~~*~~
Del
rechinar sobre la duela al pitazo de inicio
–
¿Un campamento interescolar? ¿Eso era posible?
–
Obviamente, si Takeda sensei dice que es así entonces es porque es posible,
Hinata.
–
¡Wow! ¡Significa que estaremos junto con Nekoma y los demás conviviendo toda
una semana!
–
Que sí, por qué te emocionas tanto… – Kageyama preguntó con aire celoso,
frunciendo el ceño mientras el pelinaranja salta junto a Nishinoya y comparten
esa emoción que a él no se le contagia de la misma manera.
Mientras
los pequeños hablan en su idioma y
parlotean como un par de críos que irán por primera vez al parque de
diversiones, el resto pasa por sus propias impresiones. A todos parece
agradarles en buena medida la idea del campamento porque significan
oportunidades para mejorar como equipo, aprender del oponente y pulir sus
habilidades junto a la potencialización de sus debilidades.
Sugawara
se acerca con Shimizu-san para recibir algo de información de las tareas del
manager ya que ella no podrá integrarse al campamento. Daichi se reúne con el
entrenador y el sensei para recibir sus propias indicaciones y el resto
cuchichea entre ellos de lo que les espera. Asahi sonríe ligeramente nervioso,
la idea de enfrentarse en partidos de práctica al setter de Aoba Johsai le
inquieta inevitablemente, no es que piense huir ni mucho menos, son los nervios
naturales que vienen cuando se sabe que enfrente se tendrá a un oponente
extraordinario.
–
Vamos a divertirnos, Asahi-san, así que quita esa cara o Nishinoya vendrá aquí
llamándote la atención como siempre.
–
Por supuesto, Tanaka. Será una buena oportunidad para divertirse.
Tsukishima
se acercó al sensei para preguntarle acerca de las fechas del campamento, ya
anteriormente se las había dado a conocer pero quería asegurarse de haber
escuchado adecuadamente. Tras la confirmación del sensei, el rubio suspiró
inconscientemente. Este campamento interfería totalmente con su cita con Yamaguchi. Y el pecoso también
lo había comprendido desde que sensei anunció la fecha. De cierta forma parecía
que el campamento era precipitado, sin embargo era más que nada por cuestiones
de organización escolar que debía llevarse a cabo así. Cuando el entrenamiento
terminó y todos tomaron rumbo a sus respectivas casas, Tsukishima y Yamaguchi
caminaron juntos como de costumbre.
–
¡Tanaka senpai~! – El grito del ojiazul sorprendió a todos a la salida del
gimnasio, Fujimi pasó como rayo a lado del pecoso y el rubio incluso sin
prestarles atención y se fue directo a hablar con el rematador, casi
lloriqueando vívidamente… – ¿Es verdad que tendrán un campamento a partir de
este fin de semana?
–
¿Cómo te has enterado tan pronto, Fujimi?
–
Me encontré con Shimizu-san y me lo ha dicho. ¡No es justo! ¡También quiero ir
pero Shimizu-san dice que no es posible ya que no pertenezco al club! ¡Pero se
irán toda una semana!
–
No es para tanto, Fujimi. Además… – Carraspeó incómodo mirando alrededor donde
sus compañeros reían divertidos por la escena que estaba montando junto al
ojiazul. Bueno, Ennoshita no parecía divertido para nada. Aunque generalmente
no es que sus expresiones digan mucho de lo que esté pensando… – Oye Fujimi, ya
habíamos hablado recuerdas.
–
No te estoy abrazando ni nada… – Fujimi de todas maneras dio un paso atrás
ocultando sus manos tras la espalda, bajando la mirada. Honestamente, era
patético sentirse dolido por esto… – ¿Te incomoda que comiencen a pensar que
eres gay?
–
Esto…
–
Está bien, lo siento por no poder hacer mucho por mi personalidad. Ya me voy.
–
Fujimi, espera… – Sin embargo el ojiazul no le escuchó y siguió su camino
alejándose de ahí. El resto dejó de mirar y retomó su propio rumbo.
Kageyama
y Hinata habían sido los únicos que no se habían detenido cuando Fujimi hizo su
acto de aparición. Ellos estaban ensimismados en la noticia del campamento por
completo. Hinata estaba hiperactivo hablando de lo grandioso que iba a ser, y
Kageyama estaba sintiendo que le levantaba un dolor de cabeza.
–
Ya cállate, Hinata.
–
Qué, por qué. A ti también te emociona, ¿no? Podrás aprender mucho más de Kenma
y el Gran Rey.
–
Kenma y Oikawa, es lo único de lo que has estado hablando, Hinata.
–
¿Qué tienes? ¿Por qué te enojas?
–
Olvídalo, ahora no tengo ganas de hablar. Adiós.
–
¿Eh? Kageyama… Kageyama, espera. Oye, te estoy hablando. ¡Bakayama! – El
pelinaranja incluso intentó correr detrás del pelinegro, pero parecía realmente
de mal humor, y como él no tenía idea de lo que había pasado decidió no
insistirle por ahora… – Qué le pasa a ese idiota.
Caminar
a casa solo se sintió realmente frío, incluso se le había ido la emoción del
campamento de tajo y todo lo que había en su cabeza era la expresión seria de
Kageyama. Seria y, algo más. Algo que no podía entender.
Por
otro lado, Yamaguchi y Tsukishima también estaban desanimados, el campamento en
sí sonaba genial y sabían que les serviría muchísimo para el club pero… en su
vida personal, había echado abajo su gran momento.
–
Solo tenemos que posponerlo para cuando regresemos del campamento, Tadashi.
–
Sí.
Intentaron
convencerse, pero no dejaba de estar ahí un sentimiento de decepción. Casi como
si perder esta oportunidad pudiera hacer algo contra el valor que habían reunido
para tomar esta decisión. Anduvieron casi todo el camino más bien en silencio,
rozándose los brazos o enlazando los dedos cuando sabían que no había miradas
sobre ellos. Y a una calle de llegar a la casa de Yamaguchi –que todavía le
llevaba como buen novio que es–, Tsukishima dijo algo que le dio un vuelco al
corazón del pecoso.
–
Vamos antes del campamento, mañana o el día después.
–
Pe…pero, mh… – El pecoso se trabó en su intento de explicación porque quería
evitar decir “Fujimi me ha dicho que la
primera vez realmente duele y es casi imposible moverse con naturalidad al día
siguiente. Pienso que sería malo que vaya al campamento sintiéndome así”…
Sí, seguro si decía aquello con la mención de Fujimi se armaba otro lío.
–
¿No quieres, Tadashi?
–
Sí, sí quiero. Solo, esto…
–
¿Estás preocupado por cómo te vas a sentir después? – Su pecoso novio abrió los
ojos con sorpresa, obviamente le pillaba de esa manera que pareciera que le
estaba leyendo la mente… – Ya sé que estoy siendo egoísta, es solo que… no sé,
creo que llevo prisa por hacerte mío del todo.
Las
mejillas de Yamaguchi explotaron al rojo vivo. El rubio desvió un poco la
mirada por un instante, lo suficiente para controlarse y no empujar al pecoso
al primer sitio oscuro a su alcance para besarle y saciarse de ese lado tierno
tan suyo recubierto de timidez y preocupaciones al mínimo detalle. A Tsukishima
le resultaba un poco torcido de su parte encontrar tan adorables incluso sus
inseguridades.
–
Pero está bien esperar, supongo.
–
No, está bien. Está bien, vayamos cuando quieras, mañana o el día después de
mañana. Yo, quiero ser tuyo, totalmente tuyo Tsukki.
--//--
–
Las cosas se le están yendo de las manos a Tanaka.
–
¿Lo dices por Fujimi?
–
Sí, a Fujimi le gusta Tanaka obviamente.
–
Pero Tanaka es heterosexual. ¿No?
–
Pues lo era, pero creo que toda la situación con Fujimi y Ennoshita está
cambiando sus sentimientos y su forma de verlos. Puede que no sea gay pero al
menos están poniendo su mundo de cabeza.
–
Por qué mencionas a Ennoshita, Yuu.
–
¿No te has dado cuenta? ¡Asahi, qué clase de gay eres!
–
¡Ah! – Al as le dio un tic nervioso… – Oye, qué estás diciendo tan de repente.
–
Asahi, cómo es que no te das cuenta de nada de lo que pasa a tu alrededor.
Ahora que lo pienso si no te salto encima aquella vez tú todavía no te darías
luz de que estoy colado por ti, ¿verdad? Y lo de Sugawara-san con Daichi-san tampoco
lo sabías hasta que lo dijeron delante de todos.
–
Sí lo sabía. Bueno, lo sospechaba porque tú todo el tiempo decías cosas de
ellos de esa manera. No soy tan despistado, Yuu.
–
Entonces cómo no te enteras del problema en que está metido Tanaka.
–
Debe ser porque tengo ojos solo para ti, Yuu.
El
más alto lo empujó hasta lo más oscuro en aquel parque por el que suelen
atravesar de camino a casa, acorralándolo contra el tronco de un árbol cuyos
ramajes les daban un buen escondite para ocultarse a esa hora de la noche, con
el sol oculto y la luna cubierta por una traviesa nube nocturna.
–
Olvídate un momento de los demás y piensa en mí, Yuu.
–
Siempre pienso en ti, bobo. Te amo, Asahi.
Comenzar
con besos calmados, largos, profundos, húmedos. Y sentir cómo lentamente la
temperatura corporal comienza a subir peligrosamente.
–
Yuu, paremos aquí.
–
Por qué, yo todavía quiero más besos. también quiero que me toques.
–
Estamos en el parque.
–
Entonces llévame a algún lado, Asahi.
–
No podemos. Además, Yuu, quiero preguntarte algo.
–
Qué cosa.
–
¿Por qué estamos teniendo tanto sexo?
–
Porque me gusta, es normal que me guste tener sexo con la persona que amo… –
Nishinoya dijo con cierto tono resentido… – ¿Te estás cansando de eso?
–
Yuu, no comiences a tomarlo de esa manera. Me encanta hacerlo contigo porque
obviamente también te amo. Solo estoy preocupado por tu salud, eres tú quien me
recibe cada vez, de por sí el cuerpo masculino no está diseñado para el sexo
anal, y últimamente lo hacemos todos los días, en más de una vez. Eres el
líbero, tu rendimiento en la cancha es especial, tus movimientos son los de una
gacela y no puedo evitar sentirme preocupado por eso. Sé que cuando estamos en
ello puedo ser algo brusco, la última vez te irrité aquí… – Dijo pasando sus
manos por el trasero de su novio, acariciando ahí donde la espalda pierde su
nombre…
–
Eres un idiota, Asahi. Pero mi idiota… – Sonrió honestamente aliviado, enredó
sus manos tras el cuello de su novio, estremeciéndose involuntariamente cuando
la penetrante mirada del más alto traspasó la suya incluso en aquella
semi-oscuridad… – Gracias por preocuparte por mí. Supongo que tienes razón, nos
hemos extralimitado con el sexo. Es solo que me pone cuando te tengo para mí
solo, y me basta con pensar en ti para excitarme.
–
Puedo encargarme de tu excitación sin tener que llegar hasta el final, Yuu. No
todos los días, al menos.
–
No tengo tanto autocontrol, una vez que empezamos lo que menos quiero es que
pares, Asahi.
–
Puedo tener autocontrol por los dos, Yuu. Si es por tu salud lo haré. Tenemos
que encontrar alguna manera de restringirnos un poco, por lo menos hasta
graduarnos.
–
Mh, vale. Pero, te dejo el autocontrol a ti Asahi, no prometo tener la voluntad
para detenerme cuando lo hacemos… – Dijo, y alardeó de su sensualidad cuando
comenzó a besarle el cuello con sugestivo apremio.
Asahi
sintió un pinchazo en la entrepierna.
– Oh mierda, el lío en
que me he metido.
--//--
Últimamente
tenía mañanas así, despertaba sintiéndose demasiado aflojerado. Y apenas
percibía el aroma del café o el desayuno al prepararlo, le entraban náuseas, incluso
ha devuelto el estómago algunas ocasiones. Takeda estaba preocupado por una
sola razón, parecían síntomas de embarazo.
–
Pero eso no debería ser posible. Estoy seguro de que no conozco al doctor
Nibori. Estoy paranoico por el estado de Sugawara-kun. Eso es.
Pero
Takeda tuvo el colapso nervioso al día siguiente, cuando los mareos y las
náuseas le pillaron en plena clase. Sus alumnos se conmocionaron porque Takeda
sensei era un profesor ejemplar, de los que parecen no enfermarse nunca y gozar
de una excelente salud, así que el rumor se esparció con velocidad en el
instituto, y de alguna manera llegó a oídos de Ukai.
–
Qué estás haciendo aquí, todavía falta para el entrenamiento con los chicos.
–
¿Me preguntas qué estoy haciendo aquí cuando estás en la enfermería de la
escuela? – Ukai preguntó con aire ofendido, como si le molestara que no se
tomara más en serio su salud y le riñera por venir a verlo personalmente y
asegurarse de la gravedad del asunto.
–
No ha sido nada, es solo que los últimos días no he descansado muy bien. Esto
es normal, Ukai.
–
Nada de “esto es normal”, la enfermera misma ha dicho que se reserva la
palabra, dejarle esto a simple cansancio no la convence ni a ella. Opino que
vayamos al médico para que te revisen como se debe.
–
Pero pasado mañana estaremos saliendo temprano al campamento interescolar.
–
No te preocupes por eso ahora, primero tu salud, el campamento después.
–
¡Claro que no! ¡Tú sabes cuánto empeño puse a este proyecto, Ukai!
–
¿Y tú sabes cuánto me preocupa tu salud, Takeda?
–
Pero es una exageración…
–
La enfermera me comentó que no es la primera vez que tienes estos síntomas, que
por eso dudaba de que pudiera deberse al cansancio como dijiste. Llevas semanas
sintiéndote así, Takeda. Y ni siquiera me lo habías dicho, me lo has estado
ocultando.
–
Porque no es algo grave.
–
Pero podría ser que estés embarazado como Sugawara-kun, ¿no?
Los
ojos del sensei se abrieron de par en par. Claro que él también lo pensó, pero
era imposible. Cómo iba él a poder embarazarse como el peliplatino cuando ni
siquiera conoce al Dr. Nibori. No podría haber hecho ningún tipo de experimento en su cuerpo si no tenían
relación alguna que él supiera. Que él supiera…
–
Qué edad tendrá este doctor, desde cuándo
habrá estado metido en esas cosas de la genética. No le he preguntado a mis
padres de mi historia clínica en la infancia porque pensé que sería improbable
si Sugawara-kun había sido de sus primeras intervenciones médicas.
–
Takeda…
–
¿Eh?
–
Vamos al médico, por favor. Solo para estar seguros, ¿sí?
Takeda
suspiró.
–
Está bien.
--//--
A
un día de iniciar el campamento interescolar, Yamaguchi y Tsukishima se las han
ingeniado para registrarse en el hotel. Están más nerviosos que nunca en sus
vidas y el corazón les golpetea furioso contra el pecho producto de expectativa
y miedos. Se han cambiado el uniforme por ropas casuales para evitar más
preguntas a la hora de registrarse, pasar por alumnos era absolutamente
inconveniente, por otra parte ocultar los nervios estaba en otro nivel.
–
Voy a ducharme primero, Tsukki.
–
De acuerdo.
Yamaguchi
se internó en el baño con el bolso al hombro, llevaba consigo lo necesario para
asearse adecuadamente, incluso allí
según recomendaciones de Fujimi. Había estado practicando el lavado allí los últimos días, pero todavía era
incómodo y en cierta forma le dejaba una sensación de dolor. Después de todo
tenía que usar su propio dedo para lavar su entrada con un jabón especial para
la higiene íntima de aquella zona de su anatomía.
Por
otro lado, Tsukishima se dedicó a explorar la habitación, asegurándose de que
estuviera limpia y de que no hubiese cámaras ni nada raro por ahí. En la mesita
de noche había condones guardados en el cajón, pero los ignoró porque él había
comprado el suyo. Era más seguro de esa manera, nunca se sabe la clase de
productos que pueden ofrecer en un hotel de aquel tipo, que no es precisamente
cinco estrellas aunque le hubiera encantado poder costearse uno.
Tiempo
después Yamaguchi salió de la ducha, estaba completamente vestido y de no ser
por el cabello húmedo y el olor a dulce que despedía habría parecido que no
había hecho nada. Tsukishima le anunció que tomaría el turno para asearse
también, así que entonces transcurrieron otro tanto de minutos en los que el
pecoso estuvo aguardando por el regreso de su novio, al menos había tenido
tiempo para secarse mejor el cabello y eliminar el exceso de humedad.
Tsukishima salió de la ducha con los pantalones puestos pero la toalla en los
hombros mientras se secaba el cabello. Yamaguchi se sonrojó al verlo, todo y
que no era la primera vez que se veían así, pero venga que las circunstancias
son totalmente diferentes a cuando se cambian en los vestidores del club.
–
¿Estás listo, Tadashi?
–
S-sí.
El
rubio se aproximó a su pecoso novio, quien estaba sentado en el borde de la
cama mirándole con las mejillas bañadas de rubor. Tsukishima dejó la toalla a
un lado y se inclinó por un beso, tomando los labios de Yamaguchi con sumo
cuidado, tratando de transmitirle seguridad y confianza, buscando liberarse
también de sus propios nervios. Ambos habían tenido sus propias fuentes de
consulta para este momento pero todavía era la primera vez y los nervios
estaban a flor de piel. Yamaguchi se había informado con Fujimi y estaba seguro
de que en ningún momento le había tomado el pelo así que tenía un poco de miedo
llegar hasta el final por aquello del dolor. Tsukishima por otra parte había
tenido una charla con Sugawara –mejor con él porque con Daichi le había dado
desconfianza, además por lo que ya había investigado antes, Yamaguchi estaría
con él del modo en que Sugawara con Sawamura. Es decir, cuestiones de rol– y el
consejo que le había enfatizado fue “hazle sentir amado, es lo mejor que puedes
hacer por la persona con que decides tener relaciones sexuales”.
–
¿Estás asustado?
–
Un poco.
–
Tadashi, si en algún momento quieres parar solo tendrás que decirlo. No voy a
obligarte a nada, ¿escuchas?
–
Sí, Tsukki… – El pecoso cerró los ojos cuando el rubio abandonó sus labios para
besarle el mentón y descender a su cuello, los latidos de su corazón los
escuchaba retumbar en sus oídos y le daba un poco de vergüenza si es que su
novio lo podía escuchar.
Tsukishima
llevó sus manos a los brazos de Yamaguchi, acariciando lentamente desde los
hombros hasta las manos, paseando las yemas de sus dedos por toda la piel
expuesta, enlazando sus dedos al final cuando las manos de los dos se
encontraron, tumbándole lentamente en el lecho en tanto volvía a sus labios
para otra ronda de besos confiados.
Para
entonces ya el rubio había soltado las manos de su novio y llevado estas a su
playera, pasando por debajo de la prenda para acariciarle el vientre, sintiendo
los estremecimientos y ahogando con sus labios los jadeos avergonzados que le
brotaban de la garganta al pecoso por cada roce de sus manos. A medio tumbar
sobre el cuerpo de Yamaguchi, Tsukishima sentía cómo comenzaba a excitarse
debajo de sus pantalones, inconscientemente una de sus manos bajó del ombligo a
la pelvis del pecoso, tanteando su entrepierna y sintiéndole temblar fuerte
bajo su anatomía.
–
Ahh~ Tsukki~ – Escucharse a sí mismo con aquella voz algo ronca le provoca un
intenso sonrojo e instintivamente se cubre la boca con una mano.
–
No te calles, déjame escucharte, Tadashi.
–
Me da vergüenza.
–
Pero solo soy yo. Y te amo, Tadashi.
–
Ahh~ yo también te amo, Tsukki.
Luego
el calor, las hormonas, la confianza y todo el cariño hicieron lo propio por
ellos. Una a una fueron retiradas las prendas del cuerpo del otro y los besos
húmedos cayeron sin prisas, el roce de sus pieles desnudas despertó en ellos
ese deseo candente que les instaba a más contacto, más intimidad. Cuando
Tsukishima friccionó su pelvis contra la de Yamaguchi haciendo rozar la
erección de ambos, los gemidos de los dos hacían eco en la habitación y el
sudor comenzó a resbalar por el contorno de sus rostros perlándose al mismo
tiempo a lo largo de sus cuerpos. Quizá por la inexperiencia o la sensibilidad
que les dejaba la emoción de la primera vez, ambos adolescentes se corrieron
casi tomándose por sorpresa mutuamente. Sin embargo no es que se sintieran
arrepentidos o incómodos con la eyaculación precoz,
se sonrieron y fusionaron sus labios sin prisas porque todavía tenían tiempo
para seguir, para ser uno. Hoy, o después. De pronto comprendieron que hacer el
amor no se trataba únicamente de la penetración física, sino de la
compatibilidad más profunda, la que viene del corazón.
--//--
Esa
mañana Takeda sensei pidió permiso para llegar tarde al trabajo y hacerse el
chequeo médico en que ukai había insistido el día anterior. Al final incluso si
llamó a su madre para cuestionarle sobre si le sonaba familiar el nombre del
Dr. Nibori no tuvo suerte. Pero cuando los resultados le fueron entregados, se
sintió extraño. No podía decir si estaba contento o preocupado. Pero resultó
ser que sí, estaba…
–
Embarazado… – Murmuró para sí, mirando a un punto muerto al frente. Demasiado
sorprendido como para procesar la noticia.
Ukai,
sentado a su lado en la consulta, apretó su mano tratando de decirle que estaba
con él, que lo apoyaría. Que estaba listo para la paternidad incluso si no lo
habían planeado, pero el ensimismamiento de Takeda le preocupó bastante, ya que
aún luego de salir de la consulta se sumió en mutismo.
–
Takeda, tenemos que hablar.
–
Ukai, yo no… yo. Realmente no quería. Lo siento.
–
Por qué estás disculpándote, tonto. ¿Acaso ves que esté enojado o arrepentido?
–
Pero, un bebé…
–
Ya lo sé, es una gran responsabilidad. Pero qué clase de novio y adulto sería
si te diera la espalda ahora. Estoy sorprendido pero no arrepentido para nada.
Ya mis papás lo habían dicho, ¿no? Hacemos una gran pareja, eras tú lo que mi
propio padre había esperado que llegara a mi vida.
…Flashback…
– ¿Qué es todo este
escándalo? No me han dejado mirar televisión cómodamente.
– Querido~
– Papá…
– Sr. Ukai…
La joven pareja se quedó
pasmada cuando el hombre apareció en la estancia, aunque Takeda había tratado
con el hombre anteriormente, esta vez era completamente diferente por una
simple razón. Hoy está aquí como el novio de su único hijo.
– Mira, mira querido… –
La Sra. mostró la fotografía a su esposo. Las expresiones de los jóvenes fue la
misma, sorpresa y preocupación. Más sin embargo para la mujer parecía la cosa
más normal del mundo ir por ahí presumiendo el beso de su hijo con otro hombre…
– Verdad que es hermosa, bueno eso es porque Takeda-kun es adorablemente bello…
– Dijo risueña.
Los jóvenes abrieron
desmesuradamente los ojos, mirando de hito en hito al matrimonio delante de
ellos. El Sr. Ukai lucía tan serio que fue inevitable que ellos contuvieran la
respiración aguardando por su reacción. Ukai estaba pensando que esta era la
manera más bizarra de hablarle de su repentina homosexualidad al progenitor.
– Sabía que llegaría el
día en que conocieras a un hombre digno, Keishin. Desde que conocí a Takeda
sensei el año anterior cuando entrené brevemente a Karasuno, supe que si ustedes
se conocían caerías rendido a sus pies.
– ¡Qué!
– Espera, papá. Cómo que
sabías. ¡Yo no soy gay! Bueno, no era. O algo… – El teñido se revolvió el
cabello con frustración porque ni él se estaba entendiendo.
Y luego las sonoras
risas de los mayores llenó la estancia.
– Hijo mío, tal vez no
te habías dado cuenta pero, las mujeres nunca fueron lo tuyo. Tu padre y yo
hemos sabido desde que eras un puberto que no serían las faldas o un par de
pechos prominentes los que pusieron tu mundo de cabeza.
– ¡Mamá!
– Bienvenido a nuestra
familia, Takeda-kun. Eres justamente el chico que mi esposa y yo siempre
quisimos que se ganara el corazón de este pobre tonto, lamentamos que él no sea
más inteligente, creo que no hicimos bien nuestro trabajo como padres.
– ¡Papá!
– Aún así, el día que
decidan casarse, seremos completamente felices por ustedes.
– G-gracias, Ukai-san.
…flashback…
Sí,
en realidad su inclusión a la familia Ukai había sido absurdamente buena. De
hecho los Sres. Ukai habían mencionado que cuando quisiera, ellos estaban más
que dispuestos a recibirle en el registro familiar.
–
Tendré mucha vergüenza de decirles que esto, Ukai.
–
Y yo creo que harán fiesta cuando sepan que serán abuelos, Takeda.
--//--
Finalmente
el día de partir hacia el campamento había llegado. El destino seleccionado
para su efecto era nada más que Akiu
Otaki, un sitio turístico a 13 kilómetros de Sendai, reconocido por ser una
de las fuentes termales más importantes del país nipón, es además un sitio
donde los paisajes naturales son una belleza exquisita para la vista. Cuando
los chicos se habían enterado del lugar donde se llevaría a cabo este
campamento interescolar se habían llevado una gran sorpresa.
–
Me pregunto de dónde habrán salido los fondos para el viaje. No debe haber sido
para nada barato, considerando que será toda una semana y que se trate de Akiu
Otaki.
–
Me da vergüenza preguntarle a Takeda sensei, por qué no vas e investigas para
nosotros, Nishinoya.
–
Qué te crees que soy, Tanaka.
–
Un descarado capaz de preguntar lo que sea sin tener pizca de vergüenza
considerando la cantidad de cosas que me cuentas sin reserva… – Dijo mirándole
con desconfianza. El líbero frunció el ceño y le volteó la cara alegando que no
preguntaría nada al sensei.
–
Vamos a aprovechar la oportunidad solamente, no vayan a molestar a sensei,
chicos… – Daichi advirtió.
–
Tú estás feliz porque Sugawara-san viene con nosotros.
Daichi
los fulminó con la mirada y fue suficiente para que todos dejaran el tema por
la paz. El peliplatino reía por lo bajo divertido por las reacciones de su
novio.
–
¿Traes todo lo necesario, Suga?
–
Sí, es la tercera vez que te lo digo Dai. Todo va a estar bien… – Dijo
sonriéndole ampliamente. Al capitán le entraron unas ganas enormes de comérselo
a besos. Y algo más si pudiera, pero siguen en abstinencia pese a los intentos
de intimar que han tenido, entre el trabajo, la escuela y el club no hay
espacio libre para el sexo de calidad.
Una
vez todos subieron al autobús que les llevaría a su destino, Takeda sensei y el
entrenador Ukai tomaron lugar al frente, junto a Daichi y Sugawara. El resto se
distribuyó como quiso, como era de esperarse Yamaguchi y Tsukishima se sentaron
juntos, a Nishinoya le llamó la atención el silencio de los dos y que se
durmieran casi de inmediato, el pecoso recargado en el hombro del rubio.
Además, había visto algo extraño en el andar de Yamaguchi, lo que le llevó a
intuir que ese par también había hecho “cosas de adultos”. Por otro lado lo que
más le llamaba la atención era el silencio de Hinata y Kageyama. ¡Que ni
siquiera se han sentado juntos ni dirigido la palabra desde que llegaron!
–
Asahi, ¿no te parece raro el comportamiento de Hinata y Kageyama?
–
Sí, pero mejor no nos metemos, sus razones tendrán.
–
Parece que han peleado. Bueno, siempre pelean, me refiero a una pelea de
novios.
–
Yuu, déjalos.
–
Sí, sí. Ya lo sé… – Dijo frunciendo los labios, su novio sonrió y le pasó el
brazo por los hombros murmurándole que ya luego tendrían oportunidad de
enterarse.
Tanaka
estaba inquieto por una sencilla razón. Ennoshita iba compartiendo asientos con
él. No es que fuese raro en sí, era solo que… bueno, Fujimi se había encontrado
con él la noche anterior y había dicho algunas cosas que tenían liada su
cabeza.
– Estoy celoso.
– De qué estás hablando,
Fujimi.
– Ustedes se van de
campamento por una semana. Yo no puedo ir a ese viaje con ustedes aunque
intenté convencer a Takeda sensei de integrarme. Estoy celoso porque vas a
estar conviviendo con Ennoshita todo ese tiempo y él podría hacer un movimiento
antes que yo.
– No sé de qué estás
hablando.
– Tú le gustas.
– ¿Ah?
– Igual que me gustas a
mí. Lo detesto. Siento que va a pasar lo mismo que pasó con Yamaguchi.
Terminarás eligiendo a Ennoshita antes que a mí.
– Oye, no soy gay.
– Seguro. Recuérdalo
cuando él te seduzca y te des cuenta de que eres consciente de su presencia
mucho más que nunca. Pero, cuando vuelvas mejor que estés listo Tanaka-senpai,
porque también haré mis movimientos.
– ¿Qué?
– Me gustas, ¡haré que
te enamores de mí antes que Ennoshita-senpai!
Tanaka
sintió un escalofrío nada más acordarse, luego miró de soslayo a su amigo y
pensó que era imposible. Cómo enamorarse de un chico si él nunca ha
experimentado ese tipo de atracción.
--//--
Cuando
arribaron a su destino y se encontraron con los otros tres equipos pareció
reunión de amigos de toda la vida, o algo parecido. A decir verdad se respiraba
un buen ambiente. Hinata pareció revivir ni bien vio a Nekoma, corrió a saludar
a Kenma e Inuoka, sonriendo alegremente, como en realidad era el sol de Karasuno. Kageyama tensó los
puños al verle actuar así…
–
¡Kenma! ¡Inuoka!
–
Oh, Shoyo.
–
Hinata-chan~
El
encuentro de los tres chicos fue particularmente interesante, por un lado
Hinata e Inuoka parecían un par de críos, mientras que el felino mantenía su expresión inescrutable.
–
Tobio-chan~ fruncir el ceño de esa manera hace que luzcas como un viejo gruñón.
–
No me fastidies Oikawa-san.
–
Oh, por qué estás tan enojado. ¿Quieres un abrazo? – El capitán de Aoba dijo
con una de sus pícaras sonrisas, ganándose un golpe en la cabeza de parte de su
novio Iwaizumi, y un gesto indiferente del pelinegro.
Takeda
sensei y el entrenador Ukai se reunieron por su parte con los otros
entrenadores y asistentes, poniéndose de acuerdo para distribuir a los equipos
en cada una de las cabañas a disposición en el sitio aquél.
–
Muy bien chicos, lo primero es instalarnos, tomar el desayuno y tener una breve
charla sobre todo lo que haremos en este campamento interescolar… – Takeda
sensei junto al entrenador Ukai se dirigieron a su club, llevándolos a la
cabaña que les habían destinado.
Hinata
seguía sin hablarle a Kageyama, y el pelinegro no tenía idea de qué hacer
porque por un lado estaba molesto –celoso– y por otro sabía que estaban
actuando inmaduramente. Cuando llegaron a la cabaña correspondiente se
enteraron de que solo había tres habitaciones para todos, así que tenían que
distribuirse en ellas para acomodarse. Daichi, Sugawara, Asahi y Kinoshita
tomarían una, Nishinoya, Tanaka, Ennoshita y Narita en otra, y por supuesto los
cuatro de primero en otra.
–
Por qué no puedo estar con ustedes, Asahi… – Gimoteó rencoroso el líbero.
–
Me parece que la distribución la hizo Takeda sensei, Yuu. No podemos hacer nada
al respecto.
–
Pero…
–
Además, creo que es mejor, no podemos hacer eso
aquí, es mejor si no te tengo a un lado provocándome.
En
la habitación de los de primero, Tsukishima y Yamaguchi terminaron de acomodar
sus cosas rápidamente, además la tensión entre Hinata y Kageyama no les daba
buena espina así que más bien decidieron apurarse en salir de ahí y dejarles
solos.
–
Hinata… Hinata… Hinata, te estoy hablando.
–
No quiero hablar contigo, Bakayama.
A
Kageyama le latieron las venitas en la sien cuando Hinata le volteó la cara y
salió de la habitación dejándole con un palmo de narices. En el desayuno les
permitieron mezclarse como quisieran en el amplio comedor, por supuesto, Hinata
corrió donde Inuoka y Kenma, aunque el que más caso le hacía era el primero. Oikawa
se estaba divirtiendo con lo que observaba, y era reñido cada dos por tres por
Iwaizumi.
–
Pero si no estoy haciendo nada malo~
–
No, pero lo estás pensando Oikawa, te conozco.
–
Ah, me conoces porque me amas~ tan romántico~
Iwaizumi
le estampó una rebanada de pan en la cara cuando dijo eso, provocando risas en
la mesa donde estaban sentados casi todos los de Aoba Johsei. De hecho pasaba
igual con el resto de los chicos, el único que estaba fuera de su sitio era
Hinata.
–
Es un chico muy interesante…
–
Sí…
Comentaban
los entrenadores y asistentes en la mesa donde todos los adultos estaban
reunidos. Luego del desayuno les anunciaron que tenían una hora para reposar
los alimentos y hacer lo que quisieran. Algunos salieron a caminar un poco por
el campamento, había paisajes por todas partes, unas canchas de voleibol
playero a un costado, las de techo para el voleibol de salón al otro. Otros
decidieron tomar una ducha, entre ellos Kageyama. Y por alguna razón Oikawa se
terminó colando en las duchas comunes.
–
Tobio-chan~
–
Qué quieres.
–
Que me cuentes por qué esa cara larga. Creí que ya no eras el mismo gruñón que
conocía… – Cuestionó con expresión divertida.
–
No me molestes.
–
Así que hay problemas en el paraíso,
eh.
–
No sé de qué estás hablando.
–
Chibi-chan y tú no se han dirigido la palabra ni la mirada ni una sola vez
desde que llegamos.
–
¿Y?
–
¡Por eso digo que hay problemas en el paraíso!
–
No es de tu incumbencia.
–
Qué les pasa. Qué le hiciste. O quizá es lo que no le has hecho. Déjame ver, a
lo mejor es cuestión de anatomía…
–
Qué demonios, por qué estás mirando hacia acá. ¡Dónde estás intentando tocar
Oikawa!
Mientras
Kageyama luchaba por evitar que Oikawa siguiera invadiendo su espacio personal
dentro de las duchas, alguien entró. Hinata ni más ni menos.
–
Qué están haciendo.
–
Le hago un chequeo físico a Tobio-chan… – Oikawa dijo como si nada, con su
amplia sonrisa mostrando su perfecta dentadura.
–
¡No es eso! ¡Aléjate de mí!
–
Están desnudos.
–
Obviamente Chibi-chan, porque estamos duchándonos. Bueno, eso y algo más… – Oikawa dijo con un rintintin
lascivo. Hinata dio media vuelta con la expresión cruzada de una seriedad que
le dio mala espina a Kageyama.
–
¡Hinata, espera! ¡Hinata! – Kageyama salió de la ducha sin importar que todavía
llevase jabón en el cuerpo y hasta en el cabello. Se vistió incluso así y salió
corriendo detrás del pelinaranja.
–
Creo que me pasé un poquito…
–
Oikawa…
–
Iwa-chan…
Continuará……
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