CAPÍTULO
3. EL LLANTO DEL ZORRO
--//--
Ni
bien Ji Seok escuchó al otro lado de la línea ese “Wooyoung colapsó”, salió de
su oficina a toda prisa, con el móvil pegado a la oreja y tomando en el camino
lo único que necesitaría, su saco, la cartera y las llaves de su automóvil. El
abogado ni siquiera escuchó a su prometida
llamarle, tenía el corazón atorado en la garganta de preocupación por el
muchacho.
Ji
Seok nunca lo ha dicho, ni siquiera ha sido capaz de admitirlo para sí mismo,
pero todo en torno a Jang Wooyoung le
altera. Ji Seok nunca se había sentido de esta manera por nadie, menos por un
muchacho a quien conoció por casualidad –quizá azares del destino–. Wooyoung es
un chico alegre, le encanta bailar y suele tomarse los fines de semana para
esta actividad con sus amigos más cercanos, a veces ha hecho el intento de
integrarlos a ellos en sus salidas, pero Ji Seok siempre se opone alegando
carga suficiente de trabajo para no tener vida social. El abogado ya antes se
había percatado de la insistencia del joven moreno por conseguir que se integrara,
al menos fue así durante las primeras semanas de haberse conocido, por aquellos
días la algarabía de Wooyoung le parecía algo tierna, las sonrisas que soltaba cuando le invitada, su mirada
alegre y las mejillas rosadas. Ji Seok no se había planteado el motivo de tales
expresiones hasta que Mokomichi insinuó la atracción que Wooyoung debía sentir
por él ya que siempre lo buscaba.
Entonces,
Ji Seok comenzó a marcar más el límite de relación con el muchacho, y
rápidamente la alegría de Wooyoung se había apagado. Ahora cuando se reúnen
evade su mirada, pero cuando piensa
que no lo está viendo, Ji Seok se sabe profundamente observado. Así, Ji Seok
comprendió los sentimientos de Wooyoung, y aunque fue un poco chocante, el
abogado no podría decir que resultó incómodo.
Wooyoung
es el tipo de chico por el que un hombre cambiaría muchas cosas en su
estructura mental o rompería con los lineamientos de su sistema de creencias. Y
Ji Seok había comenzado a seguir ese
camino. Se había permitido sentir cosas
por el muchacho, notar la inocencia de sus actos, la candidez de sus
expresiones, la sinuosa forma de su anatomía y dejar que tuviese impacto en él
al punto de hacerle excitar o tenerle la mayor parte del tiempo en su cabeza.
En palabras sencillas, Ji Seok había comenzado a sentirse física y
sentimentalmente atraído por Wooyoung, y aunque lo oculte, lo niegue y lo
evada; nada evita que se preocupe por él, que le ponga en primer plano en
situaciones como ésta, cuando no sabe a ciencia cierta cómo está o quién cuida
de él.
Así,
mientras Ji Seok sale apresurado de su Mansión sin mirar atrás y con la mente
llena de Wooyoung; su prometida se queda en casa con una inmutable expresión de
frialdad que no le hace justicia a su belleza.
—
Sabía yo que había alguien ocupando tu mente, Ji Seok. Por ahora voy a pasarlo
por alto, mi interés inmediato son esos zorros,
y uno de ellos seguramente me recordará muy bien.
--//--
Los
tres zorros entonces pasaron el día juntos, anduvieron alrededor de la
Universidad conociendo las localidades, observando a las personas y su forma de
actuar. No se han alejado demasiado porque el de ojos avellana no lo ha
querido, se ha mostrado inquieto y silencioso la mayor parte del tiempo,
volviendo una y otra vez la mirada hacia el edificio, ahí donde Yoochun tal vez
ni siquiera le ha pensado un solo momento. Allí, donde solo los humanos pueden
entrar.
—Hermano…
—Ya lo sé. No tiene caso que piense mucho en
esto. Debería recuperar mi Aliento y volver, ¿no es así, hyung?
El
de ojos negros asiente, su temple duro no ha cambiado desde esa mañana. Sin
embargo, sus hermanos saben que detrás de esa coraza solo hay dolor y un gran
resentimiento. El zorro mayor da media vuelta y topa con una florería, pasa
entre los pasillos observando la amplia variedad de coloridas flores, una de
ellas atrapa particularmente su atención, y entonces inevitablemente lo
recuerda, aquél pasaje de su pasado que quisiera poder borrar de sus memorias,
pero que incluso si se atreviera a desafiar de tal manera el curso natural de
las cosas, él todavía tendría aquel sentimiento estancado en el corazón.
~*~*~*~*~*~
Aproximadamente
doscientos años atrás
Gumiho
ha sido una criatura temida a lo largo de la historia y desde que existen
registros de su existencia, variando apenas un poco entre relato y relato, de
texto a texto y de boca en boca. Una de las características canon de los Gumiho
es su tendencia a la maldad, a comportarse perversamente y hacer uso de su
extraordinaria belleza (hasta entonces adjudicada a mujeres únicamente) para
atraer a los más ricos y poderosos del reino.
En
el reino había un chico sumamente hermoso,
misterioso y de elegancia sin precedentes, sus modales parecían los de una
familia adinerada, probablemente incluso de la realeza –afirmaban algunos–. Ha
llegado de tierras del Norte, sin más posesión que el hanbok que viste. Sin
familia, sin nombre, sin nada. Pero tan encantador, que todos le ofrecieron su
morada para habitar. Él, amablemente, ha negado todos y cada uno de los
ofrecimientos. O casi. Pues aquel muchacho que ha ofrecido su casa para pasar
la noche tienta demasiado su corazón.
—¿Y tu esposa? Pienso que debería conocer su
opinión, mi Señor.
—
No soy casado, aunque mis padres han elegido ya una mujer con la cual casarme.
Pero por ahora vivo solo, y parece que necesitas un sitio donde pasar la noche,
mira que oscuro está y el frío que hace.
Los
ojos marrones de este apuesto muchacho sacudieron violentamente todo en su
interior. El misterioso joven de cabellos negruzcos aceptó la invitación pese a
que realmente no necesitaría descanso alguno pues él es un zorro de nueve colas que ha escapado de su sitio movido por la
curiosidad del mundo humano. Cuando la Abuela
de los Tres Dioses se entere, él seguramente recibirá un castigo, pero
ahora, mientras la cena le es ofrecida con humildad por este muchacho de tez
morena, el zorro se convence de que valdrá la pena lo que sea que venga.
—Eres bondadoso, aprecio tu morada, mi Señor.
—
Por favor, no soy ningún “Señor”. Me llamo Kim Yoon Hoo.
—Gracias, Yoon Hoo-ssi.
—
De nada… — El muchacho moreno sonrió con algo de vergüenza.
Al
zorro esta actitud no le extrañó demasiado pues era común que su belleza
aturdiera a los humanos, sin importar su condición masculina o femenina. Aunque
cuando un Gumiho tomaba la forma de mujer, eran solo los hombres quienes
quedaban atrapados por su hermosura, otras féminas eran influenciadas por la
envidia.
Esa
noche ambos muchachos se habían ido a dormir en silencio, tras un solemne
“buenas noches” musitado a la última luz de una vela de cera que se encontraba
en la mesita al centro de la habitación. Uno al lado del otro habían colocado
los futones, la única respiración que cedió parsimoniosa al cansancio, fue la
del muchacho de tez morena.
Pero
al día siguiente, Yoon Hoo dijo aquellas palabras que, por alguna razón todavía
incomprensible para el zorro, consiguieron llenarle de una sensación
indescriptible que le llevó a aceptar la nueva invitación.
—Por
favor, quédate.
Su
futuro quedó marcado por estas sencillas palabras. Palabras que ni siquiera
deberían haber significado nada pero que, pese a que el zorro pudo haber
intentado evadir su efecto, se habían grabado a fuego en su mente y arrastrado
a su corazón. La relación que vino después fue tórrida, apresurada y
demandante. Destilaban una pasión sin precedentes y cometían perjurio, cada noche bajo el techo
oscuro de aquella habitación que se convirtió en el único testigo mudo de su romance.
El
zorro sabía que esto estaba mal por una sencilla razón, no es como los rumores
dicen acerca de ellos. No hay maldad en su corazón ni busca el daño ajeno, los
humanos no le disgustan y en cambio, cuanto más unido se siente a Yoon Hoo su deseo de ser como él, crece.
—Pero hyung, eso es casi imposible… — El
zorro de ojos avellana musita incrédulo a este repentino deseo de su hermano
mayor.
—Casi, pero no imposible, hermano… — El
zorro de ojos negros asevera, y hay en su tono un acento de desesperación que
sus dos hermanos notan pero tratan de ignorar.
—De todas maneras, qué caso tendría renunciar
a lo que somos por algo tan insípido como la mortalidad. Además, nacimos siendo
Gumiho, por qué renunciar a tu naturaleza, hyung… — El zorro de ojos
oscuros señala. Es él quien más reacio parece estar a la idea de su hermano
mayor.
—Ser Gumiho no nos hace inmortales,
hermanito. Y no deseo ser un humano simplemente porque sí, lo deseo porque me
he enamorado de Yoon Hoo-ssi.
—Pero él se casará con una mujer, hyung. Los
planes de su matrimonio arreglado no han sido suspendidos de ninguna manera.
Por qué sacrificarías quien eres por alguien que no cambiará nada de sí mismo.
Que
el zorro de ojos oscuros dijera eso calaba hondo en el mayor, pero aquel
sentimiento que tiraba con fuerza de su corazón le impedía dar marcha atrás con
la decisión que ha tomado. El amor, incluso para ellos –lo comprueba en carne
propia– es confuso, avasallador. El zorro de ojos avellana miró de hito en hito
a sus hermanos, pese a ser el del medio a menudo se sentía como si fuese el
menor, porque el de ojos oscuros es sumamente inteligente y piensa de formas
que suelen pillarle por sorpresa, él sabe que incluso el mayor se llega a
sentir de manera similar.
—Lo he decidido, hermanos. Voy a renunciar a
mis nueve colas, seré un humano para estar con Yoon Hoo-ssi.
—¿Cómo su amante, hyung?
—Yo sé, que Yoon Hoo-ssi renunciaría a todo
por mí, así como renunciaré a mi naturaleza mágica.
Y
es que renunciar a sus nueve colas,
dejar de ser un Gumiho para convertirse en humano era un dolor equivalente a la
agonía previa a una muerte dolorosa. Y este dolor lo viviría por cada vez que una de sus nueve colas desapareciera. Todo
lo que tiene que hacer es aguardar por una noche de luna nueva, liberar a su Aliento al contenerlo en un
frasco de cristal divino y esperar pues cada tercer día una cola desaparecerá.
El
día de luna llena llegó pronto, el zorro de ojos negros inició su ritual y liberó a su Aliento en un frasco de
cristal que luego resguardó en secreto. La experiencia de la pérdida de su
primer cola le mostró cuán doloroso es perder su naturaleza y acercarse a la
humanidad. Pero estaba convencido de que valdría la pena. La noche previa al
día en que perdería su quinta cola, el zorro de ojos negros fue llamado por
Yoon Hoo para dar un paseo alrededor de la Villa en los linderos del Reino.
Yoon Hoo iba vestido diferente, con un uniforme tipo militar y una espada
enganchada en torno a la cintura, lucía realmente guapo.
—
Me han dado un nombramiento especial hoy, así que a partir de esta noche viviré
en el palacio.
—¿Vivir? Entonces, tu casa.
—
Es tuya ahora.
—¿Eh?
—
No tienes familia, ¿cierto? Estás solo y no confías fácilmente en los demás, me
he dado cuenta. Y eres tan misterioso que es momento en que no sé tu nombre,
aunque llevamos una relación tan íntima, la mayoría de las veces siento que
estoy haciendo el amor con un extraño.
El
joven militar dijo con voz suave, aunque en su tono el zorro alcanzaba a
percibir cierto grado de decepción, quizá resentimiento. Muchas veces el zorro
de ojos negros pensó en contarle la verdad, pero por cada vez que se dejaba
llevar por esas inquietudes, reculaba al imaginarse la reacción del muchacho de
tez morena. Por esa razón es que había optado por renunciar a su condición
mágica, porque era preferible ser amado como humano, que ser rechazado como
Gumiho, eso es algo que no podría soportar.
—Entonces, si has de vivir en el Palacio,
¿seguiremos viéndonos, Yoon Hoo-ssi? — El zorro de ojos negros cuestiona
casi con miedo.
Hay
una sensación instalada en su pecho que le inquieta, que le asusta. Hay
también, algo en la mirada del muchacho de tez morena, algo que se siente como
una brecha ampliándose cada vez más, como si fuera un castigo divino, una
consecuencia de su banal deseo por dejar de ser un Gumiho y convertirse en
humano. El zorro evade la mirada de los ojos marrones de su amante y traga
hondo. Si la respuesta es negativa, él se sentirá apesadumbrado.
—
Yo quiero seguir viéndote, pero me gustaría que comenzaras a confiar en mí. Que
me entregaras más que tu cuerpo, que me mostraras quién eres sin miedo alguno.
El
zorro de ojos negros levantó la mirada. Las cuencas brillantes resplandecieron
con la luz de las estrellas y sintió que estaría bien. Porque los irises marrones
lucían honestos y el aura del muchacho era simplemente confiable. Y él, un
Gumiho inexperto en las artes de la humanidad, necesitaba confiar plenamente.
—Yo. Mi nombre… Bueno, en realidad no es que
tenga uno, Yoon Hoo-ssi… — Admite en susurros, se muerde el labio inferior
y busca en su pensamiento las palabras adecuadas para continuar. Si fuera su
hermano menor, la lógica y la razón irían por delante, si se tratara de su
hermano medio, quizá recurriría al juego de las sonrisas inocentes para convencerle
de su deseo… —Yo, soy el chico que se
enamoró de ti. ¿Está bien si ahora solo te digo eso? Necesito… necesito un poco
más de tiempo para decirte toda la verdad.
El
chico de tez morena suspira y vuelve la mirada a un lado. El cielo oscurecido
por la noche está brillante, la luna y las estrellas bañan con su luz plateada
el lugar y llenan de una extravagante belleza la silueta de su amante.
—
Esperaré por ti. Cuando estés listo, mi corazón seguirá lleno de ti.
Cuando
la noche en que su última cola fuese a desaparecer
se aproximaba, el zorro de ojos negros se veía cansado y demacrado, aun así su
hermosura perduraba. Esa noche sería la primera de otoño también. Esa noche,
Yoon Hoo le regaló tulipanes declarándole su amor mediante el simple gesto de
aquellas flores en especial.
—
Nunca olvides que mi amor por ti es sincero.
Y
esas fueron también las últimas palabras que el zorro de ojos negros escuchó
del militar. Como fue el último beso que sus labios recibieron de su amante.
Esa noche, Yoon Hoo le traicionó, le
hizo ver cruelmente la realidad. Le había abandonado por una mujer, le había
usado para su propio deleite nada más.
Muchas
cosas más sucedieron en aquellos tiempos, pero todas esas cosas seguirían
guardadas en sus memorias. Y en las del hombre que desdeñó sus sentimientos.
~*~*~*~*~*~
—¡Hyung!— Cuando el zorro de ojos
avellana le sacudió por los hombros, el zorro de ojos negros volvió a la
realidad… —¿Estás bien?
—Sí.
—Vámonos hyung, se está haciendo tarde y
todos tenemos que volver con nuestros humanos… — El zorro de ojos oscuros
casi tironeó de sus hermanos fuera de la florería, tratando de ignorar las
miradas curiosas de un par de señoritas que, cautivadas en inicio por el
atractivo de los tres jóvenes, luego habían sido atrapadas por el sopor del
zorro de ojos negros y esa aura extraña que emanó de él haciendo que el
ambiente se tornase frío inclusive.
—¿Dije algo mientras estaba pensativo?
—Nada, hyung.
--//--
Ji
Seok había pasado todo el día en la Clínica donde Wooyoung había sido
hospitalizado. Su diagnóstico ha sido agotamiento excesivo por estrés y mala
alimentación, así como poco descanso.
—
Ji Seok hyung, gracias por cuidar de él durante el día, pero tal vez deba
volver a su casa.
—
¿Tú eres Chansung, verdad?
—
Sí.
—
Dime, ¿han sido tan extenuantes las actividades universitarias?
—
Bueno… — El muchacho pareció meditarlo antes que responder, como si estuviera
decidiendo si hablar con la verdad o disfrazar los hechos. Ji Seok lo sabe, sus
habilidades como abogado le son útiles incluso si no es del todo su intención analizar a detalle los hechos… — La
verdad es que no. Wooyoung estaba bien incluso la última vez que le vi.
Ji
Seok frunció el ceño. Ciertamente la apariencia puede ser engañosa, el interior
de una persona –sobre todo como Wooyoung que parecía estar acostumbrado a
mostrar una sonrisa y ocultar sus debilidades– podría ser difícil de mirar. Sin
embargo, el hecho de que un amigo de Wooyoung fuese quien le dijera aquello le
daba el beneficio de la duda. Porque este no es un simple compañero
universitario, ni un amigo de unos meses atrás. Es un amigo de la infancia que
le conoce muy bien.
—
¿Dirías que le pasó algo en particular? ¿Cómo encontrarse con su exnovio o algo
así?
—
No, hyung.
—
¿Seguro?
—
Hyung, la razón por la que le llamé para informarle del estado de Wooyoung fue
porque… — Chansung calló. Se mordió el labio y titubeó. Ji Seok pensó que
estaba arrepintiéndose de lo que realmente quería decir… — Él confía en usted,
y últimamente no hacía más que dedicarse al estudio, casi no salía con nosotros
pero corría a reunirse con ustedes con tal de verlo. No soy quién para decir
esto pero, si usted no va a corresponder los sentimientos de Wooyoung, ¿podría
al menos rechazarlo directamente?
--//--
Universidad
de Seúl
Tras
regresar al edificio, el zorro de ojos avellanas aguardó por el pelinegro en la
entrada a la universidad. Sus hermanos se han ido a reunir con sus anfitriones
en lugares diferentes por lo que se han separado una vez más. Cuando el zorro
de ojos avellanas vislumbró al pelinegro a la distancia, una sonrisa se abrió
paso naturalmente en sus labios. Estaba feliz, no podía evitarlo.
—
Junsu… — El pelinegro le dijo ni bien llegó a su lado.
—¿Eh?
—
Ése será tu nombre, lo estuve pensando en la clase de idiomas porque el
profesor me produce sueño; así que para no dormirme, pensé en eso…— Park no lo
admitiría, pero lo sabía (y lo guardaría ahí en el rincón de su mente donde
otras sensaciones se han ido ocultando desde que conoció al pelirrojo), ha
tenido al zorro en su pensamiento prácticamente todo el día.
—Junsu…— El pelirrojo murmuró entre
labios con una sonrisa aflorándole en ellos… —Me gusta. ¡Me gusta mucho, mucho, mucho! ¡Me gusta porque lo has
decidido tú!… — Sonríe ampliamente y antes de que el pelinegro pueda
negarse, ya le está abrazando de manera asfixiante… —Gracias, Yoochun ah.
—
No es necesario que seas tan efusivo para agradecer… — Le empuja e intenta
apartarle, pero cuanto más empuja la fuerza del pelirrojo parece crecer… —
¡Yah!
¡Suéltame!
—¡Yoochun es malo conmigo~!... — Protesta
con los mofletes inflados al separarse, se cruza de brazos y forma pucheros con
gesto caprichoso.
Sin
embargo, los sentimientos que siguen creciendo en su interior no se tratan de
meros caprichos. Cuando su hermano mayor estuvo a punto de convertirse en
humano, él también quiso hacerlo simplemente por curiosidad, por seguir los
pasos del zorro de ojos negros. Cuando su mismo hermano se arrepintió y suplicó
a la Abuela de los Tres Dioses que le devolviera sus colas, el pelirrojo
comprendió que algo muy malo había sucedido. Desde entonces, el zorro de ojos
negros ha desdeñado a la humanidad, desconfía de ellos y, aunque aún se
mezclaba de tanto en tanto entre ellos, no lo hacía con ninguna intención
especial. Él ahora, quiere renunciar a su condición mágica y ser un humano,
quiere ser amado por el pelinegro. Aunque sea algo que parece inalcanzable.
—
No soy malo, tú eres un encimoso; ¿tienes idea de lo que puede pensar la gente
cuando ve a dos chicos abrazándose así? — Espeta y mira alrededor asegurándose
de que no haya miradas curiosas cuchicheando en torno a ellos.
—¿Me consideras un chico, un humano?— El
pelirrojo cuestiona con aire soñador, dejando un momento de lado ese dolorcito
en el pecho que viene cada que el pelinegro le rechaza como lo hace.
Cada
que insinúa que le molesta su cercanía, quizá incluso su sola presencia. Él
quiere soñar, y los sueños le ocurren incluso a los Gumiho como él. Aunque
estos sueños sean para él casi tan imposibles como para los humanos. Y entonces
se cuestiona, ¿qué es lo que le diferencia de la humanidad realmente? Si es
capaz de enamorarse, si es capaz de sentir dolor. ¿Es acaso la magia la única y
gran diferencia que separa sus mundos?
—
En apariencia, pero ambos sabemos que realmente eres un zorro… — La afirmación tan contundente del pelinegro desinfló
rápidamente la ilusión que había aflorado en los pensamientos del pelirrojo,
golpeando duramente contra su burbuja de sueños.
—
Pero ahora tengo un nombre, soy más humano, ¿no es así?— Replicó con ansia,
aferrándose a ese simple acto tan propio de los humanos con la esperanza de ser
uno de ellos.
—
No tienes un nombre como cualquier persona, solo he elegido “Junsu” para poder hablarte
cuando así lo requiera; por ejemplo, si vamos por la calle o en el autobús no
puedo decirte “hey zorro”, solo es
para facilitar las cosas mientras estás aquí, pero en unos días mi vida volverá
a la normalidad y al fin podré fingir que todo esto ha sido solo una pesadilla…
— El pelinegro aclaró entonces con tono altanero. Mordiéndose la lengua (en
sentido figurado) cuando notó los ojos avellana del pelirrojo cristalizarse en
lágrimas.
Por
alguna razón, verle así de vulnerable le producía algo parecido a la ternura
mezclada con culpa –y el primer sentimiento se iría, junto con todo lo demás, a
ese rincón en su mente donde pretende que no se acumule en algo más que luego
no pueda manejar–. Park sabe que no debería decir esas cosas, pero siempre se
daba cuenta cuando ya habían salido de su boca, él sabe también que suele ser
imprudente y demasiado honesto con sus pensamientos.
—Si llego a ser un humano de verdad antes de
que tenga que tomar mi Aliento de vuelta, ¿vas a mirarme diferente, Yoochun?
—
¿Mirarte diferente?— Cuestiona porque no comprende el sentido de tal pregunta,
y el pelirrojo no le ayuda cuando solamente asiente por respuesta… — No sabía
que querías ser humano, o que pudieras serlo. Es como si pretendiéramos que
cualquier animal de este planeta deseara ser un humano también y por el simple
hecho de quererlo pudiera serlo. No te conviertes en humano, Junsu, naces como
uno; y tú naciste siendo un zorro, admite eso y deja de pensar bobadas… — Dice
con suficiente rudeza como para que esa vez el pelirrojo sea incapaz de
contener el llanto. No lo ha hecho a propósito, pero como lo demás, le ha
salido antes de que pudiera detenerlo.
Pero
Junsu no llora –a pesar de que las lágrimas se agolpan ferozmente en sus ojos–.
No llora, porque no quiere darle el gusto a su humano de verle así de
vulnerable. Sin embargo, tampoco quiere quedarse, no puede; el corazón le duele
y parece que se aprieta contra su pecho, se le contrae el estómago y siente
náuseas –ese tipo de cosas que no sentiría si su Aliento estuviera con él–; así que hace lo que instintivamente
cualquier ser –humano o animal– que se siente en peligro.
Huye.
Corre
en sentido contrario sin mirar atrás, sin hacer caso de los gritos de Yoochun
clamando su nombre. Ya no lo quiere siquiera, prefiere ser un zorro siempre si
es que en ningún momento su humano va a tratarle como uno de ellos. Quiere
alejarse tanto como le sea posible, y lo hace.Corre sin detenerse ni mirar por
dónde va, se deja llevar por el aroma a tierra mojada y termina en un parque,
oculto entre arbustos y cerca de un lago artificial, se encoge sentado en el
pasto y abraza sus piernas, llora y del despejado cielo nacarado cae una lluvia
inesperada, los arcoíris aparecen por todas partes por los últimos rayos de sol
que no han dejado de cubrir la ciudad, el atardecer está ahí pero no lo
suficiente para ocultarlos. Llueve, no por el clima sino por la influencia que
el estado de ánimo de un Gumiho tiene sobre éste.
Es
por eso que el zorro de ojos negros le encuentra con relativa facilidad, y es
también esa la razón por la que sabe del llanto de uno de los suyos; sus ropas
están mojadas, las prendas se le pegan al cuerpo, de igual manera ocurre con su
hermano. Al zorro de ojos negros se le parte el alma verle así, encogido contra
su cuerpo, sollozando quedito. Probablemente pensando en que salir de su mundo
fue la peor decisión que pudo haber tomado.
—Por eso te dije antes, hermano; lo mejor es
irnos en cuanto el humano sane… — La voz de su hermano mayor llega a sus
oídos y solo por ello levanta la mirada, se limpia incesantemente las lágrimas
que corren por sus mejillas pero parecen interminables pues no dejan de caer.
La
lluvia tampoco cesa pero el pelirrojo nota que el atardecer cae raudamente en
el horizonte, el cielo destella tonos rosados y nacarados; inclina ligeramente
el cuerpo y es suficiente para mirar su reflejo en el agua del pequeño lago, la
imagen que ve sobre las cristalinas aguas le resulta desconocida, nunca se
había sentido tan triste, tan solo, tan decepcionado.
—¿Es esto lo que sentiste cuando comenzaste a
desconfiar de los humanos, hyung?
—No puedo negar que fue así, hermano. Pero,
aunque todavía desconfío de ellos, durante este tiempo observándolos he
comprendido algo que hace doscientos años ni siquiera contemplé. Los humanos
actúan también por instinto, igual que nosotros o que cualquier otro ser vivo;
y cuando algo les asusta lo atacan, por eso suelen ser así; pero aunque siempre
he dicho que los humanos son malos y no debes confiar en ellos, es probable que
aún haya humanos que no son tan malos y en los que puedas confiar.
—Yoochun no es bueno ni confiable, él no hace
más que ver por sí mismo, habla y siempre terminan doliéndome sus palabras. Él
hace cosas buenas también, pero basta con una acción para hacer que me duela
todo el cuerpo, para sentir estas ganas de llorar como si se me quemara el
interior... — El pelirrojo gimotea, se limpia una vez más el rastro húmedo
del llanto en sus mejillas y respira profundo. Al menos ahora caen más
lentamente, como si estuvieran terminándose; y de igual manera va aminorando la
lluvia.
—Tal vez…— Admite, pero al mismo tiempo
se da cuenta de que no puede dejarle así… —Hermano,
vamos; se hace cada minuto más tarde y tu humano no ha parado de hostigar a sus
amigos preguntando por ti, te ha estado buscando como loco en las últimas dos
horas. Aunque es probable que Yoochun no esté ni enterado del tiempo.
—¿En serio?—El pelirrojo pregunta y su
hermano ve en sus ojos reflejarse la esperanza y la ilusión, incluso una
sonrisa se ha curvado en sus labios, casi amenazando con formar una radiante,
las que son propias de él.
—En serio.— Admite y comprende que no es
nadie para truncar las ilusiones de su hermano por su propia experiencia.
Cuando
vio a Yoochun tan alterado diciendo que había sido su culpa que Junsu (ahí fue
donde supo que su hermanito había sido nombrado por el humano) saliera
corriendo y le viera tan angustiado por lo que pudiera pasarle si andaba por
ahí solo y sin conocer a nadie, el zorro de ojos negros advirtió que el alma de
ése humano no estaba tan corrompida y que tal vez, podía ser bueno para su
hermanito y el pelinegro continuar juntos un tiempo más.
—Pero hyung, Yoochun ah me ha dicho tantas
cosas feas. Él dice que no puedo ser un humano, que tendría que haber nacido
como uno. Y eso me duele, aunque creo que es verdad.
—Junsu ah.
—¿Eh? ¿Cómo supiste?
—Yoochun me ha dicho que te sugirió ese
nombre y que te había gustado. Lo parloteo mientras explicaba cómo te habías
desaparecido tan rápida y repentinamente.
—Me gusta por el solo hecho de que él me lo
dio… — Susurra y sus mejillas se colorean de rosado.
—Está bien. Junsu ah, Yoochun sí pudo haber
sido cruel al decirte eso, pero todavía es pronto para juzgarle después de cómo
le he visto, así que… — Toma un respiro y medita otra vez la decisión que
ya antes tomara… —Vamos a quedarnos un
tiempo más, incluso si recuperas tu Aliento, te ayudaré a convertirte en humano
si aún lo deseas.
—¡Gracias, hyung!— Asiente emocionado y
siente sus energías renovarse. Le abraza y sonríe ilusionado, casi puede sentir
el cosquilleo en su espalda baja, sus colas quieren salir también.
—No me han preguntado, pero somos hermanos
así que también ayudaré en lo que pueda.— El zorro de ojos oscuros aparece
y sus hermanos advierten que aún tiene esa manía de escuchar a la distancia y
camuflarse tan bien que casi nunca le sienten cerca… —Pero que quede claro, solo me quedaré si sigo viviendo con ese idiota
humano, tiene dinero suficiente para mantener mi apetito y además cocina
delicioso, al menos tiene alguna habilidad.
— Siento pena por Hayami-san.— El
pelirrojo murmuró con tono resignado.
—¿Qué estás insinuando?— El zorro de ojos
oscuros le fulminó con la mirada mientras que el de ojos negros sonrió
cariñoso. Después de todo, esa es su familia.
--//--
Residencia
Park
Yoochun
había terminado en casa de su abuelo Myung-Dae no porque realmente quisiera
estar ahí –no estaba de ánimos para escuchar las riñas de su abuelo y menos por
su último desdén, antes de conocer a Junsu y los otros dos zorros–, sin embargo
tras su infructífero intento por contactar con Ji Seok su abuelo había
resultado la única opción que le quedaba en el camino, su abuelo conocía a
algunas personas influyentes en puestos gubernamentales que tal vez podrían
ayudarle a buscar a Junsu. Lo que necesitaba es que se hiciera algo cuanto
antes, Junsu llevaba demasiadas horas fuera, solo, vulnerable. La culpa corroyó
de nuevo las entrañas del pelinegro.
—
¿Y de dónde es este amigo tuyo? — El hombre de cabello cano cuestionó urgido
por una respuesta. Aunque su nieto tiene muchos conocidos en la Universidad,
amigos solo han sido Yunho y Hayami, recientemente también Ji Seok, aunque
tiene su opinión reservada respecto al abogado; pero saber de otro amigo que
aparece de la nada en la vida de su nieto, solo le hace dudar y pensar lo peor…
—Tal vez se haya metido en problemas de
tipo legal, quizá sea un tipo que intenta arrastrarlo al crimen… — Así de
“graves” eran los pensamientos del hombre.
—
Abuelo, no es tiempo de contarte la larga historia… — Carraspeó y miró para
otro lado, de lo contrario, su abuelo se daría cuenta de que una vez más, le
estaba mintiendo. ¡Pero ahora es por una buena causa!
—
Vienes a pedirme ayuda para buscar a un tal Junsu amigo tuyo del que es la
primera vez que escucho hablar, definitivamente exijo saber cómo lo conociste y
porqué está “extraviado”… — El hombre bufó a punto de perder los estribos…
—Appa,
por favor tranquilícese… — Min Hee, la tía de Yoochun trató de mediar entre los
Park.
—
¡Ningún tranquilizarse! ¡He tolerado mucho el comportamiento de mi nieto por el
amor que le tengo, pero no voy a consentir un solo capricho más! — Vociferó con
las orejas rojas de desesperación, más que coraje, aunque fácilmente podría
interpretarse lo segundo.
—
¡No es un capricho! ¡Sólo quiero que me ayudes a encontrar a Junsu!— El tono
del móvil del pelinegro irrumpió en la discusión que iba en aumento. Yoochun se
tomó la libertad de atender ya que el nombre de Yunho parpadeaba en su
pantalla… — ¿Has sabido algo? — Urgió con tono ansioso, ignorando incluso los
reclamos de su abuelo que se ha ofendido por ser dejado con las palabras en la
boca.
—
Sí. Junsu está aquí en mi departamento, su hermano le ha encontrado y traído.
—
Voy para allá… — Sintiendo que ahora lo único que le importa es asegurarse del
bienestar del zorro de ojos avellana, el pelinegro se dispuso a marcharse… —
Gracias por nada, abuelo; he encontrado a mi amigo, me retiro.
—
¡Espera! ¡Yoochun! — Pero el pelinegro no se detuvo ante el llamado de su
abuelo, corrió de prisa fuera de aquella casa que le traía también algunos
malos recuerdos. Sin embargo, nada empañaba en ese momento su felicidad, su zorro está a salvo.
--//--
Departamento
de Jung Yunho
El
zorro de ojos avellana se ha paseado ya por todo el hogar del moreno, lleva
ropa del muchacho (igual que su hermano mayor) pues al llegar empapados no han tenido
más opción que cambiarse; Junsu no tiene ropa suya ahí y aunque su hermano
mayor podría haber utilizado algo de lo que consiguieron que el pelinegro les
comprara, había terminado usando ropas de Yunho; el pelirrojo, curioso por
naturaleza ha hecho una pregunta tras otra por cada fotografía que ha visto
donde Yoochun aparece, sintiéndose incluso aliviado de que en cada una de
aquellas imágenes solo aparezca con el moreno y el de tez tostada, así como
unas cuantas donde también aparecen Ji Seok y Wooyoung (no ha pasado
desapercibido para el zorro de ojos avellana la forma en que la expresión de
Wooyoung cambió de una fotografía a otra); lo que más parece alegrar al
pelirrojo es que no hay ninguna imagen ahí de chicas que le hagan sentir
inseguro. Yunho, sin necesitar demasiada inteligencia, se da cuenta de
inmediato que su amigo pelinegro llama demasiado la atención del joven
pelirrojo, en otras palabras: le gusta.
—Yoochun ah aún no llega, por qué… — La
carita triste del pelirrojo le hizo pensar al moreno en un niño que extraña a
su mejor amigo siendo un crío. Sonrió cariñoso y despeinándole un poco le
respondió.
—
Estaba en casa de su abuelo que está un poco más retirado, seguramente llega en
unos minutos más, no desesperes Junsu ah, te aseguro que a él también le hace
emoción encontrarse contigo.
El
zorro de ojos avellana sonrió tan ampliamente que su hermano mayor temió que
fuera a revelar sus colas, por lo que despistadamente trató de desviar la
atención de su anfitrión acercándose a él con la excusa de preguntarle o
decirle cualquier cosa. Pero entonces el pelirrojo les miró con suspicacia, el
brillo de curiosidad que danzaba en sus pupilas puso en alerta los sentidos del
zorro de ojos negros. Tenía el presentimiento de que nada bueno surgiría de labios de su hermano.
—Yunho hyung, ¿también le darás un nombre a
mi hermano ahora que Yoochun me ha dado uno a mí?— Le pregunta de pronto y
el moreno siente que se pierde entre el significado de aquellas palabras, el de
ojos negros suspira. Al menos esto no es tan grave como ya temía.
—
¿Darle un nombre? — Formula y dirige su mirada hacia el de ojos negros en busca
de algo que le ayudara a clarificarse.
—Te lo explicaré irremediablemente en cuanto
Yoochun venga y lleve a Junsu con él, así será mejor para todos, Yunho ah.
El
pelirrojo miró a uno y a otro con la interrogante dibujada en sus facciones
aniñadas. Luego sonríe ampliamente y con gesto efusivo se abraza al moreno,
ignorando inocentemente el ceño fruncido de su hermano mayor al notar aquella
repentina muestra de afecto sin aparente explicación.
—¿Sabes? Mi hyung a veces se comporta como
una umma, ¿te gustaría ser mi appa, Yunho hyung?
—
¿Qué? — Yunho y el zorro de ojos negros preguntan a la vez. Se miran por un
segundo y sus mejillas se bañan de carmín. La implicación de aquellas palabras
hacen eco en sus pensamientos y al mismo tiempo parece bloquearles el habla. Si
es que el zorro de ojos negros presintió algo de esto.
—Ustedes dos se ven muy bien juntos~— El
pelirrojo sonrió cual niño pequeño que ha encontrado algo realmente interesante
y emocionante.
—Junsu ah, ese tipo de cosas no se dicen así
como así…— El zorro de ojos negros advirtió, y su mirada fue suficiente
para que el pelirrojo desistiera del tema, con puchero en los labios y ansioso
porque el pelinegro llegue, decidió dar otra mirada a las fotografías sobre el
mueble de la estancia en las que su humano luce tan feliz.
Yunho
optó por no mencionar más nada, se había quedado trabado en la insinuación que
Junsu hiciera. Apenas unos segundos después el timbre llamó la atención de los
tres y él se sintió básicamente aliviado, como salvado por la campana.
—
¿Y Junsu?... — Ni bien el pelinegro entró en el departamento de su amigo le
empujó a un lado con cero tacto en busca del pelirrojo, su negruzca mirada se
paseó de inmediato por la estancia, sonriendo al notar esa mata de cabellos
rojos que atravesó la sala como de rayo.
— ¡Yoochun ah~!—Todo sonrisas, el
pelirrojo se arrojó a brazos del pelinegro, liberando inconscientemente sus
colas, las que se desplegaron esplendorosas dejando a Yunho con los ojos
desorbitados.
—
¡Yah! ¡No hagas eso así nada más! ¡Escóndelas!— El pelinegro riñó alterado,
tratando en vano de ocultar las nueve esponjosas colas tinturadas en la punta
en tono rojizo, mirando de soslayo el estado de shock de su amigo moreno.
—¡No lo puedo evitar~!— Respinga
pucheroso, restregando su mejilla con la del pelinegro aunque él intenta
apartarle y cubrir las colas del zorro… —¡Estoy
tan feliz de verte, Chunnie~!
—
¿Chunnie? ¿De dónde sacaste ahora eso? ¡Te digo que escondas tus colas, Junsu! —
Exclama entre vanos intentos de controlar la obvia emoción del zorro, casi
sudando a chorros ante la imposible misión de ocultar las grandes y esponjas
colas rojizas.
Junsu
sonríe como niño pequeño, agita sus colas un poco antes de concentrarse en
ocultarlas, su mirada avellana no se ha apartado de la figura del pelinegro,
quiere ver sus profundos ojos ónix y escucharle decir que estaba preocupado,
que también le pone feliz verle de nuevo. Pero Yoochun no hace más que suspirar
aliviado cuando las colas desaparecen, volver la mirada y observar a Yunho.
—
Esto… — Carraspea y se drena el cerebro buscando el modo de explicarle… —
Yunho, verás…
—
¿Qué clase de broma es esta? — El moreno cuestiona, pero su semblante sigue
claramente tildado. El zorro de ojos negros suspira, es momento de hablarle con
la verdad a su anfitrión.
—Yoochun ah, por qué no se van Junsu y tú, yo
me encargaré de explicarle a tu amigo lo que ha pasado… — El zorro de ojos
negros ofrece con semblante tranquilo; y Park acepta que en esa situación, es
mejor tomar el ofrecimiento.
—
Gracias. Vamos Junsu… — Toma la mano del pelirrojo y tira de él, el zorro de
ojos avellana se deja llevar aún todo sonrisas, mira embelesado el agarre de su
humano, entrelaza sus dedos y se siente contento porque esa vez el pelinegro no
reniega ni se aparta de aquel tipo de contacto.
Una
vez que Yoochun y Junsu han salido del departamento, el zorro de ojos negros
camina hasta Yunho, agita su mano delante del asombrado rostro moreno y al no
obtener respuesta clara, hace aquello que se le ocurre guiado por una especie
de voluntad que casi le parece ajena. No, no es del todo ajena. Con los
recuerdos tan nítidos que han llegado a su memoria esa tarde, el zorro de ojos
negros se da cuenta del parecido tan asombroso que Yunho tiene con quien fuera
su amante doscientos años atrás. No cree que se trate de una reencarnación,
tampoco que se trate de la misma persona. Se convence en ese momento, de que no
es más que una coincidencia.
—Sal de tu ensoñación, lo que has visto es
real… — El zorro susurra con voz suave al oído del moreno. Su aliento
golpea la piel y eriza el vello de la nuca del moreno, el zorro ha usado un
tono sensual a propósito, sabe que ahora el moreno abandonará su letargo aunque
con las mejillas rojas por la sensualidad de su gesto… —¿Estás lo suficientemente lúcido ahora?
—
Eso depende, ¿me he vuelto loco?
—No. ¿Recuerdas que te dije que no tenía
nombre y que te explicaría lo que mi hermano dijo? —El moreno asintió por
respuesta…—Bueno, lo que has visto es
parte de la explicación. Junsu, mi otro hermano y yo, somos a lo que ustedes
los humanos llaman Gumiho.
—
¿Zorro de nueve colas?
—Sí.
—
¿Estás de broma, cierto?
—¿Te pareció una broma lo que viste antes?
—
Eso es… imposible… — Yunho murmuró llevándose una mano a la cabeza, enterrando
los dedos entre sus mechones cafés.
—No lo es…— El de ojos negros aseguró y
dando un paso atrás, desplegó por primera vez sus colas. Las nueve esponjosas
(aunque no tanto como las del pelirrojo) colas matizadas en azul y blanco se
agitaron elegantemente… —Por favor, no te
desmayes ni entres en shock de nuevo.
—
Son… realmente son colas de zorro… — El moreno dijo con obvia sorpresa, todavía
incrédulo a lo que sus propios ojos le muestran…
—Y eres el segundo humano a quien le muestro
mi verdadera esencia como Gumiho, así que guarda el secreto, Yunho ah.
—
Pero… ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cómo es que Yoochun…?
—Sé que tienes muchas preguntas. La noche es
joven, si quieres que responda a algunas de ellas, debes comenzar por ordenar
tus ideas y hacer preguntas claras, te aseguro que responderé cada una de ellas
siempre que sepas cómo formulármelas.
Yunho
miró directo en los ojos negros del otro. La sinceridad cristalizada en sus
pupilas sacudió su corazón. ¿Seguro que no ha enloquecido? Porque encuentra
hermosa la imagen ante él. Si antes este chico ya había agitado su interior
poniéndole nervioso, ahora hacía palpitar su corazón de una forma que le
producía más que nervios, ansiedad. Ese tipo de ansiedad que le pone algo bobo
e irracional, ese tipo de ansiedad que viene… de un probable enamoramiento.
Sin
embargo, Yunho siente algo más que una simple atracción o un posible ligue de
momento. Como si este sentimiento no fuera nuevo
para él.
--//--
Departamento
de Park Yoochun
Durante
el camino Junsu no había parado de hacerle caritas lindas a Yoochun agradecido
–según él– por su preocupación, mientras que el pelinegro negaba en rotundo
todo lo que el de ojos negros hubiera dicho. Por supuesto, recién era
consciente ahí mientras caminan ambos escaleras arriba hasta el departamento
del pelinegro, de su comportamiento, y no piensa admitir que se preocupó
porque… ¡Él no tiene por qué preocuparse!
—
De todas maneras, ten más cuidado, tal vez ahora que yo tengo tu Aliento seas más vulnerable a
resfriarte. Tu cabello aún está húmedo y traes puesta ropa de Yunho,
seguramente te mojaste bajo la extraña lluvia de la tarde, ¿verdad?
—Yoochun ah está preocupado por mí~— El
zorro insistió, sonriendo feliz de que el pelinegro note incluso la ropa que
trae puesta o su cabello húmedo… —La
lluvia ha sido culpa mía, cuando un zorro llora la naturaleza y nuestra magia
tienen ese efecto.
—
Entonces, tal vez deba evitar hacerte llorar de nuevo, Junsu.
El
zorro de ojos avellana abrió sus ojos de par en par, honestamente tomado por
sorpresa por estas palabras dichas por el pelinegro. Park carraspeó, se rascó
nerviosamente la nuca y luego simplemente cambió de tema preguntando si es que
le apetecía pizza para cenar.
—Me gustaría pollo frito, esta tarde lo he
probado con mis hermanos y sabe delicioso~
--//--
Departamento
de Mokomichi Hayami
—¡Quiero más! ¡Por qué te niegas a preparar
más de ese delicioso platillo!— El de ojos oscuros exclamó con el ceño
fruncido, incrédulo ante la idea de que este humano se niegue a sus deseos.
Definitivamente debería comérselo.
Ningún humano desaíra a un Gumiho.
—
Te he dicho que se terminaron algunos de los ingredientes que se necesita para
la preparación. Si quieres más tendrás que esperar a mañana. Además, por qué
estás comiendo tanto, Sí he notado que tu apetito es superior a la media, pero
incluso pareces más ansioso que esta mañana o anoche.
—¿No te lo había dicho? Conservar esta
apariencia requiere mucha energía, y no me gusta sentirme agotado, así que como
mucho por eso.
—
Francamente no te entiendo, chico sin nombre.
—Es fastidioso que me estés diciendo
"chico sin nombre".
—
Es que no me has dicho tu nombre.
—¡Te digo que no tengo!
—
Y yo definitivamente no entiendo muchas cosas de las que dices y haces. Tal vez
si me dieras un poco más de información sería más fácil todo para los dos.
El
zorro de ojos oscuros resopló frustrado. Luego pensó que Yoochun sabía acerca
de ellos, y tenía la impresión de que su hermano mayor no ocultaría el secreto
por demasiado tiempo para Yunho. ¿Qué más daba si él le contaba la verdad al
japonés de una vez? Cerró los ojos y se talló el puente de la nariz. Respiró
profundo y le indicó al otro que tomara asiento pues iba a confesarle algo
increíble.
—Ni se te ocurra desmayarte porque en serio
te dejaré ahí y esperaré a que recuperes la conciencia cuando quieras.
—
Suéltalo de una vez, cuál es el misterio.
Y
entonces el zorro de ojos oscuros reveló sus nueve colas, las suyas estaban
tinturadas de un color arena en las puntas que le daba un toque bastante
interesante, se agitaban tranquilamente arriba y abajo en la espalda del zorro.
Mokomichi tenía sus ojos abiertos de par en par, honestamente sorprendido.
—
¡Wow! Eres hermoso.
Las
palabras que brotaron de labios del japonés no hicieron otra cosa que hacer
arder furiosamente las mejillas del zorro de ojos oscuros. Es la primera vez
que un humano halaga su apariencia Gumiho.
--//--
Cuando
Wooyoung despertó vio a su alrededor. La habitación es la suya, pero todavía se
sentía ligeramente desubicado.
—
Al fin despiertas, has estado inconsciente durante casi 36 horas. Bueno, en
realidad es más como que despertabas todo confundido y solo balubceabas
incoherencias.
—
Ji Seok hyung, qué hace aquí.
—
Colapsaste. Y estuviste hospitalizado todo el día de ayer. Te dieron de alta
siempre que un tutor firmase para cuidarte durante al menos otras 24 horas. Así
que firmé como tu guardián.
—
Por qué.
—
Por qué. Obviamente porque me preocupo por ti.
…
Soo
Ahn está aparcada fuera del departamento de Jang Wooyoung. Ella no debería
estar inicialmente aquí, la daga enredada en un trozo de tela de terciopelo
descansa en el asiento del copiloto. La caza de los zorros sigue siendo su
prioridad, pero hay algo en torno a su prometido y el muchacho universitario
que la inquieta.
—
Qué es. Necesito comprenderlo. Además, Wooyoung me recuerda a alguien del
pasado. Y Ji Seok también está relacionado con la persona que fui hace dos
siglos. Esto se complica, necesito investigarlos a profundidad.
--//--
Departamento
de Park Yoochun
—
¡Demonios, es tardísimo! ¡No llegaré a la primera clase! — El pelinegro
prácticamente estaba corriendo por toda su habitación arreglándose.
No
ver a Junsu dormido a su lado en la cama le extrañó –y el hecho de echarle en
falta también, vale agregarlo–. La noche anterior habían terminado platicando
de tontería y media y la madrugada los había alcanzado. Por eso el pelinegro
piensa que tal vez, adormilado apagó la alarma pero luego siguió profundamente
dormido.
—
¿Junsu? ¡Junsu!
— Estoy aquí, no
necesitas gritarme.
—
¡Shit! — Exclamó pillado totalmente por sorpresa cuando el pelirrojo le
respondió asomándose en el umbral de su habitación… — ¿Por qué no me
despertaste? ¿Dónde estabas?
—No sabía que tenías que levantarte a pesar
de que tú mismo apagaste tu alarma despertadora. Y estaba tomando la ducha, me
iré contigo a la universidad, ahí me reuniré con mis hermanos.
Park
se le quedó mirando un instante. Algo iba mal con el zorrito pelirrojo. Se
acercó a él y colocó su mano sobre la frente del zorro, inmediatamente las
mejillas claras se ruborizaron, Yoochun lo notó pero pensó que tal vez era mejor
ignorar el hecho.
—Tienes
un poco de fiebre. De todas maneras debería llevarte a chequeo médico. Como
ayer te empapaste en la lluvia…
—Estoy bien. Por favor Yoochun ah, no te
preocupes por mí. Se te hará aún más tarde.
—
¡Maldición, es verdad! ¡Vamos!
— La Universidad es para
humanos, yo soy solamente un zorro. Saldré más tarde para reunirme con mis
hermanos. Dentro de poco podrás librarte de mí, Yoochun ah. Ahora vete que es
muy tarde.
Park
parpadeó confundido. Este no era el Junsu al que se había estado acostumbrando
–aunque no lo admitiera–, pero aun así salió de la casa. No quería pensar
demasiado, algo dentro de él se negaba a hacerlo, como si temiera caer en una
trampa.
—
Se siente extraño… – El pelinegro llevó una de sus manos a su pecho, el Aliento estaba tranquilo, pero él
percibía algo más que le hacía sentir diferente, inquieto quizá.
Dentro
del departamento, Junsu soltaba el aire contenido en los pulmones. Anoche se
había sentido muy bien luego de que Yoochun le hubiese traído aquí. Le había
hecho también ilusión que su hermano mayor le dijera que Yoochun estuvo
buscándole sumamente preocupado, y que le apoyaría en ser humano si aún lo
deseaba. Pero, ¿qué caso tendría realmente ser humano cuando Yoochun
probablemente siga considerándolo un Gumiho aunque ya no tenga su magia? En el
fondo de su corazón, el zorro está simplemente asustado.
—Tengo miedo. Y un mal presentimiento
también. Anoche he soñado con la Abuela, y sé que cuando los zorros soñamos con
ella, es porque la Abuela nos está enviando un mensaje.
—Vuelve
a casa junto a tus hermanos, mi querido zorro. Si tu Aliento permanece un solo
día más en Yoochun, entonces tomaré su vida a cambio de lo que me pertenece.
Continuará……
Ese YC se pasa de lanza con sus palabras 😔
ResponderBorrarMi lindo JJ... 😭😭😭😭😭
Esa es la reacción q esperaba de HM 🤣
Pobre Junsu, el tan lindo aahhh pero el malvado de mi Chunnie es tan sope que no se mide tenía que ver perdido a mi pobre delfin. No sé por qué pero me puse sentimental y lloré.
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