viernes, 17 de febrero de 2017

Drabbles YooSu, porn.



YooSu Drabble
(Septiembre 2016)
~*~

Cuando se lleva años saliendo con la misma persona, y los sentimientos de amor se fortalecen con el pasar de los días y la cantidad de experiencias juntos, cosas como “sexo” y “amor” iban, por default, de la mano. Por eso ellos no se preocupaban demasiado por el momento o el lugar. Si tenían ganas, lo hacían y ya. Era una cuestión de química, satisfacción de impulsos y un enriquecimiento natural hacia el deseo mutuo.

A veces se les “antojaba” en pleno vuelo de un país a otro, incluso en el auto de camino a algún compromiso o una de sus esporádicas citas –causa del trabajo, no de interés por parte de ambos–, en casa no había rincón sin haber sido explorado, en casa de sus amigos también lo han hecho –ganándose más de algún regaño del mayor de todos–. Se lo han montado en baños y probadores de boutiques y otras tiendas de centros comerciales. En la habitación más lujosa de hoteles de renombre, con sus sudorosos cuerpos frente a los amplios ventanales desprovistos de cortinas o persianas, gimiendo para la luna o las luces de la ciudad la intensidad de su amor apasionado. Han llevado sus fantasías a la realidad en zona montañosa y hasta el parque entrada la madrugada, ocultos tras arbustos y ahogando los sollozos de placer entre besos o mordiscos. Por supuesto, lo han hecho tras bambalinas durante sus conciertos, a veces entre número y número de sus amigos al subir al escenario. En el salón de ensayos, en las escaleras de emergencia, en el ascensor, en la oficina del CEO, en el cuarto de mantenimiento. Las probabilidades son tantas en la vida, que ellos, bueno, simplemente las aprovechan.

Pero, las más de las veces, tenían sexo de forma “normal”, en casa y con más privacidad de la que nadie podría exigir. Hoy, les ha apetecido en el recibidor de la casa, ni bien han llegado de una entrevista de trabajo, las prisas y el deseo estaba por encima del promedio soportable, por lo que se han limitado a lo altamente necesario para la unión de sus cuerpos, pantalones y ropa interior abajo.

— Rápido, Yoochunnie~.

— Espera, necesitamos lubricante, Junsu baby.

Jadeantes, ambos resoplaron con un dejo de impaciencia, siendo el azabache quien rebuscara en su bolso el tubito de bolsillo que solía traer para cualquier ocasión –aunque, cuando no era suficiente o lo olvidaba, la saliva siempre era un recurso que no dudaban en usar–.

— Separa más las piernas, baby.

— ¿Así?

— Así, Su ah.

— Ngh~, ahh~ — Aliviado al sentir los dedos de su novio trabajando en su interior, el rubio comenzó a jadear más ruidosamente, apoyado contra la puerta de entrada a su departamento.

— Hoy estás bastante relajado aquí, Junsu ah. — El azabache dijo, sonriendo contra la piel de la nuca de su amante, lamiendo la sudorosa superficie suave. — Mis dedos entran y salen con facilidad.

— Es porque estoy acostumbrado a ti, Chunnie~. Angh~ ya, entra rápido~.

Siempre dispuesto a complacer los deseos de su novio, el azabache derramó otro poco de lubricante sobre su falo, esparciéndolo a lo largo y ancho con su propia mano, masajeando unas cuantas veces antes de perfilarse entre sus piernas, colocando la punta fálica en la cavidad anal del menor de los dos.

— ¿Listo?

— Sí~.

Y penetrar diligentemente, empujando la pelvis hasta que tocó fondo, sabiéndose tragado por completo por la apretada, húmeda y caliente entrada del rubio.

— Tan bueno, Chun~.

— Estás apretando demasiado, baby, ngh.

— Siento que me tiemblan las piernas de placer~.

— Vamos, arrodíllate, baby.

Bajando ambos a nivel de piso, arrodillados en él y sin separar sus cuerpos, el vaivén de caderas continuó entonces. El sonido húmedo de las penetraciones les incentivaba la libido, y la forma en que Junsu gemía el nombre de Yoochun, o cómo éste le masturbaba al ritmo de sus estocadas, fueron estímulos suficientes para que la excitación los llevara al final minutos más tarde, ensuciando el piso pero jadeando relajados. Habían tenido ganas del otro desde hace “una eternidad”, por lo que la excitación había estado por las nubes, y sus cuerpos demasiado sensibles para durar demasiado.

De todas formas no importaba, se levantarían de ahí y continuarían amándose en algún otro rincón de su casa. Después de todo, ¿cuáles son los límites cuando ambos se tienen así de ganas?



YooSu
Drabble porn
~*~

Era de madrugada, pero aun quedaban horas para llegar a destino. Compartiendo asientos, Junsu y Yoochun iban, para variar, jugueteando con besos y tomaditas de mano, riendo bajito y murmurándose melosas palabras de amor. En los asientos de atrás no iba nadie, a un lado tampoco -honestamente es suerte-, delante compañeros bailarines profundamente dormidos, igual que Jaejoong, que además tenía auriculares puestos. Probablemente nadie se enteraba de cuán despiertos iban ellos. Probablemente. Pero, cuando las cosas comenzaron a ponerse más ardientes, las manos de ambos se habían movido sigilosamente y con pericia hasta la entrepierna del otro, abriéndose paso entre las ropas y acariciándose mutuamente, callando apenas los gemidos con besos.

- Ahh~ Chun~... - Junsu jadea con las mejillas arrebatadamente rojas y la mirada brillos a, con los labios pegados a la boca, mentón o manzana de adán del azabache, amortigüando ahí sus ásperos gemidos.

- Estás tan caliente y mojado, baby... - Park dijo con la voz enronquecida de excitación y placer, amagando con los dedos la punta fálica del pene de su amante.

- Ngh~ - Kim gimió un poco más alto, mordiendo la manzana de adán de su novio en venganza por provocarle de esa manera.

- Mi culpa, lo siento.

- Mentiroso, lo hiciste nhh, a propósito~.

Park torció una sonrisa pícara. Su novio le conoce bien después de todo.

Retomaron entonces los besos, y las caricias en el miembro del otro mutaron por otras más lentas, concentrándose por momentos únicamente en el tronco, buscando los testículos y jugando a tocarse con las yemas de los dedos. Minutos más tarde la calentura de ambos estaba en el punto máximo, el deseo por las nubes y las ganas de arrastrarse hasta el final estaba ahí.

Junsu rodeó la cabeza haciendo un anillo con sus dedos, y descendió lentamente hasta la base, subió de nuevo y al bajar se detuvo a medio camino, dejando el anillo de sus dedos ahí mientras el índice lo usaba para presionar sobre la hendidura en la punta. Park estaba desesperándose, quería más.

- Tómalo todo, Junsu baby.

Yoochun dijo con la intención de que el bombeo fuera más arduo. Pero entonces el destino jugó su propia carta. Alguien de adelante se levantó, somnoliento avanzó por el pasillo rumbo al baño. Apenas con algo de lucidez, y básicamente por acto reflejo, Yoochun quiso detener a Junsu, pero el menor lejos de parar o enterarse de nada, se inclinò sobre sobre la pelvis de su novio, tragando la hombría del azabache. Ahogando el ronco gemido de placer, Park atinó a echar la manta sobre ellos, cubriendo la espalda de Kim, y por supuesto su cadera, ahí donde la boca del menor continuó atacándole. Y no es que él se quejara. El susodicho pasó de largo, sin apenas enterarse del camino hasta el baño.

- Mierda, mierda, Junsu. - Jadeó áspero, grave.

Apretando la manta con la diestra, enterrando los dedos de la siniestra en la mata de cabellos sedosos del menor. La lengua caliente y húmeda de Junsu acariciaba el tronco con cada succión, se enredaba en la punta cuando subía. Los carnosos labios presionando con cada bombeo, sus dientes jugando con los testículos. Park sintió el pinchazo en el bajo vientre, estaba demasiado excitado. El orgasmo lo abrazaría en cualquier momento.

Luego otra vez pasos, el susodicho de antes volvía del baño, algo más despierto que antes.

- ¿Y Junsu? - Preguntó, bostezando y rascándose perezosamente la nuca.

- Tomando, leche. - Respondió como pudo, segurísimo de que su voz sonaba demasiado alterada. Inconscientemente también presionó hacia abajo la cabeza de su novio, dándose cuenta de cuán profundo en su garganta su pene está tocando.

El susodicho murmuró cualquier cosa, sin prestar realmente atención, todavía lo suficientemente somnoliento para ignorar los hechos y volver a su asiento.

Park acababa de correrse en la boca de Kim, provocándole arcadas por haber ido tan dentro en su boca. Junsu se incorporó, tragando el semen de Yoochun sin haberse enterado de nada.

- Chun, todavía estoy caliente~ - Gimoteó con ojos lacrimosos, con el rostro sudado y enrojecido, con el pelo pegado a la frente y rastros de semen en los labios. Su pene al aire, la punta rojiza, palpitando de excitación.

Park le limpió los labios con la lengua -casi acostumbrado a su propio sabor- y cuando quiso regresarle las atenciones recibidas, Junsu lo hizo explotar de excitación otra vez.

- ¿No vas a entrar, Yoochun? - Voz aterciopelada, ojos suplicantes.

- Me vuelves loco, baby.

Junsu sonrió complacido cuando Yoochun le bajó los pantalones y la ropa interior, instándole a levantarse y mostrarle el trasero. Dedos y lengua se apresuraron en dilatarle y humectarle. Luego le hizo bajar la cadera y penetró profundamente en él. Las embestidas fueron rápidas y profundas, Junsu tuvo que morder su camiseta para no gritar de placer. Más tarde se dio vuelta, montando de frente a Yoochun. Estaban poniéndose escándalosos y frenéticos. Yoochun sintió la presión de las paredes internas de Junsu, los anillos rugosos cerrándose alrededor de su pene. Estaba cerca, otra vez.

- Mierda~ - Gimió mordiéndose los labios.

Junsu, advirtiendo el orgasmo de su novio, se levantó de prisa, inclinándose nuevamente sobre la pelvis y tragando el pene del azabache hasta sentir su semilla llenándole la garganta. Bebió y se levantó, limpiando sus comisuras con los dedos. Park le sujetó la cintura con las manos y finalmente tragó también la hombría de Kim.

- Yoochunnie~ - Gimió ahogado, siendo callado por dos dedos del azabache que se perdieron en su boca, jugando con su lengua, haciéndole salivar y temblar y enterrar sus uñas en los hombros de su novio antes de correrse y derramar su esencia en la garganta de Park.

El azabache retrocedió, bebiendo el semen de su amante con profusos ojos negros cubiertos de placer y lujuria. Le subió y acomodó las ropas, Junsu volvió a sentarse a su lado, ayudándose también a adecentarse las ropas. Sonriendo cómplices del encuentro, besándose apasionada y tiernamente innumerables veces.

Horas más tarde, compañeros bailarines murmuraban acerca de lo "lindos" que se veían, durmiendo en el hombro del otro, tomaditos de las manos. Lo que estos bailarines no sabían era la faena que se había montado el par horas antes, ellos no, pero los del asiento delantero estaban un poco traumados.

Junsu y Yoochun, bueno, ellos están satisfechos y felices.
Si JJ se enteraba...


FIN

YooSu Drabble
(Agosto 2016)
~*~

Yoochun no llevaba años saliendo con Junsu solo por su linda y divertida personalidad, o por el apetecible cuerpo que posee. No, no era solo eso. Pero sin duda, eran las cosas “generales” que el azabache diría que le enamoraron del menor de los dos. Resumiendo, era imposible no enamorarse de Junsu. Todo en él era perfecto para ser amado. Y no era el único que lo sabía. Es decir, ¡parecía tener loco a todo mundo! Casi siempre los compañeros de trabajo terminaban enamorados de Junsu, de una forma meramente platónica, y también de manera romántica. Por supuesto, los había también los que perseguían netamente el “amor sexual”, eran encantados por la sensualidad de Junsu y terminaban deseándole con lujuria. Yoochun también ha debido lidiar con eso. A otros “comiéndose” con la mirada a su Junsu. ¡Suyo, carajo!

— Si al menos disimularan un poco. Pero no, se les nota en la cara. — Refunfuñando, el azabache estaba esperando que llegara la hora en que su novio terminase la presentación de la noche.

Impasible, Park se había colado en el teatro con maestría, nadie, absolutamente nadie, se ha dado cuenta de su presencia. Tal como lo planeó. Cuando llegó a vestuarios, Junsu estaba despidiéndose de los otros actores principales en el musical. La mirada de Park traicionó su temple, y sus ojos negros centellearon con recelo.

El rubio sintió la mirada penetrante de su novio, y sonrió con un dejo de travesura. Se disculpó con los otros y despidiéndose con una reverencia, avanzó hacia el azabache.

— Deja de mirar a todos así~ pareciera que quieres lanzar rayos por los ojos.

— No miro a “todos” así, solo a algunos.

— ¿En serio, Chun? Solo son compañeros de trabajo.

— Me da lo mismo, te comen con la mirada.

— Pero Chun~ ya ves cosas donde no las hay.

Park estuvo tentado de continuar refutando –tenía algunos argumentos para usar– pero de pronto que su delfín estuviera “defendiendo” a otros hombres delante suyo no le gustó ni un poquito. Merecía castigo. Uno severo. Xia sintió un estremecimiento correrle por la espina dorsal. Y comprendió de inmediato, que esa noche no iba a tener descanso.

Cuando llegaron a su departamento –todo y que el rubio pensó que irían al de su novio–, Park activó el sistema de seguridad y luego arrastró a Junsu directamente a la habitación. Obviamente, iban a hacer el amor.

— ¿No puedes esperar a que me duche al menos~?

— No.

— Tampoco me he quitado el maquillaje~.

— Yo me encargo.

El rubio sonrió de lado, el rastro de brillo labial en sus carnosos pliegues se le antojaron exquisitos al azabache, atrayéndole entonces con actitud demandante, lamiéndolos con su lengua lentamente, presionando luego entre ellos para profanar la boca del rubio. Pero éste beso no fue el que Junsu esperó. Yoochun solo empujó su lengua contra la de su amante, rozándola por arriba y por debajo antes de retroceder y dejarle con ganas de más.

— Chun~ — El menor suspiró, con las mejillas ruborizadas ya por calor.

— Hoy no te lo voy a hacer como te gusta, baby.

— ¿Eh?

Lento, casi en modo tortuoso, Park le fue retirando las ropas a Kim. La polera desapareció primero, pero las caricias que solían llegar cuando su torso estaba expuesto no llegaron. El azabache se limitó a tocar la tibia piel apenas por encima, como el delicado roce del terciopelo sobre la superficie de un espejo de agua. Esta sensación de expectación aceleró todavía más el corazón del rubio, su torso subía y baja al ritmo de su también alterada respiración, y los latidos presurosos de su corazón podía sentirlos en las venas de su cuello. La boca de Park se deslizó sinuosa por allí, pero ningún beso cayó, tampoco lametones o mordiscos. La respiración pesada y caliente de Yoochun le tenía completamente dominado, expectante y ansioso.

— Yoochun… — Kim suspiró, casi involuntariamente. Y sus dedos se aferraron demandantes en los hombros del azabache.

— Te lo dije, hoy no va a ser como te gusta, Junsu baby.

— Ng… — Quejarse no iba a recompensarle. Pero al menos se expresaba.

Lo siguiente en caer fueron sus pantaloncillos cortos, y luego sin demasiada ceremonia fue empujado contra la cama. Inconscientemente Junsu se recorrió hasta el medio, abriendo sus piernas y suplicando con la mirada un poco de atención verdadera. Park sonrió siniestro. Y él sintió algo parecido a un escalofrío mezclado con ansia y miedo. Agazapado sobre el cuerpo de su novio, el azabache se deleitó la pupila admirando el sonrojado rostro del rubio, su temblorosa mirada castaña, las pestañas claras y el contorno oscuro de sus ojos.

Hermoso. Era sin duda, la palabra más justa para la sinigual belleza y sensualidad de Junsu.

— Yoochunnie~. — Gimoteó caprichoso, alzando los labios en trompetilla. Sus pucheros generalmente conseguían un beso, o dos. Y despertaban en el azabache la ternura apasionada con que lo acariciaba.

Pero aquel beso, tampoco llegó. No como lo esperó. Pero arqueó la espalda y revolvió involuntariamente las piernas cuando los besos cayeron sobre su entrepierna, la húmeda lengua caliente paseándose por el tronco definido bajo la tela de su ropa interior, los dientes capturando su cabeza fálica.

— Ngh~ Chun~. — Jadeó casi sintiendo la garganta reseca. Sus ojos en el techo, su cuerpo sensible, la boca del azabache tan ocupada.

Rara vez Junsu era el primero en despertar y levantarse, y esa mañana era una de esas rarezas. Cuando el azabache despertó y notó vacío el otro lado de la cama, pensó que tal vez su novio estaría en la ducha. Pero pronto el olor a café y el particular dulzor de pancakes recién hechos le inundó la nariz. Sonriendo complacido por la atención que estaba recibiendo, apartó las mantas, se colocó ropa interior -sí, primero eso que la noche había sido intensa y agotados de hacer el amor entrada la madrugada, se habían dormido entre besos y susurros de amor pero completamente desnudos-.

- Tomaré una ducha rápida.

Dijo, y minutos después, cuando se apareció en la cocina de su departamento, se grabó en la retina la imagen que se le presentaba tan nítidamente. Ahí estaba su Junsu, vistiendo únicamente la camiseta blanca que, la noche anterior, el mismo delfín le había quitado a él entre besos y caricias sinuosas. Las torneadas piernas descubiertas, los pies descalzos, y -Yoochun estaba seguro- nada de ropa interior debajo. El delfín estaba tarareando mientras acomodaba los platos con el desayuno sobre la mesa, sonriendo contento cuando vio a su novio parado frente a él.

- Buen día, Yoochunnie~.

- Muy, buen día, Junsu baby. - Aclaró la garganta, tratando de sofocar la excitación que le burbujeaba en el bajo vientre, mirando sin pizca de discreción, la anatomía de su novio... - Su ah, ¿no llenas nada debajo?

Su preguntó disparó un adorable sonrojo en el peliteñido, que atinó a cerrar las piernas e intentar correr a la habitación para vestirse -por supuesto, más dormido que despierto se había levantado, y luego entusiasmado con sorprender a su novio preparando el desayuno-. Sin embargo, Yoochun tuvo otra idea, y le atrapó antes de que escapase, sonriendo pícaro mientras acaricia el desnudo muslo de su amante.

- Me apetece el desayuno en un plato "especial", Junsu baby.

- ¿Eh? ¿Por qué me estás...? ¿Chun?

A saber, el azabache le ha sentado en la mesa, todavía palpando la tersa piel de sus piernas con las manos, relamiéndose los labios mientras le contempla entre avergonzado y excitado como él. Atraídos por el mutuo magnetismo de pasión, sus labios se encontraron en un fogoso beso. Cuando Junsu se dio cuenta de lo que estaba pasando, la camiseta había sido desabotonada y abierta, mostrando la desnudez debajo de la prenda, y un chorro de miel caía en su pecho. Oh sí, Yoochun disfrutaría su desayuno con Junsu, y muy placenteramente.

--//--

Honestamente, Junsu sí que esperaba esto cuando se percató -a medio camino de preparar el desayuno- de que iba sin ropa interior, notando incluso la peculiar sensación de brisa bajo la camiseta mientras se movía de un lado a otro preparando todo. Por eso, ahora que Yoochun lamía gustosamente uno de sus pezones, tras haberlos coronado con mermelada, no podía evitar los jadeos que le vibraban en la garganta, ni mucho menos que su erección comenzase a ganar grosor y tamaño.

- Yoochunnie~ - Suspiró, moviendo con su aliento los húmedos mechones junto a la oreja del azabache, allí donde él besaba casto de tanto en tanto.

Park, sensible al cálido aliento de su novio, sintió cada vez los estremecimientos de su propio cuerpo, y el calorcito aumentar en grados en la habitación, tan caliente, que chuparle los pezones o juguetear con sus piernas, vientre y espalda ya no era suficiente.

- Muerde aquí, Su baby... - Acercando un pancake a la boca del peliteñido, le invitó a comer, atacando su boca cuando un trozo fue mordido, saboreando en el beso el esponjoso panecillo. - Dulce - Murmuró gutural, con la voz enronquecida de deseo.

La mirada vidriosa del delfín se le antojó erótica, invitándole a pecar. El azabache sonrió lascivo, y de repente se inclinó hasta la pelvis de su novio, enterrando el rostro allí.

- ¡Chun~! ¡Ngh~! - Gimoteó azorado, sintiendo la traviesa lengua de su novio pasearse a lo largo de su pene.

Park le lamió una y otra, y otra vez. Tanteando en la mesa el bote de miel, derramando sobre el erecto miembro otro tanto del pegajoso líquido. Kim jadeó al sentir la miel sobre su pene, revolviéndose excitado cuando la lengua dio paso a la boca del azabache, torturándole con succiones lentas, centrándose en la cabeza fálica únicamente.

- Yoochunnie~ juntos ngh, vamos mi ratoncito.

Le invitó coqueto, acariciando con la yema de sus dedos el mentón de su amante. Park le empujó sobre la mesa, desordenando todo, derramando el jugo de naranja cuando los vasos se volcaron -con suerte el café no había sido servido- y dejando los platos sobre el borde, a punto de caer al piso. De momento, mucho no importaba nada.

Park rodeó entonces la mesa, de modo que su pelvis quedó a la altura del rostro de Kim, así el peliteñido podía acariciar y succionar su hombría en tanto el azabache hacía lo propio con el falo de su novio, jugando con sus testículos, bombeando con la mano su henchido miembro.

- Mgh, llévalo más adentro, baby, sé que puedes. - Park demandó, embistiendo la boca de su novio sutilmente, sintiendo los dientes y la lengua acariciarle la extensión hasta sentir que se perdía en su profunda garganta... - Mierda, tan bueno.

Gimió áspero, entrecerrando los ojos por cada oleada de placer, separando las piernas de su novio, tanteando el orificio anal entre las nalgas.

--//--

Kim jadeó con la boca llena –literalmente– al momento en que sintió los dedos de Park amasando sus pezones, pegajosos aún por la miel que antes había sido derramada –y lamida– sobre ellos. La siniestra continuaba entre sus nalgas, empujando con las yemas de los dedos el anillo, sintiéndole algo blando, sabiendo que bastaría un poco para penetrar con sus dígitos, pero alargando el momento por el mero gusto de sentirle excitado, notando cómo salivaba un poco más a medida que se emocionaba con la idea de ser embestido por sus dedos o su pene.

― Yoochunnie~ ― Jadeó, sacándose el henchido miembro de la boca, lamiéndolo con gula mientras sus vidriosos ojos buscan las orbes negras de su novio.

― ¿Lo quieres, Junsu baby? ― Preguntó gutural, acariciándole el mentón, quedándose con rastros de saliva mientras sonríe pícaro, sujetando la base de su propio miembro y acariciando con la cabeza fálica el rostro del menor de los dos.

― Sabes que sí, Chunnie~ vamos, dámelo~. ― Sollozó excitado, abriendo sus piernas, aún ahí, recostado sobre la mesa, tanteando con sus propios dedos su intimidad, empujando dos de ellos en su cavidad… ― Nghh~.

― Sigue, baby. Prepárate para mí, y asegúrate de que Micky Jr. no pierda “emoción”.

El delfín, que estaba más que necesitado del placer que su novio podía brindarle, no dudó en continuar dilatándose, empujando sus dígitos profundo, abriéndolos como tijeras para expandirse más a sí mismo. Además, volvió a meter el pene del azabache en su boca, rozando la punta contra la parte interna de su mejilla, haciendo esos húmedos sonidos eróticos que casi harían correr a Park. Después hizo un anillo con sus dedos, apresando la extensión en él, bombeando al ritmo de sus succiones, llenándole completamente de saliva.

Un minuto más tarde, Park le sujetaba los tobillos y tiraba de él (casi sin prestar atención al sonido “extraño” que se produjo al contacto y fricción de la piel del menor con el jugo de naranja antes derramado), acercándole al borde de la mesa, llevando las piernas de Kim arriba, agarrándoselas por la parte interna de sus rodillas, separándolas y saboreándose con lascivia el orificio de su amante, viendo cómo los anillos rugosos se expandían y contraían.

― Sepárate para mí, baby. ― Demandó con la voz completamente enronquecida, cegado de deseo.

Junsu sonrió con aire inocente –que en tal estado no era precisamente sano para la mente del azabache–, separando sus nalgas y usando al tiempo sus dedos para abrir su entrada. Yoochun tragó hondo, honestamente sabiendo que este hombre le tenía “comiendo de la palma de su mano” porque lo descontrolaba como nunca nadie en su vida.

― Ahh~.

― ¡Mgh!

Gimieron al disfrute de la unión. Park penetró lento en Kim, saboreándose la sensación de la presión de sus calientes paredes, y (lo apostaría) lo húmedo que estaba dentro no solo por la saliva o la miel que en algún momento él embarró alrededor de la zona, sino también por el semen que dejó la noche anterior.

El azabache no tardó nada en comenzar a moverse, embistiendo con ritmo, yendo profundo, más rápido, más fuerte. La mesa se movía y hacía ruido por el movimiento apasionado de los amantes. El peliteñido se masturbó aliviando su excitación, gimiendo sin pudor alguno. Luego de pronto le instaron a bajar de la mesa, girarse y ofrecer de nuevo su trasero para su amante. Park penetró más poderoso, más salvaje y ansioso, gimiendo ronco, áspero y gutural, anclando sus manos a la cadera del peliteñido, lamiendo su espalda de un momento a otro, notando el sabor agridulce del jugo mezclado con sudor.

Junsu se mordía los labios ocasionalmente, no tanto por callar los gemidos de placer que escandalosos salían desde el fondo de su garganta, sino por el gozo mismo de las estocadas de Yoochun. El miembro del menor de los dos se agitaba delante y atrás en inercia del cadencioso vaivén de caderas, Park pasó una mano por debajo del vientre de Kim, alcanzándolo y masturbándole al ritmo –algo descontrolado– de sus penetraciones.

Minutos más tarde el orgasmo fue inevitable. El semen de Junsu ensució la mesa, mientras que Yoochun le llenó como la noche anterior, derramándose en su interior con un gemido tanto más ronco que todos los anteriores.

Agotados por la faena matutina, Park abandonó el interior de Kim con un chasquido húmedo, la entrada del peliteñido continuaba contrayéndose y expandiéndose, expulsando lentamente el blanquecino y espeso semen de su amante.

― Joder, vamos a ducharnos de inmediato, Junsu baby.

― Me tiemblan las piernas aún, Chunnie~.

― Sí, sí. Lo sé, pero como siga viéndote así tan sexy y erótico, te lo hago de nuevo.

El delfín sonrió coqueto, tomando otro pancake del único plato que sobrevivió en la mesa, mordisqueando e invitándole con un sutil guiño, a comer con él. No, la ducha vendría después, aún había comida para saborear sobre la mesa. Y miel y jugo de naranja en la piel del menor de los dos. Ah, era tan difícil ser el amante de Junsu, Yoochun sabe que nadie más estaría tan calificado como él para complacerle los peculiares caprichos matutinos.

FIN

 


1 comentario:

  1. WOW!!...

    Que maravillosas historias... me han enloquecido... uff!!
    amo que el YooSu sea tan meloso y caliente... son la parejita perfecta...
    Gracias por tan inspiradores Drabbles...
    TE SIGO LEYENDO*
    *********************************
    http://lolitahoneyfunnybunny.blogspot.mx/2017/02/porrista-atrevido-7.html

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