~*~*~*~
Parte 15. Una pincelada de vida
campirana, por un puñado de recuerdos para el corazón
Cuando
Tsukishima se percató de que Yamaguchi estaba caminando hacia él, el corazón
les palpitó a mil por hora. Sí, a ambos. Las mejillas del pecoso estaban
bañadas de carmesí, lindamente ruborizadas dándole un aire tierno; y sus ojos
estaban más brillantes que nunca. Tsukishima pensó que esa mirada, junto a sus
mejillas moteadas de pecas hacía lucir su rostro como una galaxia, un trozo del
universo, y a él de pronto le daban ganas de explorar las posibilidades que ese
universo tenía para ofrecer.
Yamaguchi
sentía que le temblaban incluso las piernas conforme avanzaba un paso más cerca
de su amigo. Pero era solo un beso en la mejilla ¿qué tan furioso podría
ponerse Tsukki por algo así? El pecoso alejó aquel tipo de pensamientos de su
mente, o terminaría reculando y desperdiciando esta única oportunidad para ser
un poco valiente y lanzado. Tragó
hondo cuando estuvo frente a Tsukisima, y buscando apenas la mirada del rubio,
la conectó por un segundo, se empinó al frente estampando un ruidoso beso en la
mejilla izquierda y giró sobre sus talones, volviendo al sitio de la silla caliente en un santiamén.
Tsukishima
aclaró la garganta, se acomodó los anteojos y maldijo mentalmente el hecho de
sentir sus mejillas tibias. ¡Seguro estaba sonrojado! ¡Él!
—
Yamaguchi tonto, ¿por qué no lo hiciste
cuando nadie estuviera mirando? — Ante su propio pensamiento, el rubio
abrió los ojos de par en par, cayendo en cuenta del significado de éste.
El
resto de los observadores estaban tan sorprendidos como Yamaguchi, y algunos de
ellos, enternecidos. Es que el pecoso inspiraba ese tipo de sensación.
—
¡Tan lindo~! — Exclamaron Oikawa y Ryouta, abalanzándose sobre el pecoso y
dándole un colosal abrazo, restregando sin pudor alguno una mejilla en cada una
de las de Yamaguchi.
—
¡Serás el idiota más idiota de todos los idiotas si no cuidas bien de
Yamaguchi, Tsukishima! — Ryouta dijo con gesto solemne.
—
Esto…
—
¡Más vale que espabiles, Tsukishima! — Oikawa añadió, señalándole
acusadoramente con un dedo, habiendo interrumpido antes al pecoso, que para ese
momento no hallaba manera alguna de
esconderse de las furtivas miradas de sus amigos y compañeros.
Lo
que mandó todo al carajo –en cierto modo, al menos, restando la momentánea
tensión al momento– fueron las exageradas y cómicos posturas de Ryouta y
Oikawa. Honestamente, la descripción “comadres argüenderas” les quedaría
bastante bien.
—
Oh bueno, la última pregunta para Yamaguchi, ¿se te ha confesado alguien, chica
o chico? Oh, pero qué interesante, seguro que has recibido algunas confesiones
con lo lindo que eres, Yamaguchi.
—
Y-yo, no en realidad. — Tartamudeó, jugando nerviosamente con sus dedos.
—
¡Qué! — Sí, Oikawa y Ryouta han vuelto a hacer de las suyas, exclamando como si
fuera la cosa más sorprendente e inverosímil de la vida.
Luego,
con nada, pero en serio, nada de discreción, volvieron sus miradas hacia atrás,
donde Tsukishima continuaba medio perdido en el limbo. Chasquearon la lengua y
cuchichearon a saber qué tantas cosas tan quedito y secretamente, que en
realidad nadie se enteró de nada.
Yamaguchi,
sabiendo que esa ha sido la última pregunta para él, se retiró silenciosamente,
escabulléndose entre el menor Sawamura y el mayor Kageyama. De alguna manera,
había algo de seguridad entre ellos dos.
—
Yo continuaré… — El menor Kageyama dijo, levantando la mano cual voluntario en
su peor clase.
Oikawa
y Ryouta hubieran querido que siguiera Tsukishima, pero les confortaba saber
que, sí o sí, el megane tendría que salir en algún momento y sentarse en la silla caliente.
Al
pelinaranja le brilló el rostro por completo cuando su novio se sentó en la silla caliente.
—
Tobio~ al menos deja de fruncir el ceño, ¡das miedo~!
—
Tú cállate, Shoyo idiota.
—
Pero me quieres~. — Alardeó, sonriendo como un auténtico bobo enamorado. En
respuesta, las mejillas del pelinegro se ruborizaron, lo que le hizo sonreír
todavía más.
—
¡Ok, primera pregunta! — Ryouta dijo entusiasmado, adelantándose a Oikawa, que
ya le veía todas las ganas del mundo para molestarlo. — ¿Con quién fue tu
primer beso?
—
Shoyo.
—
Hombre, ¿ni un poco de detalle o entusiasmo? — Farfulló Oikawa.
Y
por ahí, apenas contenido por el mayor Kageyama, Taiga apretaba la mandíbula.
Sí, es celoso hasta el tuétano de su hermanito.
—
Estoy respondiendo la pregunta, y no decía nada de detalles, Oikawa-san.
—
¡Segunda! ¿Hay algo que envidies de tu hermano?
—
No, realmente.
—
Caray, en verdad no va a soltar prenda más allá de respuestas concretas. —
Musitó Oikawa a Ryouta, mirando en la cajita del pelinegro que aun quedaban
algunas preguntas más… — ¿No sacaste la mía, cierto?
—
No. Y ahora no me arrepiento, aunque tu pregunta es demasiado.
—
¡Necesito detalles! No puedo imaginar cómo podría ser Tobio en la intimidad con
alguien como Shoyo. Los imagino peleando y discutiendo por todo, ¡incluso sobre
cómo desnudarse!
—
Bueno…
—
¡Ay! — Oikawa se quejó abruptamente. Algo ha dado de lleno contra su espalda,
un balón de voleibol para ser concretos… — ¿Quién…? Oh… — Sella sus propios
labios y agita las pestañas con aire inocente.
—
¡Todos estamos escuchando, Kusokawa!
—
¡Lo siento, Iwa-chan~! ¡No te enojes, no es como si intentara compararte con
Tobio-chan!
—
¡Qué mierda!
—
¿No parece que el juego se está yendo por la borda? — Alguien murmuró.
Mientras
que Tetsuya hacía todo lo posible por mantener a Taiga cerca, porque le veía
todas las ganas del mundo de darle un puñetazo al mismísimo Oikawa.
—
¡De ninguna manera! — Ryouta, exaltado, se apresuró en continuar el juego. No
quería que a mitad de camino todos comenzaran a retirarse. — Siguiente, Tobio
¿te consideras realmente el mejor armador de la región?
El
menor Kageyama aclaró su garganta, asintiendo por toda respuesta. No es que
quiera sentirse superior a Sugawara-san de su club, por ejemplo, incluso
Oikawa-san era realmente bueno, y ni qué decir de Kenma. Pero, sí, él era
mejor, tenía un talento excepcional. Pero le faltaba crecer mucho, mucho más.
—
¿Aspiras a la selección nacional de voleibol?
—
Por supuesto.
—
¿Te reconoces algún defecto?
—
Soy pésimo académicamente, mis notas son muy malas.
—
¿Estás feliz saliendo con Shoyo?
—
Absolutamente. Aunque él es un idiota.
—
¡No tenías que agregar eso, Tobio idiota!
—
¿Has tenido sexo con tu novio?
—
No.
—
¡Mas te vale, maldito mocoso! — Sí, ése ha sido el pelirrojo.
—
¿Sabes cómo dos hombres tienen relaciones sexuales?
—
Por supuesto, lo he investigado detalladamente.
—
¡Pervertido~! — Sí, quien ha chillado todo escandalizado ha sido el pelinaranja.
—
¡Mocoso lascivo! ¡Te voy a…! — Para variar, Tetsuya ha debido sellar la boca de
Taiga. Esa vez, con un beso, que es más efectivo y rápido.
—
¿Seme o uke?
—
Seme.
El
pelinaranja hizo puchero. ¡Él también quería! Su hermano estaba que era comido
a besos por el peliazul, para evitar que se le fuese encima a su hermano menor.
O a Oikawa y Ryouta, que está seguro son los que han lanzado tales preguntas.
—
¿Cuál es tu fetiche?
La
pregunta del millón, considerarían algunos. Es que, hablar de fetiches entre
adolescentes era, ¡como una bomba! El menor Kageyama aclaró la garganta,
chasqueó la lengua y luego se puso pensativo. ¿Siquiera tenía alguno? Tenía que
analizarlo detenidamente.
—
No estoy seguro de que lo sea, pero tengo algunas fantasías con cosplay. Y eso
me hace sentir realmente exaltado. — El menor Kageyama omitió incluso lo
siguiente en su pensamiento.
Esa
parte que hace referencia a las fotografías que sin duda tomaría, incluso
videos, a los disfraces que ha visto en internet y guardado en sus favoritos
para volver más tarde sobre ellos, imaginarse al pelinaranja y complacer al
menos un poco su adolescente cuerpo lleno de hormonas y pensamientos impúdicos.
El
único ahí a quien le explotó un sonrojo en el rostro fue al menor Kagami. Y
Tetsuya para evitar un derramamiento de sangre innecesario, arrastró a Taiga
fuera. Susurrándole al oído, así como al pelirrojo bien que le encanta.
—
¡Acaso no sabes que hay cosas que no debes decir, bakayama!
—
¡Por qué me estás gritando, Shoyo idiota! ¡No quiero tomar ningún castigo y no
he dicho nada malo!
Mientras
la inquieta pareja tiene una de sus tantas discusiones en medio del
interrogatorio en la silla caliente, Oikawa
y Ryouta tenían sus propias reacciones.
—
Cosplay, mh. Bueno, yo también tengo mis fantasías al respecto. Imaginar a
Yukio-senpai personificando a uno de esos policías como en la película “Olympus
has fallen”, o Leonidas en 300.
—
Mi Iwa-chan se vería genial con un personaje más misterioso, un Drácula, o un
cazavampiros como Blade.
—
¡Cierto! Mi Yukio-senpai también se vería tan sexy de vampiro.
—
Aunque Iwa-chan tiene más esa personalidad fría y severa de los asesinos a
sueldo, como John Wick o…
Por
supuesto, a los mencionados novios del par de modelos, les estaba palpitando la
venita en la sien. En parte por enterarse de esta manera de la clase de
pensamientos pervertidos que su respectiva pareja estaba teniendo –o lo que es
lo mismo, las fantasías que algún día tendrían que cumplir. Sí, piensan que sus
novios son lo suficientemente caprichosos como para obtener de ellos lo que
quieren de una forma u otra–; pero también estaba ahí la ineludible vergüenza
que todo esto estaba provocando. Es más, no eran los únicos interesados en el
tema, cosplay, era, después de todo, un tema del que mucho había para hablar.
—
¡Continúen de una maldita vez!
—
Ay ya, qué genio se carga hoy, Daichi-senpai~.
—
Está bien, entonces, Tobio-chan, si tuvieras que cambiar algo de tu novio, ¿qué
sería?
—
Nada. Aunque es un idiota… — Respondió. Y ya su pelinaranja novio estaba que se
le iba encima… — Es mi idiota y es más que suficiente. Además, complementamos
perfecto porque yo también soy un idiota.
Cuando
el menor Kageyama terminó de hablar, al menor Kagami le brillaban los ojitos.
Sumamente complacido con la respuesta de su novio. Eran un par de idiotas,
perfectamente hechos el uno para el otro.
—
Bueno, eso ha sido todo para Tobio. — Ryouta ignoró entonces los reclamos que
Oikawa le hizo en corto. Que las dos preguntas que restaban eran del modelo
armador, y como las hiciera, probablemente Daichi-san suspendía el jueguito por
ser tan vulgares. — ¿Siguiente
voluntario?
Kamasaki
levantó la mano, y sustituyó al menor Kageyama en la silla caliente. Las preguntas comenzaron de inmediato para él, lo
que ya de por sí tenía nervioso al menor Takeda
—
¿Estás saliendo con alguien ahora mismo?
—
Sí.
—
¿Besarías a la persona frente a ti?
—
De ninguna manera. — Kamasaki hizo un gesto cómico entonces. Y Oikawa infló las
mejillas.
—
No lo estaba esperando de todas maneras. Iwa-chan se pondría celoso y te daría
un puñetazo~. — Infantilmente, el armador modelo le enseñó la lengua a
Kamasaki, que solo esperaba que se dieran prisa y la tortura terminara.
—
Te golpearía a ti, por dejado, Oikawa.
—
¡Ay, no~ Iwa-chan, jamás dejaría que otros labios que no son los tuyos me
tocaran!
—
Dejando al par de tórtolos en su mundito, la siguiente para Kamasaki es ¿matar,
casar o follar? Oh mi, hay algo más escrito pero no puedo entenderlo. ¡Lo que
sea! Supongo que sabes de lo que se trata, ¿no?
—
Tengo una idea, aunque no estoy del todo seguro. Pero… — Kamasaki miró entonces
la caja con los castigos, tentado de tomar uno de ellos y evadir esta pregunta.
Luego, inconscientemente buscó a Kaname. — Yo no elegiría follar ni casar a
ningún personaje a menos que su nombre fuera Takeda Kaname.
—
¿Ni siquiera suponiendo que no sales con él?
—
Pero estoy saliendo con él, y estoy realmente enamorado de Kaname.
—
Ok, pasaremos a la siguiente ¿cuál es tú más ardiente fantasía sexual?
—
Hacerlo en un acantilado, al estilo de esa película de vampiros de hace algunos
años. Aunque obviamente, no con una chica como la actriz, sino con mi novio.
—
No estaba pensando nada diferente~.
—
Mejor aclararlo, con ustedes dos toda palabra que sale de mi boca podría ser
usada en mi contra.
—
Ok, ok. La siguiente dice ¿tienes alguna prenda u objeto personal de tu novio
en casa?
—
No… — Kamasaki chasqueó la lengua. Ya que el tema del fetichismo salió antes,
él piensa que debería tener algo de Kaname.
—
¿Tu familia sabe que eres gay?
—
No.
—
¿Ittetsu-sensei sabe que sales con su hermano menor?
—
No.
—
¿Tu súper-héroe favorito es?
—
No tengo alguno, hay muchos muy interesantes. Pero, Magneto de X-Men, tal vez.
—
Es bueno. — Oikawa dijo.
—
Y sexy, al menos en las películas. — Ryouta agregó.
Y
por supuesto, había dos chicos ahí sintiéndose un poco celosos de un personaje
de la pantalla grande y el mundo de los cómics.
—
¿Hay alguna otra pregunta para mí?
—
No en realidad, pasemos con el siguiente~.
—
Seré yo… — Shun tomó lugar en la silla
caliente, advirtiendo ya el tipo de preguntas que también recibiría.
—
¿Considerarías dejar de hacer chistes tan malos?
—
Mis chistes no son malos. Son para un reducido y selecto grupo de personas con
mentes ágiles como la mía.
—
¿Miras pornografía? Y si es así, ¿qué tipo de videos son de tu preferencia de
entre las clasificaciones que generalmente encuentras en el amplio campo del
porno? — Ryouta aclaró la garganta. Incluso si han estado hablando de la
sexualidad desde que empezaron con las rondas de preguntas, ésta era una de las
más vergonzosas por leer. Miró de soslayo a Oikawa, preguntándole con la mirada
si él era el responsable.
—
No fui yo, la mía es más simple.
—
Aquí incluso están escritas las
categorías, ¡pero tengo demasiada vergüenza para leerlas en voz alta!
—
Tomaré un castigo… — El mellizo murmuró, tomando una hoja de la caja de
castigos. Eso, aunque sabe que de antemano esto hará pensar a todos que él
realmente ha mirado ese tipo de videos. Y bueno, lo ha hecho ¡pero no piensa
soltar detalle alguno! ¡Y menos acerca de sus preferencias!
Teppei
le lanzó una mirada significativa a su novio. Honestamente, está celoso. ¿Mira
pornografía, pero no han podido ir más allá de besos y caricias porque Shun no
se siente listo?
—
Dale un beso francés a la persona que más te guste en el salón.
El
mellizo ni siquiera titubeó. Se levantó de su sitio, fue hasta su novio, y
arrodillándose frente a él, enmarcó su no
muy tranquilo rostro, besándole con pasión. Su lengua se coló sigilosa en la
boca del más alto pasando suavemente por encima de su lengua, cual si estuviera
tanteando el terreno para un beso tan íntimo y apasionado como éste. Teppei
respondió sin un ápice de duda, llevando sus grandes manos a la cintura del
mellizo, apresándole al tiempo en que empuja su lengua contra la ajena,
invadiendo entonces él la boca de Shun. Sus rostros se movían de un lado a
otro, acoplándose mutuamente al ritmo del beso, suspirando y jadeando entre
pequeños besos que cayeron en algunos momentos, lo suficiente para respirar y
retomar el beso, yendo entonces más profundo, más apasionado, la lengua de Shun
se paseó por la parte delantera de los dientes de su novio, y más tarde Teppei
le respondió mordiendo su labio inferior, lamiéndole a lo largo y profanando
una vez más el interior de su boca.
Los
demás solo podían mirar. O desviar la atención para aquellos algo más tímidos y
vergonzosos como Yamaguchi o Kaname. Ryouta y Oikawa sintieron envidia, querían
en ése momento un beso francés justo así.
—
¿Será lo que están haciendo Furihata y Akashi ahora?
—
Tetsuya y Taiga tampoco han vuelto, ahora que lo recuerdo.
—
¡Oh por dios! — Los primos sonrieron maliciosamente, más tarde buscarían la
manera de molestar a las dos parejas faltantes y averiguar lo mucho que debían
estar haciendo en esos momentos.
Tras
separar los labios, despedirse con nuevos besos cortos y topar sus frentes;
Shun volvió a su sitio al centro, sentándose en el cojín con las mejillas
encendidas de carmín. Teppei estaba sonriendo como el bobo enamorado que es,
satisfecho por el beso que su novio le ha dado.
—
¿Alguna vez has tenido pensamientos incestuosos con tu hermano?
—
Nunca.
—
¿Has pedido consejos a Tatsuya para el sexo?
—
N-Sí.
—
¿Te consideras romántico?
—
Lo, normal, supongo.
—
¿Tu cita ideal?
—
La playa, de noche, junto a Teppei.
—
¿Sexo sin protección o con preservativo?
—
Preservativo.
—
Finalmente, ¿seme o uke?
—
Nh, u-ke.
—
¡Lo tienes escrito en la cara, Shun~! — Los primos exclamaron. Y el mellizo
atinó a sonrojarse en lo que se escabullía a su sitio junto a su novio, que le
recibía rodeando juguetonamente su cintura, besándole la nariz con esa sonrisa
boba suya.
—
Bueno, ahora solo restan Tsukishima y Midorima, ¿quién será el valiente en
pasar primero?
Rubio
y peliverde fruncieron el ceño, acomodaron sus anteojos y chasquearon la
lengua.
—
Los más tsundere de la gama de esta noche.
Sin
decir nada, Midorima fue quien se sentó en la silla caliente. La expectación subió considerablemente. Y por
supuesto, Takao estaba más que atento.
—
¿Tienes pareja?
—
No.
—
Mi Shin-chan aún es mi no-novio~.
—
Cállate, Takao.
—
¿Has besado?
—
No.
—
Sus besos los he robado yo~ ¡me confieso culpable!
—
Cállate, Takao.
—
¿Heterosexual, gay o bisexual?
Midorima
volvió a acomodar sus anteojos, aclaró la garganta y tomó una hoja de la caja
de castigos, leyéndola primero en silencio, luego entregando la hoja a Ryouta
para que lo leyera.
—
Da vuelta a una botella y besa a la persona que señale cuando se haya detenido.
— El rubio miró alrededor tras leer… — Yo no creo que esto vaya a hacer feliz a
la persona si no es Takao.
—
Pero es un castigo, dijimos que no pueden evadirse. — Oikawa añadió.
Y
luego una botella le fue entregada al peliverde, que la giró sin mayor
ceremonia. Destino, suerte o maldición. ¿Tal vez los astros? Lo que fuera, la
botella señalaba a Takao. Midorima aclaró nuevamente la garganta, se acercó a
su amigo y le besó. La mejilla. Takao
suspiró con aire decepcionado, pero honestamente ligeramente feliz. Midorima le
ha besado. ¡Por primera vez!
—
¡Eso es trampa, Midorima!
—
El castigo era besar, no especificaba dónde. Así que he cumplido. Por lo que,
solo continuemos con esto.
—
¿Posición sexual favorita?
—
Supongo que cualquiera estará bien.
—
¡Oh vamos, suelta algo más!
—
He respondido correctamente. ¿Algo más?
Ryouta
y Oikawa hicieron berrinche, pero no tuvieron más opción que dejarle ir, no
había más preguntas, y las que habían hecho no les llevó a nada.
Finalmente,
era turno de Tsukishima.
—
Si tuvieras una noche de pasión, ¿con quién de todos los que están ahora en el
salón la tendrías?
…
Furihata
estaba que mordía –literalmente– la casaca que Akashi se ha quitado instantes
atrás, mientras siente sus mejillas calientes y la entrepierna húmeda. ¿Cómo
habían llegado a esto? Ah, cierto, los celos y el amor de Akashi cuando las
preguntas en el juego con los chicos terminó. Tan ansioso por marcarle que lo arrastró a la habitación
casi sin importarle que pudieran encontrarlos en pleno acto sexual.
Repentinamente,
Furihata se encontró a sí mismo disfrutando de este clandestino encuentro como
lo hiciera la primera vez.
…Flashback…
Akashi
era conocido en el instituto por comportarse como un auténtico emperador. Su
palabra era ley y nadie, absolutamente nadie, estaba calificado para refutarle,
ignorarle o ir en su contra de forma alguna. Para Furihata, que venía de una
familia más bien de clase media y no de élite como la del de cabellos
bermellón, que Akashi continuara la amistad con él pese a no tener más nada en
común que compartir el gusto por el basquetbol, era ya un milagro.
Ellos
se habían conocido de niños, por casualidad en una cancha de baloncesto en un
parque de la ciudad. Akashi y Furihata no eran siquiera vecinos, vivían en
localidades completamente diferentes, pero, por alguna razón, siempre
coincidían en aquel parque. Desde entonces, secundaria y preparatoria habían
sido compartidas, y el castaño se había convertido en el único capaz de caminar
hombro a hombro con Akashi.
Pero,
cuando Furihata comenzó a darse cuenta de lo popular que Akashi era, pese a su
difícil carácter, intentó tomar distancia y generar oportunidades para que las
chicas –valientes– se acercaran al emperador. Sin embargo, enterado de sus
intenciones, el de cabellos bermellón más le mantuvo a su lado, hasta que, tras
la primera pretensión de una chica por confesarse al castaño, el emperador tomó un paso por delante y le
monopolizó a tal punto, que Furihata no podía ir y venir a su antojo a ninguna
parte.
—
Akashi-san, ¿qué hacemos aquí?
—
No es obvio. Necesito ocuparme de esto.
—
Pero yo…
—
¿Te he dado permiso para mirar a otra parte?
—
Akashi-san~.
El
primer beso que Akashi le dio se sintió extraño. Algo rudo y demasiado húmedo.
Torpe y nervioso, Furihata apenas había sido capaz de quedarse quieto, quizá
preocupado por hacerle enojar, o hacer algo incorrecto. Abriendo sus labios
ligeramente, respondió a la demanda del emperador
por invadir su boca. Y su corazón palpitó como auto de carreras a toda
velocidad. Antes de sentir algo húmedo correr por su mejilla.
Akashi
no dijo nada, lamió las lágrimas que Furihata derramó, mientras le desnudaba en
una lujosa habitación de hotel.
Continuará…
Oikawa y Kise me encantan 💕💕💕
ResponderBorrarTsukishima! Apura papi! XD
Ay, vamos a saber más del AkaFuri! Me mueroooo.
Y esas preguntas! Hasta alguien como yo, que pasa los 20 se pondría incómoda xD. Se pasaron de chismosos. Los adoroooo