“El
verdadero valor del hombre no consiste en su valentía para saber morir, sino
para poder vivir”
Anónimo
Capítulo
6. LOBO DESTERRADO
~*~
Yukio
Kasamatsu estaba de rodillas en el escarpado terreno de aquel bosque en los
suburbios de la ciudad, en sus brazos el cuerpo pálido de Kise Ryota, con sus
dorados cabellos desparramados en la frente y las ropas manchadas de sangre.
Mancha carmín que también ensuciaba labios y mentón del de ojos cromados, que
cubría sus manos y salpicaba por su cuerpo. En el horizonte, asomándose entre
las montañas, el nacarado amanecer se alza lentamente. Yukio sabe que no hay
vuelta atrás, aúlla una última vez en aquella noche terminal y siente cómo
aquel rugido raspa su garganta hincándole en la mente un tenebroso pensamiento.
Y
ahí, tumbado en el suelo, la apacible apariencia de Ryota le aguijoneaba la
conciencia a Yukio. Y es que el licántropo ha cometido el peor de sus pecados.
…Flashback…
Cuando
Kasamatsu salió a cazar, ya le
palpitaba con fuerza el corazón, encerrado cual fiera salvaje dentro de su
pecho, clamaba por escapar. No era sin embargo la sensación de la adrenalina,
sino el miedo a su misión. Le han pedido cazar a Kise Ryota como parte de su
iniciación en el Clan Vánagandr. Él sabe que el joven modelo pertenece a un
Clan de vampiros con cierto reconocimiento entre la especie, pero pensar que lo
hayan puesto justamente como su objetivo simplemente no termina por gustarle.
No, se detiene un momento y analiza sus propios pensamientos para admitir que
le disgusta tanto la idea, que le duele el corazón. Un corazón de inmortal, de una supuesta bestia
indomable que habita en su interior y cuyo linaje corre en la sangre de sus
venas. Una naturaleza que él no pidió, pero que ahora le reclamaba cumplir con
su tarea.
Kasamatsu
había decidido hacer esto de manera rápida y concisa, pero cuando fue en busca
de Ryota y le encontró saliendo de un centro de modelaje, con su atractiva
figura y esa cristalina sonrisa que enmarca la belleza de su cara, el
licántropo sintió en el pecho ese dolor que le ha aquejado una y otra vez desde
que recibió su objetivo para la iniciación. Kasamatsu sabe a qué se debe esa
sensación, aunque ha querido negarla durante mucho tiempo. Bien, no tanto,
algunas semanas, meses tal vez. Pero lo sabe, Ryota le gusta. No irá a decir
que se trata de amor, los sentimientos no le han sido enseñados ni inculcados
en la familia, los licántropos son adiestrados para el poder y la gloria, para
la inmortalidad. Pero Yukio es
consciente de esto, de esta atracción que sobrepasa todas sus expectativas, que
impulsa muchos de sus instintivos deseos al placer.
Pero,
¿será tan poderosa esa atracción como para comprometer su misión de iniciación?
–
De todas maneras, sigo sin comprender por qué justamente él. Sé que el Clan no
ejecuta plan alguno sin un objetivo. El líder
alpha lo solicitó así, y eso ya es raro de por sí. Sé que el líder alpha no decide personalmente los
objetivos de las iniciaciones excepto cuando persigue algo en particular. ¿Por
qué yo? ¿Por qué Kise Ryota? – El de ojos cromados gruñó ruidosamente,
desesperándose a sí mismo por su indecisión. Siguiendo de cerca los movimientos
del rubio modelo, observándole sacar su móvil y agudizando el oído para
escuchar la ajena conversación… – ¡Mierda! Estoy drenándome demasiado el
cerebro.
– Sí, ya estoy libre… Oh,
bueno… Ha sido complicado. Kasamatsu-senpai no es fácil para mí de ninguna
manera, siempre anda escapando de mis intentos de seducción… ¡Me hace sentir
tan poco deseable!... ¡Hey, no te burles de mí, maldición!
El
licántropo sintió algo corroerle las entrañas, un ardor desagradable que hacía
subir la hiel por su garganta y tensaba todo su cuerpo. No alcanza a escuchar
claramente la voz al otro lado de la línea telefónica del rubio, y las
conversaciones a medias no le permiten comprender lo que está sucediendo. Le altera
haber escuchado su nombre, pero sobre todo no deducir el sentido de cada
palabra.
– ¿Oye, por cierto
Himuro-kun sigue viviendo contigo?... ¡Sigo sin comprender por qué haces eso,
Murocchi!... Aunque también es más como que me das envidia… – El rubio dijo con un puchero en los
labios, gesto que a ojos del licántropo lució demasiado común en rostro del
modelo, pero le “fastidiaba” con el mismo énfasis de cada vez; le provocaba
unas ganas enormes de patearlo… – Murocchi,
¿te gusta Himuro-kun?... ¡Solo estoy siendo curioso! Yo siempre te ando
diciendo cuánto me gusta Kasamatsu-senpai~… ¡Jo, no es para que me reclames
nada!... ¿Eh? ¿Por qué estoy quitándote tu tiempo cuando puedo ir a casa de
Kasamatsu-senpai y meterme en su cama por la fuerza? – Un sonrojo subió a
las mejillas del modelo… – ¡Cómo se te
ocurre pensar eso! Está bien que tenga cierta naturaleza vampírica pero no por
eso voy por ahí metiéndome en la cama de nadie, ¡ni siquiera de
Kasamatu-senpai! Aunque me encantaría. ¡Argh, Murocchi, ves lo que me haces
pensar! ¡Voy a colgar!
Kasamatsu
se ocultó detrás de un poste de luz, escuchó claramente los latidos de su
corazón marchar a toda velocidad, sintió también ese cosquilleo en el bajo
vientre que le anunciaba excitación, y ese sudor en las manos ansiosas por
tocar, o la garganta resecarse deseosa del elixir de aquellos labios suaves a
la vista, sedosos como terciopelo, húmedos, carnosos. Tan jodidamente
tentadores.
–
¡Maldición! ¡La excitación me está
nublando los sentidos! – Exclamó internamente, tragando grueso cuando
sintió esa punzada en el bajo vientre que, definitivamente, no anunciaba nada
bueno para él… – Debo controlarme, soy
humano antes que bestia. No debo dejarme dominar por el instinto.
– ¿Nee-san, sabías que
cuando un licántropo alcanza la mayoría de edad también se agudiza su
naturaleza inmortal con particular potencia?
– Sí. Pero tranquila, eso
solo sucede con los machos. Así que cuando cumplas tu mayoría de edad solo
tendrás que preocuparte por la iniciación.
El
de ojos cromados respiró profundo cuando recordó aquel breve intercambio de
palabras con su única hermana. Era verdad, cumplir la mayoría de edad era en
muchos sentidos todo un ritual para los licántropos. Y el Clan Vánagandr se
tomaba con mucha energía cada detalle. El rito de iniciación cazando a otros era una forma de
manifestar el potencial heredado, el instinto de supervivencia (aunque el
sexual fuese incluido por default) generalmente explotaba este rasgo en la
especie lycan y dejaba al descubierto sus más finas habilidades.
– ¿Murocchin se habrá
enamorado de ese chico? Eso parece demasiado increíble, incluso tratándose de
Murocchin, simplemente no puedo imaginarlo.
La
voz del modelo atrapó de nuevo el sensible sentido del oído en el licántropo.
Abandonó el escondite en que se había resguardado y echó a andar por la acera,
mirando de soslayo la silueta del rubio caminando en dirección recta, demasiado
sumido en sus pensamientos y susurros. El de ojos cromados metió sus manos en
los bolsillos de su pantalón holgado, las cadenas colgando de las bolsas en los
muslos exteriores apenas sonaban y el murmullo fácilmente se confundía con el
sonido natural de la ciudad, de las personas caminando en ambas direcciones
completamente ajenas a aquella escena. Un depredador
siguiendo a su presa.
–
Él realmente está interesado en la vida
amorosa de su amigo. ¿Será que siente algo por él? No, eso no debe ser así.
Ryota siempre anda tras de mí, aprovechando toda oportunidad para acosarme. Y
no es que él no me haya gustado desde el principio, es solo que olfateé su
sangre y supe que era un vampiro. Mis padres jamás permitirían que me relacione
con uno de ellos. Aunque Ryota es tremendamente apuesto, y con esa cara tendría
a cualquiera a sus pies.
– Bueno, Himuro-kun no
parece mal tipo. Pero tampoco es que me fíe totalmente de él. No le conozco, y
hay algo en su mirada que no termina por gustarme. De todas maneras, Murocchin
es muy fuerte, se necesitaría mucha fuerza y poder para ganarle en una batalla
real.
– Sigue murmurando cosas
sobre ese sujeto, comienza a fastidiarme. ¿Eh? ¿Qué mierda hace tomando ese
camino?
Kasamatsu
volvió a recular, entonces perdiéndose en una callezuela poco iluminada, luego
trepó al techo del edificio de apenas dos plantas, y siguió de aquella manera a
Kise, quien torciendo por calles poco transitadas tomaba desviación hacia un
conocido bar vampiro estrictamente vigilado por un Clan que, en tales
circunstancias, podría considerarse enemigo del linaje al que Ryota pertenece. El
licántropo se deslizó sigiloso sobre las azoteas, poniendo especial atención a
los murmullos que seguían manando de labios del rubio, percatándose entonces de
que el muchacho andaba sin rumbo fijo, casi mareado por el hilo de sus propios
pensamientos, divagando entre la situación de Murasakibara y su anulada
estrategia de seducción hacia Kasamatsu.
–
Hey, Kise… – Antes de que ingresara directamente en terreno peligroso, el de ojos cromados hizo aquel movimiento que,
en términos de su misión actual, era incluso más riesgoso puesto que no estaba
listo para confrontarlo.
–
¿Kasamatsu…senpai? – La sorpresa reflejada en ojos del rubio fue auténtica. Y
un vuelco sacudió el corazón del de ojos cromados. Aunque el modelo pudiera
tener toda esa aura seductora y llevase ciertos genes en la sangre, era
transparente como cualquier mortal
cuando se trataba de sus emociones.
–
A dónde vas.
–
¿Eh?
–
Te estoy preguntando a dónde te diriges. Pareces un zombi idiota caminando por
ahí metido en tus pensamientos. Joder, que molesto.
Kasamatsu
soltó de una, maldiciendo internamente la bocaza que se carga en situaciones
como esta. Completamente lejos de un acto de cacería digno de su Clan. Kise
parpadeó contrariado, honestamente pillado por sorpresa con la sola presencia
del chico que, sin rodeo alguno, considera algo así como su amor imposible, o
platónico. Algo parecido.
–
Yo… volvía a casa, supongo.
–
¿Supones? ¡No estás ni de broma yendo por donde deberías!
–
¿Kasamatsu-senpai sabe dónde vivo?
–
Por pura casualidad.
–
Kasamatsu-senpai, hoy luces demasiado guapo, ¡tengamos una cita!
–
¡Ni de coña!
Pero
por alguna razón, terminaron caminando juntos, en dirección contraria pero
torciendo varias veces en sentidos que ninguno premeditó. Cuando Kasamatsu se
dio cuenta, estaban en una zona hotelera de la ciudad famosa por su
accesibilidad a prácticamente todo público.
El modelo sonrió de lado y pinchando el costado del de ojos cromados le guiñó
el ojo.
–
¿Piensas portarte mal conmigo, senpai?
–
No es lo que estás pensando. No te hagas ilusiones.
–
Oh, vamos. Cuánto tiempo más piensas resistirte a mí, senpai. Sé que te
provoco, puedo escuchar los agitados latidos de tu corazón, y huelo el aroma de
tu sexo irguiéndose dentro de tus pantalones.
Kasamatsu
elevó una ceja con escepticismo, pero apenas sintió ese calambre pinchar su
virilidad, un gruñido ronco se atoró en su garganta. ¿Acaso Kise había esperado
esto todo el tiempo? ¿Sabía de alguna manera que tarde o temprano le haría caer
en sus encantos?
–
Así que lo sabes, quién soy realmente.
–
Sé que Kasamatsu-senpai es tan viril como una bestia. Tienes todo el potencial
de un licántropo, pero dudo de verdad que estés consciente de todo lo demás.
–
¿Lo demás?
–
No, no, Kasamatsu-senpai… – El modelo sonrió con lascivia… – Primero arreglemos
este problema… – Descaradamente, tomó
la excitación del de ojos cromados en su mano, presionando el bulto por encima
de los pantalones, relamiéndose los labios al escuchar ese gruñido algo más
ronco vibrar en la garganta del mayor… – Mueres por hacerlo, y yo quiero
dejarte hacerlo. Vamos a disfrutarlo, senpai.
El
de ojos cromados no sabe si ha sido el encanto hipnotizante del modelo, o
simplemente su deseo irracional de poseer su atractivo cuerpo; pero pasó toda
la noche deleitándose cada uno de los sentidos con el exquisito elixir
transpirando por cada poro de esa piel pálida, suave, nívea como leche,
delicada como pétalos de rosa. Y antes del amanecer, fue el mismo Ryota quien
sugirió pasear en un lugar más íntimo. Kasamatsu no tenía ni idea de lo que el
modelo realmente pretendía hasta que se encontraron solos en medio del espeso
bosque en las afueras de la ciudad.
–
Sabes, Kasamatsu-senpai, debo admitir que esperaba que no vinieras por mí.
–
¿Qué?
–
Sé que hoy tienes que cazarme.
El
licántropo trató de no mostrar sorpresa, pero sabe también que aunque no
hubiese titubeado la expresión de su rostro, la verdad estaría reflejada en sus
pupilas.
–
¿Cómo te has enterado?
–
Mis padres tienen algunos métodos para saber cosas como esas. El Clan Vánagandr
y mi familia tienen algunas cuentas pendientes, así que ahora tomamos muchas
medidas ahí donde vamos. Desde que supe quién eras y a dónde pertenecías, intuí
que este encuentro era una probabilidad.
–
¿Y por qué no has huido? ¿Te crees lo suficientemente poderoso para derrotarme
en batalla? ¿O es acaso que me has tendido una trampa? – Escupió comenzando a
sentirse iracundo de solo imaginar que tan fácil pudo haber sido engañado por
el modelo.
–
No me gusta actuar de mala fé, Kasamatsu-senpai. Y la única razón por la que no
escapé de ti es porque no podría hacerlo, puede que para ti no signifique nada,
pero estoy prendado de ti desde que te conocí. Tampoco significa que quiero
enfrentarte, ni morir en tus manos, pero si cualquiera de esas cosas tiene que
suceder, entonces vamos a hacerlo. Después de todo ya he tenido lo que más
deseaba en esta vida, ser tuyo, aunque solo hubieses tomado mi cuerpo cuando
también tenía un corazón para entregarte, Yukio.
Aquellas
palabras golpearon con fuerza la mente del licántropo. Sin embargo, cuando una
serie de aullidos rompieron a través de las copas de los árboles, el instinto
de supervivencia del de ojos cromados se reveló, lanzándose a la carga contra
el rubio. Los colmillos puntiagudos, las largas uñas afiladas y resistentes,
los ojos cruzados por un halo de luz entre el carmín y el ocre, la agilidad de
un murciélago, todo aquello reveló la naturaleza de Kise. Y con ella, vino el
confrontamiento que realmente no quería.
…Flashback…
Ciertamente
la misión era sencilla, pero Yukio no es un licántropo que disfrute de cazar, ni a mortales ni inmortales.
Mucho menos a Ryota, porque este chico, de una forma extraña, realmente le
gustaba. No solo su cuerpo, sino algo más en él. Su alma quizá. Esa noche, tras
minutos de intensa batalla, Kasamatsu había tenido la oportunidad de un golpe
certero al costado de Kise, y aunque sus garras habían ido directo a aquel
punto, de último momento había titubeado y lo que pudo ser un ataque mortal,
quedó en una herida que solamente dejó inconsciente al vampiro. Sin embargo, el
licántropo sabía que esta afrenta le haría merecedor del destierro de su Clan.
--//--//--
Mientras
Kagami observaba a Kuroko dormir apoyado en su pecho, el pelirrojo se dejó
arrastrar por su pensamiento hacia un pasaje de su temprana adolescencia,
cuando aún vivía en Estados Unidos y quería saber tantas cosas, que solo podía
recurrir a una persona en busca de respuestas.
~~//~~
¿Qué
se necesita para ser un licántropo?
Kagami
Taiga aún recuerda el tiempo en que formuló aquél cuestionamiento. Era un crío
de apenas 12 años, pero tenía muchas curiosidades e inquietudes, y ansiaba
respuesta para todo. Aunque no se caracterizaba por ser un adolescente muy
inteligente, ni siquiera por esforzarse más que lo mínimo indispensable en la
escuela, Kagami solía tener preguntas sencillas, casi lógicas, pero con un
profundo sentido de genialidad. Irónico, solía decir su abuela, la mujer que,
aunque lucía casi tan joven como una fémina en sus cuarenta de edad, tenía
suficientes décadas de existencia como para contar con lujo de detalle sucesos
históricos de inicios del siglo XVIII. Ella era sin embargo, la única que
realmente escuchaba al jovencito desde que era un crío de escasos tres años de
edad iniciando su duro camino por el sendero del Clan.
–
¿Por qué quieres saber algo así, Taiga-chan? Tú ya eres uno.
–
Sí, pero… – El adolescente se rascó la mejilla con aire distraído, señal que
para la mujer significaba que estaba tratando de explicarse mejor, porque esta
respuesta realmente era importante para él… – Papá dice a menudo que el Clan se
ha debilitado, que no hay licántropos de sangre pura hoy en día. Así que, ¿es
difícil transformar a mortales en uno
de nosotros? Claro que no será cualquier mortal,
pero papá podría encontrar humanos fuertes, dignos de ser licántropos, ¿no?
–
Oh, así que es eso… – La mujer sonrió casi con ternura. La curiosidad innata de
su nieto siempre le provocaba aquella sensación… – Bien, voy a explicarte el
por qué, Taiga-chan.
–
¡Abuela, no uses el “chan”! ¡Ya no soy un niño!
–
Taiga-chan, incluso si intentaras convencerme de eso, después de las vidas que
he visto pasar, siempre te vería como un pequeño. Aunque no significa que dude
de ti, Taiga-chan, te esperan grandes cosas para el futuro… – La mujer dijo
pellizcando las mejillas tostadas del pelirrojo, dejándoselas rojas y viendo
con diversión la mirada molesta de su nieto… – Ahora bien, los licántropos
pueden existir por dos vías. La natural, que es cuando naces con los genes
lobunos. O la transformación, que sucede cuando un licántropo convierte a otro
en su igual. Pero ninguna de estas dos vías es tan sencilla como parece.
–
¿Por qué no? Yo nací licántropo, ¿no es porque mamá y papá lo eran? Bueno,
estoy seguro de que papá lo es, pero mamá… – El pelirrojo bajó la mirada un
poco. Aún solía incomodarle el recordar que no conocía siquiera a su mamá… –
¿Ella era lycan, abuela?
–
Taiga-chan, tu madre era… hermosa y decidida, tenía el temple de un licántropo
temerario, pero no. Los genes licántropos no circulaban por sus venas.
El
adolescente abrió los ojos con sorpresa. Durante mucho tiempo esperó saber más
sobre su madre, pero su padre solía evadir el tema, y a su abuela no le había
preguntado antes por temor a recibir la misma evasiva. ¡Y ahora se lo contaba
tan fácil!
–
¿Entonces?
La
mujer soltó una carcajada, palmeó el hombro de su nieto y se levantó de su
sitio para preparar un poco de té. Al pelirrojo le extrañaba la personalidad de
su abuela, desde que recuerda no le ha visto ni una sola vez enojada –mientras
que su padre suele tener el ceño fruncido y vociferar a diestra y siniestra
todos los días, quejándose incesantemente de lo mal que es dirigido el Clan–,
suele sonreír, o carcajearse con soltura incluso si está en una reunión ante el
Canon de Lycans.
–
Ávido de respuestas, como siempre Taiga-chan. Así que decide el orden de tus
preguntas, que hoy solo responderé una de ellas.
El
pelirrojo frunció el ceño, las cejas bifurcadas a partir de la mitad de un intenso
rojo oscuro se inclinaron hacia el centro acentuando su marcada molestia. Aún
así la mujer no se inmutó, aguardó pacientemente por la respuesta de su nieto.
Ella sabía que elegir no era precisamente una cualidad del jovencito, era
impulsivo e instintivo como un lobo en las montañas sobreviviendo apartado de
la manada. Sabe que le ha puesto en un dilema, encerrándole contra una
trampilla de metal y un muro rocoso.
–
Licántropos, explícame lo de la existencia a través de dos vías.
–
Sabia elección, Taiga-chan… – La mujer sonrió complacida, acercó todo lo
necesario a la mesa, colocando una taza delante de su nieto aún si sabía de
antemano que el pelirrojo apenas tocaría la pieza de fina porcelana pues nunca
le ha gustado el sabor amargo (según él) de los tés de su abuela… – La vía
natural. Pese a que hay cierta lógica en esperar que la comunión de un
licántropo varón y una mujer dé como resultado la procreación de un pequeño
lobezno, la carga genética en este caso no es 100% hereditaria, aunque se ha sabido
de muchos casos en los que se ha conseguido.
…
De hecho la reproducción tanto de licántropos como de vampiros es poco
contundente debido a la genética. Por otro lado los magos tienen cierta ventaja
en esto, las probabilidades de concebir magos cuando se casan entre magos es
alta, más no la herencia de sus habilidades, magos de primera, segunda o
tercera generación, no pueden asegurar su descendencia, las cualidades mágicas
de estas especies están determinadas por otras circunstancias que obedecen a una
evolución imposible de predecir. Es bastante común que inmortales procreen mortales,
algunos clanes, sobre todo en las Castas de vampiros y licántropos como
nosotros, es tal el desprecio hacia estos bebés que suelen entregarlos a otras
familias de mortales porque son
considerados una vergüenza para su estirpe. Existe en el Canon de Lycans como
en el Sínodo de las Tinieblas un trámite legal
para deshacerse de estos niños, todo bajo la vigilancia absoluta del Concilio
Supremo.
…
Por otro lado, también ha habido considerables casos en los que simples mortales procrean inmortales. Y entonces, si estos inmortales demuestran cierto poder superior, es decir, si se trata
de magos de tercera o hasta segunda generación, licántropos poderosos o
vampiros astutos muestran interés por ellos, pero jamás he sabido de alguno que
adopte realmente a uno que no sea de su especie. Por raro que parezca y pese a
la cantidad de siglos que han transcurrido, todavía es común que licántropos,
vampiros y magos decidan no mezclarse entre sí.
–
Pero he escuchado a papá y los mayores hablar acerca de los híbridos, abuela.
–
Por supuesto, que no sea común la mezcla de especies no significa que no
existen. Probablemente este siglo sea el más revelador de esta nueva estirpe,
hay muchos más híbridos de los que puedes siquiera saber, y muchas de las veces
es más fuerte una naturaleza que otra en ellos, por eso no cualquier licántropo
o vampiro puede olfatear el aroma de
su doble naturaleza en su sangre, y los magos solamente cuentan con la
sensopercepción y algunos hechizos de revelación, pero no cualquiera puede
dominarlos, y generalmente deben realizar todo un ritual para acceder a este
conocimiento; en este sentido los licántropos estamos por encima, nuestro
olfato es mucho más agudo que el de las demás especies, sobre todo si recibes
el entrenamiento adecuado.
–
¿Entonces hay más híbridos ahora? ¿Porque hay linajes que han decidido
mezclarse por voluntad propia? ¿Es más fácil procrear híbridos que licántropos,
vampiros o magos?
–
No, Taiga-chan… – La mujer tomó un sorbo de su té, sonriendo divertida por la
impaciencia en ojos de su nieto por saber más… – Los híbridos solo pueden ser
concebidos de una manera, y eso puedo jurar es 100% fiable.
–
¿Cómo?
–
Por amor, Taiga-chan. Igual que tú.
~~//~~
–
Casi amanece, Kagami-kun.
–
Lo sé, me iré ya, Kuroko.
–
Aunque lo dije, realmente no quiero que te vayas.
–
No será buena idea que tus padres me encuentren aquí.
El
peliazul alzó la mirada, sus grandes ojos azul océano anclándose a los rojo
fuego del más alto. Cepilló con sus delgados dedos las hebras rojizas mientras
se inclina por un nuevo beso. No sabe lo que vendrá cuando Kagami abandone su
habitación, pero no tiene un buen presentimiento acerca de esto.
--//--//--
Aomine
ayudó a Sakurai a incorporarse. El de ojos chocolate tardó un poco en enfocar
de nuevo la mirada, aquella recamara le resultaba familiar, pero al mismo
tiempo desconocida.
–
Dormiste demasiado. Lo que sea que el Dr. Hotaru te haya inyectado hizo efecto
de inmediato.
–
L-lo siento. Di demasiados problemas, Aomine-senpai.
–
¿Recuerdas lo que pasó?
Aunque
Sakurai haya querido asentir, fue incapaz de hacerlo. Y es que por más que
forzó a su memoria a mostrarle imágenes de lo pasado, su mente estaba en
blanco. El castaño entonces se sintió incapaz de sostenerle la mirada al
moreno, por lo que terminó desviándola. Entonces se dio cuenta de que aquella
habitación estaba hecha un desorden total, pero no un desorden normal, había una mesa partida por la mitad,
libros desperdigados por todas partes, una lámpara en el piso hecha añicos, los
contactos de electricidad daban la impresión de haber sufrido cortocircuito,
todo ahí estaba fuera de sitio. Y cuando volvió a enfocar la mirada en Aomine,
Sakurai se percató de los cortes en su piel, principalmente en los hombros.
–
¿Q-qué… qué pas-pasó?
Aomine
suspiró. Esta era la parte que le mantuvo despierto toda la noche, cuando
tuviera que explicarle a su amante que su verdadera naturaleza, la razón por la
que siempre olió algo diferente y muy poderoso –como inestable– en su sangre
era que Sakurai Ryo no era un simple mago, ni un híbrido como tantos.
Era.
Especial.
Continuará……
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Disculpen las molestias, pero se eliminaran los comentarios con contenido de otras parajes fuera de las que se abordan en este blog, esperamos su comprensión