miércoles, 28 de diciembre de 2016

Nine Tailed Fox. CAPÍTULO 12.



CAPÍTULO 12. AMOR
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Jung Yunho se quedó de piedra por un instante, procesando las palabras pronunciadas por el zorro. Pero venga, tener tal belleza enfrente no podía ser para quedarse en el limbo por más de un segundo. El moreno dio un paso al frente, atrapando la mirada de Jaejoong con la suya.

— Lo sabes, ¿verdad Jaejoong? Si te abrazo, si te beso, si te amo ahora; no te soltaré nunca. ¿Estás listo para esta clase de amor?

El zorro de ojos negros sintió un estremecimiento viajar por todo su cuerpo. Tales palabras, tal firmeza, tal mirada fulgurante, quemaba algo dentro de sí. Algo, que sacudía su Aliento y le vibraba en el alma. Algo, que contagiaba su corazón de un sentimiento que creyó perdido tiempo atrás. Mucho, tiempo atrás.

Jung no estaba listo para una negativa en realidad, pero tampoco quería empujar sus sentimientos en el zorro como si desconociera lo que había pasado doscientos años atrás. Se sentía como atrapado entre la espada y la pared, por un lado desea derrumbar la coraza que el zorro puso –con toda justicia– alrededor de su corazón, pero por otro quiere darle todo el tiempo que necesite para ser capaz de confiar nuevamente en un humano. Sobre todo, si este humano es descendiente directo de la persona que lo traicionó con tal crueldad en aquel tiempo. Ahora que lo meditaba de tal manera, estaba siendo un poco arrogante.

¿Estás seguro de que esto es amor, Yunho ah?

Oh, una pregunta tan directa, tan honesta, tan justa. Si bien el zorro de ojos negros le ha pedido hace un minuto que lo amara, había claramente una petición inherente incluida ahí. Amar por amar no sirve de nada, hacer sentir bien el cuerpo no es más que una ilusión absurda que el tiempo puede borrar. Amar con algo más que el deseo, la lujuria, las circunstancias o cualquier otra excusa banal, sí que podía considerarse verdadero amor. Un sentimiento, tan humano y visceral, que muchas veces es confundido con simple erotismo.

¿Yunho ah?

— Estoy seguro de que esto que siento por ti es amor, Jaejoong. Incluso si no sé en qué momento se convirtió en este sentimiento, justo ahora daría la vida misma por ti, pero antes que sacrificar el hecho de poder ser felices juntos, haría hasta lo imposible por conservar tu vida y la mía para vivir este amor si es que puedo hacerlo llegar hasta tu corazón.

El zorro de ojos negros abrió los ojos de par en par. Él que ha observado a la humanidad durante decenios sabe cuán valiosa es una confesión de amor en la que “dar la vida por el otro” se convierte en la cúspide del significado de amor que se le brinda al sentimiento que late profundamente en el corazón. Pero que el moreno le dijera que primero haría hasta lo imposible por vivir juntos ese sentimiento, había llegado a calar hondo en su interior, ha tocado su Alma, ha hecho vibrar su Aliento. Y todo lo que es él, el gumiho hermoso de nueve colas blancas y el destello plateado que refleja toda su piel, simplemente había adquirido un nivel insospechado de perfección. Este sentimiento, esta aura de felicidad, esta calidez, esta sensación de dicha; nunca antes había experimentado.

— ¿Jaejoong?

Ese nombre, me gusta. Me gusta cómo suena cuando tú lo dices, Yunho ah. Me hace sentir tan cerca de ti que no sé cómo explicarlo. — Dijo con una expresión llorosa que el moreno supo no se debía a un sentimiento incómodo o doloroso… — Yo quiero, realmente quiero que me ames.

— ¿Confías en mí, Jaejoong?

Yo… — El zorro de ojos negros le miró. Sus mejillas pálidas se arrebolaron de un lindo rubor carmín y el brillo que chispeó su mirada, valía la admiración que pudiera brindársele al universo mismo… — Sí, confío en ti, Yunho ah.

Y así, salvando la distancia con un paso más, las manos del moreno sujetaron el cuerpo del zorro, una de ellas rodeándole la delgada cintura, la otra posesionándose de su cuello para acercarle finalmente a sí mismo, besándole lento, apasionado, cariñoso.

Luego, un mareo que no venía precisamente de su anhelo alcanzado, sino de memorias de un ayer que poco entendía desde la perspectiva de su antepasado, pero que justo en ese momento, podría cambiar su visión de los hechos.

…Flashback…

Cuando Yoon Hoo entró en la casa, incluso los sirvientes le abrieron paso sin atreverse en cuestionar la furia del general. Su lacayo más cercano lo siguió sin embargo hasta el salón principal, sin cuestionar nada, aguardando a que el general se calmara aunque fuera un poco.

— ¡Maldición, maldición, maldición! — Gritaba una y otra, y otra vez con la mirada enardecida.

Los muebles, los cuadros, cualquier objeto en el salón quedó reducido a un montón de basura inservible e insalvable. El general Yoon Hoo había hecho pedazos todo en su afán por descargar la ira que le carcomía las entrañas.

— Mi señor.

— ¡Silencio!

— Yoon Hoo.

— ¡He dicho silencio, Shin Hae!

Su sirviente, quien era su mejor amigo también, sintió entonces el primer pinchazo de auténtico dolor en su pecho, el Aliento contenido dentro de él ha estado inquieto desde hace algunos minutos, pero él no se había atrevido en salir porque sabía que esa noche su amigo y el amante de éste iban a encontrarse. Él sabía, que probablemente esa noche las cosas no iban a resultar como el general se lo había planteado hace algunos días, y es que la noche anterior al volver del Palacio, ya estaba diferente.

— ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estás tan furioso? ¿Dónde está él?

— ¡No menciones a ese hombre nunca más! ¡Él está muerto para mí, entiendes!

— De qué estás hablando, Yoon Hoo. Ibas a dejarlo todo por él.

— ¡Te lo advierto Shin Hae, si vuelves a mencionarle una sola vez más! — El general desenfundó su espada y apuntó la filosa hoja en dirección a su corazón. El Aliento contenido en el pecho de Shin Hae se agitó tan violentamente que el hombre no pudo evitar que su rostro revelara el dolor que estaba sintiendo; sin embargo, el general no se percató de ello, o fingió no hacerlo… — Te mataré… — Dijo entonces con voz trémula.

Sin Hae retrocedió, más que nada movido por el dolor acuciante en su pecho. Y tras dar media vuelta, sin mirar atrás, salió de la villa tan rápido como el dolor mismo le permitió, dejando al general a solas.

Yoon Hoo cayó de rodillas. El corazón le martillaba contra el pecho con ira. Sí, pero una ira muy distinta a lo que Shin Hae podría pensar, a lo que hizo creer al zorro de ojos negros. Esta ira venía de su propia incapacidad para cumplir su palabra de amar eternamente al muchacho. La verdad de aquel entonces, oculta durante doscientos años, palpitaba dolorosamente en el corazón del general. Él no había querido hablarle de esa manera a su amante, no había querido dejarle atrás. No había querido renunciarle. Era sin embargo, que no había tenido otra opción.

Porque la noche anterior la Abuela de los Tres Dioses se había presentado ante él y le había amenazado. La vida del zorro de ojos negros a cambio de apartarse para siempre de su lado.

Quién es usted para pedirme algo así. Lo amo, y voy a tomar el camino junto a él sin importar cuán complicado sea.

La anciana le miró con serenidad. Aunque el general percibía algo muy diferente en las cuencas experimentadas de la mujer.

Tú no tienes idea de quién es él, ¿verdad? Incluso si tu familia ha perseguido a mis criaturas favoritas, desconoces totalmente dónde estás parado.

No sé de qué me está hablando, pero sinceramente eso no me importa. Por favor, váyase de la misma forma en que vino.

Ah, tan arrogante para ser un simple mortal… — La Abuela de los Tres Dioses levantó la mano y bastó para que el cuerpo del general se paralizara de pies a cabeza… — Así es mejor, escucharás ahora lo que tengo para decir.

Qué clase de brujería es esta… — Preguntó el general, incapaz de mover un solo músculo, pero con todos sus sentidos activos.

¿Brujería? — La Abuela sonrió divertida… — Oh no, muchacho. No soy una bruja insolente que usa pociones para obtener algún beneficio, además, la mayoría de las veces lo hacen tan mal que con el tiempo la naturaleza misma les devuelve sus intentos insensatos de manipular aquello sobre lo que no tienen control. No, querido. Soy mucho más que una bruja insolente, soy lo que entre los tuyos también puede ser considerada una diosa. Aunque incluso podrías decir que soy superior a esa concepción.

Por qué está usted aquí, qué relación tiene con él.

Cierto, él es la razón por la que vine hasta aquí personalmente. Y créeme, aunque le tengo cierto aprecio a la humanidad, no me gusta pasear por este plano terrenal. Verás, el chico que has tomado por amante es una de mis criaturas favoritas, y no quiero que nada lo ate a este mundo. Así que, renuncia a él.

Con qué derecho pide algo así.

Ah, es que no estás escuchando, querido. Soy alguien superior que no quiere que te involucres con uno de sus “hijos”, si quieres ponerlo de esa manera para que te sea más fácil de comprender. Mañana cuando salgan a caminar como tienen planeado, asegúrate de renunciar a él. Se lo suficientemente convincente o no te creerá.

Seré incapaz de mentirle. Lo amo y él lo sabe, se lo he dicho, se lo he demostrado. Sé que él lo ha sentido incluso si solo le he mirado.

Entonces actúa. Sé cruel con él, dile que lo odias, que solo jugaste con él. Qué se yo, improvisa. Pero renuncia a él, aléjalo de tu vida.

Todavía no me dice por qué razón es tan importante esto. Qué tiene de malo que ame a su “hijo”.

La Abuela de los Tres Dioses avanzó un poco más, sostuvo el mentón de Yoon Hoo siendo incluso un poco brusca al hacerlo, mirando directamente a los ojos marrones de éste.

Conozco a tu familia de mucho tiempo atrás. Uno de los tuyos intentó seducir a mi “hija” favorita de hace siglos. La madre del Gumiho que ahora tú pretendes apartar del lugar al que pertenece.

— ¿Gumiho?

Sí, un Gumiho. Su nombre es YoungWoong, y está cegado por las promesas que le has hecho. Así que renuncia a él, o me encargaré de tomar su vida antes que dejarle estar contigo.

El general abrió los ojos de par en par. Una amenaza de tal naturaleza. Él no podía permitirlo. Sin embargo, incapaz de moverse, sería tan simple para la mujer acabar con su vida.

Mi vida. Por qué no toma la mía y amenaza con tomar la suya.

Matarte solo le haría estar en mi contra. El rencor de un Gumiho no es fácil de manejar. Y yo no soy estúpida, no pondría a mi “hijo” en contra mía de esta manera. Sin embargo, puedo manipularte a ti. Si eres lo suficientemente convincente y te aseguras de hacer que renuncie a ti, que te odie. Perdonaré su vida, y por tanto la tuya.

El general Kim Yoon Hoo tragó hondo. La situación se perfilaba complicada. Sin embargo, pensó que tal vez hablando con su amante podría encontrar una solución. Pero casi al instante de su pensamiento, algo constriñó su corazón haciéndole sentir como si la vida le estuviese abandonando lentamente. Tanto dolor, tanta angustia, tanto miedo.

Escúchame, Yoon Hoo, si vuelves a pensar tal atrevimiento, este dolor que estás sintiendo ahora lo haré sentirme cien veces más fuerte a YoungWoong. Y lo haré ante tus ojos, entonces tomaré su vida delante de ti y haré que vivas mil vidas antes de que puedas encontrar consuelo alguno sabiéndote culpable de su muerte.

Yoon Hoo tensó la mandíbula, apretó los dientes y trató de soportar esta sensación de lenta muerte. Quiso retar a la mujer con la mirada, pero el dolor se incrementó de tal manera que incluso juraría que su vida pendía de un hilo.

¿Entiendes ahora, Yoon Hoo?

El general murmuró una afirmación, y al instante cualquier resquicio de dolor o parálisis desapareció. La Abuela había retirado su hechizo y él se había desvanecido cayendo de rodillas, respirando agitado y demasiado consciente del dilema en que esta mujer le había puesto. Una encrucijada que seguramente le haría ganarse el odio de su amante. Porque Yoon Hoo, nunca permitiría que su amante fuera herido de ninguna manera.

Espero que sepas cumplir con esta pequeña encomienda. No debe ser nada difícil para un humano mentir, está en su naturaleza después de todo.

Yoon Hoo se mordió los labios y golpeó el piso con fuerza cuando sintió la presencia de la anciana desaparecer a su espalda. Esa noche el general no concilió el sueño. Y de hecho, en su vida –demasiada larga para su propio gusto, pero incapaz de arrebatársela a sí mismo– nunca más pudo dormir sin tener pesadillas atormentando su conciencia. Porque a la noche siguiente de su encuentro con la Abuela de los Tres Dioses, mintió al hablarle tan duramente al zorro de ojos negros. Le habló tan cruelmente que supo al instante cuánto daño le había ocasionado, sus hermosos ojos negros lo gritaban. Y ganarse su oído había sido sin embargo la garantía que tenía para mantenerle con vida.


— Perdóname amor mío, por no ser más que un simple mortal incapaz de protegerte de otra manera. Ódiame. Ódiame con todas tus fuerzas mi amor, porque al final yo te seguiré amando con la misma intensidad que te juré cada día. Y los tulipanes, amado mío, seguirán siendo el símbolo de mi eterno amor por ti.

Desde entonces el general Yoon Hoo cambió radicalmente. Se volvió un hombre sombrío, incapaz de sonreír, incapaz de ser feliz. Su matrimonio con Soo Ahn estuvo destinado al fracaso desde el momento en que fueron comprometidos, y nunca le dio un hijo. Obviamente, nunca pudo encariñarse con su concubina, y ella sabía bien el motivo por el cual su esposo se comportaba así.

…Flashback…

Yunho rompió el beso súbitamente, Jaejoong le miró atónito. ¿Se estaba arrepintiendo? El moreno, al percatarse de la inquieta mirada del zorro de ojos negros sonrió acariciándole una mejilla. Está seguro de que estas imágenes que siguen viniendo a su mente están relacionadas con algo más poderoso que simple cuestión de genética, algún tipo de magia que todavía no puede entender. Pero esto que ha visto hoy, le hace sentir de alguna manera tranquilo, porque su antepasado no detestaba al zorro. Lo amaba, tanto como él siente que lo hace también.

¿Yunho?

— Te Amo, Jaejoong.

Sonreír todavía más, acariciarle incluso las felpudas orejas de zorro, viéndole sonrojarse y estremecerse bajo su caricia. Yunho volvió a inclinarse por sus labios rojos, besándole con más cariño que antes a ser posible. Incluso si aún hay muchas cosas del pasado que quiere entender, justo en ése momento sabe, que solo puede amarlo a él. Jaejoong lo merece, lo espera, lo desea.

El zorro de ojos negros se deja llevar, oculta sus nueve colas cuando comprende que Yunho no va a escapar, que no va a echarle en cara su verdadera naturaleza. Lo intenta incluso con las otras características zorrunas, pero al moreno parece gustarle jugar con sus orejas, y eso a él de alguna manera también lo excita. Hacía tanto, tantísimo tiempo que no sentía la pasión de una caricia, que casi lo había olvidado.

Ahh~ — Jadea de pronto, y es que sumido en las sensaciones, no se ha dado cuenta del momento exacto en que el moreno le ha desnudado, lamiendo ahora con parsimonia sus pezones… — Yunho~

— ¿Te gusta así, Jaejoong?

Sí~ — Jadear más alto y avergonzarse por ello.

Y casi parecía mentira, porque un gumiho no suele ser quien se avergüence en medio de un acto sexual, porque es quien suele mostrar el alcance de su sensualidad y seducir a quien se convierte en su amante. Sin embargo, Jaejoong entiende por qué se avergüenza, por qué se siente tan bien. Esto es más que lujuria, hará el amor.

Cuando las manos del zorro de ojos negros se movieron para acariciar y dar placer también, desnudando lentamente al moreno entre besos y jadeos. Así fueron avanzando hacia la habitación, cayendo suavemente sobre la cama, Jaejoong tomando la posición de arriba, rozando su anatomía contra la de Yunho, ondeando sus caderas contra la pelvis mientras sus labios se besan sin parar.

— Jaejoong, es injusto así solamente.

¿Qué?

Ser empujado contra el colchón y besado desde el cuello hasta el ombligo. Yunho se toma su tiempo en cada recoveco descubierto, explorando cada tramo de suave piel con su lengua, dejando una estela de saliva caliente que pronto se evapora en la febril anatomía del zorro. La mano de Yunho resbala por el vientre hasta la pelvis, se pasea por las ingles rodeando intencionadamente la erección de Jaejoong, casi haciéndole desear más por su toque en aquella zona de su anatomía.

Yunho~

— Qué, ¿deseas algo en particular, Jaejoong?

El zorro de ojos negros le miró con ojos lacrimosos, cargados de una ansiedad que el moreno nunca había visto siquiera destellar ahí. Y eso, honestamente, era como para volverse loco de amor.

Deja de jugar solamente, tócame.

— Pero te estoy tocando. Mira… — Sonrió al tiempo que una de sus manos acariciaba uno a uno los rosados pezones, lamiéndolos luego, dando algunas mordidas suaves, succionándolos hasta endurecerlos y dejarlos rojos… — Y también acá te toco, Jaejoong… — Agregó, palpando con las yemas de sus dedos los costados de su pelvis, la línea de las ingles hasta sus muslos.

El zorro se estremeció con cada una de sus caricias, pero no era ese toque el que deseaba. Jadeante, tomó la mano que acariciaba sus piernas y las dirigió sin pudor alguno a su erección.

Ahí, tócame ahí, por favor Yunho. Y después… — Abriendo sus piernas y alzando su cadera tras liberar sus colas nuevamente, llevó sus manos a su trasero, separando sus glúteos para mostrar su intimidad… — Aquí. Quiero que me llenes de ti.

— Jaejoong, ¿conoces siquiera el significado de la prudencia? Mostrándote así ante mí, podría morir de un infarto. Eres tan hermoso y sensual… — El moreno sintió cómo su miembro había alcanzado en un santiamén el punto máximo de excitación con solo aquella panorámica tan exquisita.

El desnudo Gumiho era increíblemente encantador de pies a cabeza, todo en él lucía sobrenatural, y al mismo tiempo tan palpable. El moreno volvió a inclinarse sobre el cuerpo del pelioscuro, besándole mientras se ayudaba de sus antebrazos para mantener la postura que el propio zorro había iniciado, con su cadera elevada y las piernas abiertas. Apoyando las palmas de sus manos sobre el colchón, Yunho usó parte de su fuerza para sostener a Jaejoong, rozando en el acto sus miembros.

Ahh~ Yunho~

Y entonces, relajando un poco la postura, descender nuevamente para tomar el falo del zorro con su mano, bombeando arriba y abajo como lo ha hecho consigo mismo cuando se masturba, procurando darle placer, atento a sus reacciones, a los jadeos, a los gemidos más intensos. Besándole una y otra vez sin parar, lamiendo sus pezones o besando otros páramos de su cuerpo.

Yunho, date prisa. No puedo soportar más la espera. Y estoy seguro que tú tampoco.

Jaejoong le miró suplicante, sosteniendo con su mano el pene erecto del moreno, sintiéndole duro y caliente. Yunho no fue capaz de refutar las palabras del zorro, realmente estaba comenzando a ser insoportable la excitación de su falo.

— Está bien, voy a prepararte.

¿Pre-prepararme?

El zorro de ojos negros le siguió con la mirada, no entendía por qué ha tenido que abandonarle en el lecho para buscar a saber qué cosa exactamente en uno de los cajones de la cómoda al lado. Yunho volvió con una botella y algunos preservativos, Jaejoong seguía sin comprender. Ciertamente ha estado atento a la forma en que la humanidad ha evolucionado, pero no precisamente en el aspecto sexual. Había algunos misterios ahí para él, en términos de relaciones homosexuales.

— Es más fácil así, y menos doloroso para ti.

Yunho estuvo tentado de preguntarle cómo era el sexo en la antigüedad, cómo es que había sido cuando se entregó a Yoon Hoo. Pero además de extraño, le daban celos. Así que de inmediato desechó la idea. Dejó los preservativos a lado de la almohada y admiró por unos momentos la belleza del zorro, quien nuevamente había escondido sus colas, pero conservaba sus orejas, así que no dudó en acariciarlas, incluso en morder suavemente sus puntas.

Nghh~ ahh~

Los jadeos del zorro no hacían más que incentivar sus curiosidades. Cómo siente un Gumiho, ¿Acaso enteramente igual que un humano? ¿Tendrá lugares más sensibles relacionados con su naturaleza? Yunho quería tocarle de pies a cabeza y descubrir todo acerca de él, de su sensibilidad, de su sensualidad. Pero para eso requería tiempo, y hacerle el amor incontables veces. Hoy, solo probaría un poco de él.

— ¿Podrías levantar la cintura nuevamente?

Jaejoong reveló sus nueve colas para ello, las esponjosas extensiones de su naturaleza zorruna se hicieron un ovillo bajo su espalda para dejar su cadera lo suficientemente alto y facilitarle la labor a Yunho. Al pelioscuro le daba un poco de vergüenza ser visto así, es la primera vez en toda su vida que se muestra tal cual es al intimar con alguien a quien quiere. A quien ama. Porque sí, Jaejoong no dudaría en decir que lo que le atrae a Yunho es amor, y no solo el deseo de ser querido por quien es.

Nghh~ está frío.

— Se calentará en breve, ya verás.

El moreno continuó frotando el lubricante alrededor del anillo del zorro de ojos negros, mientras tanto su boca ha tomado el falo de éste tragándole desde la punta hasta la base.

¡Nghh~! — El pelioscuro arqueó involuntariamente la espalda, la boca cálida de Yunho paseándose arriba y abajo a lo largo de su extensión se sentía tan bien que el calor en su bajo vientre era cada segundo más intenso.

Aprovechando la excitación del zorro, el moreno empujó uno de sus dedos en su intimidad, penetrando lentamente en él, sintiendo apretados los anillos internos de carne rugosa y caliente. Minuto a minuto fue ganando espacio en aquel orificio, alternando las atenciones de su boca entre el falo y los testículos del zorro mientras tanto, evadiendo así el incómodo dolor que probablemente le estaría provocando al dilatarle. El nacimiento de las nueve colas del zorro estaba justo sobre el coxis, lo que de alguna forma le distraía pues las colas se agitaban suavemente como si respondieran a cómo Jaejoong se iba acostumbrando a las invasiones de sus dígitos.

Yunho, basta. Estoy listo, puedes entrar en mí.

El moreno levantó la mirada, el sudor ha comenzado a perlarse en la nívea piel blanca y algunas zonas se han tinturado producto de la excitación, probablemente también de vergüenza. Qué importa, luce hermoso y es todo lo que Yunho puede ver en él, su incalculable belleza cegaría a cualquiera.

Jung se perfiló entre las piernas de Jaejoong, sujetándolas con sus antebrazos las elevó hasta dejarlas a la altura de sus propios hombros; entonces llevó la punta de su pene a la entrada del zorro, pero antes de comenzar a entrar en él, recordó que no había puesto lubricante ni condón, así que reculó bajo la inquieta mirada del zorro.

Detente… — Dijo el zorro cuando comprendió las intenciones del moreno. Luego se incorporó y acomodándose a cuatro sobre la cama, fue él quien llevó el falo del moreno a su boca, succionando y llenándole con su saliva.

— ¡Mghh Jaejoong! ¡Oh dios! — Gimió ronco, extasiado por las atenciones que esa boca caliente le daba. Las colas del zorro se ondearon aquí y allá, y él encontró una abertura entre ellas para alcanzar nuevamente la intimidad del zorro, colando sus dedos en él como para evitar que la dilatación se debilitara.

Un par de minutos después, Jaejoong se apartó y volvió a recostarse, adoptando la postura anterior. Yunho tragó hondo, tanta, tanta belleza.

Y eso… — El zorro miró al costado hacia los preservativos… — Por favor, no lo quiero. ¿Es importante para ti, Yunho?

Honestamente el moreno no supo qué decirle. Los condones es simplemente un gesto que aprendió en su vida sexual. No es que él tuviese parejas sexuales qué considerar, pero siempre escuchó de esta responsabilidad, por la salud de la pareja.

Si lo es…

— No, está bien así, Jaejoong.

El moreno entonces dirigió su virilidad a la entrada del zorro, comenzando a penetrar suavemente. Gimiendo gutural al sentir el roce de su pene contra los anillos rugosos del interior del zorro. Era una sensación exquisita que mandaba señales de placer por todo su cuerpo.

— ¿Duele?

No, estoy bien. Sigue, lléname de ti Yunho~ ¡Ahh~! Justo así~

Y es que Jung había empujado su pelvis más rápidamente hasta que su larga extensión desapareció en la entrada del Gumiho.

— Todo en ti es tan perfecto, Jaejoong… — Murmuró topando su frente con la del zorro.

Muévete ya, no te detengas Yunho.

Entrecerrando los ojos, el zorro recibió las estocadas del moreno con sutil excitación, derritiéndose bajo el cuerpo de su amante. Sus nueve colas se desplegaron entonces desde debajo de su anatomía, ondeando en todas direcciones, envolviendo el cuerpo de Yunho con sutil elegancia, rozando su felpuda esencia por la superficie morena de su piel.

Los gemidos entonces se confundieron con el silencio de la noche y el rumor húmedo de sus cuerpos chocando el uno contra el otro. Se sentía como un reencuentro de promesas muertas que resurgían con creces como el fénix renace de sus cenizas. La noche sin embargo no terminaría ahí, unirían sus cuerpos hasta que el sol despuntara al amanecer y el canto de las aves armonizara su mañana.

Dormitorios Universitarios

Desde la charla improvisada con ChangMin el día anterior, YongGuk no ha dejado de pensar en la pregunta que le hiciera el tío de su amigo. ¿Te gusta mi sobrino? ¿Es que algo en su comportamiento hizo sospechar tal cosa? Bueno, no es que él niegue tan rotundamente que pueda gustarle el muchacho, a cualquiera le gusta y eso ya lo dijo antes. Pero, gustar en un sentido romántico.

— Supongo que, tampoco podría decir que no… — Murmuró para sí, absorto en sus pensamientos no se percató de que el muchacho ha salido de la ducha ya.

— ¿Qué tanto murmuras, YongGuk? No me has dicho cómo te fue en la salida con mi tío ChangMin.

— No estoy murmurando nada… — Responde con su típica sonrisa boba, rascándose la nuca con aire nervioso. Tragando hondo porque, después de mucho tiempo, es la primera vez que se da cuenta de que el cuerpo semidesnudo de SungJae le provoca cosquillas en el estómago, y un poco más al sur también… — Por qué no terminas de vestirte, podrías pescar un resfriado.

— Solo tengo el torso descubierto… — Respondió quitado de la pena, terminando de secar su cabello con la toalla.

Siento que conocer a la familia de SungJae me traerá algunos “problemas” — Suspiró desviando la mirada… — Tomaré la ducha ahora.

— De acuerdo. Ah, YongGuk, invitemos a mi omma, mis tíos y los demás hyungs al festival de la próxima semana, ¿sí? Quiero que tío Junsu vea lo genial que bailas.

— Seguro, lo que quieras SungJae.

— Gracias~

Departamento de Park Yoochun

Resuelto el asunto de sus sentimientos, Park y el zorro de ojos avellanas parecían una pareja de recién casados, o algo así se burló el morocho cuando fue ahí a quedarse a dormir, visto que cuando se acercó al departamento del moreno, su sexto sentido le había advertido que mejor era marcharse –o lo que es lo mismo, había alcanzado a escuchar parte de la conversación entre su hermano y el moreno cuando asomó la cabeza en la puerta, que él sí usaba el código que Jung les había dado–.

— Entonces, sigo sin entender por qué de pronto Hayami y tú no están viviendo juntos. ¿Se pelearon? O más bien, ¿finalmente comprendió que es imposible llenar tu estómago?

Estúpido humano, no tientes tu suerte, todavía puedo lastimarte si lo quiero aunque no tenga mi Aliento… — Refunfuñó el zorro de ojos oscuros fulminándole con la mirada. Él tan cómodo que estaba sin recordar el hecho de que ese desayuno no ha sido preparado por el japonés.

No amenaces a Yoochun, ChangMin~

Él empezó.

— Espera, espera. Qué significa eso de que no tienes tu Aliento.

Mansión Seo

Para Wooyoung era extraño estar aquí. Pero Ji Seok había insistido que entonces no había lugar más seguro en el que él pudiera sentirse tranquilo mientras continúa con su trabajo –investigación incluida respecto a todo lo sucedido– y le deja solo.

— Voy a salir, volveré por la tarde. Los guardias tienen indicaciones de no dejar entrar a nadie a menos que les hagas saber que esperas a alguien.

— ¿Guardias? Es un poco…

— Es para que yo me sienta tranquilo mientras no estoy.

— De acuerdo.

Y cuando su novio se ha marchado, él ha vuelto a su habitación. Ahí, sobre la cama, el libro que le entregara el hombre aquél. Al abrirlo, abrió sus ojos de par en par…


Continuará……

2 comentarios:

  1. Tons fue obligado a mentirle a JJ 😢 Entonces no sólo sufrieron dos sino tres por las loqueras de esa anciana 😢. Lo bueno es que el YJ ya están empezando a ser sinceros y ha poner en práctica su cariño 😍

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  2. Ya sabía la abuela nomás se hace tonta con tal de sacar lo que quiere, Ay pobre Jae ya era hora de que cayera esa barrera. Y el Yoosu O por Dios que boniiito!!!!

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