Título:
LIKE FOOLS IN LOVE
Autora:
Felina
Pareja:
KageHina
Anime:
Haikyuu!
Género:
Romance
Clasificación:
PG-13
~~*~~
Pese a que no han
compartido clase desde que comenzaron sus años en Karasuno, estar en el club de
voleibol siempre había permeado una peculiar amistad entre ellos dos, el mote
de “dúo de raritos” les iba como anillo al dedo por un montón de razones, y es
que, aunque no congeniaban en nada que no fuese el voleibol, se entendían mucho
mejor de lo que ellos mismos podían llegar a admitir.
Excepto por una
cosa, en la que en realidad ambos eran bastante torpes.
Romance.
― Entonces, ¿vas a
salir con ella? ― Kageyama preguntó de pronto.
― ¿Eh? ― Hinata
incluso se detuvo a medio camino de colocarse el short deportivo.
― Hay rumores
acerca de eso, así que. ― El setter continuó, con la mirada fija en su
compañero, pero más bien perdido en sus pensamientos.
Se le notaba en la
forma en que sus pupilas estaban dilatas, justo como cuando se concentra antes
de un partido importante.
― Así que, ¿qué?
Hinata no le
seguía el hilo de conversación a Kageyama. Y Kageyama no estaba por los
términos de explicarse porque, honestamente, él tampoco entendía la razón
siquiera de tomar el tema. Sí, es verdad que algunos rumores han circulado por
ahí acerca de Hinata saliendo con Yachi, actual manager del club, y es que tras
tres años de estrecha amistad, casi parece como lo “normal”.
Aparte de eso,
Kageyama tampoco entendía la extraña necesidad de escucharle decir que no, que
no era para nada eso. Que ni siquiera tenía planes de salir con ella, o con
ninguna otra chica. Porque bueno, tres años después y pese a lo torpe que podía
ser, Hinata tenía sus “seguidoras”, más de una declaración en el patio de la
escuela y un extraño imán para las chicas. No es como si Kageyama lo envidiase,
que también tenía su séquito de fans, pero no está interesado. Nada, ni un
ápice. El romance no tiene cabida en su plan de seguir adelante para
convertirse en campeón del mundo junto a un selecto grupo de jugadores tan
apasionados como él. Por supuesto, en el cuadro ideal de Kageyama, Hinata está
al frente.
― ¡Kageyama!
El inesperado
grito de Hinata le sacó de sus cavilaciones. Ahí donde, honestamente, no supo
cuándo se metió. El setter miró a su amigo, le vio suspirar y luego sentarse
delante suyo en el banco del salón del club.
― ¿Por qué estás
preocupándote por eso? Ya sabes que no tengo pensado salir con nadie, mi cabeza
está llena de voleibol y mantener las notas.
― No estoy
preocupado. ― Kageyama dijo de inmediato, casi como si le estuvieran levantando
un falso testimonio a lo grande. Se cruzó de brazos y elevó desafiante una
ceja.
Hinata sonrió, le
palmeó el hombro y se levantó. Sin siquiera enterarse de la forma en que el
cuerpo de Kageyama se electrificaba por su simple contacto.
― Entonces bien,
aclarado el asunto, termina de cambiarte, vamos tarde a la práctica.
Hinata,
hiperactivo como suele ser, se alejó de un salto, sonrió de oreja a oreja y
apresuró su inquieta anatomía fuera del salón. Kageyama se quedó detrás,
todavía con su uniforme escolar y un extraño vacío en el estómago. Se
desconocía a sí mismo, haciendo preguntas de esa naturaleza, notando todavía
ese ardor en la garganta al no haber recibido una respuesta clara. Incluso si
Hinata dice que solo puede pensar en voleibol y notas, no fue específico para
decir que no saldría con una chica.
― ¿Estoy celoso? ―
Se preguntó, llevando inconscientemente la diestra a su pecho, su corazón latía
diferente. No emocionado como antes de cada práctica, tampoco ansioso como
cuando se siente acorralado. Algo
simplemente es diferente, algo parece
ir encajando donde corresponde. Algo.
― ¿Hinata, me gusta?
Se le anidaba en
el corazón.
…
Varios días han
transcurrido desde la extraña
conversación en la sala del club. Varios días de que Kageyama es más silencioso
que de costumbre, más tranquilo y peculiarmente apático. No es que esté de mal
humor o sea inaccesible, es solo que evita a todos y luce extremadamente
pensativo todo el tiempo.
― Kageyama.
― Qué.
― ¿Hoy también te
irás por tu cuenta?
― Sí.
El pelinegro le
miró entonces, y es que los dedos de Hinata han sujetado súbitamente su bolso. Bastó
una mirada para cuestionarle el repentino asalto.
― Caminemos
juntos, quiero hablar contigo de algo.
― ¿No puedes
decirlo ahora? ― Kageyama preguntó. Hinata agitó la cabeza en negación. ― Bien,
pero cómprame un bollo.
Hinata sonrió de
oreja a oreja. De esa manera se encaminaron juntos a la popular tienda de Ukai,
su todavía entrenador. Caminaron lentamente por las conocidas calles de la
modesta ciudad, los faroles ya estaban encendidos y el fresco aire de otoño se
deslizaba cómodamente por ahí. En la tienda de Ukai compraron varios bollos, devorándolos
como era costumbre mientras andaban hasta el parque.
― Entonces, cuándo
vas a hablar de lo que querías, Hinata.
― Ah, cierto.
Hinata se tomó su
tiempo para terminar de comer un bollo, enrolló el papel y luego buscó un cesto
de basura para dejarlo en su lugar. Kageyama le imitó, aunque estaba ansioso
por lo que dijera. Por la extrañísima seriedad del pelinaranja, no debía ser
algo trivial.
― Quiero salir con
alguien. ― Soltó de golpe, mirándole de frente sus palabras casi parecieron
llegar más rápido a los oídos del pelinegro.
― ¿Con quién? ―
Kageyama preguntó con tono neutro, las manos en los bolsillos y un incómodo
dolor en el estómago.
― Pues… ― Hinata
aclaró la garganta, desviando tímidamente la mirada unos momentos.
― ¿Es Yachi?
― ¿Eh?
― Yachi es una
buena chica. Si crees que vas a poder darle todo lo que una chica necesita
cuando está saliendo con alguien, supongo que está bien.
― ¿Lo que necesita?
― Tiempo. Ya sabes,
los senpai lo decían. También Oikawa-san llegó a mencionarlo, incluso si estaba
saliendo con Iwaizumi-san y siempre estaban juntos, decía que no tenían tiempo
para pasar en pareja. Pero supongo que si pides consejo de Suga-san y
Daichi-san puedas hacerlo, después de todo ellos también están juntos y salían
desde que llegamos a Karasuno.
― Kageyama, ¿por
qué crees que es Yachi de quien hablo?
― Bueno, ¿no es
así?
Hinata agitó la
cabeza de un lado a otro. Kageyama selló los labios. Ya no sabía qué más decir
en ese punto. Durante todos esos días se había mentalizado en dos cosas. Una,
está enamorado de Hinata. Dos, estaría bien si él decidía salir con Yachi,
podría soportarlo, hacerse a la idea y actuar como el compañero de club que ha
sido durante años.
― En tal caso,
cuando dije que quiero salir con alguien no estaba hablando de nadie en
particular. Solo, estaba pensando en que eso, en algún momento, estaría bien. Tampoco
es como si fuera a ser ahora, solo, en el futuro. ― Hinata dijo, básicamente
complicándose la existencia solito.
Inicialmente este
no era su plan, no eran estas las palabras que quería decir. Es más, claro que sí
tenía pensado salir con alguien en particular. Y le tiene enfrente. Pero visto
que parecía muy convencido de que estaría bien con su amiga Yachi, le ha restado
determinación.
― ¿No es Yachi
quien te gusta?
― Cielos, no. Es como
una segunda hermana para mí.
― Entonces, ¿no te
gusta nadie?
Hinata achicó la
mirada, dando un paso más cerca de su amigo. Kageyama le sostenía la mirada, aunque
le temblaba el corazón y le sudaban las manos. ¿Debería aprovechar la ocasión y
confesarse?
― ¿Qué hay de ti,
Kageyama? Estos días el tema parece inquietarte. ¿Es que te gusta alguien y temes
que eso interfiera con el club? ¿Con nosotros?
Nosotros.
N O S O T R O S
¿No era de repente
esa palabra demasiado íntima y personal?
¿Fácil de malinterpretarse?
― La única persona
que me gusta eres tú, Hinata idiota.
Kageyama dijo. Honestamente
sin pensarlo. Simplemente lo soltó.
Hinata abrió los
ojos de par en par. El color almendrado de sus pupilas era hermoso incluso en
una situación así, de absoluta sorpresa. Su rostro contrariado se grabó a fuego
en la memoria del pelinegro.
― Pero no voy a
interferir con tu romance. Cuando te guste una chica y decidas salir con ella,
yo todavía soy tu amigo.
― ¡Quieres dejarme
hablar por un maldito instante! ― Exclamó, resoplando furiosamente, sorprendiendo
a Kageyama en el acto. ― Eres tan denso, Kageyama. Dime algo, ¿realmente vas a
estar bien si salgo con alguien más?
Kageyama titubeó,
debería decir “sí” sin dudar, pero cuando le escuchó pronunciar esas palabras,
su mente fue veloz, imaginando a Hinata junto a una figura femenina sin rostro.
Las entrañas se le revolvieron dolorosamente y se le cerró la garganta.
― No solo te me
confieses y luego trates de actuar cool cuando es obvio que quieres hacer más
que solo desearme buena suerte o algo. Si te gusto, al menos intenta pedirme
salir contigo. ― Las mejillas del pelinaranja estallaron en rubor mientras
hablaba.
Kageyama parpadeó
varias veces, como carburando el significado de sus palabras. Cuando finalmente
comprendió lo que le había dicho, una sonrisa tiró de sus labios. Una sonrisa
que en ese rostro tan decidido suyo lucía entonces con cierta astucia. Como si
lo hubiera calibrado deliberadamente de esta manera. Hinata no lo dudaría,
después de todo Kageyama es el mejor estratega que conozca en la duela. Y probablemente
incluso fuera de las canchas.
― Así que, Hinata,
¿significa eso que te gusto?
― Quién sabe. ―
Dijo, evadiendo la mirada y actuando como un polluelo inexperto acorralado en
un callejón sin salida.
― ¿No lo sabes? ― Kageyama
preguntó, avanzando otro poquito. La distancia entre los dos muchachos era
mínima. Hinata negó efusivamente con la cabeza. ― Entonces, ¿qué me dirás si te
pido salir conmigo?
― No lo sé. ― El
pelinaranja se preguntó porqué demonios una simple sonrisa del pelinegro le intimidaba tanto. Hasta hace un minuto él
había tenido el control de la situación.
― ¿No lo sabes? ―
Kageyama elevó la diestra, sujetando la mejilla de Hinata y obligándole de esa
manera a mirarle. ― Entonces, voy a probar. Hinata, ¿quieres salir conmigo? ― Preguntó
con seriedad.
Tal, que todo en
Hinata tembló.
Boqueó como pez fuera
del agua y luego terminó por tragar hondo.
Los ojos negros de
Kageyama nunca le habían parecido tan intimidantes, profundos y decididos. Literalmente,
nunca. Todo y que tienen años conociéndose, que no hay nadie que conozca el
humor de Kageyama como Hinata, y viceversa. Así que está bien, el pelinegro no
necesita más cuando ve en las pupilas almendradas del pelinaranja la respuesta
que no sale de sus labios.
Sonríe y se
inclina, es su boca la que se encuentra primero con la de Hinata,
sorprendiéndole y atosigándole con sus sentimientos a flor de piel. Es el
pelinaranja el que da instintivamente un paso atrás. Pero no puede alejarse
demasiado cuando la siniestra de Kageyama le atrapa rodeando su cintura,
tirando de él y haciendo chocar sus cuerpos. ¿Por qué de pronto incluso lucía
más alto? Hinata rumió en pensamientos, frunció el ceño y estuvo por lanzar una
maldición cuando el rostro de Kageyama se acercó peligrosamente una vez más. Entonces,
deteniéndose a una corta distancia.
― Solo acepta que estás
atrapado, Hinata Shoyo. Después de todo, tu corazón ya me pertenece, ¿no es
así?
― Estúpido
Kageyama. ― Blasfemó, jalando la chaqueta del pelinegro y estampando
graciosamente sus labios con los ajenos.
Un segundo beso
tanto más torpe y hasta doloroso. Han chocado sus narices en el acto. Y luego
soltado una risotada.
― Parecía más
sencillo de lo que es.
― Hemos fallado
por tu impulsividad, Kageyama.
― ¿Mi
impulsividad?
― Sí. ― Hinata incluso
elevó la barbilla con aire desafiante. Kageyama elevó una de sus finas cejas.
― Esa es la
respuesta que tenías que haberme dado antes, Hinata idiota.
― ¿Eh?
― Cállate, y deja
que tome el control o no vamos a besarnos como se debe en toda la noche.
― ¿Por qué me
estás callando? Este estaba siendo un momento romántico hasta que dijiste eso,
Kageyama.
― ¿Romántico?
¡Prácticamente me obligaste a confesarme!
― ¿Estás
reclamándome?
― No, solo
menciono los hechos.
― ¡Entonces ya no
quiero ser tu novio!
― ¿Ah? ¿Quién dijo
que puedes terminar conmigo cuando te de la gana?
Y así, entre
algunos gritos e insultos más, finalmente el silencio llegó cuando sus bocas se
encontraron de nuevo. Esa vez el beso fue más real, más largo y con cierto
ritmo. Probaron sus labios con lentitud, moviendo el rostro de un lado a otro
pero todavía sin animarse a colar la lengua más allá. Parecía que esa noche
iban a despedirse con solo besos inocentes.
Parecía, pero no
fue así. Porque son, a fin de cuentas, un par de tontos enamorados que nunca se
rinden. De esa manera, cuando sus labios se fusionaron por cuarta ocasión, más
que solo roces encontraron la forma de hacerlo,
inclinar el rostro un poco, lamer los labios y entreabrirlos un poco, dejar que
la lengua actúe furtiva y entregarse mutuamente a la curiosidad innata tan vívida
en sus venas.
― No te atrevas a
amenazarme con terminar conmigo nunca más, Hinata Shoyo.
― Vas a tener que
ser un poco más considerado entonces, Kageyama Tobio. Y consentirme~.
Hinata sonrío
radiante. Kageyama se enamoró otro poco.
Sí, son un par de
tontos enamorados con un largo camino por delante.
Y tiempo, mucho
tiempo para conocerse como pareja. Esa, seguro que sería otra historia.
Ay, yo te sigo desde Time Out, pero dejé de leerte porque no subías más fanfic de HQ. Ahora que he visto que has subido este, lo he leido de inmediato y me ha encantado. Me fascina como narras los sucesos, lo sentimientos de los personajes, como resuelven sus problemas, sus inseguridades, todo y esperaba con ansias que volvieras a subir fanfic de HQ. Esta es una de is parejas fscoritas y te ha quedado mas que hermoso.
ResponderBorrarEatis dos son tan tirpes en el amor pero gracuas a eso es que son tan tiernos y se complementan tan bien.
Waaaa! Estos dos. Tan bellos y tontos. Tal para cual.
ResponderBorrarEn tercer año, tanto tiempo y no se dignan a decirse las cosas. Solo esos dos podrían xD