domingo, 17 de septiembre de 2017

ANYTHING GOES IN A STUPID LOVE (Avengers&X-Men) Parte 2



Han transcurrido varios meses desde la primera vez que Charles y Erik estuvieron de visita en la Mansión Stark. Hoy, sin embargo, han sido Rogers y Stark quienes visitan la Mansión Xavier en Westchester.

— Tienes una casa hermosa, Charles. Realmente es más como un castillo~.

— Mi padrastro tenía gustos extravagantes.

— En serio, no le culpo. Es tan bonito~.

Mientras Rogers preguntaba mil y un cosas acerca de la Mansión Xavier, naturalmente emocionado. Stark ha desplegado una profunda investigación sobre “castillos en venta” a lo largo del mundo. Obviamente no dejará que su amante se impresione por la casa de Charles. ¡Él puede darle castillos mil veces mejor! Sí, sigamos obviando algunos hechos.


— Te va a encantar estar aquí unos días. La pasaremos genial en la alberca, al menos mis mellizos disfrutan en grande cada que me meto, ya hasta patean… — Charles dijo con ojos brillantes.

— ¿En serio? ¡Encantando lo probaré contigo, Charles~!

— ¿Nos están dejando de lado, Erik? Lo están haciendo, ¿verdad? Es decir, se nota. Ellos allá en su mundo, y nosotros cargando maletas.

— Yo no estoy “cargando”.

— Deja de presumirme tus poderes mutantes, idiota.

Erik se rio sórdido. Y a Stark le palpitaron las venitas en la sien. El polaco estaba aprovechando el metal de las maletas para llevarlas castillo dentro con sus poderes mutantes, por lo que no tenía que hacer el mínimo esfuerzo físico. Stark, orgulloso como él solo, bufó por lo bajo, y terminó poniéndose los guantes de su armadura para empeñar también el mínimo esfuerzo físico.

De todas maneras, cómo es que terminamos trayendo tantas maletas. Solo estaremos aquí una semana… — Pensó. Y no es que sirviera de mucho, es decir, una vez que Rogers habló del viaje a casa de su amigo Charles, empacó hasta revistas médicas que hablan de embarazo.


La razón por la cual Rogers y Stark están de visita en la Mansión Xavier era realmente sencilla. Charles ha tenido el presentimiento de que así debía ser. Y por eso es que tanto Stark como Lehnsherr se encuentran más bien nerviosos y hasta cierto punto irritables. A saber, Rogers y Xavier estaban ya en el sétimo mes de gestación, y los cambios tanto físicos como hormonales y emocionales estaban a la orden del día. Lo que de cierta forma contagiaba también el humor de sus parejas.

— ¿Has tenido dolores recientemente?

— No particularmente, pero nuestro amigo Bruce dice que es probable que sea debido a mi condición de súper soldado.

— Tiene sentido, tu umbral al dolor es diferente.

— ¿Qué hay de ti, Charles? ¿Es debido a tu telepatía? Las últimas veces que hablamos dijiste que no tenías dolores tampoco, aunque tus mellizos patean y se mueven constantemente apenas te sientes incómodo. Donde quiero que leo las mujeres dicen que hay cierto dolor en los movimientos de sus bebés en el vientre.

— No creo que sea debido a mi telepatía, pero tampoco lo descartaría. Inconscientemente podría haberme convenido a mí mismo de que no quería los dolores en ningún momento durante la gestación.

— ¿Crees que nuestros hijos estarán orgullosos de nosotros cuando crezcan?

— Eres sensible a ese tipo de preocupaciones, eh, Steve. Pero, creo que sí. No tengo habilidad para ver el futuro, pero tal como les amamos, tendremos hijos grandiosos que amarán de dónde vienen.

Tanto Rogers como Xavier tenían regordetes vientres, aunque el telépata al ser más bajo de estatura y cargar con mellizos, se notaba un poco más redondeado y con los mofletes inflados tiernamente. Mientras que el capitán, más alto y de cuerpo musculoso, lucía menos “voluptuoso” que su amigo. De cualquier forma, no es como si sus figuras fueran impedimento para sus respectivas parejas de hacerles el amor con pasión y, a veces se hayan a sí mismos pensándolo, con más amor. O un amor más devoto.

— ¿Qué están haciendo ustedes dos? La comida está servida, Charles.

— Solo estamos poniéndonos al corriente, Erik. Ven, ayúdame a levantarme~.

Mimado, Charles estiró los brazos esperando por su amante. Erik le cargó con una habilidad impresionante. A Stark le palpitaron nuevamente las venitas en la sien, ¡su orgullo masculino se estaba viendo demasiado comprometido con ese idiota de Erik!

— Tony, qué crees que haces.

— Intento ayudarte también.

— De ninguna manera, no puedes cargarme ahora, te lastimarás, Tony~.

— ¿Acaso soy un debilucho para ti, Steve?

— Ya sabes que no, Tony~ no te pongas de malhumor y deja de actuar tan celoso. Me gusta cuando simplemente sujetas mi mano para levantarme y que rodees mi cintura mientras caminamos. Yo no quiero que me trates como Erik a Charles.

— Nh… — Aunque Stark entendía la personalidad del ojiazul, todavía la “espinita” de su orgullo comprometido seguía clavado en su mente.

Ya en el comedor, las dos parejas eran los únicos presentes. Charles ha dicho que de momento sus amigos residentes de la Mansión han tomado vacaciones o simplemente están estudiando fuera, incluso en otros países.

— ¿Incómodo, Stark?

— No es mi casa, así que podría decirse que sí.

— Estás demasiado acostumbrado a una vida donde eres amo y señor, ¿cierto?

El morocho miró al polaco. No era como si fuesen palabras deliberadamente malintencionadas. Bien, así es como ellos se fastidian siempre que se ven.

— Y me gusta esa vida. Pero estoy agradecido de la invitación de parte de Charles, aunque es diferente a mi mansión, he chequeado tu sistema de seguridad y es realmente bueno, aunque te recomendaría algunos ajustes o en algunos años será peligrosamente vulnerable.

— Por favor, siéntete libre de recomendarnos tanto como gustes. Estaré encantado de hacer de nuestra casa un lugar más seguro.

— No le des luz verde, Charles, o Tony terminará transformando tu lindo castillo~.

— ¿No te gusta nuestra casa, Steve?

— No me refiero a eso. No me malentiendas siempre que hablo, Tony~. Solo digo que, de alguna manera, el castillo tal como luce es del estilo de Charles y Erik. La Mansión Stark, es más como tu estilo, y para mí es convenientemente cálida tal cual es.

Transcurrida la comida en conversaciones por el estilo, Charles y Steve no tardaron en tomar una siesta; habiendo caído en el mundo de los sueños después de un merecido masaje en sus pies; los que durante aquel mes eran más susceptibles de hinchazón. Tanto Erik como Tony acompañaron a sus parejas durante la siesta, más que nada vigilándoles. Cuando despertaron, los embarazados pasaron un rato en la estancia mirando algunos programas de tv que Charles recomendó a Steve para que “conociera más del mundo”.

Cerca del atardecer, Charles propuso un chapuzón en la alberca, y Steve estuvo más que encantado. Aunque eso sí, nada de trajes de baño, ambos usaron bermudas, pero se veían adorables con sus vientres abultados sentados en la orilla, donde el agua les cubría apenas.

— ¡Oh!

— ¡Patearon!

La primera reacción fue de Charles. La segunda, de Erik. Ambos han “sentido” lo mismo, sus mellizos comenzarán a ser activos.

— ¿Cómo? — Tanto Rogers como Stark estaban impresionados y muy curiosos.

— Oh bueno, desde hace una semana nuestros mellizos decidieron que estar activos sobre esta hora era divertido. Patean constantemente y parece que hacen más cosas dentro de mí, juraría que se abrazan y hasta intentan nadar allí dentro. Como si tuvieran siquiera suficiente espacio.

Charles relató, sonriendo entre emocionado y algo incómodo. Seguramente porque, tal cual ha dicho, sus mellizos no paran de moverse en su interior. Erik, era sin embargo el que más sorprendía a Rogers y Stark, pues su expresión era similar a la del telépata.

— ¿Ustedes, sienten lo mismo? — Rogers se animó en preguntar.

— Así es. De alguna manera, hace una semana al despertar, mi mente y la de Erik ya estaban vinculadas de una forma especial. Este vínculo telepático permite que Erik experimente todo movimiento de nuestros mellizos, como si estuvieran en su propio vientre.

— ¿En serio? — Rogers miró maravillado a sus amigos… — ¡Eso debe ser extraordinario, Erik!

— Lo es. Aunque al principio fue chocante, una vez que me hice a la idea, valoré lo que significa.

— Pero a Erik le duele más que a mí… — Dijo presuntuoso Charles, sonriendo juguetón.

— No exageres, Charles. No duele –casi- nada… — Obviamente el “casi” fue omitido deliberadamente de sus palabras. El amo del magnetismo sonrió con aire omnipotente. Pero solo se ganó unas pataditas que sintió directamente en su vientre, aunque los mellizos estuviesen jugueteando en el vientre de su “madre”.

Entonces Rogers se percató de que su novio estaba raramente callado. Volvió la mirada hacia él y sintió un dejo de culpa. Stark lucía seriamente pensativo, observaba a la nada pero claramente tenía la mente ocupada.

— ¿Tony?

— Charles, ¿es posible que ese vínculo telepático lo puedas construir entre Steve y yo?

— Lo siento, Tony. No creo que eso sea posible. Como lo dije, no fue premeditado. Solo se dio, y creo que es por la naturaleza de nuestros mellizos.

— Oh, entiendo… — Stark sin embargo, no se daría por vencido.

Rogers volvió la mirada hacia Charles. Si tenía que opinar honestamente, le daba un poco de molestia el poco tacto de su amigo para responder. Es decir, realmente no es que pudiese suavizar nada, pero. Bueno, el capitán no sabe, solo se siente un tanto “inútil” por no poder darle a su amante lo que sus amigos sí pueden compartir entre sí. Está bien, él no es un mutante, todas sus habilidades súper humanas vinieron de un experimento hace casi un siglo, pero nada podía compararse con la evolución en los genes de sus amigos.

— ¿Steve, estás bien? — El morocho preguntó.

Pero los ojos del rubio se cristalizaron. De repente solo quería llorar, largo y sin reparo alguno. Así que le abrazó. Stark le recibió entre sus brazos con cariño –aunque contrariado por desconocer el motivo de las lágrimas de su adorable novio–, acarició su ancha espalda y besó sus lágrimas. Luego finalmente le acarició la tripa. Y una sorprendente patadita hizo sonreír a ambos.

— Supongo que nuestro hijo no quiere verte triste, Steve. así que hazle caso.

— Te amo, Tony~.

Si de por sí no estaba acostumbrado a las palabras amorosas del capitán, que se lo dijera delante de sus amigos consiguió sacudir la mente del multimillonario. Pero lejos de sentirse abrumado o incómodo, simplemente se llenó de dicha.

— Y yo a ti, Steve.


La semana se fue “volando”. Así que estaban de vuelta en la Mansión Stark. Tony casi celebró el regreso.

— Nada como mi propia casa. JARVIS.

— “Bienvenidos, Sr. Rogers, Sr. Stark.”

— Hola, JARVIS~ también te eché de menos~.

— “Es un honor, Sr. Rogers. ¿Desea que prepare la ducha? Sus tobillos lucen hinchados. Unos minutos de relajación en el jacuzzi probablemente ayuden.”

— Que parlanchín, JARVIS. Prepara el baño, Steve y yo vamos a darnos una ducha, aliviaré tus tobillos, Steve… — Dijo con aire coqueto.

— “¿Lo hará, Sr. Stark? Siempre que ustedes se duchan juntos tienen relaciones sexuales. Eso no ayudará a la hinchazón en los tobillos del Sr. Rogers”.

— JARVIS, cállate… — Bufó con aire ofendido… — Voy a reconfigurar todos tus protocolos, eres igual que Babas, entrometido.

Rogers rió divertido.

— Vamos, Tony. JARVIS solo se preocupa por mi salud. Pero, JARVIS, solo esta vez, déjalo entrar conmigo. Durante una semana entera fui incapaz de tener sexo con Tony~.

— ¡Justamente! Por qué tenía que darte vergüenza. A ellos no les importó hacerlo cuando estuvieron aquí. ¡Tocarnos no fue para nada suficiente!

— Tampoco te vayas a exceder, Tony~.

El multimillonario lamió sus labios con mirada pícara. Naturalmente, no prometió nada. y minutos más tarde, metidos en el jacuzzi, los jadeos inquietos del capitán estaban haciendo eco en el amplio baño.

— Ahh~ Tony~ nhh~. Más~ pon otro dentro~.

— ¡Tsk! Lo que necesitas no son mis dedos, Steve.

Instándole a inclinarse sobre la orilla del jacuzzi, Stark lo sujetó con firmeza y perfiló su erecto miembro entre las nalgas de Rogers, empujando gentilmente penetró hasta llenarle por completo.

— ¡Nhh~ sí~! Ahh~ Tony~.

— ¿Estás seguro de aguantar así, Steve?

— Estaré bien, muévete rápido~.

Sus deseos, se concedieron al instante. El chapoteo que se escuchaba en la habitación de baño era ruidoso, venía tanto del agua en el jacuzzi como del encuentro de sus cuerpos, pelvis contra trasero, del falo de Stark penetrando profundamente y con fuerza en el estrecho pasaje de Rogers; además, del bombeo que el morocho daba al pene excitado del ojiazul, asegurándose de darle ese doble placer que lo arrastraría al orgasmo, y que le llevaría por ende a él.

Los tobillos de Rogers efectivamente no descasaron en ese momento, pero el sexo le dejó tan relajado que en cuanto se acomodó en la cama, cayó dormido plácidamente. Stark entonces colocó unos almohadones bajo sus tobillos y le dio un suave masaje para que descansara.

Esa noche Stark no durmió, pasó el tiempo en su laboratorio construyendo un artefacto que ya había ideado durante su estancia en la Mansión Xavier. Le tomó algunas noches más terminarlo, pero al final lo había conseguido.

— ¿Qué es?

— Bueno, esto funcionará similar al vínculo telepático entre Charles y Erik. Con obvias diferencias, claro está. Pero, en general debería funcionar para que yo sienta a nuestro bebé cuando se mueva en tu vientre. Esto no le hará daño, así que tranquilo, Steve.

— No estoy preocupado, confío en ti.

Stark sonrió contento. Siempre que Rogers decía cosas como aquellas él reafirmaba que no pudo enamorarse de nadie mejor que él. Stark había retomado la idea de un aparato que ya existía, con el cual los hombres podían experimentar ciertos dolores como las contracciones de sus esposas embarazadas. Excepto que él hizo tantos cambios como fueron necesarios para que no fuera un engorroso aparato con electrodos al que tuvieran que estar conectados para que funcionase. Usó la nanotecnología para implantar en su sangre y la de Rogers ciertos patrones celulares que se proyectaban de Rogers a Stark. Como una copia inmediata y exacta de mensajes neuronales.

— ¿Cuánto tiempo durará este efecto?

— Espero que de aquí hasta que nazca… — Respondió con una sonrisita.

— Gracias, Tony.

— ¿Por qué me agradeces, Steve? En realidad estoy siendo algo caprichoso y egocéntrico justo ahora. Es solo porque no puedo dejar que Erik sea el único que lo comparta todo con Charles.

— Claro que sí, Tony. Es solo por eso… — Rogers sonreía. Porque aunque en parte su novio está diciendo la verdad. También sabe que va más allá de la extraña competencia que mantiene con Erik.

Y entonces. Lo sintió por primera vez. La intensa patadita que mandó señales de dolor justo en el costado de su estómago.

— Ng, ¡joder, esto sí que duele!

Rogers se rió de buena gana. Los siguientes meses fueron en verdad divertidos. Y tanto ellos, como sus amigos en Westchester se sentían más unidos como pareja. Pero el día del nacimiento de los bebés, llegó.

Claro que, el gran momento para Steve y Charles fue experimentado de muy diferente forma. Mientras que ambos primerizos entraban en labor de parto de una forma peculiar, sin dilatar porque no poseen el canal de una mujer para traer al mundo a un bebé, pero si con esas contracciones continuas que podrían dejar con la garganta irritada y una sensación de angustiante dolor en cualquier fémina; ellos continuaron experimentando más bien ciertas incomodidades con dichas contracciones. Incluso podrían considerarlo “dolor”, pero la sensación estaba lejos de hacerles gritar, llorar o padecer como si la vida se les fuese en ello.

Por otro lado, debido al vínculo telepático y al invento de Stark, éste y su amigo Erik estaban sufriendo como el infierno, ya que ellos no tenían la “protección” de sus respectivas parejas, tenían que experimentar las contracciones “a la brava”.

— Tony~ ¿no puedes hacer algo para que no tengas que sentir las contracciones como si tú las estuvieras teniendo?

— No voy a pensar en eso ahora, en serio Steve, mi cerebro está en huelga o algo. ¡Ng!

Rogers miraba a su novio con ojitos preocupados. Y trataba de consolarle acariciándole la espalda o sujetando su mano sin importar que le apretase a punto de cortarle la circulación.

La misma historia, aunque a bastantes kilómetros de ahí, la estaban teniendo sus amigos.

— Erik, deja de ser remilgoso y ven aquí, déjame ver si puedo entrar en tu mente y cortar el vínculo telepático.

— De ninguna manera. Tenemos esta suerte por alguna razón, así que solo déjame seg-ng. ¡Carajo!

Cada que le venía una contracción a Charles, era Erik quien la experimentaba. Y la “labor de parto” duró horas. Agonizantes horas de tortuoso dolor aguijoneándoles el vientre y la pelvis.

Stark y Lehnsherr definitivamente nunca olvidarían esta experiencia. Nunca. Varias cosas estaban en juego allí. La fidelidad y compañerismo como novio. El orgullo como hombre. La terquedad, el anhelo, el mar de emociones.

— ¿Por qué tardan tanto en llevarte a quirófano? — Preguntó Stark. Acostado en una camilla junto a Rogers, aunque el único que luciese una linda tripa a punto de parir, era obviamente el capitán.

— Bruce dijo que necesitaba estar seguro de que todo estuviera en orden, sé paciente Tony.

— Como si pudiera… — Farfulló respirando como habían aprendido en el curso al que fueron antes, aunque lo hubiese necesitado más él que el verdadero embarazado en dado caso.

— ¿Estás enojado, Tony?

— De ninguna manera. Duele, pero estoy ansioso. Ya quiero que nazca y cargarlo en brazos. Y ya de paso que deje de doler… — Dijo, sonriendo con absurda confianza, yendo a meterse en la cama de su novio aunque apenas entrasen juntos… — Te amo, Steve. No me hagas poner sentimental en este momento. Me siento tan nena.

Rogers rió con lágrimas de felicidad en los ojos. Le besó y acarició el mentón aunque la barba le picase un poco en las yemas de los dedos.

— Eres mi hombre de hierro, tan fuerte y confiable, Tony.

— Uy, dices eso y me dan ganas de comerte a besos. Yo soy el afortunado de todas maneras, realmente tengo al hombre más fuerte, sexy y noble del mundo solo para mí, Steve.

— Ya, deja… — Dijo con el rostro colorado, apartando las manos traviesas de su novio… — ¿No estabas quejándote de dolor?

— Sí, pero como la contracción pasó, y estás tan sexy pues.

— No estoy sexy. Subí muchísimo de peso~.

— Sigues sexy. Te haría el amor si nuestro bebé no estuviese por nacer.

— Qué pervertido~.

En tanto.

— ¡Hank, cuándo carajo piensas encargarte de traer a mis mellizos al mundo!

— Si dejas de gritarme tal vez pueda concentrarme mejor, Erik. De hecho, estoy tentado de sedarte y mandarte a otra habitación, a ver si así me dejas hacer mi trabajo. Engreído.

— A mí es a quien le está doliendo todo, estúpido Bestia.

El genio mutante le fulminó con la mirada. Pero no le contestó nada, aunque tenía algunas palabras para soltarle. El telépata suspiró. Y buscó la atención de su novio, obligándole entonces a mirarle a los ojos, y hacerse camino hasta su mente para ayudarle a relajarse, que tal como estaba todo el metal en la habitación estaba sacudiéndose ligeramente.

— Charles.

— No te enfades, sabes que no estaría haciendo esto si te controlaras mejor, Erik.

— Ya quiero que nazcan.

— Sí, sí. Hank está en ello. Sé que te duele, pero es porque así lo quisiste.

— No es solo por el dolor, en verdad estoy ansioso por conocerlos. Ya sabes, sentirlos en mis brazos y eso. ¡Ng! Ah, mierda… — Se quejó, sosteniéndose el vientre aunque de nada le sirviera.

— Erik, ¿por qué sigues tolerándolo’ ¿Es orgullo?

— Bueno, ya sabes, en parte. Pero, es porque, no sé, me siento más parte de todo, como si en algo ayudara a traerlos al mundo, Charles.

— Eres tan tonto, Erik… — El telépata sonrió enternecido antes de besarle, aunque la tripa le estorbase un poco en el acto. Y luego el beso no durara casi nada porque otra contracción hizo a su amante quejarse.

— Bien, todo listo Charles.


Han transcurrido apenas unas pocas semanas, pero finalmente pudieron reunirse los cuatro.

— Oh dios mío, que mellizos tan adorables tienen~ Charles, Erik.

— ¿Verdad? Están preciosos. Erik sigue babeando por ellos todo el tiempo. Pero, creo que el pequeño Peter es igual de adorable que Wanda y Pietro, Steve.

— ¡Gracias! Nuestro Peter tiene encantado a su papi Tony también. Él la pasa sacando fotos y videos. Pero Charles, teníamos que hablar contigo de algo más.

— ¿Qué es?

— Peter, lanza telarañas.

A saber, justo en ese momento acababa de hacerlo. Y su padre Tony, como Erik, estaban llenos de ellas del rostro. Steve se sonrojó con un dejo de pena, mientras que Charles encontraba el tema sumamente interesante.

Después de sacarse las molestas telarañas de la cara, Tony y Erik vieron a sus respectivas parejas continuar la conversación, centrándose particularmente en sus hijos.

— No te preocupes, Steve. Aprenderá a controlarlo con el pasar de los años. Es un bebé ahora, seguro lo hace cuando está incómodo o asustado, ¿no?

— Particularmente cuando Tony tiene malas intenciones conmigo… — Añadió con una sonrisilla entre avergonzada y divertida. Y sí, por raro que parezca, resultaba más bien divertida.

— Oh, conque papi travieso, eh. Pero, Peter es inteligente. Wanda y Pietro son, parecidos. Cuando Erik no quiere dejarme dormir en paz, ellos se encargan.

— ¿Se encargan?

— Wanda le induce un profundo sueño; y Pietro, bueno él usa sus lindas manitas para golpear a gran velocidad las mejillas de su papi.

Erik chasqueó la lengua de solo recordarlo. Era tal su “calvario” que no ha tenido sexo con Charles desde el nacimiento de sus mellizos. Stark por un momento se sintió superior, Peter no llegaba a interrumpir sus sesiones de placer con Rogers.

Claro que, la vida como padres primerizos apenas había comenzado. Y no cambió mucho que digamos en adelante. Y así, transcurrieron los meses y los años. Pasaron de pañales y mamilas a calzones entrenadores y mucha paciencia. De las primeras palabras –las no tan buenas con el ejemplo de tíos postizos e impertinentes– al aprendizaje sobre la marcha de las formas de crianza más adecuadas para sus retoños. Llegaron los momentos inolvidables como el primer día en pre-escolar, y después la educación básica. Los recuerdos de los festivales y las graciosas e impecables actuaciones que sus pequeños tenían durante ellos. También todos esos recuerdos de los festejos de cumpleaños (mismos, que, cada año, llevaba a una impresionante reunión de amigos en común entre la familia Stark-Rogers y la familia Lehnsherr-Xavier), las festividades decembrinas y otras, los viajes a vacacionar a diferentes partes del mundo. Y una forma, absolutamente diferente, de conocer el mundo desde la perspectiva de estos niños. Hijos de súper héroes. Hijos, de personajes reconocidos a nivel mundial.

De la infancia pasaron a la adolescencia, y de tal complicada etapa –salvada apenas porque en ambas parejas hay hombres con la suficiente paciencia para manejarlo– finalmente llegaron a esa edad en la que se anhela la adultez.

En el transcurso de los años sucedieron otros grandes cambios a considerar. Como la vida en común entre Natasha Romanoff y Clint Barton (sin hijos, aunque ambos lo anhelaran, biológicamente resultaba imposible); la llegada al grupo de amigos de T-Challa, conocido como Pantera Negra como súper héroe, y también Rey de Wakanda. Y aunque noble de sangre y elegante de costumbres, el rey de tez oscura raramente participaba de las celebraciones de sus amigos, aunque solía ayudar en los momentos más importantes de combate en pro de la humanidad.

Otro cambio más fue la “llegada” de Visión, androide creado con tecnología atribuida a la Dra. Cho y tomando como base a JARVIS para su conciencia e incluso personalidad. Stark aún echa de menos a su fiel compañero como sistema de seguridad, pero admite que como “persona” es sumamente gratificante tenerle de su lado.

Muchas, realmente muchas cosas han pasado durante 18 años. Eso incluye la llegada de un compañero incómodo, por decirlo de una manera –algunos le llaman antihéroe–, de nombre DeadPool, cuya verdadero rostro pertenece a un mercenario llamado Wade Wilson. Y que, hay que decirlo, ha generado más dolores de cabeza de los que tanto Charles como Steve quieran recordar, ni mencionar las peleas que ha mantenido con Erik y Tony.

Así, tras la comprimida reseña, llegamos a este punto en el que hay que conocer a los jóvenes primogénitos. Peter Stark Rogers es un muchachito apuesto de tez clara, cabello castaño, cuerpo atlético (aunque no lo aparenta) con una inteligencia superior a la media y un humor bastante, similar al de su padre en determinadas circunstancias, pero más bien noble como el de su “madre”. Ha aprendido a dominar sus habilidades arácnidas gracias, en gran medida, a la guía de Charles, o como él le dice “Tío Charlie”. Por otro lado, Wanda Lehnsherr Xavier, es una jovencita preciosa, “la belleza pelirroja” le llaman; con habilidades psíquicas y telequinéticas ha aprendido a usar sus poderes solo en situaciones “emergentes”, nunca por impulso personal. Es de carácter fuerte, divertida y con cierto donde de liderazgo. Su mellizo, Pietro, es un apuesto jovencito de cabellera plateada y ojos grises, complexión atlética y una involuntaria pasión por los deportes de velocidad. Divertido, algo sarcástico e imán para los problemas. Charles cree que su personalidad impulsiva está influenciada por sus poderes mutantes.

Cualesquiera que sea el caso, lo más interesante estaba por suceder. El inicio de la vida sentimental. O lo que es lo mismo, el descubrimiento del primer amor.


— Señor Peter, ¿tiene usted algo interesante que agregar a la clase? ¿O solo está mirando su celular por hobby?

El castaño se crispó ante el obvio llamado de atención de su profesor. Guardó su teléfono en el bolso y volvió la mirada al frente. Honestamente, está aburrido, nada de lo que este profesor diga es nuevo o interesante para él. Las desventajas de ser un genio –como su padre Tony– y tener que ir a la Universidad, donde no podía faltar el profesor que se sentía superior aunque, de hecho, no lo fuese.

— Era una emergencia, Profesor Miles, puede usted revisarlo si lo desea.

— Lo que voy a pedirle es que explique a la clase el tema que estamos viendo, Señor Peter. Si tiene usted una emergencia entonces haga favor de no entrar a mi clase.

— Lo tendré en cuenta para futuras ocasiones, Profesor Miles. Y sobre el tema…

El joven Stark Rogers tomó la palabra y terminó dando una catedra del tema en cuestión. Su profesor se vio tan ofendido –y humillado, cabe decirlo– que le restó puntos en su calificación mandándole un trabajo más complejo y para los días posteriores, antes de que terminase la semana –y que constara que estaban a medias–. Claro que, aquello no implicaba mayor dificultad para el muchacho.

— ¿Otra vez, Peter?

— Papá Steve, el profesor tuvo la culpa. No estaba haciendo nada malo, ni interrumpiendo la clase.

— Estabas distraído, Peter. Vas a la universidad para tomar las clases, ¿no es así?

— Sí, papá; pero el profesor Miles es. Bueno, su materia es mi fuerte, la verdad es que sé mucho más que él.

— Peter, eso lo sé. Pero, tus profesores merecen respeto. Incluso el profesor Miles, aunque no te agrade cómo da su clase. Estás a mitad de año, debes soportarlo.

— Pero no estoy preocupado por las calificaciones, puedo conseguir excelentes resultados sin importar qué tan complejos trabajos me pida.

— Peter.

— Sí, sí, papá. Estoy alardeando, lo siento. Prometo dar mi mejor esfuerzo para evitar dificultades con el profesor Miles. ¿Dónde está papá Tony?

— En una reunión de negocios, llegará tarde.

— ¿Salió sin ti? Es raro, últimamente ustedes iban a todas partes juntos. Incluso si es por trabajo, ¿se pelearon otra vez?

— No lo digas como si peleáramos a menudo. Y no lo hacemos, Peter. Tu padre y yo solo, tenemos diferentes puntos de vista en algunos temas y situaciones.

— Aha… — Murmuró el muchacho, mirando a su padre comportarse como suele hacer cuando él y papá Tony realmente pelearon. Lo que probablemente se debía a alguna tontería, como las misiones a las que acuden por separado, cosa que no gusta para nada a papá Tony… — Oye, papá, ¿por qué papá Tony y tú nunca se casaron?

— ¿Qué?

— Solo digo, ¿no es lo normal en parejas profundamente enamoradas? Y no es como si los matrimonios gay estuvieran prohibidos hoy en día.

— G-gay, matrimonio. Nh, no. Nosotros, nunca hablamos de eso en realidad.

— Pues, ahora tienes un tema para hablar con papá Tony cuando vuelva… — El castaño apenas dijo cuando ya estaba apresurando el paso escaleras arriba hasta su habitación.

Aunque no iba a permanecer allí. Él lo sabe, y su padre Steve también. Pero ambos fingen un poco que no es así. A Rogers le parece bien que su hijo tome decisiones propias y que use sus poderes arácnidos para el bien. Un héroe llamado “Spider-Man” había comenzado a ganar popularidad hace un par de meses. Y aunque Peter públicamente nunca ha dado a conocer sus habilidades, oculto en aquel traje rojo hecho con ayuda de su padre Tony las mostraba sin preocupaciones. Vagando por la ciudad columpiándose entre los edificios con sus telarañas, buscando criminales –menores– y llevándoles ante la justicia, aunque no siempre le agradecían amablemente.

Y, últimamente, tenía un “fan” bastante extraño. O lo que era más correcto para Peter, un “acosador”. Que, sobra decir, conoce bien pues de alguna u otra manera ha tenido relación con su familia desde que recuerda. Aunque antes era un joven apuesto al que casi –y enfaticemos el “casi”– podía admirar (venga, que llegó a conocerlo con ojos de niño), ahora era un dolor de cabeza que se las ingeniaba para aparecerse siempre donde menos lo esperaba. Incluso lo alto de un edificio, o trepando por el muro de algún callejón.

— Peter~ dulce arañita~.

— No otra vez.

Refunfuñar, lo sabía. No iba a servir de nada. Wade Wilson, alias “DeadPool” lo ha encontrado de nuevo.

— ¿Por qué estás lanzando telarañas tan lejos?

— Estoy tomando un camino diferente, Wade.

— Pero voy contigo~ si trepas tan rápido no podré seguirte el paso.

— Es la idea.

Y a veces, solo a veces, conseguía escaparse de las “garras” de su enfermo acosador. Esa noche, era uno de esas ocasiones especiales. Aunque, Peter comenzaba a sospechar, probablemente lo dejaba escapar con alevosía y ventaja.

— ¿A dónde con tal prisa, Peter?

— ¡Pietro! No te aparezcas tan repentinamente.

— En realidad te vi desde hace rato, pero entonces aproveché el tiempo e hice otras cosas antes de volver contigo. Ese Wade no se cansa, eh. Creo que le gustas. Ya sabes, de “ese” gustar… — Y no, el primogénito mellizo Lehnsherr-Xavier no estaba hablando meramente del aspecto romántico, su gesto aludía lo sexual.

— No me digas… — Farfulló sintiendo un escalofrío.

— Pietro, no pongas más peso sobre los hombros de Peter.

— Wanda, por qué no me sorprende, ustedes se han tomado realmente en serio ser mellizos, siempre juntos.

— Nos envidias un poco porque lo somos, pero no comparto a mi hermana.

— No lo estaba siquiera pensando.

— Lo que sea, Pietro tiene razón. Wade está detrás de ti, y no tiene buenas intenciones, Peter.

— ¿Leíste su mente?

— Como si fuera necesario, se le nota en la mirada. — Respondió Wanda.

— Y en todas las demás formas en que te acosa. Hasta ha intentado meterte mano, ¿no? Y se ha robado tu ropa interior… — Agregó Pietro.

Y el primogénito Stark-Rogers sintió que el alma le abandonaba el cuerpo.

— Lo que sea, ¿qué hacen aquí? — Dijo, buscando restarle importancia al asunto de “DeadPool”, y evadirlo de hecho.

— Tanta amistad, aprecio tu entusiasmo, Peter… — El mellizo dijo con aire bromista, fingiendo sentirse ofendido.

— Mi amistad la tienen, no seas quejica Pietro.

— Todavía que vine a ayudarte.

— ¿Cuándo? No recuerdo haberte visto ni el polvo hasta hace un momento, ¿dónde estabas cuando Wade me acosaba?

— Rondaba por ahí, pero como lo tenías todo bajo control, te dije, aproveché e hice otras cosas.

— Como mirar revistas pornográficas y colarte en un club nocturno, Pietro.

— Wanda, te he dicho que no husmees en mi cabeza… — Se quejó el mellizo, mirando a su hermana con aire molesto.

Aunque bien, ambos sabían que los enojos entre ellos nunca duraban ni siquiera un día entero. El mellizo sonrió y echó el brazo sobre los hombros del arácnido, la picardía destilaba en su mirada. La melliza revoleó los ojos y sacudió la mente de su hermano en pos de molestarle.

— ¡Wanda!

— No contamines el pensamiento inocente de Peter con tus cochinadas.

— Pero si es lo que necesita, dejar de ser inocente.

— ¡Pietro!

— Oh vamos, es mejor que sepa de “buena mano” lo que de todas formas Wade le quiere enseñar. Y Wade no va a ser nada amigable, ese pervertido piensa con lo que le cuelga entre las piernas.

Wanda resopló ruidosamente y mandó a volar a su hermano Pietro con sus poderes. Peter se golpeó la frente con aire frustrado y echó a andar –trepar y columpiarse en realidad– rumbo a su casa. Los mellizos Lehnsherr-Xavier se rieron por lo bajo.

— Tiene su encanto que lo acose un enfermo sexual como DeadPool.

— Pietro, estás loco hermano.

— ¿Qué? ¡Realmente lo tiene!

— Peter no es gay, ¿o sí?

— Nunca lo he visto interesado en chicos en la universidad. Pero, tampoco es que le haya sabido de novia alguna, o que se haya vuelto loquito por alguna chica. Así que, ¿puede ser? ¿Por qué no miras en su cabeza para saberlo?

— Sabes bien que no uso mis poderes de esa manera, Pietro.

— Pero sería divertido, Wanda.

— Esa tendencia tuya en buscar problemas un día me va a enloquecer.

— No refunfuñes, está en mis genes, no puedo hacer nada al respecto.

Así, charlando como los buenos hermanos mellizos que son, los chicos volvieron a su casa, en la popular Mansión Xavier, hoy día base de los X-Men, pero no más como escuela para súper dotados (o mutantes, que es lo mismo en términos pedagógicos para el profesor Xavier, “madre” de ellos y fundador de una prestigiada Universidad pública en la que Stark ha participado como inversionista). Como siempre, algunos amigos X-Men andaban por allí, otros estaban probablemente en misión, en la Universidad o teniendo una vida simple.

— Wanda, Pietro, ¿dónde se han metido esta vez?

— Papá~ no te enojes. Estábamos con Peter.

— ¿Otra vez en “la gran manzana”?

— Estudiamos allá, ¿qué más podemos hacer, papi Charles?

— Pietro, habíamos quedado pasar el fin de semana en familia. Explícame cómo podemos hacer eso si ustedes dos salen por ahí sin siquiera decirme. Y el sábado está por terminar, quería que jugáramos ajedrez y conversáramos de… ¡lo que fuera!

— Te estás exaltando, papá~.

El telépata suspiró, acomodó el mechón de cabellos castaños que caía sobre su frente y se sentó en la estancia. ¿Se estaba haciendo viejo y gruñón?

No, no es eso. Es que planee este fin de semana con entusiasmo desde hace un mes.

— Lo siento, papá. No tenía idea de que era tan importante para ti pasarla juntos.

— Ya no importa, Wanda. Lo hecho, hecho está. ¿Leíste mi mente? ¿O mi pensamiento fue muy fue directo a ti?

— Directo, papá.

— Ng, tengo que manejar mejor el estrés. Últimamente nuestro vínculo se ha hecho muy fuerte y casi no puedo controlar el espacio entre la división de nuestras mentes. Tu poder debe estar incrementándose también, Wanda.

— Yo creo que solo estás estresado, papá. ¿Dónde está papá Erik?

— Aquí, Wanda.

A saber, el amo del magnetismo acababa de entrar en la Mansión, vestía su impresionante traje rojo pero no, no regresaba de ninguna mansión, había matado el tiempo entrenando con sus amigos en el cuarto de entrenamiento diseñado por Hank.

— Su padre casi se puso histérico cuando no los encontró en la casa. ¿A dónde diablos se largaron?

— Erik.

— Merecen que les hable así, te esforzaste tanto en preparar la comida y todo, para que ellos lleguen apenas.

— Está bien, ya entendimos que hicimos mal. En compensación por nuestra falta, Pietro y yo nos encargaremos de planear el próximo fin de semana, ¿sí? Voy a cocinar incluso.

— No abuses de la paprika.

Wanda sonrió, a veces era tan fácil complacer a sus padres.

— Ahora, a entrenar.

— ¿Qué? ¿A esta hora papá?

— Tu primero, Pietro.

— Ng.

— No seas muy duro con ellos, Erik~.


Cuando Peter llegó a casa, estaba sospechosamente tranquilo alrededor.

— No me digas, ¿tan temprano? Ng, no quiero ni subir las escaleras, voy a mirar tv. ¿O mejor salgo? Si mis papás están teniendo sexo no quiero pillarlos en el acto… — Dijo, sintiendo un escalofrío porque, involuntariamente se lo ha imaginado… — Por qué tengo una imaginación tan vívida.

— ¿Qué estás balbuceando, Peter?

— ¡Papá Tony!

— El mismo, por qué te sorprendes.

— Creí que tú, y papá Steve, que ustedes… — A cada intento de frase, movía sus manos en gestos cómicos para referir un acto sexual. Su padre se echó a reír de buena gana. Al poco Steve bajó las escaleras. Y visto que estaba rojo hasta las orejas, su hijo comprendió que sí que habían estado en “eso”… — Los interrumpí, ¿cierto?

— No, solo estábamos charlando, Peter.

— Me estabas reclamando, Steve.

— No lo hacía~. Solo lo comenté.

— Es lo mismo. Tu padre quiere matrimonio.

— Ya era hora, ¿no?.

— Peter. Steve quiere boda. ¡Él quiere proponerse! ¿Dónde has visto que la novia le pida la mano al novio? De ninguna manera, mi orgullo.

Tanto Peter como Steve revolearon los ojos. Tan típico de Tony.

— Entonces solo apresúrate y propónselo antes tú, papá Tony.

— Sí, sí. Ya lo tengo. FRIDAY.

“Sí, señor Stark”.

— Ya sabes, anillos de compromiso.

“Iniciando búsqueda, Señor”.

— ¿Qué? ¿Por qué siempre pones esa cara cuando pido algo a FRIDAY?

— Me gustaba más JARVIS.

— Bueno, pero ahora está Visión, así que byebye a JARVIS, Steve. Ya supéralo.

El ojiazul le miró indignado y tomando su chaqueta salió de la mansión. Al poco escucharon el sonido de su motocicleta acelerando.

— Papá, ¿por qué FRIDAY tiene voz de mujer? ¿Ya has pensado que eso molesta a papá Steve?

— ¿Qué? ¿En serio? ¡Después de todos estos años juntos! ¡Te tenemos a ti!

— Solo digo, piénsalo.

— ¿Vas a ser consejero o algo así?

— No, soy Spider-Man.

El muchacho sonrió. Y su padre le devolvió el mismo gesto, con mucho más orgullo.


— Otra vez, por qué estamos aquí, Peter.

— Yo estoy aquí con fines de aprendizaje, Pietro. Tú solo me seguiste por cuenta propia.

— Es que, ¡wow! Este lugar es impresionante. T-Challa es un rey bastante cool, eh.

— Sé que Peter está aquí para aprender, ¿pero qué hace Pietro Lehnsherr en mi fortaleza?

Pietro sonrió cual niño pillado infraganti en plena travesura. T-Challa no daba miedo, pero tampoco era hombre para bromear. ¡Y a él de alguna forma eso le encantaba! No en sentido gay, por supuesto. ¿Cierto?
El mellizo le miró con una sonrisilla. Si se hacía el gracioso e inocente, ¿le dejaría el rey en paz? Probablemente no, T-Challa era así de indiferente a ese tipo de cosas. Aunque ¿no se le conoce como un conquistador de mujeres? Por lo que, ¿qué tipo de actitud seducía al hombre de tez oscura?

— Si no tienes una respuesta, agradeceré que te marches justo por donde viniste. Con Peter tengo cosas qué hacer.

— ¿No es grosero de su parte echarme así nada más, alteza?

— No eres mi invitado, por lo que puedo echarte así sin más si lo deseo, Pietro.

El mellizo gimió ofendido, pero se quedó en su sitio justo al lado del arácnido, que no estaba por los términos de hacerla de mediador entre el rey y su amigo.

— ¿Y si prometo estar en silencio y no estorbar?

— Con esa personalidad tuya tan inquieta, ¿realmente podrás?

El mellizo achicó la mirada, frunció el ceño y luego suspiró.

— Ok, sé cuando no soy bienvenido. Así que me iré ya que son sus deseos, alteza… — Haciendo una venia de supuesto respeto al monarca, el mellizo finalmente “desapareció” de la vista del arácnido y el rey. Apenas el viento de su impresionante velocidad se había sentido en aquel amplio salón.

— ¿No vas a defender a tu amigo, Peter?

— ¿Qué? Ah, no. Quiero decir, Pietro no hubiera aguantado cinco minutos sin hacer nada y oyéndonos hablar de política internacional.

— Así que entonces, ¿estás preocupado por tus padres?

— No realmente.

— Eso espero, Peter. Llevan muchos años en esto, saben cómo hacer lo que saben hacer.

— Solo quiero conocer más del tema, es mera curiosidad.

— Por supuesto. Pero, antes de comenzar, otro amigo tuyo está aquí.

— ¿Otro amigo? — Peter ladeó el rostro con expresión pensativa. Realmente amigo cercano (de su edad) solo era Pietro. Aunque también considera amigos a algunos vengadores. De todas maneras, no tiene idea de quién está hablando.

— Sí. Y está fastidiándome su mirada… — El rey dijo, señalando con un movimiento de cabeza hacia atrás del castaño.

Peter volvió la mirada.

— ¿Wade? — Completamente sorprendido de la presencia del mercenario, el castaño se extrañó de que su sentido arácnido no se activase esa vez, considerando lo cerca que se encuentra el hombre de él… — ¿Qué demonios? ¿Cómo llegaste aquí?

— Siguiéndote por supuesto, dulce arañita~.

— ¡Ng! — El castaño gimoteó cansino.

— Bueno, mi casa no es centro de reunión para tus amigos, Peter, así que será mejor que soluciones primero esto, luego hablaremos del tema que nos concierne.

— Ah, lo siento, alteza.

El arácnido vio la amplia espalda del rey perderse por la puerta del amplio salón, dejándole a solas con su –indeseado– acompañante.

— ¡Eres un verdadero acosador, Wade! ¿Por qué me seguiste hasta aquí?

— No te enojes, dulce arañita~. Es solo que no lo puedo evitar, siempre que te veo instintivamente mi cuerpo se mueve detrás de ti. Deberías sentirte privilegiado… — Añadió con aire pícaro.

— De ninguna manera… — Refutó con fastidio… — En serio, Wade. Deja de seguirme.

— Imposible.

— ¿Qué?

— Ya que eres mi futuro amante, Peter.

— ¡Ah!

— Está decidido.

— ¡Quién dijo que estoy de acuerdo! Tú, pervertido, ¡qué diablos estás intentando! ¡Aleja tus manos de mí ngh~!

Peter cubrió su boca sumamente sorprendido de que un jadeo hubiese escapado de sus labios. ¡Todo porque Wade le estaba toqueteando el trasero descaradamente!

En tanto, fuera de aquel salón en la fortaleza del Pantera Negra, el rey ha salido a otro de los amplios salones, siguiendo directamente un rastro que reconoce bien.

— No has ido tan lejos, Pietro.

— Usted es realmente bueno, no se le puede engañar, alteza.

— ¿Por qué sigues aquí?

El mellizo fijó la mirada en el hombre. Apuesto, sobra decir.

— ¿Es cierto que usted es un playboy? ¿Que ninguna mujer se le resiste?

El de tez oscura lo observó. Y luego la sonrisa que tiró de sus labios hizo latir apresurado el corazón del mellizo. Más que ser arrogante o altanera, era una sonrisa segura, confiada.

— No voy a enseñarte a conquistar mujeres, chiquillo. Estoy seguro de que tus padres no encontrarían eso agradable, y no tengo deseos de enfrentarme de ninguna manera a ellos, particularmente a Erik.

— ¿Qué tal si lo pido por favor?

— Sigue siendo “no” mi respuesta.

— ¿En serio? Debe ser que no es tan bueno como se dice entonces.

Pietro sabía que tentar el orgullo del rey probablemente no lo llevaría a nada. Y, de todas maneras, ¿por qué él estaba diciendo todo esto? Realmente no le interesa nada sobre aprender a conquistar mujeres, si quisiera, tendría a la que quisiera si lo intentaba. Era solo que, ¿qué estaba buscando con T-Challa? Un hombre maduro que lo consideraba un simple “chiquillo”.


Aunque el tiempo ha pasado, Visión aún no se acostumbra a “vivir” fuera de la realidad virtual. Tiene conciencia de su pasado como la interfaz llamada JARVIS, pero vivir como “Visión” no era tan sencillo para él.

— ¿Visión?

— Wanda, es un gusto verte de nuevo.

— Bueno, gracias. ¿Qué estás haciendo aquí? Fuera de la Universidad.

— Yo, supongo que vine a buscarte.

— ¿A mí?

— Sí.


— Entonces, ¿por qué te molesta FRIDAY?

Steve desvió la mirada e infló los mofletes. Tony tamborileó los dedos sobre el apoyabrazos de su asiento. Necesitaba ser paciente con su amante.


Por otro lado, en Westchester, Charles suspira. Las mentes de sus mellizos se sienten caóticas en la distancia, y Erik solo quiere arrancarle la ropa.

Charles está tan impaciente como su amante por el contacto íntimo, pero su vínculo telepático con sus hijos le distrae.

— Erik, espera. Erik, un minuto. ¡Erik!

El amo del magnetismo gruñó cuando sintió un ligero dolor de cabeza atisarle. Sabe que ha sido Charles, pero no le culpa ni reniega. Claro que le ha escuchado pedir que esperase, pero él no había tenido la voluntad para detenerse. Su cuerpo estaba demasiado febril.

— ¿Qué pasa, Charles?

— Son Wanda y Pietro.

— ¿Están bien? — Preguntó ni bien escuchó los nombres de sus hijos en el rostro descompuesto de su amante. Estaba listo para salir a toda prisa a donde quiera que fuese necesario. Nadie se metía con sus mellizos.

— Están bien, tranquilízate, Erik. Es solo que, ambos están demasiado nerviosos.

— ¿Qué? Desde cuándo sus simples nervios te agita tanto la mente, Charles.

— Bueno, debe ser por la razón que les tiene así.

— ¿Ah?

El telépata sonrió suavemente. En cuando lo dijera, probablemente su amante pondría “el grito en el cielo”.


— Steve, si no me lo dices no lo voy a adivinar.

— ¿Fue por alguna mujer que te gustaba?

— ¿Qué? ¿En serio? — Stark se rió, casi sin quererlo. La inquietud de su amante le parecía absurda y con creces. Pero, viéndolo de cerca, con el rostro proyectando molestia mezclado con inseguridad, le provocó un sentimiento de culpa con el que no pudo hacer nada. excepto, hablar… — No. FRIDAY solo era una interfaz que ya tenía. Cuando JARVIS se “convirtió” en Visión, y después de que te negaras rotundamente a dejarme usar tu voz, yo solamente economicé tiempo y esfuerzo, haciendo uso de algo que ya tenía. ¿Por qué lo único que se te ocurrió es que tenía relación con alguna mujer?

— Yo, solo, no sé… — Admitió con una expresión de vergüenza.

— Steve Rogers, ¿hace cuánto estamos juntos?

— Casi veinte años.

— ¿Y por qué no he conseguido liberarte de esa inseguridad? Es verdad, las mujeres me gustaban antes, pero llegaste a mi vida y dejaron de interesarme. Por ti, Steve. Tal vez no lo digo mucho, y quizá el sexo, los lujos y estar contigo durante casi veinte años no ha sido prueba suficiente, pero te amo, Steve.

— Yo también te amo, Tony. No es que no hagas suficiente por mí. Pero siempre que las mujeres aparecen a tu alrededor, ellas flirtean contigo sin importar nada. Incluso si amablemente las rechazas, ellas todavía se sienten aduladas por ti.

— No es mi culpa ser tan atractivo… — Dijo, pero se arrepintió casi de inmediato… — Solo estoy bromeando. Bueno, en parte. Mira, Steve, a todas esas mujeres solo les interesa tener cinco minutos de fama, y tratar de conseguir algo de los millones que me respaldan. No todas esas mujeres se acercan porque sea atractivo, ni siquiera porque busquen sexo, solo el pretexto para sentirse importantes. Y, muchas de ellas se acercan por ti, Steve.

— ¿Eh?

— Realmente eres inocente, Steve. Y confías demasiado en las personas. Pero es verdad, muchas mujeres andan alrededor de mí con la esperanza de llegar a ti.

— Ellas no me interesan. Nunca he tenido ojos para ninguna mujer.

— Después de Peggy, ¿cierto?

— Tony.

— Así como tú te sientes inseguro por las mujeres a mi alrededor porque tengo un pasado de casanova; yo siempre me pregunto si tú eres más feliz conmigo de lo que pudiste ser con ella. Porque Ella fue tu primer amor, pero tú siempre has sido el mío, Steve. Muchas veces me he preguntado si realmente eres feliz conmigo…

— Tony.

— … Si pudieras viajar en el tiempo, ¿volverías a la época en la que le conociste? Si pudieras cambiar el pasado, ¿harías todo lo posible por vivir junto a Ella?

— Ya basta, Tony… — Rogers sujetó el rostro del morocho, topando su frente con la ajena, acariciando con sus pulgares el mentón de su amante, sintiendo la áspera y siempre cautivadora barba… — No lo haría. Incluso si tuviera la oportunidad de viajar en el tiempo, todavía volvería al inicio contigo. No hay nada más importante y hermoso que lo que tengo contigo. Y tenemos a Peter, nuestro hijo no existiría si yo tomara otra elección. Y lo amo, te amo a ti, Tony. Tienes que creerme.

— Tú también, Steve. Tienes que creerme cuando te digo que ninguna mujer me interesa. Que FRIDAY solo es un sistema de seguridad, que eres tú quien me vuelve loco y sacas de mí lo mejor y lo peor. Que soy pervertido porque me encanta tu cuerpo, pero también soy un idiota enamorado que es capaz de todo por ti.

— Tony… — El capitán suspiró el nombre de su amante, estrechando la distancia hasta que sus labios se fusionaron con los del morocho.

Un beso dulce, húmedo. Tan cargado de sentimientos que casi se sentía como un momento irreal. De esos cargados de un romanticismo tan sublime que no tenían muy a menudo, dadas sus personalidades.

— Besas increíble, Steve.

— Mentiroso~.

— No, no. Lo digo en serio. Tus besos siempre me excitan.

— ¡Tony~!.

— Ven, sígueme.

— ¿Eh? ¿Vamos a hacerlo?

Rogers preguntó, dejándose llevar escaleras arriba con el rostro colorado y el corazón palpitando acelerado contra su pecho. Stark sonrió divertido.

— También te excitaste, ¿verdad? Capi pervertido.

— ¡No es eso!

Sin embargo, Tony le llevó hasta la azotea. La glamurosa ciudad de Nueva York brillaba alrededor, y ahí, una mesa para dos dispuesta para una cena romántica. El ojiazul se sonrojó otro poquito.

— Ey, babas, deja ya eso, lo vas a arruinar… — El morocho dijo, antes de que la antiquísima máquina derramara la champagne de las copas de cristal.

— Babas.

— ¿Qué?

— Por qué no le das voz a Babas, Tony. Es adorable.

— Voy a fingir que no escuché eso.

— Pero Tony~.

— Nh, está bien. Te consiento demasiado, eh. Merezco algún premio.

— Te-te lo daré. Cuando Peter se haya dormido… — Murmuró con el rostro colorado hasta las orejas.

No es que el sexo les faltase. Pero que Rogers tomara cierta iniciativa. La excitación emocional de Stark fue rápidamente ampliada al plano sexual.

— ¿Podemos saltarnos la cena y voy directo al punto clave?

— ¿Qué?

— ¿Quieres casarte conmigo, Steve Rogers? — Dijo, inclinándose sobre su rodilla derecha, mostrando una cajita de terciopelo en cuyo interior brillaba un bonito anillo de oro blanco, al centro grabada la figura del reactor que ilumina el pecho de Stark, incrustaciones de zafiro remataban la argolla.

Sin embargo, aquel no era el único en el interior. Junto a este se encontraba un segundo anillo, un poco más ancho, con una estrella de cinco picos al centro, y unas barras con incrustaciones de diamantes que paralelas se distribuían a los lados, y un acabado en azul añil profundo que semejaba el ícono del Capitán América.

Rogers sonrió y lloró de emoción, arrodillándose frente a Stark, le dio su respuesta.

— ¡Sí~! ¡Claro que quiero, Tony~! — Exclamó, abalanzándose sobre el morocho. Tumbándole en el acto mientras le besaba de nuevo.

Un beso salado. Pero por lágrimas de felicidad. Stark le acarició las mejillas y el cabello cuando se separaron. Sonriendo contento también.

— Así que, déjame ponértelo… — Dijo, sentándose con el musculoso capitán en su regazo. Lo que resultaba casi cómico visto que el ojiazul es más alto y corpulento... — Y sumamente sexy, debo apresurarme, porque estoy duro como piedra… — Pensó, deslizando el anillo con el reactor en el anular de su, ahora, prometido… — Ahora tú, Steve.

El rubio asintió, sonriendo radiante y con manos temblorosas deslizando el otro anillo en el dedo del morocho. Luego de pronto su cuerpo se estremeció.

— Tony~ — Gimoteó avergonzado, sintiendo contra su trasero la prominente erección del morocho.

— Vamos a tener un adelanto de la luna de miel, Steve.

— Pervertido~.

Pero, obviamente, no se negó.


— Pietro.

— Qué tal, papá Charles.

— Llegas tarde. Es de madrugada, Pietro.

— Ah, sí. Lo siento, yo nh… ¿Papá Erik está durmiendo?

— En realidad no, y lo sabes.

— Sí. Me espera en el cuarto de entrenamiento, ¿cierto? El castigo por no cumplir con las reglas de la casa. Entonces, voy allí.

— Espera, Pietro.

— No me gusta mucho cuando me miras así, papá. Es como cuando sabes lo que pasa en mi mente. ¿Estás usando tus poderes conmigo, papá?

— No ahora. Incluso antes, no lo hice intencionalmente. Es, viene con el paquete Pietro. Eres mi hijo, eso lo hace un vínculo telepático especial, y a veces incontrolable. Estabas demasiado confundido y extasiado, lo que sentías, solo llegó hasta mí. Pero, quiero que tú confíes en mí, que hables conmigo cuando te sientas así.

El mellizo guardó silencio durante un momento. Como pensando en lo que debería responder.

— Lo siento, papá. Ahora no puedo. Estoy demasiado confundido, pero, lo haré, ¿sí? Porque confío en ti, en serio. Lo siento si parecía que no, es solo que, antes nunca me sentí así y… ng, lo que sea. Voy con papá. Con, papá Erik, a recibir mi castigo.


Cuando Visión despertó esa mañana (aunque no necesitaba dormir como los seres humanos, fingía hacerlo a menudo), duró unos minutos sentado en su cama, perdido en sus pensamientos. El día anterior había cenado con Wanda después de pasar una agradable tarde visitando un parque de diversiones y haciendo compras al azar en un centro comercial. Sin embargo, lo que tenía inquieto al androide era lo que había pasado al final, de camino a casa de le melliza, la charla que tuvieron y el conflicto con sus pensamientos y algo más que se agitaba en su pecho.

— Son sentimientos, Visión.

¿Sentimientos? Sé lo que son pero, no creo que tenga la capacidad para tenerlos, Wanda. Soy… no soy una persona.

Lo eres, Visión. Puedo leerte como a cualquier otra persona. Y sé, porque puedo verlo en tus ojos, que hay sentimientos dentro de ti. No eres solo un androide, ni un programa creado por tío Tony. Y ya lo sabes, solo necesitas aceptarlo.

Y tras aquellas palabras, la dulce jovencita había hecho algo que le dejó paralizado durante minutos. Le había besado.

Cuando Visión salió de su ensimismamiento, fue directo a la cocina en la Mansión Stark, donde ha vivido desde su “nacimiento”, preparaba el desayuno por gusto, aunque no era su responsabilidad. Al principio no había tenido buenas habilidades culinarias, pero dada su naturaleza, todo había sido cuestión de práctica y de seguir apropiadamente las recetas o consejos de los amigos de la familia.

— Que raro, normalmente Peter ya está aquí. Supongo que el Sr. Stark y el Capitán Rogers estuvieron ocupados anoche y aún duermen, pero el joven Peter.

El primogénito Stark-Rogers también dormía aún. O más bien, hacía poco que había conciliado el sueño después de haberse pasado la noche entera con los ojos abiertos y la sensación de haber caído en un abismo atosigándole. Wade casi se había salido con la suya.

Casi. Porque en realidad lo sucedido con Wade había sido, bueno. Un par de besos demasiado intensos para el joven arácnido que no tenía experiencia en el campo, y una excitación que había despertado en sus pantalones después de que el pervertido mercenario le hubiese acariciado con demasiada confianza el trasero. Después Peter había escapado, pero en cierta forma, ya había sido demasiado tarde. Claro, lo ha sido porque su mente ya había colapsado, y su corazón, bueno, para qué negarlo, no había parado de estar agitado desde entonces y el resto de la noche. Que si no ha conciliado el sueño ha sido por estar pensando en si aquello que ha sentido podía considerarse alguna especie de flechazo con el mercenario.

Abajo, en la cocina, Visión ha hecho hasta lo imposible por concentrarse en solo preparar el desayuno. Pero a medio camino ha fallado y ha quemado los pancakes, el tocino y hasta los blanquillos que iban a conformar el platillo. Así que definitivamente no había intentado tostar pan, ni siquiera preparar café. Sus pensamientos estaban caóticos, y era incapaz de sacar de su cabeza a Wanda.

— ¿Es esto lo que sienten los hombres al enamorarse?

— Oh cielos, ¿estás enamorado, Visión?

— Señor Rogers, está usted despierto.

— Sí, el olor a quemado llegó hasta la habitación, así que Tony y yo bajamos para ver qué sucede. Pero parece que solo es que no podías concentrarte en la comida, ¿verdad?

— Definitivamente, Sr. Rogers. Sin embargo, no diría que estoy enamorado.

— Por qué no. Digo, eres básicamente una persona, un hombre, Visión.

— Alguien me dijo eso ayer, Sr. Stark. Pero, no puedo concebir esa definición para mí.

— ¿Por qué no? — Preguntaron al unísono.

Visión abrió los labios para responder. Pero ninguna respuesta salió de ellos.

— Vamos, Visión. Si sientes aleteos en el estómago y una sexy mujer pone tu mundo de cabeza, estás enamorado. Y eso está bien, no te preocupes tanto… — El morocho palmeó el hombro del androide sonriendo con picardía. Esa picardía tan natural de él, pues el androide comprende que no hay burla en sus palabras ni en sus ojos.

— Aunque nací hace una década, físicamente soy un adulto, ¿cierto? Si analizo mi fisonomía, mi estructura ósea, incluso la madurez de mi pensamiento, aparento un hombre en sus treintas, por lo menos. De manera que, sentir algo como el “enamoramiento”, la atracción física e incluso sexual, por una joven de apenas 18, es inmoral, ¿no es así?

— Ok, ¿te gusta una jovencita? ¡Wow, Visión! Eso es, ambicioso.

— Tony.

— Bueno, me refiero a que debe ser una chica muy bonita.

— Inteligente, Sr. Stark. Sin duda, hermosa; pero si debiera decir qué me gusta de ella, diría que es su inteligencia, y su carácter. Creo que sería correcto decir que posee una personalidad cautivadora.

— Eso es romántico, Visión… — Comentó el capitán, sonriendo con aire maternal hacia el androide. En cierta forma se sentía responsable de él, junto con Tony, había sido como un segundo hijo. Aunque muy independiente desde su “nacimiento”.

— Gracias, Sr. Rogers. Pero todavía sigo creyendo que esto que pienso, y siento, no es correcto. Me disculpan, necesito un poco de aire… — Dijo, y antes de que la pareja pudiese agregar algo, el androide ya se había elevado y atravesado los muros de la mansión para salir de allí.

— Puesto en los términos que mencionó, la edad si es demasiada, ¿no?

— Yo creo que es injusto que se preocupe por eso, Tony. Visión tiene todo el derecho de sentir, de enamorarse. Y en dado caso, la chica en cuestión debería tener la última palabra. Estoy curioso sobre quién podrá ser.

Rogers y Stark intercambiaron una mirada. La verdad es que para ambos una opción era bastante clara, y hasta evidente. Pero prefirieron dejar que mismo Visión hablase sobre ello cuando se sintiera listo para hacerlo.

— Supongo que hoy cocinaremos tú y yo, Steve.

— Sí, deberías ir por Peter, es extraño que no esté levantado a esta hora.

— Tsk, yo que pensaba pedirte que usaras solo delantal mientras cocinábamos.

— Ya sabes que no~, pervertido, ¿no tuviste suficiente de mí anoche? — Gimoteó tiernamente, casi seguro de que su espalda baja estaba un poco resentida esa mañana. Lo que es raro, dada su naturaleza de súper soldado. Aunque si lo pensaba, últimamente tenían sexo a diario, y la pasión de Tony siempre era tan.

— Te estás sonrojando, cap… — Stark dijo, interrumpiendo los pensamientos de su prometido. Le sonrió coqueto besándole húmedo, empujándole contra el desayunador… — ¿Te estás acordando de todo lo que hicimos anoche?

— Yo no~ Tony, quédate quieto~ y ve a buscar a Peter. Anda, ve, ve.

— Me quitas toda la diversión matutina, Steve.

— No quiero que Peter nos vea en una situación tan comprometedora como esa, Tony.

— ¿Entonces, cuando Pet no esté?

Rogers asintió, con el sonrojo expandiéndose hasta sus orejas. Stark celebró con un puñetazo al aire, y luego corrió escaleras arriba para buscar a su hijo.

— ¿Peter? — Tony llamó al dar unos golpecitos en la puerta de la habitación de su hijo, pero no recibió respuesta… — Ok, voy a entrar, así que no estoy violando tu privacidad, Pet.

Dijo, y a los pocos segundos estaba asomando la cabeza por la puerta. Su hijo continuaba profundamente dormido en la cama, en una posición bastante curiosa, con un pie fuera y las mantas en el suelo, incluso tenía algo de saliva escurriendo por las comisuras de sus labios. Por un momento, Tony se sintió diez años menor, cuando el castaño era un niño y a menudo le encontraba de esa manera los fines de semana, cuando podía dormir hasta tarde.

— Hey Pet, papá Steve está preparando el desayuno, levántate y toma una duche mientras tanto. Pet, ¿Peter?

— Nh… — Apenas un gruñido, y el castaño solo se hizo hacia el otro lado, negándose a abandonar el mundo de los sueños.

— Bien, supongo que debes estar cansado. Guardaremos tu desayuno para cuando despiertes… — Sonriendo con orgullo, el hombre besó la frente de su hijo antes de volver escaleras abajo.


Pietro ha llegado en el momento justo –eso piensa, aunque probablemente T-Challa no diría lo mismo– en que el rey practica sus artes marciales junto a un puñado de la guardia real, otros expertos que pelean contra el hombre en igualdad de condición, porque esa ha sido la orden. Los movimientos del rey son precisos y veloces, la fuerza de sus músculos impresionante. Y el sigilo con que va de un lado a otro, arriba o abajo; el gallardeo con que se impulsa en una carrera corta y frena, las impresionantes patadas y los tenaces puñetazos, lo hacían lucir como una auténtica pantera.

Una pantera negra muy sexy. — Sí, ha sido el pensamiento del mellizo. Aunque a él mismo le impresione tenerlo.

Sin embargo, se mantuvo ahí, de pie en un costado del amplio recinto en uno de los pabellones externos de la fortaleza de Pantera Negra, donde él ha llegado sin ser invitado, pero de donde no fue expulsado tras ser visto por el rey, oculto tras una pilastra, invitándole más bien a acercarse. Y guardar silencio, sobre todo eso.

Y no se quejaba, porque estaba disfrutando bastante de la vista. Del apuesto hombre que sudaba sin dudar frente a él. Sin parar durante un buen tiempo, hasta que una reverencia de respeto hacia su alteza dio por concluido el entrenamiento.

— ¿A qué has venido esta vez, Pietro Lehnsherr-Xavier?

— Solo, estaba de paso, Alteza.

— No me digas, ¿de paso? ¿Hacia dónde ibas entonces?

— Ah, por ahí.

El rey le miró de arriba abajo, tan intensamente que el mellizo se estremeció. La mirada del hombre era diferente al día anterior, cuando su primer beso fue tomado como una especie de lección que no consiguió derrumbar el incipiente interés del mellizo por su alteza. Por el hombre.

— Te lo diré una sola vez, Pietro. No me interesan los chiquillos como tú, ve y experimenta con alguna muchachita de tu edad. O un muchacho si es que eres gay.

— ¿Usted lo es, Alteza? ¿Ayer me besó solo porque quería fastidiarme, o algo así?

— Soy bisexual, y ayer te besé porque pensé que eso te alejaría. No imaginé tener el efecto contrario. Pero como dije, no me interesan los chiquillos.


Wade Wilson tenía un propósito para ese día. Y era conseguir meterse entre los pantalones de Peter Stark Rogers, porque besarle el día anterior no ha sido suficiente.

— Aunque fue placentero masturbarme con ese material. Su boca estaba tan caliente, y esas nalgas. ¡Quiero cogérmelo ya!

Sí bien, no se puede esperar otra forma de expresarse de él. Y aunque sus palabras eran sumamente pervertidas, venían de un sentimiento honesto que le palpitaba en el corazón. Aunque él no fuese a tener mucho tacto ni romanticismo para demostrarlo.

— Muy bien, vamos allá… — Colocándose su traje rojo, DeadPool salió a las calles de Nueva York al crepúsculo. Seguro de que era la hora más probable para encontrarse por casualidad (o lo que es lo mismo, ubicarle como el acosador que es) con su futuro amante.

Sí, futuro, que todavía no ha conseguido el “sí” de un jadeoso Peter bajo su cuerpo. No, no esperen una confesión romántica de parte de Wade.

Durante al menos una hora, DeadPool anduvo por las calles de la ciudad en busca del arácnido, de paso se encargó de algunos malhechores, aunque no con técnicas muy ortodoxas. Había rescatado a una jovencita de un puñado de asaltantes, y visto a unos canes en pleno apareamiento.

— El otro día fueron unas ratas, todos tienen acción menos yo. ¡Esta noche no puedo fallar! — Exclamó dándose ánimos a sí mismo.

Y en eso, vio pasar al dueño de sus locas fantasías. Spider-Man se columpiaba en los edificios siguiendo el sonido de algunas sirenas, un puñado de patrullas y ambulancias se dirigían hacia un centro comercial, donde al parecer un asalto a lo grande estaba en proceso.

— ¡Hey, dulce arañita~! — DeadPool le gritó, cómodamente sentado en el techo de un carro de bomberos que también iba en la comitiva, y que, por supuesto, le permitía estar más cerca en las alturas de su amado arácnido.

— ¡Qué demonios! ¡Lárgate, Pool!

— ¿Qué manera de saludarme~? ¿Ya se te olvidó el gran momento que pasamos ayer?

— ¡Eso fue una pesadilla!

— Oh, gracias.

— ¡No es un cumplido, idiota!


En tanto, en Westchester.

— ¿Quieres decir que realmente estás enamorada de Visión, Wanda?

— ¿Es tan malo, papá?

— No. No lo es, pero. Cariño, Visión es.

— Un hombre. Una persona como cualquiera de nosotros. Yo lo veo así, papá. Puedo leerlo como a cualquier otro ser humano. Así que, no digas por favor que él no lo es.

Charles suspiró. Lo pensaba. Pero su hija probablemente tenía razón. Incluso él era capaz de conectarse a la mente de Visión. Era un ser pensante, no un androide simplemente, mucho menos un programa de computadora súper mejorado.

— Está bien. Lo entiendo, Wanda. Tienes mi apoyo. Aunque es extraño que sea mi dulce hija quien intente cortejar a un hombre.

— No es que vaya a cortejarlo, papá… — Agregó ella con una sonrisita… — Solo, quiero que Visión entienda sus sentimientos, y los míos también.

— ¿Sentimientos? ¿Visión? ¿De qué han estado hablando ustedes dos?

— ¡Papá!

— Erik.

Si el amo del magnetismo no lo aprobaba, aquello iba a ser un momento difícil para la familia Lehnsherr-Xavier. Todo y que aún no sabían las intenciones de Pietro.

Ni Wanda ni Charles querían abordar el tema con Erik, no es que él fuese un imposible tratándose de aquello, pero tampoco esperaban que se lo tomara con calma, felicitara a su hija y le diera un apretón de manos a Visión como si fueran grandes amigos a punto de emparentar.

No, aquella no era una alternativa.

— Charles, Wanda. — Dijo, achicando la mirada y maldiciendo, momentáneamente, no tener la habilidad telepática de su amante o aún de su hija.

— ¿Qué tal si lo dejamos para otro momento, Erik?

— No parecía un inconveniente para ustedes justo ahora, Charles.

— Porque es algo delicado. Ya sabes, “cosas de chicas”.

— La última vez que te vi desnudo eras un hombre, Charles.

— Sí, pero soy su, “madre”. Así que puedo entenderla mejor.

— ¿Y el nombre de Visión es parte de esta cosa “delicada”, y de “chicas”? — Siseó, y no es que fuese para menos pues le estaban dejando de lado.

Todo objeto y estructura con metal alrededor de ellos comenzó a agitarse. Justo así como el humor de Erik Lehnsherr.

Wanda, que hasta el momento solo había escuchado a sus padres, mirándoles de hito en hito sin saber en qué momento una discusión podría desatarse y cómo ella debería interferir; se estaba preparando para, una de dos, o soltaba la verdad, o usaba sus poderes contra su padre. En ambas opciones la cosa no irían del todo bien para Erik.

Charles, que sin esfuerzo ha “atrapado” la línea de pensamientos de su hija, dio un paso al frente con mirada decidida, empujando su propio pensamiento contra la mente de su amante.

— Tranquilízate, Erik. Esta no es una razón para perder el control.

— ¿Cómo te sentirías si con Pietro te guardáramos un secreto, Charles? Por una vez, entiende mis sentimientos de ira, frustración o celos. Soy su padre.

— Lo sé, Erik. Wanda lo sabe. No malinterpretes su preocupación por hablarlo directamente contigo como su desconfiara de ti. Así que tranquilízate, Erik, por favor.

La agitación del metal se detuvo. Pero la mirada del amo del magnetismo estaba fija en los ojos chocolate de Charles. Quería respuestas. Necesitaba ser parte de la familia de la misma forma que su pareja.

— Papá Erik.

Wanda llamó. Y la mirada de su progenitor fue directo a ella. La muchacha se estremeció. Tan duro y frío como el metal, pero al mismo tiempo honesto y hermosos. Wanda no tenía razón para ocultarle la verdad a su padre. Los celos que podría desatar solo eran, normales, el reflejo del instinto paterno propio de un hombre que ama a su familia. La chica suspiró, todavía intranquila, pero decidida a “soltar la bomba”. De todas formas, ¿qué era lo peor que podía pasar?

— Estoy enamorada.

Dijo. Y la mirada de Erik mostró, en primer lugar, sorpresa.

— De Visión.

Agregó. Y los ojos de Erik flamearon los celos propios de un padre (posesivo, sobreprotector y con ciertos rasgos perversos).

— Papá Erik.

— No voy a hacer nada malo, Wanda… — Añadió, tras verle casi arrepentida de hablar.

— Erik, ¿de verdad?

— Sí, Charles. Nada malo.

...

Después de haberlo intentado durante varios días, Peter estaba a punto de perder los estribos –y algo más– por causa de Wade, que no paraba de acosarle. Sexualmente también, aunque seguramente que nadie ponía eso en duda. Bien, excepto quienes ni enterados estaban, y que ya era mucho decirlo. Sí, entre ellos los súper papis del arácnido. La cuestión aquí ahora era sin embargo que, mismo Peter, ha olvidado la cantidad de besos que el mercenario le ha robado, lo que es más, ha perdido la voluntad para oponerse a sus avances.

— Espera, Wade. ¡Maldición, espera~! ¡Ngh!

Vamos a saltarnos todo el acoso de parte del mercenario y resumir que estaban ahí, en la azotea de un edificio cualquiera, entre besos candentes y caricias más que insinuantes, compartiendo un deseo que, aun para el arácnido, se ha vuelto peligrosamente inestable y demanda liberarse. Ese jugueteo estaba amenazando con llegar a más. Mucho, más.

Pese a todo el carácter pervertido, lascivo y malicioso, Wade de alguna manera seducía a Peter, conseguía arrastrarle al oscuro mundo que tenía para ofrecerle, y dejaba volar su imaginación, esperando el momento en que pudiera cumplir todas esas fantasías llenas de juegos sexuales que, sí, seguro sacaban a relucir de formas inimaginables su auténtica personalidad.

— Wade~.

— ¿Por qué te niegas, dulce arañita? Mira, aquí estás complacido… — Dijo burlón, pellizcando el pezón del castaño por encima de su traje arácnido… — Y aquí más… — Agregó pícaro, relamiéndose con lascivia los labios. Lamiéndoselos al menor con gula, masajeando la prominente erección bajo el traje de spandex del menor.

¿Cómo se ha hecho camino hasta allí? Bueno, sus katanas no son una broma, en serio. El traje del arácnido estaba rasgado por varias partes, dejando al descubierto las zonas anatómicas de mayor (prioritariamente hablando) interés para DeadPool. Naturalmente, le interesa todo, absolutamente todo de Peter. Pero, algunas “cosas” tienen que venir antes que otras.

 — Basta, Wade. Maldito pervertido, ngh~ no-no toques ahí~… — Gimoteaba, aún contra su voluntad, porque ¡no es de piedra! Si le toca directamente, obvio que va a responder.

Claro que, si estuviese un poco más en desacuerdo, él usaría toda su fuerza –y sabemos que no es una broma tampoco– y se alejaría sin más. Pero, ¡el maldito se lo hacía tan jodidamente bien! Que los insensatos sonidos que escapaban de sus labios le estaban haciendo quedar mal. Contra su propia conciencia. ¿O era el subconsciente? Lo que fuera, justamente ahora, su ego estaba dominando.

— ¡Nghahh~!

Tarde intentó cubrirse la boca. El ronco gemido había vibrado en su garganta. Pool había presionado la punta del miembro del menor, al tiempo en que presionaba con sus dientes uno de los montecitos canela en el pecho pálido del arácnido. Una mezcla de placer y dolor que había conseguido una respuesta tan erótica en el castaño, para beneplácito del mercenario, merecía que Pool hiciera más por él.  

— Deja de, abusar de mí, ¡idiota!

— ¿Abuso? Tan tembloroso y dispuesto, dulce arañita, que realmente no creo que te esté obligando a nada.

El castaño se mordió los labios –literalmente, pero antes de que los sangrase, la boca del mercenario se encargó de callar sus quejas, si es que iban a venir más–. Para cuando Peter comprendió que tan lejos estaban yendo, la lengua de Wade ya estaba lamiendo lo más íntimo que tenía, su cavidad anal se sentía peligrosamente caliente y palpitante. Pero Wade lo estaba disfrutando como nada, como nunca en cualquier otra experiencia sexual que pudiera recordar –y vaya que tenía para hacerlo–.

El joven arácnido abrió desmesuradamente los ojos cuando se percató de que estaba a punto de perder su virginidad –bueno, por no decir que ya estaba en ello, que decir “a punto” era solo una formalidad lingüística que sola había llegado a su subconsciente–. Quiso replicar y negarse, incluso quizá lanzarle algunas telarañas al pervertido de Wade y largarse, pero… ah, otro pero; lo estaba disfrutando con cada fibra de su ser.

¡Oh cielos! ¿Es porque soy virgen que me calienta que un pervertido como Wade me esté tocando como le viene en gana? — Pensar sin embargo, no iba a llevarle a ninguna parte. Ni a ninguna respuesta que lo hiciera sentir, mejor… — ¡Ahh~! ¡Wade~!

— Sigue así, Peter. Gimiendo mi nombre con esa expresión erótica que me pone a mil… — Dijo, tras sustituir su lengua por dos de sus dígitos.

— ¡Ngh! — Peter se quejó, sentir aquello era diferente a su lengua.

Pero ya que pensó en la lengua de Wade, ¡también hacía gloriosos movimientos en su boca! El maldito besaba sencillamente delicioso.

— Esto va a doler más, dulce arañita, pero te prometo que luego te va a encantar.

Advirtió, cuando ya su erecto pene estaba presionando contra el comprimido anillo, buscando penetrar profundamente. Que Peter le mordiera el cuello cuando apenas empujó la punta, no era de extrañar. Ni las mordidas y arañazos que vinieron después.


Claro que él no había mentido. Que estuviera ahí, enfrentándose a Visión no era que estuviese haciendo algo “malo”. Solo estaba, dándole la bienvenida, y conociendo las verdaderas intenciones del androide hacia su hija. Venga, que no es sencillo que la única fémina sangre de su sangre se hubiese ido a enamorar justamente de Visión. Que en general no tenía muchos “peros” que ponerle. Pero –oh, obvio que habría algunos–, ¡era un androide! Para empezar, y siendo el padre que es, podía encontrarle “peros” hasta por la forma de hablar.

— Señor Lehnsherr, me parece que las palabras serían más convenientes.

— No me digas. Siempre he sido más del actuar, Visión.

Con suerte la lucha había sido llevada fuera de la mansión Stark, pero de todas formas las instalaciones de la fortaleza Avengers iba a necesitar remodelación, y sembrar pasto nuevo.


En la Mansión Stark, Steve estaba preocupado por Peter, esa mañana no se ha levantado de su cama. Y anoche había llegado tarde, muy callado y hasta taciturno.

— ¿Peter?

— No estoy, papá Steve.

El ojiazul sonrió, esta era una costumbre que le había quedado desde niño. Anunciarse ausente cuando se sentía mal por alguna razón. En aquellos años, solía ser por alguna travesura hecha, o por simplemente ser mejor que los demás en la escuela. Eso nunca había sido algo de lo que Peter sacara provecho. Las etiquetas como “nerd” o “aburrido” habían sido parte de su día a día. Y además había sido inevitable que cargase también con la responsabilidad de ser hijo de dos de los vengadores más populares, considerados líderes del grupo vengador.

— Entonces voy a llevar de vuelta a la cocina estas galletas, y son tus favoritas… — Dijo, mordiendo una de aquellas, que él mismo había preparado ni bien se levantó… — Mh, no es que las haya hecho yo, pero están deliciosas.

— Nh… — Gimoteó, sabiendo que si abría la puerta, no podría ocultarle la verdad a su progenitor.


Pietro bufó por lo bajo, tamborileó rápidamente sus dedos contra su antebrazo, teniendo de hecho las manos cruzadas al pecho. A la distancia, el Rey T-Challa besaba caballerosamente el dorso de una bella mujer, princesa de algún otro país que, honestamente, al mellizo poco le importaba. Estaba celoso, cabreado, a punto de hacer alguna tontera si solo el de tez oscura tenía un solo acto de caballerosidad con la dichosa mujer.

— ¿No nos hemos estado viendo todos los días últimamente? Ahora va y se hace el conquistador con una princesa… — Siseó. Y no podía ser cosa buena.


En la Mansión Stark, Peter finalmente había abierto la puerta para su padre, Steve dejó la charola con galletas sobre la mesa de trabajo de su hijo, luego volvió su mirada hacia él. Aunque se ocultase bajo las mantas, no podía ocultarle que algo andaba mal –aunque el verdadero motivo de esto sí que fuese el misterio–.

— Peter, ¿no quieres hablarme?

— Nh.

— ¿No? Bueno, de todas formas voy a sentarme unos minutos aquí, por si lo quieres pensar un poquito más… — Dijo, sentándose frente al computador del castaño, aunque el equipo estuviese apagado y de todas maneras él no fuera de los que husmea en las cosas privadas de su hijo.

Aunque, no lo niega, muchas veces estuvo tentado, y (lo sabe) su prometido sí que hubiese invadido la privacidad de su hijo en alguna ocasión, sobre todo cuando era un quinceañero inquieto. Steve miró la fotografía familiar en un costado del escritorio, luego otra de los más allegados entre los vengadores, e incluso tenía una de la familia Lehnsherr-Xavier. La verdad era que, en algún momento de la curiosa amistad, Steve había imaginado que sus familias pudieran emparentar. Bueno, ahora todo parecía indicar que no sería posible.

— A menos que te guste Pietro.

— ¡No! — Exclamó el castaño asomando el rostro finalmente de entre la montaña de mantas.

— Oh, ¿dije eso en voz alta? — Comentó con una sonrisilla. Por supuesto, lo había hecho a propósito.

— Papá, no juegues así conmigo… — Gimoteó casi ofendido.

— No tendría nada de malo que te hubiera gustado Pietro. O, algún chico, Peter.

— Ya sé que no, papá.

— Entonces… — Dijo, marcando deliberadamente una pausa, como dándole espacio para continuar.

Peter comprendió que su padre sabía que, fuese lo que fuese, su estado de ánimo tendría que ver con los albores del amor. Suspiró y se sentó en su cama, mostrando ese gesto incómodo que vino por el dolorcito que, inevitablemente, quedó en su espalda baja.

— ¿Peter?

— Ah, estoy bien mamá. Ayer, mh, un idiota se puso pesado… — Dijo, sonriendo con un dejo de nerviosismo.

Steve achicó la mirada. Sabe que sí, que aún hay enemigos que dan pelea, pero algo en la actitud de Peter le parecía sospechoso. Y su hijo sabía que él sabía, vaya el juego de palabras.

— Entonces, ¿ya fijaron fecha para la boda?

— Sí, pensábamos decírtelo en la cena, ya que Tony está fuera de la ciudad por negocios, pero ya que lo preguntas, sí. Dentro de un mes.

— Oh, genial. ¿Estás emocionado, papá?

— Lo estoy, y también nervioso, Tony dijo que no le importaba si la prensa cubría la boda.

— Pero tú no estás de acuerdo, ¿no?

— Hay eventos en la vida que uno quiere guardar solo para la familia y amigos. Y desde que volví en ésta época, desde que me enamoré de tu padre y aún cuando comenzamos a salir, no pensé que realmente llegaríamos a casarnos.

— Pues ya sabes, papá, solo tienes que decírselo a papá Tony.

— Lo sé, lo haré, en cuanto vuelva. Por otro lado, no intentes engañarme, Peter, ¿qué te pasa?

Oh, rememoremos la frase “arderá Troya”. Porque, cuando Steve escuchó las palabras “Wade”, “sexo”, “gusta” en la misma frase, él, honestamente, se convirtió en el soldado recio que le caracterizaba al calor de una batalla.


T-Challa sintió una mirada en su espalda, y disimuladamente volvió la propia en busca de la posible “amenaza”. No tardó nada en reconocer la mata de cabello plateado entre la multitud, la característica ropa sport y unos furiosos ojos miel estaban clavados en él. El de piel oscura se permitió una sonrisa, luego regresó su atención a sus invitados. La diplomacia iba primero.

Pietro tensó la mandíbula. Estaba enojado y sentirse ignorado por el rey empeoraba las cosas. Pensó en hacer un desastre del evento aquél, pero luego reculó. Si se metía en esto por un asunto personal, no solo haría quedar en mal a T-Challa, también a los X-Men, sobre todo a sus padres. Era un evento internacional después de todo. Política y diplomacia.

— Esto apesta… — Murmuró para sí, dando media vuelta y alejándose a toda velocidad del lugar.

No sabía a dónde ir, pero no quería ver ni un poquito más de esa actitud caballeresca de T-Challa. El rey, que no era también Pantera Negra por las puras, estuvo consciente del movimiento del muchacho, de su ausencia. Y del paquete que estaría tomando si se dejaba llevar por los necios sentimientos que el mellizo empujaba en él.

Debo ser más terco yo, que realmente le he permitido acercarse, y hacerse ilusiones. — Pensó, distrayéndose brevemente de su conversación con la princesa.

— ¿Alteza?

— Sí, me disculpa un minuto, un asunto emergente debe ser atendido.

Apartándose del glamuroso recinto, T-Challa se internó en otro salón, y llamó directamente al móvil de Pietro. Quien, en aquellos breves instantes ya se había alejado varios kilómetros, y quien se negó en atender la llamada del rey.

— Chiquillo caprichoso, ignórame todo lo que quieras ahora, te daré tu merecido castigo después.


En Westchester, Erik volvía a casa con algunas heridas y el traje sucio. Charles no necesitó preguntar, ya sabía lo que había pasado.

— ¿Todo en orden?

— Si te refieres a quién salió peor en esto, te diré que Wanda tuvo que socorrer a Visión. Y tuve que presenciar un beso entre ellos, así que me siento un anciano de alguna manera.

Charles soltó la carcajada. Ver a su novio arrugar el ceño tan pronunciadamente mientras cojea escaleras arriba de alguna manera resultaba gracioso. Bueno, en realidad estaba feliz. A su manera, el polaco ha aceptado la relación de su hija.

— Erik.

— ¿Qué? ¿No te reíste suficiente?

— Gracias, cariño~.

— Sube conmigo, dame un masaje y relájame con uno de esos trucos mentales tuyos. Y si quieres hacerme feliz, tengamos sexo desenfrenado, Charles.

— Oh dios, que exigente~. Pero Erik, ¿estás consciente de que aún te falta el segundo round?

— Ng, ¿quién mierda es el imbécil que capturó el corazón de Pietro?

— ¿Sabes que se trata de un hombre?

— Nunca me creí la heterosexualidad de Pietro, algo en él me hizo sospechar siempre de que terminaría siendo como nosotros. Así que, quién es el imbécil.

— Oh, cuidado con la forma en que te expresas, Erik~.


Estando en medio de una reunión de negocios, Stark fue interrumpido por su nuevo sistema de seguridad. Adiós a la interfaz FRIDAY, ahora tenía a BABEL, habiendo cumplido el capricho de su prometido le había dado voz a Babas, y había dejado de ser solo la máquina inútil de sus años de juventud temprana. No es que él hubiese dejado de ser joven, a sus cuarenta y tantos, todavía lo era. Pero eso no era lo más importante, BABEL le ha notificado la llamada emergente del Sr. Rogers, por lo que Stark ha salido del salón.

— Qué sucede, Steve.

Voy a salir a una misión, probablemente no llegue a tiempo para la cena, Tony.

— ¿Qué? ¿Cuál misión? Te escuchas exaltado, Steve. Qué sucede.

Te lo explicaré, después Tony. Solo, cuando vuelvas espera en la Mansión, no vayas a salir a buscarme.

— ¿Qué? ¿Steve? ¡Steve! Maldición. — Bufó por lo bajo y acomodó sus anteojos… — BABEL infórmame.

— El Sr. Rogers solicitó que no le dijese nada si usted preguntaba. Y dejó claro que solo debía preocuparse de volver lo más pronto posible.

— Qué demonios. Ignora esa orden, infórmame.

— Lo siento, Sr. Stark. Usted programó los protocolos para que las órdenes del Sr. Rogers fueran acatadas a cabalidad.

— Ah, mierda, es cierto. Comunícame con Peter.

— El señorito Peter salió unos minutos después del Sr. Rogers.

— Muéstrame la ubicación actual de Peter.

Si había una posible guerra por desatarse, esa estaba en el departamento de Wade Wilson. También conocido como DeadPool, y poco apreciado en el mundo de los súper héroes en general. Obviamente, el Capitán América era uno de los héroes a quien no le caía en gracia el susodicho. Y saber que ha osado tener sexo con su hijo. Mortales, temed. O algo así.

— ¡Wade!

— Mh, conozco esa voz. Tan firme y sexy. Pero no es de mi dulce arañita~ así que… — El mercenario, imprudente y temerario como él solo, asomó la mirada por la mirilla de la puerta de su departamento… — ¡Capitán Rogers!

Resumiendo las cosas, diremos que la puerta fue reducida a añicos de madera, y Wade enfrentó una de las batallas más difíciles de toda su vida. Y sí, había perdido. Su departamento quedó hecho un asco –tendría que comprar todo–.

— Le hacía falta una remodelación a mi casa, y nuevos colores a los muros. ¿Debería pedirle ayuda a Peter?

Mallugado, pero rebelde sin causa, Wilson continuó hablando aún cuando tenía el escudo del capitán justo sobre su cuello.

— ¡Papá Steve!

— ¿Peter?

— ¿Qué estás haciendo?

— Encargándome del pervertido que se aprovechó de ti.

— ¡No es como si me hubiera violado! Fue sexo consensuado. Déjalo, papá.

— Mi dulce arañita al rescate~. — Dijo con esa voz molesta suya. Y el escudo del capitán presionó su tráquea… — Ok, no. — Gruñó gutural.

— ¡Papá, en serio! ¡Déjalo!

Rogers miró a su hijo, casi decidido a atacarle si no dejaba libre a Wade. Inconforme, el capitán soltó al mercenario, colocando el escudo en su espalda. El arácnido se agachó junto al mercenario.

— Vas a estar bien, no hay heridas serias. Y tienes el poder curativo, ¿cierto?

— Igual un beso aceleraría el proceso, dulce arañita~.

— Jódete, imbécil. — El castaño le dio un puñetazo. Más que nada, avergonzado porque su padre estaba ahí.

— No voy a darte la bienvenida, Wade.

— No se preocupe, Capitán. Peter lo hizo ya… — Dijo. Y descaradamente apretó con sus manos el trasero de Peter.

Padre e hijo le dieron otra golpiza al mercenario. Y luego recibió otra cuando Stark se enteró. La fuerza que daba la armadura IronMan al hombre no era ninguna broma.


 Hacía dos semanas que Pietro no se paraba por su fortaleza, ni el palacio real. De hecho, estaba seguro de que el mellizo no ha puesto un pie en todo Wakanda. Y salvo aquella vez que le llamó, no lo había vuelto a hacer. Tenía un orgullo como rey que mantener. Pero como hombre, se daba cuenta de que había sido demasiado rápido lo mucho que el chiquillo se había ganado su aprecio. Hasta lo extrañaba.

— ¿Saldrá, Alteza?

— Sí. Por asuntos personales, no quiero a ningún guardia cerca. Volveré cuando sea necesario.

— Pero, Alteza.

Ignorando el llamado de su consejero, el rey salió con destino a Westchester. Justo a la Mansión Xavier, donde fue bien recibido por el profesor Charles Xavier. Pero provocando la tensión en el amo del magnetismo, Erik Lehnsherr.

— Pietro no está en casa, Alteza.

— Lo supuse. Está en la universidad, ¿no es así?

— Así es.

— ¿Pusiste tus manos en mi hijo y luego le dejaste como si nada, T-Challa?

— Nunca puse mis manos sobre Pietro, Erik.

— Esa respuesta ha salvado tu vida.

El de tez oscura sintió que el amo del magnetismo se relajaba. O quizá estaba conteniendo su ira, más bien.

— No sé lo que escucharon de Pietro, pero él malentendió las cosas, nunca le dejé. De hecho, no comenzamos a salir por principio de cuentas.

Sin embargo, usted le dio razones para pensar que sí, ¿verdad, Alteza?

— Profesor Xavier, le importaría salir de mi mente.

Lo haré, en cuanto termine de verificar por mi propia cuenta lo sucedido. Bien, es usted inocente. Al menos lo suficiente, ya suelta el metal, Erik.

T-Challa se preguntó si la pareja de mutantes habría sido capaz de matarle de verdad. Pero, poniendo en perspectiva los hechos, la balanza amenazaba con inclinarse hacia un solo lado.

— ¿A qué viniste? Sabías que Pietro no estaba, así que debiste venir a hablar con nosotros.

— Soy un hombre maduro, rey de un país que necesita mi atención de una forma exigente. Supero la edad de Pietro por muchos años, los suficientes para considerarme un pervertido por pensar en él como una posible pareja estable. Así que, mi visita es para externar mis intenciones a sus padres, sé cuán importante es la familia.

— Usted acaba de decir, “posible pareja estable”, Alteza. Eso significa que no está enamorado de Pietro. Por qué habríamos de consentir que salga con él.

— Porque dos semanas fueron suficientes para hacerme venir hasta aquí. Pietro me gusta, su actitud indomable, su instinto de aventura. Pienso que salir con él formalmente nos permitirá descubrir cuán compatibles somos. Y entonces lo consideraré mi pareja para toda la vida, Profesor Xavier.


El día de la boda de Steve Rogers y Tony Stark, el capitán se había salido con la suya, y la ceremonia era privada, en algún rincón del mundo, uniendo sus vidas legalmente para siempre. Traje blanco y negro engalanaba la anatomía de ambos hombres, mientras que su hijo Peter vestía de azul záfiro. Estaban ahí los amigos más importantes, la familia.

Natasha y Clint están esperando un bebé, por lo que se les ve incluso más contentos que nunca. El milagro ha venido de las geniales mentes científicas de Banner y Hank, quienes últimamente se reunían a menudo. Pero, ya saben, solo como amigos. Visión y Wanda son la pareja más llamativa, probablemente porque ella viste un hermoso vestido rojo escarlata con corte medieval; y él, un traje gris con el que se ve sumamente atractivo. Wade estaba ahí también, aunque más bien se ha colado a base de ser novio del hijo, que porque sus suegros realmente hubiesen querido invitarle. Venga, algunas relaciones son difíciles al principio. Charles y Erik llevan trajes parecidos, el azul marino resaltaba la piel clara del telépata, y el gris oscuro los ojos claros del amo del magnetismo. El único ahí que se sentía extraño con un traje era Pietro, acostumbrado más a la ropa deportiva que a la formal. Además, comparte mesa con el rey T-Challa, a quien no ha “perdonado” por haberle hecho sentir miserablemente insignificante.

Luego de pronto los vítores, los aplausos y la algarabía cuando la pareja es anunciada en matrimonio oficialmente. El beso apasionado que comparten bajo el lindo pabellón ataviado de flores blancas como tulipanes, rosas, orquídeas y hasta flor de cerezo, merece la felicidad compartida. Las mejillas de Steve se tiñen de rojo pero sonríe enamorado cuando rompen el beso, Tony le muerde el mentón y susurra alguna cosa sucia en su oído, por lo que el sonrojo del capitán se expande hasta sus orejas.

— Tony~ — Gimotea avergonzado, dando un golpecito al brazo de su, ahora, esposo.

— Hora de recibir los abrazos de todos. Aunque no me gusta recibir tanto afecto, ya sabes.

— Oh vamos, ¡es familia!

— ¡Felicidades, papás! — Peter encabeza la serie de abrazos y felicitaciones.

Pronto la fiesta se transforma en un bullir de emociones. Wanda se imagina vestida de blanco en el futuro, casándose con Visión. El androide comparte el sueño, pero es más reservado al respecto. Siente que aún tiene mucho, muchísimo que aprender sobre el amor junto a Wanda.

— Pietro.

— Alteza.

— Deja de comportarte como un chiquillo, ya te expliqué lo sucedido.

— Y yo ya le dije que está bien, no necesita explicarme nada, no estábamos saliendo, ¿cierto?

— Pietro… — El de tez oscura le jaló a un costado, lo suficientemente apartados del resto, empujándole con fuerza contra un muro, clavó sus ojos cafés en los más claros del mellizo… — Colmas mi paciencia. Voy a preguntártelo solo esta vez, así que te recomiendo pensar antes de responder, si eres demasiado impulsivo después podrías arrepentirte.

El mellizo alzó la barbilla como retándole. El rey se serenó. Caray, parecía mentira que un hombre de su temple perdiese los estribos por un muchachito inmaduro como él. Pero bueno, ¿qué en el amor respeta madurez, lógica o razones?

— ¿Quieres salir conmigo?

La sonrisa que tiró de las comisuras de sus labios fue instantánea. El mellizo sonreía triunfante, orgulloso, coqueto.

— Y pensar que tenía planeado usar una caja para atraparte, T-Challa.

— ¿Qué? — Al rey se le crispó una venita en la sien. Ha captado el mensaje… — Mocoso.

— Sí quiero, T-Challa.

¡Por qué el hombre besaba tan jodidamente exquisito! ¡Se notaba que era un experto! Pietro quiso imitarle, seguirle el ritmo. Pero honestamente que ha sido dominado y subyugado bajo la experiencia y temple del monarca.

— Mierda, ¿voy a ir abajo en la cama?

T-Challa sonrió. La respuesta era obvia.


Aquí no hay un final, es un continuo comienzo de nuevos caminos, de inquietantes aventuras, de romances madurando. Porque todo vale cuando se trata de un idiota amor.


FINITE

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