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Parte
6
El demonio Xia extendió sus alas de fuego. Lucifer comprendió que su hijo no
estaba dispuesto a ceder ni un ápice. Pelearía antes que unirse a él en el
inframundo, aliarse ni siquiera era una opción en su pensamiento.
— ¿Me
retas, hijo mío?
— Lo hago. Porque no tengo ningún
vínculo particular contigo, Lucifer. Todo lo que nos une viene de la sangre,
pero no es ni de cerca tan importante como lo que me une al Señor, a los cielos
y a la tierra. No es ni la milésima parte tan importante como lo que me une a
Yoochun.
— Enamorado
de un demonio. Tal cosa está destinada a fracasar, a traer desgracias y más
guerras. ¿No lo entiendes? ¡Los demonios no podemos amar!
— Tal vez tú no lo hiciste, Lucifer.
Pero en mí reside no solo tu sangre demoniaca, sino también la luz de mi madre.
La Querubín más hermosa y querida por el Señor. Más padre del que tú nunca
fuiste ni podrás ser.
A Lucifer aquellas palabras no le
afectaban de ninguna manera en particular. Porque no tenía corazón y su alma
era solo maldad, odio y desesperanza. Y Xia
lo sabía. Y no podía evitar tener ese pequeño miedo en el fondo de su corazón
de poder convertirse en un demonio así. Sin embargo, no era ese el momento para
dejarse atormentar por aquel pequeño temor, pues tiene algo mucho más valioso e
importante por lo que luchar.
Así, alzando el vuelo y yendo de frente,
arremetió contra su padre desplegando el poder que le viene del mismo infierno.
Lucifer sonrió con malicia, recibiendo el embate de su hijo con apenas una
mano, la cuchilla de fuego que Xia
creara en su diestra no era tan poderosa como para hacerle perder la
compostura. En la siniestra de Lucifer, la imagen etérea de Yoochun continuaba
mostrando al detective.
— Tú
lo quisiste así, Xia. — Dijo, y el pelirrojo vio a través de aquella etérea
imagen a Park gritar de dolor.
El joven demonio retrocedió con un
aleteo de fuego, apostando una rodilla sobre el suelo cubierto de piedra y
agua, pues la nieve se ha ido derritiendo ante la presencia del regente de los
infiernos. Tragó hondo y prestó atención a la imagen etérea, Park se retorcía
de dolor mientras su amigo Mokomichi intentaba sacarle del departamento y
llevarle a un hospital.
— Sabes
lo que sigue, Xia. Ninguna medicina humana podrá curar su dolor. Y no le
concederé fácilmente la muerte.
Xia pasó saliva, empuñó sus manos y
trató de pensar con serenidad. Porque lo que necesita es idear un plan para
romper el vínculo, cualesquiera que tal sea, y evitar que su padre pueda dañar al azabache.
— Esa
es la mirada que quería ver en ti, Xia.
Y es que en los ojos del pelirrojo, el
ámbar nacarado de sus pupilas parecía crepitar como pequeñas brasas de fuego. Ira
es lo que hay en aquellas cuencas otrora inocentes y puras, pero en ese momento
llenas de odio y rencor hacia su progenitor.
--//--
En el departamento de Park, Mokomichi se
ha dado cuenta de que no puede tocar a su compañero y amigo. Cuando intentó
sacarle de la habitación, la piel del azabache le había quemado cual si
estuviera cubierto de fuego, aunque no había ni rastros de llama en él.
Resultaba extraño, tenebrosamente extraño.
— ¡Maldición! ¿Qué se supone que haga
ahora? — Pensaba el detective japonés, desesperándose por no poder ayudar a su
amigo.
No solo estaba imposibilitado (por
alguna razón sobrenatural) de tocarlo para sacarle de ahí, sino que Park
parecía no escuchar y no hacía más que retorcerse de dolor en el piso,
apretando en momentos tan fuerte la mandíbula que ha comenzado a sangrar y
botar saliva. Encima de todo, cuando el detective intentó dar un paso fuera de
la habitación, una invisible barrera le había impedido avanzar.
— ¡Qué mierda es esta! — Exclamó,
sacando su arma y disparando a la nada, a esa barrera invisible en la que
rebotaron las balas, cayendo al piso sin efecto alguno. — ¡Joder, joder! —
Desesperado por ayudar a su amigo, el japonés ha lazando su arma contra la
barrera, y comenzado a golpear y patear en un fútil intento por hacer algo.
--//--
Xia sabe que no puede perder más
tiempo. Pero nada se le ocurre, ver a Yoochun sufrir le duele en el alma.
…— Entonces,
como decía. Los anillos del alma sirven para unir el espíritu de los demonios,
o los ángeles en tal caso, para la eternidad. Sea entre sí, o incluso con los
mortales. Lo que no tiene gran caso, ya que la vida de los humanos es tan
corta.
— ¿Y
tú quieres unirte a mí para la eternidad?
— ¿Tú
no quieres? ¿No te soy suficiente?
Xia se rio,
contagiando a Yoochun. El tema parecía sin importancia, pero el hecho de que
siquiera lo estuvieran tomando ya refería cuán estrecho era el vínculo que
habían creado…
El recuerdo le golpea la mente y el
anillo en su mano brilla intensamente. Una sonrisa curva los rosados labios del
demonio Xia y creando una espada de
fuego en la siniestra, se lanza de nuevo al ataque contra su progenitor.
— ¡Eres
terco! ¡No puedes vencerme!
— ¡Puedo y lo haré! — Exclama
embistiendo una y otra vez contra su progenitor.
Descubriendo así que el poder de Lucifer
decrece con cada ataque. Comprende que en realidad su padre está débil, que le
busca y necesita su alianza con desespero porque probablemente está muriendo y no quiere tal cosa como la
mortalidad. Se da cuenta también de que al mantener el sufrimiento de Park a
tal distancia consume más energía de la que mismo Lucifer quisiera. Y esa, es
su real oportunidad.
— ¡Levántate, Yoochun! ¡Despierta de una
maldita vez! — Xia gritó, empujando
entonces su mano contra la imagen etérea, intentando atravesar con su propio poder el tiempo y la distancia, alcanzar a
su amante y traer de vuelta su esencia demoniaca.
Lucifer, al darse cuenta de lo que su
hijo pretendía, se alejó de un salto. La cola en su espalda se crispó con
recelo.
— ¡Miedo, padre? — Siseó con sorna, con brillantes ojos ambarinos y más fuego
encendido en sus alas membranosas.
— ¿Qué
podría yo temer, Xia? — Dijo, intentando sonar indiferente, pero titubeando
apenas un poco. Pero el pelirrojo, tan alerta como estaba, se percató de ello.
Alzó su mano, y besó el anillo en su
anular.
— Anillos del alma, padre. Una vez
formado el vínculo, incluso podríamos retar a la muerte.
Xia se lanzó una vez más al ataque,
usando sus alas como armas junto a las espadas gemelas que creó en sus manos. Lucifer
no tenía más opción que usar ambas manos para combatir también. La imagen
etérea se mantuvo al flote, Park todavía sufría la ambición de Lucifer, pero el
dolor había disminuido y el tatuaje en su pecho ardía pero sabía a alivio tal
sensación.
— ¡He dicho que despiertes, Yoochun!
¡Prometimos no separarnos nunca!
--//--
— ¡Ng! ¡Angh! — Park se llevó la mano al
pecho, al ala tatuada en su piel, acariciando inconscientemente las líneas
trazadas con fuego ahí.
Y Mokomichi fue testigo de la forma en
que los dedos de su amigo atravesaron su propio pecho, hurgando en su interior
mientras su cuerpo temblaba de pies a cabeza pero el dolor parecía menguar. Unos
instantes después los dedos del azabache sostenían el anillo que se sacara del
pecho. Era dorado y parecía tener luz propia. La argolla fue deslizada con
tintes de dificultad en el dígito anular. Y apenas aquello pasó, una onda de
fuego emanó del cuerpo de Park.
El dolor se había ido. El íncubo ha
despertado, hijo de Lilith y Belial.
Mokomichi vio ante sí entonces a un
hombre diferente. El demonio lleva largo
el cabello, tan negro que destellos zafiros adornaba los mechones azabaches,
tenía colmillos y una cola puntiaguda que se agitaba en su espalda.
— ¿Yoochun?
Cuando el íncubo le miró, el japonés
solo vio en los ojos otrora oscuros, dos brasas de rojo fuego, y tembló
inconscientemente.
— Quédate aquí, amigo.
Sin embargo, cuando el demonio avanzó
hacia él y palmeó su hombro, Mokomichi sintió cualquier temor a este
desconocido hombre, desaparecer. Y vio al íncubo dar media vuelta, acercarse a
la ventana y brotar en sus omóplatos dos alas oscuras, como plumas grises
manchadas de carbón. Y en un santiamén, levantar el vuelo, reducir a añicos la
ventana y salir volando a gran velocidad de ahí.
--//--
Lucifer chasqueó la lengua con desdén
cuando vio al íncubo librarse de su poder. Xia
sonreía. Su amante ha despertado, finalmente.
— ¿Crees
que esto es bueno para ustedes, Xia?
— Lo creo, Lucifer.
— He
gobernado en los infiernos durante milenios, ¡ustedes no son más que un par de
críos!
— Y así nos temes, Lucifer. Yoochun llegará
en cualquier momento, ¿estás seguro de que quieres permanecer aquí?
El regente del infierno vociferó, pero
volvió al averno con rapidez.
Xia cayó de rodillas al piso, el
olor a azufre aún flotaba en el aire y la nieve había desaparecido en un
considerable páramo alrededor, las grietas en el suelo se mantenían también. Pero
ha ganado una batalla.
No mucho después el aleteo del íncubo
hizo eco en sus oídos, viró la mirada y pronto se encontró con aquellos ojos
rojos como el fuego que tanto amaba.
— ¡Yoochun!
— ¡Xia!
Los demonios se han encontrado
estrechándose en un abrazo. Y besado luego con la pasión contenida durante más
tiempo del que podrían tener conciencia. Un beso húmedo, fogoso, tan encendido
como la naturaleza misma de los demonios. Inevitablemente el deseo y la lujuria
también les ha despertado al reencontrarse. Xia
ha sido levantado en vilo, y sus piernas se han enredado automáticamente en la
cintura de Yoochun. Rompen el beso sin ganas de hacerlo.
— ¿Lucifer huyó?
— Sí, pero su próximo ataque será más
fuerte. Debemos estar preparados, Yoochun.
— Lo estaremos, Xia. Pero antes… —
Lamiéndole los labios, el íncubo presionó sus manos en el trasero del
pelirrojo, besándole una vez más.
Y luego otra, y otra, y muchas más. Pero
no fueron solo besos, ni caricias decentes. Las ropas desaparecieron con
rapidez y el roce piel a piel llegó de inmediato. La febril necesidad de
entregarse mutuamente era poderosa. Yoochun le dejó ser al principio,
permitiéndole dominarle a su antojo. Xia le empujó contra el húmedo suelo, y
montó a horcajadas en su pelvis mientras sentía el roce del caliente tronco de
su amante entre sus nalgas. Le rasguñó el pecho mientras se acomodaba y sentía
la punta contra su palpitante cavidad anal, cada movimiento sin soltarse la
mirada. Fusionando sus labios con deseo.
…
El arcángel Yoon junto a su congénere
Choikang y el Principado JeJun, estuvieron conscientes del despertar del íncubo
cuando las fuerzas de los cielos y el infierno se sacudieron.
— Vienes conmigo, Choikang.
— Sí.
Ambos arcángeles comenzaron a alistarse
con armas celestiales. El Principado se mordió el labio inferior
inconscientemente.
— Espera, Yoon.
— ¿Qué?
— ¿De verdad, de verdad vas a, matarles?
— No hay opción. Escuchaste al Arcángel
Mikaiyáh.
— Lo hice, es por eso que no puedo…
— ¿Vas a defender a un demonio, JeJun?
— Xia
también es un ángel. — Dijo con tono serio.
Choikang les miraba con prudencia. A veces
el par de ángeles se comportaba de una forma un tanto extraña. Como si fueran
más que ángeles del Señor. Como si entre ellos dos algo vibrara constantemente a la deriva, esperando el momento
oportuno para fusionarse en la misma sintonía.
— No ahora, JeJun. Él sucumbió a su lado
demoniaco, y mi deber es exterminarlo, junto al íncubo.
Cuando el arcángel Yoon dio algunos
pasos, JeJun le tomó del brazo deteniendo su andar.
— El Señor me encomendó la tarea de
entrenar al ángel Xia, y no he terminado mi encomienda. Iré contigo, y traeré
de vuelta al ángel.
— ¿Y cómo piensas hacer tal cosa, JeJun?
No tienes un poder de tal naturaleza.
— ¡No me subestimes, arcángel idiota! —
Exclamó, resoplando molesto y cruzando los brazos en su pecho.
El arcángel Yoon parpadeó atónito. Un ángel
maldiciendo no era algo que se viera comúnmente. Entre arcángeles tal vez
(basta como ejemplo la boquita de Choikang), pero un Principado de la categoría
de JeJun, estaba simplemente sorprendido.
— Bien, vienes. ¡Pero más vale que sepas
bien defenderte solo porque no voy a estar cuidándote las espaldas!
— ¡Como si lo necesitara!
— ¿No son como una pareja enamorada? —
El arcángel de cabellos morochos dijo para sí, siguiéndoles el paso sin
demasiado ánimo de aguantar sus absurdas disputas. — ¿No deberíamos ayudar de
alguna manera al detective Mokomichi?
— Ah, es cierto.
…
Cuando Principado y arcángeles arribaron
al departamento de Park, Mokomichi estaba sentado en la estancia, golpeando
insistentemente su pie contra el piso, mirando continuamente el reloj de pared
en uno de los muros y jugando insistentemente con su móvil.
— ¿Le
borro la memoria? — Choikang preguntó, los tres apostados silenciosamente y
ocultos deliberadamente con sus auras angelicales.
— No
lo hagas, podría sernos de ayuda.
— ¿En
qué manera nos ayudaría un simple mortal, JeJun?
— No
eres tan astuto, Yoon.
— Quieren
dejar de pelear y decidirse. — Choikang bufó, chasqueando la lengua y
mirando atentamente cada movimiento del detective japonés. — Puede que el Principado JeJun tenga razón. Pero
revelarnos ante él podría ser bastante chocante.
— ¡Ahí
tienes! Choikang entiende mi punto.
— Bien,
bien. No le borramos la memoria, pero entonces cómo nos presentamos ante él.
Era el verdadero asunto por resolver.
--//--
Cuando Xia sintió la erección de su
amante tocando profundamente en su interior, se estremeció placenteramente. Aunque
ahora fuese él a quien Yoochun dominaba a su antojo, embistiendo su estrecha
cavidad con salvaje pasión mientras le sostiene empotrado contra el seco tronco
de un árbol viejo.
— Yoochun~.
Lamento mucho la demora~ pero acá tenemos nuevo minicapi. Espero lo disfruten~
Ya Ne! ;D
ehhhhh.....
ResponderBorrarnuevo capi y yo perdida buabua.... me reencanto amo como su amor trasciende en barreras de tiempo... gracias por tan lindo regalo.... besos y abrazos a la distancia...
matta ne... <3
Siento haber tardado tantísimo en responder~
BorrarNo sé si lo viste, pero está la 7ma parte colgada :D
El amor del YS siempre trascenderá, no importa ante qué *-*
Ya Ne!
Por queeeeeee!!!!! En lo mejor del asunto me lo dejas a la mitad u.u bueno... Esperaré pacientemente el siguiente u.u
ResponderBorrarPero compencé bien en lo siguiente, no¡ 7w7 xD
BorrarY sigues esperando pacientemente, pero ya hoy, o mañana subo más de NEED, aprovechando que la srita. inspiración se ha quedado de visita conmigo *-*
Es impactante la forma de Xiah al defender a Yoochun, lo ama tanto que no teme que Lucifer lo llegue a matar.
ResponderBorrarEl poder del amor, literal, sobre todo cuando son estos demonios los que lo sienten, listos para enfrentarlo todo con tal de protegerse y amarse <3
BorrarPor fin el YooSu junto de nuevo. Aunque temo por oo que los arcangeles puedan hacerles. Esoero que Jae pueda hacer algo para salvarlos..
ResponderBorrarY el YunJae que cuento se trae??