lunes, 16 de julio de 2018

Oneshot KageHina (HQ!) LIKE FOOLS IN LOVE


Título: LIKE FOOLS IN LOVE
Autora: Felina
Pareja: KageHina
Anime: Haikyuu!
Género: Romance
Clasificación: PG-13

~~*~~

Pese a que no han compartido clase desde que comenzaron sus años en Karasuno, estar en el club de voleibol siempre había permeado una peculiar amistad entre ellos dos, el mote de “dúo de raritos” les iba como anillo al dedo por un montón de razones, y es que, aunque no congeniaban en nada que no fuese el voleibol, se entendían mucho mejor de lo que ellos mismos podían llegar a admitir.

Excepto por una cosa, en la que en realidad ambos eran bastante torpes.
Romance.

― Entonces, ¿vas a salir con ella? ― Kageyama preguntó de pronto.

― ¿Eh? ― Hinata incluso se detuvo a medio camino de colocarse el short deportivo.

― Hay rumores acerca de eso, así que. ― El setter continuó, con la mirada fija en su compañero, pero más bien perdido en sus pensamientos.

Se le notaba en la forma en que sus pupilas estaban dilatas, justo como cuando se concentra antes de un partido importante.

― Así que, ¿qué?

Hinata no le seguía el hilo de conversación a Kageyama. Y Kageyama no estaba por los términos de explicarse porque, honestamente, él tampoco entendía la razón siquiera de tomar el tema. Sí, es verdad que algunos rumores han circulado por ahí acerca de Hinata saliendo con Yachi, actual manager del club, y es que tras tres años de estrecha amistad, casi parece como lo “normal”.

Aparte de eso, Kageyama tampoco entendía la extraña necesidad de escucharle decir que no, que no era para nada eso. Que ni siquiera tenía planes de salir con ella, o con ninguna otra chica. Porque bueno, tres años después y pese a lo torpe que podía ser, Hinata tenía sus “seguidoras”, más de una declaración en el patio de la escuela y un extraño imán para las chicas. No es como si Kageyama lo envidiase, que también tenía su séquito de fans, pero no está interesado. Nada, ni un ápice. El romance no tiene cabida en su plan de seguir adelante para convertirse en campeón del mundo junto a un selecto grupo de jugadores tan apasionados como él. Por supuesto, en el cuadro ideal de Kageyama, Hinata está al frente.

― ¡Kageyama!

El inesperado grito de Hinata le sacó de sus cavilaciones. Ahí donde, honestamente, no supo cuándo se metió. El setter miró a su amigo, le vio suspirar y luego sentarse delante suyo en el banco del salón del club.

― ¿Por qué estás preocupándote por eso? Ya sabes que no tengo pensado salir con nadie, mi cabeza está llena de voleibol y mantener las notas.

― No estoy preocupado. ― Kageyama dijo de inmediato, casi como si le estuvieran levantando un falso testimonio a lo grande. Se cruzó de brazos y elevó desafiante una ceja.

Hinata sonrió, le palmeó el hombro y se levantó. Sin siquiera enterarse de la forma en que el cuerpo de Kageyama se electrificaba por su simple contacto.

― Entonces bien, aclarado el asunto, termina de cambiarte, vamos tarde a la práctica.

Hinata, hiperactivo como suele ser, se alejó de un salto, sonrió de oreja a oreja y apresuró su inquieta anatomía fuera del salón. Kageyama se quedó detrás, todavía con su uniforme escolar y un extraño vacío en el estómago. Se desconocía a sí mismo, haciendo preguntas de esa naturaleza, notando todavía ese ardor en la garganta al no haber recibido una respuesta clara. Incluso si Hinata dice que solo puede pensar en voleibol y notas, no fue específico para decir que no saldría con una chica.

― ¿Estoy celoso? ― Se preguntó, llevando inconscientemente la diestra a su pecho, su corazón latía diferente. No emocionado como antes de cada práctica, tampoco ansioso como cuando se siente acorralado. Algo simplemente es diferente, algo parece ir encajando donde corresponde. Algo. ― ¿Hinata, me gusta?

Se le anidaba en el corazón.


Varios días han transcurrido desde la extraña conversación en la sala del club. Varios días de que Kageyama es más silencioso que de costumbre, más tranquilo y peculiarmente apático. No es que esté de mal humor o sea inaccesible, es solo que evita a todos y luce extremadamente pensativo todo el tiempo.

― Kageyama.

― Qué.

― ¿Hoy también te irás por tu cuenta?

― Sí.

El pelinegro le miró entonces, y es que los dedos de Hinata han sujetado súbitamente su bolso. Bastó una mirada para cuestionarle el repentino asalto.

― Caminemos juntos, quiero hablar contigo de algo.

― ¿No puedes decirlo ahora? ― Kageyama preguntó. Hinata agitó la cabeza en negación. ― Bien, pero cómprame un bollo.

Hinata sonrió de oreja a oreja. De esa manera se encaminaron juntos a la popular tienda de Ukai, su todavía entrenador. Caminaron lentamente por las conocidas calles de la modesta ciudad, los faroles ya estaban encendidos y el fresco aire de otoño se deslizaba cómodamente por ahí. En la tienda de Ukai compraron varios bollos, devorándolos como era costumbre mientras andaban hasta el parque.

― Entonces, cuándo vas a hablar de lo que querías, Hinata.

― Ah, cierto.

Hinata se tomó su tiempo para terminar de comer un bollo, enrolló el papel y luego buscó un cesto de basura para dejarlo en su lugar. Kageyama le imitó, aunque estaba ansioso por lo que dijera. Por la extrañísima seriedad del pelinaranja, no debía ser algo trivial.

― Quiero salir con alguien. ― Soltó de golpe, mirándole de frente sus palabras casi parecieron llegar más rápido a los oídos del pelinegro.

― ¿Con quién? ― Kageyama preguntó con tono neutro, las manos en los bolsillos y un incómodo dolor en el estómago.

― Pues… ― Hinata aclaró la garganta, desviando tímidamente la mirada unos momentos.

― ¿Es Yachi?

― ¿Eh?

― Yachi es una buena chica. Si crees que vas a poder darle todo lo que una chica necesita cuando está saliendo con alguien, supongo que está bien.

― ¿Lo que necesita?

― Tiempo. Ya sabes, los senpai lo decían. También Oikawa-san llegó a mencionarlo, incluso si estaba saliendo con Iwaizumi-san y siempre estaban juntos, decía que no tenían tiempo para pasar en pareja. Pero supongo que si pides consejo de Suga-san y Daichi-san puedas hacerlo, después de todo ellos también están juntos y salían desde que llegamos a Karasuno.

― Kageyama, ¿por qué crees que es Yachi de quien hablo?

― Bueno, ¿no es así?

Hinata agitó la cabeza de un lado a otro. Kageyama selló los labios. Ya no sabía qué más decir en ese punto. Durante todos esos días se había mentalizado en dos cosas. Una, está enamorado de Hinata. Dos, estaría bien si él decidía salir con Yachi, podría soportarlo, hacerse a la idea y actuar como el compañero de club que ha sido durante años.

― En tal caso, cuando dije que quiero salir con alguien no estaba hablando de nadie en particular. Solo, estaba pensando en que eso, en algún momento, estaría bien. Tampoco es como si fuera a ser ahora, solo, en el futuro. ― Hinata dijo, básicamente complicándose la existencia solito.

Inicialmente este no era su plan, no eran estas las palabras que quería decir. Es más, claro que sí tenía pensado salir con alguien en particular. Y le tiene enfrente. Pero visto que parecía muy convencido de que estaría bien con su amiga Yachi, le ha restado determinación.

― ¿No es Yachi quien te gusta?

― Cielos, no. Es como una segunda hermana para mí.

― Entonces, ¿no te gusta nadie?

Hinata achicó la mirada, dando un paso más cerca de su amigo. Kageyama le sostenía la mirada, aunque le temblaba el corazón y le sudaban las manos. ¿Debería aprovechar la ocasión y confesarse?

― ¿Qué hay de ti, Kageyama? Estos días el tema parece inquietarte. ¿Es que te gusta alguien y temes que eso interfiera con el club? ¿Con nosotros?

Nosotros.
N O S O T R O S

¿No era de repente esa palabra demasiado íntima y personal?
¿Fácil de malinterpretarse?

― La única persona que me gusta eres tú, Hinata idiota.

Kageyama dijo. Honestamente sin pensarlo. Simplemente lo soltó.
Hinata abrió los ojos de par en par. El color almendrado de sus pupilas era hermoso incluso en una situación así, de absoluta sorpresa. Su rostro contrariado se grabó a fuego en la memoria del pelinegro.

― Pero no voy a interferir con tu romance. Cuando te guste una chica y decidas salir con ella, yo todavía soy tu amigo.

― ¡Quieres dejarme hablar por un maldito instante! ― Exclamó, resoplando furiosamente, sorprendiendo a Kageyama en el acto. ― Eres tan denso, Kageyama. Dime algo, ¿realmente vas a estar bien si salgo con alguien más?

Kageyama titubeó, debería decir “sí” sin dudar, pero cuando le escuchó pronunciar esas palabras, su mente fue veloz, imaginando a Hinata junto a una figura femenina sin rostro. Las entrañas se le revolvieron dolorosamente y se le cerró la garganta.

― No solo te me confieses y luego trates de actuar cool cuando es obvio que quieres hacer más que solo desearme buena suerte o algo. Si te gusto, al menos intenta pedirme salir contigo. ― Las mejillas del pelinaranja estallaron en rubor mientras hablaba.

Kageyama parpadeó varias veces, como carburando el significado de sus palabras. Cuando finalmente comprendió lo que le había dicho, una sonrisa tiró de sus labios. Una sonrisa que en ese rostro tan decidido suyo lucía entonces con cierta astucia. Como si lo hubiera calibrado deliberadamente de esta manera. Hinata no lo dudaría, después de todo Kageyama es el mejor estratega que conozca en la duela. Y probablemente incluso fuera de las canchas.

― Así que, Hinata, ¿significa eso que te gusto?

― Quién sabe. ― Dijo, evadiendo la mirada y actuando como un polluelo inexperto acorralado en un callejón sin salida.

― ¿No lo sabes? ― Kageyama preguntó, avanzando otro poquito. La distancia entre los dos muchachos era mínima. Hinata negó efusivamente con la cabeza. ― Entonces, ¿qué me dirás si te pido salir conmigo?

― No lo sé. ― El pelinaranja se preguntó porqué demonios una simple sonrisa del pelinegro le intimidaba tanto. Hasta hace un minuto él había tenido el control de la situación.

― ¿No lo sabes? ― Kageyama elevó la diestra, sujetando la mejilla de Hinata y obligándole de esa manera a mirarle. ― Entonces, voy a probar. Hinata, ¿quieres salir conmigo? ― Preguntó con seriedad.

Tal, que todo en Hinata tembló.
Boqueó como pez fuera del agua y luego terminó por tragar hondo.

Los ojos negros de Kageyama nunca le habían parecido tan intimidantes, profundos y decididos. Literalmente, nunca. Todo y que tienen años conociéndose, que no hay nadie que conozca el humor de Kageyama como Hinata, y viceversa. Así que está bien, el pelinegro no necesita más cuando ve en las pupilas almendradas del pelinaranja la respuesta que no sale de sus labios.

Sonríe y se inclina, es su boca la que se encuentra primero con la de Hinata, sorprendiéndole y atosigándole con sus sentimientos a flor de piel. Es el pelinaranja el que da instintivamente un paso atrás. Pero no puede alejarse demasiado cuando la siniestra de Kageyama le atrapa rodeando su cintura, tirando de él y haciendo chocar sus cuerpos. ¿Por qué de pronto incluso lucía más alto? Hinata rumió en pensamientos, frunció el ceño y estuvo por lanzar una maldición cuando el rostro de Kageyama se acercó peligrosamente una vez más. Entonces, deteniéndose a una corta distancia.

― Solo acepta que estás atrapado, Hinata Shoyo. Después de todo, tu corazón ya me pertenece, ¿no es así?

― Estúpido Kageyama. ― Blasfemó, jalando la chaqueta del pelinegro y estampando graciosamente sus labios con los ajenos.

Un segundo beso tanto más torpe y hasta doloroso. Han chocado sus narices en el acto. Y luego soltado una risotada.

― Parecía más sencillo de lo que es.

― Hemos fallado por tu impulsividad, Kageyama.

― ¿Mi impulsividad?

― Sí. ― Hinata incluso elevó la barbilla con aire desafiante. Kageyama elevó una de sus finas cejas.

― Esa es la respuesta que tenías que haberme dado antes, Hinata idiota.

― ¿Eh?

― Cállate, y deja que tome el control o no vamos a besarnos como se debe en toda la noche.

― ¿Por qué me estás callando? Este estaba siendo un momento romántico hasta que dijiste eso, Kageyama.

― ¿Romántico? ¡Prácticamente me obligaste a confesarme!

― ¿Estás reclamándome?

― No, solo menciono los hechos.

― ¡Entonces ya no quiero ser tu novio!

― ¿Ah? ¿Quién dijo que puedes terminar conmigo cuando te de la gana?

Y así, entre algunos gritos e insultos más, finalmente el silencio llegó cuando sus bocas se encontraron de nuevo. Esa vez el beso fue más real, más largo y con cierto ritmo. Probaron sus labios con lentitud, moviendo el rostro de un lado a otro pero todavía sin animarse a colar la lengua más allá. Parecía que esa noche iban a despedirse con solo besos inocentes.

Parecía, pero no fue así. Porque son, a fin de cuentas, un par de tontos enamorados que nunca se rinden. De esa manera, cuando sus labios se fusionaron por cuarta ocasión, más que solo roces encontraron la forma de hacerlo, inclinar el rostro un poco, lamer los labios y entreabrirlos un poco, dejar que la lengua actúe furtiva y entregarse mutuamente a la curiosidad innata tan vívida en sus venas.

― No te atrevas a amenazarme con terminar conmigo nunca más, Hinata Shoyo.

― Vas a tener que ser un poco más considerado entonces, Kageyama Tobio. Y consentirme~.

Hinata sonrío radiante. Kageyama se enamoró otro poco.
Sí, son un par de tontos enamorados con un largo camino por delante.
Y tiempo, mucho tiempo para conocerse como pareja. Esa, seguro que sería otra historia.

2 comentarios:

  1. Ay, yo te sigo desde Time Out, pero dejé de leerte porque no subías más fanfic de HQ. Ahora que he visto que has subido este, lo he leido de inmediato y me ha encantado. Me fascina como narras los sucesos, lo sentimientos de los personajes, como resuelven sus problemas, sus inseguridades, todo y esperaba con ansias que volvieras a subir fanfic de HQ. Esta es una de is parejas fscoritas y te ha quedado mas que hermoso.
    Eatis dos son tan tirpes en el amor pero gracuas a eso es que son tan tiernos y se complementan tan bien.

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  2. Waaaa! Estos dos. Tan bellos y tontos. Tal para cual.
    En tercer año, tanto tiempo y no se dignan a decirse las cosas. Solo esos dos podrían xD

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