CAPÍTULO
12. AMOR
--//--
Jung
Yunho se quedó de piedra por un instante, procesando las palabras pronunciadas
por el zorro. Pero venga, tener tal belleza enfrente no podía ser para quedarse
en el limbo por más de un segundo. El moreno dio un paso al frente, atrapando
la mirada de Jaejoong con la suya.
—
Lo sabes, ¿verdad Jaejoong? Si te abrazo, si te beso, si te amo ahora; no te
soltaré nunca. ¿Estás listo para esta clase de amor?
El
zorro de ojos negros sintió un estremecimiento viajar por todo su cuerpo. Tales
palabras, tal firmeza, tal mirada fulgurante, quemaba algo dentro de sí. Algo, que sacudía su Aliento y le vibraba en el alma. Algo,
que contagiaba su corazón de un sentimiento que creyó perdido tiempo atrás.
Mucho, tiempo atrás.
Jung
no estaba listo para una negativa en realidad, pero tampoco quería empujar sus
sentimientos en el zorro como si desconociera lo que había pasado doscientos
años atrás. Se sentía como atrapado entre la espada y la pared, por un lado
desea derrumbar la coraza que el zorro puso –con toda justicia– alrededor de su
corazón, pero por otro quiere darle todo el tiempo que necesite para ser capaz
de confiar nuevamente en un humano. Sobre todo, si este humano es descendiente
directo de la persona que lo traicionó con tal crueldad en aquel tiempo. Ahora
que lo meditaba de tal manera, estaba siendo un poco arrogante.
—
¿Estás seguro de que esto es amor, Yunho
ah?
Oh,
una pregunta tan directa, tan honesta, tan justa. Si bien el zorro de ojos
negros le ha pedido hace un minuto que lo amara,
había claramente una petición inherente incluida ahí. Amar por amar no sirve de
nada, hacer sentir bien el cuerpo no es más que una ilusión absurda que el
tiempo puede borrar. Amar con algo más que el deseo, la lujuria, las circunstancias
o cualquier otra excusa banal, sí que
podía considerarse verdadero amor. Un sentimiento, tan humano y visceral, que
muchas veces es confundido con simple erotismo.
—
¿Yunho ah?
—
Estoy seguro de que esto que siento por ti es amor, Jaejoong. Incluso si no sé
en qué momento se convirtió en este sentimiento, justo ahora daría la vida
misma por ti, pero antes que sacrificar el hecho de poder ser felices juntos,
haría hasta lo imposible por conservar tu vida y la mía para vivir este amor si
es que puedo hacerlo llegar hasta tu corazón.
El
zorro de ojos negros abrió los ojos de par en par. Él que ha observado a la
humanidad durante decenios sabe cuán valiosa
es una confesión de amor en la que “dar la vida por el otro” se convierte
en la cúspide del significado de amor que se le brinda al sentimiento que late
profundamente en el corazón. Pero que el moreno le dijera que primero haría
hasta lo imposible por vivir juntos ese sentimiento, había llegado a calar
hondo en su interior, ha tocado su Alma, ha hecho vibrar su Aliento. Y todo lo que es él, el gumiho
hermoso de nueve colas blancas y el destello plateado que refleja toda su piel,
simplemente había adquirido un nivel insospechado de perfección. Este
sentimiento, esta aura de felicidad, esta calidez, esta sensación de dicha;
nunca antes había experimentado.
—
¿Jaejoong?
—
Ese nombre, me gusta. Me gusta cómo suena
cuando tú lo dices, Yunho ah. Me hace sentir tan cerca de ti que no sé cómo
explicarlo. — Dijo con una expresión llorosa que el moreno supo no se debía
a un sentimiento incómodo o doloroso… — Yo
quiero, realmente quiero que me ames.
—
¿Confías en mí, Jaejoong?
—
Yo… — El zorro de ojos negros le
miró. Sus mejillas pálidas se arrebolaron de un lindo rubor carmín y el brillo
que chispeó su mirada, valía la admiración que pudiera brindársele al universo
mismo… — Sí, confío en ti, Yunho ah.
Y
así, salvando la distancia con un paso más, las manos del moreno sujetaron el
cuerpo del zorro, una de ellas rodeándole la delgada cintura, la otra
posesionándose de su cuello para acercarle finalmente a sí mismo, besándole
lento, apasionado, cariñoso.
Luego,
un mareo que no venía precisamente de su anhelo alcanzado, sino de memorias de
un ayer que poco entendía desde la perspectiva de su antepasado, pero que justo
en ese momento, podría cambiar su visión de los hechos.
…Flashback…
Cuando
Yoon Hoo entró en la casa, incluso los sirvientes le abrieron paso sin
atreverse en cuestionar la furia del general. Su lacayo más cercano lo siguió
sin embargo hasta el salón principal, sin cuestionar nada, aguardando a que el
general se calmara aunque fuera un poco.
—
¡Maldición, maldición, maldición! — Gritaba una y otra, y otra vez con la
mirada enardecida.
Los
muebles, los cuadros, cualquier objeto en el salón quedó reducido a un montón
de basura inservible e insalvable. El general Yoon Hoo había hecho pedazos todo
en su afán por descargar la ira que le carcomía las entrañas.
—
Mi señor.
—
¡Silencio!
—
Yoon Hoo.
—
¡He dicho silencio, Shin Hae!
Su
sirviente, quien era su mejor amigo también, sintió entonces el primer pinchazo
de auténtico dolor en su pecho, el Aliento
contenido dentro de él ha estado inquieto desde hace algunos minutos, pero
él no se había atrevido en salir porque sabía que esa noche su amigo y el
amante de éste iban a encontrarse. Él sabía, que probablemente esa noche las
cosas no iban a resultar como el general se lo había planteado hace algunos
días, y es que la noche anterior al volver del Palacio, ya estaba diferente.
—
¿Qué ha pasado? ¿Por qué estás tan furioso? ¿Dónde está él?
—
¡No menciones a ese hombre nunca más! ¡Él está muerto para mí, entiendes!
—
De qué estás hablando, Yoon Hoo. Ibas a dejarlo todo por él.
—
¡Te lo advierto Shin Hae, si vuelves a mencionarle una sola vez más! — El
general desenfundó su espada y apuntó la filosa hoja en dirección a su corazón.
El Aliento contenido en el pecho de
Shin Hae se agitó tan violentamente que el hombre no pudo evitar que su rostro
revelara el dolor que estaba sintiendo; sin embargo, el general no se percató
de ello, o fingió no hacerlo… — Te mataré… — Dijo entonces con voz trémula.
Sin
Hae retrocedió, más que nada movido por el dolor acuciante en su pecho. Y tras
dar media vuelta, sin mirar atrás, salió de la villa tan rápido como el dolor
mismo le permitió, dejando al general a solas.
Yoon
Hoo cayó de rodillas. El corazón le martillaba contra el pecho con ira. Sí,
pero una ira muy distinta a lo que Shin Hae podría pensar, a lo que hizo creer
al zorro de ojos negros. Esta ira venía de su propia incapacidad para cumplir
su palabra de amar eternamente al muchacho. La verdad de aquel entonces, oculta
durante doscientos años, palpitaba dolorosamente en el corazón del general. Él
no había querido hablarle de esa manera a su amante, no había querido dejarle
atrás. No había querido renunciarle. Era sin embargo, que no había tenido otra
opción.
Porque
la noche anterior la Abuela de los Tres
Dioses se había presentado ante él y le había amenazado. La vida del zorro
de ojos negros a cambio de apartarse para siempre de su lado.
— Quién
es usted para pedirme algo así. Lo amo, y voy a tomar el camino junto a él sin
importar cuán complicado sea.
La anciana le miró con serenidad.
Aunque el general percibía algo muy diferente en las cuencas experimentadas de
la mujer.
— Tú
no tienes idea de quién es él, ¿verdad? Incluso si tu familia ha perseguido a
mis criaturas favoritas, desconoces totalmente dónde estás parado.
— No
sé de qué me está hablando, pero sinceramente eso no me importa. Por favor,
váyase de la misma forma en que vino.
— Ah,
tan arrogante para ser un simple mortal… — La Abuela de los Tres Dioses
levantó la mano y bastó para que el cuerpo del general se paralizara de pies a
cabeza… — Así es mejor, escucharás ahora
lo que tengo para decir.
— Qué
clase de brujería es esta… — Preguntó el general, incapaz de mover un solo
músculo, pero con todos sus sentidos activos.
— ¿Brujería?
— La Abuela sonrió divertida… — Oh
no, muchacho. No soy una bruja insolente que usa pociones para obtener algún
beneficio, además, la mayoría de las veces lo hacen tan mal que con el tiempo
la naturaleza misma les devuelve sus intentos insensatos de manipular aquello
sobre lo que no tienen control. No, querido. Soy mucho más que una bruja
insolente, soy lo que entre los tuyos también puede ser considerada una diosa.
Aunque incluso podrías decir que soy superior a esa concepción.
— Por
qué está usted aquí, qué relación tiene con él.
— Cierto,
él es la razón por la que vine hasta aquí personalmente. Y créeme, aunque le
tengo cierto aprecio a la humanidad, no me gusta pasear por este plano
terrenal. Verás, el chico que has tomado por amante es una de mis criaturas favoritas,
y no quiero que nada lo ate a este mundo. Así que, renuncia a él.
— Con
qué derecho pide algo así.
— Ah,
es que no estás escuchando, querido. Soy alguien superior que no quiere que te
involucres con uno de sus “hijos”, si quieres ponerlo de esa manera para que te
sea más fácil de comprender. Mañana cuando salgan a caminar como tienen
planeado, asegúrate de renunciar a él. Se lo suficientemente convincente o no
te creerá.
— Seré
incapaz de mentirle. Lo amo y él lo sabe, se lo he dicho, se lo he demostrado.
Sé que él lo ha sentido incluso si solo le he mirado.
— Entonces
actúa. Sé cruel con él, dile que lo odias, que solo jugaste con él. Qué se yo,
improvisa. Pero renuncia a él, aléjalo de tu vida.
— Todavía
no me dice por qué razón es tan importante esto. Qué tiene de malo que ame a su
“hijo”.
La Abuela de los Tres Dioses avanzó un
poco más, sostuvo el mentón de Yoon Hoo siendo incluso un poco brusca al
hacerlo, mirando directamente a los ojos marrones de éste.
— Conozco
a tu familia de mucho tiempo atrás. Uno de los tuyos intentó seducir a mi
“hija” favorita de hace siglos. La madre del Gumiho que ahora tú pretendes
apartar del lugar al que pertenece.
— ¿Gumiho?
— Sí,
un Gumiho. Su nombre es YoungWoong, y está cegado por las promesas que le has
hecho. Así que renuncia a él, o me encargaré de tomar su vida antes que dejarle
estar contigo.
El general abrió los ojos de par en
par. Una amenaza de tal naturaleza. Él no podía permitirlo. Sin embargo,
incapaz de moverse, sería tan simple para la mujer acabar con su vida.
— Mi
vida. Por qué no toma la mía y amenaza con tomar la suya.
— Matarte
solo le haría estar en mi contra. El rencor de un Gumiho no es fácil de
manejar. Y yo no soy estúpida, no pondría a mi “hijo” en contra mía de esta
manera. Sin embargo, puedo manipularte a ti. Si eres lo suficientemente
convincente y te aseguras de hacer que renuncie a ti, que te odie. Perdonaré su
vida, y por tanto la tuya.
El general Kim Yoon Hoo tragó hondo.
La situación se perfilaba complicada. Sin embargo, pensó que tal vez hablando
con su amante podría encontrar una solución. Pero casi al instante de su
pensamiento, algo constriñó su corazón haciéndole sentir como si la vida le
estuviese abandonando lentamente. Tanto dolor, tanta angustia, tanto miedo.
— Escúchame,
Yoon Hoo, si vuelves a pensar tal atrevimiento, este dolor que estás sintiendo
ahora lo haré sentirme cien veces más fuerte a YoungWoong. Y lo haré ante tus
ojos, entonces tomaré su vida delante de ti y haré que vivas mil vidas antes de
que puedas encontrar consuelo alguno sabiéndote culpable de su muerte.
Yoon Hoo tensó la mandíbula, apretó
los dientes y trató de soportar esta sensación de lenta muerte. Quiso retar a
la mujer con la mirada, pero el dolor se incrementó de tal manera que incluso
juraría que su vida pendía de un hilo.
— ¿Entiendes
ahora, Yoon Hoo?
El general murmuró una afirmación, y
al instante cualquier resquicio de dolor o parálisis desapareció. La Abuela
había retirado su hechizo y él se había desvanecido cayendo de rodillas,
respirando agitado y demasiado consciente del dilema en que esta mujer le había
puesto. Una encrucijada que seguramente le haría ganarse el odio de su amante.
Porque Yoon Hoo, nunca permitiría que su amante fuera herido de ninguna manera.
— Espero
que sepas cumplir con esta pequeña encomienda. No debe ser nada difícil para un
humano mentir, está en su naturaleza después de todo.
Yoon Hoo se mordió los labios y golpeó
el piso con fuerza cuando sintió la presencia de la anciana desaparecer a su
espalda. Esa noche el general no concilió el sueño. Y de hecho, en su vida
–demasiada larga para su propio gusto, pero incapaz de arrebatársela a sí
mismo– nunca más pudo dormir sin tener pesadillas atormentando su conciencia.
Porque a la noche siguiente de su encuentro con la Abuela de los Tres Dioses,
mintió al hablarle tan duramente al zorro de ojos negros. Le habló tan
cruelmente que supo al instante cuánto daño le había ocasionado, sus hermosos
ojos negros lo gritaban. Y ganarse su oído había sido sin embargo la garantía
que tenía para mantenerle con vida.
—
Perdóname amor mío, por no ser más que un simple mortal incapaz de protegerte de
otra manera. Ódiame. Ódiame con todas tus fuerzas mi amor, porque al final yo
te seguiré amando con la misma intensidad que te juré cada día. Y los
tulipanes, amado mío, seguirán siendo el símbolo de mi eterno amor por ti.
Desde
entonces el general Yoon Hoo cambió radicalmente. Se volvió un hombre sombrío,
incapaz de sonreír, incapaz de ser feliz. Su matrimonio con Soo Ahn estuvo
destinado al fracaso desde el momento en que fueron comprometidos, y nunca le
dio un hijo. Obviamente, nunca pudo encariñarse con su concubina, y ella sabía
bien el motivo por el cual su esposo se comportaba así.
…Flashback…
Yunho
rompió el beso súbitamente, Jaejoong le miró atónito. ¿Se estaba arrepintiendo?
El moreno, al percatarse de la inquieta mirada del zorro de ojos negros sonrió
acariciándole una mejilla. Está seguro de que estas imágenes que siguen
viniendo a su mente están relacionadas con algo más poderoso que simple
cuestión de genética, algún tipo de magia que todavía no puede entender. Pero
esto que ha visto hoy, le hace sentir de alguna manera tranquilo, porque su
antepasado no detestaba al zorro. Lo amaba, tanto como él siente que lo hace
también.
—
¿Yunho?
—
Te Amo, Jaejoong.
Sonreír
todavía más, acariciarle incluso las felpudas orejas de zorro, viéndole sonrojarse
y estremecerse bajo su caricia. Yunho volvió a inclinarse por sus labios rojos,
besándole con más cariño que antes a ser posible. Incluso si aún hay muchas
cosas del pasado que quiere entender, justo en ése momento sabe, que solo puede
amarlo a él. Jaejoong lo merece, lo espera, lo desea.
El
zorro de ojos negros se deja llevar, oculta sus nueve colas cuando comprende
que Yunho no va a escapar, que no va a echarle en cara su verdadera naturaleza.
Lo intenta incluso con las otras características zorrunas, pero al moreno
parece gustarle jugar con sus orejas, y eso a él de alguna manera también lo
excita. Hacía tanto, tantísimo tiempo que no sentía la pasión de una caricia,
que casi lo había olvidado.
—
Ahh~ — Jadea de pronto, y es que
sumido en las sensaciones, no se ha dado cuenta del momento exacto en que el
moreno le ha desnudado, lamiendo ahora con parsimonia sus pezones… — Yunho~
—
¿Te gusta así, Jaejoong?
—
Sí~ — Jadear más alto y avergonzarse
por ello.
Y
casi parecía mentira, porque un gumiho no suele ser quien se avergüence en
medio de un acto sexual, porque es quien suele mostrar el alcance de su
sensualidad y seducir a quien se convierte en su amante. Sin embargo, Jaejoong entiende por qué se avergüenza, por
qué se siente tan bien. Esto es más que lujuria, hará el amor.
Cuando
las manos del zorro de ojos negros se movieron para acariciar y dar placer
también, desnudando lentamente al moreno entre besos y jadeos. Así fueron
avanzando hacia la habitación, cayendo suavemente sobre la cama, Jaejoong
tomando la posición de arriba, rozando su anatomía contra la de Yunho, ondeando
sus caderas contra la pelvis mientras sus labios se besan sin parar.
—
Jaejoong, es injusto así solamente.
—
¿Qué?
Ser
empujado contra el colchón y besado desde el cuello hasta el ombligo. Yunho se
toma su tiempo en cada recoveco descubierto, explorando cada tramo de suave
piel con su lengua, dejando una estela de saliva caliente que pronto se evapora
en la febril anatomía del zorro. La mano de Yunho resbala por el vientre hasta
la pelvis, se pasea por las ingles rodeando intencionadamente la erección de
Jaejoong, casi haciéndole desear más por su toque en aquella zona de su anatomía.
—
Yunho~
—
Qué, ¿deseas algo en particular, Jaejoong?
El
zorro de ojos negros le miró con ojos lacrimosos, cargados de una ansiedad que
el moreno nunca había visto siquiera destellar ahí. Y eso, honestamente, era
como para volverse loco de amor.
—
Deja de jugar solamente, tócame.
—
Pero te estoy tocando. Mira… — Sonrió al tiempo que una de sus manos acariciaba
uno a uno los rosados pezones, lamiéndolos luego, dando algunas mordidas
suaves, succionándolos hasta endurecerlos y dejarlos rojos… — Y también acá te
toco, Jaejoong… — Agregó, palpando con las yemas de sus dedos los costados de
su pelvis, la línea de las ingles hasta sus muslos.
El
zorro se estremeció con cada una de sus caricias, pero no era ese toque el que
deseaba. Jadeante, tomó la mano que acariciaba sus piernas y las dirigió sin
pudor alguno a su erección.
—
Ahí, tócame ahí, por favor Yunho. Y
después… — Abriendo sus piernas y alzando su cadera tras liberar sus colas
nuevamente, llevó sus manos a su trasero, separando sus glúteos para mostrar su
intimidad… — Aquí. Quiero que me llenes
de ti.
—
Jaejoong, ¿conoces siquiera el significado de la prudencia? Mostrándote así ante
mí, podría morir de un infarto. Eres tan hermoso y sensual… — El moreno sintió
cómo su miembro había alcanzado en un santiamén el punto máximo de excitación
con solo aquella panorámica tan exquisita.
El
desnudo Gumiho era increíblemente encantador de pies a cabeza, todo en él lucía
sobrenatural, y al mismo tiempo tan palpable. El moreno volvió a inclinarse
sobre el cuerpo del pelioscuro, besándole mientras se ayudaba de sus antebrazos
para mantener la postura que el propio zorro había iniciado, con su cadera
elevada y las piernas abiertas. Apoyando las palmas de sus manos sobre el
colchón, Yunho usó parte de su fuerza para sostener a Jaejoong, rozando en el
acto sus miembros.
—
Ahh~ Yunho~
Y
entonces, relajando un poco la postura, descender nuevamente para tomar el falo
del zorro con su mano, bombeando arriba y abajo como lo ha hecho consigo mismo
cuando se masturba, procurando darle placer, atento a sus reacciones, a los
jadeos, a los gemidos más intensos. Besándole una y otra vez sin parar,
lamiendo sus pezones o besando otros páramos de su cuerpo.
—
Yunho, date prisa. No puedo soportar más
la espera. Y estoy seguro que tú tampoco.
Jaejoong
le miró suplicante, sosteniendo con su mano el pene erecto del moreno,
sintiéndole duro y caliente. Yunho no fue capaz de refutar las palabras del
zorro, realmente estaba comenzando a ser insoportable la excitación de su falo.
—
Está bien, voy a prepararte.
—
¿Pre-prepararme?
El
zorro de ojos negros le siguió con la mirada, no entendía por qué ha tenido que
abandonarle en el lecho para buscar a
saber qué cosa exactamente en uno de los cajones de la cómoda al lado. Yunho
volvió con una botella y algunos preservativos, Jaejoong seguía sin comprender.
Ciertamente ha estado atento a la forma en que la humanidad ha evolucionado,
pero no precisamente en el aspecto sexual. Había algunos misterios ahí para él,
en términos de relaciones homosexuales.
—
Es más fácil así, y menos doloroso para ti.
Yunho
estuvo tentado de preguntarle cómo era el sexo en la antigüedad, cómo es que
había sido cuando se entregó a Yoon Hoo. Pero además de extraño, le daban
celos. Así que de inmediato desechó la idea. Dejó los preservativos a lado de
la almohada y admiró por unos momentos la belleza del zorro, quien nuevamente
había escondido sus colas, pero conservaba sus orejas, así que no dudó en
acariciarlas, incluso en morder suavemente sus puntas.
—
Nghh~ ahh~
Los
jadeos del zorro no hacían más que incentivar sus curiosidades. Cómo siente un
Gumiho, ¿Acaso enteramente igual que un humano? ¿Tendrá lugares más sensibles relacionados con su naturaleza? Yunho quería
tocarle de pies a cabeza y descubrir todo acerca de él, de su sensibilidad, de
su sensualidad. Pero para eso requería tiempo, y hacerle el amor incontables
veces. Hoy, solo probaría un poco de él.
—
¿Podrías levantar la cintura nuevamente?
Jaejoong
reveló sus nueve colas para ello, las esponjosas extensiones de su naturaleza
zorruna se hicieron un ovillo bajo su espalda para dejar su cadera lo
suficientemente alto y facilitarle la labor a Yunho. Al pelioscuro le daba un
poco de vergüenza ser visto así, es la primera vez en toda su vida que se
muestra tal cual es al intimar con alguien a quien quiere. A quien ama. Porque
sí, Jaejoong no dudaría en decir que lo que le atrae a Yunho es amor, y no solo
el deseo de ser querido por quien es.
—
Nghh~ está frío.
—
Se calentará en breve, ya verás.
El
moreno continuó frotando el lubricante alrededor del anillo del zorro de ojos
negros, mientras tanto su boca ha tomado el falo de éste tragándole desde la
punta hasta la base.
—
¡Nghh~! — El pelioscuro arqueó
involuntariamente la espalda, la boca cálida de Yunho paseándose arriba y abajo
a lo largo de su extensión se sentía tan bien que el calor en su bajo vientre
era cada segundo más intenso.
Aprovechando
la excitación del zorro, el moreno empujó uno de sus dedos en su intimidad,
penetrando lentamente en él, sintiendo apretados los anillos internos de carne
rugosa y caliente. Minuto a minuto fue ganando espacio en aquel orificio,
alternando las atenciones de su boca entre el falo y los testículos del zorro
mientras tanto, evadiendo así el incómodo dolor que probablemente le estaría
provocando al dilatarle. El nacimiento de las nueve colas del zorro estaba
justo sobre el coxis, lo que de alguna forma le distraía pues las colas se
agitaban suavemente como si respondieran a cómo Jaejoong se iba acostumbrando a
las invasiones de sus dígitos.
—
Yunho, basta. Estoy listo, puedes entrar
en mí.
El
moreno levantó la mirada, el sudor ha comenzado a perlarse en la nívea piel
blanca y algunas zonas se han tinturado producto de la excitación,
probablemente también de vergüenza. Qué importa, luce hermoso y es todo lo que
Yunho puede ver en él, su incalculable belleza cegaría a cualquiera.
Jung
se perfiló entre las piernas de Jaejoong, sujetándolas con sus antebrazos las
elevó hasta dejarlas a la altura de sus propios hombros; entonces llevó la
punta de su pene a la entrada del zorro, pero antes de comenzar a entrar en él,
recordó que no había puesto lubricante ni condón, así que reculó bajo la
inquieta mirada del zorro.
—
Detente… — Dijo el zorro cuando
comprendió las intenciones del moreno. Luego se incorporó y acomodándose a
cuatro sobre la cama, fue él quien llevó el falo del moreno a su boca,
succionando y llenándole con su saliva.
—
¡Mghh Jaejoong! ¡Oh dios! — Gimió ronco, extasiado por las atenciones que esa
boca caliente le daba. Las colas del zorro se ondearon aquí y allá, y él
encontró una abertura entre ellas para alcanzar nuevamente la intimidad del
zorro, colando sus dedos en él como para evitar que la dilatación se debilitara.
Un
par de minutos después, Jaejoong se apartó y volvió a recostarse, adoptando la
postura anterior. Yunho tragó hondo, tanta, tanta belleza.
—
Y eso… — El zorro miró al costado
hacia los preservativos… — Por favor, no
lo quiero. ¿Es importante para ti, Yunho?
Honestamente
el moreno no supo qué decirle. Los condones es simplemente un gesto que
aprendió en su vida sexual. No es que él tuviese parejas sexuales qué
considerar, pero siempre escuchó de esta responsabilidad, por la salud de la
pareja.
—
Si lo es…
—
No, está bien así, Jaejoong.
El
moreno entonces dirigió su virilidad a la entrada del zorro, comenzando a
penetrar suavemente. Gimiendo gutural al sentir el roce de su pene contra los
anillos rugosos del interior del zorro. Era una sensación exquisita que mandaba
señales de placer por todo su cuerpo.
—
¿Duele?
—
No, estoy bien. Sigue, lléname de ti
Yunho~ ¡Ahh~! Justo así~
Y
es que Jung había empujado su pelvis más rápidamente hasta que su larga
extensión desapareció en la entrada del Gumiho.
—
Todo en ti es tan perfecto, Jaejoong… — Murmuró topando su frente con la del
zorro.
—
Muévete ya, no te detengas Yunho.
Entrecerrando
los ojos, el zorro recibió las estocadas del moreno con sutil excitación,
derritiéndose bajo el cuerpo de su amante.
Sus nueve colas se desplegaron entonces desde debajo de su anatomía, ondeando
en todas direcciones, envolviendo el cuerpo de Yunho con sutil elegancia,
rozando su felpuda esencia por la superficie morena de su piel.
Los
gemidos entonces se confundieron con el silencio de la noche y el rumor húmedo
de sus cuerpos chocando el uno contra el otro. Se sentía como un reencuentro de
promesas muertas que resurgían con
creces como el fénix renace de sus cenizas. La noche sin embargo no terminaría
ahí, unirían sus cuerpos hasta que el sol despuntara al amanecer y el canto de
las aves armonizara su mañana.
…
Dormitorios
Universitarios
Desde
la charla improvisada con ChangMin el día anterior, YongGuk no ha dejado de
pensar en la pregunta que le hiciera el tío de su amigo. ¿Te gusta mi sobrino? ¿Es que algo en su comportamiento hizo
sospechar tal cosa? Bueno, no es que él niegue tan rotundamente que pueda
gustarle el muchacho, a cualquiera le gusta y eso ya lo dijo antes. Pero,
gustar en un sentido romántico.
—
Supongo que, tampoco podría decir que no… — Murmuró para sí, absorto en sus
pensamientos no se percató de que el muchacho ha salido de la ducha ya.
—
¿Qué tanto murmuras, YongGuk? No me has dicho cómo te fue en la salida con mi
tío ChangMin.
—
No estoy murmurando nada… — Responde con su típica sonrisa boba, rascándose la
nuca con aire nervioso. Tragando hondo porque, después de mucho tiempo, es la
primera vez que se da cuenta de que el cuerpo semidesnudo de SungJae le provoca
cosquillas en el estómago, y un poco más al sur también… — Por qué no terminas
de vestirte, podrías pescar un resfriado.
—
Solo tengo el torso descubierto… — Respondió quitado de la pena, terminando de
secar su cabello con la toalla.
—
Siento que conocer a la familia de
SungJae me traerá algunos “problemas” — Suspiró desviando la mirada… —
Tomaré la ducha ahora.
—
De acuerdo. Ah, YongGuk, invitemos a mi omma, mis tíos y los demás hyungs al
festival de la próxima semana, ¿sí? Quiero que tío Junsu vea lo genial que
bailas.
—
Seguro, lo que quieras SungJae.
—
Gracias~
…
Departamento
de Park Yoochun
Resuelto
el asunto de sus sentimientos, Park y el zorro de ojos avellanas parecían una
pareja de recién casados, o algo así se burló el morocho cuando fue ahí a
quedarse a dormir, visto que cuando se acercó al departamento del moreno, su sexto sentido le había advertido que
mejor era marcharse –o lo que es lo mismo, había alcanzado a escuchar parte de
la conversación entre su hermano y el moreno cuando asomó la cabeza en la
puerta, que él sí usaba el código que Jung les había dado–.
—
Entonces, sigo sin entender por qué de pronto Hayami y tú no están viviendo
juntos. ¿Se pelearon? O más bien, ¿finalmente comprendió que es imposible
llenar tu estómago?
—
Estúpido humano, no tientes tu suerte,
todavía puedo lastimarte si lo quiero aunque no tenga mi Aliento… —
Refunfuñó el zorro de ojos oscuros fulminándole con la mirada. Él tan cómodo
que estaba sin recordar el hecho de que ese desayuno no ha sido preparado por
el japonés.
—
No amenaces a Yoochun, ChangMin~
—
Él empezó.
—
Espera, espera. Qué significa eso de que no tienes tu Aliento.
…
Mansión
Seo
Para
Wooyoung era extraño estar aquí. Pero Ji Seok había insistido que entonces no
había lugar más seguro en el que él pudiera sentirse tranquilo mientras
continúa con su trabajo –investigación incluida respecto a todo lo sucedido– y
le deja solo.
—
Voy a salir, volveré por la tarde. Los guardias tienen indicaciones de no dejar
entrar a nadie a menos que les hagas saber que esperas a alguien.
—
¿Guardias? Es un poco…
—
Es para que yo me sienta tranquilo mientras no estoy.
—
De acuerdo.
Y
cuando su novio se ha marchado, él ha vuelto a su habitación. Ahí, sobre la
cama, el libro que le entregara el hombre aquél. Al abrirlo, abrió sus ojos de
par en par…
Continuará……
Tons fue obligado a mentirle a JJ 😢 Entonces no sólo sufrieron dos sino tres por las loqueras de esa anciana 😢. Lo bueno es que el YJ ya están empezando a ser sinceros y ha poner en práctica su cariño 😍
ResponderBorrarYa sabía la abuela nomás se hace tonta con tal de sacar lo que quiere, Ay pobre Jae ya era hora de que cayera esa barrera. Y el Yoosu O por Dios que boniiito!!!!
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