~~*~~
De
boca en boca, para aclarar algunos sentimientos
–
Todo lo que tenemos que hacer es pasar los papeles de un lado a otro usando la
boca.
–
¿Eso significa que tenemos que tomar el papel de la boca del que esté a lado y
pasarlo de la misma manera al siguiente? – Tanaka preguntó con expresión
incómoda.
–
Sí… – Oikawa respondió con una de sus mejores sonrisas, a Iwaizumi por supuesto
le estaban latiendo las venitas de la sien y estaba a punto de darle una patada
a su novio por tener esta clase de ideas tan absurdas cuando el foquito se
encendió en su cabeza.
–
Así que quiere provocar celos, eh. Bien,
vamos a ver cuál de los dos aguanta más este estúpido juego, kusokawa.
Las
protestas por el dichoso juego “Mouth to Mouth” siguieron escuchándose por
varios minutos. La paciencia de Oikawa sin embargo en este caso era infinita,
que se está divirtiendo de lo lindo con las reacciones de muchos ahí. Algunos
como Aone, Kunimi, Ennoshita, Inuoka y Kamasaki simplemente estaban esperando a
que el jueguito comenzara, vamos, que les da igual siempre que puedan tener algo divertido qué hacer antes de
irse a la cama. El resto, son otra historia.
Daichi
sujeta aprehensivamente la mano de Sugawara, su mirada le dice más que
suficiente al peliplatino para comprender que no quiere que participe del
juego, sin embargo el muchacho sonríe y trata de confortarle con un “será
divertido” que solo pincha más la incomodidad –rayando en molestia– del capitán
de Karasuno.
–
No es como si a mí me guste mucho la idea de que tú juegues, Dai. Y lo harás,
¿verdad? – Sugawara señaló con cierto tono molesto, celoso en realidad. Aún así
sonreía, y era uno de esos gestos que ponía algo bobo a su novio y por lo que
solía cumplirle los caprichos al
peliplatino.
Daichi
quiso agregar que era cuestión de orgullo
también, porque no estaba dispuesto a quedar como un cobarde que se echa para
atrás solo por un juego en el que, lo peor que puede pasar es que sienta la
saliva de quien esté a su lado al pasarle el papel. Por otro lado, que Sugawara
participe por supuesto que enerva su paciencia, con algo de suerte podrán estar
en el mismo equipo –aunque todavía no está seguro de cómo van a formarse– y se
asegurará de estar a su lado, pero aún estará el otro extremo.
–
A menos que haga que quede al principio o
al final, así solo tendría que pasarme el papel a mí… – El cuervo meditaba
tratando de encontrarle solución a este problema.
Por
otro lado, Tsukishima había dicho tajantemente que NO a Yamaguchi, pero el
pecoso también estaba molesto por su decisión.
–
¿Tú sí vas a participar, Tsukki?
–
Es para cerrarle la boca al creído ese de Oikawa. Tengo suficiente con el
orgullo de un Rey.
–
Entonces yo también quiero participar.
–
No.
–
Por qué no. Si tú puedes, por qué yo no.
–
Porque en esos juegos siempre terminan cayéndose los papeles y los
participantes tocándose los labios. No me da la gana ver que otro te bese, o
que termines besando a alguien que no sea yo.
–
¿Y acaso crees que a mí no me molesta pensar en lo mismo? Eres cruel, Tsukki… –
Yamaguchi finalmente le mostró una cara enojada a su novio. Esa expresión
cruzada de enfado y algo de sentimiento le punzó en el corazón al rubio, y
ciertamente sintió culpa… – Piensas defenderme
a mí, pero te da igual lo que pase contigo. Ponte un poco en mis zapatos,
Tsukki.
Tsukishima
se mordió el labio inferior cuando Yamaguchi le volteó la cara y fue a sentarse
junto a Ennoshita y los otros. El chico de expresión inmutable le miró de
soslayo, ya se imaginaba que esto pasaría entre todas las parejas, y de todas
formas a él también le daba un poco de celos todo el asunto.
–
Los contactos físicos terminarán
llegando. Me pregunto qué irá a hacer Tanaka con este juego, ¿participará o no?
Él es heterosexual y se le nota en la cara que todavía está en shock con la
sola propuesta de Oikawa, pero pareciera que está considerando hacerlo. Por qué
me siento aliviado de pensar que Fujimi no está aquí. Ah, me estoy complicando
la existencia por las puras.
–
Ennoshita-senpai.
–
Mh.
–
¿No cree que seríamos muchas personas en un solo equipo? Yo creo que sería
mejor si nos dividiéramos en cuatro… – Inuoka aportó, su expresión divertida
acentuada con algo de inocencia le hizo pensar el cuervo que los gatos de
Nekoma tienen algo de temperamento descarado muy al natural.
–
¿Sabías que la mayoría justo ahora está preocupado por otra cuestión?
–
¿Eh?
–
Como que terminen besándose dos chicos, por ejemplo.
–
¿De verdad? Pero no serían besos románticos ni nada. No le veo el problema. De
todas formas espero que me toque con Hinata~
Ennoshita
suspiró, algunos chicos no tienen caso. Buscó con la mirada al pelinaranaja y
por supuesto, le vio discutiendo acaloradamente con Kageyama, como siempre.
–
¡No vamos a jugar, Hinata idiota!
–
¡Por qué no! ¡Explícame bakayama!
–
¡Porque eres tan torpe que terminarás soltando el papel antes de pasarlo!
–
¡Ah! ¡No me digas torpe!
–
¡Pero lo eres!
–
¡Me esforzaré! ¡Además, no voy a dejar que el Gran Rey nos gane!
–
¡Ni siquiera sabes en qué equipo vas a estar o con quién! ¡Podrías ser su
compañero!
–
¿Eh? Espera, espera… – Hinata dejó de gritar. Sus manos estaban atrapadas por
las de Kageyama y por alguna razón, solo podía sentirle frío y tembloroso. ¿Era
su enojo? – ¿Significa que tú tampoco sabes con quién estarás?
–
Obviamente… – Kageyama dijo sintiendo su paciencia a punto de desbordarse. Si
es que estar gritando como desquiciado podía entrar en la categoría de paciencia. Dentro de todo, lo bueno es
que cada quién está metido en su propio asunto y no parecen estar prestándoles
atención.
–
¿O sea que te puede tocar con el Gran Rey?
–
Sí.
–
Y a ti también se te pueden caer los dichosos papelitos, ¿cierto?
–
De ninguna manera, no soy tan idiota como tú.
–
¡No me insultes!
–
¡Estoy hablando con la verdad!
–
¡Me enojaré contigo si permites que se te caiga el papel, Kageyama!
–
¡Lo mismo digo, Hinata! ¡Nadie puede besarte ni por accidente, entiendes!
–
¡No es como si quisiera besar a otro que no seas tú!
Repentino
silencio. Kageyama y Hinata se dieron cuenta de que repentinamente la sala se
había quedado callada, voltearon alrededor y se percataron de que todas las
miradas estaban sobre ellos. Algunos sonreían divertidos (como Oikawa y
Nishinoya), otros estaban estupefactos, y Sugawara sonreía comprensivo mientras
que Daichi se había golpeado la frente.
–
Con estos chicos no se puede, actúan tan impulsivamente siempre.
–
Daichi, no te queda mucho hablar de eso.
–
Yo no soy impulsivo, Suga.
El
peliplatino le palmeó el hombro mientras sonreía. Al cuervo le dio la impresión
de que su novio no estaba apoyando su aseveración. Así, mientras Hinata y
Kageyama se quedaban callados y esperaban porque el juego empezara, Nishinoya
le hacía una sutil advertencia a su gangster
novio.
–
Como se te ocurra besar o dejar que te besen, te juro que la próxima vez que
tengamos sexo irás abajo, Asahi.
–
Pero yo ni siquiera quiero jugar… – El as de Karasuno murmuró con expresión
derrotada. Había insistido en retirarse a descansar pero, extrañamente,
Nishinoya había dicho que “de ninguna manera, debemos demostrar que somos cuervos
que no se amedrentan con juegos como estos”… – Y aún así fui amenazado. Ah, Yuu es enérgico en todo.
–
Ciertamente ahora se están revelando todas las parejas, ¿verdad? – Kindaichi le
dijo de pronto a Kunimi, ellos en sí no estaban a favor ni en contra del juego…
– No es que me sorprenda tanto de alguna manera.
–
Me preocupa la expresión de Iwaizumi… – Kunimi señaló mirando de soslayo al
chico.
–
Cierto… – Kindaichi puso atención a su amigo, y le dio un escalofrío. Iwaizumi
de por sí era un tipo irritante, pero
generalmente desahogaba todas sus frustraciones en Oikawa, ahora no estaba
seguro de que su desahogo fuese a quedar solo en el capitán de su equipo… – Yo
creo que este juego va a traer algunos problemas entre Iwaizumi y Oikawa.
–
Mínimo, pero puede que otros se vean afectados. Es una suerte que tú y yo no
estemos saliendo con nadie, ¿no, Kindaichi? No es que sea gay pero no me
preocupa particularmente llegar a besar
a un chico.
–
Eso… – Kindaichi sin embargo se quedó con las palabas en la boca. No podía
decir con esa certeza que le daba igual llegar a besar a otro chico… – Aunque si fuera Kunimi no me importaría
tanto. Ngh, qué fue ese pensamiento.
–
¿Terminaron todos de discutir? ¿Alguien va a ser lo suficientemente cobarde como
para no jugar?
–
¡No somos cobardes! – Hinata y Nishinoya gritaron retadores.
–
Bien, entonces podemos empezar… – Oikawa sonrío travieso.
–
Solo quiero decir una cosa… – Kuroo tomó la palabra… – Si cualquiera de ustedes
toca los labios de Kenma, se las verá
conmigo… – Dicho lo cual incluso el minino
asintió. Ya ha tenido suficiente con el toqueteo de traseros antes, no quiere
ni de broma que alguien profane sus labios.
–
Mi boca es solo para ser besada por ti, Kuroo… – Le dijo con su monótona y baja
voz, el más alto le sostuvo el mentón mirando concienzudamente los labios de su
novio… – ¿Vas a besarme delante de todos?
–
Comienzo a pensar que no habría problema en hacerlo, Kenma.
El
minino sin embargo no dijo nada. No es que le preocupe que otros vean cómo
Kuroo lo besa, pero… simplemente no se lo imaginaba. No le gusta ser centro de
atención y de por sí ya lo es con todo esto de la constante protección de Kuroo
hacia su persona.
–
No es que me queje. Se siente bien cuando
Kuroo me defiende. Y también defenderlo. Esto de ser novios me gusta.
–
Pero que celoso~ – Oikawa pensó que sería interesante que Kenma resultara besado solo para ver la reacción
verdadero del gato mayor… –
Tobio-chan, espero que nos toque juntos, me aseguraré de pasarte correctamente
el papel de mi boca a la tuya… – Guiñó el ojo y el pelinegro tuvo que sujetar a
su novio antes de que se le fuese encima al popular muchacho.
–
¡No te atrevas a meterte con mi Kageyama, Oikawa!
–
Oh, oh, Chibi-chan celoso da miedo~
–
Hinata, contrólate.
–
Pero él dijo…
–
Y yo ya te dije que no va a pasar nada. Además todavía no se deciden los
equipos.
–
Yo quiero proponer algo… – Inuoka levantó la mano… – Si formamos cuatro equipos
y hacemos un minitorneo será más interesante… – Dijo con una radiante sonrisa.
–
¡Excelente idea, Inuoka-chan! – A Oikawa por supuesto le brillaron los ojitos…
– Y para que no digan que hago trampas, formaremos los equipos
democráticamente. Anoten todos su nombre en estos papelitos y luego todo
quedará a la suerte.
A
regañadientes de algunos, cada uno anotó su nombre en el papelito que Oikawa
les pasó, luego los doblaron minuciosamente y colocaron en una bolsa de papel
que, para evitar conflictos según Oikawa, le entregó al más noble de todos los
presentes, Yamaguchi.
–
Viéndote bien, eres como un ángel,
Yamaguchi-chan… – Mientras que el pecoso se sonrojaba por el cumplido del
capitán de Aoba; Oikawa sintió un escalofrío en la espalda, y cuando volvió la
vista se encontró con la gélida mirada de Tsukishima… – Ah, también tienes un
novio muy celoso. ¿Cuántas parejas hay en Karasuno?
La
pregunta de Oikawa quedó en el aire. Luego mandaron a Sugawara a sacar uno a
uno los nombres de los chicos de para conformar los cuatro equipos para el
juego. Sin embargo, como no podían distribuirse de manera uniforme, los dos
equipos que tenían un integrante más que los otros se enfrentarían entre sí, y
el equipo ganador del duelo de los que contaban con menos, podría elegir al
azar a uno de entre el equipo perdedor con más integrantes para continuar
jugando.
De
manera que los equipos quedaron así:
Equipo 1:
Yamamoto à Nishinoya à Ennoshita à Asahi à Kageyama à Kindaichi à Tanaka
Equipo 2:
Kunimi à Kinoshita à Kenma à Inuoka à Futakuchi à Narita
Equipo 3:
Moniwa à Kuroo à Yaku à Daichi à Tsukishima à Oikawa
Equipo 4:
Lev à Sugawara à Aone à Hinata à Yamaguchi à Kamasaki à Iwaizumi
–
No es justo, yo esperaba que me tocara con Tobio-chan~
–
Ah, si tan solo hubiera estado en el lugar de Lev, podría haber tenido
oportunidad de acercarme a Sugawara-san.
Iwaizumi
y Oikawa seguían jugando con fuego
pretendiendo celarse el uno al otro; y sin embargo caen en cuenta de que ambos
están al final de sus respectivos equipos y de que no pueden hacer nada, a Oikawa no le hace gracia
tener que recibir el papel de Tsukishima.
–
Lo más probable es que se asegure de no
dejar caer el papel por nada del mundo.
Iwaizumi
no ha tenido mejor suerte, aunque Kamasaki parece un tipo divertido, ya ha visto que Moniwa le ha puesto límites a todo su
equipo como se atrevan a hacer alguna estupidez.
–
Se comporta como una mamá con todos.
Hasta le ha jalado la oreja a Futakuchi. Y Aone es tan noble que hará lo que
Moniwa le ha dicho. “No dejes caer el papel por nada, hasta que sientas que
Hinata lo tiene en su boca”. Me pregunto si lo conseguirá hacer, es demasiado
alto para Hinata.
Por
su parte, Yamamoto tragó hondo, el líbero de Karasuno era bastante genial, y
lindo a su manera, pero se imponía cuando quería.
–
Ennoshita, más vale que no dejes caer el maldito papel ni una sola vez,
¿entendiste?
–
No tengo intenciones de provocar un beso accidental con Asahi-san, si es lo que
te preocupa Nishinoya.
–
Me siento aliviado de que hayas quedado con casi todos nuestros amigos,
Kageyama… – Hinata dijo palmeando la espalda de su novio.
–
No puedo decir lo mismo de ti, Hinata… – Kageyama gruñó entre dientes, la
admiración del gigante de Datekou hacia su novio no le gustaba para nada.
–
¿Eh? Pero si Aone se ve súper confiable… – Hinata asintió a sus propias
palabras, sonriendo convencido de que no tendría ningún accidente en su equipo,
ni su novio en el propio… – Asegúrate de pasar el papel al cabeza de nabo sin que pase nada, Kageyama.
–
Ya te dije que no tendré accidentes de ese tipo, Hinata. Pero tú estarás entre
dos chicos altos, la diferencia de estatura y tu torpeza me preocupan.
–
¡Deja de decir que soy torpe!
–
¡Es que lo eres y me enoja que te puedan besar!
–
¡Dejen de discutir y comencemos esto de una buena vez! – Sí, Daichi ha perdido
los estribos. Así que rápidamente se acomodaron con sus respectivos compañeros
para el juego… – Tú…
–
Sí… – Lev atendió el llamado del capitán de Karasuno con expresión cómica…
–
Si tocas los labios de Suga…
–
Me las veré seriamente contigo, comprendido Sawamura-san… – Lev hizo el gesto
militar para cuadrarse al cuervo.
Daichi sintió una mirada sobre su nuca y cuando buscó el origen se encontró con
la cara enfadada de su novio.
–
Si besas al chico bonito te pateará
hasta que me duelan las piernas, Lev… – Yaku también ha advertido al mestizo,
el alto muchacho asintió distraídamente, rascándose la nariz con pereza y
mirando de soslayo al chico que tanta polémica ha causado para él.
–
En verdad tiene una cara muy bonita. Es
más bonito que muchas chicas de la escuela. Pero por qué habrá dejado de jugar,
¿habrá sido porque el armador prodigio está en su escuela?
–
¡Vamos a comenzar el torneo! Primero irá el equipo 1 contra el 4. Recuerden que
solo contarán los papeles que pasen adecuadamente de boca en boca de un lado a
otro, si un papel cae en cualquier punto de la secuencia, entonces tendrán que
comenzar de nuevo desde el principio.
Tanaka
se formó junto a su equipo, él estaba al final así que solo tendría que recibir
el papel de Kindaichi y dejarlo caer en la bandeja que han tomado del comedor
–todo cortesía de Oikawa que ha preparado todo minuciosamente–. Nadie puede
usar las manos para nada. Y tenía cierta confianza de que no pasara nada extraño ahí porque tenía pura gente
seria en su equipo, excepto por Nishinoya.
–
A Yamamoto le toca empezar y dar el papel a Nishinoya, luego él a… – El
murmulló de Tanaka se quedó ahí, cuando algo se le removió inquieto en el
estómago al ver a Ennoshita en el orden indicado.
–
Tienen un minuto, pasen la mayor cantidad de papeles posibles~ ¡Y, empiecen!
Yamamoto
colocó el trozo de papel en su boca y succionó, mantenerlo ahí era más difícil
de lo que parecía, pasarlo a Nishinoya que era más bajo que él, otro cuento. El
líbero se empinó de puntitas para facilitarle la labor a cityboy pero eso le hacía perder el equilibrio, cuando el papel
tocó sus labios succionó para mantenerlo en su boca, Yamamoto respiró agitado
cuando por fin pudo deshacerse del dichoso papel, y por alguna razón su corazón
ahora latía mucho más aprisa que hace unos segundos. Además juraría que lo
delgado del papel que estaban pasando traicionaba la sensación de tocar
realmente los labios de la otra persona.
Nishinoya
se dirigió a Ennoshita, y luego alcanzó a vislumbrar por el rabillo del ojo a
Tanaka al final de la hilera mirando atentamente la situación. Pensó que había
que darle un impulso a esos dos y cuando Ennoshita estaba por tomar el papel
con su boca, Nishinoya lo dejó caer haciendo parecer que por accidente. Sus
labios no alcanzaron a tocar los de Ennoshita porque el muchacho había
retrocedido a tiempo, pero más de alguno pensó que sí se habían besado porque
la sala se llenó de barullo y la cara de Tanaka era un poema a la incredulidad.
–
Asegúrate de no hacer eso de nuevo, Nishinoya… – Ennoshita le dijo con su cara
relajada.
–
Sí, sí… – Nishinoya jura que su amigo se ha percatado de su intención.
Yamamoto
volvió a empezar el rol, pero cuando se acercó al rostro de Nishinoya sus
mejillas estaban ligeramente rosadas. Esa vez el papel avanzó hasta Kindaichi,
pero cuando se lo iba a entregar a Tanaka el papel cayó y sus labios alcanzaron
a rozarse. Ambos chicos palidecieron y luego su mirada parecía que estaban a
punto de vomitar.
–
¡Rápido, rápido, se nos acaba el tiempo! ¡No sean quejicas por un simple
rocecito! – Nishinoya animó con
entusiasmo. Aunque Ennoshita pensó que no diría eso si los labios que hubiesen
sido rozados fueran los de Asahi.
En
las siguientes ocasiones consiguieron hacer que el papel llegara hasta el
final, pero se tardaban más de lo contemplado porque Kindaichi y Tanaka
comenzaron a ser mucho más cautelosos para pasarse el papel. Al final,
transcurrido el minuto, consiguieron pasar apenas cuatro papeles. Luego fue
turno del otro equipo. Kageyama se puso inquieto y trató de hacerle notar a
Aone con su mirada, que no quería que un accidente como el que tuvieron
Kindaichi y Tanaka se repitiera con Hinata. Aone fue y tiró de la manga de
Moniwa inquiriéndole con la mirada.
–
Está bien, mientras no se te caiga el papel no pasará nada. No te preocupes.
Haz lo que te dije, Aone.
El
alto muchacho asintió de nuevo y se formó donde le correspondía. Sugawara se
sintió algo presionado por el lugar en el que estaba. Tanto Lev como Aone eran
considerablemente altos.
–
Oye Aone, hagamos nuestro mejor esfuerzo… – Hinata dijo con una de sus sinceras
sonrisas. Aone volvió a asentir, pero sintió nuevamente la mirada penetrante de
Kageyama atravesarle… – Suga-san~ vamos todos a ganar este partido.
–
Sí, Hinata. Sujeta bien el papel al pasárselo a Yamaguchi. Yamaguchi, no te
pongas nervioso, Tsukishima no se va a enojar más.
–
¡Sí! – Hinata y Yamaguchi respondieron al unísono. Y Sugawara tuvo la impresión
de que los estaba tratando como a sus hermanos pequeños. O a sus hijos, que no
era menos diferente en realidad.
–
¡Ay! ¡Yaku-san, por qué ha sido eso! – Lev se quejó porque su amigo le ha dado
un puñetazo en el costado.
–
Es una advertencia, Lev. Ahora ya sabes lo que haré si fallas una sola vez,
mocoso.
–
Eres cruel~ – Gimoteó, pero todavía había una risita divertida en su cara. Yaku
le frunció el ceño y se apartó cuando Oikawa dijo que debían comenzar.
Lev
no tuvo más opción que encorvarse para poder entregarle el papel a Sugawara, y
cuando éste viró para pasarlo a Aone, la expresión concentrada del chico de
Datekou le dio algo parecido a la ternura, se le notaba en la mirada que estaba
dispuesto a hacer lo que Moniwa le ha dicho. Cuando Aone succionó el papel,
Sugawara sintió su aliento y lo suave de su boca. El chico estaba siendo
delicado para tratarle, como si quisiera ocasionar las menos dificultades
posibles.
–
Es un buen chico… – Sugawara pensó,
luego siguió con la mirada el curso del juego, Aone se agachó para darle el
papel a Hinata, quien lo tomó con suficiente agilidad a decir verdad… – Qué clase de besos se ha dado con Kageyama.
Estos niños… – El peliplatino sintió sus mejillas tibias, inevitablemente
se los ha imaginado en una situación bochornosa y le ha entrado vergüenza
ajena.
Cuando
Hinata viró para hacer su pase a Yamaguchi, el pecoso posó sus manos en los
hombros del pelinaranja para inclinarse con mayor facilidad y rapidez.
–
¡Pero qué bonitos! – Oikawa gritó con ojos brillantes. Kageyama y Tsukishima
fruncieron pronunciadamente el ceño. Pero la exclamación del capitán de Aoba
había sido suficiente para distraer a Hinata, por lo que se le cayó el papel y
casi besa a Yamaguchi en el acto… – Es como ver a dos angelitos dándose un
beso~
–
¡Cállate, Oikawa! – No, ni Kageyama ni Tsukishima, ha sido el mismo Hinata
quien le ha mandado callar. Rojo hasta las orejas por el casi accidente con su
amigo.
Yamaguchi
estaba sorprendido, ¿y si se hubieran rozado los labios?
–
No puedo permitir eso, no quiero que
nadie más que Tsukki toque mis labios.
Los
gritos emocionados de Oikawa se repitieron en el segundo, tercero, cuarto
intento por pasar el papel, siempre haciendo que Hinata y Yamaguchi se
equivoquen.
–
¡Deja de fastidiar, Kusokawa! – Iwaizumi gritó fuera de sus casillas. Su novio
selló sus labios mirándole con inocencia. Que por supuesto nadie le compraba.
Oikawa
no pensaba callarse por supuesto, que le encantaba molestar a Chibi-chan, y
acababa de descubrir que también era divertido meterse con Yamaguchi porque es
un estuche de monerías y sus expresiones eran adorablemente encantadoras.
Cuando Aone le entregó el papel a Hinata, Oikawa ya estaba preparando sus
pulmones para gritar algo cuando sintió a Kageyama y Tsukishima pararse a su
lado.
–
Oh, no tienen nada de sentido del humor.
–
Cállate, Oikawa… – Kageyama demandó.
–
Si lo intentas de nuevo… – Tsukishima mostró una cinta de papel y rasgó un
trozo. Oikawa entendió a la perfección, así que con todo y morritos de
frustración, no pudo más que callarse.
En
los últimos treinta segundos y sin la intervención de Oikawa para molestar, los
chicos finalmente consiguieron hacer que los papeles llegaran hasta el final.
Cinco papeles, apenas uno más que el equipo 1, pero suficiente para ganar la
ronda.
–
Turno del equipo 2 contra el 3. Yo dirijo… – Iwaizumi tomó la batuta del juego.
–
No se te irá a caer el papel por accidente, ¿verdad Megane?
Tsukishima
simplemente miró con su mirada más severa a Oikawa. El capitán de Aoba se
estaba arrepintiendo de haber formado los equipos por democracia, así le
estaban quitando lo verdaderamente divertido al juego.
–
Kageyama~ ganamos~
–
Te dije que tu torpeza los metería en problemas, Hinata.
–
Pero fue culpa de ese tonto de Oikawa…
–
¿Ahora ya no le dices Gran Rey?
–
¡No! Porque solo está molestándome… – El pelinaranja dijo enfurruñado. Y
Kageyama sonrió ligeramente. Una de sus famosas sonrisas de miedo… – Por qué te
ríes así, en qué maldad estás pensando.
–
¡Yo no pienso maldades!
–
Eso dices pero no lo sé… – Hinata achicó la mirada… – A lo mejor estás pensando
en cómo castigarme cuando volvamos a
nuestras habitaciones por haberme equivocado algunas veces.
Kageyama
iba a protestar pero luego pensó que sí, debería castigarlo por ser tan torpe y haber estado a punto de besarse con
Yamaguchi en más de una ocasión.
Los
equipos 2 y 3 fueron más centrados y no prestó para demasiados accidentes,
exceptuando el casi beso que Yaku y Daichi estuvieron por darse cuando el
primero soltó el papel antes de tiempo, a Sugawara no le había hecho ni pizca
de gracia, había tenido que voltear para otra parte el resto del rol. En el
otro equipo Futakuchi había dejado caer el papel a propósito varias veces
seguidas, Narita había gritado y pataleado demasiado sorprendido por la actitud
del chico de Datekou. Y por supuesto, al final Moniwa había reñido a Futakuchi,
y Aone no había querido juntarse con él aunque el chico se le acercaba.
Los
ganadores se enfrentarían entre sí, pero para eso se sortearon al participante
que necesitaría el equipo 2 en su fila para enfrentarse con el equipo 4. Oikawa
renegó y terminó todo frustrado cuando la suerte eligió a Tsukishima para integrarse con Kenma y los demás.
–
Este fue mi plan pero no ha resultado para nada como quería. No pude jugar en
el mismo equipo que Tobio-chan, y no han pasado más accidentes interesantes… –
Gimoteó decepcionado. Iwaizumi que estaba detrás de él le dio una patada en el
trasero que le hizo irse de bruces contra el suelo… – ¡Eso duele, Iwa-chan~!
–
Te lo mereces por obstinado. Deja de molestar a Kageyama. ¿O es que en verdad
quieres algo con él?
–
No es la primera vez que me preguntas eso, Iwa-chan.
–
¿Y eso no te hace pensar que es malo para nosotros? Si es que todavía hay un nosotros, Oikawa… – Iwaizumi dijo con
tal seriedad que algo se revolvió en el estómago de Oikawa.
El
enfrentamiento final se llevó sin mayor contratiempo, los chicos hasta parecían
haberle cogido el truco al juego y se concentraron tanto que no hubo espacio
para los accidentes ni las burlas. Al final quien ganó fue el equipo 2. Hinata
estaba pucheroso renegando por haber perdido, incapaz de culpar a nadie en su
equipo sin embargo.
–
¿Ah, pero qué gana el equipo victorioso? – Kinoshita preguntó curioso. Ahora
que se sabe parte del equipo triunfador le hubiera gustado saber de antemano
cuál iba a ser el premio.
Todos
comenzaron a murmurar. Es cierto, tan preocupados al principio por el objetivo
del juego y el temor a los roces accidentales, nadie se había
detenido a pensar en el premio para el ganador.
–
¡Podemos pedir lo que queramos a quien queramos! – Inuoka propuso sonriente,
mano levantado y expresión brillante. Él era otro niño enérgico tal como Hinata y Nishinoya.
–
¡Sí! – Futakuchi se unió a la propuesta. Pensando ya lo que quería y de quién.
Pero entonces Moniwa lo riñó con una sola mirada, y Aone se dignó en ignorarle
de nuevo… – De Moniwa-senpai no me
extraña. Pero qué le pasa a Aone con esa actitud.
–
Bueno, por qué no… – Oikawa dijo, y como nadie se opuso, el premio para el
equipo vencedor fue pedir lo que quisiesen a quien quisieran… – A quien elijan,
no vale echarse para atrás, tendrán que dar lo que el otro le pida, ¿de
acuerdo? – Asentimientos por todas partes, aunque algunos ceñudos como Kageyama
y Daichi que se ponían a la defensiva; Kuroo igual, e incluso Iwaizumi.
–
¿Qué pasa si dos personas elegimos a la misma para pedirle algo? – Kinoshita
preguntó.
–
Vamos chicos~ no me opongo a que vengan todos a mí… – Oikawa guiñó el ojo.
Iwaizumi le dio un golpe en la espalda que casi le saca el aire… – Duele~
–
Te lo mereces por egocéntrico, Kusokawa.
–
Iwa-chan, celoso te ves más sexy~ – Otro golpe… – ¡Ay, me dejarás adolorido y
luego no podremos tener sex…! – Boca tapada, Iwaizumi sonrojado y enojado. Ah,
tan lindo a ojos de Oikawa… – Después de todo, a quien más me gusta
molestar es a ti, Iwa-chan~
–
Para evitar confusiones, primero que nada cada quien póngase frente a la
persona a la que le pedirá algo… – Iwaizumi tomó el mando del final del juego.
Kinoshita
y Narita no dudaron en absoluto al ir y elegir a Oikawa, cuya sonrisa altanera
se ensanchó en sus labios. A Iwaizumi le palpitó la venita en la sien pero optó
por dejarlo así, cuando estén a solas hablará con él. O intentará. Kunimi fue y
se paró delante de su amigo Kindaichi, que le miró confuso mientras el chico se
rascaba descuidadamente la mejilla. Kenma por supuesto fue con Kuroo, y
Tsukishima con Yamaguchi. Futakuchi se paró delante de Aone, y por último
Inuoka, que todo sonrisas fue y se plantó delante de Hinata. Kageyama chasqueó
la lengua y frunció el ceño.
–
¡Enséñanos todo sobre cómo conquistar chicas, por favor Oikawa! – Fue la
petición de Kinoshita y Narita para el capitán de Aoba.
–
Por supuesto~ les contaré todos mis secretos y las tendrán loquitas por
ustedes, chicos… – Oikawa esperó que Iwaizumi dijera algo, pero su novio ya estaba
esperando en la puerta de la sala para marcharse a su respectiva cabaña.
–
Esto… me gustaría… tu videojuego favorito, Kindaichi.
–
¿Eh? Bueno, supongo que no puedo negarme.
En
realidad Kunimi había querido pedirle otra cosa, pero al final se había puesto
demasiado nervioso y le ha entrado una vergüenza enorme.
–
Con qué cara le pediría algo como un
beso. Ah, ¿soy idiota?
Kenma
le pidió un nuevo móvil a Kuroo, que enarcó una ceja y le preguntó si es que
acaso el que tenía ya no le servía.
–
Sí, pero quiero un modelo nuevo. Además, quiero que te tomes una foto sexy para
usarla de fondo de pantalla.
–
Kenma, tú solo pareces aburrido, pero
eres un total pervertido… – Kuroo torció una sonrisa, Kenma encogió los hombros
como si lo que su novio le hubiese dicho no fuera nada. Bueno, era simplemente
que ahora sentía esta confianza, desde que se dio cuenta de que estar con Kuroo
era absolutamente natural, Kenma no tenía reparo alguno en mostrar sus
verdaderos sentimientos cada vez.
Tsukishima
le pidió disculpas a Yamaguchi, y a cambio le pidió que no volviesen a dejar
que un ridículo juego los hiciera
discutir.
–
Sí, ha sido culpa mía también.
–
No. Tú has tenido razón para enfadarte Tadashi.
–
Tsukki~
Mirarse
a los ojos y pensar que es mala suerte estar rodeados de los demás porque,
justo en ése momento, ambos desean besarse.
Futakuchi
le pidió un abrazo a Aone, y aunque el callado chico sin cejas se lo entregó, no sintió la fuerza que Aone solía
imprimir a sus gestos, Futakuchi seguía preguntándose por qué su amigo le
mostraba esa actitud pero no conseguía comprenderlo.
Por
último, Inuoka le pidió lo impensable a Hinata. Un beso.
–
Q-qué… – El pelinaranja abrió sus ojos desmesuradamente. Kageyama que estaba
atento, sintió unas ganas repentinas de mandar lejos al gato hiperactivo.
–
No es un beso romántico, Shoyo, así que no pasa nada.
–
¿Entonces por qué me pides algo así, Inuoka?
–
Porque me pregunto qué se sentirá besar a un chico como tú.
–
Yo… – Hinata no hallaba cómo negarse. Definitivamente no podía besar a otro que
no fuera Kageyama. En verdad ni siquiera podía imaginárselo.
–
Oh, creo que entiendo cuál es el problema, Shoyo. ¿Es por Kageyama, verdad? –
Inuoka se ha percatado de la mirada asesina que el pelinegro le está lanzando.
Aún así es capaz de sonreír… – No es que tú me gustes ni nada, de hecho creo
que hasta ahora no es que me guste nadie en particular. Así que… – El chico se
agachó lo suficiente para besar la mejilla de un desprevenido pelinaranja que
boqueó como pez fuera del agua… – Así ya he cobrado mi premio.
Dijo
y sin más, se alejó para reunirse con sus compañeros de Nekoma. Hinata buscó a
Kageyama con la mirada de inmediato, queriendo explicarle que no ha sido nada,
pero incluso el pelinegro pareció darse cuenta de que Inuoka no había tenido
intención de presionar en nada a Hinata.
–
Vamos, por alguna razón me siento más cansado que como me sentía antes de jugar
a este estúpido juego.
–
Sí, ha sido agotador.
En
grupos todos abandonaron la sala. Al final algunos habían comprendido algunas
cosas que antes daban por hecho, o que no creían siquiera posible. Para
Sugawara había sido muy revelador el autocontrol que Daichi ha desarrollado, en
cualquier otro tiempo su novio no habría dudado en imponer su voluntad e
impedirle participar del juego. Quizá era por su estado, o porque Sawamura era
más consciente de sus acciones y cómo le afectaban al peliplatino, pero como
quiera que fuera estaban más conectados ahora.
Nishinoya
reafirmó el amor incondicional que Asahi le tiene, pero también que es capaz de
los celos, y aunque casi no los demuestra, suelen estar ahí.
–
¿Ha sido accidente tu casi beso con Ennoshita?
–
Solo quería sacarle celos a Tanaka.
–
¿Y te detuviste a pensar en mí, o en el propio Ennoshita? – Azumane dijo con
tono serio, y Nishinoya no tuvo razón para emitir una respuesta. Pero su
silencio ya hablaba por sí mismo… – Por favor Yuu, trata de pensar más en las
personas cuando quieras hacerla de Cupido. Puede que estés seguro de que
Ennoshita siente algo por Tanaka, y esperes que Tanaka deje de ser heterosexual
para caer en el amor con Ennoshita, pero eso deben descubrirlo solos. Además, a
mí me ha molestado mucho.
–
Pero…
–
Incluso si solo querías ayudar, o si no le ibas a besar de verdad, Yuu. Si yo
hubiese hecho algo parecido tú habrías armado escándalo al instante, ¿no? – El
líbero se mordió el labio y gimoteó bajito. Sí, esa era su respuesta. Porque
solo de imaginar que Asahi hubiera, deliberadamente, dejado caer el papel y
casi besar a cualquiera, incluso si ese hubiera sido Kageyama, hervía de celos…
– Entonces, tenlo bien presente Yuu.
–
Asahi…
–
Quiero caminar solo hasta la cabaña, ahora todavía me siento molesto contigo
Yuu.
El
líbero vio la ancha espalda de su novio alejarse. Le remordió la conciencia y
tiró de sus cabellos con frustración. Siempre tan ciego a las reacciones de
Asahi.
Tanaka
y Ennoshita iban más adelante caminando uno al lado del otro. Narita y Kinoshita
se habían quedado atrás por estar planeando
cómo seguir los sabios consejos que
Oikawa les ha adelantado desde el mediodía cuando practicaron en la cancha de
arena, y Nishinoya había mencionado algo de ir a dar una vuelta antes que irse
a la habitación. Ellos dos sin embargo se sentían raros en compañía del otro.
–
Ha sido un juego muy extraño, ¿no?
–
Supongo.
–
Ennoshita, qué sentiste cuando Noya te besó.
–
Él no me besó, para empezar.
–
¡Eh! Pero, yo vi y…
–
Pudo parecer, pero no fue así, Tanaka.
–
Ah… – Tanaka sonrió. Por alguna razón se sentía aliviado.
–
Aunque, si hubiera pasado, me habría dado igual. No es que Nishinoya me guste.
–
¡Ah! Aún así no puede darte igual, Ennoshita.
–
Bien, habría sido frustrante en verdad. Ahora que lo pienso, habría sido mi
primer beso.
–
¿Mh? ¿Tú… nunca… no?
–
No. ¿Y tú?
–
Tampoco.
–
Así que si Kindaichi se hubiera equivocado y dejado caer el papel, él habría
sido tu primer beso eh.
–
Sí. Pero solo de pensarlo me da náuseas.
–
Y… ¿si hubiera estado Fujimi en lugar de Kindaichi?
–
¿Eh? ¿Por qué mencionas a Fujimi ahora?
–
Entonces, ¿si hubiera estado yo?
–
¿Ah? – Tanaka se quedó tildado. Ennoshita le sostuvo la mirada unos instantes,
hasta que sintió que no podía más con los nervios y se arrepintió de haber
mencionado aquello. Desde Fujimi, hasta a él mismo.
–
Me adelantaré… – Ennoshita siguió el camino, dejando atrás a Tanaka sumamente
desconcertado.
…
Futakuchi
intenta sonsacarle a Aone la razón por la que está diferente con él, pero no ha conseguido más que indiferencia. Lo
que ya de por sí le tiene con el humor agrio, y cuando ha querido hablar con
Moniwa para preguntarle, Kamasaki lo ha acaparado.
–
Si hubieras ganado, a quién y qué le habrías pedido, Kaname.
–
A ti, supongo.
–
¡Lo sabía! ¿Qué me pedirías? – Kamasaki preguntó curioso, sonriendo divertido.
Moniwa sin embargo no parecía divertirse, más bien lucía preocupado y
avergonzado… – ¿Kaname?
–
El segundo botón de tu uniforme al graduarnos… – Moniwa murmuró quedito con las
mejillas encendiéndosele al rojo vivo.
Kamasaki
parpadeó confundido. Al principio pensó que había escuchado mal, pero cuando
vio la cara sonrojada de su amigo comprendió que sí había dicho lo que escuchó.
Kamasaki no se había imaginado que Moniwa tuviera esa clase de sentimiento por
él, así que se quedó sin palabras para decirle. Aunque negarse era lo que se le
repetía en el pensamiento, su boca simplemente no soltó palabra alguna.
–
Voy a asegurarme de que todos estén en sus habitaciones… – Moniwa dijo con un
hilo de voz para luego alejarse… – Qué
mierda hice. Por qué no dije cualquier otra cosa.
--//--
Tras
haber respondido “sí” a la pregunta que Ikejiri le hizo, Fujimi sintió una
punzada de arrepentimiento al ver la expresión triste del pecoso. Después de
todo no le correspondía a él decírselo, sino al mismo Sawamura en dado caso.
Así que terminó llevándole a distraerse al cine y luego pasaron por un club de
videojuegos antes de acompañarle a su casa. La tarde había sido entretenida,
pero no había dejado de sentirse ese sentimiento de tristeza irradiando del
chico.
–
A pesar de que ya lo sabía, solo pregunté de nuevo porque esperaba que hubiera
sido un mal sueño. Sawamura me ha gustado desde que estábamos en la secundaria
pero nunca me atreví a decírselo. Imagino que debe ser un chico muy atento y
cariñoso con su novia.
–
Sí, creo que sí.
–
¿A ti te gusta el chico que dijiste antes? El de las pecas.
–
¿Yamaguchi? Bueno, es el tipo de chico que creo que me gustará toda la vida.
Pero él también está saliendo con alguien así que.
–
Oh, también te rompieron el corazón.
–
Sí. Pero bueno, Yamaguchi es feliz con quien eligió así que está bien. Además,
ahora me gusta alguien más.
–
¿Eh? ¿Alguien más?
–
Sí.
–
Pero, ¿hace cuánto te gusta Yamaguchi-kun?
–
Cuando llegué aquí, pocos días antes de transferirme de hecho.
–
Eso pasó hace poco tiempo, ¿no?
–
Así es.
–
¿Y ya te gusta alguien más?
–
Sí.
–
No lo entiendo.
–
¿Eh? ¿Qué es lo que no entiendes?
–
Cómo te puedes enamorar dos veces en tan poco tiempo… – Ikejiri se sintió
incómodo cuando Fujimi se rió con ganas. Caminaban por la acera pero no había
demasiada gente circulando por allí.
–
Sawamura-san es tu primer amor, ¿verdad? – Ikejiri asintió… – Yo también tuve
un amor así, cuando tenía 13. Me enamoré y perdí mi virginidad… – Las mejillas
del pecoso se ruborizaron, según notó al mirarle de soslayo… – No fue una
experiencia extraordinaria, pero tampoco me arrepiento del todo. Claro que me
hubiera encantado que fuera un amor de película, lleno de tonos rosados y un
amor para siempre. Pero no fue así. Aprendí sin embargo que en el amor no hay
por qué arriesgarse tanto, si alguien me gusta voy por esa persona, si consigo
ser correspondido genial, sino es así simplemente me aseguro de que las puertas
de mi corazón no se cierren. Por eso, cuando Yamaguchi me rechazó sin necesidad
de que me confesase, no tuve reparo en sentirme atraído por otra persona.
–
Pero eso… eso no es amor, Fujimi-kun… – Ikejiri murmuró sin dirigirle la
mirada, caminando de frente y sin parar.
–
No, no lo es. Pero no significa que mis sentimientos sean menos importantes.
Cuando alguien me gusta es centro de atención para mí.
–
Sigue pareciendo… algo vacío.
Fujimi
detuvo sus pasos. Tensó los puños y se sintió herido. Qué podía saber este chico del amor, de lo real de sus
sentimientos aunque resultaran pasajeros.
–
Prefiero esos sentimientos vacíos a
permanecer enamorado de alguien toda la vida sin tener siquiera el coraje para
confesarle lo que siento… – Fujimi dijo con tono hiriente. Lo sabe, lo ha dicho
con afán de lastimar a Ikejiri por sus palabras. Por enfrentarlo a la realidad
de la que ha estado intentando escapar desde aquel fatídico primer amor.
–
Gracias por la tarde, lo pasé bien. Hiciste que me olvidara de mi amor
unilateral, Fujimi-kun… – Ikejiri volteó para encarar al ojiazul… – Por favor,
confía más en el amor. La persona que te pueda enseñar otra lección podría
andar por ahí, pero no tomes tus sentimientos tan a la ligera.
--//--
En
la cabaña de profesores, Ukai besa la frente de Takeda ahora que se ha quedado
profundamente dormido y sale de la habitación para ir a revisar que todos los
chicos estén en su respectivo dormitorio. Pasa de las once de la noche y el
escándalo que estuvieron armando en una de las salas de la cabaña principal terminó
hace casi una hora. Va y revisa la de los chicos de primer año para empezar,
Kageyama y Hinata duermen con sus futones cerca, tanto que el pelinaranja ha
terminado por invadir el espacio del pelinegro.
–
Como unos niños… – Piensa al verlos,
Hinata tiene una pierna sobre el vientre de Kageyama, pero ambos respiran
parsimoniosamente… – Al menos mientras
duerme está tranquilo.
Tsukishima
y Yamaguchi duermen frente a frente, pero todavía cada uno en su respectivo
futón. Tras revisar esta habitación, Ukai se dirige a la siguiente. Ennoshita,
Narita, Tanaka y Nishinoya dormitaban tranquilamente, aunque sus futones
parecían estar lo más lejos posibles unos de otros. Al rubio le extrañó un poco
pero no le dio mayor importancia. Finalmente fue a la última habitación,
Azumane y Kinoshita estaban ahí, pero Sugawara y Sawamura no.
–
Dónde se habrán metido. Será que Sugawara
se sintió mal. Iré a checar a la cocina, tal vez estén ahí. O en los baños.
Ukai
iba saliendo de la cabaña cuando se topó con los chicos, llevaban el cabello
húmedo, ambos. Lo que le hizo sospechar.
–
¿Dónde estaban?
–
En las duchas.
–
Vomité en mi ropa, y en la de Daichi así que fuimos a ducharnos, Ukai-san.
El
rubio miró de hito en hito a los jóvenes, y aunque no debería tener razón para
dudar porque a él ya le pasó después de la cena que Takeda devolviera el
estómago ensuciándose las ropas, había algo en la actitud demasiado segura de
los chicos que le hacía dudar.
–
Vayan a descansar, es tarde y mañana el entrenamiento comienza a las seis.
–
¡Sí! – Sugawara y Sawamura le pasaron por el lado. Cuando se internaron en la
habitación ambos suspiraron, luego el peliplatino le lanzó una almohada a su
novio directo a la cara y murmuró…
–
Nunca más haremos eso en un
campamento, Daichi.
–
Suga…
–
Y ya déjame dormir, no vayamos a despertar a Asahi y Kinoshita. Bobo.
…
Cuando
el alba despuntó anunciando el tercer día de campamento, Tsukishima se colocó
los anteojos para admirar a Yamaguchi dormido antes de que la alarma sonara. Acomodó
un mechón que movió de su frente y contempló las pecas de sus mejillas. De
pronto le dieron ganas de volver a contar las que tiene en otras partes más escondidas de su anatomía. E
inevitablemente recordó su primera vez
con el pecoso. Allá al sur de su ombligo cierta parte de su cuerpo comenzó a despertar.
–
Mierda, no puedo excitarme ahora.
–
Tsukki~ – Yamaguchi murmuró entre sueños, sonriendo ampliamente y estirando los
brazos. Como Tsukishima estaba cerca (metido en el futón del pecoso en
realidad), fue fácil para su novio atraparle en un abrazo rodeando su cintura…
– Tsukki~ – Suspiró al tiempo que se apretaba contra el cuerpo del rubio y lo
metía en más problemas.
–
Tadashi, afloja… – Susurró esperando que entre sueños su novio le escuchase y
le soltara. Pero no fue así, y el reloj marcaba cinco minutos para la hora de
la alarma.
…
En
la cabaña de Nekoma, el despertar era considerablemente diferente. Cortesía de
Kenma y Kuroo. Y el susto que le metieron a Yamamoto.
–
¡Madre mía, qué demonios! – Cityboy
reculó hasta chocar contra el muro, con su cobija bien apretada contra su pecho
(aunque no es que vaya en traje de Adán).
Inuoka
se talló los ojos perezosamente al escuchar el grito de Yamamoto. Shibayama,
que la noche anterior no había estado en el juego con los demás porque se había
ido directo a descansar terminada la cena ya que se había mareado por el sol,
se cubrió hasta las orejas con la manta esperando obtener unos minutos más de
preciado sueño. Yaku y Lev asomaron las cabezas por encima de sus respectivas
mantas, Yaku tenía el cabello todo enmarañado y lagañas en los ojos, lo que
hizo sonreír divertido a Lev, buscando su móvil para hacerle una foto y
burlarse de él más adelante. En fin, que Yamamoto seguía señalando
acusadoramente hacia el futón que debía corresponder a Kuroo, pero en el que,
cómodamente, Kenma estaba metido, bien abrazado al torso desnudo del capitán.
–
Oh… – Inuoka soltó el monosílabo cuando, observando detenidamente, se dio cuenta
de que las piernas desnudas de Kenma salían de las mantas… – ¿Están durmiendo
juntos, y además desnudos?
–
Dudo que hayan dormido solamente… – Yaku murmuró con cara de pocos amigos… –
¡Kuroo, Kenma! ¡Par de idiotas qué demonios hicieron anoche y en la misma
habitación que todos!
Continuará……
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