--//--//--
Todo
había comenzado con dos genios reuniéndose a intercambiar teorías, conocimiento
y mezclar la algarabía con alcohol. Aunque se suponen con cierta tolerancia
natural al licor, la realidad es que habían terminado medio ebrios y encerrados
en los laboratorios súper equipados de la antigua torre Stark, hoy día una de
las sedes de Los Vengadores.
Cuando
ambos hombres recuperaron la conciencia, dos preocupaciones sacudieron sus
cabezas. Una, ¿por qué estaban desnudos? Y dos, ¿qué rayos era ese olor dulce
flotando en el ambiente?
—
No me digas que nosotros.
—
A mí no me duele nada, ¿y a ti?
El
joven McCoy guardó silencio. Y sus orejas se ruborizaron al rojo vivo, tanto
que casi parecía que en cualquier momento saldría humo de ellas. El doctor
Banner se golpeó la cabeza contra uno de los escritorios.
—
Mierda, ¿en serio?
—
Tal vez solo, me caí de espaldas.
Aunque
el joven McCoy aventuró la teoría, ni él ni su compañero estaban del todo
seguros de que eso pudiera ser real. De todas maneras, de momento no querían
concentrarse en eso. Si han tenido sexo, seguramente ha sido consensuado, así
que solo había que dar vuelta a la página y seguir adelante, ¿cierto?
—
¡Bruce!
El
grito de Stark hizo eco en sus cabezas, quizá algo más sensibles debido a la
resaca. De todas maneras, el multimillonario entró como bólido en el
laboratorio. Y no se le veía feliz, de hecho más bien tenía esa cara de pocos
amigos que no iba del todo con su egocéntrica personalidad.
—
¿Qué demonios tienes en la cabeza, Tony? No me digas que andas haciendo cosas
raras con Steve.
—
¡Cómo rayos crees que…! — El multimillonario selló los labios. Era mejor así
porque de todas maneras sí que han jugado un poquito a disfrazarse, pero esta
no era la ocasión… — ¡Estas orejas son reales, Bruce!
—
Imposible.
—
¡Mira! — Dijo, tironeando de las puntiagudas orejas negras sobre su cabeza.
Orejas que, hay que decirlo, han pasado a suplantar las humanas.
—
Oh por todos los cielos… — McCoy dijo. Honestamente curioso por descubrir qué
más había “diferente” en el multimillonario genio.
Fue
así como terminó descubriendo su cola, delgada y larga salía de la altura de su
coxis, y aunque era del mismo color que sus orejas, sobre la base (donde nacía)
el pelaje tenía un color rojo óxido. Color que también tenía Stark en la parte
interna de los muslos (los ha notado cuando hubo que desahogar la vejiga a
temprana hora), manchas que pincelaba en sus párpados y que, lo descubriría en
algún momento, marcaba los huesos pélvicos.
—
Como un doberman… — Banner murmuró, analizando la apariencia de su amigo, más
que preocuparse por entender lo sucedido.
—
Bruce, ¿qué fue lo que hicieron ustedes dos anoche? Un momento, ¿por qué están
medio desnudos? Oh, oh.
Incluso
dada la situación, Stark tuvo tiempo de sonreír con malicia, advirtiendo la
actividad que sus amigos habían tenido durante la noche. No les tiene envidia
para nada, tuvo una grandiosa sesión de sexo con Steve esa noche también, tal
que aún podía sentir los arañazos que el capitán le dejó en la espalda después
de aferrarse a él mientras lo embestia con fuerza.
—
No quiero saber qué estás pensando, Tony.
—
Tampoco pensaba compartirlo. Y no es lo importante, arregla esto, ¿quieres?
—
Ni siquiera sé qué pasó, o si fue culpa nuestra.
—
En realidad lo es, Dr. Banner, Dr. McCoy. — Visión ha dicho, apareciendo en
escena también.
Y
entonces ambos doctores comenzaron a entrar en pánico. Un poco solamente.
Visión, a pesar de que es poco más que un androide, también ha sido afectado
por lo que sea que hayan hecho.
—
Un tigre… — McCoy dijo, viendo las características felinas que se habían
marcado en la apariencia del androide.
Sus
orejas redondeadas y más bien cortas son de color marrón, la cola ancha mide
alrededor de un metro; mientras que la pigmentación de su piel no ha mutado
demasiado, salvo por las rayas negras que atravesaban su anatomía de pies a
cabeza, los colmillos que salían bajo sus labios daban un poco de miedo.
—
Lo que hayan creado anoche, se evaporó en toda la torre, y quienes estábamos
presentes fuimos afectados… — Visión agregó, entretenido con la sensación que venía de tocarse sus propias orejas. De algún
modo, era agradable, y lo demostraba agitando suavemente su cola.
—
¿A todos?
—
A todos… — Stark corroboró.
Y
a saber, esa noche, por azares del destino, en la torre estaba no solo el
capitán Rogers o Visión, sino que también algunos de sus otros amigos. Natasha,
Clint, Charles, Erik, el Rey T-Challa. Y, lo más alarmante, los hijos
adolescentes de algunos de ellos. Peter Stark Rogers, y los gemelos Wanda y
Pietro Lehnsherr-Xavier. Incluso un invitado imprudente del que nadie sabría
hasta después.
—
Pero espera, has dicho que nos ha afectado a todos, eso no es verdad, Hank y yo
estamos bien, no hay mutación alguna en nosotros.
—
Probablemente porque ya son lo bastante “animales”.
—
Si no fuera porque te conozco, me hubiera ofendido por el comentario, Visión.
—
Mis disculpas, Dr. Banner.
—
Como dije, si no te conociera. Pero sé que es solo la forma franca que tienes
para hablar. Y es una teoría aceptable.
—
Lo que sea… — Stark interrumpió… — Solo regrésenos a todos a la normalidad,
¿quieren?
—
Tony~. — La voz del capitán Rogers llegó desde el pasillo, cuando Stark asomó
la cabeza y vio a su amante andar hacia ellos con las orejas gachas, cambió de
parecer. Al menos un poco.
—
¿Saben qué? No hay prisa, siempre que nuestras vidas no corran peligro, tómense
su tiempo chicos… — Dijo a los genios, apresurando luego el paso fuera del
laboratorio, encontrándose con el ojiazul… — ¿Qué sucede, cariño?
—
No me digas así que me da vergüenza~. Además, me siento raro, Tony~ ¿me pusiste
algún invento tuyo? No puedo sacarme estas orejas y cola~ duelen si tiro
demasiado de ellas.
El
morocho aclaró la garganta. Ahora era momento de explicarle que esto no ha sido
culpa suya –sí, es inocente–, y que las orejas y la cola seguirán ahí, al menos
por un tiempo.
—
Vamos Steve, no te asustes. Bruce y Hank se encargarán de todo. Además, te ves
adorable… — Tanto, que ya se lo estaba devorando con la mirada.
Tímidamente
Rogers se dejó mimar cuando el moreno le acarició las orejas, algo cortas y
redondeadas, de un pelaje corto color dorado, que además eran sensibles al
tacto, provocándole suaves oleadas placenteras que emitía con peculiares
sonidos agudos que vibraban en su garganta. Posee además una larga cola de casi
la envergadura de su anatomía, predominantemente dorada como el pelaje de sus
orejas, pero con manchas oscuras; éstas manchas se dispersan por algunas otras
áreas de su cuerpo, como los antebrazos, muslos, pantorrillas y espalda. Tiene
también colmillos cortos, tal que ni siquiera sobresalen de sus labios.
—
¿No te apetece volver a la habitación?
—
¿Qué? — El capitán ladeó el rostro con aire confuso. Stark sintió un pinchazo
en la entrepierna… — No, quiero ver a Peter, escuché a Visión decir que todos
estábamos afectados.
—
¿Escuchaste?
—
Parece que escucho mejor con estas orejas~. — Dijo, y las felpudas extensiones
anatómicas se movieron de un lado a otro lindamente.
Stark
resopló, agitó su propia cola y sus fosas nasales respiraron el aroma de Rogers
con ansiedad. Realmente tenía ganas de empujarlo hacia abajo y…
—
¡Papá Steve, papá Tony! — Si bueno, lo que se hubiera estado imaginando quedó
truncado ante la presencia de su hijo de 16 años de edad.
Peter,
como sus padres, también había sido afectado, y sus lindas orejas y cola eran
absolutamente las de un tierno gato del desierto.
--//--
Entrada
la mañana finalmente estaban todos reunidos en la amplia estancia de la mansión
Stark, a donde se han movido para evitar nuevos “accidentes” en los
laboratorios de la torre Avengers. Por supuesto, algunos ahí no están
precisamente felices. Otros definitivamente encontrarán formas bastante
atractivas de aprovechar los hechos.
A
saber, haremos un breve repaso de las apariencias de cada uno de los afectados.
Encabezando la lista tenemos al amo del magnetismo, Erik Lehnsherr. La
característica que lo definía eran las largas y puntiagudas orejas, de pelo más
bien corto, dándoles un aire similar a cualquier can, sin embargo, poseía
colmillos largos bastante afilados casi como los de un lobo. La razón por la
que rápidamente Hank había clasificado sus características como propias de un
perro-lobo (o híbrido) era particularmente por las orejas y la cola más bien
larga y poco felpuda; en tal caso orejas y cola poseían un color carbón como el
de los lobos negros. Tenía los sentidos de la vista, el olfato y el oído
bastante más desarrollados.
Su
amante, el genetista telépata, Charles Xavier se ha denominado a sí mismo un
lince ibérico, algo en su silueta se había vuelto más grácil, poseía una cola
corta con una borla negra en el extremo, además las orejas puntiagudas estaban
terminadas en un pincel de pelos negros rígidos que le daban un aire entre
intimidante y tierno (de cualquier manera a su novio el rasgo físico le había
excitado a temprana hora, y, no lo negarían, habían tenido sexo con estas
formas felina y canina); finalmente, el telépata tenía numerosas manchas de
pequeño tamaño repartidas uniformemente y de manera densa justo en los flancos
laterales del torso y que subían hasta su cuello.
Sus
mellizos, por otro lado, han adoptado apariencias felina y canina también.
Wanda tiene características de un lince rojo, y Pietro de un zorro polar. La
adolescente posee orejas puntiagudas de un profuso color marrón rojizo, igual
que su cola, la que es más bien ancha y corta, sus uñas estaban ligeramente más
largas y afiladas, pero no poseía colmillos; sin embargo, sus pupilas han
adquirido un tono dorado en el fondo. El mellizo, canino como su padre, posee
orejas más bien pequeñas y felpudas de la base, de un intenso gris plateado que
combinaba con su naturalmente cabellera platinada, posee una cola medianamente
larga, felpuda y de un color azulado que le daba un aire bastante adorable, a
decir verdad.
Siguiendo
con los adolescentes, Peter, ya antes mencionado como un gato del desierto, posee
orejas particularmente grandes y peludas, de un color amarillo grisáceo, sus
ojos marrones tenían un toque dorado en las pupilas, y su cola es medianamente
larga, con rayas oscuras en el extremo.
En
tanto, el rey T-Challa, que más que nunca le hacía honor a su nombre como
héroe, ha adoptado características propias de una pantera, con orejas
redondeadas y más bien cortas, el de tez negra ha adquirido unos ojos
uniformemente dorados, con pupilas pinceladas en negro, unos poderosos
colmillos sobresalen bajo sus labios y una cola de casi la envergadura de su
cuerpo, más bien delgada y flexible. Tanto las orejas como la cola lucían de
color negro, sin embargo, cuando reflejaban la luz del sol tenían un toque
cobrizo, haciéndolas bastante distintivas. Además, T-Challa tenía la impresión
de que sus uñas podían actuar como auténticas garras retractiles, y que si lo
deseaba, podría rugir con la fuerza de cien panteras.
Natasha,
quien de por sí era seductora, adquiriendo rasgos felinos había enfatizado su
aura erótica –al menos a ojos de su esposo, Clint–, presenta orejas finas, con
una franja rojiza en el contorno hacia la parte interna de las mismas, tiene
además, cuatro rayas negras longitudinales en la frente que convergen en una
línea que recorre toda la espina dorsal, marcando la delgada silueta femenina
en la curva que iba de sus caderas a los omóplatos. La cola es ligeramente
ancha y larga, culmina en una mota oscura y dos anillos previos, el resto de su
pelaje, tanto en orejas como en la cola, son de color ocráceo claro.
Barton
por su parte ha adquirido características caninas, propiamente similares a las
de un husky siberiano, de pelaje en orejas y cola más bien denso y grueso en un
tono sable y plata, además sus ojos habían adquirido heterocromía, es decir,
ahora poseía un ojo de color marrón claro, y otro verde. Sus orejas son
ligeramente curveadas en la punta y de tamaño medio, mientras que la cola es
ancha y de no más de medio metro de longitud.
El
último afectado por el experimento –todavía sin confirmar– de McCoy y Banner,
es Wade Wilson, que justo ahora y por necesidad, estaba presente después de que
Stark hubiese descubierto en el sistema de vigilancia la intrusión del DeadPool
–que no está en su lista de personas gratas, por lo que no suele ser bienvenido
en ninguno de los dos grupos de héroes y mutantes; sin embargo, ya que parecía
tener alguna clase de obsesión con Avengers (o lo que es lo mismo, intenta
colarse en los pantalones del adolescente Stark Rogers) a menudo se aparecía
por ahí–. Wade ha adquirido características de un tipo de pastor denominado
Beauceron, sus orejas son anchas pero gachas, de un intenso color oscuro por la
parte posterior, pero rojo fuego en la interior, la cola es larga y ligeramente
delgada, como músculo es poderoso y puede ser dominado a voluntad. Le habían
nacido unos colmillos similares a los del lobo, y se sentía mucho más enérgico
que de costumbre –lo que honestamente ya era mucho decir– y por si fuera poco,
su sentido del olfato era sensible al aroma que despedía Peter.
—
Entonces, por dónde deberíamos comenzar a solucionar esto.
—
Oh vamos, Erik, no le pongas presión a los genios, deja que se relajen al menos
un par de días y ya después que piensen acerca de esto.
—
¡Un par de días, Stark! ¿Acaso piensas que voy a andar por ahí con orejas y
cola? — El amo del magnetismo estaba perdiendo los estribos. Y obviamente,
cualquier rastro de metal en la mansión estaba sacudiéndose.
—
Erik, tranquilízate~.
—
No me pidas que me tranquilice, Charles. Esto fue demasiado, Hank.
—
Ya me cansé de pedir disculpas, además no puedo recordar qué fue lo que
hicimos, y según Tony, el sistema de videovigilancia se desactivó en los
laboratorios, así que no tengo modo de saber qué pasó hasta que dejes de
empujar tu temperamento en nosotros, Erik.
El
amo del magnetismo bufó, pero guardó silencio.
En
tanto, sus mellizos no parecían particularmente preocupados por el cambio de
apariencia, tanto Wanda como Pietro continuaban admirando sus nuevas
características y tomándose montones de fotos. Junto a ellos, Peter actuaba más
o menos de la misma manera, aunque se le crispara el vello de la nuca y sus
orejas se alzaran nerviosas por la mirada que Wade tenía puesta sobre él.
—
Estúpido Wade, deja de mirar a mi hijo, idiota.
—
Mis disculpas, suegro~.
—
¡A quién carajo llamas suegro, imbécil!
—
Tony, vamos, cálmate. Wade, no seas imprudente y mide tus palabras, por favor.
—
Como usted diga, capi-suegra~.
Al
ojiazul se le crisparon los nervios. Pero respiró profundo controlándose.
—
¿A dónde se han ido Nat y Clint?
—
No preguntes lo que salta a la vista, Steve.
El
capitán se sonrojó abruptamente. Ya entendía lo que la pareja de espías estaría
haciendo. ¿El deseo sexual también ha cambiado en todos?
--//--
Tal
como se podría esperar de la pareja de espías, estaban redescubriéndose bajo
sus apariencias animales en la habitación que solían ocupar cuando estaban en
la Mansión Stark.
—
Supongo que todas las habitaciones de la mansión son insonoras, ¿verdad?
—
Tanto tiempo viniendo aquí, ¿y aún te lo preguntas, Clint?
—
Es un hábito, pretender que no lo sabemos casi todo sobre la mansión Stark.
Las
ropas de ambos han desaparecido en un seductor jugueteo mutuo, y tocarse las
orejas entre besos húmedos ha sido, de momento, la acción más entretenida.
—
En el fondo eres tierno, ¿verdad, amor? — Natasha dijo con tono coqueto, con
esa voz suya que era provocativa, no dulce o empalagosa, sexy.
—
¿Te parece que los Husky son tiernos, cielo? — Barton le dejó ir arriba
mientras él se sentaba en la cama y acariciaba los costados de su mujer.
—
Lo son, y también resistentes, afables. Encaja perfecto contigo, Clint.
—
Igual esto contigo, Nat… — Dijo él, acariciando con una mano una de las orejas
gatunas, mientras la otra era enredada por la cola femenina.
…
No
es que le sorprendiera que sus amigos estuviesen haciendo aquello tan temprano, le daba un poco de pena ajena que lo hicieran
sabiendo que no estaban solos, o que todos ahí –los adolescentes incluidos–
estaban enterados de sus acciones sexuales.
—
Ya debes acostumbrarte, Steve. Me parece que en esta mansión tal cosa como las
“restricciones” no existen. Además, están casados, me preocuparía si en tal
caso existiera la infidelidad.
—
Pero Tony, igual me da vergüenza saber que ellos están, que están…
—
No te esfuerces, Steve, te entiendo.
—
No te burles de mí con esa sonrisa~.
—
No me burlo. Te encuentro adorable, y con esas orejas como que te ves todavía
más. ¿No quieres imitar a nuestros amigos?
Stark
propuso seductor, agitando las cejas con aire pícaro, misma lujuria que le
brillaba en las pupilas. Rogers se estaba sonrojando cada vez más.
—
¿En serio, Tony? Sabes que con esa actitud tuya a veces me siento como un mero
objeto sexual para ti… — Gimoteó. Y es que honestamente le ha molestado un poco
que su amante se tome esto solo desde esa perspectiva, cuando piensa que debe
tomárselo con más seriedad.
—
Ya vamos a empezar con eso otra vez, Steve. Bueno sí, sabes que soy lujurioso;
y que hace mucho es solo contigo que me pongo cachondo. Y sí, también, es
verdad que parece que todo el tiempo estoy intentando meterme en tus pantalones
y tocarte por todas partes, pero no es solo lujuria, es también mi forma de
expresarte cuánto me gustas. No te pongas sensible, ¿sí? Y, presta atención,
nunca pero nunca más vuelvas a pensar siquiera que te veo como un objeto
sexual, ¿ok? Es intolerable para mí que pienses así, no he sido mal amante, ¿o
sí?
Las
orejas y cola de Stark estaban quietas, cual si estuvieran en alerta. Las
puntiagudas orejas no se movieron ni un ápice, y su cola se mantenía rígida,
como la punta de una lanza afilada. Las características felinas de Rogers por
otro lado mostraron su estado de ánimo inclinándose un poco. Era él quien
sentía entonces un poco de culpa por haber dicho eso, como si dudara del amor
que su amante tiene por él. Es decir, tienen a Peter, y una relación de muchos,
muchos años.
—
Lo siento. — Murmuró, acercándose a su amante y apoyando el rostro en el hombro
del “doberman” morocho… — Me puse un poquito a la defensiva, Tony.
—
Ya lo sé, te estresas muy fácil eh.
—
Es porque me preocupa que te guste más así, tienes unos fetiches extraños,
Tony.
—
Uy, no te metas con mis gustitos, no son tan extravagantes.
Rogers
estuvo tentado de decirle que no pensaba, en absoluto, lo mismo, que tenía
“pruebas” vergonzosas para eso. Pero guardó silencio. Algo en el aroma que
despedía la piel de Stark le estaba poniendo “sensible”.
—
Voy, voy a hablar un momento con Charles y T-Challa.
—
¿Ah? ¿Por qué? ¿No íbamos a pasar a la parte sexy donde nos reconciliamos por
la pequeña discusión?
—
Esta noche, ¿sí? Te dejaré hacerme de esas cosas pervertidas que tanto te
gustan y a mí me avergüenzan mucho~.
—
Tsk, bueno, voy a elegir un par del millar. — Señaló coqueto, viendo a su
amante dar media vuelta con el rostro rojo a más no poder.
…
En
el laboratorio, McCoy y Banner continuaban realizando algunas pruebas virtuales
para tratar de averiguar lo que hicieron y “remediarlo”.
—
¿No es raro que no haya video de esa noche? — McCoy preguntó.
Y
Banner no supo si responderle honestamente o guardar el secreto. Y no, no es
que él tuviese algo que ver, solo sabe cómo funcionan los sistemas de seguridad
de Stark.
—
No del todo. Aunque Tony es un genio, no todos sus sistemas son infalibles a
los errores… — Dijo, evitando decir con certeza que había un protocolo que desactivaba
las cámaras de vigilancia cuando se detectaba actividad sexual en cualquiera de
las salas en la Torre Avengers, o aún en la Mansión Stark.
Según
recuerda, Stark hizo aquello por petición de Rogers, ya que el multimillonario
nunca ha tenido la decencia de comportarse, y al capitán le da mucha vergüenza
pensar que alguien podría llegar a enterarse de sus intimidades como pareja.
Por lo que, ya que ellos habían tenido sexo aquella noche, lo que sea que hayan
hecho, tuvo que ser casi simultáneo a su encuentro sexual. Pensar en ello le
hizo recordar a Banner que todavía debería hablar con McCoy al respecto.
—
Hank, ¿tu cuerpo está bien?
—
¿Qué?
—
Bueno, antes no tuvimos tiempo de aclarar las cosas. Pero, es obvio que
tuvimos, que intimamos esa noche y…
—
No es necesario que se preocupe por eso, Dr. Banner. No me obligó si es lo que
le preocupa. Solo sucedió y ya.
—
¿No te sientes incómodo o molesto?
—
Como dije, no fue obligado.
—
A mí me incomoda, Hank… — Dijo. Y finalmente el más joven le dirigió la mirada…
— Ahí está, no me habías mirado a los ojos ni una sola vez desde esta mañana.
Eso me estaba incomodando bastante.
—
Es porque, estaba concentrado en esto.
—
No es verdad. Estás intentando que tomemos lo sucedido como un desliz, ¿verdad?
Te esfuerzas por evitar el tema, pero no niegas lo que pasó.
—
Es porque no tiene caso pensar demasiado en ello. Ni arrepentirse. Sucedió y
ya.
—
¿Habías tenido sexo con un hombre antes?
—
¡Claro que no!
—
Entonces no digas que sucedió y ya. Tomé tu virginidad, Hank.
—
¿Y qué si fue así? No soy una mujer, Dr. Banner. Ni necesita hacerse
responsable de algo. Así que, por favor, podemos solo seguir adelante.
…
T-Challa,
Charles y Steve estaban conversando en uno de los salones en la mansión, por lo
que Stark pudo escuchar, todo era política y economía, entre otros temas de
orden mundial que estaban saliendo a colación. A veces Stark se sorprendía de
lo bien que su amante se manejaba en ese tipo de conversaciones, y es que
aunque nunca se había animado en estudiar carrera alguna, se ha dedicado a
instruirse en los temas que considera importantes. Incluso si es un héroe que
depende de sus habilidades de súper soldado, le gusta sentir que toma
decisiones correctas basado en más que intuición o sentido común. Aún así,
Stark ha terminado sintiéndose un poquito aburrido y ha escapado de la
conversación yendo al mini-bar.
—
¿No estás interesado en lo que tu novio dialoga con los demás?
—
No realmente.
—
Eres un tipo bastante arisco y frío, Erik. ¿Vino?
—
Es solo que no me agradas, Stark… — Dijo, mostrando su vaso de whiskey para
negar sutilmente el ofrecimiento del anfitrión.
—
¿Por qué no? Soy un tipo bastante cool.
—
Lo que sea, no me agradas.
—
Ah, y pensar que llegué a pensar hace algunos meses que no sería malo si mi
Peter se enamoraba de Wanda y emparentábamos.
—
Que tú no me agrades no significa que tampoco tu familia. No comparto el
entusiasmo de Steve pero me cae bien, es noble, en cierta forma se parece a
Charles. Y Peter es un chico inteligente, y no se parece a ti casi en nada, así
que también estoy bien con él.
Stark
sorbió de su vaso y le miró entre divertido y molesto. Lehnsherr era un tipo
extraño. Extremista en muchas formas, pero todavía le caía lo suficientemente
bien como para aceptarlo en su casa. Aunque claramente no era mutuo.
…
Los
gemelos Lehnsherr y el primogénito Stark estaban jugando fuera en la piscina,
un poco solo para matar el tiempo, y otro para mitigar el calor de verano.
—
Wanda, ¿tenías que usar traje de baño?
—
No te pongas pesado, Pietro. ¿No es lo normal usarlo en la piscina?
—
Pero Peter y yo estamos aquí.
—
¿Qué? En serio, no te pongas en plan de hermano celoso, Pietro.
—
Sí, Pietro. Wanda es hermosa, déjala ser.
—
¡No me digas que te gusta mi hermana, Peter!
—
No como lo estás pensando. Pero puedo reconocer su belleza.
—
Peter sí sabe cómo hablar, hermano.
—
Porque no tiene hermana bonita de la qué preocuparse.
—
Aún si la tuviera, no estaría sobre ella. Pietro, ¿qué vas a hacer cuando Wanda
se enamore?
—
Acabar con el desgraciado.
Por
alguna razón, Visión sintió un escalofrío en la nuca. Wanda usó sus poderes
para sumergir a Pietro en la alberca, y Peter se reía con ganas por la cómica
situación entre los gemelos.
—
Peter~ mi tierna arañita-neko~.
Sí,
no hay necesidad de introducir al recién llegado.
—
Wade, por qué estás abrazándome con tanta confianza~.
—
Es porque al fin pude deshacerme de esas máquinas malvadas que estaban
persiguiéndome. Yo solo quiero seguir viéndote.
—
Oh, mi padre envió tras de ti a los iron-guardaespaldas. Pero es porque no le agradas.
—
No le agrado porque estoy saliendo con su precioso hijo.
—
¿Saliendo con quién?
—
Contigo, mi tierna arañita-neko~.
—
¡Quién dijo que estoy saliendo contigo! — Sonrojado hasta las orejas, el
castaño intentó zafarse de las garras de Wade. Que parecía que ahora como can
tenía incluso más fuerza que antes… — ¡No sujetes mi cola~ pervertido~!
—
Pero si te ves tan mono con colita~ vamos, vamos arañita, ven y ronronea en mi
regazo… — Juguetón, el no siempre comprendido Pool le jaló hasta que el joven
cayó en sus piernas.
Peter,
enfurruñado por el atrevimiento, intentó escapar. Pero el molesto hombre poseía
más fuerza –en serio, más que la acostumbrada y a la que él hasta ahora había
podido hacer frente pero que hoy, se le imponía– y consiguió retenerle allí.
Los mellizos Lehnsherr honestamente no le dieron importancia, era bien sabido
lo molesto que el Pool era tratándose del castaño, por lo que intentar “ayudar”
solo haría que el mercenario lo apresara más.
—
Meow~ — Escapó de labios del menor.
Y
de inmediato se cubrió la boca, avergonzado por el maullido que había vibrado
en su garganta. Porque, a saber, no es que esté renegando, por el contrario,
estaba extasiado por las caricias que el Pool estaba dejando bajo sus orejas
gatunas, y su cola, tan entusiasmada por las caricias, se agitaba de un lado a
otro con regocijo.
—
Así que te gusta, eh. — Dijo con aire burlón.
—
No~ meow~ — El castaño quiso callar de nuevo sus maullidos, pero sus manos
fueron atrapadas por una del mercenario, mientras la siniestra continuaba
acariciándole bajo las orejas, mientras su propia cola canina se paseaba
sinuosa por el vientre desnudo del menor.
No
era su culpa que hubiera tal libertad para tocarle cuando el castaño apenas
llevaba un bañador y estaba tan adorable con esos rasgos mininos que le tenían
excitadísimo. Le ha costado algunas heridas menores –que su factor curativo ha
sanado– deshacerse de los molestos iron-guardianes de su suegro Stark, pero ha
valido la pena soportar el calor entre las piernas si ahora le tiene allí,
crispado pero disfrutando de sus caricias.
—
Y estamos solitos~ — Canturreó feliz.
Todo
porque los mellizos se habían marchado ya, no con la intención aposta de
dejarles a solas, pero si de ahorrarse la escena al mero estilo “como perros y
gatos” que seguro iban a montarse. Solo que, aunque había allí alguien
montándose, no tenía que ver con lo que los mellizos creyeron. ¿O quizá sí y lo
hicieron realmente a propósito? La verdad es que en ocasiones era difícil saber
cómo pensaban ellos dos. Tenían cierta aura retorcida heredada de su padre,
después de todo.
—
¿Wade? Meow~ ¿D-dónde estás acariciando con tu cola? ¡Déjame en paz, meow~!
—
Oh, no te preocupes mi dulce arañita-neko, mi cola no va a tocarte más que
justo donde está ahora… — Pool dijo, relamiéndose los labios con ojos
lujuriosos mientras su cola tanteaba los rosados pezones del menor.
En
tanto, la mano que acariciaba antes las felpudas orejas, ha descendido por la
espalda hasta el trasero del muchacho, tocando el nacimiento de su cola y
colándose en el short hasta tantear la zona más íntima de su anatomía, al menos
por detrás. Porque al frente su diestra se estaba acercando peligrosamente a la
entrepierna. Y Peter estaba hecho un manojo de nervios y excitación, con el
rostro ruborizado, las orejas caídas y los labios entreabiertos dejando salir
algunos jadeos.
—
¡Wade, maldito lujurioso!
—
Uh, oh, papi-suegro está aquí. Lo siento mi dulce arañita-neko, tengo que
marcharme antes de que te quedes viudo antes de tiempo.
Cuando
Peter recobró algo de conciencia, estaba sentado en una de las sillas alrededor
de la piscina, con una erección bajo la ropa y la sensación de haber sido
ultrajado martillándole el pensamiento. Cuando miró alrededor, solo escuchó el
sonido de los propulsores del traje iron-man de su padre, quien parecía volver
de algún lado.
—
Pet, ¿estás bien?
—
¿Eh? Sí~ papá.
—
Ese imbécil, tendré que reforzar los sistemas de seguridad, todavía no sé cómo
demonios hace para atravesar siempre la seguridad y entrar en nuestra casa.
El
castaño miraba a su padre, casi parecía que estaba tratando de comprender sus
palabras. Cuando finalmente su cerebro dejó de estar encantado con la nebulosa
calentura que le asaltó antes, se sonrojó furiosamente. En pocas palabras,
¡casi lo “violan” y su padre tuvo que
venir a rescatarlo!
—
Mi orgullo~ meow~ — Gimoteó
cubriéndose el rostro.
Stark
pensó –erróneamente, a decir verdad– que su hijo estaba asustado e impresionado
por lo sucedido con Wade. Y que probablemente dejaría de verle por ahí.
—
No te preocupes, Steve y yo vamos a protegerte, Pet.
—
¿Eh? Oh, sí. Por supuesto, papá. Gracias~.
…
—
¿Qué estás haciendo, Wanda?
—
Estoy observando, Pietro.
—
Pero, en esa dirección solo está Visión.
—
Por eso.
—
¿Qué tanto le miras? ¿Estás enamorado de él acaso?
Como
dicen por ahí. El silencio otorga.
—
¡En verdad! Wanda, es un androide.
—
A mí me parece que es más humano que muchísimas personas que conozco. Así que
no me molestes con eso, Pietro.
—
Bien, bien. Supongamos que estoy de acuerdo…
—
No es que me interese que lo estés, hermano.
—
Como decía, suponiendo que lo apruebo. ¿No es él un hombre mayor?
—
Nací antes que él.
—
No en realidad. JARVIS ya existía cuando nacimos.
—
Estoy hablando de Visión.
—
Ok, de todas maneras nació siendo un hombre. Y no creo que le gusten las
“niñas” como tú. A menos que tenga el mismo pensamiento torcido de Wade, y no
lo parece.
—
Obviamente no es como Wade, no lo insultes.
—
Es raro discutir por un hombre contigo. Bueno, en realidad no es mal tipo,
debería ser suficiente para aprobarlo.
—
Como dije, no me iba a preocupar lo que pensaras de él. Es a mí a quien le
gusta.
Pietro
chasqueó la lengua. Pero no insistió en el tema porque, tal como conoce a su
hermana, seguro que primero lo hacía atravesar la tierra hasta el centro
hirviente de éste antes que considerar su opinión.
—
¿Y? ¿Le piensas decir? Ya sabes, cocinarle o escribirle una carta.
—
¿Qué te parezco? Una niña de primaria.
—
En algunos lugares esos gestos son una confesión muy romántica y apreciada por
los hombres.
—
Deja de viajar tanto cuando te aburres, Pietro.
—
Lo que sea, ¿le vas a decir o no?
—
¿Crees que me rechazaría?
—
Si es ciego, sí. Pero quién sabe, ¿no dice que todavía tiene algunas memorias
en su mente de cuando era JARVIS? Y bueno, él monitoreaba cada movimiento de
nosotros cuando veníamos a jugar con Peter. No sé, pero me imagino que pensará
algo como que te conoce desde que estás en pañales.
Las
orejas gatunas de Wanda se deprimieron de inmediato. Al menos un instante.
—
¡No menosprecies mi voluntad, Pietro!
—
No lo estoy haciendo.
—
No estás en mejores condiciones que yo, sabes hermano.
—
¿Qué?
—
Sé que te gusta el rey T-Challa. No eres tonto eh~.
—
Y tú por qué andas husmeando en mi cabeza. Estás igual que papá Charles.
—
No husmee a propósito. Ya sabes que hay veces en que tus pensamientos me llegan
solos. No es mi culpa que te pongas todo entusiasmado cuando lo vez. Y cuando
lo viste con esa apariencia de auténtica pantera, tuve que bloquearte o
terminaría sintiendo vergüenza ajena.
El
mellizo se sonrojó. La verdad es que había tenido una reacción muy entusiasta al
sur de su ombligo.
—
No tenemos remedio. Nos gustan maduros, inteligentes y sexys, Pietro.
El
mellizo estuvo tentado de decir que Visión para él no resultaba particularmente
sexy, cuando de pronto el nombrado les pasó por un lado y su solo andar le resultó
honestamente imponente. Como todo un caballero. Y además esos músculos.
—
Pietro… — Wanda advirtió, la chispeante aura escarlata centellando en sus
manos.
—
¡Solo estaba mirando! No significa que quiera nada con él.
—
¿Sucede algo? Wanda, Pietro.
—
Nada, Visión. ¿Vas a cocinar? ¿Te acompaño? — Preguntó haciéndose la linda,
agitando la gatuna cola con aire sensual. Pietro se golpeó la frente,
literalmente.
—
Oh, seguro Wanda, la mano femenina siempre tiene un toque especial… — El
androide respondió con una de esas sonrisas afables que, en parte, era culpable
de haberle notado como hombre.
Cuando
Wanda se marchó con Visión rumbo a la cocina, Pietro se sintió aburrido. Así que
se movió a toda velocidad por la mansión Stark, notando cómo la cola se
ajustaba a su carrera, enredándose por cuenta propia a su cintura para no
entorpecer su velocidad. Cuando iba pasando por una de las tantas salas en la
mansión, tuvo que desacelerar de una cuando casi se da de bruces contra una
persona en particular.
—
¿Qué haces corriendo por ahí como loco, Pietro?
El
mellizo no respondió. Estaba otra vez conmocionado por la excepcional
apariencia seductora de pantera negra.
…
—
Entonces, el olor dulce que percibí en el laboratorio esa mañana, ¿eran
feromonas?
—
Sí, Dr. Banner. Sea lo que sea con lo que estuvimos experimentando, las
feromonas debieron ser clave.
—
Pero Hank, eso significa que pronto los que tengan genes “hembra” estarán en celo.
—
Lo sé.
—
Tenemos que remediarlo cuanto antes.
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