CAPÍTULO
18. ¿AMAS EL ALMA DENTRO DE MÍ?
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Para
el zorro de ojos negros no era fácil ignorar los últimos acontecimientos frente
a Soo Ahn, incluso si solo hubiera querido inquietarlo con una más de sus
trampas, el zorro tenía la sensación de que había sido la verdad. Si Yoon Hoo
no había hecho más que protegerle a costa de lo que fuese, Jaejoong podría
entender la razón por la que su pecho dolió tanto todo el tiempo. No era la
traición probablemente, sino el dolor que su propio amante pudo estar guardando
en lo profundo de su corazón entonces. Después de todo, ellos lo habían
compartido todo. Sin embargo, ¿era posible que Yoon Hoo continuara con vida
cuando era solo un humano? El zorro de ojos negros no quería pensar en ello,
realmente no quería, pero su inconsciente no le escuchaba.
— ¿Jaejoong
ah?
— Ah, Yunho ah. Lo
siento, estoy distraído otra vez…
— Dijo con una sonrisa. Una, lejos de todas esas cristalinas que el moreno
había conseguido traer a sus labios en sus momentos juntos.
—
Estás así desde que te enfrentaste con esa mujer. ¿Te hizo daño? ¿Tal vez algo
que no sea físico, sino emocional?
—
¿De qué estás hablando? Estoy bien, debí
cansarme solamente. La magia que usé, hacía realmente mucho tiempo que no
sentía tanto poder.
Excusarse
con esa mentira podía servirle para zafarse de momento. Pero su corazón
continuaba inquieto. Yunho sin embargo no preguntó más, si Jaejoong necesitaba
espacio o tiempo, entonces él se lo daría.
—
En ese caso, descansa apropiadamente. Tengo que salir a la universidad, pero
estarás bien por tu cuenta, ¿cierto?
—
Por supuesto. Ve con tranquilidad.
Esperaré aquí tu regreso, Yunho ah.
—
También estaba pensando, mañana podríamos ir de compras.
—
¿Eh?
—
Ya que necesitas mantenerte en contacto con SungJae, compremos un móvil para
ti.
— Ah, eso no es
necesario…
—
No se hable más, vayamos mañana. Tengo que irme ahora, hasta luego Jaejoong ah.
Sin
darle demasiado tiempo a nada, el moreno salió de su departamento habiendo
tomado apenas una chaqueta de su armario, evadiendo la mirada del zorro y
empleando un tono que aunque sonaba tranquilo, también le dejó ver al zorro que
su amante estaba percibiendo su
estado de ánimo y reaccionando a él.
—
¿Qué estoy haciendo? No debería
preocuparme más por el pasado. Yunho ah no se merece que yo esté actuando de
esta manera.
El
zorro de ojos negros suspiró, tocó sus labios y volvió a suspirar. En el momento
en que lo pensaba se sentía un poco miserable, si todo estuviese bien Yunho se
habría despedido con un beso. Y él de pronto notaba, que extrañaba aquel gesto
tan humano que derretía su corazón.
Después
de un rato solo metido en sus pensamientos, se sentó unos instantes en el sofá
y trató de vaciar todo pensamiento innecesario de su mente, pero era casi
imposible. Las palabras de Soo Ahn seguían retumbando en su cabeza. Después se
dijo que lo que necesitaba era distraerse, así que se dedicó a la limpieza del
departamento, unas horas más tarde había dejado todo brillante, realmente
relucía de limpio. Pero ni bien descansó de la tarea, los pensamientos
volvieron a su mente. Harto de darle vueltas al asunto y permitirse ser así de
inseguro, decidió tomar la ducha. Tras desnudarse y llenar la tina con agua
tibia, metió su cuerpo ahí y disfrutó de la serena tranquilidad que se
respiraba en la casa, en la estancia había puesto un poco de música
instrumental para relajarse. Más tarde, cuando se secaba el cabello mirándose
al espejo, vio aquel mechón blanco entre las sedosas hebras negras y sonrió. No
necesitaba más prueba que esa para saber que el pasado ya no podía hacerle
daño.
—
Estoy con mi pareja ideal. Y ese es Yunho
ah.
…
Pese
a que ha pasado toda la mañana y tarde fuera, tratando de concentrarse en sus
actividades universitarias, el moreno no podía sentirse tranquilo. Algo había
pasado entre Jaejoong y Soo Ahn antes de que SungJae y él llegasen, y eso ni el
propio zorro de ojos negros podía ocultarlo, aunque tampoco se lo decía
directamente.
—
¡Tsk! Estoy dándole vueltas sin razón alguna. Solo debo relajarme y apoyar a
Jaejoong en todo. Esa mujer seguro aparecerá de nuevo en cualquier momento.
—
Y lo hará… — El Baku dijo apareciendo
repentinamente junto al moreno, quien había estado pretendiendo estudiar en un
aula vacía. Ni la biblioteca le había parecido agradable, por alguna razón
había buscado un poco de soledad.
—
¿Cómo es que siempre aparecen en los momentos más extraños?
—
Está en mi naturaleza. Soy un Baku
después de todo.
—
¿Y Woo Bin?
—
Esta vez él tiene algo más de lo que
encargarse. Pero yo necesitaba hablar contigo. Sobre Yoon Hoo.
—
El hombre que traicionó a Jaejoong doscientos años atrás. Qué tienes que
decirme de él, honestamente no es que tenga mucho interés.
—
Estás preocupado, por eso tratas de ser
indiferente. Pero no puedes, ¿verdad? Dado que buscaste la soledad no es difícil
deducirlo. Exactamente de la misma manera en que el general lo hizo hace
doscientos años.
—
Me sorprenda que sepas tanto sobre todo.
—
Es así, el inconsciente esconde muchas
cosas. Y yo he devorado los sueños y pesadillas de más criaturas mágicas y humanos
de los que podría decirte ahora.
—
Entonces, ya que no puedo escapar de mi inconsciente, qué quieres decirme.
—
El alma del general Yoon Hoo. Realmente
habita dentro de ti. Y justo ahora, la sientes ¿verdad?
—
¿Y qué si la siento? Él no soy yo, y no voy a entregarle mi cuerpo.
—
Necesitas reconciliarte con el alma del
general, Yunho.
—
¿Por qué necesito reconciliarme? No es como si tuviera algún problema con él.
—
Es tu pasado.
—
No somos la misma persona.
—
No, no lo son. Pero no pueden coexistir
para siempre dos almas en un solo cuerpo. Si no te reconcilias con el alma del
general, terminarás consumiéndote. Y de cualquier forma su alma se quedará con
tu cuerpo ahora que ha despertado.
El
moreno tragó hondo.
—
Por qué estás tan seguro de que mi alma sería la consumida.
—
Porque justo ahora, estás odiando el alma
del general, y él solo quiere amar. ¿Entiendes? ¿Con cuál sentimiento crees que
vibrará el corazón de Jaejoong?
El
moreno respiró profundo y luego soltó el aliento lentamente. El Baku
desapareció de la misma forma en que llegó. Como si hubiese terminado su misión
con él. Tanto el Baku como el Bakeneko eran criaturas extrañas, iban y venían a
su antojo y casi siempre parecían estar solo para decir lo necesario. Jung sin
embargo era quien tenía que lidiar con la información. ¿Ahora era él quien
tenía que reconciliarse con el alma
de Yoon Hoo?
— Sé que es difícil comprenderlo.
La
voz que repentinamente sonó en su cabeza le hizo jadear con una ligera punzada
en las sienes.
—
Así que puedes hablar conmigo, eh.
— Aunque solamente soy reminiscencias,
parece que es así.
—
No quiero cederte a Jaejoong. Lo amo demasiado y no me importa que seas mi
antepasado o el padre de SungJae, ni tampoco su primer amor.
— Lo sé. He estado aquí, despierto, el
tiempo suficiente para verlo Yunho. Tú y yo podremos parecernos físicamente,
incluso tener algunas conductas parecidas, pero somos completamente diferentes.
—
Entonces, ¿qué es lo que haremos?
— Solo quiero pedirte un favor. Déjame
despedirme de YoungWoong.
El
moreno sintió que la negativa le perforaba el pensamiento. Incluso la forma en
que nombraban al zorro de ojos negros era diferente. Pero Jaejoong ha dicho
antes que le gusta el nombre que le diera.
— Sé que te pido demasiado, pero
esperé todo este tiempo por la oportunidad de volverle a ver.
—
¿Y qué si se miran? Jaejoong ya no te pertenece.
— Creí que dirías algo como “ya no te
ama”.
—
No soy tan imbécil. Tú siempre vas a estar en su corazón, fuiste el primero.
Pero eres pasado, y yo su presente y también seré su futuro.
— Lo sé.
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Departamento
de Mokomichi Hayami
Aunque
al principio el zorro de ojos oscuros había propuesto permanecer juntos, sus
hermanos habían decidido seguir adelante con sus vidas pese a que Soo Ahn era
una considerable amenaza.
—
Un dolor en el trasero… — Había
refutado el zorro menor enfáticamente molesto.
Sus
hermanos sin embargo sonrieron, le desordenaron el cabello y luego pidieron a
Mokomichi que cuidase bien de él.
—
Como si fuese un crío que necesita ser
cuidado… — Renegó por enésima vez en lo que va del día. Honestamente que se
había sentido un poco aburrido ahí solo, mientras su anfitrión hizo su día normal. Atender sus responsabilidades
como profesor en la universidad y dejarle ahí, cuidando la casa… — ¿Acaso
soy un perro guardián? ¡Soy un zorro, baka!
Ese
entre otro reclamo soltó a diestra y siniestra todo el día, hongueándose solo
en casa, haciendo zapping en la tv, terminándose toda la carne en la nevera
–aunque cocinada por él mismo no sabía tan deliciosa como cuando la preparaba
el japonés– y hasta algunos postres que había por ahí también. Intentó ser un
poco más como los humanos que no tienen nada más qué hacer excepto rascarse la panza y tomar siestas, pero
aquello no le funcionó y al minuto renunció al fútil intento. Al final había
terminado husmeando en la habitación del japonés, más claro dicho, olfateando
todo a su paso.
—
¡Ng! Me estoy comportando como un animal.
Ah, en cierta forma aún lo soy. Aunque oler, ng. Mejor hago otra cosa.
Tras
su infructuosa incursión en la habitación de Mokomichi –desde otra perspectiva,
que no es la primera ni la segunda vez que está ahí–, el zorro de ojos oscuros
decidió leer alguno de los libros en la pequeña biblioteca que tenía en un
librero en el pasillo.
—
Debería adecuar una habitación como
oficina o algo así, ya que es un profesor debe tener la cabeza metida en libros
todo el tiempo.
Tras
devorarse alrededor de tres libros –en realidad le gusta muchísimo aprender, y
tiene ciertas habilidades lectoras que probablemente guarden relación directa
con su naturaleza mágica–, el zorro vio la hora en el reloj, impacientándose
inconscientemente por el regreso de su amante.
—
Por qué me pongo ansioso, dijo que
volvería tarde. Y que prepararía algo rico de cenar en compensación.
—
ChangMin ah, estoy en casa~
Ni
bien escuchó la voz del japonés, por alguna razón incontrolable para él, las
ocho colas del zorro se mostraron iluminando la estancia.
—
¡Mierda! — Consciente de su
apariencia, el zorro de ojos oscuros se concentró para ocultarlas de nuevo.
—
Sabes que no me molesta en absoluto contemplar tu naturaleza zorruna, ¿verdad?
—
Calla… — No me avergüences, debería haber continuado pero se negó en rotundo
a permitir que aquellas palabras salieran de su boca.
—
Está bien, está bien. Te extrañé, ChangMin ah.
—
Yo no… tanto.
—
Ah, eso ha hecho latir mi corazón, ChangMin.
—
Baka… — Murmura avergonzado.
Luego
el japonés se ríe como siempre, altanero pero sin burla. Va directo a la
habitación tras haber dejado un beso en sus labios y se cambia con ropas más
ligeras. Toma camino a la cocina y casi al instante sale de nuevo, va por su
cartera y le pide que le acompañe. Por alguna razón –con ocho colas y un
carácter nada sencillo pero encantador– no contaba con todos los ingredientes
necesarios para preparar la cena. En el transcurso, el zorro de ojos oscuros
dijo repentinamente algo.
— Hayami, esta noche
perderé otra cola, ¿puedo dormir contigo?
—
Claro que sí, ChangMin. Estaré ahí para ti.
— Entonces, asegúrate de
abrazarme fuerte.
El
japonés asintió, seguro de que este era el momento en que el zorro de ojos
oscuros mostraba su lado más vulnerable. ¿Cuán dolorosa era la pérdida de una
cola? Mokomichi tenía la impresión de que averiguarlo le abriría los ojos a
muchas cosas más en la vida.
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Departamento
de Jung Yunho
Jaejoong
estaba preparando la cena cuando escuchó el rumor de los pasos de su amante desde el pasillo exterior. Al
instante una sonrisa tiró de las comisuras de sus labios. Luego el sonido de la
puerta abrirse y cerrarse, el calzado siendo dejado en el descanso de la
entrada y el suave andar de pies descalzos.
—
Yunho ah~ estoy en la cocina… — Dijo,
aunque presentía que no tenía razón para hacerlo, seguramente los aromas
delataban por sí mismos su ubicación.
—
Estoy en casa… — El moreno murmuró.
Pero
algo en el tono de su voz extrañó al zorro de ojos negros, que volvió la mirada
para encontrarse con la de su amante.
Algo en él lucía absolutamente diferente.
—
Bienvenido, Yunho ah. Estuviste fuera
todo el día. Preparé de tus platillos favoritos.
—
Será un deleite probarlos, YoungWoong.
El
zorro abrió sus ojos de par en par. El hombre que tenía frente a sus ojos podía
tener la apariencia de Yunho, pero definitivamente no era él.
—
¿Yoon Hoo?
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Mansión
Seo
Ji
Seok estaba feliz de haberse tomado el día libre, pasar todo ese tiempo junto a
Wooyoung de alguna manera calmaba su corazón. Aunque siguiese tratando de
comprender todo lo demás, comprendía que de momento no podía hacer más que
estar a lado de su joven novio y esperar. Lo que fuese que signifique en estas
circunstancias ese esperar. Entrada
la noche, la pareja estaba mirando un programa musical en la tv, aunque ninguno
estuviera realmente interesado en ello pues de tanto en tanto se robaban la
mirada y algunos besos. Luego de pronto el abogado vió el móvil de su novio
vibrar sobre la mesa de centro, y al muchacho tensarse cuando observó el número
en la pantalla. Aunque no tenía un nombre registrado, parecía conocer muy bien
este número.
—
¿Por qué no atiendes?
—
No es importante… — Respondió de inmediato, aunque por su tono de voz, se
escuchó a la defensiva.
—
¿Conoces el número? — El abogado no recibió más que silencio esa vez… —
Wooyoung ah, ¿quién es?
—
De verdad no es importante.
—
Wooyoung… — Dijo, esperando que entendiera que le estaba dando una advertencia.
Ya se lo había dicho antes, no quería dejar espacio para los secretos entre
ellos.
—
Nichkhun. Es su número.
Para
entonces la llamada ya había sido terminada. Pero unos segundos después, el
mismo número parpadeó en la pantalla del móvil.
—
Atiende.
—
No quiero.
—
Por qué no.
—
No tengo nada qué hablar con él.
—
Wooyoung ah, necesitas romper todos los lazos con él.
—
Pero, yo no quiero hablar con Nichkhun.
—
¿Por qué no? Dijiste que ya no sentías nada por él, que estás enamorado de mí.
—
¡Y lo estoy!
—
Entonces solo atiende, por favor.
Una
vez más había quedado registrada la llamada perdida, pero a los pocos segundo
volvía a entrar. Wooyoung tragó hondo.
—
¿Por qué quieres que hable con él?
—
No me malentiendas en absoluto, para mí sería mejor escucharte decirle que no
necesitas más de él en tu vida, de ninguna manera. Pero escucharte decirlo con
tranquilidad, no tembloroso como ahora… — Explicó, y luego se levantó dejándole
solo en la estancia.
Tres
llamadas perdidas del mismo número sin registrar parpadeó en la pantalla del
móvil. El sonido de una canción con ritmo pegajoso sonaba en la tv, el corazón
del universitario tamborileaba indeciso. Un cuarto intento del mismo número, y
Wooyoung alargó su mano capturando con dedos temblorosos el aparato.
— Wooyoung,
¿eres tú?
—
¿Qué quieres, Nichkhun?
— Me preguntaba si
podríamos reunirnos.
—
No tengo razón alguna para reunirme contigo.
— Verás,
esta tarde vino una mujer a mi casa. Se llama Soo Ahn… — Apenas escuchó el
nombre, el universitario se tensó y un nudo se le atoró en la garganta… — Ella dejó algo para ti conmigo. Quiero
entregártelo.
—
Puedes enviármelo.
— Pero,
verás… la cosa es que realmente quiero verte, Wooyoung. Hablemos, de lo que
pasó antes.
—
N… — Wooyoung miró al frente, al camino por el que su novio se había alejado
escaleras arriba a la habitación. ¿Tal vez realmente necesitaba enfrentarlo
todo? — Está bien. Vamos a encontrarnos, Nichkhun.
Tras
colgar, el universitario sintió algo pesado presionar su pecho. ¿Estaba
dudando? ¿Temeroso? No tenía una respuesta sincera. Pero todo cuanto ansiaba en
esos momentos era sentir los brazos de Ji Seok rodeando su cuerpo.
Involuntariamente, un sollozo brotó de sus labios.
—
Wooyoung ah.
—
Ji Seok.
—
Ven… — El abogado extendió la mano, y aunque temblorosa, su igual pronto se
aferró a sus dedos. Luego él tiró con la fuerza suficiente para impulsar el
cuerpo de su novio y apresarle contra su pecho, acariciarle la nuca y besarle
la mejilla… — Está bien, estoy contigo Wooyoung ah. Siempre voy a amarte.
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Departamento
de Jung Yunho
El
zorro de ojos negros tardó unos instantes en recuperar sus sentidos. Pero en
cuanto lo hizo preguntó de inmediato por el moreno.
—
Él está aquí, solo me ha cedido un tiempo el control de su cuerpo.
—
¿Cómo es posible, Yoon Hoo? Tú… tu alma,
por qué está en el cuerpo de Yunho.
—
No estoy seguro de cómo… — El general sonrió con un dejo de tristeza, decepción
quizá. YoungWoong no parecía ni un poco contento de verle. Aunque en realidad
no le estaba viendo a él, probablemente incluso el tono de su voz seguía siendo
la de Yunho.
—
Por qué estás aquí. Tu alma debería estar
descansando, en paz.
—
¿En paz? ¿Después de lo que te hice? No hay paz para mí, YoungWoong.
—
Basta, no me llames por ese nombre.
—
Lo siento, nunca me dijiste el tuyo, solo escuché este nombre de una persona
que sabía quién eras realmente.
El
zorro de ojos negros le miró nuevamente, sabe que está hablando de la Abuela de
los Tres Dioses. De pronto recordó lo que Soo Ahn le dijo. Y quería saberlo.
No, quería escuchar la verdad de Yoon Hoo, aunque doscientos años le separasen
de aquella tormentosa etapa de su vida.
—
Por qué me dejaste, Yoon Hoo.
—
Quise protegerte, y creí que hacía lo correcto.
—
¿Abandonándome? Haciendo tal crueldad.
—
También yo lo sufrí, Young…
—
¡He dicho que no menciones ese nombre
otra vez!
Movido
por las emociones que no podía controlar, la magia del zorro de ojos negros
comenzó a mostrarse, agitando su cabello y emanando de su cuerpo. Al menos sus
colas permanecían ocultas aún. Sin embargo, el pecho del moreno pinchó y un
siseo aguijoneó sus oídos, era Yunho que también se hacía presente,
respondiendo al estado de ánimo del zorro de ojos negros. El general Yoon Hoo
entendió que, de ninguna manera, tenía más sitio en la vida del zorro.
—
Entonces, ¿puedes decirme cómo te llamas? — Las lágrimas asomaron en los ojos
marrones del moreno.
Ojos
que sin embargo tenían ese brillo diferente que permitía al zorro de ojos
negros saber que quien estaba frente a él era el hombre que amó hace tanto
tiempo, el padre de SungJae. Y de pronto siente también un poco de culpa, de
pesadumbres. En el pasado nunca le dio un nombre, solo excusas, esperando
alargar el tiempo lo suficiente para convertirse en humano y construir su
propia identidad a lado del general.
—
Jaejoong. Kim Jaejoong.
El
general sonrió, extendiendo su mano para estrechar la ajena. Los delicados
dedos del zorro de ojos negros se sentían diferentes ahora, pero seguía
teniendo esa calidez que había hecho temblar su corazón en el pasado.
—
¿Kim?
—
Por ahora, igual que mi… nuestro hijo,
SungJae.
Yoon
Hoo no dijo más, pero sintió algo de felicidad. Había tomado su apellido.
—
No puedes quedarte, Yoon Hoo.
—
Amas el alma dentro de este cuerpo, ¿verdad? La auténtica alma.
— Amo al hombre que me devolvió la capacidad
de sentir esta clase de amor. Y ése es Yunho. Así que por favor, no me apartes
de él.
El
general bajó la mirada, avergonzado quizá de su egoísta deseo de verle otra
vez, de pretender que tal vez aún pesaba lo suficiente en el corazón del
hermoso hombre del que se enamoró tan profundamente doscientos años atrás. Sin
embargo, tal vez realmente el lazo entre ellos se había roto en aquel tiempo,
cuando las circunstancias hicieron de su romance una dramática historia de
dolor y traición.
—
Jaejoong, no te preocupes, no vine a quedarme, solo a despedirme. Y a pedir
perdón, por todo el daño que te hice.
—
Yo, te odié durante todo este tiempo Yoon
Hoo. Creí que me habías usado, que te habías burlado de mí. No puedo olvidar lo
que fue nuestro último encuentro ni la forma tan cruel en que me trataste.
—
Ése no era yo realmente, tuve… tuve que actuar, no tienes idea de cuánto sufrí
también.
—
Tienes razón, no lo sé. Y ahora,
realmente no sé si quiero saberlo. Conocer los detalles de lo que pasó, no nos
hará volver a estar juntos Yoon Hoo.
—
Lo sé. Por eso, solo vine a despedirme de ti. Y yo… — Tragando hondo, el
general alargó una mano acariciando la mejilla del zorro… — Me hubiera gustado
hacerte el amor una última vez. Ese fue mi último deseo antes de que muriera en el pasado. Antes de que este
zorro de ojos color zafiro y colas marfil separara mi alma del cuerpo sin vida.
Jaejoong
abrió los ojos de par en par. ¿Esa descripción no sonaba a SungJae?
--//--
Departamento
de Park Yoochun
¿Dónde
era que se habían quedado antes de que todo se volviera tan extraño? Ah cierto,
ellos dos habían hablado tan claramente el uno con el otro, que ya no había
dudas de que el gustar que sentía el
pelinegro por el zorro de ojos avellana, era tan profundo como un amor
verdadero. Claro, ahora el único detallito era lidiar con el Aliento del zorro que le pinchaba con
dolor cada rato. Por supuesto, su culpa por continuar teniendo esos
pensamientos impuros con el pelirrojo.
—
Todo lo que pasó mientras estuvieron desaparecidos,
¿no va a repetirse, cierto?
—
¿Estás preocupado, Yoochun ah?
—
Claro que lo estoy. Fue bastante humillante estar sin poder hacer nada. Nunca
me había sentido tan angustiado y enojado conmigo mismo.
—
Soo Ahn, incluso La Abuela. Nadie será
capaz de detenernos, Yoochun ah. Porque ahora los tres queremos lo mismo.
Quedarnos aquí.
Continuará……
Aunq al inicio me caía en el hígado debo reconocer q YH sufrió tanto como JJ y aún así se aferra a un último vistazo de JJ 😢. JJ por lo menos tiene una segunda oportunidad mientras que YH ninguna 😢
ResponderBorrarNo esperaba que la historia resultará injusta para Yoon hoo por amo verdaderamente a Jae, nunca hubo traición y ahora no le queda más que renunciar a él por qué Jae encontró a su amor verdadero y es una sorpresa que SJae tenga que ver con que su padre no se haya ido del todo. Sentí mucha ternura y pena por Changmin porque al final es en los brazos de Hayami en los que encuentra consuelo a su miedo solo con él se permite ser vulnerable.
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