veces, con el tiempo le encontré el truco. Listo, ahora ya está bien.
– Gracias… – Kunimi sonrió, poniéndose
nervioso cuando Kindaichi le pasó por un lado al volver a su sitio, el roce de
sus cuerpos siempre ponía frenético a su corazón… – Kindaichi…
– ¿Qué?
– ¿Qué opinas de las relaciones entre
chicos?
– ¿Eh? – Kindaichi levantó la mirada
para observar a su compañero, pero en cambio Kunimi lucía concentrado en
terminar de hacer su bolso... – Supongo que es como cualquier relación
romántica, lo que debe importar son los sentimientos, ¿no?
– Sí, debe ser así.
Silencio. Incómodo a decir verdad.
Kindaichi recordó la conversación que tuvo con sus compañeros, quienes por
cierto no estaban por ahí pues aún estaban en las duchas, y se sintió sofocado.
Por culpa de ellos ahora no podía dejar de pensar en la posibilidad de gustarle
a su compañero y amigo. Kunimi por su parte ya no sabía cómo continuar con el
tema, o para ser más exactos, no se le venía a la mente cómo indagar si él
tendría alguna oportunidad con Kindaichi.
– ¿A ti, te gustan los chicos por casualidad?
– ¿Eh?
Ambos se miraron entonces. Pero se
respiraba un ambiente tenso en el dormitorio. Kunimi se sonrojó al mismo tiempo
que se ponía sumamente nervioso. Kindaichi simplemente estaba serio esperando
una respuesta, sin darse cuenta que esa actitud empeoraba lo que sentía su
compañero.
– T-tal vez. ¿Eso, cambiaría tu forma
de verme?
–
No. Eres libre de sentirte atraído por quien decidas… – Dijo desviando la
mirada.
–
Incluso si eres tú… – Kunimi tomó valor para decirlo directamente. La mirada de
sorpresa de Kindaichi volvió a él de inmediato.
–
Q-qué.
–
Lo siento, olvídalo. Voy a irme a las duchas ya… – Kunimi salió disparado del
dormitorio, con el corazón atorado en la garganta y queriendo morir de
vergüenza, arrepentido de su atrevimiento… – En qué estaba pensando para decirle eso. Kindaichi dejará de hablarme,
no seremos más amigos. Estoy tan frustrado y preocupado.
Kindaichi
se recostó en su futón sin haber sabido qué hacer o decir. ¿A él realmente le
gustaba Kunimi? ¿Y si era solo que estaba confundido?
–
¡Mierda! Qué voy a hacer ahora. Kunimi ha tenido el coraje para decirme eso, y
yo no tengo valor siquiera para darle una respuesta adecuada.
…
Llegada
la noche, los clubes se reunieron en el gimnasio para despedirse, con un último
juego, esa vez, propuesto por Oikawa junto a Futakuchi.
–
Jugaremos Candy Kiss Game… –
Futakuchi inició, aunque la propuesta original había venido de Oikawa, pero
quería mantenerlo en secreto. Solo Futakuchi y él sabían.
–
Qué juego es ese… – Preguntaron varios. Aunque la mayoría ya se imaginaba el
sentido de este juego, lo más seguro es que hubiera algún contacto físico entre
parejas.
–
La dinámica es sencilla, y es en parejas.
–
Siempre… – Murmuraron algunos, entre ellos Narita y Matsukawa.
–
Todo lo que tienen que hacer es pasar un dulce de boca a boca, no hay necesidad
de besarse.
–
¿Y cuál es la dificultad?
–
Elegimos un tema, y quien lo haga mejor es ganador.
–
¿Un tema?
–
Sí, por ejemplo a lo Romeo y Julieta, o una forma cute, cosas así.
–
Bueno, si ya hemos pasado por el Pocky, no creo que este sea tan difícil.
–
Pienso que hacerlo con una escena sería muy engorroso, por qué no hacemos
simplemente que uno al otro se digan algo, como una confesión romántica o algo
así, podemos tener algunos jueces aquí, por ejemplo Shimizu-san.
–
Esa es buena idea. Shimizu además no participará.
–
De acuerdo, seré jueza… – La chica dijo seriamente, sentándose en una silla que
rápidamente alguno de los chicos de Datekou acercó. La chica tenía a más de
alguno impresionado con su belleza y todos querían quedar bien con ella… – Creo
que Sugawara debería acompañarme en esto, también Matsukawa-kun y Moniwa-kun.
Ah, ustedes tres pueden participar incluso si son jueces, confiaremos en su
capacidad de imparcialidad.
–
Por qué ellos.
–
Porque pienso que ellos son capaces de ser imparciales y tener buen juicio
respecto a los sentimientos en otros.
–
Oh, es eso cierto.
–
Bien, ¿alguna objeción? – Futakuchi cuestionó, pero nadie protestó… – Entonces,
vamos a comenzar. ¿Quién quiere ir primero?
–
Deberías preguntar primero quién quiere jugar, Futakuchi.
–
Ah cierto. Vamos a quedarnos de este lado los que vayamos a jugar. Aone, ven
aquí~ – El grandote de Datekou negó
con la cabeza, sonrojándose por anticipado. Este juego comprometía demasiado su
capacidad de ser romántico frente a otros, ya suficiente tiene con intentar
serlo solo para su novio.
Y
no era el único que pensaba de esa manera.
–
Esto va a ser muy vergonzoso… – Kageyama
masculló entre dientes.
–
Vamos~ ¡tú puedes, Kageyama! – Hinata intentaba animarle.
Del
mismo modo se estaba negando Tsukishima, y aunque a Yamaguchi le llamaba la
atención recibir alguna confesión cursi, no estaba presionando a su novio para
participar. Azumane por su parte miraba con ojos de cachorro a su novio,
suplicando en silencio que no le obligara a ser cursi delante de todos, pero
conociendo a Nishinoya, lo más seguro es que terminara arrastrado en el juego.
Kuroo y Kenma por su parte ya estaban del lado de los competidores, y básicamente eran los únicos en haber dado el paso
al frente sin titubear.
–
Iwa-chan, ¿me harías el honor de participar conmigo? – Oikawa preguntó
seriamente a Iwaizumi, tomándole sinceramente por sorpresa.
–
B-bien, por qué no… – Iwaizumi aceptó, curioso por la intención que su novio tendrá con esta oportunidad de decirle
palabras de amor (después de todo mismo Oikawa se lo dijo antes, ellos solo
están “dándose un tiempo”).
Sawamura
y Sugawara también decidieron jugar. Y Asahi terminó siendo arrastrado por
Nishinoya como bien había sospechado. Ennoshita y Tanaka eran la sorpresa de la
noche, dado que ambos son más bien reservados Futakuchi no ha convencido a
Aone, y en Karasuno las otras parejas siguen dudando en integrarse. Por su
parte en Nekoma, Lev ha conseguido que Yaku se integre con él al juego, aunque deteste las cursilerías.
Kindaichi
miró de soslayo a Kunimi. Por primera vez desde el juego del pocky en el
campamento interescolar, estaba tentado de hacer pareja con él para un juego.
Además, estaba la conversación sin terminar de hace apenas unos minutos.
–
Kunimi… – Le llamó, siendo atendido por el muchacho con una mirada inquieta… –
¿Quieres, jugar?
–
¿Eh?
Continuará……
Notas de Felina:
Respecto
a la Comisión Nacional de Deporte Juvenil, naturalmente me inventé eso xD es
solo para poner en contexto lo relacionado al campamento interescolar que
sensei está proponiendo. No tengo idea de a dónde se dirijan en Japón xD
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Disculpen las molestias, pero se eliminaran los comentarios con contenido de otras parajes fuera de las que se abordan en este blog, esperamos su comprensión