jueves, 29 de diciembre de 2016

Animal-Héroes. Miniserial Avengers & X-Men. PARTE 3.




Si había que culpar a “algo”, eso eran sus hormonas adolescentes. Seguramente, porque de otro modo no había manera para explicar por qué, una vez más, tan fácilmente parecía dejarse envolver en la calentura de Wade. Obviamente, la suya estaba participando también. Sus ronroneos eran suaves, y sus mejillas estaban a tope de carmín, mientras las manos del Pool le acariciaban las piernas tras haberle sacado el pantaloncillo del traje de Spider-Man.

— Meow~ Wade~ Wade basta~. — Alterado, el adolescente no podía hacer más nada que dejarse arrastrar en este vórtice de calor.

Sus grandes y felpudas orejas amarillo grisáceo estaban agitándose en todas direcciones sin control alguno. Así justo como él sentía todo su cuerpo, alterado e indeciso. Caliente.

— ¡Meow~! — Maulló al mismo tiempo en que un escalofrío le recorría de pies a cabeza como una extraña oleada de calor que derritió cada neurona en su cerebro.

— No tan alto, arañita-neko~ tus papis escucharán… — DeadPool, extasiado con los sonidos que el adolescente hacía realmente quería continuar saboreándolos con el oído, pero le valía más saborearlo por completo y no que en cualquier momento los “súper-papis” del castaño viniesen a descuartizarlo.

Por alguna razón –o más bien, falto de ella–, el adolescente cubrió su boca con las manos, callando así todos esos maullidos indecentes que asomaban desde el fondo de su garganta. ¿Y todo por qué? Bueno, además de que el pervertido Pool estaba toqueteándole los muslos y lamía las heridas de sus rodillas, había ascendido descaradamente con sus dedos hasta el interior de sus ingles, rozando directamente hacia el centro hasta su entrepierna.

¡Por qué estoy tan excitado~! ¡Meow! — Pensó, mordiéndose los labios para callar los jadeos que continuaban agolpándose en su garganta.

— Ropa fuera… — Dijo el mayor, sacándole el resto del traje, con los interiores incluidos… — Tan lindo~ mi deliciosa y dulce arañita-neko~. — Añadió, pero no había para nada un tono precisamente tierno en su voz.

La lascivia bailaba en sus labios, y la lujuria en sus ojos azul verdoso, mientras, arrodillado frente al castaño le devoraba de arriba abajo, admirando la tierna figura adolescente. Peter estaba perdido en algún punto de no retorno, tenía la mente en blanco y el cuerpo febril.

— Eres tan bonito por todas partes, Peter~ — Wade llevó una de sus toscas y grandes manos por el vientre bien trabajado del menor, subiendo hacia el norte primero, haciendo círculos sobre los rosados pezones, inclinándose con la intención de saborearlos, pero deteniéndose a medio camino y yendo directamente hasta el rostro del menor… — En serio, no sé qué exactamente tienes, pero me tienes a tus pies, arañita-neko~.

— ¿Eh? — Apenas consciente de su existencia, el menor de pronto sintió su boca ser asaltada por la del mayor.

La lengua de Wade no le tuvo ni pizca de compasión, explorando su interior con gula, haciendo lo que se le antojó hasta dejarle sin aliento. Si antes se sentía febril, el castaño estaba seguro de que en ese momento su sangre estaba en punto de ebullición, porque le ardía el cuerpo entero. Mezcla de vergüenza y excitación e inexperiencia pero muchas ganas de dar y no solo recibir.

— Vamos a seguir todo el camino hacia el sur… — Wade dijo con una de sus sonrisas burlonas, jugueteando con su lengua cuesta abajo por el cuello, la clavícula, el pecho.

Saboreando al fin esos montecitos que pronto se endurecieron bajo la seducción de su boca. Pero sin detenerse continuó su recorrido, dejando una estela húmeda de saliva justo por el medio de su vientre, allí donde los pectorales se dividían en dos grupos perfectamente delineados pese a su edad, probablemente debido a su naturaleza arácnida y la fuerza superior, además del entrenamiento que seguramente sus padres le han dado.

— Un cuerpo exquisito, y solo mío… — La voz de Wade sonó entonces algo más áspera y ardiente.

Había algo en el toque de este hombre que paralizaba al menor y lo hacía estremecer de placer, impidiéndole negarse o refutar de sus avances. El bulto entre sus piernas era notorio, y casi doloroso. No es como si el muchacho no supiera de masturbación, pero que un hombre estuviese a punto de tocarle justo allí.

— ¡Meow~! — Era como para maullar de vergüenza y ansiedad, y excitación y un maldito calor que le estaba sofocando la ya nublada razón.

Pool se relamió los labios cuando tuvo el falo del adolescente frente a su rostro, acarició con un dedo la extensión y sonrió cual si acabase de ganar una victoria de vida o muerte.

— Tan jodidamente lindo, mi arañita-neko… — Jadeó ronco, saboreando anticipadamente el tronco del menor.

Un pene desprovisto de vello, probablemente porque era así de lampiño por naturaleza pues no parecía haber muestras de vello alguno o depilación –y honestamente que él sabe de esas cosas, que se tiene que dar su “manita de gato” de tanto en tanto para sentirse más sexy a la hora de coger–.

— Aunque nunca había tenido sexo con una criatura tan preciosa y dulce como tú, Peter~.

— ¿Q-qué? ¡Meow~~!

Honestamente, el castaño hubiera querido que le advirtiese al menos. O algo. Pero no, ¡el pervertido estaba chupando su erección sin más!

— ¡Wade~! — Maulló el nombre del Pool, revolviendo inconscientemente las piernas, tembloroso de ellas, con el pulso acelerado y la cara al rojo vivo.

Se lo estaba devorando, sin pizca de compasión. DeadPool sonrió con la mirada cuando sintió el adolescente miembro crecer otro poco en su boca. Por supuesto, la vitalidad viril del muchacho aún estaba en “desarrollo”. Y de pronto, la cola gatuna estaba golpeando su cabeza, al mismo tiempo que las manos del castaño se aferraban a su cabello y tiraba de él sin tregua, importándole poco si le arrancaba algunos de ellos. Wade presintió que Peter estaba cerca de su orgasmo, y le dejó tomar un respiro, sacando el pene de su boca, trepó de nuevo hasta el rostro del menor, besándole profundamente, gruñendo como el can ansioso por domar a su hembra, mordiéndole los labios y golpeando, casi sin querer –mentira, pero por las dudas lo dirá en el futuro así– con su falo erecto el vientre del muchacho.

— Meow~ meow~ — Maullaba agitado, con la respiración errática y los ojos lacrimosos de placer.

La cola perruna asomó entonces detrás de la espalda del Pool. Anchos hombros que atraparon la atención del gato del desierto, arañándole la piel de los omóplatos mientras se dejaba besar de nuevo con la misma febril pasión de antes, sintiendo que algo dentro de él se colapsaba en calor cuando su pelvis fue frenéticamente presionada por la del mayor hasta que su esencia se derramó ensuciando ambos cuerpos.

— Joder, joder Peter, quiero ir hasta el final contigo.

— ¿Qué? — Preguntó atontado, temblando por su primer orgasmo “compartido”. Es decir, masturbarse y hacer esto con otra persona eran experiencias completamente diferentes.

Perdido en sus nebulosos pensamientos, el castaño no fue consciente de lo que pasaba hasta que sintió algo húmedo presionar contra el estrecho pasaje entre sus nalgas. De pronto su cerebro volvió a trabajar y el clic iluminó su mente.

— ¿Qué, qué? ¿Arañita-neko~ qué es est?

— Cállate, pervertido.

A saber, en un parpadeo, Peter se ha valido de sus reflejos desarrollados, su fuerza y la habilidad de lanzar telarañas para cambiar un poquito las cosas. Ha empujado a Wade contra el colchón, subiendo en cambio él en su regazo, le ha sellado la indecente boca con una telaraña, y atrapado sus manos contra la pared con otras más.

— No puedes ir tan lejos, no seas tan bruto… — Murmuró con las mejillas a más no poder de rubor.

Sin embargo, la postura no era precisamente la más favorable para la calentura de Wade, cuya prominente erección quedó justo contra el trasero de Peter, allí donde sus glúteos se dividen y la tentadora cavidad anal del adolescente parece suplicar ser invadida. El falo de Pool tembló ansioso por liberarse, ya que anteriormente el único que había llegado al clímax había sido el castaño.


Drenarse el cerebro no le estaba llevando a ninguna respuesta. Y ya se ha cansado de caminar de un lado a otro en el pasillo fuera de la habitación de McCoy. Banner pensó que era momento de “tomar al toro por los cuernos”.

— Qué rayos estoy pensando… — Suspirando, el doctor llamó a la puerta.

— ¿Qué quieres?

— Abriste muy rápido.

— Como si fuera fácil ignorar el rumor de tus pasos.

— ¿Estabas esperando que tocara?

— O que te marcharas. Lo que sucediera primero. De todas formas, qué quieres Bruce.

— No lo sé.

Su respuesta solo obtuvo una mirada fastidiada de parte del genio más joven de los dos. Razón por la que intentó cerrarle la puerta en la nariz.

— ¡Espera!

— No tenemos nada más qué decir, por favor Bruce.

— Si tenemos. Yo sí tengo, así que solo espera.

— Apártate.

— Déjame entrar.

— ¡No!

— ¿Por qué no?

— ¿Todavía lo preguntas, Bruce?

— Déjame entrar, o el otro sujeto vendrá y entrará por la fuerza.

— ¡No te atrevas a amenazar a una bestia! — McCoy gruñó, y cuanto más empujaba la puerta intentando cerrarla, más resistencia sentía que Banner ponía queriendo entrar en su habitación.

Los ojos dorados del mutante “Bestia” asomaron en las pupilas de McCoy, así como los colmillos bajo sus labios y el peludo vello azul comenzó a crecer en sus manos.

— ¡Quiero besarte de nuevo! — Entonces Banner exclamó.

Y el segundo de desconcierto de McCoy fue suficiente para que el doctor ganara la batalla y entrara en la habitación ajena.


— Es broma, ¿cierto?

— No. Estoy pidiéndoles permiso para salir con Pietro.

Oh, los campos magnéticos de la tierra comenzaron a sacudirse.


A pesar de que ha dicho que quiere besarle, la verdad era que Banner quería mucho más de McCoy. Pero una parte de él temía que eso que deseaba del “Bestia” era una respuesta meramente instintiva. No se sentía como que podía hablarle de sentimientos o hacerle promesas románticas como las que comparten sus amigos.

— ¿Bruce?

— Sólo dejémonos llevar, Hank.

— ¿Qué?

— Solo esta noche.

Antes de que McCoy pudiera ofrecer, de hecho, una respuesta, Banner ya le había empujado contra el muro y asaltado su boca besándole ferozmente. McCoy titubeó al principio, incluso teniendo la intención de negarse, pero la sensación caliente de la boca de Banner pudo más que su negativa, devolviendo entonces el beso con la misma intensidad, chupándose y mordiéndose mientras se arrancaban a jirones las ropas, acariciándose y besándose otras partes del cuerpo, liberando inconscientemente una salvaje pasión que habían reprimido todos esos días.

Y es que, de alguna manera, eran compatibles. Quizá porque ambos tenían esa personalidad oculta salvaje y arrebatada, quizá porque para ambos lidiar justamente con esa parte de sus individualidades era cada día un logro infinito, algo a lo que, aunque se han acostumbrado, en momentos cruciales los podría hacer titubear.

— Ngh. — McCoy jadeó mordiéndose los labios.

Banner le ha levantado en vilo, perfilando su excitación entre sus glúteos. Caliente. Febril. Lujuria en su más puro estado, deseo y pasión.


En tanto, mientras la salvaje pareja está ausente a lo que sucede a su alrededor, probablemente adjudicando el temblor bajo sus pies al encuentro sexual, otros adultos tenían sus propias situaciones.

— Erik, basta. Si sacudes así la tierra…

— Ya lo sé, lo sé Charles… — El amo del magnetismo mantuvo a raya sus poderes, los campos magnéticos de la tierra dejaron de sacudirse, y él, fulminaba con la mirada al atrevido rey que se ha acercado a pedirle tal cosa. — Lo que has dicho, T-Challa.

— Sé que no es de su agrado. Pero estoy siendo sincero… — El Pantera Negra dijo serio. Tal firmeza se reflejaba en sus ojos dorados pincelados de negro.

— Alteza, usted le dobla a la edad a nuestro hijo. ¿Cómo es posible que se sienta atraído por él?

— Ojalá tuviera una respuesta, Charles. Pero no es así. Mis ojos han seguido a Pietro desde hace algunos meses, pero recientemente, ha sido más fuerte el sentimiento de tenerlo para mí.

— Escucharte hablar así de mi hijo no me agrada para nada, T-Challa.

— ¿Prefiere que calle, Erik?

— Prefiero que te dejes de estupideces y te alejes de Pietro.

— Erik…

— ¿Qué, Charles? ¿Vas a aceptarlo así nada más?

— Lo que nuestro hijo siente también es importante.

— Así que lo estás aceptando.

— Erik. — El telépata suspiró, sabiendo que no sería sencillo convencerle de darles al menos una oportunidad.

— ¿Qué es lo que quieres hacer, Erik? ¿Una pelea entre tú y yo?

— Te ganaría fácilmente.

— Estoy seguro de que no seré rival para ti, pero pelearía hasta el último aliento si en algo puedes sacar tu furia conmigo por el atrevimiento que he tenido de posar mis ojos en Pietro.

— Entonces hagámoslo.

— Erik, no puedes hacer eso. Pelear con T-Challa no va a cambiar nada, y lo sabes.

— Es él quien ha dicho que puedo sacar mi furia en una pelea, Charles.

— Si lo haces, ¿ya pensaste en nuestro hijo? ¿Cómo crees que Pietro se tomará esto?

— Soy su padre, estoy pensando en lo mejor para él.

— Eso no es verdad, estás pensando en que T-Challa es un hombre maduro y nuestro hijo un adolescente.

— ¡Sí! ¿No es esa razón suficiente, Charles? ¿Qué futuro tendrán juntos? ¿Cuánto tiempo T-Challa querrá a Pietro?

— ¿Cuánto tiempo tendrías que pelear para sentirte satisfecho, Erik? Matarías a T-Challa antes que convencerte a ti mismo de aceptar lo que ya iniciaron, nos guste o no.

— ¿Y entonces solo cedo, Charles? ¿Me aparto y los dejo seguir adelante?

— Sí, Erik. Si T-Challa realmente lastima a Pietro en el futuro, yo mismo pondré al rey delante de ti.


Peter estaba avergonzado a morir, pero también continuaba excitado. Y sus características gatunas mostradas en todo su esplendor. La sensación de querer más no se había extinguido a pesar de que ha “retenido” a Wade con sus telarañas y ahora no puede tocarle ni hacer más nada con él. Pero era su cuerpo el que temblaba deseoso de más. Y la lasciva mirada de Wade no le ayudaba en absoluto.

— Meow~ — Maulló cuando involuntariamente su cadera comenzó a frotarse contra la prominente erección de Pool… — ¡Meow~~!

Wade, imposibilitado del habla por la telaraña que Peter había lanzado contra su boca, no podía soltar todas las palabras –pícaras– que se le estaban amontonando en la garganta y el pensamiento. Pero comenzó a moverse también, empujando su pelvis contra el trasero del adolescente castaño, lamentando no haberse sacado la ropa antes, pero con el falo al descubierto, disfrutaba muy apenas el contacto piel a piel.

— ¡Meow~!

Peter maulló y maulló, y maulló durante minutos, frotando contra su trasero el pene de Wade hasta que éste se derramó ensuciándole las nalgas. No habían ido tan lejos como para llegar a la penetración, pero todavía habían hecho algo tan indecente como masturbarse y frotarse hasta el orgasmo.

El castaño calló en el fornido pecho de Wade con la respiración intermitente, tembloroso, cansado y avergonzado. Wade finalmente se las había ingeniado para liberarse de las telarañas, y aunque tenía ganas de embestir con fuerza el atractivo cuerpo adolescente, se obligó a tener un poco, solo un poco de autocontrol.

— Vamos, arañita-neko, necesitas la ducha~.

— Meow~. No vayas a tocarme de forma indecente, Wade~.

— Seré gentil, buenito y tierno, mi dulce arañita-neko~.


— ¡Nyaw~! ¡Tony~! — Exclamó el ojiazul, alcanzando el segundo orgasmo en lo que iba de la noche. Corriéndose al mismo tiempo que su amante, sintiendo su caliente esencia llenarle el interior.

— ¡Wow! Creo que realmente me corro más siendo un doberman. Mira nada más cuánto de mi semilla está escurriendo.

— ¡Deja de decir cosas tan vergonzosas, nyaw~!

— Shh, shh, quédate quieto Steve, estoy intentando que no salga todo.

Con las piernas abiertas, el capitán atinó a cubrirse el rostro con sus manos mientras sentía el falo de su amante empujar contra su cavidad anal, probablemente haciendo lo que ha dicho, impidiendo que todo su semen resbale entre sus muslos.

— ¿No has tenido suficiente, Tony~?

— No, nunca, Steve. La noche es joven, y te miro con esas orejas agitándose por todas partes y me pongo caliente de nuevo. Además, tu cola anda de traviesa acariciándome el trasero. Oye, no será que quieres meterla en mi culo, ¿verdad? Porque no te voy a dejar.

— ¡Nyaw~ claro que no, Tony tonto~!

— Solo digo, no me cuentas mucho de tus fantasías sexuales, Steve.

— ¡Yo no tengo!

— ¿En serio? ¿No tienes alguna fantasía conmigo? No sé, alguna postura en particular, juguetes, disfraces. ¿Nada?

— ¡No soy tan pervertido como tú, nyaw~!

— No necesitas ser un pervertido para tener fantasías. ¿No tienes ganas de hacer el amor de alguna manera en particular?

— Yo no pienso en eso, me gusta como lo hacemos siempre.

— Ah, así que te gusta que te guíen, eh.

— No me mires con ese rostro, nyaw~. ¡Me da vergüenza!

— Sí, sí. No te miro con este rostro, Steve… — Sonriendo pícaro, Stark se inclinó por los labios de Rogers, besándole fogosamente mientras empuja su pelvis y nota su erección crecer dentro del agujero de su novio.

Tan metidos en su propio mundo, que realmente ninguno se imaginaba la presencia de Wade a unas cuantas habitaciones más allá. Ni de lo que hacía con Peter, y cuán entregado era el castaño con él.


El alba llegó brillante y colorida, incluso algunas aves cantaban en las copas de los árboles en los jardines de la Mansión Stark. Wade se ha marchado antes siquiera de que Peter despertase, sobre todo para evitar un enfrentamiento con sus no-suegros. Cuando el castaño abrió sus ojos y tanteó el lado de su cama, alzó los labios en trompetilla cuando se dio cuenta de que estaba solo. De alguna forma, no le ha sentado bien que Wade se largara sin decir una palabra.

— De todas formas, ¿qué se supone que somos ahora? ¿Amantes?

Cuando el castaño se levantó para cambiarse, gritó ahogado al ver en el espejo de cuerpo completo las marcas de beso que estaban por todo su pecho, en las piernas y, juraría, en su espalda y el interior de sus muslos.

— ¡Ese maldito pervertido~!

La hora del desayuno fue tensa, Erik seguía en desacuerdo con la relación de Pietro y T-Challa, pero se había visto en la necesidad de aguantarse y dejarlos ser. Aunque Pietro no había estado presente en la discusión la noche anterior, sabía ahora que sus padres estaban enterados de su noviazgo con el rey, y estaba todo sonrisas charlando con Wanda y Peter, aunque el castaño estaba un poquito extraño esa mañana.

Wanda sospechaba por qué. Pero no era la única, Charles se ha enterado casi involuntariamente, debido a que el pensamiento del muchacho era fuerte y su telepatía lo ha atrapado. Y Steve, que es siempre atento al comportamiento de su hijo, encuentra también algo extraño en él.

Sin embargo, la sorpresa eran McCoy y Banner, que se veían mucho más relajados que la noche anterior.

— Obviamente tuvieron sexo. — Le dijo a su novio al oído. Así, porque si lo decía de otra manera, seguro Steve le pegaba por debajo de la mesa como anoche.

— ¿Qué? — Rogers, con las mejillas coloradas, volvió la mirada a su novio. Algo confundido y sorprendido. Todo porque, ya que él está observando a su hijo y no a sus amigos, de pronto el comentario de su amante le ha hecho pensar en Wade haciéndole cosas indecentes a su preciado hijo.

— Hank y Bruce, es obvio que tuvieron sexo. Desfogaron anoche. ¿Estás bien, Steve? te pusiste pálido.

Rogers soltó el aire, así que hablaba de ellos. Sonrió ligeramente, casi aliviado de que fuera eso y no lo que él había pensado –aunque tampoco estaba tan mal–.

— Eso está bien, si ellos se quieren~.

— Sí, supongo. Lo que sea, fue buena idea insonorizar todas las habitaciones, así no escuchamos sus gemidos anoche.

— Tony~.

— Es verdad, se te hubiera ido la emoción, y estuviste increíblemente adorable anoche, así que. ¡Ouch! ¿Por qué me pegas?

— Me avergüenzas~.

Todos en la mesa miraron a la pareja sin entender de qué iba ahora esa discusión. Pero ya que no parecía importante, los dejaron ser.

— Ah, es verdad, Hank y yo tenemos la vacuna. Todos podrán volver a la normalidad, se las administraremos en cuanto terminemos el desayuno.

— ¿Tan pronto? Les dije que se tardaran más, genios.

— ¿Y si queremos conservar esta apariencia un poco más?

— ¿Natasha?

— Es porque, creo que puedo embarazarme con estas características gatunas.

Clint, junto a Natasha, le besó dulcemente la nuca, añadiendo que él también pensaba lo mismo. A saber, han hecho sus propias investigaciones, pero más que nada, tienen la sensación de que con estas características, tanto gatunas como caninas, un embarazo podía resultar. Pese a que viuda negra hace mucho tiempo se había rendido con el tema, ahora parecía haberse abierto una puerta de posibilidad, y no pensaban pasar de largo sin intentarlo.

— Si ustedes quieren, está bien, pero hay un límite para el tiempo que pueden permanecer con esta mutación felina y canina, así que lo mejor para Hank y para mí será hacer unos exámenes y determinar por cuánto tiempo la vacuna será efectiva.

— Aunque tampoco me importaría que te quedaras así, mi sexy gatita… — Barton susurró a su esposa, olfateando la esencia femenina que, por el celo en que se encontraba, era más adictivo que de “ordinario”.

— ¿Vas a hacerme muchas cosas sexys? — Le siguió el jugueteo, meneando la cola gatuna con fina coquetería.

Barton le sujetó la cintura, besándole efusivamente sin importarle que todos estuviesen viéndolos. Honestamente que esos días para ambos no ha existido más nada que el otro. Eran fuego puro a su manera, y les encantaba seducirse, jugar antes del sexo, y aún hacerlo después, tomándose todo el tiempo del mundo para amarse.

Aún así, Stark carraspeó aclarándose la garganta.

— Lamento interrumpirlos, chicos, pero mi guepardo Steve es muy tímido y se está poniendo tan rojo que creo que le va a salir humo por las orejas.

Rogers trató de disimular su vergüenza tomando un poco de agua, pero era demasiado tarde, su rostro estaba perfectamente colorado hasta la raíz de sus rubios cabellos. Y, por alguna razón, Peter también ha enrojecido furiosamente. Bien, ha recordado lo que ha hecho con Wade la noche anterior, y todavía le sorprende haber perdido tanto el control de sus acciones que en realidad no había pensado en que sus padres les pillasen en plena faena, ni las consecuencias –nada agradables– que podría haber traído si sus súper-papis se enteraban.

¡No me quiero seguir acordando~! ¡Mi cuerpo se siente raro cada que recuerdo todo lo que me hizo Wade anoche~! — Pensaba. Pero, oh sí, debería añadir también lo que él hizo, que no es como si se hubiese quedado quietecito o le hubieran obligado a nada.

— Estás muy callado, Erik. Casi me siento en la responsabilidad de saber por qué.

— No es de incumbencia, Stark.

— Uy, te pones a la defensiva, ¿vas a sacar los colmillos?

— ¿Quieres probar?

— Tony~.

— Erik.

Rogers y Xavier han dicho simultáneamente, sujetando el brazo de su respectiva pareja para tranquilizarles. La tensión de Lehnsherr es evidente, la cercanía entre Pietro y T-Challa, también. Al amo del magnetismo no le entra para nada en gracia, ha tenido que dar su brazo a torcer, pero aún está en contra, muy en contra.

— Él me provoca… — Erik dijo, pinchando quizá con demasiada fuerza su desayuno (el tocino, para ser exactos).

— Claro, y como ambos son unos canes, a la mínima provocación se ponen a “ladrar”, ¿no? — El telépata dijo, y en su tono de voz su amante pudo notar cuánto reprobaba su actitud.

Lehnsherr masticó con más fuerza su bocado, fulminando con la mirada a Stark, por sacarle a colación, él estaba muy bien haciendo de cuenta que no existía. Y entonces las colas de ambos canes se irguieron en sus espaldas, agitándose con tal sigilo que casi parecían al acecho. Un doberman que no se doblega por nada, y un wolfdog que no dudaría en mostrar los colmillos si se siente amenazado.

Guepardo y lince ibérico suspiraron, sus amantes eran imposibles cuando se ponían en plan “el mundo puede arrodillarse antes de que me disculpe”, o algo parecido. Wanda, que hasta el momento se había mantenido en silencio, se preguntó cómo se tomaría su padre de saber que ella está enamorada de Visión.

— Aunque lo nuestro está muy lejos de prosperar, “V” sigue considerándome una niña, y creo que solo me considera una persona más en el círculo de amistades o algo así. Me pregunto si es que él podría en verdad desarrollar sentimientos por una mujer. Por mí. — Pensaba, asumiendo que nadie le estaba prestando atención.

Pero se equivocaba, un poco al menos. porque Visión sí que le observaba. Prestaba atención a cada uno de los movimientos de la melliza, observaba sus gestos, la forma en que miraba a los demás. E intentaba ir más allá, analizando el porqué de sus silencios o cómo ella pensaba.

Tengo la impresión de que estoy prestando demasiada atención a Wanda. Analizando cada mínimo movimiento que hace. ¿Es esto normal? Si aún fuera un simple sistema como durante mi existencia como JARVIS, podría entenderlo. Pero, quien soy ahora, me parece que estoy mirándola con otros ojos. Pero, ¿qué es éste interés?

Los pensamientos del androide no terminaron ahí, pero se convenció, al menos de momento, de que no era cuestionable su interés por la melliza, que todo era parte de la forma en como él actúa, en como piensa.

Pietro y T-Challa han hecho un gran esfuerzo por mantenerse callados también. No quieren provocar más la ira del amo del magnetismo. El adolescente sabe que a su padre no le ha gustado nada la noticia de su incipiente noviazgo con el rey. Sin embargo, el zorro polar está lo suficientemente feliz porque pantera negra habló con sus padres formalizando su relación incluso para ellos. Estaba tan contento y se sentía tan especial, que de momento los “inconvenientes” que su padre traía consigo, no le pesaban demasiado.

Por su parte, T-Challa sabía que en cualquier momento Erik podía atacarle. Un poco más de presión y su furia se desataría. Y él solo se sentía en la necesidad de estar preparado para responder. Además, tenía también sus responsabilidades como monarca, y aunque ha estado dirigiendo todo desde allí, sabe que no puede alargar demasiado su estadía en Nueva York, que necesita volver a Wakanda. El hombre miró de soslayo a su joven novio. Presiente que no le agradará mucho saber que tendrá que dejarle, unos días al menos.


Peter ha salido una vez más por la noche, necesita escapar un poco del encierro en la Mansión y liberar el estrés. Esa, como muchas otras noches, terminó siendo acosado por Wade. El arácnido lanzó telarañas al DeadPool ni bien su sentido arácnido se activó al sentirle cerca, dejándole de esa manera colgando de una escalera de emergencia contra incendios en algún viejo edificio de la ciudad. La luna estaba brillante, aunque poco podía admirarse con tantas luces propias de la vida nocturna, pero Peter podía verla, y la figura del Pool arruinaba un poquito la panorámica. O de eso quería convencerse, y evitar pensar en que el corazón le late emocionado y que, por un segundo, tuvo la intención de sonreír al ver al mercenario en su traje rojo.

— Por qué estoy colgando como un insecto, mi dulce arañita-neko~.

— Estoy seguro de que ibas a intentar una cosa rara.

— ¿Me sabes algo, o me hablas de puro tanteo~?

— Por supuesto que sé cómo eres, pervertido.

— Ah, ¿es por lo de anoche? Pero si lo disfrutamos un montón, arañita-neko~. Esos ronroneos que hacías fueron tan eróticos y dulces, que me la pasé masturbándome toda la noche cuando volvía a casa. Y después en la mañana, y en la ducha, y…

— ¡Cállate ya, pervertido pedófilo!

— Ah, espera, espera. Está bien que seas adolescente, pero ¡hey, soy inmaduro! Así que cuenta como si tuviéramos la misma edad, ¿no?

El arácnido chasqueó la lengua, y dio media vuelta con toda la intención de seguir con su rutina de la noche, encargarse de algunos cuantos maleantes de quinta más, y volver a casa para dormir largamente.

— Arañita-neko~ espera, no me dejes aquí~.

— Como si no pudieras liberarte cuando quieras.

— Olvidé mis katanas en casa.

— Mentira, las estoy viendo, idiota.

— Eh, ¿no les saqué filo? — Aventuró, sabiendo que lo único que quería era que Peter se detuviese y volviera la mirada.

— Déjate de tonterías. Y será mejor que no vuelvas a aparecerte por mi casa, ¿entendido?

— Lo siento, no puedo prometer eso. ¿Qué tal si me invitan mis súper-suegris~?

— ¿En serio, Wade? — Peter finalmente se detuvo (aunque no había dado más de dos pasos en realidad), dio media vuelta y le miró casi divertido desde el otro lado de su máscara. Puso las manos en la cintura y se mofó del comentario del mercenario… — Eso sería como un apocalipsis, mis padres jamás te invitarían a casa por voluntad propia. Pero tú siempre consigues colarte.

— Sí, bueno. Tengo mis trucos. Pero en serio, Peter, una ayudita por favor. Tus telarañas atraparon mis manos, no puedo alcanzar mis espadas.

El tono de voz del Pool fue serio, algo raro en él. Y Peter le creyó entonces el “apuro”. Acercándose solo para verificar que no pudiera liberarse solo, el adolescente se enfrentó, casi sin darse cuenta, al rostro del Pool, que colgaba a la altura indicada.

— Ah, Peter, tienes algo en el cuello de tu traje.

— ¿Qué?

— Sácatelo, podría ser peligroso.

— ¿De qué estás hablando?

— Vamos, confía en mí. Sácate la máscara.

Crédulo, Peter se sacó la máscara, dejando al descubierto su mentón y boca. Wade aprovechó el descuido y le besó. El castaño devolvió el beso casi sin darse cuenta, dejando que su lengua fuese arrastrada hasta la boca del mercenario, ronroneando lindamente en medio de éste, jadeando con la respiración alterada. Cuando Wade se retiró primero, lamiéndole los labios al despedirse de éste beso, Peter se quedó momentáneamente perdido.

— ¡Wow! De verdad es una experiencia diferente. Un beso a lo spider-man.

— ¡Pervertido~! ¡Meow~!

Sí, Peter mostró las uñas, y dejó unas lindas marcas en la cara del Pool.

— ¡Un momento! ¿Cuándo te quitaste la máscara? ¡Ah, mentiroso, te liberaste de las telarañas rápidamente! ¡Tramposo!

Pool cayó estrepitosamente al suelo (cual costal de papas, en serio), quejándose de dolor en el trasero, el mercenario aprovechó la rabieta del adolescente y le jaló a su cuerpo, haciéndole caer en su pecho.

— ¡Suéltame!

— Vamos, solo un ratito más, arañita-neko~. En verdad, estoy loco por ti. Creo que es la primera vez que me enamoro, incluso si no tenemos sexo como conejos, soy feliz cuando estás conmigo.

Peter se enfurruñó de todas formas. Pero se quedó ahí quietecito. Algo tenía Wade que, cuando hablaba así, aunque todavía sonaba como todo un pervertido, le aceleraba el pulso, y de paso el corazón.


La noche anterior se habían dejado llevar, pero ¿hoy también? McCoy y Banner estaban encerrados en la habitación del primero, otra vez, desnudos, jadeantes y sudorosos. Banner embestía con fuerza, sujetando las piernas de McCoy con sus manos mientras las elevaba o las separaba en el ángulo correcto para obtener más de esos gemidos ahogados que el “Bestia” dejaba escapar.


— ¿Te vas a Wakanda?

— Es inevitable. Tengo asuntos que atender allá.

— Pero, sigues teniendo orejas y cola como todos nosotros.

— Me las ingeniaré, no te preocupes, Pietro.

El adolescente desvió la mirada. Si le decía que le llevara consigo, seguramente que el rey le diría que no. ¡Y se acaban de hacer novios!

— Entonces, ¿cuándo vas a volver?

— En unos tres o cuatro días.

— No, no es que quieras dejarme, ¿verdad?

— Pietro, puse a tu padre Erik en contra mía, ¿crees que me tomaría esa desventaja solo para dejarte? Te lo dije, es por asuntos reales que requieren mi atención. Puedes venir, si quieres.

— ¿En serio? — Al zorro polar le brillaron los ojos, y sus orejas se irguieron de inmediato mientras su cola se agitaba gustosa en su espalda.

— Pero tienes que avisarle a tus padres y obtener su permiso. No quiero darle motivos a Erik para venir detrás de mí.

El mellizo chasqueó la lengua. Seguramente obtendría un enorme y rotundo “no”.


— Nyaw~ Tony, espera. Ngh~ nyaw~ por qué tan de repente~.

— Solo quiero probar si lo que dijo Natasha es verdad.

— ¿Qué?

— Tengamos bebés, Steve.

— ¡Eh!

Rogers se le quedó mirando directo a los ojos, Stark le sostuvo la mirada mientras sonreía dulcemente, casi como si así intentase transmitirle su seriedad al respecto. Que le haya dicho aquello cuando le tiene completamente dentro, mareado por placer y un calor extraño que le sofocaba las entrañas de un éxtasis sin igual, no dejó al ojiazul espacio para dudas o reclamaciones. Tensó su interior y le arrancó un alarido de placer a su amante, cuyas orejas y cola caninas se irguieron simultáneamente, invitándole a retomar el vaivén candente que, por supuesto, Stark no tardó en iniciar.

— Nyaw~ Tony~ más, ¡nyaaw~!

— Sujétate de mí, Steve.

El capitán aferró sus manos a la espalda del multimillonario, sintiendo cómo el impulso de la pelvis de Stark empujaba con una fuerza casi sobrenatural arremetiendo contra su trasero una y otra vez. Los gemidos/ronroneos que brotaron de su garganta fueron a más, llenando la habitación con ellos, sus orejas se movieron al azar, mientras la cola del guepardo acariciaba, una vez más, entre los glúteos del doberman.

— Ngh, Steve, deja esa cola tuya en paz.

— Nyaw~ ¡más, más Tony~!

Gruñendo, Stark le mordió una oreja al guepardo. El maullido mezcla de placer y dolor vibró en las entrañas del can, mientras la cola felina reculaba hasta enredarse en uno de los muslos del can. Rogers maulló y maulló de placer durante muchos, muchos minutos más.


Pietro no tenía grandes esperanzas puestas en sus padres. Particularmente en su papá Erik, pero de todas formas ha ido a tocar a la puerta de su habitación.

Por favor, que no estén follando.

— No, no estamos haciendo el amor, Pietro. — El telépata dijo, hace nada que ha abierto la puerta de su habitación, y se ha dado de frente con su hijo. No ha sido su intención entrar en la mente del mellizo, es que el pensamiento de éste ha sido intenso y sincero… — Ah, el vínculo que tengo con Wanda y Pietro siempre se impone a mi telepatía.

— ¡Papá Charles! Desde cuándo… ahh… — Suspirando por el obvio desliz que tuvo, el adolescente asomó la mirada en la habitación… — ¿Y papá Erik?

— Entrenando. Tiene estrés que liberar, y destruir los iron-guardias de Tony parece que le ayuda un poco a ello.

— Des-truir, ¿en serio?

— No es nada difícil para tu padre. En fin, ¿querías hablar de algo, Pietro?

— Ah, yo… mh, sí.

— Oh, ¿tomamos café en la cocina? De hecho, iba para allá.

— Sí, como digas papá Charles.

El telépata salió de su habitación, cerrando tras de sí. Luego echó a andar por el pasillo, seguido por el mellizo, escaleras abajo le sintió más inquieto y se animó en preguntarle por qué los nervios.

— Es que, son apenas las diez de la noche, pero ya todos parecen estar en su habitación. No puedo evitar pensar que están… haciéndolo.

— Son adultos, pueden hacerlo así si quieren. Además, Natasha quiere embarazarse, es natural que estén dedicando todo el tiempo posible a la intimidad, Clint es un buen hombre.

— ¿No te da vergüenza, papá?

— Sí, pero eso no quita el hecho.

— No me siento mejor, papá Charles.

El telépata sonrió, volvió la mirada hacia su hijo y golpeó suavemente el medio de su frente con un dedo.

— ¿Te avergüenzas cuando hay esa clase de pensamientos en tu mente, Pietro?

— ¡Ah! ¡No mires así como así, papá!

— Pero sabes, en realidad no había mirado.

— ¿Eh?

— Te acabas de delatar solo. La lengua te ha traicionado.

— ¡Eh! ¡Eso es trampa!

— Es algo que cualquier padre hace cuando quiere saber en qué anda pensando uno de sus preciados hijos… — Charles sonrió un poco más, entrando finalmente a la cocina.

— ¿No estás enojado?

— Si lo estuviera igual que tu padre Erik, ¿cambiarías de opinión? ¿Dejarías de salir con T-Challa?

El mellizo bajó la mirada mientras negaba suavemente moviendo la cabeza de un lado a otro. Charles puso a funcionar la cafetera y echó un vistazo en las galletas horneadas que Wanda y Visión prepararon esa tarde, tomando una de ellas y dando un mordisco. El sabor en estas galletas le dio la sensación de “amor”, por lo que su corazón se inquietó otro poco. Él sabe que a su hija el androide también le sacude los sentimientos.

— Entonces no tiene caso que me enoje, ¿cierto?

— Pero, tampoco estás de acuerdo, ¿verdad?

— ¿Estás enamorado de T-Challa?

— Lo estoy.

— ¿Crees que es un sentimiento que no va a cambiar con el tiempo?

— Pienso que, maduraré y este sentimiento será más fuerte. No seré un adolescente para siempre, y en unos cuantos años más, podré pararme junto a T-Challa sin esta sensación inmadura en mi cabeza.

Charles volvió a sonreír, le ofreció una galleta a su hijo y éste la aceptó. Aunque era extraño, casi parecía un momento padre-hijo de cuando Wanda y él eran unos niños y horneaban junto a su padre Charles algún fin de semana.

Estoy hablando de madurez pero acabo de recordar mi infancia.

— Eso está bien, Pietro.

— Papá, es raro si miras continuamente mis pensamientos.

— Es que ellos llegan a mí sin que yo lo quiera. Pero, Pietro, no es algo por lo que debas avergonzarte. Está bien si vives sin remordimientos tu vida, hijo.

— ¿Sin… remordimientos?

— Querías hablar de algo, ¿cierto? — Charles le dio momentáneamente la espalda, sirviendo dos tazas de café, endulzando la de su hijo con azúcar y agregando un poco de leche.

— T-Challa irá a Wakanda por unos días, yo… quería ir con él.

— ¿Querías?

El mellizo asintió. Tomó su taza de café y bebió un poco. De pronto se sentía tranquilo y muy relajado. ¿Su padre había hecho algo con su telepatía?

— T-Challa me ha invitado, pero ha dicho que espera que vaya solo si papá Erik y tú están de acuerdo. Sin embargo, ahora que he hablado contigo me doy cuenta de que, en realidad, no estaría bien ir.

— ¿Por qué no?

El mellizo miró a su padre. Le estaba preguntando con seriedad, pero aunque su rostro es serio y casi severo, todavía su mirada es dulce, comprensiva, amable. La sensación del amor de “madre” que siempre ha conocido estaba allí.

— Porque, si voy seré una distracción para T-Challa. Si le doy su espacio y respeto su rol como rey, también estaré demostrando que puedo ser un novio a su altura. O algo así.

Charles sonrió. Pietro acababa de dar un paso hacia la madurez mental sin darse cuenta. Y él se sentía orgulloso. Y también capaz de apoyar la relación de su hijo adolescente con el rey. Un hombre mayor con responsabilidades tan grandes como la dirección adecuada de todo un pueblo como Wakanda.

— Entonces, ¿qué tal si vamos con papá Erik y le acompañamos un poco en su entrenamiento, Pietro?

— ¡Sí~! — Emocionado, el zorro polar apresuró el paso hasta el gran salón de entrenamientos en la parte más profunda de la mansión. — Ah, tengo que avisarle a T-Challa que no iré con él. Te alcanzaré en breve, papá Charles.

El telépata asintió, caminando sin prisas mientras el mellizo dejaba apenas una ráfaga de viento al correr a toda velocidad hasta la habitación del rey.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Disculpen las molestias, pero se eliminaran los comentarios con contenido de otras parajes fuera de las que se abordan en este blog, esperamos su comprensión