miércoles, 28 de diciembre de 2016

Nine Tailed Fox. CAPÍTULO 18.



CAPÍTULO 18. ¿AMAS EL ALMA DENTRO DE MÍ?
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Para el zorro de ojos negros no era fácil ignorar los últimos acontecimientos frente a Soo Ahn, incluso si solo hubiera querido inquietarlo con una más de sus trampas, el zorro tenía la sensación de que había sido la verdad. Si Yoon Hoo no había hecho más que protegerle a costa de lo que fuese, Jaejoong podría entender la razón por la que su pecho dolió tanto todo el tiempo. No era la traición probablemente, sino el dolor que su propio amante pudo estar guardando en lo profundo de su corazón entonces. Después de todo, ellos lo habían compartido todo. Sin embargo, ¿era posible que Yoon Hoo continuara con vida cuando era solo un humano? El zorro de ojos negros no quería pensar en ello, realmente no quería, pero su inconsciente no le escuchaba.

— ¿Jaejoong ah?

Ah, Yunho ah. Lo siento, estoy distraído otra vez… — Dijo con una sonrisa. Una, lejos de todas esas cristalinas que el moreno había conseguido traer a sus labios en sus momentos juntos.

— Estás así desde que te enfrentaste con esa mujer. ¿Te hizo daño? ¿Tal vez algo que no sea físico, sino emocional?

¿De qué estás hablando? Estoy bien, debí cansarme solamente. La magia que usé, hacía realmente mucho tiempo que no sentía tanto poder.

Excusarse con esa mentira podía servirle para zafarse de momento. Pero su corazón continuaba inquieto. Yunho sin embargo no preguntó más, si Jaejoong necesitaba espacio o tiempo, entonces él se lo daría.

— En ese caso, descansa apropiadamente. Tengo que salir a la universidad, pero estarás bien por tu cuenta, ¿cierto?

Por supuesto. Ve con tranquilidad. Esperaré aquí tu regreso, Yunho ah.

— También estaba pensando, mañana podríamos ir de compras.

¿Eh?

— Ya que necesitas mantenerte en contacto con SungJae, compremos un móvil para ti.

— Ah, eso no es necesario…

— No se hable más, vayamos mañana. Tengo que irme ahora, hasta luego Jaejoong ah.

Sin darle demasiado tiempo a nada, el moreno salió de su departamento habiendo tomado apenas una chaqueta de su armario, evadiendo la mirada del zorro y empleando un tono que aunque sonaba tranquilo, también le dejó ver al zorro que su amante estaba percibiendo su estado de ánimo y reaccionando a él.

¿Qué estoy haciendo? No debería preocuparme más por el pasado. Yunho ah no se merece que yo esté actuando de esta manera.

El zorro de ojos negros suspiró, tocó sus labios y volvió a suspirar. En el momento en que lo pensaba se sentía un poco miserable, si todo estuviese bien Yunho se habría despedido con un beso. Y él de pronto notaba, que extrañaba aquel gesto tan humano que derretía su corazón.

Después de un rato solo metido en sus pensamientos, se sentó unos instantes en el sofá y trató de vaciar todo pensamiento innecesario de su mente, pero era casi imposible. Las palabras de Soo Ahn seguían retumbando en su cabeza. Después se dijo que lo que necesitaba era distraerse, así que se dedicó a la limpieza del departamento, unas horas más tarde había dejado todo brillante, realmente relucía de limpio. Pero ni bien descansó de la tarea, los pensamientos volvieron a su mente. Harto de darle vueltas al asunto y permitirse ser así de inseguro, decidió tomar la ducha. Tras desnudarse y llenar la tina con agua tibia, metió su cuerpo ahí y disfrutó de la serena tranquilidad que se respiraba en la casa, en la estancia había puesto un poco de música instrumental para relajarse. Más tarde, cuando se secaba el cabello mirándose al espejo, vio aquel mechón blanco entre las sedosas hebras negras y sonrió. No necesitaba más prueba que esa para saber que el pasado ya no podía hacerle daño.

Estoy con mi pareja ideal. Y ese es Yunho ah.


Pese a que ha pasado toda la mañana y tarde fuera, tratando de concentrarse en sus actividades universitarias, el moreno no podía sentirse tranquilo. Algo había pasado entre Jaejoong y Soo Ahn antes de que SungJae y él llegasen, y eso ni el propio zorro de ojos negros podía ocultarlo, aunque tampoco se lo decía directamente.

— ¡Tsk! Estoy dándole vueltas sin razón alguna. Solo debo relajarme y apoyar a Jaejoong en todo. Esa mujer seguro aparecerá de nuevo en cualquier momento.

Y lo hará… — El Baku dijo apareciendo repentinamente junto al moreno, quien había estado pretendiendo estudiar en un aula vacía. Ni la biblioteca le había parecido agradable, por alguna razón había buscado un poco de soledad.

— ¿Cómo es que siempre aparecen en los momentos más extraños?

Está en mi naturaleza. Soy un Baku después de todo.

— ¿Y Woo Bin?

Esta vez él tiene algo más de lo que encargarse. Pero yo necesitaba hablar contigo. Sobre Yoon Hoo.

— El hombre que traicionó a Jaejoong doscientos años atrás. Qué tienes que decirme de él, honestamente no es que tenga mucho interés.

Estás preocupado, por eso tratas de ser indiferente. Pero no puedes, ¿verdad? Dado que buscaste la soledad no es difícil deducirlo. Exactamente de la misma manera en que el general lo hizo hace doscientos años.

— Me sorprenda que sepas tanto sobre todo.

Es así, el inconsciente esconde muchas cosas. Y yo he devorado los sueños y pesadillas de más criaturas mágicas y humanos de los que podría decirte ahora.

— Entonces, ya que no puedo escapar de mi inconsciente, qué quieres decirme.

El alma del general Yoon Hoo. Realmente habita dentro de ti. Y justo ahora, la sientes ¿verdad?

— ¿Y qué si la siento? Él no soy yo, y no voy a entregarle mi cuerpo.

Necesitas reconciliarte con el alma del general, Yunho.

— ¿Por qué necesito reconciliarme? No es como si tuviera algún problema con él.

Es tu pasado.

— No somos la misma persona.

No, no lo son. Pero no pueden coexistir para siempre dos almas en un solo cuerpo. Si no te reconcilias con el alma del general, terminarás consumiéndote. Y de cualquier forma su alma se quedará con tu cuerpo ahora que ha despertado.

El moreno tragó hondo.

— Por qué estás tan seguro de que mi alma sería la consumida.

Porque justo ahora, estás odiando el alma del general, y él solo quiere amar. ¿Entiendes? ¿Con cuál sentimiento crees que vibrará el corazón de Jaejoong?

El moreno respiró profundo y luego soltó el aliento lentamente. El Baku desapareció de la misma forma en que llegó. Como si hubiese terminado su misión con él. Tanto el Baku como el Bakeneko eran criaturas extrañas, iban y venían a su antojo y casi siempre parecían estar solo para decir lo necesario. Jung sin embargo era quien tenía que lidiar con la información. ¿Ahora era él quien tenía que reconciliarse con el alma de Yoon Hoo?

— Sé que es difícil comprenderlo.

La voz que repentinamente sonó en su cabeza le hizo jadear con una ligera punzada en las sienes.

— Así que puedes hablar conmigo, eh.

— Aunque solamente soy reminiscencias, parece que es así.

— No quiero cederte a Jaejoong. Lo amo demasiado y no me importa que seas mi antepasado o el padre de SungJae, ni tampoco su primer amor.

— Lo sé. He estado aquí, despierto, el tiempo suficiente para verlo Yunho. Tú y yo podremos parecernos físicamente, incluso tener algunas conductas parecidas, pero somos completamente diferentes.

— Entonces, ¿qué es lo que haremos?

— Solo quiero pedirte un favor. Déjame despedirme de YoungWoong.

El moreno sintió que la negativa le perforaba el pensamiento. Incluso la forma en que nombraban al zorro de ojos negros era diferente. Pero Jaejoong ha dicho antes que le gusta el nombre que le diera.

— Sé que te pido demasiado, pero esperé todo este tiempo por la oportunidad de volverle a ver.

— ¿Y qué si se miran? Jaejoong ya no te pertenece.

— Creí que dirías algo como “ya no te ama”.

— No soy tan imbécil. Tú siempre vas a estar en su corazón, fuiste el primero. Pero eres pasado, y yo su presente y también seré su futuro.

— Lo sé.

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Departamento de Mokomichi Hayami

Aunque al principio el zorro de ojos oscuros había propuesto permanecer juntos, sus hermanos habían decidido seguir adelante con sus vidas pese a que Soo Ahn era una considerable amenaza.

Un dolor en el trasero… — Había refutado el zorro menor enfáticamente molesto.

Sus hermanos sin embargo sonrieron, le desordenaron el cabello y luego pidieron a Mokomichi que cuidase bien de él.

Como si fuese un crío que necesita ser cuidado… — Renegó por enésima vez en lo que va del día. Honestamente que se había sentido un poco aburrido ahí solo, mientras su anfitrión hizo su día normal. Atender sus responsabilidades como profesor en la universidad y dejarle ahí, cuidando la casa… — ¿Acaso soy un perro guardián? ¡Soy un zorro, baka!

Ese entre otro reclamo soltó a diestra y siniestra todo el día, hongueándose solo en casa, haciendo zapping en la tv, terminándose toda la carne en la nevera –aunque cocinada por él mismo no sabía tan deliciosa como cuando la preparaba el japonés– y hasta algunos postres que había por ahí también. Intentó ser un poco más como los humanos que no tienen nada más qué hacer excepto rascarse la panza y tomar siestas, pero aquello no le funcionó y al minuto renunció al fútil intento. Al final había terminado husmeando en la habitación del japonés, más claro dicho, olfateando todo a su paso.

¡Ng! Me estoy comportando como un animal. Ah, en cierta forma aún lo soy. Aunque oler, ng. Mejor hago otra cosa.

Tras su infructuosa incursión en la habitación de Mokomichi –desde otra perspectiva, que no es la primera ni la segunda vez que está ahí–, el zorro de ojos oscuros decidió leer alguno de los libros en la pequeña biblioteca que tenía en un librero en el pasillo.

Debería adecuar una habitación como oficina o algo así, ya que es un profesor debe tener la cabeza metida en libros todo el tiempo.

Tras devorarse alrededor de tres libros –en realidad le gusta muchísimo aprender, y tiene ciertas habilidades lectoras que probablemente guarden relación directa con su naturaleza mágica–, el zorro vio la hora en el reloj, impacientándose inconscientemente por el regreso de su amante.

Por qué me pongo ansioso, dijo que volvería tarde. Y que prepararía algo rico de cenar en compensación.

— ChangMin ah, estoy en casa~

Ni bien escuchó la voz del japonés, por alguna razón incontrolable para él, las ocho colas del zorro se mostraron iluminando la estancia.

¡Mierda! — Consciente de su apariencia, el zorro de ojos oscuros se concentró para ocultarlas de nuevo.

— Sabes que no me molesta en absoluto contemplar tu naturaleza zorruna, ¿verdad?

Calla… No me avergüences, debería haber continuado pero se negó en rotundo a permitir que aquellas palabras salieran de su boca.

— Está bien, está bien. Te extrañé, ChangMin ah.

Yo no… tanto.

— Ah, eso ha hecho latir mi corazón, ChangMin.

Baka… — Murmura avergonzado.

Luego el japonés se ríe como siempre, altanero pero sin burla. Va directo a la habitación tras haber dejado un beso en sus labios y se cambia con ropas más ligeras. Toma camino a la cocina y casi al instante sale de nuevo, va por su cartera y le pide que le acompañe. Por alguna razón –con ocho colas y un carácter nada sencillo pero encantador– no contaba con todos los ingredientes necesarios para preparar la cena. En el transcurso, el zorro de ojos oscuros dijo repentinamente algo.

— Hayami, esta noche perderé otra cola, ¿puedo dormir contigo?

— Claro que sí, ChangMin. Estaré ahí para ti.

— Entonces, asegúrate de abrazarme fuerte.

El japonés asintió, seguro de que este era el momento en que el zorro de ojos oscuros mostraba su lado más vulnerable. ¿Cuán dolorosa era la pérdida de una cola? Mokomichi tenía la impresión de que averiguarlo le abriría los ojos a muchas cosas más en la vida.

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Departamento de Jung Yunho

Jaejoong estaba preparando la cena cuando escuchó el rumor de los pasos de su amante desde el pasillo exterior. Al instante una sonrisa tiró de las comisuras de sus labios. Luego el sonido de la puerta abrirse y cerrarse, el calzado siendo dejado en el descanso de la entrada y el suave andar de pies descalzos.

Yunho ah~ estoy en la cocina… — Dijo, aunque presentía que no tenía razón para hacerlo, seguramente los aromas delataban por sí mismos su ubicación.

— Estoy en casa… — El moreno murmuró.

Pero algo en el tono de su voz extrañó al zorro de ojos negros, que volvió la mirada para encontrarse con la de su amante. Algo en él lucía absolutamente diferente.

Bienvenido, Yunho ah. Estuviste fuera todo el día. Preparé de tus platillos favoritos.

— Será un deleite probarlos, YoungWoong.

El zorro abrió sus ojos de par en par. El hombre que tenía frente a sus ojos podía tener la apariencia de Yunho, pero definitivamente no era él.

¿Yoon Hoo?

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Mansión Seo

Ji Seok estaba feliz de haberse tomado el día libre, pasar todo ese tiempo junto a Wooyoung de alguna manera calmaba su corazón. Aunque siguiese tratando de comprender todo lo demás, comprendía que de momento no podía hacer más que estar a lado de su joven novio y esperar. Lo que fuese que signifique en estas circunstancias ese esperar. Entrada la noche, la pareja estaba mirando un programa musical en la tv, aunque ninguno estuviera realmente interesado en ello pues de tanto en tanto se robaban la mirada y algunos besos. Luego de pronto el abogado vió el móvil de su novio vibrar sobre la mesa de centro, y al muchacho tensarse cuando observó el número en la pantalla. Aunque no tenía un nombre registrado, parecía conocer muy bien este número.

— ¿Por qué no atiendes?

— No es importante… — Respondió de inmediato, aunque por su tono de voz, se escuchó a la defensiva.

— ¿Conoces el número? — El abogado no recibió más que silencio esa vez… — Wooyoung ah, ¿quién es?

— De verdad no es importante.

— Wooyoung… — Dijo, esperando que entendiera que le estaba dando una advertencia. Ya se lo había dicho antes, no quería dejar espacio para los secretos entre ellos.

— Nichkhun. Es su número.

Para entonces la llamada ya había sido terminada. Pero unos segundos después, el mismo número parpadeó en la pantalla del móvil.

— Atiende.

— No quiero.

— Por qué no.

— No tengo nada qué hablar con él.

— Wooyoung ah, necesitas romper todos los lazos con él.  

— Pero, yo no quiero hablar con Nichkhun.

— ¿Por qué no? Dijiste que ya no sentías nada por él, que estás enamorado de mí.

— ¡Y lo estoy!

— Entonces solo atiende, por favor.

Una vez más había quedado registrada la llamada perdida, pero a los pocos segundo volvía a entrar. Wooyoung tragó hondo.

— ¿Por qué quieres que hable con él?

— No me malentiendas en absoluto, para mí sería mejor escucharte decirle que no necesitas más de él en tu vida, de ninguna manera. Pero escucharte decirlo con tranquilidad, no tembloroso como ahora… — Explicó, y luego se levantó dejándole solo en la estancia.

Tres llamadas perdidas del mismo número sin registrar parpadeó en la pantalla del móvil. El sonido de una canción con ritmo pegajoso sonaba en la tv, el corazón del universitario tamborileaba indeciso. Un cuarto intento del mismo número, y Wooyoung alargó su mano capturando con dedos temblorosos el aparato.

Wooyoung, ¿eres tú?

— ¿Qué quieres, Nichkhun?

— Me preguntaba si podríamos reunirnos.

— No tengo razón alguna para reunirme contigo.

Verás, esta tarde vino una mujer a mi casa. Se llama Soo Ahn… — Apenas escuchó el nombre, el universitario se tensó y un nudo se le atoró en la garganta… — Ella dejó algo para ti conmigo. Quiero entregártelo.

— Puedes enviármelo.

Pero, verás… la cosa es que realmente quiero verte, Wooyoung. Hablemos, de lo que pasó antes.

— N… — Wooyoung miró al frente, al camino por el que su novio se había alejado escaleras arriba a la habitación. ¿Tal vez realmente necesitaba enfrentarlo todo? — Está bien. Vamos a encontrarnos, Nichkhun.

Tras colgar, el universitario sintió algo pesado presionar su pecho. ¿Estaba dudando? ¿Temeroso? No tenía una respuesta sincera. Pero todo cuanto ansiaba en esos momentos era sentir los brazos de Ji Seok rodeando su cuerpo. Involuntariamente, un sollozo brotó de sus labios.

— Wooyoung ah.

— Ji Seok.

— Ven… — El abogado extendió la mano, y aunque temblorosa, su igual pronto se aferró a sus dedos. Luego él tiró con la fuerza suficiente para impulsar el cuerpo de su novio y apresarle contra su pecho, acariciarle la nuca y besarle la mejilla… — Está bien, estoy contigo Wooyoung ah. Siempre voy a amarte.

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Departamento de Jung Yunho

El zorro de ojos negros tardó unos instantes en recuperar sus sentidos. Pero en cuanto lo hizo preguntó de inmediato por el moreno.

— Él está aquí, solo me ha cedido un tiempo el control de su cuerpo.

¿Cómo es posible, Yoon Hoo? Tú… tu alma, por qué está en el cuerpo de Yunho.

— No estoy seguro de cómo… — El general sonrió con un dejo de tristeza, decepción quizá. YoungWoong no parecía ni un poco contento de verle. Aunque en realidad no le estaba viendo a él, probablemente incluso el tono de su voz seguía siendo la de Yunho.

Por qué estás aquí. Tu alma debería estar descansando, en paz.

— ¿En paz? ¿Después de lo que te hice? No hay paz para mí, YoungWoong.

Basta, no me llames por ese nombre.

— Lo siento, nunca me dijiste el tuyo, solo escuché este nombre de una persona que sabía quién eras realmente.

El zorro de ojos negros le miró nuevamente, sabe que está hablando de la Abuela de los Tres Dioses. De pronto recordó lo que Soo Ahn le dijo. Y quería saberlo. No, quería escuchar la verdad de Yoon Hoo, aunque doscientos años le separasen de aquella tormentosa etapa de su vida.

Por qué me dejaste, Yoon Hoo.

— Quise protegerte, y creí que hacía lo correcto.

¿Abandonándome? Haciendo tal crueldad.

— También yo lo sufrí, Young…

¡He dicho que no menciones ese nombre otra vez!

Movido por las emociones que no podía controlar, la magia del zorro de ojos negros comenzó a mostrarse, agitando su cabello y emanando de su cuerpo. Al menos sus colas permanecían ocultas aún. Sin embargo, el pecho del moreno pinchó y un siseo aguijoneó sus oídos, era Yunho que también se hacía presente, respondiendo al estado de ánimo del zorro de ojos negros. El general Yoon Hoo entendió que, de ninguna manera, tenía más sitio en la vida del zorro.

— Entonces, ¿puedes decirme cómo te llamas? — Las lágrimas asomaron en los ojos marrones del moreno.

Ojos que sin embargo tenían ese brillo diferente que permitía al zorro de ojos negros saber que quien estaba frente a él era el hombre que amó hace tanto tiempo, el padre de SungJae. Y de pronto siente también un poco de culpa, de pesadumbres. En el pasado nunca le dio un nombre, solo excusas, esperando alargar el tiempo lo suficiente para convertirse en humano y construir su propia identidad a lado del general.

Jaejoong. Kim Jaejoong.

El general sonrió, extendiendo su mano para estrechar la ajena. Los delicados dedos del zorro de ojos negros se sentían diferentes ahora, pero seguía teniendo esa calidez que había hecho temblar su corazón en el pasado.

— ¿Kim?

Por ahora, igual que mi… nuestro hijo, SungJae.

Yoon Hoo no dijo más, pero sintió algo de felicidad. Había tomado su apellido.

No puedes quedarte, Yoon Hoo.

— Amas el alma dentro de este cuerpo, ¿verdad? La auténtica alma.

Amo al hombre que me devolvió la capacidad de sentir esta clase de amor. Y ése es Yunho. Así que por favor, no me apartes de él.

El general bajó la mirada, avergonzado quizá de su egoísta deseo de verle otra vez, de pretender que tal vez aún pesaba lo suficiente en el corazón del hermoso hombre del que se enamoró tan profundamente doscientos años atrás. Sin embargo, tal vez realmente el lazo entre ellos se había roto en aquel tiempo, cuando las circunstancias hicieron de su romance una dramática historia de dolor y traición.

— Jaejoong, no te preocupes, no vine a quedarme, solo a despedirme. Y a pedir perdón, por todo el daño que te hice.

Yo, te odié durante todo este tiempo Yoon Hoo. Creí que me habías usado, que te habías burlado de mí. No puedo olvidar lo que fue nuestro último encuentro ni la forma tan cruel en que me trataste.

— Ése no era yo realmente, tuve… tuve que actuar, no tienes idea de cuánto sufrí también.

Tienes razón, no lo sé. Y ahora, realmente no sé si quiero saberlo. Conocer los detalles de lo que pasó, no nos hará volver a estar juntos Yoon Hoo.

— Lo sé. Por eso, solo vine a despedirme de ti. Y yo… — Tragando hondo, el general alargó una mano acariciando la mejilla del zorro… — Me hubiera gustado hacerte el amor una última vez. Ese fue mi último deseo antes de que muriera en el pasado. Antes de que este zorro de ojos color zafiro y colas marfil separara mi alma del cuerpo sin vida.

Jaejoong abrió los ojos de par en par. ¿Esa descripción no sonaba a SungJae?

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Departamento de Park Yoochun

¿Dónde era que se habían quedado antes de que todo se volviera tan extraño? Ah cierto, ellos dos habían hablado tan claramente el uno con el otro, que ya no había dudas de que el gustar que sentía el pelinegro por el zorro de ojos avellana, era tan profundo como un amor verdadero. Claro, ahora el único detallito era lidiar con el Aliento del zorro que le pinchaba con dolor cada rato. Por supuesto, su culpa por continuar teniendo esos pensamientos impuros con el pelirrojo.

— Todo lo que pasó mientras estuvieron desaparecidos, ¿no va a repetirse, cierto?

¿Estás preocupado, Yoochun ah?

— Claro que lo estoy. Fue bastante humillante estar sin poder hacer nada. Nunca me había sentido tan angustiado y enojado conmigo mismo.

Soo Ahn, incluso La Abuela. Nadie será capaz de detenernos, Yoochun ah. Porque ahora los tres queremos lo mismo. Quedarnos aquí.


Continuará……

2 comentarios:

  1. Aunq al inicio me caía en el hígado debo reconocer q YH sufrió tanto como JJ y aún así se aferra a un último vistazo de JJ 😢. JJ por lo menos tiene una segunda oportunidad mientras que YH ninguna 😢

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  2. No esperaba que la historia resultará injusta para Yoon hoo por amo verdaderamente a Jae, nunca hubo traición y ahora no le queda más que renunciar a él por qué Jae encontró a su amor verdadero y es una sorpresa que SJae tenga que ver con que su padre no se haya ido del todo. Sentí mucha ternura y pena por Changmin porque al final es en los brazos de Hayami en los que encuentra consuelo a su miedo solo con él se permite ser vulnerable.

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