jueves, 29 de diciembre de 2016

Animal-Héroes. Miniserial Avengers & X-Men. PARTE 2.




— Ngh~ Erik~ espera, tranquilo~.

— No me manipules con tus poderes, Charles.

— Es porque estás muy pervertido este día~.

— Es porque tú hueles demasiado… — Dijo, olfateando su cuello y sintiéndose más excitado… — Demasiado dulce.

Las ropas han sido retiradas con rapidez. Erik está ansioso, y Charles dispuesto. Aunque no solía quejarse de la cantidad de veces que su amante deseaba sexo, cuando estaban fuera de casa sí ponía mayor resistencia y restringía los encuentros sexuales a horas nocturnas. Hoy sin embargo, algo dentro de él se agitaba con demasiada osadía como para negarse, estaba caliente. Inexplicablemente caliente.

— Ng, ahh~ más, Erik, más~ngh~.

Gimoteaba sin reparo alguno, meneando la cola, que aunque corta, se agitaba seductora de un lado a otro, tentando la libido del amo del magnetismo, cuyas orejas puntiagudas estaban completamente erguidas, escuchando incluso el acelerado pulso del telépata mientras le lame por todas partes, llenando su febril piel de saliva, concentrándose en las manchas que se repartían en sus costados, subiendo por ellas hasta el delicioso cuello que no titubeó en mordisquear, casi rasgándole la piel pues sus colmillos eran filosos ahora.

— Charles, aquí… — Erik sonreía galante, excitado, sus ojos expresaban lujuria.

El wolfdog relamió sus labios mientras se sostenía el erecto pene, arrodillado en la cama esperó a que su amante atendiera sus lascivas necesidades. Acarició el tronco subiendo y bajando muy lentamente, casi cual si así provocase la libido de su amante, invitándole a probarle. El lince ibérico se inclinó sobre la cama, acercando su rostro a la pelvis del wolfdog, lamiendo suavemente la extensión comenzó a darle lo que esperaba.

— ¡Ngh, oh sí Charles! Justo así, amor.

Charles sintió los toscos dedos de su amante jugar con el pincel en la punta de sus afiladas orejas, en tanto al mismo tiempo empujaba sus caderas buscando llegar profundo en la boca de su amante. El telépata se sorprendió de cuán habilidosos eran en el sexo, tragándole por completo, llenándose la garganta con el falo del polaco, jadeando con la boca “llena” cuando la siniestra de su amante se dirigió expresamente a su trasero, profanando su agujero sin reparo.

— Todavía estás blando, Charles.

Un chasquido húmedo sonó en la habitación cuando el telépata liberó su boca de la erección de su amante, levantando apenas la mirada mientras sus dedos traviesos serpenteaban por el falo.

— Ngh~ es porque has hecho lo que has querido toda la noche, Erik. Y sigues haciéndolo~.

— Te lo dije, es culpa de ese olor que se impregnó en mi nariz. No puedo resistirme a ti. Vamos, mueve más esa cola para mí, Charles.

— Me pregunto cuál de las dos… — Juguetón, el telépata agitó primero su cola, después meneó las caderas, sintiendo entonces dos dedos de su amante jugar dentro de él.

— Estoy bien con ambas.

— También quiero verte mover esa cola tuya.

— Yo solo moveré una cola para ti, Charles, cuando esté enterrado profundamente en ti.


De vuelta con los genios.

— Entonces, por qué razón había feromonas en el laboratorio, ¿en qué estabas trabajando, Hank?

El muchacho apenas lo volteó a mirar. Quería, realmente quería concentrarse en números, combinaciones, fórmulas y teorías para llegar a la respuesta adecuada y volver a todos a la “normalidad”.

— Nada en particular.

— Según los cálculos que hemos estado haciendo, sí que había muchas de ellas. Particularmente feromonas animales.

— Solo estaba realizando una investigación al azar, reto a mi intelecto de vez en cuando con cosas triviales.

— Ah. Bien. Entonces, ¿por qué sigues evadiendo mis ojos cuando te hablo, Hank?

— Ya le había dicho, no necesita sentirse responsable por nada, Dr. Banner.

— Deja de actuar como si realmente no te interesara cuando tu actitud y el tono de tu voz te traiciona. Y deja de llamarme “Dr. Banner” también, antes me hablabas por mi nombre con normalidad. Si quieres que tome lo sucedido como un desliz, entonces al menos compórtate honestamente.

McCoy apretó unos papeles que estaban a la mano, arrugándolos por completo mientras controlaba su mutación y evitaba que “Bestia” se revelara. Estaba frustrado, enojado, incómodo y, en cierta forma, dolido. Tantas emociones y varios días encerrado pensando y pensando, le estaban haciendo perder el control de sus emociones. Y solo tenía ganas de dejar salir realmente a la “bestia” que lleva dentro. Despejarse un poco.

— Bruce… — Dijo con tono firme, sus pupilas que habían adquirido el tono dorado de su mutación, estaban centellando sus verdaderas emociones… — Qué harías entonces si soy honesto, qué harás si digo que lo disfruté, que aunque no puedo recordarlo todo mi cuerpo no miente y me hace saber que me gustó, que tengo marcas de beso por todas partes y estoy sensible a tu presencia, que en las últimas horas vivo con media erección en los pantalones y necesito no pensar que estás aquí para controlarme.

— ¿Es eso así? ¿Te excito?

— Es lo que estoy diciendo. ¿Satisfecho?

El Dr. Banner no respondió de inmediato. De hecho, solo se le había quedado mirando.

— Entonces, volvamos a concentrarnos en esto, por favor, Bruce. — McCoy dijo, dando por zanjado el tema.


Una vez hubieron evitado la colisión –obviamente por los magníficos reflejos del mellizo, aunque no dudaría que fuera cosa también de las agudas habilidades del rey–, T-Challa seguía esperando que el menor explicase su actitud. Bien, quizá no tanto, pero verlo con esta apariencia canina tan adorable, provocaba una extraña revolución en él.

— Entonces, ¿a dónde ibas con tanta prisa?

— A ninguna parte en particular. Yo solo, paseaba por ahí, alteza. — Suspiró.

Y maldijo internamente por ello. ¡Estaba siendo demasiado obvio! De todas formas, de entre todos los hombres del mundo, tenía que ir y sentirse atraído por un rey, hombre maduro con gustos finos, que, bien sabe, es perfectamente heterosexual.

Qué patética manera de tener un primer amor que está destinado a terminar mal.

— ¿Qué tanto estás mirándome?

— ¿Eh? Ah, eh. ¡Su cola! — Dijo.

T-Challa endureció la mirada. Pero por alguna razón su larga cola ondeó lentamente en su espalda, casi cual si estuviera presumiendo su garbo.

— Bueno, pienso que resalta su estatus.

— ¿Quieres venir, Pietro?

— ¿Eh?

— Voy a entrenar ahora, si quieres puedes unirte. Te enseñaré algunas técnicas que seguramente no has aprendido en la Mansión X.

— ¡Sí! ¡Voy~! — Dijo más que feliz.

Su cola y sus orejas proyectaron la alegría que sentía, siguiendo al rey cual cachorro entusiasmado con aprender de un macho alpha.

¡Maldición! ¡Otra vez estoy actuando como un crío delante de él~! ¡No, no, no! ¡Debo ser un hombre!

— Si consigues aprender rápido, te invitaré a cenar fuera de aquí.

Naturalmente, el entusiasmo del adolescente platinado se duplicó.


Esa noche, como lo prometió, Rogers estaba entregándose a Stark como al multimillonario le venía en gana. Respondiendo a todas sus peticiones, aunque sintiera que moría de vergüenza.

Lo primero que Stark hizo fue lamerlo de pies a cabeza, deteniéndose al final en la cavidad entre sus glúteos, introduciendo su lengua sin ápice de vergüenza allí, sintiendo los rugosos anillos de su interior contra la lengua, sabiéndose también más sensible a su textura y sabor. Inconscientemente también le ha olfateado más, oliendo ruidosamente cada páramo de su cuerpo. Como un auténtico can olfateando a su “hembra”. Por supuesto, está más que excitado, y se nota por la asta erguida entre sus piernas.

— Nh~ Tony~ basta~ deja de ng olerme y lamerme allí~.

— De ninguna manera. Me encanta tu culo, Steve.

— No lo digas~ ¡Nyaw~!

— ¿Qué clase de ronroneo es ése, mh? — Preguntó, empujando entonces, junto a su lengua, dos dedos dentro de su amante.

— De-deja de molestarme~ ¡Nyaaw Tony~!

Sorprendido, Rogers volvió la mirada hacia atrás, descubriendo que eso que ha sentido dentro suyo no son los dedos ni el falo de su amante, sino justamente su cola canina. El guepardo se crispó al instante, enrojeciendo furiosamente, pero temblando de placer, fue incapaz de renegar la actitud de su amante.

Satisfecho, Stark coló el rostro bajo el ángulo de las piernas de su amante, con suerte su cola era lo suficientemente larga y flexible para estar en esta posición y todavía continuar dentro del capitán, empujando como lo haría con su falo. De esta manera también pudo hacer aquello, lamerle los testículos y succionar su pene, saboreando el presemen exudando por la excitación. Los gemidos de Rogers estaban haciendo eco en la habitación, y el calor se había incrementado tanto que incluso las amplias ventanas podrían empañarse.

— Ngh~ T-Tony, también quiero~ también yo, por favor~.

— ¿Estás caliente? ¿Quieres mi pene?

— Sí~ nyaw~ quiero Tony~. — Respondió, tragando saliva y buscando moverse de aquella posición para adoptar el 69 y darse mutuo placer.

— Todavía no, dijiste que harías lo que quisiera. Ahora solo quiero hacer que te corras así, Steve.

— ¡Nyaaw~!


El mellizo estaba tirado –literalmente– en el piso, sudoroso hasta los rincones más ocultos de su anatomía y agotado. A saber, aprender técnicas de combate cuerpo a cuerpo con T-Challa no es cosa que se tome a la ligera. E incluso si intentó usar su velocidad en algunos momentos, el instinto de la pantera negra se había impuesto, además de su experiencia. Dejándole entonces, tras un par de horas intensas, completamente derrotado y cansado.

— Lo has hecho bien, supongo que en la Mansión X has aprendido a moverte de acuerdo a ciertos patrones que puedes leer de manera inmediata en el enemigo, pero, lo que puedo decirte Pietro, es que también necesitas instinto.

— Es fácil decirlo para usted, alteza, lleva toda la vida guiándose de esa manera.

— Tal vez, pero, y ahora más que nunca, ¿no tienes tú también el instinto a flor de piel? — El de tez negra dijo, acariciando deliberadamente las felpudas y redondas orejas del zorro polar.

— Nhh~ — El mellizo jadeó extasiado con las caricias, notando cómo su cola se agitaba escapando de debajo de su cuerpo y moviéndose al lado.

Instintivamente –como para comprobar las palabras del rey–, el peliplatino se sentó, sin alejarse de la mano que le acariciaba las felpudas orejas, cerrando los ojos y sintiéndose repentinamente relajado bajo aquel toque. T-Challa continuó acariciándole simplemente porque no había razón para detenerse, porque el pelaje de las orejas del muchacho eran suaves y se le antojaban adorables.

— ¿Pietro?

— Nh~.

De pronto, el mellizo ha buscado el regazo del rey, acurrucándose al mismo tiempo en su pecho, olfateando su cuello mientras su corta cola zorruna se balancea de un lado a otro con un poco más de entusiasmo. Lo que es más, el propio rey se estaba excitando.

— Será mejor que vayas a ducharte y arreglarte, Pietro.

— ¿Eh?

— Te llevaré a cenar esta noche, te lo has ganado.

— ¿De verdad? — Sonriendo de oreja a oreja, las orejas y cola del zorro polar mostraron su emoción.

Y el rey sintió por primera vez en mucho, mucho tiempo, el latido de su corazón emocionarse por una sonrisa. Por una expresión adolescente que le inspiraba un sentimiento que no podía ser “sano”.

— Sí, pero ahora tengo que atender otros asuntos de mi país. Tú también tienes que ir y avisar a tus padres que saldrás conmigo.

— ¡Sí~!

Cuando Pietro se alejó a toda velocidad, T-Challa se cubrió el rostro con una de sus grandes manos.

— Le pedí que avisara a sus padres. No creo que Erik o Charles vayan a tomarse eso con agrado. Ng, qué rayos pasa conmigo. Ponerme ansioso por Pietro. Un, chiquillo.

Incapaz de contener su entusiasmo, Pietro ha terminado contándole a su hermana y a Peter su salida con T-Challa. Ellos le apoyan, pero también le advierten que tenga cuidado y considere la salida como un mero cumplimiento de palabra y no un deseo personal.

— Ya sé que no hay muchas probabilidades de que yo le guste a T-Challa, ¿pero no entusiasmarme? Creo que eso es inevitable.

— Lo sé, hermano. De cualquier forma, voy a mantener mi lazo psíquico contigo, por si hay que ir y rescatarte. — Wanda dijo, muy seria la jovencita.

Peter y Pietro la miraron sin entender.

— Si T-Challa intenta aprovecharse de mí, por favor no vayas a pensar que necesito ser rescatado, Wanda.

— ¡No estoy hablando de eso, tonto! Me refiero a si la cosa no va bien, si te sientes como el adolescente que eres y alguna mujer aparece abordando al rey. Es decir, no es que conquista mujeres a menudo. Nuestros padres dicen que el rey T-Challa es parecido a tío Tony antes de que conociera a tío Steve.

El mellizo frunció el ceño.

— Podrías haberte ahorrado los detalles. Ya sé que el rey T-Challa es popular y conquistador.

— No te enfurruñes. Mejor piensa en cómo podrías vestirte. ¿Sabes a dónde te va a llevar?

— Ni idea.

— Tal vez vayan a un restaurante lujoso, es decir, es un rey. — Peter comentó.

Los mellizos meditaron las opciones un momento, y luego llegaron a la conclusión de que, de todas formas, allí, Pietro no tenía nada formal o elegante para ponerse.

— Esperen, me siento como una señorita a la que sus amigas ayudan a elegir el vestido ideal. Vamos a dejarlo así, me vestiré como suelo hacer, si al rey no le agrada, entonces simplemente no saldré con él.

Pietro dijo después de que incluso fueron a la habitación de Peter, echando la mirada en su guardarropa. En tal caso, eso les hizo recordar que más temprano lo habían “abandonado” con Wade, y tuvieron curiosidad por saber lo que había pasado que ya no andaba por allí.

Peter omitió los detalles más vergonzosos de su encuentro con Wade, y resumió las cosas con que su padre Tony se había encargado de la visita indeseada.

— Pero va a volver, siempre lo hace, ¿no, Peter?

— Sí, Wanda. De alguna manera siempre consigue traspasar los sistemas de seguridad de mis padres.

— Hablando sinceramente, Peter, ¿te gusta Wade?

— ¡Qué!

— Bueno, aunque sueles renegar cuando se te acerca y todo, siempre terminas aceptándolo. Te pones colorado y tu corazón se acelera.

— No me simpatiza que conozcas mis reacciones, Wanda.

— No es mi culpa que seas tan transparente que, si estoy cerca, mi telepatía resulte tan empática.

— Hermana, que conozcas nuestros sentimientos más de lo que podemos conocer los tuyos, es frustrante, ¿sabes?

— Pero siempre platico sinceramente con ustedes de mis sentimientos, ¿por qué se quejan?

— Lo que sea, ¿cómo te fue con Visión?

— ¿Qué? ¿No les gustó la comida? Aunque casi nadie vino a la hora, cada quien comió cuando quiso. — Dijo enfurruñada, haciendo puchero y cruzando los brazos al pecho.

— En mi defensa, estaba recibiendo entrenamiento espartano con su alteza, Lady Wanda.

— Yo sí estuve ahí.

— Lo sé. Pero nuestros padres llegaron mucho después. Juro que ellos estuvieron teniendo sexo. No es que me espante, pero deberían al menos respetar un poco el esfuerzo que Visión y yo pusimos para preparar la comida.

— No te distraigas, ¿cómo te fue con Visión?

— Pues. Descubrí que me ve como una niña. Bueno, como lo que soy, una adolescente. Dudo que él desarrolle sentimientos o se siente atraído hacia mí. Lo que me consuela es que dudo que haya alguna mujer u hombre que despierte algo en él. Así que sigo teniendo esperanzas~. En fin, ¿han notado que tía Nat y tío Clint no se han asomado ni un poco desde esta mañana? Ellos en verdad deben estar aprovechando sus apariencias animales en grande.


Natasha se enredó en las mantas, completamente desnuda bajo ellas, Clint por su parte estaba destapando una botella de agua, sentado en la cama junto a su esposa le ofreció el vital líquido para refrescarse la garganta.

— Así no, Clint. Es mejor boca a boca.

— Si hago eso, voy a excitarme de nuevo, Nat.

— ¡Meow~! Eso es lo que quiero, mi sexy husky~.

— Eres tan traviesa, gatita.


Cerca de las siete de la tarde, en el comedor se han reunido todos. O casi todos.

— Wanda, dónde está Pietro.

— Salió, papá Erik.

— A dónde.

— A, cenar con un amigo.

El amo del magnetismo encontró sumamente misteriosa la respuesta de su hija. Particularmente porque Peter estaba allí, y Pietro no tenía muchos amigos de su edad con quienes salga, sobre todo sin su hermana.

— ¿Y su alteza, Tony? — Charles quiso saber. Presintiendo lo que sucede.

— Dijo que cenaría fuera. — Respondió con simpleza. Honestamente, no le preocupa lo que el rey haga o deje de hacer con su vida.

— ¿Y qué han hecho con sus apariencias? — Steve preguntó curioso.

Y fue justo ahí cuando Lehnsherr comenzó a sospechar también. Charles lo ha corroborado, ha sido suficiente que Wanda le evadiese la mirada e intentara bloquear su mente de él.

— Charles, ¿hablamos en privado?

La pareja se apartó hasta la estancia, aunque estaban seguros de que no había necesidad de tanto secretismo delante de sus amigos.

— No te exaltes, Erik.

— ¿Salió con T-Challa?

— Está bien. Su alteza no hará nada raro, Erik.

— ¿A dónde fueron? Sé que puedes averiguarlo, Charles.

— No voy a decirte, no quiero que hagas quedar en mal al rey, ni tampoco que avergüences a tu hijo. 


En el comedor, Banner y McCoy tampoco están muy comunicativos. La verdad es que parecían ausentes. O metidos en sus propios pensamientos. Era un poco incómodo, pero nadie se atrevía a preguntarles nada.

— Entonces, ¿cómo van las investigaciones, Bruce? ¿Necesitan que este genio les eche una mano?

Bien, casi nadie. A Stark le importaba un cacahuate el estado de ánimo de los demás. Él estaba sumamente feliz –o lo que es lo mismo, estaba satisfecho después de las intensas horas de sexo con el capitán, y lo que prometía la noche por llegar–.

— Estamos bien. Mañana mismo podríamos tener la “vacuna” y todos volverán a la normalidad.

— ¡Tan pronto! Tárdense un poco más, Bruce.

— No creo que nuestros invitados quieran pasar más tiempo por aquí cuando pueden volver a sus vidas, Tony.

Banner dijo. Pero McCoy supo al instante que lo decía por él. La tarde se había vuelto incómoda después de su “confesión”. Pero lo que ha complicado las cosas, es el beso que el doctor le dio repentinamente antes de salir del laboratorio tras haber sido convocados a la cena.

¿Qué se supone que debía pensar después de eso? McCoy pensaba, pero no conseguía tener una respuesta que lo convenciera. O que calmara su corazón.

— Hank, ¿te aburre pasar tiempo aquí? — Stark preguntó directamente.

— Claro que no, Sr. Stark.

— Ya lo ves, Bruce. Entonces, Hank, ¿tienes algún apuro por marcharte?

— N-no, particularmente, Sr. Stark.

— Doblemente comprobado, Bruce. Además, creí que ustedes andarían acaramelados y todo, después de cómo me los encontré la otra mañana, cuando todos nosotros nos volvimos “animales”.

Ah, la discreción le ha fallado totalmente esa noche al multimillonario.

Banner se ha atragantado con su bocado, y McCoy con su saliva. Tan vergonzosamente obvios. Que el sonrojo inevitablemente les subió hasta las orejas. Bueno sí, ha quedado concluido que tuvieron sexo aquella noche, pero había que hacerles recordar justo durante la cena.

Rogers, que solía tener consideración por los amigos cuando notaba cierta incomodidad, pateó sutilmente –aunque teniendo en cuenta su fuerza, no hay mucho qué decir– a su amante por debajo de la mesa, atinando a la espinilla. Stark, como era de esperarse, se quejó de dolor y le miró confundido.

— ¿Acabas de maullar? — Banner preguntó. Aunque por la mirada que se traía, más parecía un señalamiento obvio para cobrar un poquito de venganza.

— ¿Y qué si lo hice? Soy un doberman, puede que también ladre si encuentro a un humano dudosamente deshonesto por aquí.

— Oh vamos, no te pongas sensible, Tony.

— ¿Yo? Ustedes tienen la culpa después de todo.

— ¡Ah! ¿Nosotros?

— Sí hombre, como si nos fuéramos a espantar porque están saliendo. Por cierto, qué secretito bien guardado, eh.

— Ng…— Banner se golpeó la frente. Mientras que McCoy anunciaba estar satisfecho y humildemente se retiraba del comedor.

Obviamente, a Stark su amante lo ha pateado de nuevo. Y ha maullado otra vez.

— ¡Steve!

— ¡Tony~!

— ¡Qué! ¿Por qué me has golpeado? ¡Dos veces!

— Porque no te das cuenta~. Bruce y Hank están incómodos con el tema, y tú lo repites~.

— Pues no veo por qué, ¿no estamos entre amigos?

Rogers suspiró resignado, su amante hoy no entendería nada ni a golpes. Banner no supo si desmentir definitivamente tener algo con McCoy, o seguirle y tratar de arreglar las cosas.

¿Arreglar? ¿Qué hay para arreglar? Tuvimos sexo, se me confesó antes, y le besé sin más antes de salir del laboratorio. ¿No es obvio que sentimos algo el uno por el otro? Soy idiota… — Pensaba, cubriendo el rostro con sus manos. Luego se levantó y retiró sin decir nada.

Wanda y Peter encontraron la situación curiosamente interesante. Los adultos también podían tener problemas sentimentales.

— Por cierto, ¿crees que tus padres se molesten con Pietro y su alteza? — Peter preguntó por lo bajo a su amiga.

— Bueno, estoy más preocupado sobre cómo van a reaccionar con su alteza. De Pietro pensarán que es una tontería.

Charles finalmente ha convencido a Erik de esperar el regreso de Pietro, pero no significa que el amo del magnetismo esté tranquilo para nada.


La cena con el rey T-Challa pudo ser sorprendentemente “divertida” de no ser porque Pietro corroboró varias cosas en su “contra”. La más molesta de ellas, que no deja de ser un adolescente junto a un hombre maduro sumamente atractivo e inteligente. Además, ha sido testigo de la popularidad del rey con las mujeres, que se le acercan coquetas y atrevidas sin tomarle a él siquiera en cuenta. Le ha visto responder a los coqueteos de hermosas y exuberantes mujeres con labia, con miradas maduras y seductoras. Y ha sentido celos, enojo y rabia. ¡Estaba con él! Aunque no estén en una cita, todavía era su invitado, ¿cierto? ¿No le debía por ello al menos un poco de respeto?

— ¿Te aburriste, Pietro?

— No. La cena estuvo deliciosa, alteza… — Aunque no la haya podido disfrutar porque estabas flirteando con cuanta mujer se acercó a la mesa… — Agregó en su pensamiento. Reclamo que, sin embargo, se plasmaba perfectamente en su rostro ceñudo y el tono agrio de su voz.

T-Challa, que no es tonto y sí bastante consciente de su actuar esa noche, condujo en silencio casi todo el camino de vuelta a la Mansión Stark. Pero no llegó hasta allí, sino que se desvió un poco, y en un aparcamiento desierto, se estacionó. El mellizo volteó la mirada al lado, pretendiendo entender qué hacían ahí. Pero entonces, antes de que cualquier palabra pudiera salir de sus labios, estos fueron atrapados por la seductora boca de pantera negra.

Este era su primer beso, por lo que se sentía sumamente tenso y torpe, sin saber qué hacer o cómo responder. T-Challa sin embargo no estaba preocupado por ello, le gustaba tener el primer beso del adolescente, por lo que se esforzó por ser suave, dulce. Saboreando lentamente los labios del zorro polar, coló su lengua entre ellos tras varios besos cortos, invadiendo así la caliente cavidad bucal del adolescente, encontrando la lengua de Pietro demasiado caliente al rozarla con la suya. Muy pronto el oxígeno escaseó para el menor, por lo que el mayor se retiró sutilmente, besándole castamente antes de alejarse.

Pietro abrió los ojos –aunque no supiera el momento en que los cerró, sumergido obviamente en la sensación embriagante de ser besado por este hombre que le tenía con todos los sentidos y las hormonas alborotadas–. Su respiración alterada era evidente, y el sonrojo de sus mejillas más debido al tono de su piel. Las orejas que había ocultado de alguna manera entre su cabello asomaron emocionadas, igual que su cola bajo la ropa. Estaba honestamente sorprendido y confundido.

— ¿Qu-qué ha sido ese beso, alteza? — Preguntó, aunque aun aturdido por el beso en sí.

T-Challa le sostuvo la mirada. Los penetrantes ojos del rey brillaban como los de una auténtica pantera, pero ellos todavía no respondían la pregunta del adolescente. El rey estaba contrariado por su propio actuar. Si bien pensó en aparcar y explicarle que aquel flirteo con las mujeres no ha sido nada, besarle ha sido más bien un acto repentino incluso para él. Como una acción instintiva. Pero decirle algo como eso a Pietro, piensa, no es lo correcto.

— ¿No te gustó?

— N-no es eso. Pero, soy un chico, entonces, no puedo entenderlo.

— Bien, no beso a cualquiera, Pietro. Beso solo a quien me gusta.

— ¿Yo, le gusto? — El adolescente incluso se señaló a sí mismo, incrédulo a lo que estaba escuchando.

El rey relamió sus labios gruesos. ¿Le gusta? ¿Este “mocoso” realmente le gusta? Venga, tenía que ser claro y asumir, de cierta forma, la responsabilidad de su propia torpeza. Le ha besado, le ha dado entender que gusta de él. Entonces, ¿qué estaba haciendo dejándole sin una respuesta?

— A tus padres no les va a agradar esto. De hecho, Erik vendrá a mí directo a un enfrentamiento.

— ¿Alteza?

— Solo llámame T-Challa, Pietro. Y, ¿te parece si comenzamos a salir?

— ¿Qué? ¿Sa-salir? Como, como, ¿una pareja?

— Sí, de eso hablo… — Pantera negra se sintió indiscutiblemente torpe. ¿Era esta la primera vez que le pedía salir a alguien tan seriamente?

— ¿En serio?

— Sí, Pietro.

— Pero, incluso estabas coqueteando antes con todas esas mujeres.

— Mi error, te prometo que no lo haré de nuevo, además, no estaba siendo serio.

— Bueno, entonces. Somos, ¿novios?

T-Challa asintió. Le dio otro beso, y arrancó rumbo a la Mansión. Aunque ahora tuviera que drenarse el cerebro y pensar en la mejor forma de hablar de esto con Charles y Erik.


Como ya había oscurecido, y comenzaba a ser aburrido estar encerrado en la mansión, Peter se puso su traje y salió a columpiarse por la ciudad. Como era de esperarse, se encargó de algunos maleantes menores, pateó algunos traseros y, tras desestresarse, volvió a casa. Cuando entró a su habitación, comenzó a sacarse el traje, increíblemente tenía algunos raspones en las rodillas.

— Ah, de cuando evité que ese auto se volcara.

— Mi dulce arañita-neko~ ¡déjame curarte~!

— ¡¿Wade?!

El castaño se sorprendió debido a la inesperada visita, pero también porque Pool ya estaba limpiando sus raspones con un algodón mojado en alcohol.

— Debes tener cuidado, haces que me preocupe por ti~.

— ¿Cómo entraste? De nuevo. ¿Y qué haces en mi habitación?

— ¡Eso es obvio! Vine a verte~ y a cuidar de ti.

— Wade, en serio, no puedes estar aquí. Si mis padres se enteran.

— Intentarán matarme, ya lo sé. Pero… — Pool de pronto le empujó contra el colchón, siguiéndole de cerca… — Este aroma tuyo me ha perseguido todo el día. No puedo seguir así, tengo que hacerte mío, mi dulce arañita-neko~.

— ¡Qué!


Charles estaba inquieto. Erik estaba a punto de explotar. Pietro aun no regresaba, el rey tampoco. Era obvio que estaban juntos.

— Erik.

— ¿Qué?

— ¿Qué piensas hacer cuando nuestro hijo llegue?

— Hacerle hablar.

— ¿Y si a nuestro hijo le gusta T-Challa?

— ¡Tonterías! Pietro es un adolescente, T-Challa todo un hombre, cómo podrían.

— Pero, ¿si es así?

— ¡No voy a aprobarlo, Charles!

— ¿Aunque sea la decisión de Pietro?

— ¿Está bien para ti que Pietro se fije en un hombre como T-Challa? ¿Qué futuro hay para ellos, Charles? Él es un rey, se debe a Wakanda.

Charles reconoció que su amante tenía un sólido punto ahí.


— Vamos, Steve. Ya no estés enojado conmigo.

— Lo que pasó en la cena con nuestros amigos fue indiscreto y hasta cruel de tu parte, Tony.

— Ya me disculpé, ok. Ven, déjame abrazarte.

— Pero tú lo que quieres es sexo, Tony.

— Bueno, sí, también.

Rogers suspiró, manteniéndose a distancia de su amante.

— Antes tenemos que hablar, Tony.

— ¿De qué? Ya no voy a disculparme más por lo de la cena.

— Tony, ¿no te preocupan tus amigos?

— Sí.

— Entonces por qué no lo demuestras.

— Ok, me perdí, Steve.

— Me refiero a que muestres interés por los problemas de los demás. Es obvio que Hank y Bruce no están pasando un buen momento, y que estar juntos es incómodo. Deja que terminen la vacuna y nuestros amigos puedan volver a sus vidas.

— Bien, bien. Pero, Steve, si ellos realmente la tienen lo que yo diga no va a importarles. Y lo que pasa entre ellos es cosa suya, no es un problema en el que deba meterme.

— Ah, pero estabas bastante acusador y parlanchín antes, Tony.

— No se te va a olvidar, ¿verdad?

— ¡Claro que no! Fuiste desconsiderado.

— Así que mi castigo es que no tendremos sexo.

Rogers suspiró una vez más. Luego fue y se metió bajo las mantas junto a su amante. Stark se sorprendió por ello. Pensó que realmente le mandarían a otra habitación o algo.

— Tony, habla con Bruce mañana temprano, ¿sí?

— Que hable con Bruce, ¿de qué?

— Solo, sé su amigo.

— Ah, ya entiendo. Bien, eso será mañana, ahora déjame hacerte el amor apropiadamente.

— Nyaw~.

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