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De
spykers experimentados a setters ambiciosos
Para
ser honesto, le parecía de lo más extraño que la Sra. Ukai comentara algo así.
¿Él ser su nuera? Bueno, hay varios
puntos vacíos en todo lo que implica ser su nuera.
Para empezar, él es un hombre no una chica. Y para seguir cierto nivel de
lógica, ellos son pareja –de alguna manera– pero apenas si han comenzado a
salir y no han tenido para nada planes respecto al matrimonio. ¡Porque siendo
hombres no pueden casarse!
–
¿Qué, por qué te escandalizas Kei-chan?
–
¡Mamá, por favor! ¡No uses más el chan conmigo!
–
Escandaloso, si siempre vas a ser mi pequeño. Bueno, pero eso no quita que
quiere verte casado con Takeda-kun… – La mujer dijo volviendo al tema
principal, centrando su atención en el sensei, cuyas mejillas volvieron a
arrebolarse de carmín mientras ella sonreía radiante cual si estuviese hablando
de cualquier cosita de la vida… – ¿Qué dice, Take-chan? ¿Mi hijo le gusta para
esposo?
–
¡Mamá! – El tendero gritó desesperado, incapaz de simplemente taparle la boca a
su progenitora o echarle de casa, porque finalmente está en su casa.
–
Esto, yo… señora Ukai… soy, un hombre.
–
¡Pero claro que sí! El hombre más hermoso del mundo… – Comentó con los mofletes
rosados y la mirada brillosa… – Y además tiene usted una personalidad de lo más
linda, es inteligente y ha sido el único capaz de poner a este chico en el
carril adecuado, ¡nunca le había visto tan trabajador y entusiasmado!
Los
halagos de la Sra. Ukai estaban consiguiendo un efecto positivo en el sensei,
al menos en cuanto a la aceptación que la mujer tendría de su relación
sentimental con el entrenador, que para agregar un poco de presión al asunto,
era el único hijo de la pareja. Lo que traía a colación otra situación además
del matrimonio, la familia. Si bien parecían altas –o al menos reales– las
probabilidades de procrear aún siendo un varón, todavía era demasiado pronto
para pensar en todo lo que conlleva establecerse como un matrimonio.
Los
Ukai se quedaron mirando al sensei mientras él divagaba en sus pensamientos. El
teñido tomó aquel silencio como la última advertencia que necesitaban para
evadir todo el asunto. Y su progenitora
no era tampoco insensible ni hostigosa, aunque con algo de experiencia como
mujer adulta, puede notar en las miradas de ambos jóvenes que realmente se
gustan.
–
Voy a preparar un poco de té y traer tarta, he horneado esta tarde así que debe
estar perfecto para comer.
–
Yo…
–
No puede irse sin probar mi tarta, Takeda-kun… – La mujer le sonríe y es
suficiente para que el sensei asienta todavía con el rostro colorado.
–
No hagas caso de todo lo que mi madre dice, pero ella es así y no puede hacerse
nada con su personalidad.
–
Me ha tomado por sorpresa lo que ha dicho, pero no es que tu madre me agrade
menos. Por el contrario, creo que eres afortunado por tenerle.
–
Es verdad, la amo aunque siempre sea así y vaya por la vida avergonzándome
incluso delante de mi novio.
Ukai
ve a Takeda sonrojarse e inconscientemente se empina hasta besarle dulcemente
en los labios. No es que hayan tenido una declaración en forma, pero
ciertamente es lo que son, novios. Aún así, Takeda siente su estómago lleno de
mariposas cada que Ukai dice cosas similares con tal soltura.
–
Keishin, no hagas eso cuando tu madre volverá en cualquier momento.
–
Te avergüenzas con mucha facilidad, Ittetsu. Y te ves tan adorable así.
–
Eso es hacer trampa, me tomas ventaja. Qué clase de kouhai eres.
El
tendero suelta una risa sincera y termina sosteniéndole el rostro por las
mejillas para besarle de nuevo. Luego de pronto el obturador de una cámara que,
cuando ambos se giran en busca de la fuente de aquel sonido, se encuentran con
una emocionada mujer admirando la imagen recién tomada.
–
¡Oh dios mío! ¡Esta fotografía es tan buena~!
–
¡Mamá!
Takeda
se cubrió el rostro con las manos. Definitivamente conocer a los Ukai había
sido la experiencia que hacía falta para que su vida no cayera de ninguna manera
en la monotonía.
–
¿Qué es todo este escándalo? No me han dejado mirar televisión cómodamente.
–
Querido~
–
Papá…
–
Sr. Ukai…
La
joven pareja se quedó pasmada cuando el hombre apareció en la estancia, aunque
Takeda había tratado con el hombre anteriormente, esta vez era completamente
diferente por una simple razón. Hoy está aquí como el novio de su único hijo.
--//--
–
¿No es Yamaguchi?
–
Sí, lo es.
Tanaka
se quedó mirando en dirección de los chicos, cuando prestó atención se dio
cuenta de que Yamaguchi más bien era arrastrado contra su voluntad por Fujimi,
pero el ojiazul aún así iba feliz de la vida colgado del brazo del pecoso.
–
¿No es raro? Que Fujimi siempre esté pegado a Yamaguchi o a ti.
–
Es porque somos sus amigos, los únicos ya que se mudó hace no demasiado.
–
¿En serio? Por lo que veo es de esa clase de chicos como Nishinoya que podría
hacer tantos amigos como quisiera. Pero aún así su atención siempre termina
solamente en ustedes dos. No es que me moleste ni nada parecido, solo lo
encuentro curioso.
–
Es igual que tú con Narita y Kinoshita.
–
No lo creo.
–
¿Qué?
–
No es para nada igual… – Ennoshita dijo pero sin dar explicación alguna ni
mostrar ápice de pista alguna en su expresión.
Tanaka
quiso preguntarle de nuevo pero entonces sucedió que Fujimi les vio y sin
pensarlo siquiera, arrastró a Yamaguchi con él para saludar a los senpais.
–
¿Qué están haciendo ustedes dos por aquí? – Fujimi cuestionó con aire curioso.
–
Podríamos preguntar lo mismo. ¿Dónde está Tsuk…?
–
¡Shh! ¡No lo menciones, Tanaka-senpai! – El ojiazul dijo tapándole la boca al
rematador y mirando en todas direcciones para asegurarse de que el rubio no
apareciera.
–
¿Está bien que anden ustedes dos solos, Yamaguchi? – Ennoshita le preguntó al
pecoso ignorando deliberadamente a los otros dos. De todas maneras no es que le
agradara particularmente la relación que Tanaka y Fujimi tenían porque era
difícil de comprender a diferencia de todos los demás.
–
No estamos solos, Ennoshita-senpai, es que Fujimi me pidió que le acompañara a
ver unas cosas mientras Tsukki iba al baño.
–
¿Seguro? Porque veo venir a un Tsukishima de muy mal humor.
Yamaguchi
volteó hacia atrás, Ennoshita tenía razón. Tsukishima no estaba simplemente de
mal humor, estaba enojado. Cuando llegó hasta ellos, el pecoso esperó que su
novio le tomara de la mano y le jalara llevándose de ahí mientras le reclamaba
que estuviese con Fujimi. Tanaka, Ennoshita y el mismo Fujimi esperaban lo
mismo. Pero cuando Tsukishima llegó hasta ellos simplemente extendió un bolso
hacia Yamaguchi, el pecoso se le quedó mirando sin entender, esperando que su
novio le explicara qué era eso. Pero Tsukishima simplemente dio media vuelta y
se alejó, con las manos en los bolsillos tras colocarse los auriculares en los
oídos.
–
Mh, ¿no venían juntos? – Tanaka preguntó. Yamaguchi se mordió el labio y
suspiró, realmente lo había cabreado esa vez, lo sabía porque Tsukishima solía
comportarse así cuando estaba fuera de cabales, lejos de explotar como Kageyama
(por ejemplo), se retraía tragándose todas sus emociones negativas.
–
Ah, ese Tsukishima no es nada tolerante. Largarse así sin siquiera decir nada…
– Fujimi dijo con algo de molestia, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.
Aunque en realidad puede ser que también sentía algo de remordimiento… – Aunque si ellos comienzan a pelear, eso
puede ser a mi favor después de todo.
–
Es mi culpa. Por favor disculpen, me marcho primero.
–
Guchi~
–
No, Fujimi-kun. No me sigas, ni me busques en mi casa o en la escuela hasta que
yo no te lo diga, por favor… – El pecoso dijo con seriedad, luego comenzó a
correr en dirección de su novio.
Ahí
se quedaron tres chicos que de pronto se sintieron en un ambiente incómodo.
Ennoshita era un tipo inteligente aunque no sobresalía demasiado a diario,
junto con Kiyoko se enteró de la atracción entre Sugawara y Sawamura desde
mucho tiempo atrás, y estuvo feliz de que les confiaran como equipo el secreto
de su noviazgo y aún más del embarazo. También se ha dado cuenta de la
interacción entre Nishinoya y Azamune, de los chupetones en el cuello del
líbero, incluso en otras partes de su cuerpo como los costados o los muslos –es
difícil no notar las marcas cuando todos se cambian en el mismo espacio de los
vestidores, que la mayoría siga asumiendo que son moretones como respuesta de
su entrenamiento, es otra cosa–. Además, está esa relación tan divertidamente
romántica entre Hinata y Kageyama, ellos no intentan ser discretos para nada
pero de alguna manera la forma en que se llevan se presta para que se tome a
broma su interacción. Luego están Yamaguchi y Tsukishima, su noviazgo en
realidad no es un secreto porque mismo Tsukishima se ha encargado de hacerlo
notar para que nadie moleste a su novio, ciertamente es algo celoso y posesivo
pero incluso puede entenderlo. ¿No es simplemente lo que sucede en cualquier
pareja? ¿Qué el hombre quiera
monopolizar a su mujer? Bueno, entre
ellos debe ser algo así.
Y
luego están Tanaka y Fujimi. El ojiazul es básicamente un gay declarado en toda
la escuela, pero es tan simpático y amigable que su orientación sexual no se ha
convertido para nada en un problema. Por otro lado, Tanaka es enteramente
heterosexual, y sin embargo tiene esas pequeñas reacciones que le hacen
plantearse si no será que al chico le está entrenando la espinita de la curiosidad debido a los recientes sucesos en el
club. Y finalmente está él mismo, que no puede creer que se sienta un poco
molesto por todo esto.
–
Esto, ¿estaban ustedes en una cita o algo así?
–
No… – Respondieron a la vez. Pero Fujimi como Ennoshita seguían sintiendo
incómodo el ambiente. Como si estar los tres juntos no fuese buena idea.
–
¿Podríamos ir a tomar un helado?
–
¿Ah?
–
Acaban de dejarme botado, Tanaka-senpai. ¡Quiero helado!
–
¿Qué eres? ¿Una chica a la que han rechazado?
–
Bueno, algo así me siento, supongo. Así que compláceme~
–
Bueno, pero no te me cuelgues del brazo de esa manera, Fujimi.
–
Por qué~ ¿sientes que te estoy acosando?
–
Pues…
–
Vayan ustedes, yo me iré por acá… – Ennoshita dijo simplemente por avisar,
aunque realmente solo hubiera querido irse sin decir nada. Sí, estaba en lo
correcto, no le gusta la amistad entre Tanaka y Fujimi.
–
¿Seguro?
–
Sí, de todas maneras no veníamos juntos, Tanaka. Nos veremos en la escuela
después.
–
Vale, nos vemos.
Fujimi
siguió los movimientos de Ennoshita un rato más. Él era un chico difícil de
leer, no solía entenderlo a menos que dijera las cosas con claridad. No es que
fuera inexpresivo del todo, y de hecho –por lo poco que pudo observar de las
ocasiones en que se coló en los entrenamientos– su personalidad llegaba a rayar
en el sarcasmo, pero aún así no lo entendía.
–
Por qué me siento preocupado.
--//--
En
algún otro lugar.
Kenma
comenzaba a sentirse raro con la
presencia de Kuroo casi todos los días en su casa después de la escuela. No es
que le incomode que le acompañe o hagan juntos las tareas, es que no entiende
por qué tiene que estar tan cerca.
–
Tengo hambre, Kenma.
–
Ah, creo que mamá pudo dejar algo en la nevera.
–
Iré a ver.
El
felino asintió en tanto volvía a sus
labores. Sin embargo no tenía caso, se desconcentraba cada minuto por estar
pensando en lo que estaba haciendo saliendo
con Kuroo cuando ni siquiera es que estén enamorados.
–
Shoyo lo plantea diferente con Kageyama.
¿Será porque Kuroo y yo no tenemos esa química?
–
Encontré gelatina, espero que a tu mamá no le moleste que la comamos.
–
Está bien.
–
Kenma…
–
¿Mh?
–
Mírame… – Cuando el felino levantó la
mirada, el morocho le sujetó el mentón clavando sus ojos en las pupilas
ambarinas de su novio… – ¿Qué sientes
cuanto te tengo así, Kenma?
–
¿Qué, siento?
–
Eres bueno leyendo a las personas, Kenma; es esa habilidad tuya la razón por la
que eres tan bueno como setter, también es por eso que te considero el corazón
de nuestro equipo. Tú puedes saber lo que hará o cómo piensa una persona solo
con observarla un poco, pero me he estado preguntando desde hace algún tiempo,
¿por qué no te das cuenta de mí?
–
¿De ti? Kuroo…
–
Entonces Kenma, qué sientes. ¿Te pones nervioso? ¿Anticipas que vaya a besarte?
El
felino no dijo nada. Honestamente no
sabe qué deba responder. Kuroo ha dicho algo verdadero, tiene habilidad para leer a las personas a través de su
expresión corporal. Pero, cuándo se preocupó siquiera por leer a Kuroo.
–
Oye Kenma, incluso si no te gusto como me gustas a mí, todavía seguiré haciendo
esto… – El felino quiso decir algo
pero fue tarde, sus labios fueron tomados por la boca del más alto.
Esta
era la segunda vez que se besaban de verdad pese a que llevaban días saliendo, desde su primer beso aquella
ocasión luego de la escuela, Kuroo no había intentado nada hasta ahora como
esto, el beso compartido en la azotea de la escuela no había sido más que un
roce efímero y luego nada, había evitado que se repitiera el beso como aquel
primero. ¿Por qué? Bueno, realmente Kenma no lo sabe, así que Kuroo tiene
razón, en cierta medida, en algo, a él no lo observa como a todos los demás. Así no fue sino hasta ese justo
momento en que Kenma se dio cuenta de algo más, había echado de menos esa
sensación cálida contra su boca. Por lo que, cuando Kuroo se apartó dando por
terminado el beso, le pilló por sorpresa que fuera el propio Kenma quien se
inclinara besándole de nuevo. Una y otra, y otra vez. De hecho se besaron por
minutos, olvidando totalmente los deberes, la gelatina sobre la mesa o el tic
tac del reloj que marcaba la hora cercana a la llegada de la señora de la casa.
--//--
En
la prefectura de Miyagi.
Oikawa
comenzaba a sentirse preocupado
–aunque probablemente sea correcto decir que estaba caprichoso– ahora que
Iwaizumi le estaba ignorando, literalmente, incluso durante las prácticas de
voleibol.
–
Iwa-chan~
Intentó
hacerse el lindo ayudándole a recoger los balones (todo y que como capitán
solía delegar todas las tareas a los de primer año y dejaba que los demás
cooperaran cuando quisieran y como quisieran mientras que él iba y atendía a sus fans), pero Iwaizumi ni
siquiera le volteó a mirar.
Kindaichi
junto con los otros solo veían el infructuoso intento de comunicación entre
capitán y sub-capitán aumentar cada día.
–
Iwa-chan~
Usando
su voz más ladina, su expresión más inocente y su mirada más de cachorro
abandonado. Pero aún así, Iwaizumi no le respondía.
–
Iwa-chan~
Terco
y decidido a tener de nuevo la atención de su amigo, Oikawa hizo esa noche lo
que generalmente no, dejar de lado a sus fans y seguir a Iwaizumi al terminar
las clases. Naturalmente, Iwaizumi no le estaba prestando el más mínimo caso.
Así que aunque le acompañó durante todo el trayecto, sus palabras simplemente
estuvieron rebotando contra un muro invisible.
–
Ah~ estoy cansado de intentar que me hable… – Oikawa gimoteó ofendido por ser
ignorado.
–
¿Qué fue lo que le hiciste esta vez, Oikawa?
–
¡No le he hecho nada!
–
Pero Iwaizumi siempre se enoja por algo. Seguramente estabas tonteando con
chicas de nuevo, para variar.
–
Eso… – El setter no podría negarse, sería contraproducente hacerlo. Pero en
realidad no ha hecho nada, salvo preguntarle si estaba enamorado de él… – Pensándolo bien, quizá eso fue demasiado.
Pero, ¿no debería ser yo quien esté ofendido a final de cuentas? Es a mí a
quien dejó con las palabras en la boca sin recibir respuesta.
Mientras
tanto, el entrenador junto al manager del equipo tenían una pequeña
conversación.
–
No es favorable para nadie que Iwaizumi esté enojado con Oikawa, es el único
que lo controla cuando es abordado
por todas esas jovencitas.
–
Sí, pero esta vez nadie sabe qué fue lo que pasó. Además, Iwaizumi no se había
enojado así con Oikawa antes.
–
Bien, es tu deber hacer que se reconcilien… – El entrenador dijo sonriendo como
si estuviera pidiéndole cualquier tarea.
–
¡Eh! ¡Mi deber! Pero, sensei…
–
Eres un joven todavía, seguramente recuerdas con mayor facilidad lo que es ser
adolescente, por eso te lo encargo a ti. Llévales al karaoke o algo.
El
manager del equipo suspiró derrotado. Después de las prácticas les dijo a los
chicos que el día siguiente y dado que tocaba el fin de semana de descanso
previo al inicio del Torneo, que irían al karaoke. Claro que, más tarde estaría
llorando cuando el dinero para cubrir la cuenta saliera de su bolsillo.
En
el karaoke todos estaban animados, aunque no era una actividad particularmente
llamativa para los chicos sino más bien para chicas, o bien en conjunto, la
reunión estaba funcionando para divertirse sin preocupación alguna. Y claro,
estaba la oportunidad de que Oikawa quisiera otra vez hablar con Iwaizumi.
–
Cantemos una juntos, Iwa-chan… – Lo único que recibió de respuesta fue que el
otro le ignorara, como los últimos días… – Iwa-chan, no seas infantil… – Una
mirada furiosa y el chico anunciando que iría al baño.
–
Vamos Oikawa, ve con él y discúlpate de una vez. Será mejor que dejen de
comportarse como críos los dos o esa actitud que tienen perjudicará al club.
El
setter hubiera querido replicar, pero esa vez la mirada del manager no dejaba
espacio para los reclamos. Así que salió de la sala rumbo a los sanitarios.
Iwaizumi no se sorprendió cuando vio a su amigo esperándole recargado en el
lavabo. Lo que le molestaba era la suerte que tenía pues estaban completamente
solos.
–
Iwa-chan, vamos a hacer las paces, ¿sí?
–
No.
–
¡Por qué no, Iwa-chan!
–
No molestes, Oikawa… – Dijo rudamente, mirándolo más que con esa expresión
cotidiana de molestia, verdaderamente enojado, quizá dolido por alguna razón.
–
Oye, cuando dije eso la última vez, no quise fastidiarte. De todas maneras te
fuiste sin decirme nada, ¿no crees que estás siendo un poco injusto aquí?
–
¿Yo soy injusto? – Inquirió con tono enfadado. Mirándole realmente por primera
vez en todos esos días. Oikawa ha visto esta expresión numerosas ocasiones,
pero es la primera que siente que había extrañado esos ojos furiosos reclamando
cada uno de sus movimientos. El setter soltó una risita al darse cuenta de sus
pensamientos… – No le encuentro la gracia, idiota.
–
Oh no, por favor no te enojes más Iwa-chan. Me he reído porque estaba pensando
que debo ser masoquista o algo así.
–
¿Qué?
–
Estaba tan preocupado porque no hablabas conmigo que no me di cuenta de cuánto
extrañaba tus miradas, incluso si son molestas. Iwa-chan, si la respuesta a la
pregunta que te hice aquella vez es positiva, debes saber que no me sentiría
incómodo o molesto.
–
¿Qué narices estás diciendo?
–
Estoy diciendo que si te gusto, si sientes algo por mí está bien. Porque
Iwa-chan es mucho más importante para mí que todas las chicas que se me acercan
a diario.
–
Imbécil.
–
Iwa-chan, no dejes de molestarte conmigo pero sigue siendo el único para mí,
¿sí?
–
Tú, no sabes lo que estás dic…
Quedarse
inmóvil, estupefacto, sorprendido, aturdido y cualquier otro sinónimo que
encaje en el momento en que Iwaizumi recibió su primer beso de un Oikawa
relajado y atrevido que presionaba sus labios con demasiada suavidad.
--//--
–
Por cierto, Hinata, cómo fue la charla con mi mamá la otra noche.
–
Ah, bastardo, ahora me preguntas eso… – El pelinaranja hizo una trompetilla con
sus labios a modo de puchero y reclamo. Luego se sonrojó y tiró de sus cabellos
con desesperación.
–
Hey, no pudo ser tan malo, ¿o sí?
Hinata
despidió un aura oscura, Kageyama frunció el ceño. Su madre no era para nada de
temer o algo así. Era de hecho
bastante normal.
…Flashback…
– ¿Y qué haré mientras?
– Cuestionó con aire nervioso.
– Hablar con mi mamá,
por supuesto.
¡Por
supuesto y una mierda! Hinata pensó preocupado cuando Kageyama se largó a la
ducha dejándole ahí con la tarea de
hablar con su madre. De todas maneras hasta el momento no ha tenido la
oportunidad de conocerla en persona. De pronto comenzó a sentirse más nervioso,
¿cómo será la mamá de su novio? ¿Qué pensará cuando lo conozca? ¿Le caerá bien?
Preguntas como aquellas comenzaron a rondarle el pensamiento mientras bajaba
las escaleras a paso lento, lo más lento posible.
–
Maldito Kageyama, cómo se atreve a
dejarme solo en una situación así.
–
Oh, tú debes ser el amigo de Tobio-chan. Bienvenido, soy Kageyama Megumi, la
madre de Tobio.
–
Mu-mucho gusto, Megumi-san. Soy Hinata Shoyo.
–
Shoyo-chan~ ¡qué lindo! – La mujer le pellizcó una mejilla y luego le invitó a
la estancia mientras esperan por la comida que ha pedido a domicilio… – No es
que no sepa cocinar, es más bien que suelo llegar cansada del trabajo. Además,
con un amigo de Tobio-chan en casa es imposible que ofrezca algo menos que
delicioso.
–
G-gracias.
Hinata
permanecía sentado en el sofá, con la espalda recta y las manos en su regazo.
Ahora que conocía a la mamá de su novio se sentía extraño, de pronto se
percataba de que el atractivo de Kageyama quizá estaba heredado en parte de su
progenitora. La mujer era delgada, quizá un poco alta para el promedio femenino
del país, tenía el cabello largo de un color negro intenso, y aunque lo tenía
recogido en una coleta sobre su nuca todavía caía hasta su cintura y estaba
ligeramente ondulado de las puntas. Tenía la piel blanca y usaba maquillaje
ligero por lo que su belleza resultaba muy natural, y el color de sus ojos era
oscuro también.
–
Te llevas bien con Tobio, ¿no es así?
–
¿Eh? Oh, sí… – ¡Qué nervios! Kageyama
idiota vuelve pronto, tu mamá hace preguntas incómodas.
–
Eres el primer amigo que Tobio-chan trae a casa, me siento muy feliz por eso. Tobio-chan
nunca lo dice pero me entero de todo, sé que le es difícil hacer amigos por su
personalidad tan seria; cuando estaba en la escuela media él admiraba mucho a
uno de sus senpais, pero creo que no se hicieron amigos como a Tobio-chan le
hubiera gustado.
–
Oh, ¿se refiere a Oikawa, de Aoba Johsai?
–
Sí, Tobio-chan solía venir y practicar después de la escuela, y a menudo lo
escuchaba murmurar de las jugadas y todo lo que tenía que hacer para ser tan
buen setter como ese chico. Lamentablemente no pudieron amistarse como ahora
ustedes dos. Por eso me siento contenta de que un amigo de verdad esté aquí.
–
S-sí. Kageyama y yo somos buenos amigos…
– Parlotear nervioso y rezar por la llegada del pelinegro.
–
Shoyo-chan, ¿qué es lo que más te gusta de mi hijo?
–
¡¿Eh?!
–
Estoy curiosa por saber qué cualidad de mi Tobio-chan pudo hacer que un chico
tan lindo como tú se haya hecho su
amigo.
–
Oh, esto… bueno, estamos en el club de voleibol, sus grandiosas levantadas me
permiten rematar poderosamente el balón hasta el otro lado de la red. ¡Kageyama
es un genio!
–
Ah, ya veo. Así que es por el voleibol también. Supongo que de no ser por el
club entonces ustedes dos no serían más que compañeros de escuela… – Megumi
dijo con cierto tono decepcionado. Luego el timbre de la casa interrumpió la
conversación, y al mismo tiempo Kageyama llegó.
–
¿Qué han estado hablando?
–
Sobre ti.
–
¿Sobre mí?
–
Sí, creo que tu mamá está preocupada por tu capacidad para hacer amigos.
–
La cena ha llegado, vamos todos a la mesa… – Una vez todos sentados en el
comedor… – Por cierto, Shoyo-chan te ves adorablemente bien con la ropa de
Tobio-chan, casi parece escena de película cuando la novia del protagonista
viste una de sus camisetas.
Kageyama
y Hinata terminaron atragantándose con sus bocados.
–
Oh, creo que es inadecuado un comentario así, ¿verdad?
…Flashback…
–
Por cierto, aún no me devuelves mi sudadera, Hinata.
–
¡Ah! ¡Lo he olvidado!
–
O quizá sea que quieres quedártela.
–
¿Ah? ¿Para qué querría quedarme con tu sudadera?
–
Qué se yo, tal vez porque tiene mi aroma o te acuerdas de lo que hicimos esa
vez antes de que mi madre llegara.
–
¡Bakayama pervertido!
--//--
–
Dai, estaba pensando que el día de la ecografía lo más probable es que tengas
partido.
–
¿Eh, de verdad?
–
Sí, estaba revisando el calendario y me percaté de eso.
–
Bueno, tendré que encontrar la manera de hacer las dos cosas, Suga.
–
No, te lo estoy comentando justamente porque quiero que te concentres en el
Torneo.
–
¡Qué! De ninguna manera voy a perderme la eco de nuestro bebé.
–
Dai, habrá otras. Además la doctora me dará un video, podremos verlo después.
–
No es lo mismo.
–
Pero el equipo te necesita y cuenta contigo, no puedes quedar mal con ellos.
Además, recuerda que ahora no solo eres el capitán de Karasuno, también estás
ahí para jugar por mí. Quiero que te concentres en una cosa a la vez, Dai.
–
Aún así, también quiero estar ahí. Es importante para mí, Suga.
–
Dai… – El peliplatino sonrió y le abrazó dándole un pequeño beso… – Me mimas
demasiado y actúas como un padre ejemplar a pesar de que somos apenas
adolescentes. Soy feliz de que quieras estar en todo conmigo, de que aguantes
mis vómitos matutinos y estés atento a mis mareos, estoy feliz de saber que
cuento contigo; pero esta vez, también tienes que pensar en los demás.
Cambiaría la fecha pero es el único espacio que la doctora tiene para
atendernos, mamá vendrá conmigo.
–
Yo… todavía pensaré en ir, Suga. No dejaré al equipo pero me esforzaré por
acompañarte.
–
Tan testarudo… – Soltar una risita y besarle de nuevo. Estar cómodo ahí entre
sus brazos, incluso si están en el descanso del trabajo y en nada tendrá que
dejarle para volver a su respectiva labor… – Oh, antes de que lo olvide, y es
solo un comentario para que lo tomes en consideración. Mis padres me han dicho
que estaría bien si viviésemos juntos en casa.
–
¿Ah?
–
Están invitándote a vivir con nosotros. Ahora apenas tengo un par de meses pero
cuanto más avance el embarazo más atenciones deberé recibir, o eso ha explicado
la doctora. Mis padres solo estaban pensando que estaría bien si estás conmigo,
y bueno con lo que ganamos en nuestros empleos de medio tiempo no tenemos
suficiente para rentar un apartamento pequeño y cubrir todos los gastos, he
estado sacando cuentas y revisando precios de ropa, pañales, leche y otras
cosas indispensables para nuestro bebé, además de los gastos médicos extra que
no cubre el seguro escolar, apenas podremos hacernos cargo. Además hay que
pensar en la Universidad, yo creo que sería bueno si la cursaras tú primero y
una vez que encuentres un empleo estable, estudiaría algo yo. Así nuestro bebé
no estará solo ni lo descuidaríamos de ninguna manera.
–
Suga, ¿has pensado en todo eso?
–
Sí. ¡Lo siento! He sido ambicioso y egoísta. Pero no significa que tenga que
hacerse todo como lo estaba diciendo, son solo ideas y…
–
No estás siendo ambicioso ni egoísta, al contrario, pienso que has estado
pensando más maduramente que yo. Me he enfocado únicamente en el trabajo y la
escuela, pero no había pensado en todo lo demás. Ni el futuro más próximo
siquiera. Vamos a meditarlo como cada decisión que hemos tomado, ¿de acuerdo?
Camino a casa luego del trabajo lo hablamos, Suga.
–
De acuerdo, Dai.
Regalarse
otra sonrisa y darse un par de besos más antes de reintegrarse en el trabajo.
–
Dai, qué… oh… – Quedarse con la cara roja cuando, antes de soltarse, se percata
del bulto en la entrepierna que resalta por encima de los pantalones de su
novio.
–
No hagas caso. Es solo que, bueno hace mucho que nosotros no, y estabas tan
cerca y nos besábamos…
Sugawara
rió bajito, con las mejillas rojas pero de alguna forma extremadamente feliz.
En algún momento le había preocupado que el sexo pudiese quedar olvidado con
tanto lío del que hacerse cargo ahora.
–
Vamos a encontrar un momento para hacerlo, Dai. También extraño hacer el amor
contigo.
--//--
–
Espera Yuu, el condón.
–
Date prisa, Asahi…
Azumane
rebuscó en su bolso sintiéndose mareado porque Nishinoya no dejaba de mover su
boca a lo largo de su extensión poniéndole mucho más duro y caliente. Luego un
pensamiento flash, han estado teniendo sexo todos los días, literalmente. Y con
el torneo a la vuelta de la esquina se pregunta si está bien, si no tendrá
estragos en su rendimiento deportivo.
–
Yuu, nghh… el… condón…
Quedarse
en blanco y apretar la cintura de Nishinoya mientras el chico monta sobre su
falo habiéndose autopenetrado luego de la larga espera que lo había mandado al
límite.
--//--
–
Tsukki, ¿sigues enojado conmigo?
–
Te lo dije muchas veces, Tadashi. Pero parece que a ti te da igual. No creo que
seas tan ciego como para no darte cuenta de que Fujimi va tras de ti como algo
más que amigos. Si tú no lo frenas entonces es como si dijeras que tiene
oportunidad, y si eso sucede entonces en dónde quedo yo.
–
Tsukki, no es así.
–
Lo es, Tadashi. Es patético pero lo voy a decir, elige aquí y ahora, ¿Fujimi o
yo?
Continuará……
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