…
Yunho
respiró profundamente antes de llamar a la puerta de la residencia
Mokomichi-Shim. Se sentía ridículo, pero ya que Jaejoong lo había pedido tan
tajantemente, él no podía negarse. Fue el morocho quien atendió, contrariado
por la presencia de su amigo a esa hora del día.
―
¿Todo bien? Me pone de nervios que estés tan serio, hyung.
―
¿Eh? Ah, sí. Quiero decir, no es nada particularmente malo. Solo, mh… estaba de
paso y vine a saludarte.
―
Hyung, no es propio de ti. Escúpelo, qué pasa.
―
Bueno, puede que, ayer por la tarde, y básicamente por un pequeño error, yo
haya maltratado un poco a Kenzo.
―
¿Qué? ― El morocho achicó la mirada. La zorruna expresión no le dio buena
espina al moreno.
--//--
-
Explícate, hyung.
-
Bueno, la verdad es que solo reaccioné por instinto, vi a alguien besando a
Constantine y me le fui encima.
-
¿Besando? ¿Nuestros hijos estaban, besándose?
-
Sí. Per...
-
¡No puede ser! ¡Debe ser una maldita broma!
-
¿Ah? - Al tigre alpha le dio un tic nervioso por la reacción tan fuera de lo
esperado que el zorro tenía.
-
¡Es que no! De entre tantos adolescentes en la ciudad, mi hijo tenía que
fijarse en uno de los tuyos, ¡Joder, no!
-¿Disculpa?
¿Estás diciendo que hay algo malo con mis hijos?
-
¡No quiero emparentar con ustedes!
Yunho
gruñó. Alto y claro, orejas respingadas, cola ondeando suave, segura, sus ojos
encendidos como el alpha que es. ChangMin le sostuvo la mirada, sabe con quién
trata pero no se amedrenta.
-
ChangMin, estás ofendiendo a mi linaje.
-
Ay, qué pena. Resulta que no está en mis planes, Yunho hyung. Y quién sabe,
puede que "maltratando" a Kenzo le hubieses quitado el interés. De
todas formas, no me lo maltrataste mucho, ¿verdad?
-
Estabas más preocupado por no emparentar que por cómo dejé a tu hijo, ChangMin.
-
No tengo hijos débiles, si hubiera sido algo serio yo lo habría notado, hyung.
Entonces, exactamente a qué viniste.
-
A disculparme por golpear a Kenzo. Fui un poco brusco con él.
-
Pero no es conmigo con quien debas disculparte, no fue a mí a quien golpeaste.
-
Realmente creí que te pondrías peor. Ya sabes, enojarte y poner el grito en el
cielo.
-
Pensaste mal, hyung. No me conoces.
-
No, parece que no. Bien, me voy.
-
Jaejoong hyung te mandó, ¿cierto? - El tigre asintió... - Él como mamá es
diferente de mí, tendrías que haberlo considerado.
-
Solo quise darle gusto.
-
Tú siempre, hyung. Pero hay veces en que ese neko solo quiere monopolizarte a
su manera, y manipularte.
-
Lo sé, sorro... - El moreno sonrió de medio lado... - Saluda a Hayami de mi
parte.
-
Y, qué hay de nuestros hijos.
-
Bueno, parece que están tomando sus propios caminos y a su ritmo, solo queda
apoyarlos, ¿no?
-
Sí, creo que sí hyung.
...
Cuando
Yunho volvió a casa, sus hijos estaban realizando tareas, y Jaejoong acababa de
volver de su propio trabajo, así que estaba cambiándose por ropa más cómoda.
-
Jaejoong ah...
-
Lo siento, Yunho.
-
Mh, por qué.
-
Estuve pensándolo, y fue exagerado lo que te pedí.
-
Oh, bueno , no fue tan malo.
-
Pero Yunho ah, he estado actuando raro estos días, así que estuve analizándolo.
Pero ya lo comprendí, son, cambios hormonales.
-
¿Eh?
-
Mañana lo voy a corroborar, pero... Yunho ah, creo que estoy, preñado.
--//--
Hacía
días que algo iba aumentando el inevitable malhumor del lobo zafiro. Ciertas
respuestas, a ciertas preguntas.
1
-
¿Y Elián?
-
Con Maximus, Chunnie.
2
-
¿Elián está en su habitación?
-
No, amor, está con Maximus.
3
-
Kilian, llama a Elián a la cena.
-
Está en casa de Maximus, papá.
4
Park
sintió la venita punsarle en la sien esa noche al volver del trabajo. Por
supuesto, no ve a su neko en la estancia, y por lo débil de su aroma, asume que
no está en casa. Pero de todas formas pregunta.
-
¿Dónde está Elián?
-
Con Maximus... - Respondieron al unísono sua hijos mayores,
Junsu
que venía con un cesto de ropa limpia pudo ver la espalda de su amante
tensarse, y suspiró sabiendo que, aunque hubiera aceptado al lobo europeo en la
familia, seguiría siendo un celoso.
-
Chicos, se encargan de esto por favor... - Dijo, entregando el cesto a sus
hijos... - Yoochun ah, Maximus ayuda a Elián para el examen, es la semana
entrante así que.
-
¿Y crees que estudiar es todo lo que hacen estando a solas? - Gruñó.
Los
más pequeños volvieron la mirada hacia su padre, Kirian y Yannick no entendían
la molestia de su padre, pero ya que son cachorros nunca se meten. Así que
pronto volvieron a lo que estaban, un manga de aventuras que Constantine les
prestó.
-
Ya sé que no, Yoochun ah. Pero hay que confiar en ellos... - El neko rosa le
sentó en el sofá, siguiéndole el camino y enlazando sus dedos con cariño... -
¿Ya se te olvidó cómo éramos nosotros cuando dimos ese paso, Chun? - Preguntó,
pestañeando coqueto al lobo.
-
Pero ya éramos adultos ambos, Su ah. No puedo dejar de pensar en eso y sentir
que ellos abusan de nuestra confianza.
-
No van a defraudarnos, Yoochunnie, meow. Ahora piensa un poquito en tus otros
cachorros, han esperado todo el día para jugar contigo~.
...
Elián
estaba de pecho sobre el lecho, completamente desnudo y sudoroso, con la
respiración agitada y el calor abrasándole la piel. Sus ronroneos entre gemidos
aumentando la febril pasión del lobo europeo.
-
Ngh, Elián... - Maximus se mordió los labios para no aumentar el ritmo,
penetrando otra vez con suavidad, sintiendo que todo su cuerpo tiembla de
placer al entrar en el estrecho y mojado anillo.
El
lobo europeo tenía sus manos en los glúteoa del neko, manteniéndolos separados
mientras, acomodado vertical entre las piernas de su joven amante, le complace
la postura. Las penetraciones son profundas y sumamente gratificantes para
ambos, pero el ritmo lento lo estaba volviendo loco.
...
Yunho
llevaba todo el día feliz desde que esa mañana, Jaejoong comprobó su estado.
Estaban en la dulce espera por tercera vez.
-
¿Y si son tres? Me gustaría que lo fueran, Jaejoong ah.
-
¿Tres? Qué, quieres igualar números con Yoochun.
-
No en realidad, solo es que me gustan las familias amplias. Quiero que venga
otro tigrecito también.
El
neko blanco sonrió, y siguió escuchando los anhelos emocionados de su amante
mientras preparaba la cena y el tigre no hacía más que estar aferrado a su
cintura.
...
ChangMin
se talla las sienes con el ceño fruncido. Ha husmeado a hurtadillas el móvil de
Kenzo y no sabe si enojarse o tenerle compasión. La conversación en el
mensajero va de las insinuaciones subidas de tono al constante reclamo de Kenzo
hacia Constantine por la inexistente declaración romántica. Además, en sus
redes sociales muchos de sus contactos le han bombardeado preguntando si acaso
era verdad que salía con el tigre Jung.
-
Cariño, qué haces.
--//--
Elián
entró sigiloso a casa, como el neko que es, sus pasos se deslizaban
silenciosos.
-
¿Por qué actúas como si fueras culpable de algo, Elián?
-
¡Mamá! Qué susto me has dado.
-
La voz de tu conciencia, cariño. Llegas a la hora acordada y aún así los
nervios te traicionan... - El neko rosa acarició el cabello de su hijo,
notándole húmedo... - Aunque te hayas duchado, todavía puedo percibir el olor a
sexo, Elián.
El
adolescente se crispó, agachó las orejas y escondió la cola. Luego se dio
cuenta de que su padre no estaba ahí y respiró con alivio.
-
Lo siento, mamá.
-
Realmente no es así, ¿verdad? Te sientes culpable, pero sigues pensando que no
haces nada malo. Y no voy a juzgarte, Elián, Yoochun y yo confiamos en tus
decisiones, y también en la entereza de Maximus. Solo espero que se estén
cuidando, y que estés poniendo el mismo entusiasmo en los estudios.
-
Lo estoy haciendo, mamá. Maximus también ha sido severo respecto a los
estudios, solo... lo hicimos esta noche.
-
Ir hasta el final, pero ustedes no han sido precisamente abstemios los días anteriores.
Y tu padre lo sabe, Elián. Podrías intentar no crispar demasiado sus nervios de
padre.
-
Sí, mamá. Haré todo lo posible. ¿Papá duerme ya?
-
Estaba durmiendo a Dante y Nasya... - Junsu vio a su hijo morderse el labio
inferior... - Si quieres hablar con él, hazlo. Ustedes han estado muy distantes
desde aquella noche.
-
Me preocupa que comencemos a hablar de mi relación con Maximus y termine en una
discusión. Es extraño que no me mire como antes.
-
Cariño, no eres el mismo de antes. Es normal que te mire diferente.
-
Pero, papá me mira con severidad.
-
Sigue molesto, eres el primero en recordarle que sus cachorros no estarán aquí
para siempre. Dale un poco de tiempo, enfrenta su mirada, abrázale, Elián.
El
adolescente asintió, y tras recibir un beso en la frente de parte de su madre,
subió las escaleras directo a la habitación de sus hermanos. Su padre justo
cerraba la puerta cuando sus miradas coincidieron.
-
Papá.
-
Bienvenido, Elián.
A
pesar de los severos ojos negros del lobo zafiro, el neko adolescente
simplemente se lanzó a abrazarle. Yoochun se sorprendió ante la efusiva muestra
de afecto. Y aunque sus fosas nasales le recordaban que su hijo ya no era un
crío y se le despertaba el instinto alpha, devolvió el abrazo acariciándole la
espalda.
-
Te quiero, papá.
-
Y yo a ti, Elián.
Junsu
les miraba desde las escaleras con una sonrisa.
...
El
zorro japonés miró de soslayo a su amante. Han pasado por alto el hecho de que
el morocho había husmeado el móvil de Kenzo, posponiendo la charla hasta ese
momento, cuando sus hijos dormían ya.
-
Y, qué te llevó a hacer eso, ChangMin ah.
-
Instinto materno, o algo. Ya sé que no está bien, pero era necesario. Quería
asegurarme que no pasara nada más raro con Constantine.
-
¿Más raro? - Mokomichi ladeó el rostro. Su amante resopló claramente
frustrado... - ¿Cariño?
-
Ellos se escriben con absoluta confianza. Se dicen las cosas como si estuvieran
frente a frente, a solas. Se hablan como solo los adultos deberían. No sé si me
gusta que nuestro hijo se comporte de esa manera, tiene apenas 15 pero es más
erótico que yo a su edad, Hayami.
-
Deberíamos hablar con él entonces. Sabíamos que este momento iba a llegar, es
un adolescente con hormonas y sentimientos ademàs un zorro, inteligente pero
tímido e impulsivo, es una combinación peligrosa.
-
Y no culpes a mis genes... - Bufó el menor, cuya apariencia zorruna si acaso se
volvía engañosamente adorable.
-
No lo hago~. Pero cariño, has estado tan ocupado con Kenzo que no sé si te
diste cuenta de que no es el menor de nuestraa preocupaciones.
-
¿Eh?
-
Lucka, Amaya y Orión han estado peleando últimamente, parece que no aprueban la
niña que le gusta a Lucka.
...
En
la residencia Jung-Kim todos han recibido con agrado la buena nueva del
embarazo de Jaejoong, pero aquella alegría todavía no alcanzaba justamente al
corazón de los más jóvenes. Iker y Vladimir sentían envidia de sus hermanos
mayores porque ambos tenían un amor correspondido.
-
¡Por favor, espere a que sea mayor y yo lo haré feliz, hyung!
La
exclamación ha venido de Yannick, el lobezno de apenas 8 años que, habiendo
llegado junto con el resto de la familia Park-Kim hace unos minutos, soltaba
impetuosamente aquella declaración mirando fijo a Iker, que crispado atinó a
ronronear confundido. Y no era el único, con tanto "público"
presente, incluyendo la familia de los zorros que también llegaba recién.
--//--
Decir
que el silencio se había apoderado de la estancia en la residencia Jung-Kim era
acertado. Por mucho. Las reacciones llegaron lentas, pero consecutivas. Los
hermanos de los actores principales de tal escena le restaron importancia a la
declaración del lobezno, mientras que los progenitores alpha se crispaban
imvoluntariamente. Yunho fulminó con la mirada a Yoochun, como si el lobo tuviera
culpa en la impetuosa declaración de Yannick; el lobo zafiro por su parte se
talló las sienes -ignorando en el acto los ojos marrones del tigre- y contó
mentalmente hasta diez... No, mejor hasta cien o mil. La cantidad necesaria
para serenarse. ¡De qué narices su cachorro parlotea ahora!
Por
otro lado, Yannick se mantiene firme, sus ojos color carbón y zafiro brillan
como relámpagos iluminando el oscuro firmamento nocturno. Es un niño de apenas
ocho años, pero ya se le nota el carácter. Iker mira de hito en hito a todos
los presentes. Pero sus ojos se quedan anclados a los de Lucka. El lobezno se
da cuenta, lo sabe aunque aún no lo entiende, hay algo especial entre el neko y
el zorro.
-
Vamos, hay un montón de dulces, frituras y panecillos en la mesa, ¿quién
quiere? - Jaejoong dijo, y obviamente Dante y Nasya fueron los primeros en
correr a cuatro puntos hacia allí.
-
Vamos, Yannick, nuestros hermanos se terminarán todo... - Kirian tiró de la
ropa de su hermano, cuando el lobezno no se movió, la loba tiró de una de sus
grandes y felpudas orejas llevándole a rastras.
El
ambiente ya estaba tenso. Iker no había dicho ni una palabra, pero sabe que no
podrá ignorar la templanza del lobezno. Lucka... el supuestamente despistado
zorro, fruncía el ceño.
Junsu
suspiró, y agradeció por lo bajo a Jaejoong por intervenir, como siempre, tan
astutamente.
-
Lo siento por traer estrés cuando debes estar rodeado de tranquilidad, Jaejoong
hyung.
-
Oh, no te preocupes Junsu ah. Tenemos una familia enorme después de todo... -
Tranquilizó, sonriendo afable al neko rosa.
-
Vamos también, Iker... - La voz de Vladimir sacó de su ensimismamiento al neko,
cuyas orejas se agitaban de un lado a otro, inquietas entre los diferentes
estímulos.
-
S-sí, vamos a... al comedor... - Aunque de pronto la idea de estar junto a
Yannick le crispara innecesariamente.
Era
que su determinación infantil lo avergonzaba de sobremanera.
La
mirada de Lucka siguió la silueta de Iker con una seriedad que nunca se le
había conocido. Amaya y Orión sonrieron con satisfacción, tal vez era esto lo
que su hermano necesitaba para "abrir los ojos".
-
Aunque Yannick podría volver con todo y "atacar" cuando tenga
suficiente edad.
-
Orión, no hables, dará mala suerte.
-
Bueno, es solo que bien podría ser su primer amor.
-
Deja de leer tantos mangas y ver esos animes, hermano. O bien, mantente soltero
hasta que Yannick tenga nuestra edad y cuando Iker le rompa el corazón, tú lo
consuelas.
-
Ng, no... - El zorro sintió escalofríos ante la perspectiva. Más porque su
hermana tenía esa mirada llena de confianza como su padre al hablar con su
madre, incluso si el morocho está de malhumor. Y al mismo tiempo tenía esa
templanza algo sórdida en su voz que le recordaba a su madre.
La
residencia entonces estuvo dividida entre las escenas cursis de Kirian con Dayelin,
y las sonrisas enamoradas que Elián dibujaba mientras se texteaba con Maximus.
Y la curiosa y hasta dulce manera en que Yannick cedía parte de sus comidas
favoritas, o dejaba ganar en los videojuegos, a Iker, todo porque comenzaría a
esforzarse por hacerle feliz. Y Lucka era ahí el único que no estaba para nada
feliz.
O
casi, porque había alguien más en modo "infeliz", con ceño fruncido y
brazos cruzados.
-
¿Oppa también necesita que alguien lo haga feliz? Podría encargarme.
-
¡No! - Kenzo exclamó de inmediato, incluso saltando un paso hacia atrás, casi
temeroso de la mirada de Kirian, la pequeña loba... - Yo, ya tengo quien haga
eso
-
Pero tienes el ceño así... - Dijo, imitando el gesto del zorro.
-
Eso, es porque cierto tigre les presta más atención a tus hermanitos que a su
supuesto novio... - Farfulló entre dientes.
Pero
ya que Constantine estaba cerca -y que por algo tienen los sentidos hiperdesarrollados-
le ha escuchado, e ignorado su protesta. Porque, ¿cómo zafarse de Nasya y
Dante? Si siempre que lo veían se le pegaban.
-
Qué le pasa a mi bebé~.
-
Jaejoong hyung, ya no queda que me digas así.
-
No, pero al menos conseguí que me miraras. Qué sucede, ChangMin.
-
Nuestros hijos, la adolescencia llegó con todo para todos, ¿no?
Jaejoong
sonrió, asintiendo luego.
-
Al menos te ahorrarás los celos de padre sobreprotector con Hayami.
-
Oh, pero en cambio hay celos de "mami", Jaejoong hyung... - El zorro
japonés dijo, apareciendo detrás de ellos con una copa de fruta y crema dulce.
ChangMin
se sonrojó profusamente, y le fulminó con la mirada mientras el neko blanco
reía quedito. Y más allá, Yunho y Yoochun "discutían" nuevamente
sobre la carga genética de sus linajes, con Junsu que mejor los dejaba ser
mientras vigilaba a sus pequeños jugar. Eso, hasta que ahogó un grito de impresión.
Su Yannick le ha robado –literalmente– un beso a Iker.
--//--
Junsu
no sabía dónde meter la cara de vergüenza por la acciòn de su hijo. Todo y que
el "beso" de Yannick ha sido de lo más inocente. Un simple roce de
labios pegados que duró un segundo porque mismo Lucka. Sí, Lucka, porque Iker
estuvo paralizado de la pura impresión, pero el zorro había reaccionado
impulsivamente, y sacado de encima -sí, porque vamos, que para resumir la
escena, el lobezno se le había lanzado al neko y por el peso, la inercia del
movimiento y las tretas del destino, Iker terminó en el piso con Yannick en su
vientre sujetándole la cara con las manos y estampando su boca con la ajena tal
cual (jura) ha visto a su madre hacer con su padre alguna ocasión (omitiremos
los detalles relacionados al celo de Junsu y la siempre buena voluntad de
Yoochun para ayudarle)- con cero tacto y una ceñuda expresión.
Si
Troya ardiese de nuevo.
-
¿Qué crees que haces, Yannick~? - Junsu llamó a su hijo, esperando evitar una
escena más bochornosa, y probablemente desfavorable para su lobezno.
-
Darle felicidad a hyung. Funciona contigo y con papá.
-
Cariño, no es igual.
-
¿Por qué no?
El
neko rosa suspiró. Y honestamente hubo una reacción generalizada de cierto
alivio por la infantil concepción del lobezno.
-
Tú deberías decir algo, Iker.
-
¿Cómo qué, Lucka?
-
Como que no necesitas que te haga feliz, o algo. ¿O acaso es así?
-
Pues tal vez, idiota... - Musitó, queriendo ignorar el absurdo despliegue de...
de... ¡qué mierda es, para empezar! ¿Celos?
ChangMin
bufó y decidido llamò a su hijo. Lucka parecìa querer continuar la charla con
Iker, y el ambiente se tensó de nuevo. Esa reunión terminó antes de lo planeado,
los zorros se marcharon a casa con una disculpa de por medio. Los Park-Kim
hicieron lo propio.
Y
durante algunos días la relación entre las tres familias fue cordial pero
distante, los adultos tenían cierta responsabilidad por sus hijos.
...
-
Mami~ Nashya y yo quellemo id con Cotati... - Las palabras a medio entender de
Dante hicieron sonreír a Junsu, que le dejó sentarse en su regazo aunque
interrumpiera la revisión de unos documentos de su trabajo.
-
Cariño, Constantine está ocupado con sus estudios. Iremos luego, o quizà le
invitemos.
-
Pello chon vacachiones~ - Protestó Nasya, trepando al sofá y acercándose al
hombro del neko blanco.
Junsu
sonrió con un dejo de culpa.
-
Vaya que mis cachorritos están encariñados con los Jung-Kim, eh. Me pondré
celoso~ yo también puedo jugar con ustedes~.
-
Pello quellemos tamben con Cotati~ - Ronroneó Dante.
...
Vladimir
se sentò junto a su hermano.
-
¿Otra carta?
-
Sí.
-
Ese lobezno sí que se las sabe, eh. Ya que no le dejan venir, te manda cartas.
Es lindo.
-
Pero no es justo, Vladimir. Pediré a Junsu hyung que me deje hablar con
Yannick.
-
Le vas a romper el corazón.
-
Es un niño, se enojarà, y tal vez luego se olvide. Además, yo no puedo tomar
responsabilidad sobre sus sentimientos infantiles.
-
No va a ser un niño para siempre, sabes.
-
Pero a mí me sigue gustando Lucka. Por eso no es justo para Yannick.
-
Lucka, ese zorro idiota.
...
Iker
se sentía un tanto extraño haciendo esto, sobre todo porque Junsu hyung espera
a su hijo sentado más allà en el parque cerca de casa, jugando con Nasya y
Dante, mientras él le trata de explicar a Yannick que no necesita que le haga
feliz.
-
Pero hyung se veía tan triste las últimas veces que coincidimos.
-
Y agradezco tus intenciones, Yannick, pero no puedo aceptarlas como si nada.
Aunque ahora seas un niño, en unos cuantos años vas a entender mejor todo esto
del primer amor.
-
¿En cinco años? Cuando tenga tu edad.
-
Tal vez.
-
¿No pueder ser mi primer amor desde ahora?
-
Ng, yo no... decido eso, Yannick. Pero si en unos piensas que realmente lo fui,
espero no me guardes rencor por pedirte ahora que dejes de
"cortejarme". La verdad es que me gusta màs cuando jugamos y me das
una paliza en los videojuwgos, presumiendo los trucos que te enseña Junsu hyung.
-
He aprendido un par estos días! Pero no hemos podido ir a tu casa.
-
Ahora que hablamos seguro irán, Yannick.
-
¡Sí! Ah, hyung llegas tarde.
Yannick
se paró sobre la banca, mirando desde ahí al zorro, según el pensamiento del
lobezno para estar a la misma altura.
-
¿Lucka?
-
Hey... - Musitó, avergonzado.
-
Bueno, ya me voy. Asegúrense de ser felices... - Dijo, señalándolos a ambos...
- Me siento como un héroe. Ah, es verdad. Mamá dijo que debía disculparme con
Iker hyung por haber robado su primer beso.
-
Ah... - El neko rió nervioso y avergonzado.
-
Así que, hyung... - El lobezno agitó la mano llamando al zorro, que
inocentemente se acercó... - Lo siento también... - Y estampó sus labios en la
boca zorruna... - Ahora robé el primer beso de los dos, mi pago por romperme el
corazón.
Y
sonriente, de un salto el lobezno bajó de la banca, corriendo hacia el sitio
donde su madre y hermanitos aguardan.
-
Ese mocoso, metió su lengua.
--//--
Lucka
sintió un extraño alivio cuando Yannick corrió junto a su madre. Aunque todavía
le daba un extraño vuelco en el estómago de pensar que el lobezno había tomado
tan libremente su primer beso. ¡Con lengua y todo!
-
Debo ser el único adolescente a quien lo trauma un cachorro de ocho años con un
beso tan... - El zorro hizo un gesto de escalofríos y luego se sentó junto al
neko, que callado, ahora ni siquiera le miraba... - ¿Crees que le vayas a
gustar en unos cuantos años?
-
Ni idea, pero preferiría que no. ¿Te hizo venir con alguna mentira blanca?
-
No en realidad. Él me llamó y expresamente demandó que viniera y me arreglara
contigo.
-
Como si hubiera algo que arreglar, mh.
-
Pues sí, lo creo. Desde el otro día, cuando Yannick te besó, no he dejado de
pensar en ti, ni en por qué me enojó tanto su infantil valentía. Y terminé
entendiendo también por qué Amaya y Orión estaban tan molestos conmigo. Me
gustas, Iker.
El
zorro miró de soslayo al neko, quien lejos de saltar de alegría, parecía
decepcionado de su confesión. Y aquello, a Lucka le dolía en el pecho.
-
Intenta decírmelo en otro momento si aún lo sientes, pero ahora simplemente no
puedo tomarme con seriedad tus palabras, Lucka.
...
El
vientre de Jaejoong era una hermosa, redonda y enorme tripa de siete meses de
gestación que le daba una enorme batalla cada día, aparte de que ya le pesaba
en la columna, la pasaba teniendo antojos y durmiendo.
-
Me voy a convertir en una ballena y rodaré~ - Gimoteó pucheroso.
Y
luego cuando quiso descansar, probó con una y mil posturas pero ninguna era
efectiva. Sus bebés eran imposibles. Así que se resignó a esperar que Yunho
volviese, porque él tenía el único método para calmar a sus bebés y que él
pudiese descansar. Por esa misma razón, el moreno ya no tomaba misiones
especiales, y volvía a casa puntualmente.
-
Estoy en casa, Jaejoong ah.
-
Yunho ah~ ven~ - Lloriqueó extendiendo los brazos para qud su tigre amante le
cargase y llevara a la cama a descansar.
-
Ya, ya. Que bebés tan caprichosos tenemos, eh. Cuando nazcan seguro ni me pelan
pero ahora quieren puro papá, mh.
Dijo,
y llevó en brazos a su -no tan ligero- amante arriba, a su habitación para que
se acurrucase contra su espalda mientras sus manos le acunaban la tripa y
cantaba unas nanas.
...
¡Era
la noticia del día! Alguien se había atrevido a enviarle un ramo de rosas rojas
a Kenzo. Todo y que la escuela estaba más que al tanto de su relación con
Constantine. Y las llevó a casa solo porque, bueno, las rosas qué culpa tienen
como para ser desechadas.
-
Las hubieras regalado... - Orión comentó.
-
¡No puede! Es como una carta, son los sentimientos de alguien, lo único que
puede hacer es cuidarlas y rechazar amablemente a quien las haya enviado... -
Amaya agregó.
Lucka
solo escuchaba y veía. Kenzo suspiró sin emitir tampoco palabra alguna. Estaba
un poquito dolido porque Constantine ni siquiera se puso celoso.
Después
del receso, cuando sus hermanos volvieron a sus clases en primer año, y él a la
suya en tercero, una planta de tulipanes estaba sobre su pupitre.
-
¿Ahora quién? - Murmuró, mirando con desgano el sobrecito bajo la ostentosa
maceta.
-
En el idioma de las flores el tulipán doble significa que se confía en el éxito
como pareja. Y el color rojo, el amor eterno... - Reseñaba la modesta carta,
escrita pulcramente, con una letra que él conocía.
-
Vamos a cuidar juntos de esta planta, Kenzo. Y en adelante, los obsequios que
recibas de otros dámelos a mí, consumiré sus esperanzas con mi egoísta amor por
ti.
Las
piernas del zorro se sintieron débiles. Constantine estaba siendo el romántico
que tanto ha estado esperando.
--//--
Kenzo
estuvo en las nubes el resto del día, con su planta de tulipán sobre su
escritorio de trabajo ocupando casi todo el espacio, el zorro sin embargo
ignoró al profesor restante cuando éste le pidió que al menos la dejase en el
piso, pues quería verlo a él no a su planta.
—
¡No puedo, profesor! ¡Es la prueba de mi amor con Constantine~! — Exclamó todo
emocionado. Y su cola se agitó feliz de un lado a otro mientras una sonrisa
cruzaba de lado a lado su rostro y le brillaban los ojos.
El
tigre se dio un golpe en la frente e ignoró las aclamaciones indiscretas de
todos sus compañeros de clase. Tendría que haberlo pensado mejor, pero no, el
instinto lo dominaron y en cuanto supo que alguien había enviado rosas a su
novio, salió corriendo en la hora del receso, saltándose el muro para salir de
la escuela e ir su tienda de flores favorita, comprando expresamente aquella
planta de tulipán y corriendo de vuelta para regalársela al idiota zorro que
anunciaba casi con bombo y platillo su osado gesto romántico.
—
Mierda, pero se le ve tan guapo así, que
ni siquiera puedo enojarme con él… — Pensó, mirándole por el rabillo del
ojo.
El
camino a casa fue extrañamente silencioso. Kenzo seguía en la nube, mirando su
planta con la misma sonrisa boba que llevaba desde hace rato. Cuando llegó el
momento de separarse, Constantine le dijo a Kenzo que iría con él hasta su
casa, para ayudarle a buscar el sitio ideal para el tulipán, y aseguró que
todos los días se aseguraría de que estuviese bien pues la planta ahora era
responsabilidad de ambos.
Llegando
a la residencia Mokomichi-Shim, el tigre sintió la mirada de ChangMin, que
nunca decía nada severo pero cuyo silencio podía llegar a ser terriblemente
imponente. Kenzo le saludó con la desbordante alegría que venía destilando
desde hace rato y luego anunció que estarían revisando el sitio perfecto para
ubicar la planta que llevaba en las manos. Constantine saludó con respeto al
zorro mayor, y a cambio éste simplemente le revolvió el cabello.
—
Siento que me aceptó de muy buena gana como pareja de su primogénito. ¿Será
normal? Con la reacción de mi papá y de Yoochun hyung cuando los otros
comenzaron sus relaciones, me extraña demasiado que ChangMin hyung no diga
nada… — Continuaba analizando en pensamiento.
Cuando
el zorro japonés entró a su casa, supo que tenían un invitado pues ha percibido
su olor desde que bajó del auto. Su amante estaba sentado en la estancia
leyendo un libro, sus hijos hacían tarea. El invitado también.
—
Estoy en casa, familia.
—
¡Bienvenido, papá! — Exclamaron sus cachorros.
—
Bienvenido, Hayami… — El morocho le miró, dejando el libro sobre la mesita al
lado del sofá, sacándose los anteojos y esperándole ahí, recibiendo un beso en
los labios cuando su amante se sentó junto a él… — Constantine se quedará a
cenar, solo te estábamos esperando.
—
Muy bien. ¿Por qué estás tan feliz esta noche, Kenzo? No habrán hecho cosas de
adultos, ¿verdad?
—
¡N-no! Papá, cómo dices algo así… — El adolescente se abochornó tanto que se
negó a mirar siquiera de soslayo a su novio.
—
Hayami-san, le aseguro que cuando eso pase, no dejaré que se dé cuenta.
Prefiero evitarme las escenas que se han montado mi papá y Yoochun hyung.
Mokomichi
pudo sentir cómo se tensaba Shim a su lado, aunque no decía nada, incluso el
aura que despedía haría temblar a cualquiera. Claro que, estaba siendo
consciente de que el joven tigre no era cualquier chico que se amedrenta con
facilidad. Una risita divertida surcó el rostro del zorro mayor.
Por
su parte, Kenzo abrió los ojos de par en par. Demasiado sorprendido por la
clara insinuación de Constantine. El calor se le agolpó nuevamente en las
mejillas.
…
Cumplido
el tiempo de gestación, Jaejoong estuvo en labor de parto durante toda la
noche. Y Yunho con los nervios a flor de piel, esperando impaciente por el
nacimiento de sus cachorros. Sus hijos estaban acompañándoles, aunque vencidos
por el sueño se acurrucaron unos con otros en la sala de espera, de todas
maneras, se habían negado a irse y esperar en casa. Madrugadores, con los
primeros rayos de sol, los tres cachorros del neko blanco y el tigre nacieron.
Dos hembras y un varón. Tigres todos ellos. A las tigresas las llamaron, Helena
y Ninfa; al tigre, Sión. Y por supuesto, la familia estaba encantada con la
llegada de los nuevos integrantes.
—
Esto hace que igualemos las cuentas con Junsu y Yoochun, eh… — El neko blanco
dijo con una sonrisita, viendo cómo sus hijos cuidaban embelesados, el sueño de
los tres bebés en sus cunas.
—
Sí, eso me preocupa un poco… — El tigre admitió, besando la mejilla de su
amante mientras le abraza por la cintura y observan juntos desde el umbral de
la habitación de los más pequeños.
—
¿Por qué~?
—
Ya sabes, Dayelin saliendo con Kilian. Vladimir también está cortejando a Eider
recientemente, parece que le dio valor el hecho de que Iker esté saliendo con
Lucka. Y Constantine con Kenzo. Mis cuatro hijos me han hecho emparentar con
nuestros mejores amigos, ¿qué pasará si Helena, Ninfa y Sión siguen el mismo
camino?
—
Yunho ah~ te preocupan cosas tan absurdas~.
—
Soy tigre alpha, va en el paquete.
--//--
Hacía
ya varios meses desde el nacimiento de sus cachorros. Y tanto Jaejoong como
Yunho están abocados a ellos, pero la crianza no ha sido tan difícil ya que sus
hijos mayores se han puesto en el papel de hermanos mayores y cooperan con los
cuidados, así que prácticamente lo más pesado son las noches, pues ellos se
encargan de la alimentación y los cambios de pañal. Con todo eso, el tigre
hacía semanas que venía acumulando excitación, pero el neko blanco ha estado
tan indispuesto y arisco, que otro poco y ni siquiera le dejaba dormir en la
misma cama.
Por
supuesto, Jung Yunho está de malhumor. Extraña hacerle el amor a su amante.
Pero cuando Kim Jaejoong no siente deseo, no hay manera de encenderle la
libido. Y eso, de paso, hiere el orgullo masculino del tigre, que hasta ha
terminado por compartir sus penas con Park y Mokomichi.
—
Me muero si Junsu se pone abstemio.
—
Yoochun, cállate. Ya me estoy arrepintiendo de haberte pedido consejo, tú no
eres capaz de empatizar con mi problema.
—
Que genio, solo digo que si eso me pasa no solo me pongo de malas, me deprimo.
—
De cualquier manera, Yunho, no deberías centrarte en tu egoísta deseo de
monopolizarlo… — El zorro japonés dijo. Y tanto el tigre como el lobo zafiro le
miraron con furia. Él se limitó a sonreír… — Venga, somos hombres adultos, ¿no?
Dale tiempo y espacio…
—
¡Hace siete meses que no tenemos sexo! ¡Siete!
—
Sí, pero tiene que pensar en cómo se siente él. Tan pleno con su familia y el
amor que le profesas, que el sexo no es necesario para sentirse feliz. En lugar
de desesperarte, solo cortéjalo de nuevo.
—
¿Ah?
—
Enamóralo, haz que te desee como lo que son, una pareja que ha estado viviendo
junta desde hace, ¿qué? ¿17 años? No solo esperes que compartir la cama
signifique que tendrá ganas de sexo. Además, es él quien ha tenido a tus siete
cachorros.
—
Sí, 17… — El tigre achicó la mirada, concentrado en las palabras del zorro
japonés… — Puede que tengas razón. No sería mala idea intentar.
…
Jaejoong
se sorprendió cuando vio a Yunho esperándole fuera de su trabajo. Pero sonrió
contento.
—
Yunho ah~ hace mucho no pasabas por mí de camino a casa.
—
Pues de ahora en adelante, sin importar el caso en que trabaje, vendré por ti y
volveremos juntos a casa, Jaejoong ah… — Dijo, dándole un beso en los labios
antes de abrirle la puerta del auto y hasta abrocharle el cinturón.
—
Tan atento~ me impresionas, Yunho ah.
—
¿Sí? Eso es malo, dejé de ser romántico y atento contigo, ¿verdad?
—
No dije eso.
—
Pero yo sí. Lo siento, Jaejoong ah, por haber caído en la rutina.
El
neko blanco negó con la cabeza, atrayéndole del saco para fusionar sus labios
una vez más, besándole despacio.
—
Soy feliz, nunca me quejaría de cómo hemos llevado nuestra vida juntos, Yunho.
El
tigre sonrió agradecido, y se inclinó por más besos cortos antes de cerrar la
puerta y apresurarse al otro lado, tomando sitio tras el volante. Las personas
que les vieron interactuar no pudieron evitar que sus miradas reflejaran un
dejo de envidia. Dos hombres tan atractivos siendo pareja, era tan perfecto que
daban ganas de estar en el lugar de uno u otro y tener la dicha de ser pareja
de tal belleza o masculinidad.
En
el camino fueron hablando de cómo les fue en el trabajo, de las cosas
divertidas y los rumores que siempre los seguían a sus espaldas. Y no, no
rumores “malos”, sino todo lo contrario, cómo nunca se acababan los
pretendientes de Jaejoong y la forma en que las mujeres seguían tanto a Yunho.
Claro que, el neko blanco se toma las cosas con calma, mientras que el tigre
alpha termina tomando nota mental de lo que tendrá que hacer para espantar a
todo aquel que se acerque a su neko con dobles intenciones.
Al
llegar, Constantine y Dayelin han terminado de bañar a sus hermanitos, las
pequeñas Helena y Ninfa son tan inquietas en la tina, que siempre terminan más
mojados sus hermanos mayores que terminando duchándose también; Sión es un
tigrillo más tranquilo, y siempre termina somnoliento en la ducha, por lo que a
menudo bosteza y se duerme a mitad del cambio, succionando su biberón apresando
la botella con la cola y las piernitas. En tanto, Iker y Vladimir han recogido
los juguetes y limpiado el desorden que sus hermanitos hacen pues ahora que
gatean, van y llegan a lugares que ni imaginaban que un bebé podría.
Para
cuando Jaejoong y Yunho entran a casa, encuentran todo en orden, sonríen y
toman relevo con sus hijos para dormir a los bebés. Las tigresas prefieren a papá,
y con Sión, su mamá solo tiene que llevarle a la cuna, arrullarle otro poco y
cubrirle con la manta. Helena y Ninfa ronronean y enredan sus colas en los
brazos de papá, le tiran de las orejas juegan a morderle los dedos.
—
Son tan apegadas a ti, que me siento celoso~.
—
Qué tonterías, Jaejoong ah. Te aman igual, y cuando estén más grandecitas, van
a estar pegadas a ti.
—
Quizá, cuando sean adolescentes y quieran que papi las deje salir de paseo o
con algún chico.
—
Ng, eso es cruel, Jaejoong ah.
El
neko soltó una risita y le besó. O intentó, porque sus pequeñas interfirieron
con sus colas y ronroneos juguetones.
—
¿Ves? Te han monopolizado por completo~.
El
moreno sonrió, y se las ingenió para ser quien besara al neko blanco, aunque
sus pequeñas ronronearan y tiraran de sus orejas pretendiendo su atención.
Horas
más tarde, cuando ya todos sus hijos dormían, Yunho secaba el cabello de
Jaejoong después de que tomaran una ducha –sin más que besos, y besos–. Dejó la
secadora sobre la cómoda y se inclinó besándole el níveo cuello al tiempo que
le acariciaba un costado, tanteando el humor del neko.
—
Meow~ — Jaejoong ronroneó suavecito, inclinando el rostro para darle más
espacio que besar. El tigre sintió cómo se le disparaba la excitación acumulada
ante la perspectiva de sexo con su amante… — Yunho ah~ meow.
—
Jaejoong ah, te amo.
El
neko volvió el rostro, y le abrazó rodeando sus manos tras los hombros del
tigre, enredando su cola con la ajena, subiendo con delicadas caricias sus
manos hasta las amplias orejas atigradas.
—
Y yo a ti, Yunho. Vamos, hazme el amor.
El
tigre le cargó en vilo al tiempo que se besaban con algo más de pasión. Las
piernas del neko le rodearon la cintura, las manos del tigre le apretaron la
espalda baja. Cuando cayeron en la cama, rodaron aquí y allá, desesperados por
arrancarse la ropa y ansiosos por más besos. Pero no se podía todo al mismo
tiempo, así que terminaron desordenando las mantas, botando almohadas y tirando
sus ropas con absoluto descuido por todas partes. Al final, Jaejoong estaba de
espaldas sobre el colchón, con las piernas abiertas y un Yunho muy, muy
concentrado en lamerle la cavidad anal y frotar su falo.
—
Ngh~ ahh~ ahh~ desp-despacio Yunho~ ngh~ nuestros… nuestros hijos.
El
tigre gruñó contra la infle del neko, consciente de que necesitan encontrar un
poco de autocontrol o en verdad despertarán a sus cachorros. Pero, ¡siete meses
de abstinencia! Estaba por demás acumulado, todo lo que tenía en mente era
sexo, sexo, y más sexo. Sus sentidos estaban nublados y embotados con el aroma
de Jaejoong. Necesitaba entrar en él cuanto antes. Así que pensó que, actuar
ahora, disculparse después.
—
¡Nya~! — El neko maulló temblando ligeramente mientras la lengua de su amante
profanaba su interior lamiéndole concienzudamente.
Los
gemidos del neko blanco no pararon en adelante, aunque trataba de callarlos
mordiendo las mantas –eso, porque por más que movió sus manos en todas
direcciones, nada que encontró alguna almohada. Claro, las han botado antes pero
no lo recuerda–. El tigre colocó entonces sus manos bajo el trasero del neko,
empujándole hacia arriba para tener mejor acceso a su intimidad, lamiendo sin
tregua, succionando, mordisqueando los testículos y viendo el falo erguido
inyectado en sangre con las venitas resaltando en el tronco. Su nariz, que
chocaba cada vez contra el nacimiento de los testículos, se iba impregnando del
olor a sexo de Jaejoong; Yunho entonces se irguió, perfiló su pene contra la
cavidad y empujó.
—
¡Mgh, sí! ¡Ngh, Jaejoong! Joder… — Gimió, tenso de pies a cabeza, caliente y
extasiado por la prisión de la estrechez del neko.
—
Meow~ Yunho~ — Gimoteó, acariciando el torso del tigre, alcanzando sus pezones
y pellizcándolos con gesto sensual… — ¡Nya~! No te pongas más grande~.
—
Lo siento, me provocaste, Jaejoong… — Gimió ronco, llevando su cola hasta el
falo del neko, masturbándole con ella. Sonriendo malicioso cuando vio las
mejillas del neko ruborizarse un poco más y entreabrir los labios, lanzando
exhalaciones calientes.
Las
manos del tigre sujetaron la cintura de Jaejoong, elevándole un poco más,
acercándole también a su pelvis. Las embestidas fueron profundas y fuertes
desde el inicio, rozándose contra los calientes anillos con cada penetración. El
neko arqueó la espalda y una de sus manos rasgó las mantas cuando arañó, la
otra dejó huella en el hombro del tigre, que gruñó más excitado con la visión
entregada de su amante. Unos instantes después, Jaejoong estaba de pecho al
colchón, con el trasero elevado siendo embestido con la misma salvaje pasión
por Yunho. Su rostro, enterrado contra mantas ahogaba los gemidos en el
colchón, pero sus orejas estaban atrapando todos y cada uno de los sonidos
alrededor. El rumor de sus movimientos, el choque húmedo de sus cuerpos, los
gruñidos ahogados del tigre, sus gemidos amortiguados, los violentos latidos de
sus corazones sincronizados, la agitada respiración.
Yunho
se puso en pie, ampliando el eje de sus piernas para continuar con las
penetraciones, apretando la espalda baja de Jaejoong, justo ahí donde nacía su
cola, la que terminó por agarrar con una de sus manos y tirar de ella, sabiendo
que era otro punto erótico sensible de su amante. De un momento a otro fue
empujado con determinación contra el colchón, y montado con sensual firmeza por
el neko, cuyas orejas puntiagudas coronando su cabeza simplemente alimentaban
la libido del tigre. El desnudo cuerpo sudoroso del neko brillaba a la luz de
la luna, sus ojos negros irradiaban luz propia también. El falo de Jaejoong se
agitaba arriba y abajo al ritmo de sus movimientos, golpeando el bajo vientre
de Yunho, que no tardó nada en sujetarlo y masturbarle. El primer orgasmo los
alcanzó unos minutos después. Pero no sería el único, harían el amor toda la
noche.
No inventes????? Siete meses... No bueno, MI Chunnie tiene razón le daría depresión jajajaja. Muero de ternura con Dante y Nashya tan lindo extrañando a Cotati awww los amo!!!!
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