lunes, 16 de julio de 2018

Entrenando a Otosan. Capítulo 15


Capítulo 15. De tragos amargos y corazones inquietos se trata el amor
~~*~~


Shintaro Midorima estuvo a punto de dar media vuelta y salir corriendo de la casa de Takao. Pero claro, Shintaro Midorima no es ningún cobarde, ¡no señor! Y mucho menos si los astros han presagiado un gran día para él hoy. Sin embargo, que sus piernas tardaran un poco en responderle a sus pensamientos no era culpa suya, cualquier ser humano con escrúpulos le daría la razón en una situación alarmante como ésta. Su novio ha mencionado la fatídica oración que todo adolescente en su sano juicio teme: te presentaré a mis padres.

– Maldito Takao, seguramente está disfrutando enormemente esto… – Susurra para sí en tanto el pelinegro aguarda en el pasillo de entrada, mirándole con esa sonrisa pícara que suele bailotear en sus labios.

– Por un segundo pensé que saldrías corriendo, Shin-chan.

– No me provoques, Takao… – El ojiverde le gruñe de mala manera, con aquella sensación de ansiedad instalada en la boca del estómago y que rara, rarísima vez le asalta a él pues siempre está listo para enfrentar los retos diarios.

Kazunari soltó una risita, se pasó la mano por sus negros mechones desordenándolos un poco, lanzándole un beso al aire a su novio mientras las voces de sus progenitores suenan al fondo, probablemente tomando el desayuno en el comedor. Midorima se acomoda los anteojos, alisa la chaqueta de su uniforme escolar y anuda su corbata un poco más firme –aunque en realidad no hiciera falta, que solo está nervioso–.

– Shin-chan, relájate un poco, no les diré que estamos saliendo si no quieres… – Takao le susurra al oído, vigilando que sus padres no noten la pequeña conversación.

– ¿Lo tenías pensado?

– No te mentiré, es demasiado tentador en mi cabeza.

– Olvídalo. No estamos listos, Takao.

– Yo lo estoy, Shintaro.

Midorima le mira de soslayo, su mirada afilada enmarcada por su rostro serio le dice suficiente a Takao. El NO es rotundo de aquella manera, y le decepciona un poco pero al instante se convence de que es lógico. Presentarse ante los padres de cualquiera de los dos requiere al menos un mínimo de preparación mutua, mental y emocional.

– Mamá, papá; él es mi amigo Midorima Shintaro.

– Buenos días… – Saluda con una respetuosa venia.

– Así que éste es el chico de quien tanto hablas. Es un gusto conocerte, Shintaro… – La mujer es la primera en sonreír amablemente, inclinar ligeramente la cabeza e indicarle que les acompañe a la mesa para desayunar.

Midorima niega afable asegurando que ha tomado ya su desayuno y ha llegado demasiado temprano por Takao. En tanto, el hombre de la casa le mira con seriedad, sus ojos tan negros como los del adolescente destellan con aprehensión, el ojiverde se siente observado concienzudamente, casi cual si estuviese siendo examinado con escáner. Tal vez era su propio sentido de culpa por estar corrompiendo a Kazunari, pero la mirada del Sr. Takao le crispó los nervios, y que apenas se hubiera limitado a un “hola, muchacho” no cooperaba con sus sentimientos.

– No hagas caso de esa actitud fría de mi esposo, es un poco apático con las personas que no conoce; pero apenas toma confianza es idéntico a Kazunari.

El pelinegro asintió vigorosamente, su padre ignoró el comentario y clavó su atención en una revista de negocios (por lo que el ojiverde alcanzó a dilucidar con la portada). Midorima trató de imaginar al serio hombre con la actitud de su novio y simplemente no podía.

Durante unos minutos la mujer continuó conversando con él, dejando del todo la tarea a su hijo de preparar su desayuno; el ojiverde estaba atento a su interlocutora pero de vez en cuando la mirada viajaba hacia su novio, a lo lindo que se veía con delantal y una cofia en la cabeza, muy cuidadoso y limpio, concentrado en su tarea. Midorima se pregunta por qué no es así de tranquilo en la escuela o en los entrenamientos, luego se recuerda a sí mismo que es imposible tratar de entenderlo.

– ¡Está listo! Ahora podemos marcharnos o llegaremos tarde, Shin-chan.

– Fue un gusto conocerles y charlar con ustedes… – El ojiverde se despidió con el mismo respeto que al llegar, la mujer lo hizo animadamente, mientras que el hombre solo le dirigió una dura mirada… – Ah, joder. Siento como si estuviera poniéndome sobre advertencia. ¿Será que sospecha algo? Sería imposible, ni siquiera he intentado acercarme al idiota de Takao. Es cierto, todo es culpa de él por pedirme entrar para presentarme a sus padres.

– Shin-chan, deja de pensar tanto. No ha sido tan malo conocerlos, ¿o sí?

– A tu padre no le caí bien.

– A mi padre no le cae bien nadie que llega a la casa, pero luego poco a poco va acostumbrándose y es amable.

– No sé si lo será cuando sepa que estamos saliendo.



Ha salido de la consulta con el alma en los pies. Izuki no sabe qué hacer justo ahora. El doctor le ha dicho que después de realizarle las pruebas de rutina para un deportista como él, todos los resultados habían salido normales. Sin embargo, al charlar con un colega solicitó entonces se le realizara una prueba más. Al fin había comprendido lo que pasaba con el adolescente.

Embarazo.

Izuki aún estaba procesando el significado de aquella noticia, impactado por las implicaciones de tal estado y su reciente soltería le tenían preocupado. Claramente el padre es Kiyoshi, pero dado que él no había podido perdonarle la traición de aquel día, había dado por terminado su noviazgo. Sin embargo, en esos momentos sentía que era a él a quien más necesitaba a su lado, que le abrazara y le asegurara que todo saldría bien, que cuidaría de él y del pequeño que crece en su vientre, que…

– No sirven de nada las promesas. No debería estar pensando en él de todas maneras.

Camina sin prisas, se ausentará de clases después de todo, tiene mucho en qué pensar. Además, no quiere encontrarse cara a cara con Kiyoshi, seguramente terminaría llorando otra vez y contándole lo que pasa. Ingresó en una cafetería y se sentó en una mesa solitaria, no tenía apetito pero necesitaba llevarse algo al estómago ya, su bebé necesita alimentarse adecuadamente, y para eso tiene que hacerlo él por principio de cuentas.

Unos minutos después le llegó un mensaje, se trata de Riko que está preocupada por él puesto que no ha llegado para la segunda clase como había dicho. La castaña y él no han hablado mucho tampoco desde lo sucedido entre Kiyoshi y Hyuga, pero no significa que ellos estén en malos términos. Aún así, Izuki no sabe qué responderle, así que miente diciéndole que se ha sentido mal y que estará en casa. Cuando la entrenadora le responde con un sencillo “cuídate mucho”, el chico ojo de águila no evita preguntarse si Kiyoshi habrá notado su ausencia o si estará curioso por la misma.

– Estoy decepcionado de él, pero lo sigo queriendo mucho.

--//--

En la escuela, efectivamente Kiyoshi estaba preocupado por la ausencia de Izuki. En todo el tiempo que lleva de conocerle nunca había faltado a clases. Ha estado indeciso entre llamarle o preguntarle a Riko si sabe algo al respecto, claro que dada la reciente situación entre los cuatro, la castaña ha estado distante –naturalmente– y por eso no se anima en acercarse. Se ha disculpado con ella hace unos días, pero la castaña se había limitado a pedirle que no mencione más el asunto y sigan adelante. La amistad sin embargo ya había sido dañada. Con Hyuga las cosas no estaban para nada mejor ni diferentes, la distancia entre ellos era abrumadora, tanto que los de primer año lo notan y parecen incómodos con la situación, mientras que Koganei, Mitobe y Tsuchida se mantienen al margen.

Ha acarreado tanto un solo error. El corazón de hierro se siente inquieto, demasiado para permanecer ahí. Así que decide marcharse e ir a casa de su… de Izuki, e indagar por cuenta propia que se encuentre bien. Sale de clase sin prestar atención, se escapa de la escuela como auténtico rebelde, el corazón le late aprisa, dolorosamente contra el pecho. Todo en cuanto piensa es en Izuki, en cómo debiera pedirle perdón y recuperarle.

La reconciliación le resulta sin embargo lejana.

--//--

En casa no hay nadie, sus padres han salido a trabajar y sus hermanas están en la escuela. Recuerda vagamente cuando recién conoció a Kiyoshi y en más de alguna ocasión terminó tomando el desayuno junto a su familia. Sus hermanas varias veces le preguntaron si es que tendría novia, aún entonces él sentía esos tirantes celos que le revolvían el estómago, pero solía responderle a sus hermanas que no hasta donde sabía. En alguna ocasión una de ellas, la menor, había comentado que le gustaba para cuñado, pero no precisamente por su hermana mayor. Izuki se había sonrojado y por primera vez deseó que las palabras de su hermana menor se hicieran realidad. Cuando fue así, quiso contarle pero al mismo tiempo le pareció absurdo, así que lo dejó pasar. Ahora piensa que hizo bien en no decirle, o también habría tenido que contarle acerca de su rompimiento.

Con todos esos pensamientos haciéndose un remolino en su cabeza, Izuki atinó a meterse en su cama y hacerse un ovillo enredado en sus mantas. Cinco minutos después el timbre sonó. Quiso ignorarlo pero insistieron, así que salió para atender, se arrepintió al percatarse de la persona que estaba al otro lado de la puerta.

– Kiyoshi…

– ¿Estás enfermo?

Izuki estuvo tentado de abofetearlo y mandarlo al demonio, pero se sentía demasiado débil para hacer nada.

– Un poco.

– ¿Estás tomando medicina?

– No es necesario.

– ¿Seguro? – De un momento a otro su mano fue a dar a la frente del chico ojo de águila; ambos sintieron cómo se estremecían al entrar en contacto… – No tienes temperatura pero tu semblante me preocupa.

– Haz favor de no preocuparte por mí e irte, Kiyoshi.

– No puedo irme y dejarte así. Sé que soy la persona que menos quieres ver estos días, pero por favor, sopórtame solo unos minutos, te prepararé un té que te ayudará a mejorar, mi abuela me lo decía cuando enfermaba por el estrés… – El intento de sonrisa del corazón de hierro fue suficiente para que las defensas del más bajo se derribaran y le permitiera el acceso a su hogar.

El silencio era demasiado para los nervios de ambos muchachos, sin embargo para Kiyoshi era relativamente menos difícil controlarse cuando se concentraba en encontrar los ingredientes necesarios en la cocina de esa casa en la que siempre ha sido tan bien recibido. Sus memorias de hecho viajaron a todas y cada una de las ocasiones en que terminó tomando el desayuno ahí en compañía de las hermanas y la mamá de Izuki, al padre del muchacho casi nunca lo veía puesto que salía demasiado temprano a su trabajo. Extrañó los días aquellos, la aparente serenidad de Izuki y los juegos de palabras que siempre le arrancaban una risa, y la supuesta competencia en que una de sus hermanas solía caer con el chico.

– Kiyoshi…

– ¿Sí?

– ¿En verdad me amas?

La pregunta tomó desprevenido al corazón de hierro, tanto que casi derrama el agua caliente. Volvió la mirada y enfocó sus ojos en los del otro.

– Sí, con todo mi corazón, Izuki.

Los ojos rasgados del muchacho se cristalizaron aguijoneando con culpa al mayor de los dos.

– No volveré a decirlo si te lastimo.

– ¿Crees que te habría preguntado si no quisiera escucharlo?

– Lamento haberte fallado.

– Sé que sí. Y tengo mucho miedo de que puedas fallarme otra vez si solo soy un poco débil y cedo a lo que siento por ti.

– Izuki… – Kiyoshi dejó el té frente al muchacho, el humo ascendente de la taza tranquilizó un poco los nervios del chico ojo de águila pero no podía hacer nada frente a los latidos desenfrenados de su corazón ante la cercanía del otro… – Te Amo, nunca, ni una sola vez, he dicho esas palabras sin estar seguro de lo que siento. No puedo hacer nada para dar marcha atrás en el tiempo y evitar lo que pasó con Hyuga, pero te juro por mi vida que no significó más de lo que tengo contigo.

– Siento que me consumo sin ti, Teppei… – Izuki sollozó y unas lágrimas rodaron por sus mejillas.

– Lo siento. Perdóname Shun, déjame volver a tu lado porque siento que no vivo desde que te perdí… – Suplicó, rodeando la mesa para inclinarse y abrazar al chico ojo de águila. Su llanto le duele como nunca pensó que podría sentirse, y sabe que no puede hacer más que rogar y demostrar que está arrepentido, que le ama.

– No vuelvas a lastimarme, Teppei… – Gimotea aferrándose al cuerpo del más alto… – Nunca más, júralo por lo más sagrado que tengas.

– Te lo juro, por mis abuelos. Que jamás, jamás volveré a lastimarte, Shun.



Kasamatsu y Kise estaban comiendo en un local cercano a la escuela, los antojos del rubio comenzaban a presentarse y era mejor complacerle. Además, así Kasamatsu aprovechaba para hablar con él, cuando Kise era complacido a la hora de comer, era más tranquilo y escuchaba sin hacer dramas.

– Entonces, tienes que bajar el ritmo en los entrenamientos.

– Sé que debo. Nuestro bebé lo requiere pero, es tan difícil para mí abandonar el baloncesto.

– Es temporal, cuando haya nacido podrás reincorporarte.

– Pero ya no estarás ahí, Yukio. Irás a la universidad y ya no será divertido jugar.

– No seas crío, disfrutas el baloncesto por el baloncesto, no solo por quienes están en el equipo. Superaste dejar a tus compañeros de Teiko antes, lo harás si no estoy en la duela.

– Es diferente. No estaba enamorado hasta la médula de ninguno de ellos. En cambio ahora contigo… – El rubio suspiró y sonrió bobamente mirándole fijamente. El de ojos cromados estuvo tentado de recordarle que entonces le gustaba Aomine, pero prefirió no echarse a perder el momento él solo.

– Aún así, tienes que ser fuerte y poder. Además, tú lo dijiste, es por nuestro bebé.

– Yukio, ¿vamos a casarnos?

– Q-qué…

El giro en la conversación le ha tomado totalmente con la guardia baja. No tiene tiempo siquiera para pensar debidamente, intuye que Kise ha estado dándole vueltas a ese asunto previamente, lo conoce suficiente como para percatarse de esos detalles. Casarse no estaba en sus planes próximos, ser padre mucho menos.

– En algún momento lo haremos Ryota. Antes tenemos que hacer otras cosas, ¿no crees? Vamos por partes, paso a paso.



Kuroko jadeó al sentir las manos de Kagami sobre su piel, hace algún tiempo que no intimaban –escasos días en realidad, pero que para ellos eran eternidades–, con la inexperiencia de la paternidad para ambos y las dudas naturales acerca de lo que está bien y lo que no en el estado del peliazul, había días en los que Kuroko sentía las hormonas alteradas y buscaba el contacto íntimo con Kagami, pero él se le negaba alegando que probablemente lastimara algo en su interior con aquel tipo de actividad. Pero hoy, tras preguntarle a su médico, ambos cuentan con la seguridad de que –al menos hasta los ocho meses de gestación– la actividad sexual no daña en absoluto al bebé siempre que las posturas sean adecuadas.

– Taiga, date prisa… – Gimoteó el peliazul con sus pálidas mejillas ruborizadas, abriendo las piernas y apoyándolas sobre los hombros del pelirrojo.

– Estoy en ello, Tetsuya… – Gruñó por la impaciencia de su novio, acariciándole los glúteos y presionando el segundo dígito en la cavidad que ha humedecido ya con su saliva.

Hacer el amor con aquella ansiedad no era propio de Kuroko, pero Kagami culpa a las hormonas. Y no es que se esté quejando en realidad.



Aomine observaba atentamente a Sakurai, le nota algo raro desde hace algunos días pero no sabe qué es. Quiere preguntarle pero no encuentra la manera ya que no está seguro de lo que quiere saber.

– Ryo.

– ¿Qué sucede, Aomine-senpai?

– ¿Estás engordando?

Lo siguiente que supo el moreno es que la mano del castaño golpea con la fuerza de un yunque. La bofetada le quedó marcada en la prieta mejilla con un lindo tono rojizo. Aomine no sabe por qué una pregunta tan inocente provocó tal reacción en Sakurai, y esa actitud solo agrega dudas a su lista de rarezas en el comportamiento de su novio.



Midorima está seguro de que esto es básicamente una locura, pero qué son las acciones de los adolescentes hoy en día sino locuras.

– ¿Estás pensando en arrepentirte?

– No, estoy pensando en que si no te callas voy a amordazarte.

– ¿Shin-chan, eres sádico?

– ¡Mierda! Harás que me baje la excitación, Takao.


Continuará……

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Disculpen las molestias, pero se eliminaran los comentarios con contenido de otras parajes fuera de las que se abordan en este blog, esperamos su comprensión