Como mirar un cielo sin estrellas, así
se siente tu ausencia
Durante
el viaje, algunos han conseguido dormir satisfactoriamente, mientras que otros
como Kageyama y Tsukishima estaban, aunque a ojos cerrados, pensando en sus
familias. Ha sido un enorme esfuerzo separarse, pero el trabajo venía primero
en este caso.
Además,
no eran los únicos resintiendo la separación, Hinata y Yamaguchi estaban igual
en casa, acostados junto a sus bebés poco conciliarían el sueño. Cada uno
pensando en su respectiva pareja. Y de la misma forma, en casa de sus padres.
Yamaguchi también había sido invitado a casa de sus suegros, tal como Hinata; y
ambos tenían pensado pasar tiempo con ellos durante esos días, pero molestar lo
menos posible.
—
Aunque supongo que a tus abuelos les encantará tenerte por ahí en casa. Estás
mimado Tsubasa~. — El pelinaranja acarició suavemente el rostro de su pequeño
bebé, mientras Tsubasa succionaba de su mamila a esa hora de la madrugada, más
dormido que despierto. Que solo ha llorado un poco para pedir alimento… — Oye,
Tsubasa, ¿extrañas a papá? Porque yo sí~ todavía no ha pasado ni la primera
noche y ya echo de menos su calor, o que nos abrace a los dos mientras
dormimos.
El
bebé sin embargo estaba tranquilo tomando su mamila, las succiones le hacían
feliz. Además, tenía el calor de su “madre”, que para él era la vida entera, al
menos de momento, ya que en esos primeros meses de vida su “madre” sería todo
su mundo. Comenzaría a extrañar a papá cuando pasara más tiempo, incluso quizá
un par de días.
—
Ah, vives tranquilamente aún, Tsubasa~. Me pregunto si Tobio estará durmiendo
ahora, o si estará despierto igual que nosotros. Espero que duerma bien, o el
campamento será difícil para él.
Tsubasa
entonces terminó su mamila y se quedó dormido. Su carita de felicidad hizo
sonreír a Hinata, y sentirse afortunado de ese trocito de felicidad. Se aseguró
de que estuviese cómodo y dio media vuelta, quedando totalmente de espaldas sobre
la cama. Se sentía tan amplia sin Kageyama ahí.
—
Ah, realmente me gustaría estar con él~. Tobio, hazlo bien en el campamento~. —
Murmuró, apagando la luz en la mesita de noche y acercándose de nuevo a su
bebé. Esa vez, realmente intentaría dormir… — Nh, no parece que vaya a
conseguirlo~ me encantaría estar ahí, y tener un montón de actividad, y juegos,
y golpear la pelota~.
Aunque,
de hecho, no era un campamento de voleibol después de todo.
…
El
lugar del campamento estaba en el campo, a varias horas de distancia de la
ciudad. La vista era sensacional, y todo lucía de verde alrededor, se avistaban
las montañas muy cerca, y había terrenos para el cultivo de arroz. El lugar
donde estarían quedándose era un conjunto de cabañas que contaba con instalaciones
rústicas para el entrenamiento. Es decir, en lugar de equipos de última
generación para ejercitar, o gimnasios techados, todo se haría en la
naturaleza, aprovechando todos sus elementos al máximo.
—
Incluso tienen baños antiguos. ¿Esto usa leña? — Curioseando, Tanaka había
llegado a asomar el rostro en todas las habitaciones de la cabaña en la que él,
junto a otros, ha sido asignado.
A
saber, los habían separado, en un total de cuatro cabañas, más o menos de la
siguiente manera. Los trabajadores no relacionados con el grupo de amigos han
sido distribuidos en dos cabañas, y en las dos restantes, los mayores han ido a
una, los menores en otra, así de simple. Fujimi, junto a Ukai y otros
profesionales en diversos deportes, ocupan una quinta cabaña que, en términos
generales, era especial.
—
Esto sí que trae recuerdos.
—
Tuvimos muchos campamentos en la secundaria después de todo. E incluso en la
universidad, aunque no eran los mismos compañeros.
—
Eso es verdad, los campamentos en el club de la universidad eran divertidos,
pero no tanto. Mis compañeros de club solían estar más interesados en hacer
preguntas personales después de las prácticas y hablar de sus novias, que en
hacer juegos divertidos. Debo admitirlo, Oikawa, Futakuchi y Nishinoya tienen
las mejores ideas.
—
Sí, pero ni lo menciones, realmente no estaría mal tener un campamento
tranquilo.
El
primer día fue, en efecto, tranquilo.
Aunque no relajado, para nada. por el contrario, ha resultado agotador, incluso
para ellos que estaban acostumbrados a intensos entrenamientos, enfrentarse a
una nueva experiencia sí que había costado, más para unos que para otros.
Por
la noche la cena ha sido devorada con entusiasmo, y la ducha se ha tomado con
absoluto gozo. Los baños “antiguos” tenían sus ventajas, y relajaban de una
forma honestamente diferente. De cualquier forma, antes de descansar, algunos
de los chicos salieron para llamar a sus familias.
Kageyama
buscó un lugar que se sintiera lo suficientemente privado, y ha terminado
alejándose por casi diez minutos, sentándose en una pendiente que le daba,
además, una vista natural hermosa. Desde ahí la luna y las estrellas se veían
claramente, y aunque hacía un poco de fresco, él se sentía despejado y animado.
—
¿Tsubasa está durmiendo ya?
— Sí~. Ha estado más
dormilón desde que no estás, Tobio.
—
Quizá sea su forma de extrañarme.
— Ya lo creo que sí. Yo
también te extraño, sabes.
—
Eso me hace feliz. Y un poco culpable. Quiero estar contigo, Shoyo.
— ¿También me extrañas?
—
Obviamente. Me ha costado muchísimo concentrarme aquí. ¿Has estado bien en casa
de tus padres?
— Muy bien, mamá y Natsu
han estado consintiéndome mucho. Y no se diga a Tsubasa, mamá está encantada
con tenernos aquí~.
—
Oh, estoy un poco envidioso.
— Vamos, no digas eso,
Tsubasa y yo siempre preferiremos estar contigo, Tobio. Eres su papá, y mi
novio, y te amamos~.
—
Yo también los amo. Sabes, Shoyo, esta vista me recuerda un poco a la casa de
tus padres.
— ¿Por qué?
—
Puedo ver la luna y las estrellas perfectamente. Igual que en casa de tus
padres, y recordé la primera vez que te cité colina abajo cuando estábamos
“saliendo”, ¿recuerdas?
—
Lo recuerdo. Tú, pervertido. — Hinata
sonrió quedito al otro lado de la línea, memorando aquella noche en la que,
tras los nervios de ser citado por Kageyama, su novio por conveniencia, se duchó y tuvo una serie de accidentes
curiosos antes de salir rumbo al lugar indicado… — Me besaste mucho esa noche, y te excitaste.
—
Que yo recuerde no fui el único.
—
Sí, pero yo era inocente~ no pensaba en
esas cosas pervertidas que tú ya tenías en la cabeza~.
—
Porque estabas muy lindo, demasiado lindo. Fue una reacción natural, y ya me
gustabas, aunque todavía me costaba decirlo abiertamente.
— Fuimos unos tontos
entonces, ¿no crees?
—
Éramos adolescentes, es normal. Aunque bueno, no es que seamos menos tontos,
Shoyo.
—
Qué malvado, decir eso cuando no estoy
ahí para defenderme cara a cara.
—
Solo estoy bromeando. En verdad, te extraño, Shoyo.
—
Lo sé, yo a ti también, Tobio. ¿Lo estás
pasando bien? ¿Qué tal el campamento? ¿Qué han hecho?
—
Hemos tenido actividades sobre asertividad, liderazgo y trabajo en equipo. De
alguna forma han resultado más agotadoras que el entrenamiento espartano que
nos dio Ukai-san durante la secundaria.
—
¿De verdad? ¿Qué clase de actividades?
—
Para ponerlo simple, tú te habrías aburrido.
—
Oh, ¿de verdad? Bueno, pero seguramente
aprenderás un montón de cosas que te servirán en el trabajo.
—
Eso espero, porque si no, Fujimi querrá despedirme por cabeza dura. — Bromeó, a
medias al menos, porque realmente pensaba que, al menos, Fujimi podría
decepcionarse si no aprendía a relacionarse lo suficientemente satisfactorio.
…
Al
tercer día, las actividades habían mejorado
para todos ellos, más acostumbrados a la actividad física que a la mental. De
hecho, para Akaashi han sido días agotadores, más que por las actividades,
porque Bokuto es incapaz de permanecer quieto y ser lo suficientemente serio.
Aunque su personalidad simpática y el carisma que tiene para “mover” a otros
funcionó muy bien durante sus años de secundaria y universidad, era muy
diferente cuando le pedían pensar seriamente en situaciones específicas.
—
Es porque eres de los que actúan al momento, no sueles pensar, Bokuto-san.
—
Pero es aburrido~. Además, todas esas situaciones hipotéticas son incluso
absurdas.
—
No son absurdas, es solo que no tienen relación con el voleibol, por lo que no
puedes entenderlas.
—
Lo que sea, Akaashi, ¿cuándo vas a dejarme besarte al menos? Desde que llegamos
te has estado comportando más frío que de costumbre.
—
No es un viaje de placer, es un viaje de trabajo, Bokuto-san.
—
Pero antes sí lo hacíamos. En la secundaria y hasta en la universidad.
—
Porque esos eran viajes escolares, había más libertad.
El
búho miró a su novio.
—
Tienes una forma de pensar muy extraña, Akaashi.
El
menor de los dos le sostuvo la mirada. Bueno, a decir verdad él solo considera
que su pensamiento ha madurado. Siempre más rápido que el de su novio.
—
Honestamente, todavía no sé bien por qué
me enamoré de Bokuto-san. Pero en la secundaria besarse estaba bien. De hecho,
después de que comenzamos a salir, solo esperaba que me besaras más y más.
…Flashback…
En
la Academia Fukurodani el club de voleibol poseía cierta popularidad por una
sola razón. La peculiar dupla del capitán Bokuto y el armador Akasshi. Un año
marcaba la diferencia de edades entre ambos, pero todavía todos aseguraban que
el que se comportaba como senpai era el menor. A Akaashi no le importaba
particularmente lo que pensaran los demás, siempre que no afectara el
rendimiento de los integrantes del club, pero cuando algo era dicho de forma
desproporcionada, incluso Bokuto era el primero en intervenir. Alguna vez
incluso en peleas que le dejaban algún moretón o el labio roto. Todo y que no
era particularmente de personalidad “delincuente”, era un niño que se enojaba
con facilidad, pero muy leal a sus amigos.
—
Así que Kuroo dijo que debo pensar seriamente en la verdadera cosa que me
molesta de lo que dicen.
—
Kuroo-san tiene razón. Bokuto-san no puede reaccionar deliberadamente a la
mínima provocación.
—
No fue una mínima provocación. Ellos dijeron que eras como una chica queriendo
imponer su voluntad a su novio.
—
No me importa que me digan cosas como que parezco chica, yo sé que no es así.
—
¿Qué hay sobre la insinuación que hacen de que soy tu novio, Akaashi?
—
Tampoco me importa. Yo sé que no es así.
Bokuto
se quedó mirando a Akaashi en ese momento. El menor de los dos acababa de
limpiar una herida en su mentón, consecuencia de una pelea tonta que acababa de
tener. Akasshi pensaba que lo bueno de todo ha sido que ningún profesor se ha
dado cuenta, o podrían suspender por mínimo, un par de días, a su estrella. El
raspón en el mentón del búho mayor no era importante, una curita ha bastado
para cubrirlo.
—
Ya está listo, por favor, no vuelva a pelear por nimiedades, Bokuto-san.
—
Ok.
Dijo,
pero el búho de rayos platinados en su desordenado cabello estaba demasiado
serio para ser verdad. Es verdad que su humor puede llegar a cambiar radicalmente,
pero eso solía suceder solo en los partidos, o durante época de exámenes. Hoy,
estaba un poquito extraño.
Y
luego de pronto, Bokuto se inclinó, capturando con sus labios los de Akaashi.
Besándole, por primera vez. Literalmente, primera vez, para ambos. El beso ha
sido suave, y sin entusiasmo. Básicamente un roce, una probadita de labios que
no les ha sabido casi a nada. Excepto, sorpresa.
—
¿Por qué ha hecho eso, Bokuto-san?
—
Tenías cara de “bésame”.
—
¿Eh? — Akaashi se tocó el rostro, palpando su frente, sus mejillas, sus labios.
¿Había tal cosa como expresión de querer un beso? Estaba seguro de que no, pero
de todas formas, no ha sido algo malo. Solo, un beso inocente. Seguramente no
se repetiría nunca más.
Y
el incidente se había dejado pasar.
Pero
no fue el único.
Durante
el último campamento junto a otras escuelas, al menos para los alumnos de
tercer año, Bokuto había estado tomándose más libertades cariñosas con Akaashi. Sin embargo, ya que el búho menor nunca se
oponía, el escandaloso senpai no limitaba sus expresiones de afecto.
Ni
un poquito.
—
Bokuto-san, qué está haciendo... — El muchacho jadeó casi involuntariamente.
Que
el mayor le besara no era novedad, pero que ahora también comenzara a tocarle
partes de su cuerpo que ni él ha tocado, le estaba poniendo inquieto. En muchas
formas.
—
Conociéndote mejor, ¿no es obvio, Akaashi? — El búho respondió riéndose de la
expresión confusa del menor de los dos.
Su
rostro, generalmente inexpresivo, ahora estaba bañado en sudor y pintado de
rojo. Bokuto piensa que en parte es porque están en la ducha –solos–, pero
quizá sea sobre todo debido a lo que están haciendo. Sus manos se habían movido
casi con voluntad propia hasta el torso desnudo del de cabellos morochos,
acariciándole los pectorales en el vientre, pero subiendo casi de inmediato
hasta su pecho. ¿Los pezones de un chico eran así de lindos? Incluso si Bokuto
tenía esa duda, nada le detenía de seguir tocando confiadamente. Además, los
suspiros y jadeos que Akaashi estaba soltando de alguna forma parecían
motivarlo a ir por más.
—
Tsk, Akaashi, se me está poniendo dura por tocarte así.
—
¿Es usted gay, Bokuto-san?
—
¿Qué?
—
Un chico no debería excitarse, ngh~ por tocar a otro.
—
¡Qué más da! Me gusta, y parece que también lo estás disfrutando, Akaashi.
—
¡Ngh~! ¡Bokuto-san!
Aquella
fue la primera vez que fueron tan lejos como para masturbarse el uno al otro.
…Flashback…
—
Bokuto-san está babeando. Estás pensando cosas sucias, ¿verdad?
—
¡No es sucio acordarme de la primera vez que nos masturbamos, Akasshi!
—
Lo que yo recuerdo es que tú hiciste lo que quisiste conmigo.
—
No te quejaste, lo disfrutaste. Y también me tocaste.
—
Porque hubiera sido injusto dejarte excitado. Y si recuerdo bien, y seguramente
lo hago, tú llevaste mi mano a tu entrepierna pidiéndome que te tocara.
—
¡Porque mis manos estaban ocupadas tocándote! Era justo que me tocaras también.
— Farfulló enfurruñado. Luego de pronto tuvo una enorme inquietud… — Akaashi, ¿si
no te lo pedía, no hubieras hecho nada entonces?
—
Probablemente no.
—
Ng… — El búho estampó su rostro contra la almohada. De pronto es estaba
sintiendo frustrado.
—
Pero tal vez sí. Si Bokuto-san hubiera puesto cara de sufrimiento, yo habría
ayudado sin dudarlo.
—
Keiji, ¿me quieres? — Preguntó de la nada, levantando el rostro con mirada
ansiosa.
—
Por qué de pronto me llamas por mi nombre… — Murmuró. Sonrojándose de la nada.
—
Es lo que los novios hacen.
—
Oh, pero, ¿no quedamos antes que no lo somos?
—
¡¿Ah?!
—
Ya que Bokuto-san nunca lo ha pedido… — Dijo, evadiendo por primera vez en
mucho, mucho tiempo, la mirada.
—
Espera. ¡Oh! Ya lo entiendo, quieres que me confiese, ¿verdad?
—
Bueno, tal vez.
—
Después de tantos años, ¿en serio, Keiji?
—
Por favor no me llame por mi nombre, no somos tan íntimos Bokuto-san.
—
Te comportas tierno a veces, Akaashi… — Dijo sonriente, feliz de que pudiesen
compartir solos la habitación, de no preocuparse por miradas extrañas o ser
escuchados. Tiró de las manos de su novio y terminó con el menor recostado
sobre su cuerpo. La luz de la luna era brillante, y suficiente para admirar su
expresión avergonzada… — ¿Está bien si no es nada muy elaborado o romántico?
—
Está bien, no voy a pedirle más de lo que no puede dar, Bokuto-san.
—
¿Me estás llamando tonto?
—
No. Lo ha hecho usted solo. Solo digo que no esperaría que sea muy romántico.
—
Pues no lo voy a ser. Lo diré claramente. Me gustas, desde la secundaria. Estoy
enamorado de ti, y no sé cómo pasó ni me interesa. Así que, ¿quieres ser mi
novio?
—
Voy a pensármelo, Bokuto-san.
—
¡Qué! ¡Oye, Akaashi!
—
Buenas noches, Bokuto-san. — Dijo, y apartándose de su lado anunció que iría a
dormir donde los senseis.
Bokuto
se quedó de piedra en la cama. Unos instantes al menos, después pataleó y gritó
como desquiciado. Kuroo no tardó nada en asomar el rostro por la puerta y
burlarse de él.
…
Para
el cuarto día, Tsukishima realmente quería simplemente largarse. Sentía que se
estaba perdiendo un montón de cosas de su bebé, y también extrañaba horrores a
Yamaguchi. Hablar por teléfono no era suficiente, pero se conformaba.
—
Yakumo sonríe cuando te pongo en altavoz,
reconoce la voz de su padre, Kei.
—
¿En verdad? Eso me pone contento. Yakumo, papá volverá en unos días más, ¿de
acuerdo? Sé fuerte y pórtate bien con mamá.
—
Él se porta bien, Kei~. Oh, está
succionando mi dedo~ y mira atentamente el móvil~.
—
Tsk, estos días se han sentido eternos, Tadashi.
—
Vamos, Kei. Lo estás haciendo bien, serán
solo unos pocos días más. Después Yakumo y yo seremos exclusivos para ti.
—
Eso es seguro. ¿C-cómo sigues de la operación? ¿No duele?
— No duele, mamá también
ha estado al pendiente, pero parece que quedará una cicatriz muy finita. No
dolió cuando me quitaron los puntos, ahora estoy mejor. No te preocupes, Kei.
—
Lo siento, me pongo algo paranoico con tu salud. Cuando vuelva estaré a tiempo
para ir a la primera revisión con el pediatra para Yakumo, ¿no?
—
Sí, ya me confirmaron la cita esta tarde.
—
Perfecto. Seguro que veremos que ha crecido un poco y ganado algo de peso.
—
Ya lo creo que sí, desde ayer ha estado
tomando un poco más de biberón, y lo he puesto a eructar porque parecía tener
aire en su pancita, mamá me ha enseñado cómo hacerlo~.
—
¿Sí? Tendrás que enseñarme cuando vuelva.
—
Lo haré~. Kei, ¿ha sido divertido?
—
Bueno, lo sería más si estuvieras. Incluso creo que hace falta tener al ruidoso
de Hinata por aquí. No es divertido molestar a Kageyama cuando su novio no
está. Hasta Oikawa-san parece algo decaído.
—
Me lo imagino.
—
Aunque ha intentado poner alguno de los juegos que se le ocurrían, tampoco ha
tenido mucha respuesta. Muchos aquí extrañamos a nuestras parejas.
—
Todavía recuerdo los vergonzosos juegos
que Oikawa-san proponía~.
…Flashback…
Para
variar, aquella noche de campamento, Oikawa propuso un juego para divertirse.
El elemento principal serían cubos y palitos de hielo. Sí, ambos, porque tenía
dos opciones para el juego.
—
Como algunos novios aquí son celosos, como mi Iwa-chan~…
—
No tengo celos para nada, kusokawa.
—
Qué malo eres, Iwa-chan~.
—
Lo que sea, continúa explicando Oikawa-san… — Nishinoya lo urgió, interesado en
cómo podría tomar el liderazgo en este juego, ya que en otros ha perdido en las
finales.
—
¡Nadie se preocupa por mis sentimientos!
A
veces, el silencio dice más que mil palabras. Oikawa gimoteó caprichoso antes
de continuar.
—
Al jugar con las tiras de hielo necesitaremos parejas. Con los cubos de hielo
propongo que sea por escuela, veremos quiénes son los mejores. Obviamente vamos
a ganar nosotros, tanto en grupos como por parejas, ¿verdad Iwa-chan~?
—
Solo continúa explicando, Oikawa.
Otro
gimoteo. Y seguir a lo suyo.
—
Entonces, para explicar por partes, ¿con cuál comenzamos?
—
Por escuelas… — Dijeron la mayoría.
—
Bueno, vamos a hacerlo por tiempo. El grupo que consiga pasar más cubos de
hielo de un lado a otro en un minuto, será el vencedor.
—
Esto es como el juego este, cómo se llama, ah sí, “mouth to mouth”, ¿cierto?
—
Así es, Futakuchi. Solo que aquí en lugar de pedazos de papel, serán cubos de
hielo, y ya que son resbalosos, no será sencillo pasarlos de uno a otro entre
todos.
—
Si lo hacemos por equipos es probable que llegue casi derretido al otro
extremo, ¿no?
—
Eso lo hace más interesante, Kamasaki.
—
Así que eso podría provocar besos accidentales.
—
Sí~.
—
Tu mente es retorcida, Oikawa.
—
Gracias, Tsukishima.
—
No era un cumplido.
—
¡Muy bien! No vale echarse para atrás, jugaremos todos.
—
No, aún hay algunos grupos con más integrantes que otros. Y no todos quieren
realmente jugar, así que decidamos un número de integrantes. Veamos qué escuela
tiene menos participantes y que ese sea el límite.
—
Bien pensado, Kuroo.
Así,
de las diferentes escuelas cada grupo se conformó por diez integrantes.
Acomodarse ha sido el problema inicial.
—
No quiero que el rey esté cerca de mí, mucho menos de Tadashi.
—
¡Ah! ¡Como si quisiera estar cerca de ti!
Sí,
el problema inicial.
Continuará…
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