jueves, 29 de diciembre de 2016

Time Out. PARTE 25.



~~*~~
Acerca de los balonazos emocionales y el amor verdadero en la cancha


Cuando Nishinoya despertó, estaba en la enfermería de la escuela. Asahi sentado junto a la cama, sonrió contento al verle abrir los ojos.

– Nos diste un buen susto, Yuu.

– Solo me desmayé.

– ¿Y eso te parece normal? Eres una de las personas más enérgicas que he conocido en mi vida. Y nunca te había visto desmayarte, enfermar sí, y aún eso rara vez.

– De todas formas, no hay necesidad de hacer drama por esto, ¿verdad?

– Yuu, solo estoy preocupado por tu salud.

– Querrás decir que te preocupa que esté embarazado como Suga-san o el sensei, ¿no es así?

Azumane y Nishinoya se miraron por unos segundos, hasta que el as desvió primero la mirada. Pero aunque la desvió, fue solo para sostenerle la mano y suspirar.

– Sí, tuve ese pensamiento también en los últimos minutos. Yuu, si algo así llegara a suceder ahora. Yo sé que hace tiempo, cuando nos enteramos del embarazo de Suga dijimos que estaría bien, que estaríamos encantados de ser padres de un hijo propio, pero… cuanto más lo pienso, creo que no estamos preparados para una responsabilidad así. Sugawara y Daichi tampoco lo están, aunque se esfuerzan por ser buenos padres primerizos, la verdad es que no somos lo suficientemente maduros.

– ¿Y? ¿Qué si lo estoy? ¿Me pedirías que renunciara a nuestro bebé?

– ¡Jamás, Yuu!

– Entonces no estoy entendiendo tanta palabra.

– Solo digo, si no estás embarazado, deberíamos comenzar a cuidarnos Yuu.

El líbero le obligó a mirarle. Los ojos de su novio tan sinceros como siempre doblegaron cualquier rastro de molestia que comenzó a tener. Asahi tenía razón después de todo.

– Lo sé. Yo, no creo estar embarazado. He estado durmiendo muy poco, aunque he comido bien, no he tenido suficiente descanso, pienso que el desmayo se debe a eso más que otra cosa.

– De todas formas, si tienes algún síntoma o algo, haremos una prueba.

Nishinoya asintió, luego escucharon la puerta abrirse y tras unas cuantas preguntas, la enfermera le permitió salir. El resto del entrenamiento fue suspendido para ellos dos, pero cuando volvieron al gimnasio, vieron a sus compañeros y amigos esforzándose con entusiasmo. Junto a los chicos, Takeda sensei también volvía. Ukai fue a preguntarle a él sobre la salud del líbero, mientras los chicos le recibían con cierto alivio.

– Takeda, estoy ligeramente preocupado.

– Creo que no fuimos los únicos en plantearnos esta posibilidad. Supongo que se debe a la condición de Sugawara-kun y yo. Pero, Nishinoya-kun parecía muy seguro de no estarlo. Tal vez realmente no fue más que un desmayo por agotamiento físico y mental.

– Honestamente, espero que haya sido así… – El rubio dijo. Luego pensó que estaba siendo un poco egoísta, porque entre sus preocupaciones por otro repentino embarazo entre los adolescentes, venía el hecho de tener que reagrupar totalmente su equipo… – Qué he estado haciendo, confiando deliberadamente en Nishinoya-kun que ni siquiera he intentado entrenar a nadie más para el rol de Líbero. Aunque, hablando de habilidad, él es el único que las reúne.

– ¿Ukai?

– ¡Eh! ¿Qué? ¿Me decías algo?

– Pues sí, decía que no tenemos que preocuparnos más. O haremos que los chicos también se preocupen. ¿Estás bien? Parece que el desmayo de Nishinoya-kun te afectó especialmente.

– ¡N-no! No es eso. Vamos a terminar las prácticas… – Avergonzado de su propio pensamiento, Ukai retomó el entrenamiento con los chicos, excepto Nishinoya, pues le ordenó descansar el resto de la tarde… – Hay que enfocarnos en los próximos partidos de práctica contra Datekou.

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Nekoma

Inuoka comenzó a poner en práctica las habilidades que usaba en el voleibol, así que se dedicó a observar a Shibayama todos los días para entender lo que estaba pasando con ellos dos. Antes habían sido grandes amigos, pero ahora Shibayama casi no le dirigía la palabra. Luego estaba lo demás, los besos que se deban porque, honestamente, se sentía muy bien.

Aunque, no es que me interese besar a nadie más. Incluso si los otros chicos en el equipo son mis amigos. Por qué es que solo quería besar a Shibayama. En realidad, comencé a sentirme de esta manera desde el campamento interescolar.

En tanto el hiperactivo chico pensaba en ello, Lev practicaba sus remates con todo el poder que tenía, y Yaku se encargaba de recibirlos al otro lado de la red. Los servicios de Kenma eran geniales, al mestizo le gustaba mucho jugar en este equipo.

– Estoy cansado, vamos a tomar un descanso Kuroo.

– Bien, cinco minutos para que te hidrates, luego vuelves a la cancha Kenma.

Kuroo vio a su novio salir de la cancha y sentarse en la banca, tomando unos cuantos sorbos de agua y limpiándose el sudor con una toalla. ¿Era su imaginación, o últimamente mimaba de más a Kenma? En tanto tomaba el lugar del setter, Kuroo no podía evitar que su pensamiento fuera una y otra vez hacia su novio. En realidad, qué es, ¿un adolescente que recién se da cuenta de que está enamorado? Está actuando más torpe que nunca.

No puedo entenderme a mí mismo en este punto. ¿Será parte de una relación? Es solo que no puedo evitarlo. Incluso en clases, todo el tiempo estoy pensando en Kenma.

– ¡Kuroo, cuid…! – Demasiado tarde la advertencia, el balón le ha dado de lleno en la cara, enrojeciéndole particularmente la frente.

Kenma también corrió dentro de la cancha, inclinándose sobre él para preguntarle si se encontraba bien.

– Estoy bien, solo… creo que estoy en el paraíso porque veo un ángel. Ah, eres tú, Kenma.

– Idiota… – Kenma murmuró avergonzado, Kuroo tiró de su camiseta y le plantó un beso.

El resto de los chicos simplemente se apartaron visto que su capitán estaba en perfectas condiciones.

Inuoka buscó con la mirada a Shibayama, notó en su mirada cierta intensidad mientras veía a Kenma y Kuroo besarse, parecía que envidiaba hacer lo mismo. Luego recordó lo que Kenma le dijera antes. Una sola palabra en realidad. Enamorado. Y se sintió raro, de pronto un montón de cosquillas hicieron estragos en su estómago, pero no era como si se sintiera enfermo. Y cuando sus ojos se encontraron con los de Shibayama cuando éste se giró sin intención alguna de entablar contacto alguno con él, al cosquilleo se le sumó un peculiar calorcito en las mejillas que le subía desde el pecho y parecía deberse al insistente golpeteo de su corazón. Cuando Shibayama desvió la mirada, Inuoka jadeó sin entender bien el motivo de su repentina molestia.

¿Será que lo que me molesta es que no me mire? Pero entonces, ¿esto es enamorarse? Yo nunca me había enamorado, así que no tenía idea de que esto pudiera sentirse de esta manera.

– Si tardas demasiado, cualquier otro podría llegar y robártelo… – Kenma le dijo de pronto. Tan repentinamente que Inuoka se estremeció como un gatito que es pillado por sorpresa… – Kuroo me dijo que te entregara ese mensaje.

– ¿Kuroo?

– Bien, vamos a continuar con el entrenamiento. Aunque estoy algo cansado hoy… – El minino bostezó y luego fue a colocarse en su lugar al otro lado de la cancha.

Al finalizar las prácticas, Inuoka se interpuso en el camino de Shibayama una vez salieron de la escuela, impidiendo que se marchara sin darle la oportunidad de hablar nuevamente.

– Qué quieres ahora. Creí que ya habíamos aclarado todo antes.

– ¿Aclarar? Solo me quedó claro que estabas enfadado conmigo por… porque te besaba pero no hablaba claro del por qué lo hacía, ¿es así, verdad?

Shibayama desvió la mirada y sujetó con fuerza su bolso. Puesto en palabras resultaba mucho más vergonzoso en realidad.

– Shibayama, yo no tenía idea. ¡Lo juro!

– ¿Eh? ¿Idea de qué?

– De que esto era estar enamorado.

– Eh…

Silencio. Ambos se sonrojaron al por mayor cuando se dieron cuenta de lo que estaban hablando. O intentando hacerlo. Shibayama había pasado por alto el pequeño detalle que la honestidad de Inuoka pone a todo.

– ¿Estoy en un error?

– Esto… – Shibayama se sintió entre la espada y la pared. Resultaba demasiado vergonzoso hablarlo directamente. Aunque esto era lo que había venido queriendo, ahora que estaba en la situación, se sentía muy diferente de cuando se piensa.

– ¿No era eso? – Inuoka volvió a preguntar, esa vez su tono sonó incluso cohibido o preocupado… – Supongo que entonces analicé de más, y confié en las palabras de mis amigos. Así que por eso pensé…

– ¡Es así! – Shibayama exclamó aferrándose a su bolso, sintiendo que el rostro se le calentaba de vergüenza… – Es correcto así. Yo, estoy enamorado de ti, Inuoka. Pero, cuando nos besamos cada vez se sentía como si no fuera algo especial. Sin embargo, al principio lo dejé pasar porque pensé que tal vez pronto pasaría, pero tú seguías viniendo a mí para besarme y entonces comencé a sentirme extraño. Por eso, cuando dijiste que me besabas porque era tu forma de expresar amistad, me sentí realmente molesto. Porque yo ya no te veía como un amigo nada más.

– Lo siento, te hice pasar un mal momento por mi estupidez Shibayama. Pero, aunque todavía me siento torpe, realmente creo que me siento de la misma forma hacia ti. Quiero decir, incluso si intenté imaginarme besando a cualquier otro, no fue para nada lo mismo. Hasta se me revolvió el estómago… – Dijo, haciendo una curiosa expresión de disgusto… – Por eso creo que tú realmente me gustas.

Otro sonrojo, acompañado esa vez de una suave sonrisa. En verdad, ambos son inexpertos en todo lo relacionado con el amor, pero parecía que finalmente irían en el mismo sentido, se habían sincronizado como los jugadores en la duela en un partido importante.

– Entonces, ¿está bien si te beso ahora, como una muestra de mis sentimientos?

– Sí.

Inuoka se acercó a Shibayama, e inclinándose lo suficiente para reducir la diferencia de estatura, besó nerviosamente al de cabellos oscuros. Este beso se sentía diferente a todos los demás. Tal vez porque era consciente de lo que significaba. Su primer beso de amor.

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Aoba Johsai

Ha transcurrido una semana más desde el supuesto rompimiento entre Oikawa e Iwaizumi. De este modo, han sido tres semanas de infernal entrenamiento en el club. El entrenador esa vez se ha mantenido al margen, es adulto después de todo y sabe diferenciar las simples riñas de adolescente a una discusión verdadera en la que se juega una amistad entrañable, un sentimiento inquieto. Pero es difícil, además los de tercer año siguen siendo pilar del equipo, aún tienen mucho qué mostrarle a los de grados menores, sobre todo a los de primero. Por eso le resulta complicado todo, sería casi tan sencillo como pedirles que se retiren del club y prescindir de ellos. Más, a fin de cuentas, no es para nada tan sencillo como eso. Así que les está dando su tiempo y espacio.

– Oikawa está otra vez alardeando con las chicas. ¿No sabe que estamos a punto de comenzar el entrenamiento? – Matsukawa comentó con su inexpugnable expresión. Las provistas cejas oscuras del muchacho se mantenían también relajadas como siempre. Su amigo Hanamaki le dio la razón simplemente asintiendo a sus palabras.

– Deberíamos animar un poco a Iwaizumi.

– ¿Cómo? ¿Yengo al karaoke a que cante canciones cortavenas o algo así?

– Ves demasiados dramas, Kindaichi… – Kunimi comentó. Aunque más por su intento de mantenerse en la conversación, porque últimamente Kindaichi platicaba mucho con Matsukawa y Hanamaki de Iwaizumi. Y no es que él estuviera menos preocupado por el subcapitán, es que le daba un poco de celos la atención que recibía de Kindaichi.

– No es que mire dramas, no se me ocurre cómo animar a Iwaizumi.

– ¿Y quién dice que necesito que me animen?

– ¡Iwaizumi! – Exclamaron los chicos a la vez. Sorprendidos de la presencia de su amigo.

– Por qué se sorprenden, es hora de entrenar, es normal que esté aquí.

– Sí, pero…

– Lo siento, por hacer que se preocupen. Pero estoy bien, no es como si Oikawa fuera el único hombre sobre la faz de la tierra de quien uno pueda enamorarse… – Dijo con convicción. Aunque en el fondo él presentía que enamorarse de nuevo sería algo complicado.

Los chillidos de las fans de Oikawa resonaron de pronto en el gimnasio, Oikawa se despedía de todas con una de sus típicas poses de casanova. A Iwaizumi se le revolvieron las tripas involuntariamente, sobre todo cuando los ojos de Oikawa se posaron en él con su ridícula suficiencia. Era masoquista por permitirse seguir enamorado de él. Aunque eso no era algo que él pudiera controlar, lo único que le quedaba era seguir adelante.

– Muy bien, vamos a comenzar~ – Oikawa dio la indicación. Y durante varias horas las prácticas se extendieron sin descanso. Los pases para Iwaizumi eran tan buenos como siempre, y aunque se dirigían la palabra, todo se sentía como un mero requerimiento profesional.

– Iwaizumi, vamos al karaoke… – Al terminar el entrenamiento del día, después de todo los chicos terminaron arrastrando a su amigo a un karaoke cerca de la escuela.

Oikawa se enteró de la salida de los chicos, y frunció el entrecejo cuando se dio cuenta de que él no era invitado. De hecho, habían pasado de largo con él. Claro, no es que le extrañe, entiende perfectamente que estén de lado de Iwaizumi y no del suyo. Después de todo, no es más que un popular príncipe hostigado por chicas de toda la ciudad.

En el karaoke, Iwaizumi finalmente se tomó un tiempo para relajarse, para olvidarse de Oikawa –o al menos sacar todo el rencor que le tiene en muchas canciones hasta desgarrarse la garganta–, beber mucha soda y reír como loco junto a las locuras de sus amigos. En algún momento del tiempo en el karaoke recuerdo haber llorado y sido consolado por Matsukawa y Hanamaki, de alguna manera estos dos siempre se le pegaban cuando más los necesitaba.

– Oikawa se lo pierde, Iwaizumi.

– Lo sé… – Gimoteó limpiándose las lágrimas. Mientras otra canción sonaba y Kindaichi como Kunimi cantaban como si no estuviesen enterándose de su estado tan deprimente y vergonzoso. Un chico a su edad llorando en el hombro de un amigo porque fue dejado por su novio… – Pero el idiota es tan guapo que lo detesto. Tendrá a quien quiera comiendo de su mano ni bien le dé la gana.

– Tú también podrías… – Hanamaki dijo… – Mientras no sea ninguno de nosotros… – Agregó, refiriéndose a Matsukawa y él.

– ¿Qué? ¿Acaso ustedes dos están saliendo?

– Para nada. Todavía nos va más el rollo heterosexual… – Matsukawa dijo con seriedad… – Aunque si quieres…

– ¡Ni de broma! – Iwaizumi protestó… – Nunca más volveré a salir con alguien con quien tenga una amistad.

– Bueno, ahora lo que importa es que sigas adelante y tengas fé en que si tú quisieras, también podrías hacerte un novio cuando lo desees. Tal vez no te has dado cuenta, pero hay varios en la escuela que te miren con ojos hambrientos.

– Joder Hanamaki, le quitas todo el romanticismo al asunto.

– Dije que te miran con ojos hambrientos por una razón, honestamente dudo que alguno de ellos quiera algo más que irse a la cama contigo.

– No ayudes más Hanamaki… – Matsukawa le lanzó una mirada severa.

Iwaizumi sonrió. Honestamente lo hizo. Sus amigos eran extraños, y no eran precisamente la mejor compañía, pero le estaban consolando. Y eso lo hacía sentir muy bien.

Durante el resto de la hora, se hicieron fotos graciosas y cantaron canciones más divertidas. Cuando salieron del karaoke y tomaron rumbo a sus respectivas casas, Iwaizumi iba viendo las fotografías que tomaron, algunas se las habían compartido sus amigos por infrarrojo. Mientras avanzaba en la carpeta de la galería de su móvil, Iwaizumi se encontró con algunas imágenes que se había hecho con Oikawa. El muy idiota sonreía genuinamente en cada una de ellas.

– Me frustran tus sonrisas Kusokawa, siemrpe escondes algo detrás.

– ¡Pero qué dices! Mis sonrisas son siempre puras e inocentes~ Iwa-chan~

– Desde el momento en que lo dices con esa pose de player que tanto te gusta, dejan de ser puras e inocentes.

– Iwa-chan~ qué cruel eres con tu novio.

Oikawa se le había colgado de los hombros esa vez, y hecho una fotografía de cerca mientras le besaba la mejilla.

– Realmente llegué a pensar que te habías enamorado de mí, Tooru. Pero no eres más que palabras y fanfarronería. Pero… – Iwaizumi suspiró y levantó la mirada hacia el oscuro cielo… – Ese eres tú, y así fue como me enamoré por principio de cuentas. No cabe duda, cuando se habla del amor, uno solo puede ser imbécil a dosis impresionantes. Porque todavía te amo, kusokawa.

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Datekou

Transcurridas las dos semanas que Takeda había mencionado con anterioridad, Karasuno se ha movido a la escuela de Datekougyou para unos días en partidos de práctica. Para los chicos del club las semanas anteriores habían sido intensas pues se les había exigido cubrir entonces algunas clases de forma extracurricular para no retrasarse. Además de aplicar unos exámenes para asegurarse de que sus notas fueran las adecuadas. Sin embargo, entusiasmados con la idea de mejorar, todo el club se había empeñado en ello.

Durante el camino, las conversaciones habían ido de aquí para allá entre todos los chicos. Una vez más Sugawara se había unido como manager, solo que esta vez Shimizu sí les acompañaba, de esa manera las tareas de manager no recaerían sobre el peliplatino, y la chica estaba más que encantada de ir. Además, con la aclaración del estado de salud de Nishinoya, todo estaba en el cauce debido. Al final resultó que el desmayo se había debido a agotamiento, como bien había presentido el líbero. De todas maneras este pequeño susto les había servido para recapacitar y tener más cuidado con su actividad sexual.

Por otro lado, Hinata con Kageyama estaban más sincronizados que nunca. Ellos han charlado al respecto en privado, y piensan que se debe a que su grado de confianza e intimidad se completó desde que dieron el gran paso del descubrimiento sexual. Por su parte, Yamaguchi con Tsukishima últimamente no han tenido ese tipo de encuentros, los estudios les han consumido por completo. Además de ellos, Tanaka con Ennoshita ni siquiera se han animado en llegar a ese punto en la relación.

– Por cierto, ¿Fujimi-kun los ha contactado? – Hinata preguntó a Yamaguchi y a Tanaka. Ambos asintieron… – Realmente hace falta, ¿volverá pronto?

– La última vez dijo que quizá el próximo año.

– Oh, es mucho tiempo aún.

– Es porque él tiene algunas cosas que resolver por allá todavía.

– ¿Será que está saliendo con alguien?

– Bueno, algo dijo. Pero era más como que estaba conociendo a alguien y viendo hacia dónde apuntaba todo.

– Que escalofriante.

– ¿Ah?

– Que ustedes dos estén hablando de cosas románticas con alguien que gustaba de ustedes.

– ¿Qué tiene eso de malo?

– Bueno, solo digo que es raro.

– ¿Y quién es el que le gusta? ¿Un alemán?

Tanaka y Yamaguchi encogieron los hombros. Ellos en realidad no han conseguido saber esa información. Fujimi parecía estar conservando eso para sí mismo. Pero ambos se sentían bien, de alguna manera saber que el ojiazul no había cambiado por el rechazo de ellos, les liberaba de culpas.

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Alemania

Pese a la hora, Fujimi estaba despierto y entusiasmado. Se miró una vez más al espejo y luego suspiró. Era hora de su cita. El silencio en su casa era extraño, y casi sentía como si estuviera haciendo algo inadecuado, pero se sentía muy bien. Encendió su portátil y se conectó esperando encontrarse a alguien más online. Se colocó unos auriculares e inició una videollamada con esa persona.

– ¿Estás seguro de que es buena idea hacer esto, Fujimi?

– Claro que sí, Ikejiri.

Ambos muchachos se sonrieron a través de la cámara. Y era extraño, porque ahora estaban conociéndose en la distancia como algo más que amigos de circunstancias. Hace casi un mes Fujimi había tenido su prueba final respecto al pasado. Se había encontrado con su primer amor. Lance. Y su corazón había dado un vuelco, sería demasiado deshonesto de su parte negarlo. Pero cuando el atractivo muchacho le sonrió como lo hiciera años atrás, él comprendió que caer en esta ilusión una segunda vez sería algo así como su perdición. Así que mejor había dado media vuelta y dejado atrás lo que atrás debe quedar.

En adelante, en más de una ocasión Lance había intentado contactarle, incluso se había presentado en su casa un fin de semana con la intención de invitarle a salir. Esa tarde, con la servidumbre en su día libre y sus padres en el trabajo, Lance había intentado sobrepasarse con él.

– No soy el niño con el que jugaste hace tres años, Lance. ¡Lárgate de mi casa ahora mismo! – Fujimi le había echado de una patada (literalmente), y es que Lance había intentado someterlo y prácticamente le habría violado si él no se hubiera sobrepuesto a la impresión y la repentina sensación de ser un niño de 13 años lleno de ilusiones.

Esa tarde terminó todo con Lance. Y decidió que no dejaría que nada afectara a su corazón. Después de eso sus conversaciones vía web con Ikejiri se fueron extendiendo, y se encontró a sí mismo ansioso y necesitado de todos sus mensajes, sus correos electrónicos y sus videollamadas. Se dio cuenta, de que el chico realmente comenzaba a gustarle, no por las circunstancias, sino por el trato de todos los días.

Así, han llegado a esto. Fujimi le había invitado a salir, tener una cita, hace unos días. Naturalmente, Ikejiri le había dicho que eso era imposible ya que están en países diferentes.

– De todas formas, qué es lo que te gustaría hacer en una cita.

– Mh, supongo que salir al cine, o algo así. Tal vez ir a un parque de diversiones. Tomar helado. No tengo idea en realidad.

– Entonces, tengamos una cita diferente a todas.

– ¿Eh?

– Tú confía un poco en mí. Vamos a tener el domingo. Arréglate para eso, ¿bien?

– B-bien.

Y ahí estaban, vestidos como si en verdad tuvieran una cita. Avergonzados y emocionados como lo estarían en una. Fujimi había preparado videos para mostrarle los lugares por los cuales le gustaría pasear junto a él, Ikejiri se sonrojaba cada vez más. Y todo lo que deseaban en esos momentos era poder sujetarse la mano, abrazarse y besarse de verdad.

--//--
Datekou


– Sensei, por qué estamos viajando en domingo.

– Eso es, porque no somos los únicos que estaremos por ahí según parece, Shimizu-kun.

– ¿Eh?

Cuando arribaron a su destino, Karasuno se llevó una gran sorpresa. Nekoma también estaba presente.

– ¡Shoyo!

– Inuoka~

Los hiperactivos muchachos fueron al encuentro del otro con inusitada alegría. Kageyama frunció el entrecejo, y Shibayama suspiró. Ellos nunca cambiarían después de todo.

Cityboy se sonrojó como termostato cuando se dio cuenta de la presencia de Shimizu. Tanaka sonrió divertido, en cualquier otro momento él habría estado revoloteando alrededor de la muchacha tratando de evitar que nadie se le acercara, ahora solo se preocupaba por asegurarse de que nadie mirara a Ennoshita.

– No soy una chica, Tanaka.

– ¿Y qué? Puede haber otro por ahí que termine cayendo como yo.

– Esto no me lo habías comentado, Takeda.

– En realidad me avisaron apenas esta mañana. Al parecer fue una decisión de último momento.

– No me digas que también terminará uniéndose Aoba Johsai.

– Es probable.

– ¡Será como tener otro campamento interescolar!

– Es productivo para todos, así que no pasa nada entrenador Ukai.

– ¡Ah! ¡Buenos días, sensei! – El rubio se inclinó con respeto hacia el entrenador de Datekou.

Así, mientras todos se saludaban y eran acompañados al lugar donde se alojarían durante su estancia en la localidad, Hinata se daba cuenta de algo. En su bolso de viaje lleva una sudadera que, obviamente, no es suya.

– Oh mierda, es la de Kageyama… – Murmuró para sí, sonrojándose involuntariamente.

Cuando Hinata recapacitó, se dio cuenta de que esta sudadera no es la única en su poder, sino que tiene dos de ellas en realidad. La que le prestó la ocasión en que conoció a la madre de su novio. La segunda, obtenida la noche en que hicieron el amor por primera vez. Ciertamente que el pelinaranja ha fingido no recordar que las tiene en su poder, y de hecho, las usa de pijama. Porque son enormes y muy cómodas, y conservan de alguna manera el aroma del pelinegro.

– Hinata…

– ¡Qué! – Exclamó exaltándose, volviendo a meter la prenda en su bolso y colgándoselo cruzado al hombro.

– Que te estamos esperando, idiota.

– No me digas idiota, bakayama.

– ¿Ah? Tú, pequeño idiota.

– Ah, ellos no han cambiado para nada eh… – Kuroo dijo sonriendo divertido. Kenma a su lado asintió, aunque estaba más bien observando los dormitorios de esta escuela. Eran mejores que en la suya… – ¿Qué tanto piensas, Kenma?

– Hay notables diferencias en las instalaciones de una escuela a otra. Datekou parece mejor que Karasuno, pero incluso mejor que Nekoma.

– ¿Eso es importante?

– Pues no, pero tú preguntaste en qué pensaba.

– Porque me pone celoso cuando sé que no rondo tu pensamiento.

--//--

Mientras tanto, a kilómetros de ahí. Oikawa ha decidido intentar esto del sexo con una chica. Se ha permitido tener este desliz. Y sin embargo, el olor a perfume femenino que ronda la habitación le molesta, y los intentos de beso que la chica ha buscado han sido negados rotundamente simplemente porque no le apetece besar los labios pintados de un escandaloso tono rosado. El roce de este cuerpo curvilíneo no le provoca en absoluto tampoco, y mientras la chica sigue sumida en su propia burbuja haciéndose vagas ilusiones, Oikawa permite que meta su mano entre sus pantalones, pero justo cuando la chica toma su entrepierna, él se da cuenta de que esto no funciona para nada.

– ¿Oikawa-san?

– Tengo que irme.

– ¿Eh?

Sin más, Oikawa se marchó de esta casa. Arreglando apenas sus ropas no dudó en dirigirse a un domicilio conocido.

– Iwa-chan…

– Qué haces aquí…


Continuará……

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