~~*~~
Después
de haber comprendido que Peter no era un bebé “común y corriente” (con cuatro
rebosantes meses de nacido), la feliz pareja estaba aprendiendo a lidiar con
los “poderes” del pequeño. Su capacidad para producir y lanzar telaraña estaba
siendo investigada a conciencia por Banner, mientras que sus padres se
limitaban a observar en qué situaciones su bebé hacía uso de esta habilidad.
—
Realmente la usa en mi contra solo cuando le das pecho, Steve; creo que Peter
no ama a su papi… — Gimoteó, fingiendo una ofensa enorme por el trato que
recibía de su pequeño hijo.
—
Más bien diría que es cuando tú intentas pasarte de listo cuando lo amamanto,
Tony.
—
En pocas palabras, defiende su alimento… — Resumió el morocho, achicando la
mirada y sujetándose el mentón con aire pensativo… — Por lo que, para conseguir
mi objetivo todo lo que tengo que hacer es aprovechar cuando esté dormido.
Rogers
revoleó los ojos, dio media vuelta y le dejó hablando solo. El pequeño Peter
sonreía en brazos de su “madre”, agitando brazos y piernas, sumamente feliz con
la compañía, y la prioridad. Stark gruñó un poquito desesperado por la
situación, y vio a su esposo alejarse con su hijo en brazos.
—
Hombre, podría al menos tenerme compasión, soy un hombre lascivo que no ha
podido cumplir la fantasía de chupar los pezones de su esposo en período de
mamar.
—
¡Tony~! ¡No digas cosas que se pueden escuchar tan vulgares!
—
No hablé lo suficientemente bajo… — Murmuró, más para sí que para su esposo.
—
Deja de poner esa cara, Tony, sé que estás planeando cómo salirte con la tuya.
Y no te voy a dejar, así que no lo intentes o tendré que hacer uso de mi
fuerza.
Rogers
dijo con voz calmada, pero con esos ojos azules lo suficientemente brillantes y
firmes como para que sus palabras se tomaran con seriedad. Lo que de todas
formas no iba a ser suficiente para detener a su esposo, y eso ambos lo sabían.
Por lo que, cuando Peter cayó rendido en el mundo de los sueños y dormía
plácidamente en su cuna, Stark inició su plan para, al menos, obtener algo de
sexo de su esposo.
—
Vamos, Tony, ¿no puedes esperar a la noche? — Jadeó, dejándose hacer porque, a
quién engañaba, él también tenía el deseo a flor de piel.
—
¿Puedes tú, Steve? — Preguntó juguetón, mordisqueándole el hombro desnudo en
tanto terminaba de sacarle la camiseta, aunque hubiese mandado volar algunos
botones en su desesperación por tenerle.
—
Ngh~ arruinaste otra camiseta, Tony~.
—
Te compraré un centenar más, no te preocupes por pequeñeces y concéntrate aquí,
cariño… — Jadea con la voz ronca, acariciando la espalda de su esposo, donde
los músculos han vuelto después de retomar sus rutinas de ejercicio pasada la
cuarentena de cuidados postparto… — No hay tiempo para llegar a la habitación,
mimaré tus rodillas después, lo prometo.
Y
es que, después de haber dejado a Peter en su habitación, Rogers había
intentado “escapar” de las intenciones lujuriosas de su esposo huyendo a la
estancia –como si de todas formas algo pudiese detener a Stark de sus planes,
sobre todo si implica sexo con él–, pero su esposo le ha atacado a medio camino
escaleras abajo, asaltándole sin miramientos, empujándole por principio de
cuentas contra la barandilla mientras terminaba de apartar las prendas para
alcanzar su objetivo, lamiéndole la espina dorsal y palmeando los torneados
glúteos. Luego, le instó a arrodillarse en un escalón, apoyando las manos unos
cuantos más arriba –a cuatro, exponiendo el trasero para su esposo–, y mientras
Stark masajeaba su propia erección, aliviando su deseo, profanaba con su lengua
el estrecho pasaje de su esposo.
—
Ngh~ es, suficiente Tony. Entra ya~ — Jadeó, ladeando el rostro para mirarle a
los ojos.
—
Yo quería ser amable contigo, Steve… — Sonrió sarcástico, escupiendo saliva en
la palma de su mano para masajear su tronco, repitiendo la acción contra el
anillo del capitán, perforando con dos de sus dígitos para empujar su caliente
saliva y lubricar un poco más el interior… — Me estás apretando, Steve.
—
Estoy bien, date prisa~… — Suplicó con ojos lacrimosos, rojo hasta las orejas
por la petición que su cuerpo lascivo necesitaba, usando sus manos para
separarse las nalgas, estirando así
su intimidad.
—
Comienzo a sentirme orgulloso, Steve… — Dijo con una sonrisa pícara,
relamiéndose los labios al admirar la pose de su esposo, la forma tan sensual
con que se le entregaba… — Aunque pienso que eres seductor de manera natural.
—
Basta, deja de hablar y hazlo, entra en mí Tony~.
—
Si me lo pides así, cómo negarme Steve.
Sacando
sus dedos del estrecho pasaje de su esposo, el morocho perfiló su hombría y
empujó su pelvis, penetrando lentamente hasta el final, apartando las manos de
su esposo para que volviese a apoyarse en el escalón, gimiendo ronco de
auténtico placer al sentir la presión de las calientes paredes del ojiazul.
Cuando comenzó a moverse con suaves pero profundas embestidas, llevó una mano
al frente, sujetando el falo del capitán y presionando la base, bombeando tan
lento que el ojiazul gemía de placer pero también experimentaba cierta
desesperación, con su pene henchido de excitación, sin alivio, tan sensible que
quiso masturbarse pero la mano de su esposo no le permitió libertad de
movimiento.
—
Nghh, ahh Tony, déjame~ duele~.
—
¿Dónde? ¿Aquí?
Stark
presionó con la yema de uno de sus dedos sobre la punta fálica, justo sobre la
hendidura, estimulándose aún más.
—
No hagas eso~ Tony ngh~.
—
Tan sensible por todas partes, Steve… — Sobra decir que Stark estaba
disfrutando el momento, por el placer del sexo en sí, pero también por la
desesperación que Rogers le mostraba tan nítida e involuntariamente.
De
pronto le giró de medio lado, para poder verle libremente a los ojos mientras
entraba y salía de su interior con fuertes estocadas. Stark sostenía la pierna
izquierda de Rogers por el tobillo, casi a la altura de su hombro, el ángulo le
permitía llegar más profundo, y sentir cómo su pelvis golpeaba contra las
nalgas de su esposo, produciendo ese sonido húmedo de sus cuerpos unidos. Sin
embargo, de esta manera también podía admirar el pecho del ojiazul, los pezones
endurecidos, tan deliciosos a la vista.
—
Ngh, Steve… — El morocho tragó hondo, se le antojaba demasiado chuparle los
pezones. Pero cada vez que lo ha intentado, su esposo se ha negado, demasiado
avergonzado de la acción como para permitírselo… — “¿Esto es Karma? Porque ¡demonios! Quiero succionarle hasta que llore.
Rogers
se mordió los labios para no gemir alto, con la vergüenza perdiendo terreno en
su mente nublada de placer, pero todavía lo suficientemente consciente de su
hijo como para preocuparse por despertarle. Aunque no es como si ahora pudiese
hacer algo más que llorar e interrumpirles.
—
Ahh~ Tony~ más, más~.
El
morocho cumplió sus deseos, aumentando la velocidad de sus embestidas,
bombeando el falo del ojiazul a su ritmo, duplicando su placer, gratificando el
propio pues las paredes de su esposo le comprimían cuando entraba, palpitando
alrededor de su extensión.
—
Tan caliente, mgh.
Luego
de pronto, Rogers extendió los brazos, atrapando la nuca de Stark. El morocho
esperó el abrazo íntimo, pero a cambio de eso, su rostro fue empujado contra el
pecho de su esposo. Los gemidos del ojiazul eran un poco más altos, pero
todavía era claro que se estaba conteniendo. De todas formas, eso no era lo que
intrigaba al morocho, sino que, además de tener el manjar de sus deseos justo
frente a sus ojos, su esposo murmurara entre gemidos su nombre. ¿Él podía
interpretar lo que quisiera? Porque, estaba por hacerlo, en serio.
Haciendo
acopio del pobre y casi nulo autocontrol que tenía a esas alturas de la
pasional entrega, Stark se alejó, aunque el pecho de Rogers olía exquisito y moría
por degustarle, no quería comenzar algo que no podría disfrutar hasta saciarse.
Pero entonces sus ojos se encontraron con los del capitán, y sus labios
entreabiertos luchando por aire al mismo tiempo que contenían los gritos de
placer, se le antojó como una panorámica sumamente sensual. La entrepierna le
pinchó con otro poco de excitación, sentía que estaba a punto de correrse.
Rogers
volvió a tomar el rostro de su esposo y tirando de él lo acercó una vez más a
su pecho. Acariciando con sus dedos los labios del morocho y luego la aureola
alrededor de su endurecido pezón, gimiendo áspero, respirando laboriosamente.
—
Steve…
—
Hazlo, Tony.
Los
labios del morocho ni siquiera titubearon, atraparon el pezón del ojiazul con
destreza.
…
Stark
estaba batallando –otra vez– con las telarañas que Peter le lanzaba al rostro
cada que se acercaba a su esposo.
—
Vamos, Pet, ¡solo quiero besar a tu “madre”!
El
pequeño hizo puchero, y se pegó al pezón de su “madre” succionando su delicioso
alimento.
—
Traidor, egoísta.
—
Tony.
—
Él empieza, Steve.
—
¿En serio? Estás peleando con nuestro hijo.
—
Porque él empieza… — Acusó. Y honestamente Rogers se rió de buena gana.
—
Tiene complejo de Edipo prematuro, o algo.
—
Esa es una teoría absurda, Tony.
—
Pero crecerá, y cuando tenga su primer novia me vengaré.
—
¿Eh?
…
16
años después. Peter Stark Rogers tenía un “acosador”. Wade Wilson.
Ciertamente
Rogers se ha estado “preparando” para el momento en que las chicas comenzaran a
rondar a su hijo. Peter es después de todo tan atractivo que no duda de la
popularidad de la que ha gozado siempre –incluso desde que comenzó el
pre-escolar, las niñas ya tonteaban alrededor suyo, con sus vestidos más
bonitos y peinados coquetos–, lo que sin embargo ha comenzado a preocupar al
capitán es la clase de “personas” que ahora ponen sus ojos en su hijo.
Por
supuesto, Stark no es menos, de hecho podría decirse que es incluso más
paranoico que su esposo, puesto que ha desarrollado nuevos inventos para
mantener vigilado cada paso que su hijo da. Aunque cada que el ojiazul ha
descubierto sus intrigantes métodos han tenido discusiones por ello, ya que
Rogers piensa que debe darle libertad, pero Stark asegura que tal cosa
tratándose de su hijo está simplemente “descartado”.
—
Si Peter sabe de todo lo que haces dejará de confiar en nosotros, Tony.
—
¿En verdad crees que él confía en nosotros? ¡Somos sus padres, Steve! Está en
su naturaleza desconfiar de nosotros, ignorar todo lo que le digamos y ser rebelde
a nuestras reglas y normas.
—
¿Te estás proyectando?
—
Bueno, un poco. Tal vez.
—
Tony, en serio creo que esto ya es ir demasiado lejos, Peter necesita
privacidad.
—
Solo vamos a averiguar quién es el insolente pretendiente que cada día le deja
estupideces en el bolso o le manosea en el transporte público.
—
Sí, pero, deberíamos haberle preguntado, seguro que él sospecha de alguien.
—
Si él sospecha por qué no ha hecho nada. ¡Lanza telarañas! Y digo, lo has
entrenado desde niño, sabe cómo defenderse, yo lo sé muy bien, me daba paliza
desde que tenía cinco.
—
Se defendía porque tú me acaparabas todo el tiempo. En serio, durante esos años
cuidaba de dos niños. Ahora siento que cuido de dos adolescentes.
—
Uy, eso significa que soy un tipo hormonal con curiosidad sexual, ¿verdad?
—
Compórtate Tony~.
Antes
de continuar la odisea de los súper-padres –como Peter llama a sus progenitores
desde niño–, hablemos un poco de su hijo, que ahora es un apuesto jovencito en
sus dulces 16. Delgado, de estatura promedio, cabello y ojos marrones, piel
clara y una personalidad divertida con un toque de sarcasmo que, los amigos de
sus padres aseguran, heredó probablemente de Stark, pero con un sentido de
justicia que, naturalmente, ha obtenido de Rogers. Un simpático muchachito
bastante seguro de sí, sumamente inteligente y con peculiares “súper poderes
arácnidos” como producir y lanzar telarañas, presentir el peligro, fuerza
superior y, en general, reflejos más desarrollados que el promedio. ¿De dónde
los obtuvo? Honestamente sus padres no lo saben, y las investigaciones del Dr.
Banner no habían dilucidado gran conocimiento.
Así
pues, Peter ha crecido rodeado de comodidades, pero también de un hogar de amor
y buenos ejemplos –sí, todo y que Tony Stark sigue siendo un arrogante–, amigos
no le han faltado, aunque tampoco es que los tenga por montones, y es bastante
reservado para ellos. Desde temprana edad comenzó a mostrar su lado
intelectual, presto particularmente hacia las ciencias biológicas, aunque en
general se le dan bien todos los campos académicos. Le gusta viajar –ha
recorrido el mundo junto a sus padres desde chiquillo, y entre sus destinos
favoritos está la vieja Europa–, salirse con la suya, y ser un adolescente
“común y corriente”. Es decir, le molesta un poquito ser señalado por ser “el
hijo de Steve Rogers y Tony Stark”, honestamente, llega a ser una gran carga.
Pero no es que deteste ser quien es, o venir de donde viene. Los ama, y le
gusta ser hijo de ellos, omitiendo las molestas etiquetas de la sociedad.
Además,
una de las cosas que sus padres le han permitido experimentar es ser un chico
ordinario, permitiéndole moverse –salvo contadas y especiales ocasiones– como
la mayoría de sus compañeros de escuela, en el transporte público, contando con
una mesada suficiente pero no basta –que sepa administrarse–, entre algunas
otras cosas. El transporte era, sin embargo, el lugar principal que últimamente
le crispaba los nervios. Casualmente –dárselas de héroe hasta que el horario de
escuela estaba casi sobre él– termina tomando el tren en hora pico, cuando
todos los vagones van llenos a reventar y solo puede ingeniárselas para no
perder su bolso en la apretada muchedumbre de estudiantes, empleados, ancianos
y uno que otro vago. Oh, y el pervertido que últimamente intentaba correrle
mano, siempre consiguiendo atraparle contra la pared metálica. Y esa mañana, no
era la excepción.
Salvo
que, esa misma mañana, otros ojos estaban tratando de seguirle. A saber, Rogers
y Stark –ridículamente disfrazados– han procurado mantenerse cerca, pero en el
apretujado vagón le han perdido de vista, y para cuando Stark ha usado el
dispositivo localizador para ubicarle, el “acosador” ya estaba haciendo de las
suyas.
Un
sonriente muchacho de al menos 1.85 de altura, estaba pegado a Peter, encorvado
para que su rostro quedase a la altura del contrario, con esos ojos gris
verdoso sonriendo juguetones. No, el sentido de alerta de Peter permanece
activado siempre que este sujeto está cerca, más que juguetones parecen una
“amenaza”.
—
¿Listo para nuestra cita matutina, mi dulce arañita? — El tono mordaz, pero al
mismo tiempo coqueto, juguetón y meloso, pone la piel chinita al menor, y le
hace fruncir el ceño mientras empuja el pecho musculoso del más alto, aunque pronto
el tumulto de gente en el vagón le tenga de nuevo atrapado.
—
Déjate de tonterías, Wade, ya te he dicho que me dejes en paz, idiota… — Le
gruñe con desdén, conociendo bien a este sujeto porque, oh sí, no es un
completo desconocido para el castaño, aunque desde hace algunas semanas que le
conoció, Peter lo toma como el molesto “error del destino”.
—
¿Con esa boquita comes? Mami Steve se decepcionará si te escucha, mi dulce
arañita~.
—
¡Deja de joder! — Exclamó, aunque con voz contenida porque no quiere
protagonizar una escena… — Y aparta tus manos pervertidas de mi trasero, Wade,
es la última advertencia.
—
Así es como más me gustas, mi dulce arañita… — Dijo, sin inmutarse por el tono
severo del adolescente, apartando sus manos pero presionando su pelvis contra
la anatomía del otro, aunque por la diferencia de estaturas su obvia erección
golpeara el vientre bajo del castaño… — Cuando consiga “atraparte” lo vamos a
gozar en grande.
—
Sigue acosándome y te demandaré, estúpido Wade.
—
¿En serio? ¿No es ya más de un mes que te persigo? Creo que te gusto~.
—
Ni en tus más locos sueños.
—
Oh, creeme~ en mis más locos sueños tenemos sexo ardiente y te encanta, hasta
gimes y lloriqueas porque te lo haga más duro.
Peter
se ha acostumbrado ya a la cochambrosa boca de Wade, que es todo un pervertido
y vive su vida sin “pelos en la lengua”. Si su “madre” lo escuchara seguro se
sorprendía por la cantidad de palabras “sucias” que suelta. Por otro lado, pese
a que está acostumbrado, el sonrojo en sus mejillas llegó, tierno rubor que
tiñó la piel clara del adolescente. Y maldijo en pensamiento por ello, porque
sabe que Wade lo nota, que se divierte avergonzándole así y lo disfruta como un
maniático, lo que es peor, presiente que el desvergonzado muchacho de 24 es
capaz de usar estos “encuentros” como “material” para masturbarse.
—
“En realidad eso no es lo peor, lo es el
hecho de que a mí en verdad esto no me asqueé. Me molesta, pero por alguna
razón cada día termino cayendo en sus trampas y avanza sin que pueda detenerlo.
Como siga bajando la guardia, uno de estos días él realmente podría ir más
lejos y, besarme”. — Pensaba, evadiendo la mirada mientras llegaban a otra
estación y el vagón casi se desahogaba, al menos lo suficiente para conseguir
tomar distancia de su “acosador”.
Cuando
Peter levantó la mirada, Wade ya no estaba ahí, pero en su cintura estaba atado
una cintilla tinta, en forma de moñito coronando justo a la altura de su
entrepierna, y de él colgaba un papel que se apresuró en arrancar, había un
dibujo –nada lindo cuando había algo de desnudez, aunque censurada– con dos
hombres, uno que tenía el nombre de Wade, el otro el suyo, y la leyenda
“Cogeremos salvajemente cuando atrape tu corazón”.
—
¡Imbécil! — Gimoteó entre dientes, arrugando el dibujo pero metiéndolo en el
bolsillo de su pantalón, ni pensar en tirarlo, mejor prevenir que fuese a
llegar a manos equivocadas (obviemos la ligera paranoia del adolescente).
En
la siguiente estación fue su turno de bajar y apresurarse a la escuela,
conseguiría llegar apenas a tiempo. Mientras tanto, sus padres han alcanzado a
enterarse del último momento en que “el acosador” molestaba a su hijo, y Stark
ha conseguido una fotografía, suficiente para investigarlo. Pronto JARVIS tiene
resultados.
—
Wade Wilson, Deadpool, me suena bastante.
—
¡No puede ser que le guste nuestro Peter~!
La
revolución apenas comenzaba.
…
Rogers
y Stark volvieron de inmediato a la Mansión, convocando también a sus amigos
“vengadores” –los más allegados a la familia, en realidad–, por lo que en
cuestión de minutos estaban ahí Natasha, Clint y Banner. Thor tenía sus propias
preocupaciones en Asgard, “controlando a cierto dios que, ni aún con el pasar
de los años, perdía esa capacidad de meterse en problemas.
—
Entonces, la razón por la que estamos aquí es Deadpool. ¿Cometió algún crimen
imperdonable? Porque el tipo sí que está bastante loco, pero se encarga de
escoria, hay que admitirlo… — Clint dijo, mientras la imagen de Wade permanecía
proyectada en el amplio monitor de plasma en la improvisada sala de reunión.
—
Sus métodos son tan, violentos y bizarros.
—
Tú definitivamente no te llevarás para nada bien con él, Steve. Es como si él
fuera aceite y tu agua… — Señaló Natasha, honestamente preocupada por el curso
que toda esta situación podría seguir.
—
De todas formas, ¿ya saben lo que opina Peter? Porque, digo, es él quien tiene
la última palabra en esto, ¿no?
—
Bruce, si un tipo loco y libidinoso como Wade pone sus asquerosas manos sobre
mi hijo, la palabra de Peter es lo último que voy a tomar en cuenta.
Definitivamente NO quiero a Deadpool cerca de Pet.
—
Tony, no vayas a hacer tonterías. ¿Por qué rayos estás poniéndote una armadura?
— Banner quiso saber.
—
¿No es obvio? Voy a tener unas palabras con Deadpool.
—
¿Tú, palabras? No lo creo. Pero podría ser divertido, voy contigo.
—
No es necesario, Clint… — Fue Rogers quien dijo. Y su amigo ojo de halcón
chasqueó la lengua como quien pierde una gran oportunidad de pasar el rato… —
Tony, no vas a ir a ver a Wade.
—
¿Por qué no, Steve? Ese idiota tiene que escucharme, soy el padre de Pet.
—
Y yo su “madre”, pero no vamos a interferir así nada más. Primero tenemos que
hablarlo con Peter. Quítate la armadura, Tony.
El
morocho bufó, pero escuchó a su esposo.
—
Así que, la razón por la que estamos aquí se redujo simplemente a enterarnos de
la vida sentimental de Peter, eh. Comienzo a sentirme mayor, nuestro pequeño
Peter ya no es tan pequeño, a partir de ahora las chicas y los chicos malos,
van a seguirlo como moscas a la miel.
—
Natasha, te hizo mal juntarte tanto con Clint.
—
Es mi esposo, no puede hacerse nada al respecto, se pegan las malas
costumbres., Bruce.
—
No me arrepiento de nada, eres terriblemente más hermosa y sexy de esta manera.
—
Por favor, no se pongan cariñosos ahora, tenemos algo más importante que
atender aquí. Wade sigue siendo un peligro, así que hagan un poco de las cosas
suyas esas de espías y mantengan un ojo en él, Nat, Clint.
—
Hay formas más amables de pedirlo, Tony.
—
¿Cuánto por sus servicios?
—
Te mandaremos los honoríficos más tarde.
—
¡Chicos, tómense esto seriamente! — Gimoteó el capitán.
—
Lo hacemos… — Natasha, Clint y Tony dijeron al unísono.
—
Mejor déjalos hacer algo a su manera, Steve, o tendrás a un Tony histérico en
modo “padre sobreprotector” con amplias posibilidades de cometer errores que
empeoren las cosas… — Banner comentó, y el suspiro del capitán fue un mudo
consentimiento a su argumento… — Entonces, si necesitas algo de coherencia y razón
en esto, no dudes en llamarme Steve.
—
Gracias, Bruce, lo tendré en cuenta.
Cuando
Rogers y Stark acompañaron a sus amigos a la puerta principal, un globo
aerostático aterrizaba en la glorieta de la entrada. Un enorme corazón con una
frase nada linda “la próxima vez,
rociemos nuestro amor en el vagón”, luego un dibujo –parecía que se sentía
todo un artista con el lápiz y papel– donde claramente se entendía que dos
hombres tenían sexo. A Rogers le palpitaron las venitas en la sien (además de
sentirse escandalizado y notar cierto dolorcito de cabeza, lo que hablando del
capitán ya era decir mucho), y Stark voló, sin titubear, el dichoso globo con
el guante de su armadura, disparando certeramente una sola vez.
—
Bueno, mejor comenzamos de una vez, Natasha.
—
Sí, tengo una idea de dónde pudo venir ese globo.
Los
invitados partieron de inmediato.
—
¿Todavía quieres que no me ponga la armadura, Steve?
—
Es importante hablar con Peter, Tony. No me agrada en absoluto, de hecho estoy
enojado ahora mismo, pero nuestro hijo tiene derecho a tener la resolución en
esto.
—
Estás confiando que a nuestro Pet le desagrada igual que a nosotros, ¿verdad?
—
¿No es obvio que sea así?
…
En
clase, Peter siente las vibraciones de su móvil en el bolso de su pantalón. No
se molesta en atender porque ve el nombre de “W.P.” que en sus propios códigos
significa “Wade pervs”. No le extraña que le sature el móvil de textos, cada
uno de ellos tanto más sucio que el anterior.
—
¿Ese idiota se olvida que soy menor de
edad? ¡Ah, demonios! ¡Es tan molesto! — El castaño frunció el ceño,
comenzaba a perder los estribos. Le desconcentra de la clase y le crispa los
nervios… — Es peor que cualquier criminal
que he conocido hasta ahora, me desquicia.
Inconscientemente
volvió la mirada hacia el exterior, y ahogó un grito de sorpresa cuando vio al
susodicho colgando de algún lado, pegado a la ventana. Pronto la clase se
percató también, y el barullo comenzó de inmediato. No es que Deadpool sea muy
conocido –de hecho solo lo es en los “bajos mundos”–, pero su traje rojo era
bastante llamativo, y por alguna extraña razón se le solía relacionar con
“Spider-Man”. Lo que agrega frustración al adolescente.
—
Hey, envié un presente a tu casa, así que asegúrate de verlo cuando vuelvas. Te
veré mañana, mi dulce arañita~.
Wade
dijo con absoluta soltura, lanzando un beso volado, guiñando el ojo y
alejándose de una manera bastante ridícula. Peter sabe que sus compañeros no
saben a quién le habló Deadpool, porque sus miradas nunca se encontraron y
todos estaban agrupados. De cualquier manera, cuando Peter finalmente volvió a
casa, sus padres le contaron que sabían acerca del acoso de Wade.
—
¿Cómo saben? Esperen, ¡me han vigilado! ¡Papá, dijiste que no lo harías!
—
No lo hice solo, Steve vino también.
—
Me puedo encargar de mis propios problemas, no necesitan meterse en esto.
—
Peter, no creo que puedas encargarte solo de un sujeto como Wade.
—
Mamá…
—
Tu padre y yo estamos seguros de que Wade no te gusta, por lo que, no te
preocupes, solo queremos que sepas que estaremos al pendiente. Puedes
encargarte a tu manera, pero si necesitas ayuda.
—
Estoy bien, gracias por su preocupación. Ah, por cierto, ¿llegó algo para mí?
—
¿Algo? ¿Esperas algún encargo o…?
—
No, nada. No es nada. Voy a hacer unos trabajos, bajaré para la cena.
Rogers
y Stark se miraron, inquietos por el hecho de que Peter pudiera saber del globo
que llegó más temprano.
…
A
la mañana siguiente, Peter salió temprano como todos los días, aunque
nuevamente tomara el tren con el tiempo encima. Y sí, Wade también lo atrapó
contra el muro metálico una vez más, valiéndose del hecho de que el vagón iba a
reventar y era imposible evitar el apretujamiento.
—
¿Te gustó mi regalo?
—
No sé de qué estás hablando, Wade… — Respondió tranquilamente, y cuando las
manos del mayor intentaron tocarle el trasero, una descarga eléctrica lo
sacudió de pies a cabeza… — Detesto que me toques como si fuera un objeto a tu
disposición.
—
No tienes idea de cuánto me pone ese carácter tan difícil tuyo, mi dulce
arañita.
—
¿Hasta cuándo vas a dejar de fastidiarme? Te estás volviendo un dolor de
cabeza, Wade.
—
Mh, no dejaré de hacerlo nunca, ya que estoy perdidamente enamorado de ti.
Peter
frunció el entrecejo. Honestamente esas palabras ni siquiera pegaban con la
expresión lasciva de Wilson.
—
Dudo realmente que tú sepas lo que es estar enamorado. Lo único que quieres es
tener sexo conmigo, pero te lo digo de una vez, no soy gay, y no me gustas para
nada. Así que ríndete ya y encuentra a alguien más para molestar.
Wade
torció una sonrisa sórdida, y empujó el cuerpo de Peter apretándolo con el
suyo, apresándole completamente contra el muro metálico.
—
¿Alguna vez has sido besado por un gay, Peter?
—
No… — Respondió sin titubear, aunque la verdad es que su sentido arácnido
estaba más que activado.
—
Estás de suerte… — Wilson sonrió ampliamente. Pero no una sonrisa linda,
transparente o afable. No, la suya era absolutamente perversa.
Y
aunque Peter quiso escapar –tenía las habilidades para ello–, Wade fue más ágil
–probablemente más experimentado, a fin de cuentas– y le besó.
Los
padres del castaño se abrieron paso entre la muchedumbre justo en aquel
momento. Y posiblemente, una pelea nada amistosa se pudiera desatar justo ahí.
…
Peter
apenas estaba tomando disposición para devolver el beso –sí, devolverlo porque
no le ha disgustado–, cuando un grito al unísono con dos voces que conoce muy
bien, hicieron retroceder al mayor.
—
¡Wade! — Rogers y Stark alcanzaron al nombrado por los hombros, y tiraron de él
con la intención de darle, por mínimo, un puñetazo.
Pero
entre la multitud, y que el muchacho no era un debilucho que fuera a dejarse
golpear por dos de los súper héroes más poderosos del mundo, ni el capitán ni
el ironman tuvieron el espacio para golpearle sin llegar a lastimar a las
personas alrededor.
—
Oh, hey, suegros.
—
¡Ni de broma!
—
Wade, aléjate de nuestro hijo, ¿entiendes? Es una advertencia.
—
Oh, mami capitán habla con educación, mientras que papi ricón lo hace con
furia… — Dijo, mientras se las ingeniaba para zafarse del agarre y usaba a
mismo Peter de escudo… — Mi dulce arañita, por qué no le contamos a tus padres
de lo nuestro, parece que me quieren asesinar... — Dijo como si nada, todavía
escudándose con el castaño.
—
¡Apártate de Peter!
—
Cariño, ven aquí hijo.
—
Ustedes deberían apoyarnos, también son una pareja gay, ¿verdad? Por lo que,
por qué quieren asesinarme.
—
¡Quién está saliendo contigo! ¡Estúpido Wade!
—
¡Tony, ese lenguaje!
—
¡No me recrimines ahora eso, Steve! ¡Peter, cuándo carajo te vas a hacer a un
lado!
El
castaño, perdiendo la poca paciencia que había conseguido conservar –y
honestamente saliendo de su ensoñación con el “beso a medias” que le ha robado
Wade–, consiguió zafarse del agarre del nombrado, pero cuando sus padres
intentaron atraparlo, las puertas metálicas del tren se abrieron y él salió
disparado por ahí.
—
¡Te buscaré en otro momento, mi dulce arañita~! ¡Hasta pronto, suegros!
—
¡Maldición! ¡Déjame pasar Peter!
—
Papá, contrólate.
—
¡Cómo me voy a controlar! ¡He visto lo que ese imbécil te hizo!
—
Peter, ¿lo consentiste? ¿Sientes, algo por Wade?
—
¡No! No necesariamente eso, es solo que ya hicimos una gran escena aquí. Vamos
a hablar en casa. Cuando salga de la escuela.
—
¡Qué! ¿Todavía irás a clases!
—
¡Claro que sí, papá! ¡No soy un irresponsable!
—
¡Pero…!
—
¡Esto no ha sido nada! ¡Nada de nada! ¡Me voy! ¡Ustedes también váyanse a sus
trabajos!
Cuando
el castaño salió, en la siguiente estación, del tren; sus padres fueron
conscientes de la cantidad de miradas que los seguían. Stark seguía furioso,
pero Rogers tenía la suficiente lucidez como para sacarle de ahí y volver a
casa.
Natasha
y Clint les habían hecho saber que en sus investigaciones “de primera mano”, no
podían decir que Deadpool fuera tan malo.
—
Si omites el hecho de que se masturba con fotografías de Peter.
—
Mejor no le digamos eso a Steve y Tony. Steve se desmayará, y Tony
definitivamente se pondrá su traje. Y no va a ser solo para hacer algo de
alboroto.
—
Nat, ¿qué piensas que siente Wade por Peter? Digo, él es prácticamente un niño
todavía. Con 16, que un hombre de 24 esté tras suyo solo me hace pensar que
está obsesionado. Pero, ¿eso no será más traumatizante para Peter?
—
No lo sé. Peter es un chico inteligente, incluso más maduro para su edad. Y
dudo realmente que desconozca el tipo de interés que Wade tiene en él.
…
Tal
como dijo, después de la escuela volvió directo a casa. Ni siquiera se había
detenido para observar un poco la ciudad y tal vez encargarse de algunos
maleantes. Todo el día se las ingenió para estar casi totalmente concentrado en
sus clases, pero en más de una ocasión la sensación del beso de Wade volvía a
acribillar su pensamiento. Y aunque seguía pensando que honestamente Wade no le
gusta en absoluto, el hecho de recordar que él estuvo dispuesto a devolver el
beso, le daba vuelcos el estómago.
—
Mamá, papá, estoy en casa.
—
Bienvenido, ¿qué tal estuvo el regreso?
—
¿Cómo más? Con tres versiones de “Mark” custodiándome, no se me acercaron ni
las moscas… — Farfulló, mirando a su padre sonreír con orgullo.
—
Me gusta cómo se comportan como guardaespaldas, te los voy a dejar 24/7 Pet.
—
Por favor no, sé cuidarme solo, papá.
—
No estoy muy seguro.
—
Lo de esta mañana fue, un accidente.
—
¡¿Que Wade te haya besado fue un accidente?! — Stark tensó los puños.
—
Tony, cálmate. Peter, ¿qué significa que fue un accidente?
—
Pues, eso. En lo apretado del vagón, la gente empujando. Fue circunstancial.
—
De ninguna manera me trago eso. No será que a ti te gusta, ¿verdad?
Tony
preguntó. Pero Rogers abrió los ojos de par en par. La sola idea de que exista
la posibilidad le hace sentir inquieto. Su hijo sentir algo por Deadpool. Ese
chico depravado con un lenguaje tan vulgar.
Peter
selló los labios, se sujetó el mentón y entrecerró la mirada. Lo estaba
pensando.
—
¡No puede ser! ¡Ese estúpido de Wade no puede gustarte Pet!
—
¡Y yo qué voy a saber, papá! ¡Me han gustado algunas chicas! ¡Pero el beso no
se sintió tan mal!
El
silencio mezclado con desconcierto llenó la estancia de la mansión. Pero sus
tres ocupantes no contaban con la presencia de una cuarta persona abriéndose
camino a través de un ventanal.
—
¿En serio, mi dulce arañita?
—
¿¡Wade?!
Varias
cosas a la vez. Primero, Stark estaba que colapsaba de estrés porque un tipo
como Wade había conseguido atravesar su hiper-inviolable sistema de seguridad.
Así que la ira estaba que rugía en todo su cuerpo. Segundo, Rogers no daba
cabida para cuán fácil Wade se aparecía en cualquier parte, como si tuviera un
radar exclusivo y muy efectivo para detectar a su hijo. Pensar en ello le hizo
sentir un escalofrío desagradable, simplemente no podía aceptar que un sujeto
como Wade fuese detrás de su hijo con aquel tipo de intenciones. Y, tercero, a
Peter se le activaba su sentido arácnido, pero que honestamente le parecía que
en esa ocasión no era por causa del pervertido que se estaba colando por la
ventana, sino por el aura asesina de su padre.
—
¿Qué narices haces entrando en mi casa, Wade?
—
Pero si he venido a verte~.
—
¡Largo de mi casa, estúpido Wade!
No,
la verdad es que en esta ocasión ni Rogers hizo nada para detener a su esposo.
La armadura del IronMan vistió el cuerpo de Stark en un parpadeo, al mismo
tiempo los “Mark guardaespaldas” que custodiaron a Peter camino a casa, se
unieron a su creador con el objetivo de “eliminar al intruso”.
—
¡Wo, wo! ¡Esperen! — Wade, vestido en su ridículo y llamativo traje rojo
sangre, desenfundó sus armas sabiendo que no tendría más opción que “responder
el ataque” si este se efectuaba.
Y
presentía que iba a suceder.
—
¡Te atreves a cortejar a Pet! ¡Y robarle su primer beso!
Exclamó
el IronMan, calculando los daños que haría a su casa si atacaba ahí dentro. Y
como Rogers adoraba las remodelaciones que han hecho recién hace unos meses por
las fechas de Navidad, trazaba un plan para llevar la pelea fuera.
—
Eso no… — El castaño dijo, replicando la afirmación de su padre.
Y
fue suficiente para que tanto Stark como Wade le miraran con sorpresa. Incluso
Rogers lo hizo.
—
¿No fue tu primer beso?
—
¿No fui el primero?
—
¿Peter, cuándo, con quién? Oh, has tenido novia y no me había dado cuenta.
—
No, “mamá”. Bueno, los juegos en secundaria son, ustedes saben, cosas como esa
pasan.
—
No, no lo sé. ¿Suceden? En mis tiempos… — Rogers selló repentinamente los
labios. mejor no entrar en detalles respecto a “sus tiempos”, porque haciendo
la ridícula comparación, todo era diametralmente opuesto.
—
Oh bueno, es verdad que eso pasa… — Stark comentó, viajando inconscientemente
en sus propias memorias. Que cuando era adolescente, ya tan engreído como es,
hizo más que darse algunos inocentes besos con chicas que le gustaban. Incluso
algunas mayores.
Rogers
frunció el entrecejo y cruzó los brazos con aire ofendido. La idea de que su
esposo estuviese pensando en su adolescente no le agradaba precisamente. Sí, es
celoso el capitán. Y con el pasar de los años incluso lo demostraba con más
facilidad.
—
Eh, se olvidaron de mí… — Wade dijo señalándose a sí mismo.
Y
Peter podía jurar que estaba haciendo un –ridículo– puchero bajo la máscara
–también ridícula. Venga, que para el castaño todo en Wade era ridículo–.
—
Nadie se ha olvidado de ti, por si ya lo olvidaste tienes a tres “centinelas”
con la mira puesta en ti. El mínimo movimiento y te harán papilla. Pensándolo
bien, intenta acercárteme, Wade… — El castaño dijo con toque travieso.
—
¡Qué malvado~! ¡Yo que me la paso declarándote mi dulce amor!
—
¿Qué tiene de dulce tu acoso, idiota?
—
¡Peter, ese lenguaje!
—
¿No nos estamos olvidando de lo más importante aquí? ¡Lárgate de mi casa! ¡Y
mantente a kilómetros de Peter!
—
¿Por qué? ¡Oh, ya sé! Quieren que Peter y yo tengamos un romance a lo Romeo y
Julieta. Pero sin el trágico desenlace, por favor. En cambio Peter y yo
tendremos sexo duro y salvaje hasta que llenos la mansión de pequeñas arañitas
encantadoras.
Para
ahorrar la descripción de la dolorosa escena, solo diremos que Wade fue
expulsado de la Mansión Stark-Rogers en manos de dos hombres con el instinto
paterno al 1000% activado. El escudo del capitán américa y los poderosos
ataques del IronMan habían conseguido hacer trizas el traje de Deadpool, y de
paso, dejarle tantas heridas que tuvo que retirarse, de momento, con la nada
grata sensación de su poder curativo encargándose de todo.
—
¡Volveré, mi dulce arañita, no te preocupes por mí!
—
No, no lo estoy haciendo.
Una
vez que Rogers y Stark consiguieron disminuir la intensidad de su furia
paterna, finalmente llegó un cuestionamiento importante.
—
¿Es Wade tan inteligente como para traspasar los sistemas de seguridad de
JARVIS?
—
Ah, eso, puede que haya sido culpa mía, papá.
—
¿Qué?
—
Fui yo quien jaqueó todo el sistema y deshabilité algunos códigos de seguridad.
Pero JARVIS mantuvo sus protocolos de defensa en caso de enemigos verdaderos.
—
¡Que hiciste qué!
—
Estaba aburrido, necesitaba un reto de verdad, papá.
—
Pero no nos dejes vulnerables, Pet.
—
Pero ya te dije, no lo hice. Wade está demente, pero sigue siendo un buen tipo.
Al menos para los protocolos de JARVIS, ya que pudo entrar.
Stark
se golpeó la frente con aire frustrado. Rogers por su parte, había salido a dar
un recorrido, asegurándose de que Wade realmente se había marchado. De todas
formas, aún quedaba un pendiente.
—
Peter, ¿en verdad te gusta alguien como Wade? — El ojiazul quiso saber. No,
necesitaba, saber.
—
Alguien como Wade. No es un prejuicio muy cruel de parte de ustedes.
—
Pero Wade solo tiene pensamientos lujuriosos contigo, hijo. Y es un demente, tú
mismo lo dijiste. No hay manera de que podamos sentirnos cómodos con él.
—
¡Así que los Mark seguirán yendo contigo a todas partes! Si ese imbécil no se
aleja por voluntad, voy a obligarlo a hacerlo.
—
¿Y si yo no quiero?
—
¿Qué?
—
Bueno, es difícil mantenerlo a raya, pero… — El castaño se miró las manos, recordando
sutilmente el roce delicado de las manos de Wade, era un pervertido, y en toda
ocasión simplemente se le pegaba como lapa, le hablaba sucio al oído y solo
pensaba con la entrepierna… — Pero, es cálido el maldito.
Rogers
y Stark parpadearon como procesando lo que acababan de escuchar. Luego ambos se
sentaron antes de caer de espaldas.
—
Pet, tú realmente…
—
Te enamoraste de alguien como Wade.
—
¿Sí? — El castaño dijo, ladeando el rostro y achicando la mirada.
Pensar
que su toque es cálido, ¿era equivalente al amor?
…
—
Nah~ de ninguna manera… — Peter seguía pensando en lo que pasó en su casa
apenas el día anterior.
Y
ahora, mientras se daba cuenta de que por primera vez en mucho tiempo estaba
esperando el tren a buena hora, se sentía un poco en el limbo. Demasiado
inquieto como para ignorar sus sensaciones.
Una
hora. Estuvo ahí una hora antes del tren que solía tomar todos los días. Y
durante esos minutos no hizo más que ver pasar tantos trenes que maldijo entre
dientes cuando se dio cuenta de que, inconscientemente, su cuerpo le ha
traicionado y sus pies se han negado en moverse.
—
Ah, esto es tan raro. No puede ser que haya estado haciendo el tonto durante
tanto tiempo… — Dijo con un suspiro, echando a andar finalmente hacia la zona
de acenso en la orilla del andén.
Por
supuesto, los vagones ya iban llenos, y con todas las personas que junto a él
subían, aquello se convirtió en un apretado cúmulo de gente desesperada por
llegar a tiempo a sus respectivas responsabilidades.
—
¿Me extrañaste, mi dulce arañita?
—
Wade.
—
Vivito y coleando, sobre todo coleando… — Añadió con esa mirada pícara que
destellaba en sus pupilas, empujando sin reparo su pelvis contra la ajena,
notando algo diferente esa mañana… — Tengo dos dudas. Primera, ¿dónde están
esos guardias de tu padre?
—
Haciendo lo que deben, apoyar y cuidar a personas en algún lugar de la ciudad.
—
Oh, oh. Eso me hace tener otra duda entonces, ¿tus padres te dejaron salir así
como así después del lío de ayer? ¡Ya sé! Están detrás de mí o en alguna parte,
listos para atacarme de nuevo… — Deadpool miró en todas direcciones.
—
Mis padres también tienen trabajo, sabes. Así que no, tampoco están aquí.
—
Ok, entonces la duda más inquietante de todas. ¿Por qué estás tan tranquilo
hoy? ¿Estás enfermo? ¿Tienes fiebre? No eres mi dulce arañita si no refunfuñas
con esas adorables expresiones de fastidio.
—
¿Eres sadomasoquista, Wade?
—
¡Nah! Lo intenté una vez, pero no fue nada divertido. Aunque, si te interesa…
—
Para nada… — Cortó de tajo, mirando de hito en hito la altura de Wade y su
vulnerable posición atrapado contra el muro metálico. Como cada vez… — Wade.
—
¿Sí?
—
Si tengo sexo contigo, ¿me dejarás en paz?
—
¿Qué significa dejarte en paz?
—
Dejar de acosarme, obviamente. Eres idiota, ¿o qué?
—
Entonces no.
—
¿Qué?
—
Tendremos sexo todos los días, al menos tres veces, por el resto de nuestras
vidas. Así que no hay manera de que deje de acosarte. ¿Por qué? ¿Ya estás
cayendo en mis encantos sexuales?
—
¿Qué encanto sexual tienes tú que pueda interesarme, idiota?
—
Oh, qué tal éste… — Wade llevó una mano del castaño a su propia entrepierna,
instándole a sentir su prominente erección contra la palma de su diestra.
Los
ojos del castaño estaban anclados a los del mayor, la sonrisa lasciva de Wade
le apetecía. Para darle un puñetazo en su atractiva cara. Peter presionó
entonces la entrepierna del mayor, sonriendo con sorna al saber que lo estaba
lastimando.
—
Peter, con calma mi dulce arañita~.
—
No hay manera de que me enamore de un tipo lujurioso como tú. Todo lo que
quieres es sexo conmigo, maldito pervertido.
—
Sexo con amor~… — Gimió. Literalmente. Aunque el agarre de Peter contra su
erección era fuerte, lo suficiente para doblegar a cualquiera de dolor, para
Wade aquello era la gloria… — Ahora, mueve tu mano mi dulce arañita~.
—
¡Pervertido! — Y entonces lo que Wade obtuvo fue, una patada en la entrepierna.
Justo cuando el castaño se apresuraba fuera del vagón, y sonreía porque,
honestamente, es divertido seguirle el jueguito a Wade… — Pero no voy a caer
enamorado de él, ese idiota.
…
Un
año después. Por una serie de circunstancias que no reseñaremos, solo han de
saber que, pese a los intentos de Stark por impedirlo –Rogers se mantuvo al
margen solo porque aquella parte de su moral no había sido doblegada–, Peter y
Wade finalmente eran pareja. Novios, amantes, lo que fuera. El sexo estaba por
completar el ciclo.
—
Espera, no puedo Wade.
—
¿Qué? ¿Por qué? Estás excitado, y yo duro como piedra, cuál es el problema.
—
Tengo 17, maldito pervertido pedófilo.
—
Oh vamos, es mutuo consentimiento, y nadie tiene que saberlo.
—
¿Sabías que siempre que vuelvo a casa JARVIS examina mi cuerpo? Papá desarrolló
un sistema de escaneo que anexó a los protocolos de JARVIS, si pierdo la
virginidad de mi trasero, vas a ser idiota muerto.
—
¿No es “hombre muerto” mi dulce arañita?
—
Pero tú eres un idiota, así que da lo mismo.
—
Bueno, es verdad… — Aceptó con una sonrisa sobrada de confianza… — Pero, no
puedo seguir conteniéndome Peter, llevo más de un año queriendo perforar tu
trasero.
—
No tienes ni una pizca de gentileza y romanticismo… — El castaño dijo con
expresión severa, empujando con su pie a su pareja, justo su cara a decir
verdad, manteniendo la distancia entre sus cuerpos casi desnudos. Si es que la
ropa interior suya contaba para el objetivo, porque Wade no llevaba nada ya.
—
No la necesito, quiero darte duro justo ahora.
—
Va a ser mi primera vez, trátame con cuidado.
—
Lo haré. Pero todavía te daré duro.
—
No entiendo cómo vas a conseguir eso, idiota.
—
Oh, tú deja al experimentado Wade Wilson encargarse del asunto.
Peter
le empujó con fuerza, y usó sus habilidades para detener al mayor apresado
contra el colchón con sus telarañas.
—
Ng, ¿por qué me miras enojado?
—
¿Con cuántas personas tuviste sexo el último año?
—
Ninguna. Espera, estás celoso porque dije que soy experimentado. ¡Aww tanta
lindura de mi dulce arañita!
—
¡No bromees conmigo! Soy un mocoso, recuérdalo.
—
No he tenido nada de nada con nadie ni con nada en general, desde que puse mis
ojos en ti, Peter. Bueno, mi mano ha sido mi única compañera de juegos
sexuales.
—
Entonces, espera un año más.
—
¡Qué? ¡No~ no puedo! Vamos, ok, seré súper gentil. Seré tan dulce que vas a ser
tú quien me pida que te trate como el hombre que eres, mi dulce arañita.
Peter
bajó la guardia. Honestamente lo hizo. Y se arrepintió algunas horas después.
Porque el estúpido de Wade no había sido tan gentil, y encima de todo no se
había conformado con una vez.
—
¡Maldito pervertido! ¡Ni siquiera puedo levantarme!
—
No te preocupes, mi dulce arañita~ yo cuidaré de ti hasta que puedas volver a
casa y el escáner de JARVIS no note que te duele el trasero.
—
¡No funciona así, idiota!
…
Para
cuando Peter volvió a casa, efectivamente JARVIS detectó el adiós a la
virginidad del trasero del jovencito. Y el momento en que Stark y Rogers se
enteraron fue como desatar una nueva guerra. Deadpool tendría que hacer hasta
lo imposible por salvar el pellejo.
—
Ok, huir por ahora es una buena idea, no un acto de cobardía. Volveré en unos
días, mi dulce y sexy arañita~.
—
¡Wade! — El grito al unísono de Rogers y Stark hizo eco en la azotea del
edificio de apartamentos donde DeadPool se hospedaba (aunque su casa era más
bien el sótano, pero no entremos en detalles).
Escapar
de la ira del Capitán América y el IronMan no sería tarea sencilla.
—
¿Deberíamos ayudar?
—
¿A quién, Clint? Como lo veo, es Deadpool quien debería suplicar por su vida.
—
Oh, déjenlos ser. Mamá y papá solo se desahogarán porque Wade finalmente me
pervirtió. Luego todo volverá a la normalidad.
—
Peter, cariño, lo normal entre esos tres es que estén peleando.
—
Lo sé, tía Nat, pero Wade no morirá.
Creo que mis padres han comprendido que, inevitablemente, me enamoré de ese
idiota pervertido.
Mientras
Clint, Natasha y Peter improvisaban una cena a la luz de la luna en la azotea
de aquel edificio, más allá se veía a Deadpool correr como bólido por su vida,
el Capitán América lanzando su escudo cada dos por tres, y al IronMan haciendo
gala de su más extenso y novedoso arsenal.
Bueno,
este es el tipo de “perfecta armonía” en una familia de súper héroes que no
pueden evitar las peculiares tretas del destino.
FIN
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