miércoles, 28 de diciembre de 2016

Nine Tailed Fox. CAPÍTULO 4.



CAPÍTULO 4. ZORRO DEL DESIERTO
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Departamento de Mokomichi Hayami

La noche anterior el zorro de ojos oscuros se había quedado demasiado sorprendido por el halago de su anfitrión, tanto que incluso se había sonrojado furiosamente, pero entonces lo dejó pasar y se quedó callado. Al menos un par de minutos, en lo que su cerebro procesó la información percatándose de la situación en que se encontraba. Musitó algo como…

Bueno, esta es la razón por la que no tengo un nombre como tú o cualquiera de tus amigos humanos… — Explicó, aunque en el fondo piensa que no es quién para dar explicaciones de nada, y menos a un humano… —Aunque sea sexy y provoque extrañas sensaciones en mi cuerpo. No es propio de un zorro del desierto excitarse de esta manera… — Piensa, y siente que algo dentro de sí se agita con vehemencia cuando los ojos oscuros del japonés deciden que soltar su mirada no está dentro de sus planes inmediatos. Se siente, por primera vez en toda su existencia, intimidado por un humano… —Qué estás mirando.

—Lo realmente hermoso que eres. No sé mucho sobre Gumihos en Corea, pero en Japón los kitsune de nueve colas suelen considerarse como criaturas sumamente inteligentes que adoptan la forma de una mujer, generalmente joven. A veces actúan como guardianes de bosques y aldeas, también pueden ser amigas fieles, amantes o hasta esposas; los kitsune en Japón son más sabios de acuerdo a la cantidad de colas que adoptan con el paso de los años; un zorro de nueve colas como tú es la máxima jerarquía en nuestro folclor. Como sea, pienso que tú, definitivamente, eres como una deidad.

Asombrado por la honestidad del japonés, el zorro de ojos oscuros zanjó el tema y se marchó a dormir sin mencionar ni una sola palabra más, pero sumamente avergonzado; y eso, tratándose de él, era mucho decir. El zorro de ojos oscuros dio media vuelta y se internó en la otra habitación,todo y que aún tenía hambre y le costó un poco más de lo esperado ocultar sus colas, pues su corazón emocionado y su Aliento agitado no parecían acordar con su mente el misterio en el que aún debían sumirse. Así, cuando el alba despuntó en el horizonte y Mokomichi asomó el rostro en la cocina, se sorprendió al ver ahí a su invitado, y no precisamente asaltando su nevera.

— ¿Tú estás cocinando? ¿Acaso te caíste de la cama y golpeaste tu cabeza y te volviste una persona normal con rasgos de amabilidad? No me gusta, te prefiero al natural, tal como eres, en serio.

Cállate. Ni creas que pienso compartirte de mí comida.

— ¿Tú comida? ¿Es que no piensas compartirme de lo que estás preparando?

No.

— Vaya, ya decía yo que era demasiado bueno y lindo para ser verdad. Aún así me simpatizas más de esta manera, hubiera sido raro que amablemente respondieras que preparabas la comida para los dos.

¿Te han dicho que hablas demasiado?— El zorro de ojos oscuros le gruñó de mala gana.

Aunque en el fondo también está intentando ignorar los sucesos de la noche anterior. Que, agregando a la lista que se estaba extendiendo de “cosas sexys que el japonesito hace para alterarle las colas”, estaba el hecho de que no le había hecho ninguna pregunta, como si le hubiese dado su espacio y dejado pasar la bochornosa situación de anoche como un pasaje sin importancia de su convivencia obligada.

— Y tú comes como si tuvieras que satisfacer el hambre de un ejército, y no te digo nada. ¿Todos los Gumiho son como tú?— Comentó con una de esas sonrisas confiadas que le hacían latir las venitas en la sien al zorro.

¡Claro que no! ¡Soy único e irrepetible! ¡Lo mejor de lo mejor de mi raza! ¡Y ya te dije que como mucho para mantener esta apariencia humana, idiota!

— Seguro… — El japonés se permitió una risita burlona. Mirando distraídamente el trasero del zorro. Le apetecía admirar de nuevo sus fantásticas colas de zorro.

¡No te atrevas a burlarte de mí, Hayami no baka!

— Alguien está aprendiendo a insultar en japonés.

¡Eres tan exasperante!

— Y tú eres hermoso con tu apariencia zorruna, pero tienes un carácter del demonio. De todas maneras podrías gustarme, zorrito lindo.

El de ojos oscuros no dijo nada aunque le fulminó con la mirada –y las prietas mejillas abnegadas de rubor–, terminó de servir algunos platos y los llevó a la mesa en absoluto silencio, luchando contra el hormigueo en su espalda baja que viene de la ansiedad de sus colas por revelarse; y entonces él tiene que invertir mucha más de su energía para conservar la calma y dejarlas ocultas, así que tendrá que comer un poco más después de todo. Está avergonzado, pero claro que no piensa admitirlo bajo ninguna circunstancia. Ha encontrado insultante el apelativo ese de "zorrito lindo", pero al mismo tiempo le ha causado este efecto de vergüenza que ha puesto a latir como loco a su corazón. Y además no puede creer que Mokomichi se haya tomado con tan buen humor el asunto de su condición sobrenatural. ¡Y menos supera que lo haya llamado hermoso! Eso va bien para sus hermanos, que son demasiado lindos incluso para sus ojos. ¿Pero hermoso? ¿Él? ¡De ninguna jodida manera!

Mientras el zorro se dignaba en ser egoísta y no compartir de sus alimentos al japonés, éste resignadamente se ha dispuesto en preparar algo rápido para desayunar –recalentaría algo como hace en ocasiones, pero con el zorro de ojos oscuros viviendo bajo su mismo techo, las sobras no existen–. En eso estaba cuando se distrajo al recordar la imagen del zorro con sus nueve colas desplegadas. En verdad le ha parecido demasiado hermoso, con las colas esponjosas agitándose suavemente en arriba y abajo con solemne tranquilidad, casi como si fuera el reflejo de la personalidad intelectual del zorro, brillando con luz propia, dándole ese aspecto fantástico que.

— ¡Kuso! — El japonés exclamó un minuto después tras cortarse el dedo con el cuchillo. El zorro de ojos oscuros abandonó la mesa y se apresuró a la cocina intuyendo el motivo de tal exclamación.

Baka… — El zorro tomó la mano del japonés y llevó el dedo herido a su boca.

Mokomichi se quedó sin habla ante la acción –sensual, sobra decir– del zorro, sintió la lengua húmeda presionar contra su herida y los labios succionando. Boca tibia. Eso es lo único que pensaba. Vale, y también en controlar las reacciones de su cuerpo, que la temperatura le ha aumentado y el pulso se le ha disparado. Y no es que él sea un calenturiento, ni mucho menos que tenga que ver el hecho de que tiene más de un año en abstinencia. Todo es culpa de este sexy y gruñón zorro.

No tenía idea de que yo fuera masoquista. Porque mira que venir a gustarme este chico tan arisco…— Sonriendo como bobo, el japonés seguía mirándole con cara de enamorado.

Cuando el zorro liberó el dedo del japonés la herida había desaparecido completamente. Su Aliento se había encargado de sanarlo. Y la única manera de hacerlo había sido mediante ese vergonzoso gesto, metiendo el dedo en su boca. Vamos, que no pensaba prestarle su Aliento por unos segundos solo para sanarle. Mejor esto que algo tan vergonzoso como besarle. ¡Ok! Tampoco es propiamente que haya de besarle, pero sí tendría que haber acercado sus bocas lo suficiente para transmitirle su Aliento.

También pude simplemente ignorarle. O dejar que se encargara por sí solo del corte, dudo mucho que sea la primera vez que se lastima cocinando. ¡Argh! ¡Estúpido humano qué está haciendo conmigo! — Pensó fuera de sus casillas, frunciendo inconscientemente el ceño.

— Gracias. Así que es cierto que los Gumiho tienen poderes de este tipo, eh. Y además fue sexy, zorrito lindo.

¡Deja de llamarme zorro lindo, maldición!

— Entonces dime cómo debo llamarte— Mokomichi clavó sus ojos almendrados en la mirada oscura del zorro, haciéndole temblar por culpa de la intensidad en sus pupilas.

No sé. Decide un nombre para mí… — Dijo, gruñendo para variar.

— ¿Quieres que yo elija cómo te llamarás?

Solo porque no tengo ganas de pensar—Aseguró lanzando un bufido y desviando la mirada. Mokomichi sonrió.

— Buscaré uno digno de ti, zorro lindo.

— ¡Que no…!

— Sí, sí. Nada de zorrito lindo para el zorro lindo… — Continuó, riendo de buena gana cuando el de ojos oscuros maldijo en varios idiomas fulminándole con la mirada. A decir verdad, ¿qué tenía tan especial este chico que le estaba volviendo todo loco por él? ¿Sería acaso algo relacionado con su naturaleza mágica? Aún si lo fuera, Mokomichi estaba más que dispuesto a seguir cayendo en el amor por él.

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Centro de la capital

Tras reunirse con sus hermanos en la universidad, el zorro de ojos avellana convenció a los otros de salir a pasear nuevamente. Aunque los zorros no estaban convencidos de moverse de ahí –que por alguna razón ahora ambos querían pasar más tiempo con sus humanos anfitriones–, siguieron al zorro medio hasta el centro de la ciudad, donde más cosas novedosas tuvieron su atención. Abstraído por las novedades que le ofrecían los grandes locales con sus escaparates coloridos y diseños extravagantes, Junsu mató el tiempo por largas horas, era preferible esto que estar en las cercanías de la universidad, ya que él lo que menos quería era sentir su Aliento y pensar en Yoochun.. La mañana se fue así entre algarabía y asombro por parte del pelirrojo, el hastío y la apatía del menor de los tres, y la prudencia del de ojos negros.

Sus humanos deberían darles un nombre también. A mí me gusta que Yoochun ah me llame “Junsu” cuando habla conmigo…— Comentó casi con aire distraído, mirando alternadamente una tienda de mascotas y otra de peluches en la plazuela a que han llegado a media tarde.

¿No se supone que no querías hablar de ese malagradecido? Estoy aquí aburriéndome con ustedes por esa razón, hyung— El zorro de ojos oscuros dice de mala gana, resopla y mira distraídamente unos aparadores en una tienda de instrumentos para la cocina. Piensa en el japonés y se pregunta qué estará haciendo en ese momento, si también ocupará algún espacio en su mente para pensarle mientras no se ven.

Junsu suspiró.

No puedo evitarlo, Yoochun ah es importante para mí, quiero que me mire como mira a las chicas. Quiero gustarle, pero no hay acciones en él que me hagan pensar que lo hará.

¿Entonces para qué quieres ser un humano? No lo entiendo, hyung.

El de ojos avellana bajó la mirada, jugueteó con el borde de una cortina de holanes expuesta en la tienda por la que han pasado sin responder a su hermano menor. El de ojos negros miró a sus hermanos, cada uno tenía sus propias ideas y comprendía de forma diferente la estancia en este mundo. El zorro mayor optó por cortar el tema, no quería una confrontación entre sus hermanos ahora, y presentía que el zorro menor estaba alterado, más que su habitual mal humor lucía como si algo estuviese haciendo estragos en su mente.

Vamos a volver ya a la universidad. Podemos volver luego para que decidas qué quieres mirar, Junsu ah.

Sé lo que quiero mirar, hyung. Lo que no sé es si Yoochun ah estará de acuerdo en tener mascota en casa, o si sería mejor solo tener un peluche.

Ninguna de las dos cosas debería ser una opción en tu cabeza, hyung… — Se quejó el de ojos oscuros… —Ni siquiera tienes dinero para comprar ninguna de las dos cosas. Y por el geniecito que se carga tu humano, dudo mucho que vaya a querer cualquiera de las dos.

El pelirrojo pucheó y pateó el suelo con aire berrinchudo; al menos por un instante su personalidad infantil resurgió. Luego suspiró y resignado se encaminó hacia la calle para tomar el camino de vuelta a la universidad para reunirse con los humanos. Sus hermanos caminaron junto a él en silencio. Estaba cada uno metido en sus propios pensamientos.

Hyung, ¿vas a decirme qué necesito para convertirme en humano de verdad?

Paciencia, Junsu. Te lo explicaré todo cuando sea luna llena. Entonces tendrás todo un mes para conseguir tu cometido, cuando otra luna llena se haga presente en el firmamento. Por ahora pienso que es mejor tomar las cosas con calma, volvamos a nuestras casas.

El de ojos negros omitió mencionar el hecho de que se sentía inquieto, tenía un presentimiento más allá de esta situación con su hermano. El pelirrojo quiso replicar, pero en este punto sabía que los reclamos no servirían de nada. El ritual no iba a ser alterado solo porque él ansiara ser humano de inmediato. El zorro de ojos negros suspiró mirando hacia el cielo claro, no hay nubes y los rayos del sol caen con energía sobre la ciudad, encandilándoles incluso la mirada. El zorro mayor recuerda un poco cuando estuvo dispuesto a renunciar a su condición sobrenatural, el proceso es literalmente doloroso, una muerte tras otra por cada cola perdida. No quiere que ninguno de sus hermanos pase por esto, pero sabe que es tarde. Junsu está decidido.

He estado pensando. No podemos estar sin hacer nada durante todo este tiempo. Debemos encontrar la manera de apoyar a los humanos que nos cuidan, encontrar un trabajo aunque no tengamos credenciales que nos identifiquen.

El de ojos oscuros sintió de pronto que su comentario había caído en saco roto pues ninguno de sus hermanos mostró reacción alguna. Estaba por repetir lo dicho cuando el mayor dijo algo sobre encargarse del asunto, pero pronto los tres volvieron a quedar en silencio mientras caminaban de vuelta a sus respectivos sitios.

Ah, olvidé mencionarlo. Soñé con La Abuela anoche.

Junsu dijo repentinamente. Y en cuanto aquella frase salió de sus labios los pasos de los tres zorros se detuvieron en seco. El de ojos negros y el de ojos oscuros volvieron la mirada hacia el pelirrojo, inquiriendo los detalles de este sueño.

Yo, no quiero revelar lo que he visto en mi sueño.

¿Estás de broma? ¡Tenemos que saberlo, hyung!

Tranquilízate, hermano. Junsu ah, es necesario que lo sepamos. Recuerda que esta aventura no es solo tuya, lo que sea que la Abuela decida nos afectará a los tres, de nuevo.

El zorro de ojos avellana evadió la mirada de sus hermanos. Lo sabe, está consciente de eso, pero…

La Abuela quiere que volvamos a su lado. Ha enviado a alguien tras nosotros.

El zorro de ojos oscuros chasqueó la lengua. Esto traería más problemas para los tres. Mientras tanto, el zorro mayor elevó la mirada al cielo. Le resultaba bastante familiar esta historia. Hace doscientos años, La Abuela también exigió su regreso, justo antes de que su última cola desapareciera.

Ella sigue negándose a permitir que seamos humanos, por qué…— El zorro mayor dijo para sí, sintiendo cómo el Aliento en su interior se agitaba inquieto, casi temeroso. Más que nada, rencoroso.

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Universidad de Seúl

Cuando estuvieron de vuelta, Mokomichi y Jung ya esperaban por sus respectivos invitados. Pero del pelinegro ni sus luces, a Junsu no le extrañó, o tal vez era que en el fondo tenía algo de miedo de encontrarse con él. De todas formas no sentía su Aliento lejos, así que Park debía andar aún por ahí en la Universidad.

— Está realizando un trabajo en la Biblioteca, puede que tarde hasta el anochecer, Junsu. ¿Quieres venir con nosotros? — El moreno ofreció amablemente.

No, está bien. Volveré a su departamento, al fin que ya me sé bien el camino y tengo el código para entrar. Gracias, Yunho hyung.

— ¿Seguro? En verdad que no me importaría que nos acompañes.

¿Será que no tienes ganas de quedarte a solas con mi hermano~?— El pelirrojo cuestionó con una sonrisilla divertida, le brotaba algo de picardía, pero todavía era más la inocencia que destilaba incluso en su tono de voz, la misma que se le reflejaba en los juguetones ojos avellana.

De todas formas Jung carraspeó nervioso. En parte tiene que admitir que sí es eso. Le da un poco de vergüenza estar a solas con el de ojos negros, y eso es culpa de su cuerpo, que ha decidido que alterarse ante la presencia del zorro le agrada de sobremanera. Todo y que debiera tomarse esto de los Gumihos de otra manera, no le resulta tan irreal, casi como si toda su vida hubiese esperado por este tipo de experiencia. O como si sus memorias reconocieran una vida pasada. El moreno desechó todos esos pensamientos y se limitó a sonreír cuando la insistente mirada aniñada del pelirrojo le hostigaba por una respuesta.

Junsu, deja de molestar a Yunho-ssi. Vuelve al departamento de Yoochun ah con cuidado. Mañana vamos a reunirnos de nuevo para hablar de lo que tenemos pendiente, ¿de acuerdo?

Sí, hyung. Yunho hyung, ¡recuerda darle un nombre a mi hermano~! — Exclamó con emoción, agitando la mano para despedirse antes de girar sobre sus talones y echar a andar hacia la salida.

El moreno volvió a carraspear. Claro, los zorros no tienen nombre, por eso Yoochun llamó Junsu al pelirrojo. El japonés le había mencionado algo también antes de que los zorros llegaran, y él parece ser el único que no ha prestado atención en los detalles, demasiado abstraído en el universo de posibilidades que se abrió cuando las colas del zorro de ojos negros se mostraron ante él la noche anterior.

Yunho-ssi.

— ¿Sí?

¿Nos vamos? ¿O aún tienes pendientes que realizar?

— No, no. Vamos, mis clases terminaron y las tareas puedo hacerlas en casa. Nos vemos mañana, Hayami, esto… — El moreno se trabó cuando se dio cuenta de que no podía despedirse con un nombre del joven morocho.

Nos vemos luego. Ya cuando Hayami no baka decida darme un nombre te sentirás mejor, Yunho hyung. Vamos. — El zorro de ojos oscuros dijo con tono demandante, sus tripas gruñeron y al japonés le dio entre comicidad y ternura. Parecía un crío en pleno desarrollo.

— Él lo ha dicho, nos vemos Yunho, hyung… — El japonés les sonrió a ambos al despedirse, siendo sumamente respetuoso con el de ojos negros. Luego, japonés y morocho se retiraron también.

Yunho-ssi.

— ¿Sí?

¿Te asombró saber la verdad sobre nosotros?

— Bueno, claro que sí. Bastante.

Pero vas a sobrellevarlo, ¿verdad? Al menos hasta que, podamos volver a nuestro mundo…— Dijo, teniendo que mentir al final, porque si Junsu se volvía humano antes de que La Abuela pudiera impedirlo, su hermano menor y él no podrían irse sin más. La separación de los tres hermanos le resultaba simplemente imposible.

— P-por supuesto… — El moreno respondió. Pero cuando pensó en esta partida de los zorros, de su invitado en particular, algo dentro de él se agitó inconforme, casi temeroso. De alguna manera, la idea de tener que despedirse de él no cuadraba en su pensamiento y le aguijoneaba una sensación de malestar en la boca del estómago. No, era en el pecho, donde su corazón golpeteaba casi agónico ante la sola idea.

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Departamento de Park Yoochun

Cuando el pelirrojo llegó hasta aquí se dio cuenta de que los pies le punzaban en la planta, se sentían calientes y un dolorcito le subía por las pantorrillas hasta los muslos y la espalda.

¿Esto será a lo que los humanos llaman cansancio? Quizá fue mala idea caminar para todos partes durante toda la mañana, además como no teníamos mucho dinero no pudimos comer antes de volver aquí… — Un tierno pucherito brotó en labios del pelirrojo.

Luego pensó en que el malhumor de su hermanito debió ser justamente por esta razón, ya que solo habían comido un poco temprano y el resto de la tarde le habían tenido a base de agua para hidratarse, cuando él suele dar al menos siete u ocho comidas durante todo el día. Rió bajito mientras se tallaba las plantas de los pies y daba algunos apretoncitos alrededor del empeine queriendo aliviar la sensación de cansancio.

¿Yoochun ah tardará mucho más en volver?— Murmuró, reposando sus pies sobre el piso de madera, suspirando casi aliviado al sentir el contraste de temperaturas entre lo fresco del liso piso y lo caliente de sus pies.

Luego escuchó el sonido de la puerta al abrirse y cerrarse e instintivamente agudizó sus oídos. Naturalmente debía tratarse de Yoochun, pero por el simple hecho de no haber sentido su Aliento cerca ni reconocido el aroma del pelinegro, él supo que no podía tratarse de su humano. Así que sigilosamente avanzó hacia el pasillo de entrada listo para defender el territorio de su humano de cualquier extraño que quisiera robarle. O lo que sea.

Pero dudaba mucho que la mujer delante de él fuera una ladrona. O algo.

— ¿Y tú quién eres? ¿Qué haces en casa de mi sobrino?

¿Mh? ¡Ah! Usted debe ser Min Hee-ssi, la Tía de Yoochun ah— El pelirrojo sonrió tímidamente. Esta es la primera vez que se encuentra con algún familiar del pelinegro y por alguna razón quería dar una buena impresión. Aunque probablemente ya ha iniciado con el pie equivocado al respecto.

— Sí, pero no sé quién eres tú.

— Me llamo Junsu… — Dijo. Y al hacerlo se dio cuenta de que se sentía maravillosamente bien poder presentarse como cualquier humano común y corriente. Sin tener que evitar el revelar su verdadera identidad. Estaba emocionado, tanto que tuvo que hacer un gran esfuerzo por dejar sus colas bien ocultas a la vista de la mujer.

— Oh, así que tú eres el famoso Junsu que tuvo tan preocupado a mi sobrino días atrás… — La mujer finalmente se adentró con confianza en el departamento, cargando un par de bolsos que parecían contener alimentos.

El pelirrojo de inmediato se ofreció en ayudarle con la carga, que francamente era pesada para la fuerza de una mujer. De cualquier manera, lo que tenía al pelirrojo sonriendo como bobo era lo que acababa de escuchar. Su humano de verdad se había preocupado cuando desapareció así sin más.

Nada le cuesta ser así de amable y lindo más a menudo… — Pensó, internándose en la cocina al seguir a la mujer que seguía parloteando con ese tono chillón que se le hacía algo extravagante pero mono al pelirrojo.

— ¿Y de dónde eres? ¿Cómo es que apareciste así de repente en la vida de mi sobrino y no nos había hablado nunca de ti?

Nos conocimos recientemente pero nos hemos entendido muy, bien.— El pelirrojo titubeó de último momento cuando tuvo que decir aquello. A veces parecía que sí, que podía llevarse bien con el pelinegro. Pero en otras ocasiones, las palabras y las acciones de su humano consiguen hacerle sentir realmente mal, incómodo, triste… —Disculpe si le he ocasionado problemas a Yoochun ah, le aseguro que no ha sido esa mi intención al quedarme unos días a su lado.

— ¿Eh? Oh bueno… — La mujer comenzó a guardar la despensa que ha llevado para el pelinegro en los cajones de la alacena y el frigorífico… — En realidad Yoochun no nos ha dicho gran cosa. De hecho solo te mencionó esa noche cuando fue a pedirle ayuda a mi padre para buscarte, pero aunque intenté sonsacarle algo de información acerca de ti, él no soltó prenda. Siempre tan obstinado para sus cosas.

Yoochun ah es un chico extraordinario. Yo le q… le estimo mucho por eso. — ¿Se habría corregido a tiempo? No debe ser normal que un chico diga que quiere a otro, ¿o sí? Bueno, todavía están los tipos de querer de familia, de camaradería también. Se pone a la defensiva por nada.

La mujer volvió la mirada hacia el pelirrojo, extrañada de la seriedad y timidez con que aquellas palabras brotaron de labios de este chico que luce algo adorable para su edad.

— Salvo Yunho y en ocasiones Hayami, no hay muchas personas que digan eso acerca de mi sobrino, ni siquiera Ji Seok. Yoochun debió dejarte una muy buena impresión y se deben estar llevando definitivamente bien para que lo veas de ese modo.

Yoochun ah me permite quedarme en su casa, y cuida de mí. Se comporta como un hyung responsable. O casi todo el tiempo lo hace…— El de ojos avellana admitió con una sonrisita entre divertida y molesta. Una vez más, las acciones y el trato del pelinegro a veces dejaba mucho qué desear para él, que está ansioso de un cariño especial de su parte.

— Ya decía yo que era demasiado perfecto que hablaras tan bien de mi sobrino… — La mujer soltó una sonrisita… — De todas maneras así suena más a que estamos hablando de la misma persona. Sé que mi sobrino es buena persona, solo tiene algunos detalles de personalidad que le arruinan la extraordinaria reputación.

Ambos rieron bajo por el comentario. No había intención de burla allí, simplemente se sentían como si estuvieran hablando de una persona a quien conocen de toda una vida. Y bueno, Park Min Hee sí que conoce a Yoochun desde que nació, pero Junsu apenas tiene unos días a su lado y ya sabe –porque lo siente en el fondo de su Aliento, que en caso de los zorros existe una especie de equivalencia con su alma y corazón– que no podría vivir separado de él. Él va y piensa con soltura y libertad que está enamorado, aunque está seguro también de que si hablara de esto con un humano como los amigos del pelinegro, e incluso con Min Hee-ssi, ellos le dirían que no se trata de amor.

Los humanos son los primeros en negarse a algo tan suyo. El amor no es inauditamente espontáneo, puede nacer en un abrir y cerrar de ojos. El reto está en cosecharlo y dar buenos frutos de él. Mirarle florecer como cerezo en primavera.

— ¿En qué estás pensando, Junsu-ssi?

En nada en particular. ¿Usted le trae siempre la despensa a Yoochun ah?

— Al menos una vez por semana, aunque esta ocasión ustedes dos se han terminado todo muy rápido; así que he pensado en traerle dos o tres veces a la semana. Incluso puedo cocinar para ustedes si deciden venir a casa a visitarnos. Al abuelo también le gustará conocerte, Junsu-ssi.

Se lo diré a Yoochun ah, Min Hee-ssi…— Sonrió cordial. Aunque en el fondo pensaba que el pelinegro se negaría en rotundo en llevarle… —Yoochun ah sigue evitando a toda costa que tenga contacto con sus amigos de la Universidad, con mayor razón lo hará de su familia. No, probablemente aunque llegara a ser un humano de verdad, Yoochun nunca me verá diferente.

— Lo que sea que estés pensando, no te líes tanto. Tu cara se ve más bonita cuando sonríes que cuando tus ojos reflejan tristeza… — Las palabras de la mujer pillan por sorpresa al pelirrojo. No se ha percatado de su ensimismamiento… — Por cierto, ¿tú no vas a la Universidad?

No… – Junsu dijo honestamente. No tenía intenciones de mentirle a aquellas personas que se nota quieren al pelinegro con tal sinceridad… —Yo, he tenido algunos problemas de familia que me han impedido hacer muchas de las cosas que quiero. Pero espero pronto poder integrarme a la vida con normalidad.

— Oh querido.— La mujer le dio un repentino abrazo cariñoso. El pelirrojo se sorprendió pero al instante correspondió el gesto con suavidad. Nunca había sentido este tipo de abrazo. Con calidez humana… — No desistas, estoy segura de que lo que sea que estés pasando pronto será solo un recuerdo. Tengo la impresión de que harás algo muy importante con tu vida.

Min Hee pellizcó las mejillas del pelirrojo con súbito maternalismo. Junsu sonrió, ligeramente adolorido de los mofletes por aquel gesto cariñoso. Pero feliz. Ella que no sabe quién es él en realidad, le trata como a cualquier chico, como a un ser humano. Entonces, ¿por qué sigue sintiendo que con Yoochun no será así de sencillo?

— Así que, ¿vas a decirme por qué mi sobrino estaba tan preocupado buscándote aquél día? Realmente estaba angustiado, y lo suficientemente desesperado para aparecerse por la casa y pedirle un favor a mi padre, después de todo últimamente ellos son como agua y aceite.

— Min Hee-ssi, ¿por qué ellos no se llevan bien? Son familia.

Junsu evadió la pregunta de la mujer y al mismo tiempo le devolvió una, curioso a más por conocer de la vida del pelinegro. Min Hee rió con soltura, el pelirrojo ladeó el rostro con curiosidad sin comprender el motivo de su risa cuando ha hecho una pregunta que ha considerado seria.

— En realidad ellos se quieren, por supuesto que se llevan bien; estellevarse mal es superficial y solo una especie de rebeldía de parte de ambos. Después de todo son abuelo y sobrino, y créeme cuando te digo esto, son igualitos… — La mujer volvió a reír, y el pelirrojo tuvo la impresión de que esta persona era una de las más transparentes que ha podido conocer en esos días.

A Junsu le agradaba mucho Min Hee, y esperaba que al menos con el tiempo, Yoochun pudiera ser más amable con él como su tía. Que le tratara como humano, tal vez como un amigo.

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Departamento de Jung Yunho

— He estado pensando en un nombre para ti… — El moreno dijo repentinamente mientras tomaban la cena.

¿No te gusta algún nombre en particular?

— Pero puede que a ti no te guste. Por eso pensaba que lo mejor sería que tú lo eligieras.

Entonces dime cuáles te gustan y elegiré uno de entre ellos. No es gran cosa, solo se trata de un nombre temporal.

El moreno se le quedó mirando. ¿Por qué parecía que quería complacerlo pero al mismo tiempo guardar la distancia?

Yunho-ssi…

— Jaejoong. Me gustaría llamarte Jaejoong.

Entonces a partir de ahora ese será mi nombre, Yunho-ssi. Jaejoong… — El de ojos negros le regaló una sonrisa. Suave, casi un sortilegio de su imaginación. Hermosa.

— Jaejoong ah, ¿podrías dejar de usar tal respeto cuando me hablas? Con que uses mi nombre es más que suficiente. Es extraño cuando me llamas de esa manera.

¿Te disgusta?

— Es demasiado respeto, y a veces pienso que quien merece más respeto entre nosotros dos eres tú.

— Bueno, en cuanto a edad ciertamente te llevo siglos enteros de ventaja… — Jaejoong dijo con una sonrisita. Cristalina, pura. Tal vez la más sincera que le ha mostrado hasta ahora… — Entonces, Yunho ah ¿Estará bien de esa manera para ti?

— Sí, Jaejoong ah.

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La tarde se ha ido demasiado rápido y el oscurecer de la noche cubría el firmamento. Yoochun sabía que Junsu debería estar esperándole ansiosamente en su departamento, y una parte de él también quería encontrarse con el chico y discutir por cualquier tontería, quería comprobar que la personalidad infantil del zorro de ojos avellana estaría de regreso.

— Le contaré acerca de los buenos comentarios que recibí hoy en mi clase de Taek Won Do. A pesar de que hacía unas semanas que no me aparecía por ahí, hoy conseguí ejecutar cada movimiento con perfección.

Decía para sí, sonriendo feliz mientras camina por la calle y dobla en la esquina, el edificio donde se ubica su departamento ilumina la noche y alcanza a notar las luces encendidas de su piso. Se imagina a Junsu haciendo el vago la mar de aburrido sin él. Y de solo imaginarlo, la sonrisa se ensancha en sus labios. El Aliento contenido en su pecho también parece alegrarse, se siente cálido y ligero.

Sin embargo, su mejora en el Taek Won Do no venía de práctica alguna. De hecho hacía algún tiempo que faltaba a las clases y su sensei ya le había dado un ultimátum para conservar su cinturón. Yoochun sin embargo había querido lucirse esa tarde en la clase extracurricular de cinematografía a que asistía una vez a la semana y, actuando como personaje principal en un cortometraje que realiza junto a sus compañeros de clase, ejecutó una escena de artes marciales casi tan pulcra como lo hacen los profesionales. Todos habían quedado impactados. Sus compañeras de clase incluidas, una de ellas, la que la resulta más atractiva, le había invitado a salir esa noche. Y él, emocionado había querido aceptar la invitación, pero el dolorcito en su pecho le había recordado que este intentar ser galante con las mujeres era la principal razón por la cual el dichoso Aliento le aguijoneaba con dolor.

— Maldito Aliento. Estúpido zorro. ¡Ngh!— Se quejó, doblándose de dolor justo fuera de su puerta. Parecía que el Aliento en su pecho le daba una advertencia acerca de su pensamiento respecto al pelirrojo.

Park abrió con dificultad, respirando laboriosamente y deseando con fuerza que ese dolor desapareciera. Cuando el pelirrojo le vio sonrió contento, aunque al notar el estado del pelinegro su sonrisa se esfumara y apareciera una expresión de auténtica preocupación. Anduvo hasta él con prisas, sujetándole por el brazo para ayudarle a sostenerse.

¿En qué has estado pensando que mi Aliento está tan enojado, Yoochun ah?

— ¡No te importa! — Gruñó dejando caer su cuerpo a peso muerto sobre el sofá, sobándose el pecho y respirando profundamente.

Junsu frunció el ceño dolido por la actitud del pelinegro. Sí, a veces se llevaban bien. Otras parecía que Yoochun solo veía un estorbo en él. De todas maneras, ya no podía hacer nada por evitar que su corazón latiera tan rápido cada que le ve, cada que le escucha, cada que le tiene así de cerca. Llevó su mano al pecho del pelinegro habiéndola pasado por debajo de su ropa.

Solo voy a calmar miAliento… — Aseguró al percatarse de la incomodidad y la molestia del pelinegro que ya había comenzado a respingar por su tacto.

— Maldición.— Bufó por lo bajo, enfadado consigo mismo al descubrir que a su cuerpo le agradaba el suave y tibio contacto de la mano del pelirrojo. Incluso más que la sensación que experimentó cuando recibió aquella invitación de una de las chicas más populares de toda la Universidad. Lo sabe porque siente caliente la zona donde la mano del pelirrojo ha rozado en su camino hacia su pecho. Un calor diferente, agradable.

Yoochun ah, ¿tan desagradable es tenerme contigo?

— ¿Qué?

Estás enojado conmigo, no solo porque mi Aliento te duele. Lo puedo notar. Soy un Gumiho, pero no soy idiota, Yoochun ah.

Cuando el pelirrojo terminó de decir eso, Park buscó su mirada con aprehensión. Realmente despotricó contra el chico sin medirse en absoluto. Le hizo sentir mal sin realmente quererlo. Actuaba casi por instinto, por mero mecanismo de defensa. Como si tuviera miedo de todo lo que puede encontrar en un ser sobrenatural como él.

Vio entonces en los ojos avellana una tristeza y una decepción tan nítidas que le hincó en el corazón un profundo sentimiento de culpa. ¿La actitud de esa mañana también era por su causa?

— N-no. Oye, no es que me desagrades. Lo… lo siento, estaba enfadado contigo porque tu Aliento duele mucho cuando quiere. Y hoy se lució.

— No es que quiera dolerte, ya te expliqué que eso se debe a que piensas cosas indebidas.

— Pero si una chica me gusta mucho, tu Aliento debería saber que es normal que piense en tener una cita perfecta con ella, besarla cuando le lleve a su casa… — El tono soñador del pelinegro se incrustó dolorosamente en el pensamiento del pelirrojo.

Al mismo tiempo el pecho de Park volvió a sufrir a causa del Aliento. Maldijo por lo bajo y apretó los dientes. Esta vez ha dolido incluso más que antes. Junsu se sintió culpable al ver el rostro contraído del pelinegro, sabe que debió doler mucho más esa vez porque, estando tan cerca de su Aliento era como si estuviesen conectados, y su tristeza lo hizo reaccionar.

Lo siento. Soporta solo un poco más. Tu cuerpo tiene que sanar por completo para que pueda tomar mi Aliento de vuelta.

El pelirrojo susurró, tan bajo y débil que Yoochun tuvo la impresión de que se alejaba más del Junsu revoltoso que le perseguía a todas partes y se colaba sí o sí en su cama todas las noches. Entonces buscó de nuevo la mirada del zorro, pero la vista de éste estaba centrada únicamente en su pecho mientras le acariciaba suavemente y reconfortaba la sensación ahí dentro. Realmente su sola cercanía tranquilizaba al Aliento y le dejaba sentirse de nuevo tranquilo. Tuvo así la oportunidad de observar el rostro abstraído del pelirrojo, no había tenido antes esta vista. La expresión ida del pelirrojo sin embargo no le gustó, tampoco la oscuridad en sus pupilas avellanas ni la seriedad de su rostro risueño y juguetón.

— Antes me preguntaste si te vería diferente si llegabas a ser un humano de verdad. Y ahora yo me pregunto, ¿por qué quieres ser un humano? ¿No te gusta quien eres? Cualquiera quisiera tener tus habilidades, esto de sanar rápidamente, de tener más habilidades que cualquier humano como yo. He estado poco tiempo con tu Aliento dentro de mí pero me he dado cuenta. ¿Por qué renunciar a esto por algo tan pueril como ser humano?

Los ojos del zorro entonces sí que centraron su atención en los pozos negros del humano. La caricia tranquilizadora que su mano había estado proporcionando sobre el pecho de Park se detuvo también.

— Quiero ser un humano porque estoy cansado de vivir encerrado en una pintura. Quiero ser humano porque no me gusta más la vida como Gumiho, la gente nos teme, nos tratan como demonios crueles y eso no es verdad. Además, si soy humano podré conocer el amor…— Murmurando la última frase, Junsu finalmente retiró su mano del cuerpo de Yoochun, notando el cosquilleo en su espalda baja donde sus colas amenazan con mostrarse. Le emociona la idea de enamorarse y ser correspondido, sobre todo porque tiene enfrente a quien desea le enseñe aquello tan humanamente misterioso como maravilloso.

— El amor no es tan magnífico, Junsu.

— Pero tú te has enamorado, ¿cierto? Quizá de alguna chica lo estés ahora.— Cuando el pelirrojo mencionó aquello su emoción se evaporó. Casi había olvidado aquello. Puesto de esa manera, ¿realmente tenía caso convertirse en humano? Yoochun no iba a corresponderle, jamás lo haría. Y ser su amigo, ¿sería suficiente? ¿Podría vivir solo con eso?

—Tal vez. Pero no es la primera vez que me pasa eso con una chica. Creo que el amor es más que sentirse enamorado de una persona. Y ese algo más no lo he sentido aún… — Dijo y sus ojos negros chocaron con las pupilas avellanas. Su estómago se sacudió y el corazón le dio un vuelco. Un calor agradable se extendió desde su pecho hasta el resto de su cuerpo haciéndole sentir sumamente relajado. Como si hubiera descubierto algo tan grandioso que solo puede ser admirado con sumisa devoción.

Entonces, ¿podría ser que tu amor verdadero no ha llegado?

— S-supongo.

Una suave sonrisa abarcó los gruesos y rosados labios del pelirrojo. Y por alguna razón aquella sonrisa contagió al pelinegro.

— Quiero ser humano. Y ser el amor verdadero de alguien… como t… — El intento de confesión del zorro se vio interrumpida por el tono del móvil del pelinegro, que totalmente desprevenido por el sonido de aquel aparato dio un bote de impresión, apurándose en contestarlo.

Era la chica de su clase. Y la sonrisa bobalicona que Yoochun puso mientras atendíael móvil apresurándose al balcón en busca de algo de privacidad, volvió a deprimir al pelirrojo. Un segundo se sentía confiado de convertirse en humano si podía permanecer a lado del pelinegro, pero al segundo él mismo se encargaba de destruirle los castillos de arena que levantaba en el viento como auténticas ilusiones de nada.

Así que tenía ahí su dilema. Buscar o no buscar convertirse en humano.

Yoochun ah no se enamoraría de mí nunca. ¿Podré vivir una vida con esa realidad en el corazón?—El zorro de ojos avellana dijo para sí, acurrucado en el sofá donde antes había estado el pelinegro. Pero distraído en sus pensamientos no se percató de la figura de Park a sus espaldas. El pelinegro ha escuchado sus palabras.

— ¿Junsu?

El pelirrojo levantó la mirada cuando escuchó la voz del pelinegro. Temeroso de que le haya escuchado, reculó en el sofá como si pretendiera esconderse o huir. Park suspiró, dejó su móvil sobre la mesa de noche y se sentó junto al zorro.

— Junsu, ¿los zorros también se enamoran?

¿Eh?

— Incluso si lo hicieran, no te enamores de un humano vulgar como yo. Te mereces a alguien mucho mejor, más digno de ti, de tu superioridad.

Yoochun ah… — El pelirrojo abrió los ojos de par en par, asombrado por este tipo de respuesta. Se había esperado cualquier cosa, pero nunca esto.

— Toma tu Aliento de vuelta en cuanto mi cuerpo haya sanado y ve con tus hermanos a cualquier otra parte, conoce otras personas.

No me interesan otras personas, me interesas tú, Yoochun ah.

Avellana contra negro se enfrentaron cuando sus ojos se buscaron al mismo tiempo. El Aliento contenido en el pecho de Park pareció latir con una fuerza descomunal junto a su corazón. Sus rostros se fueron acercando lentamente, mezclando sus alientos, rozándose los labios.

--//--
Departamento de Jang Wooyoung

— Hyung, ya estoy mejor. Vuelve a tu casa, a tu trabajo.

— Ya te he dicho que pedí unos días de descanso, me iré cuando te hayas recuperado por completo.

— Pero ya no necesito que cuides de mí.

— Wooyoung, ¿acaso te molesta que esté al pendiente de ti?

— N-no. No es eso, hyung.

— ¿Te has encontrado recientemente con Nichkhun?

— ¿Eh? ¿Qué, qué tiene que ver él en todo esto?

— Estaba pensando, si no habrás colapsado por su culpa.

— ¡Claro que no! He superado mi rompimiento con él, hyung.

— Está bien, te creo.

Wooyoung suspiró, ¿así que todo este tiempo Ji Seok había pensado que su colapso se había debido a Nichkun? Se sintió decepcionado. En realidad, ha colapsado por otra razón, y le tiene enfrente.

— Wooyoung ah.

— Mh.

— Voy a casarme.

El muchacho abrió los ojos de par en par. ¿Ha escuchado bien?

— Oh al menos eso es lo que mi familia quiere que haga. Pero, no estoy enamorado de mi prometida… — Ji Seok continuó, casi como si le resultara importante hablar de esto con el muchacho… — En realidad no quiero casarme, pero estoy siendo presionado por ambas familias.

— Hyung…

— Ella se ha mudado a mi casa incluso, por disposición de nuestras familias. Estoy harto de eso.

— ¿No puedes negarte?

— Soy el primogénito, heredaré la fortuna de mi familia, y mis padres tienen un acuerdo con la familia de ella. Es todo algo caótico, puedo negarme, pero hay muchas cosas a considerar. Mis padres no van a dejar que me niegue sin más.

Wooyoung bajó la mirada. Debería apoyarlo de alguna manera pero no tiene idea de cómo, sobre todo considerando que su corazón ha terminado por quebrarse en ese preciso instante. Ji Seok ha de casarse.

— Ji Seok hyung, eres inteligente. Sabrás, sabrás cómo salir adelante. Tal vez… tal vez cuando te cases, cuando convivas con tu prometida, puedas, enamorarte… — Duele. Tener que hablar de esto como si no le estuviese sangrando el corazón.

— Pero, la cuestión es que no quiero casarme porque no puedo enamorarme de ella. La verdad, Wooyoung, es que quien me gusta eres tú.

--//--

Soo Ahn se encuentra con Yunho en un callejón cerca de un súper mercado que queda a unos minutos del departamento del moreno; está vacío, el silencio es sofocante, la luna está brillante pero una nube la cruza y apaga su luminosidad. La mirada profunda de la hermosa mujer le provoca un dolor de cabeza intenso. Memorias sacuden su mente.

— Tanto tiempo, Yoon Hoo.

--//--

Las colas del zorro de ojos oscuros volvieron a revelarse, esta vez agitándose con un ímpetu desconocido. Mokomichi no se entera, está ocupado, cada célula de su ser está enfocada en una sola cosa, disfrutar. Disfrutar de este beso cargado de una pasión fulgurante que el zorro de ojos oscuros ha iniciado una vez ambos ocuparon la amplia cama de su habitación.

Las puertas de la ventana se abren de par en par y fuertes ventiscas acuden del exterior sacudiendo las cortinas y colándose en el interior como un remolino furioso. Pero el japonés ni siquiera podría enterarse, las colas del zorro los cubren, se agitan con vehemencia e incluso parecen más grandes y esponjosas, más brillantes. Todo el cuerpo del zorro parece brillar cual si su piel estuviera cubierta de oro.

Luego el beso se rompe de la misma forma en que llegó, repentinamente. El zorro de ojos oscuros tiene las pupilas dilatadas y su respiración está tan alterada como la del japonés; además, sobre su cabeza, dos amplias orejas color arena han crecido, y los colmillos que sobresalen bajo su labio superior le dan un aire salvaje. Mokomichi está tildado, no tiene idea de lo que ha pasado.

Agnosco veteris vestigia flamea.

— ¿Ah? — Mokomichi se arrepintió en ese preciso instante de no haber tomado aquel curso de latín que le ofrecieron cuando estuvo durante un año en Italia como parte de su doctorado.


Continuará……

3 comentarios:

  1. Ya se prendió el "zorrito lindo " 🤣🤣🤣🤣🤣

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  2. Yunho es la reencarnación de Yoon Hoo 😍 Así si, no me agradaba la idea q JJ hubiera estado con otro 😝. Pero mendrugo, q le hiciste a JJ 😭😭😭😭😭?

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  3. Zaaaz se acerca la parte intensa ok yo no puedo evitar que se me llenen los ojos de lágrimas cada que el Cabrón de mi Ratón hace entristecer a Junsu. Santo por Dios no siii de plano amo mil veces más que Changmin se prenda con Hayami!!!💕💕💕

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