jueves, 29 de diciembre de 2016

Time Out. PARTE 12.



~~*~~
En un partido importante, cada punto vale oro


¿Fujimi o yo? Yamaguchi se quedó mirando a los ojos verde-amarela de Tsukishima. ¿En serio le estaba planteando algo así?

– Tsukki…

– ¿Tanto tienes que pensarlo, Tadashi?

– Es solo que, siento que no es justo. Fujimi es mi amigo y tú eres mi novio.

– ¿Lo soy? Entonces te lo preguntaré una vez más Tadashi, cómo debo sentirme si dejas que Fujimi coqueteé tan descaradamente contigo, que esté sobre ti o te aleje de mí incluso sabiendo que hemos salido para pasar un rato juntos. ¿Quieres que piense en ti? Bien, lo hago. Pero también te pido que pienses en mí.

– Lo siento, ha sido culpa mía… – El pecoso dijo apretando con la mano contraria su antebrazo izquierdo, desviando la mirada y sintiéndose acorralado. Amistad, amor. Por qué elegir entre uno de los dos si son totalmente diferentes.

– No quieres elegir, ¿cierto?

– Es solo que no puedo.

– Bien… – El rubio dio media vuelta, pero antes que dar un paso se arrepintió, volvió la mirada y se encontró con su pecoso novio temblando descontroladamente, sollozando y manteniéndose firme a su manera… – Tadashi, ven aquí idiota… – Dijo alargando la mano. Mano que el pecoso no dudó en tomar aferrándose a ella… – No llores, no estamos terminando.

– Yo… – Sollozo… – Prometo que, será más cuidadoso con Fujimi. Yo, no le dejaré acercarse tanto… – Gimoteó todavía tembloroso.

– Hey, Tadashi, tranquilízate.

– Tú… tú, terminarás conmigo si yo, no sé ser buen novio para ti… – Continuó gimoteando, ambos estaban completamente ajenos a las personas que pasaban por ahí en la plazuela del Mall.

– No es así. Lo que dije hace un momento en verdad lo sentía, pero eso es porque soy yo quien teme que te alejen de mí… – Tsukishima dijo tratando de consolarle. Y ya de paso siendo sincero en algo que no quería confesar. Mostrar su debilidad tan abiertamente podía ser desventajoso para él.

– Pero tú eres el único de quien he estado enamorado desde hace mucho tiempo, Tsukki… – Confesó dejándose hacer cuando el rubio le limpió las mejillas con los pulgares. Luego repentinamente escuchó los rumores comenzando a bullir e instintivamente dio un paso atrás.

– Por qué te alejas, Tadashi.

– L-las personas. Están viendo.

– ¿Y…?

– No me veo bien junto a ti, y además no es adecuado que estemos así, Tsukki.

– También te he dicho que me importa un comino lo que la gente diga. Ven aquí y más te vale no alejarte, a menos que tengas vergüenza de nosotros.

– P-pero, dirán que somos raros, ya sabes, gays.

– Bueno, pues que lo digan. Y no sé si enamorarme de ti me haga gay porque eres el único chico que me interesa. Es más como que no me importa el género porque te amo a ti.

Yamaguchi se le quedó mirando otra vez. Hoy Tsukishima estaba siendo demasiado genial y romántico –a su manera claro–. Su rostro se encendió automáticamente y una sonrisa se expandió en sus labios tirando ambas comisuras, las mejillas del rubio se colorearon tenuemente y rascó distraídamente su nuca.

– ¿Ya estás mejor?

– Sí. Tsukki, te amo… – El pecoso confesó rojo hasta las orejas.

Ahora que lo pensaba esta era la primera vez que se decían esas palabras. Antes había sido solo “me gustas”, y solamente lo había dicho Tsukishima. Él había estado atrapado todos estos días en la inconsistente sensación de estar soñando, de ser demasiado bueno para ser verdad. Quizá era esto lo que le faltaba, esta sensación de realidad y seguridad para permitirse expresar abiertamente sus propios sentimientos.

– Vamos, terminemos nuestra cita yendo a alguna parte, Tadashi.

– Tsukki…

– Qué.

Cuando el rubio volvió a ver a su novio y entrelazó sus dedos se dio cuenta de que seguía tembloroso. Pero no parecía el mismo tipo de temblores de hace un momento. Más bien lucía nervioso.

– Tú y yo, podríamos… – Sí, definitivamente estaba nervioso y avergonzado. Tsukishima lo supo al instante. Y era tan adorable.

Maldición Tadashi, por actitudes como esa es que llamas la atención de algunos idiotas como Fujimi.

– Podríamos ir a un hotel… – El pecoso susurró al oído de su novio, entonces el rubio también se sonrojó.

– ¿Estás seguro? – Su novio asintió… – Sabes, Tadashi. No tenemos que apresurar las cosas tanto, todavía tenemos tiempo para eso.

– Ya… ya veo… – Yamaguchi dijo con tono decepcionado. No, probablemente triste.

– No es que te esté rechazando… – Tsukishima se apresuró en decir tratando de aclarar un poco, pero aunque el pecoso había asentido se le veía totalmente desanimado… – ¿No quieres que nuestra primera vez sea especial? Como planearlo o algo así.

– Será especial solo por ser contigo, Tsukki. No es que haya dicho que tuviéramos simplemente sexo.

– Sé que no.

Aunque Tsukishima hubiera intentado recomponer la situación y salvar el momento, la verdad era que ya había arruinado la atmósfera.

--//--

Azumane salió de la ducha secándose el largo cabello marrón, iba a mandar a Nishinoya a asearse también pero le vio completamente dormido en la cama. No le extrañaba del todo, cuando el líbero se excedía entre la escuela y las prácticas –incluidas las extracurriculares– era natural que cayera agotado, sobre todo considerando que llevan días teniendo sexo a diario.

– Yuu, despierta… – Le llamó, inclinándose sobre la cama, moviendo algunos mechones de su frente, acariciando el perfil de su cara. Sonrió cuando su novio gimoteó entre sueños tratando de alejar su mano traviesa como si espantara un mosquito… – Vamos Yuu, no podemos quedarnos mucho más, tenemos que volver a casa. Yuu, Yuu.

– Mh, cinco minutos más~ – Suplicó enredándose en las sábanas, las delgadas pero bien torneadas piernas del líbero quedaron descubiertas, igual que sus hombros y ese curioso mohín de disgusto por ser interrumpido en su siesta.

– Yuu, no tenemos cinco minutos más a menos que decidas irte sudoroso.

Finalmente el líbero abrió los ojos, tardó unos segundos en ubicar claramente el rostro de su novio. Los largos mechones goteaban sobre la toalla que descansaba en los anchos hombros de Azumane. Y a él todo lo que se le ocurrió fue jalarle para darle un beso fogoso mientras enredaba sus piernas alrededor de la cintura del más alto anclándose a él.

– Yuu, suficiente, no podemos.

– Vamos Asahi… – Susurró con la voz enronquecida un poco por el estado somnoliento, otro tanto por la cantidad de gemidos que ha lanzado esa tarde… – Límpiame… – Sugirió sugestivamente, lamiendo el cuello húmedo de su novio, arrancándole un gemido grave.

Luego terminaron envueltos entre besos y más caricias en la ducha. Esa noche ambos definitivamente iban a llegar un poco tarde a sus respectivos hogares.

--//--

Luego de la reconciliación que tuvieron, Oikawa había vuelto a ser el mismo chico engreído y presuntuoso que llamaba la atención de las chicas ahí donde iba. Lo que no había mejorado el humor de Iwaizumi pero que había hecho volver a la normalidad la relación de los dos. O casi, al menos Iwaizumi ya le dirigía otra vez la palabra y se encargaba de manejar la situación cada que el ego se le iba por las nubes al capitán del club.

– Al menos así me siento más tranquilo de ir al torneo, porque de otra manera habría sido un dolor en el trasero tenerlos en la misma cancha y sin hablarse.




--//--

Al fin, al día siguiente era la apertura de la Inter-High. Naturalmente, Hinata no podía dormir de la emoción. Aparte de eso…

– Kageyama idiota, cómo se le ocurrió hacer eso otra vez hoy. Me siento abochornado todavía… – El pelinaranja gimoteó haciéndose ovillo en su cama. De solo acordarse de la forma en que su novio le había tocado hace no más de un par de horas, su piel se erizaba… – ¡No puede ser! ¡Me estoy excitando de nuevo~! – Sí, comenzaría a sollozar de puro coraje. Eso, porque tenía metido entre ceja y ceja no aliviar la tensión con su propia mano, haría que bajara a base de pura fuerza mental.

Unos minutos más tarde salió de su cama y fue al baño, no había manera de que lo pudiera mantener bajo control. Pero masturbarse pensando en Kageyama era demasiado para él. Tras haber puesto el seguro en la puerta, bajó el taburete del inodoro y se sentó sobre él, se sacó los pantalones del pijama y bajó la ropa interior hasta los tobillos, su pequeño amiguito entre las piernas estaba más que despierto.

– Muy bien, Hinata Shoyo, te has convertido en un pervertido por andar saliendo con otro pervertido… – Susurraba mientras comenzaba a acariciar su erección. Sin embargo mirarse no estaba resultando la cosa más agradable del mundo. Venga, que le entraba algo así como tirria hacerlo. No es que él no se haya masturbado nunca antes, es que las circunstancias ahora son diametralmente diferentes… – Se siente mucho mejor cuando Kageyama me toca…

Dicho lo cual terminó pensando en el pelinegro, en su mano acariciando a lo largo o su lengua acariciándole la punta. Hinata no fue consciente, pero cerró los ojos mientras se masturbaba pensando totalmente en Kageyama, cuando liberó su semen unos instantes después, el rostro se convirtió en un auténtico farolillo neón. Renegando y avergonzado se limpió y lavó las manos, pero por más que se quejara, la verdad es que apenas un par de minutos después de acostarse quedó profundamente dormido.

--//--

Esa mañana al despertar sintió que iniciaba una aventura en particular para él. Cuando quiso moverse recordó el peso extra descansando sobre su pecho.

– Takeda, despierta… – Ukai dijo agitándole un poco por los hombros. Sensei se removió gruñendo adormilado pero pronto abrió los ojos y tras darse cuenta de que estaba incomodando a su novio se apartó con las mejillas rosas, buscando sus anteojos en la mesita de noche… – No tienes que levantarte, pero como me hiciste prometer que te despertaría cuando me fuera, no tuve más opción que cumplirte… – Señaló con una sonrisa.

– Está bien, voy a prepararte algo de desayunar mientras tomas la ducha.

– Sigo esperando mi beso de buenos días.

– No, Ukai.

– Por qué.

– No me he aseado… – Dijo cubriendo su boca con su mano cuando su novio intentó acercarse de nuevo.

– Quisquilloso, le quitas todo el romanticismo a la mañana… – Ukai dijo enfurruñado, recibiendo un beso con tela de por medio de un sonrojadísimo sensei que se apresuró a cambiarse para disponerse a hacer el desayuno y todos los preparativos para el día… – Take, ¿estás nervioso?

– Tanto que pareciera que soy yo quien va a jugar.

– ¿Nunca lo intentaste?

– ¿Qué? ¿Jugar voleibol? – Ukai asintió… – No me he sentido cómodo con los deportes nunca, en la escuela era el típico ratón de biblioteca que se integraba a los clubs de estudio o cualquiera que no tuviera que ver con el ejercicio físico.

– ¿Por qué? ¿Te daba flojera o algo así?

– No, era demasiado torpe y bajito para eso. Supongo que solo se trataba de inseguridad.

– Takeda eres tan mono~ – Le abrazó por la espalda besándole la nuca y balanceándole suavemente… – Juguemos un día.

– ¿Eh? No, no, yo no creo.

– Claro que sí.

– Pero, Ukai…

– No discutas conmigo Takeda… – Aprovechó el momento de distracción de sensei y se hizo de sus labios besándole profundamente… – Voy a ducharme.

– Eh… ¡Te dije que no me besaras así! – Chilló avergonzado, escuchando la risa divertida del menor haciendo eco en la ducha. Suspiró y decidió que para la próxima, sería más inteligente y esquivaría esos besos anti-higiénicos… – Aunque se ha sentido bien… – Murmuró tocándose los labios, quedándose absorto en la sensación hormigueante del beso que su novio le diera. Luego espabiló agitando de un lado a otro la cabeza y se apresuró a la cocina.

Hoy era EL día. No hay tiempo para soñar despierto, hay mucho qué preparar todavía. Lo que también le recordaba que tenía una cena el sábado en casa de los Ukai. Resultaba que su suegro quería hablar seriamente con los dos.

--//--

Kageyama se despertó puntual como siempre. Y como siempre también, se duchó y arregló para iniciar el Inter-High. Estaba nervioso, pero sobre todo emocionado. Se sentía capaz de ganarlo todo por una sencilla razón, ya no jugaba solo, tenía un equipo que confiaba en sus habilidades, un equipo en el cual él confiaba también. Además, tenía a Hinata. Y cuestión aparte de sus asombrosos habilidades atléticas, o cómo han avanzado en su entrenamiento como bina, el hecho de que se trate de su novio le ponía algo así como la cereza al pastel.

– Estoy tan emocionado que creo que necesito relajarme un poco. No, mejor encontrarme temprano con Hinata y besarle mucho antes de empezar el torneo. Tal vez incluso podamos tocarnos. ¿O tal vez no? Podría ser contraproducente para nuestro rendimiento. Besos, serán suficientes.

Convencido de su bien establecido plan, Kageyama tomó el desayuno acompañando a sus padres. Era un desayuno poco común porque generalmente al menos uno de sus progenitores ya ha salido para el trabajo.

– Hoy empieza el torneo, ¿verdad Tobio?

– Sí, papá.

– Tu mamá me ha platicado que tienes amigos en tu club de voleibol.

– Así es.

– Entonces es seguro que llegarán muy lejos. La victoria les sonreirá, Tobio.

– Gracias, papá.

Así de seria había sido la conversación entre padre e hijo, pero tan emotiva que la mujer sonrió resplandeciente. Después de todo la personalidad de Tobio tenía algo qué ver con el carácter de su padre.

– Pedí permiso en el trabajo, iré a verte a tiempo para tu segundo partido, Tobio-chan.

– ¿Vas a ir, mamá?

– Sí. Hablé por teléfono con Takeda sensei y él amablemente me entregó una copia del programa de encuentros, así supe que llegaría a tiempo para animarte en el segundo partido.

Kageyama estuvo tentado de decir algo como “si ganamos el primero”, pero se arrepintió por una sencilla razón. ¡Claro que iban a ganar!

– Ah, pero mamá. ¿Estará realmente bien que salgas temprano del trabajo?

– Por supuesto, todo marchará de maravilla aún si no estoy. Tengo excelentes personas trabajando ahí.

La madre de Kageyama administra un restaurante y es chef profesional. Aunque en casa casi nunca cocina porque suele llegar agotada del trabajo. Y su padre es cirujano, por lo que suele estar ocupado en la clínica.

– Esfuérzate, Tobio. Mamá grabará el partido para verlo después.

– ¡Sí!

--//--

Tras reunirse todos en el Club, los nervios, la ansiedad y la emoción podían sentirse flotando en el aire. Todos estaban 100% concentrados en el Inter-High, incluso aquellos jugadores que sabían que probablemente no entrarían a jugar ese día. El apoyo moral de Shimizu claro que los tenía motivados a todos (principalmente a los de tercero junto con Tanaka y Nishinoya porque saben cuán difícil es para la chica expresar aquel tipo de entusiasmo), pero para todos era también extraño ver a Sugawara ahí sabiendo que no participaría.

– Vamos chicos, no estoy para nada arrepentido de no poder jugar con ustedes. Estaré apoyándoles desde la banca junto a Shimizu, Takeda sensei y el entrenador Ukai. ¡Así que no me miren así, está claro!

– ¡Sí!

Mientras subían al autobús que les llevaría al estadio de las competiciones, Sawamura se aseguró de que su novio de verdad estuviera bien.

– Te digo que sí. Por eso ahora tú jugarás por mí también… – El peliplatino le dio un beso a su novio prometiendo compensarle después.

En el autobús, Kageyama se sentó con Hinata hasta los asientos del fondo, Tanaka y Nishinoya iban haciendo algunas bromas y alegraban el ambiente en el trayecto. Asahi iba concentrado en hacer un mejor papel como as esta vez. Pero claro, el pelinegro seguía pensando en los besos que se había dado con Hinata antes de que los senpais llegaran por la mañana al club.

– Hinata.

– ¿Qué? No creas que vas a besarme otra vez aquí, Bakayama pervertido… – Advirtió procurando hablar en voz baja. Sus mejillas estaban rojas y su ceño fruncido. Kageyama lo encontraba terriblemente lindo enfadado y le daban ganas de molestarlo mucho más, besarlo a la segunda potencia y tirar de sus ropas para poder marcar su tostada piel a su antojo… – Bakayama, tu mirada me está dando escalofríos.

– ¡Qué dijiste, Hinata idiota!

– ¡Ay, ay, suelta! ¡Por qué siempre te metes con mi cabello! ¡Bakayama!

– ¡Cállate!

La discusión del dúo no tomó a nadie por sorpresa, incluso lo encontraron divertido. Al menos por un momento, porque luego Sawamura los mandó callar y comportarse.

Ni bien llegaron al estadio los rumores comenzaron por aquí y por allá en el pasillo de entrada. Jugadores de otros equipos murmurando acerca de Karasuno y la reputación que últimamente sonaba en torno a los “cuervos caídos”. Fue cómico escuchar las cosas que decían de Azumane y cómo el as se avergonzaba por ello. Nishinoya por otro lado, con su aura simpática se ganaba a cualquiera con su presencia.

Hinata parecía niño pequeño en parque de diversiones, emocionado por cada detalle. Kageyama comenzaba a pensar que esa parte de su personalidad no cambiaría nunca, y realmente espera que no lo haga, que sea siempre así, algo infantil e hiperactivo. Cuando ingresaron al gimnasio, solo Nishinoya y Hinata parecían estar hablando el mismo idioma mientras que los demás solo los escuchaban.

– ¡Hey, chicos, por acá! – Fujimi estaba con Takeda sensei y Shimizu-san acomodando la lona de apoyo para el equipo en las gradas.

– Ah, ese idiota vino…

– Tsukki, no seas así…

Tanaka escuchó a Yamaguchi y Tsukishima y comprendió un poco por qué molestaba tanto al sarcástico rubio la presencia de Fujimi. Solía ser escandaloso y demasiado confiado, y no tenía problema alguno de expresar sus pensamientos o sentimientos. Era gay declarado pero todos en la escuela (o al menos la mayoría) se llevaban bien con él. Sin embargo, Fujimi también tenía ese lado sensible, algo caprichoso en su interior. Como la ocasión de hace unos días en el Mall.

– Fujimi, por qué siempre estás hostigando a Yamaguchi.

– Porque me gusta.

– ¿En serio?

– Sí. Pero bueno, él está saliendo con el engreído de Tsukishima así que, no hay más qué hacer.

– Pero, estar arrastrándolo cuando está con Tsukisima, ¿no crees que eso está mal? Es como si de todas maneras estuvieras tratando de interferir entre ellos.

– ¿Alguna vez te has enamorado de verdad, Tanaka-senpai? Alguien que no sea Shimizu-san.

– Mh, no. Creo que no.

– Es por eso que no puedes entender este sentimiento de desesperación cuando ves a la persona que te gusta con alguien más.

– Al menos esta vez se mantuvo a distancia.

– Tsukki, hablé con Fujimi-kun el otro día. Él ya no me arrebatará de tu lado, ¿bien?

– No luces bien escuchando conversaciones ajenas, Tanaka.

– ¡Ennoshita! – Exclamó el rematador sorprendido por el llamado de su amigo.

– Vamos a movernos a cambiarnos, tú te quedaste en las nubes.

– ¡No es así!

Ennoshita dijo echando a andar por un costado siguiendo a los demás. Tanaka volvió la mirada hacia las graderías, aunque Shimizu y Takeda sensei han vuelto para acompañarles en las bancas junto a la cancha, Fujimi se ha quedado allá arriba junto a un puñado de estudiantes que han venido para apoyar al equipo. Está sonriente como siempre, pero todavía nota cierto matiz de tristeza en su mirada.

– Tanaka…

– Sí, voy.


Iwaizumi había sido enviado a buscar a Oikawa a la entrada del estadio. Para variar, estaba tonteando con un grupo de chicas que estaban obsequiándole a saber cuánta cosa. El vice-capitán de Aoba Johsai golpeó la nuca de su novio con el balón, cuando Oikawa volvió la mirada para reclamar el mal trato se quedó pasmado. Casi se le había olvidado que de ahora en adelante tiene que ser un poquito más sensible y no andar tonteando tanto con chicas. Pero bueno, que no era su culpa que lo siguieran tanto.

– Iwa-chan~

– Tú, si vas a seguir tonteando con chicas por lo menos hazlo de manera que no me entere.

– ¡Kawai! ¡Eres tan mono celoso!

– ¡Cállate, engreído y desleal!

– No te enfades, Iwa-chan… – Oikawa rodeó la cintura de su novio sin importarle la cantidad de quejas que comenzó a lanzar, soltándole solo hasta que fue obligado por Iwaizumi… – No frunzas así el ceño, me dan ganas de besarte.

– ¡Eh! – Iwaizumi se había quedado confundido por la declaración del setter.

Por eso Oikawa había podido adelantarse un par de pasos hasta el interior, en las canchas los equipos estaban haciendo los últimos movimientos de calentamiento previo al partido. Karasuno estaba parado ahí.

– Sugawara-san, ¿te sientes bien?

– Tengo un poco de náuseas por los aromas, pero estoy bien Shimizu… – Sonrió y mostró una bolsita de galletas de soda que ayudaban a sus malestares vespertinos.

Takeda sensei también estaba pendiente del peliplatino, pero estaba más bien enfocado en la forma en que Ukai había diseñado las estrategias de juego.

– No las hice solo en realidad, mi padre me dio algunos consejos cuando le expliqué las habilidades de cada uno de los muchachos.

– Aún así, pienso que es impresionante. Parece que sacarás lo mejor de cada uno de ellos con esas jugadas.

Ukai rió ligeramente avergonzado, inevitablemente este es su debut como entrenador de un equipo de voleibol y de alguna manera se siente identificado con su padre. Espera guiar adecuadamente el talento de estos chicos y llevar a Karasuno hasta el final del camino.

Cuando ambos equipos formaron fila en los extremos de la cancha, Sawamura identificó a su amigo de la infancia del otro lado. Ikejiri.

Oh, es verdad que íbamos a enfrentarnos contra su escuela en el primer partido… – Dijo para sí, mirando de soslayo a Sugawara y recordando fugazmente el pasado… – No es momento de inquietarse por eso. Además, tengo a Suga y a nuestro bebé.

Del otro lado de la red, el chico de cabellos claros y pecosas mejillas también tenía sus propios pensamientos. Desde que le vio llegar junto a su equipo minutos atrás, Ikejiri había querido hablarle para saludarle al menos, pero no había tenido el valor. Nunca lo ha tenido para los momentos cruciales.

Es por eso que aún ahora guardo estos sentimientos en lo profundo de mi corazón, porque nunca sería capaz de confesarme a ti Sawamura.

A la distancia, Sugawara tomaba un poco de agua y se preparaba para animar con todas sus fuerzas al equipo.

En medio de aquel torbellino de emociones adolescentes por el torneo y los sueños personales, nadie sabía aún todas las sorpresas que todavía podían llegar.


Continuará……

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