jueves, 29 de diciembre de 2016

YooSu lobo-neko. Miniserial. PARTE 5.




Yunho respiró profundamente antes de llamar a la puerta de la residencia Mokomichi-Shim. Se sentía ridículo, pero ya que Jaejoong lo había pedido tan tajantemente, él no podía negarse. Fue el morocho quien atendió, contrariado por la presencia de su amigo a esa hora del día.

― ¿Todo bien? Me pone de nervios que estés tan serio, hyung.

― ¿Eh? Ah, sí. Quiero decir, no es nada particularmente malo. Solo, mh… estaba de paso y vine a saludarte.

― Hyung, no es propio de ti. Escúpelo, qué pasa.

― Bueno, puede que, ayer por la tarde, y básicamente por un pequeño error, yo haya maltratado un poco a Kenzo.

― ¿Qué? ― El morocho achicó la mirada. La zorruna expresión no le dio buena espina al moreno.

--//--

- Explícate, hyung.

- Bueno, la verdad es que solo reaccioné por instinto, vi a alguien besando a Constantine y me le fui encima.

- ¿Besando? ¿Nuestros hijos estaban, besándose?

- Sí. Per...

- ¡No puede ser! ¡Debe ser una maldita broma!

- ¿Ah? - Al tigre alpha le dio un tic nervioso por la reacción tan fuera de lo esperado que el zorro tenía.

- ¡Es que no! De entre tantos adolescentes en la ciudad, mi hijo tenía que fijarse en uno de los tuyos, ¡Joder, no!

-¿Disculpa? ¿Estás diciendo que hay algo malo con mis hijos?

- ¡No quiero emparentar con ustedes!

Yunho gruñó. Alto y claro, orejas respingadas, cola ondeando suave, segura, sus ojos encendidos como el alpha que es. ChangMin le sostuvo la mirada, sabe con quién trata pero no se amedrenta.

- ChangMin, estás ofendiendo a mi linaje.

- Ay, qué pena. Resulta que no está en mis planes, Yunho hyung. Y quién sabe, puede que "maltratando" a Kenzo le hubieses quitado el interés. De todas formas, no me lo maltrataste mucho, ¿verdad?

- Estabas más preocupado por no emparentar que por cómo dejé a tu hijo, ChangMin.

- No tengo hijos débiles, si hubiera sido algo serio yo lo habría notado, hyung. Entonces, exactamente a qué viniste.

- A disculparme por golpear a Kenzo. Fui un poco brusco con él.

- Pero no es conmigo con quien debas disculparte, no fue a mí a quien golpeaste.

- Realmente creí que te pondrías peor. Ya sabes, enojarte y poner el grito en el cielo.

- Pensaste mal, hyung. No me conoces.

- No, parece que no. Bien, me voy.

- Jaejoong hyung te mandó, ¿cierto? - El tigre asintió... - Él como mamá es diferente de mí, tendrías que haberlo considerado.

- Solo quise darle gusto.

- Tú siempre, hyung. Pero hay veces en que ese neko solo quiere monopolizarte a su manera, y manipularte.

- Lo sé, sorro... - El moreno sonrió de medio lado... - Saluda a Hayami de mi parte.

- Y, qué hay de nuestros hijos.

- Bueno, parece que están tomando sus propios caminos y a su ritmo, solo queda apoyarlos, ¿no?

- Sí, creo que sí hyung.

...

Cuando Yunho volvió a casa, sus hijos estaban realizando tareas, y Jaejoong acababa de volver de su propio trabajo, así que estaba cambiándose por ropa más cómoda.

- Jaejoong ah...

- Lo siento, Yunho.

- Mh, por qué.

- Estuve pensándolo, y fue exagerado lo que te pedí.

- Oh, bueno , no fue tan malo.

- Pero Yunho ah, he estado actuando raro estos días, así que estuve analizándolo. Pero ya lo comprendí, son, cambios hormonales.

- ¿Eh?

- Mañana lo voy a corroborar, pero... Yunho ah, creo que estoy, preñado.

--//--

Hacía días que algo iba aumentando el inevitable malhumor del lobo zafiro. Ciertas respuestas, a ciertas preguntas.

1

- ¿Y Elián?

- Con Maximus, Chunnie.

2

- ¿Elián está en su habitación?

- No, amor, está con Maximus.

3

- Kilian, llama a Elián a la cena.

- Está en casa de Maximus, papá.

4

Park sintió la venita punsarle en la sien esa noche al volver del trabajo. Por supuesto, no ve a su neko en la estancia, y por lo débil de su aroma, asume que no está en casa. Pero de todas formas pregunta.

- ¿Dónde está Elián?

- Con Maximus... - Respondieron al unísono sua hijos mayores,

Junsu que venía con un cesto de ropa limpia pudo ver la espalda de su amante tensarse, y suspiró sabiendo que, aunque hubiera aceptado al lobo europeo en la familia, seguiría siendo un celoso.

- Chicos, se encargan de esto por favor... - Dijo, entregando el cesto a sus hijos... - Yoochun ah, Maximus ayuda a Elián para el examen, es la semana entrante así que.

- ¿Y crees que estudiar es todo lo que hacen estando a solas? - Gruñó.

Los más pequeños volvieron la mirada hacia su padre, Kirian y Yannick no entendían la molestia de su padre, pero ya que son cachorros nunca se meten. Así que pronto volvieron a lo que estaban, un manga de aventuras que Constantine les prestó.

- Ya sé que no, Yoochun ah. Pero hay que confiar en ellos... - El neko rosa le sentó en el sofá, siguiéndole el camino y enlazando sus dedos con cariño... - ¿Ya se te olvidó cómo éramos nosotros cuando dimos ese paso, Chun? - Preguntó, pestañeando coqueto al lobo.

- Pero ya éramos adultos ambos, Su ah. No puedo dejar de pensar en eso y sentir que ellos abusan de nuestra confianza.

- No van a defraudarnos, Yoochunnie, meow. Ahora piensa un poquito en tus otros cachorros, han esperado todo el día para jugar contigo~.

...

Elián estaba de pecho sobre el lecho, completamente desnudo y sudoroso, con la respiración agitada y el calor abrasándole la piel. Sus ronroneos entre gemidos aumentando la febril pasión del lobo europeo.

- Ngh, Elián... - Maximus se mordió los labios para no aumentar el ritmo, penetrando otra vez con suavidad, sintiendo que todo su cuerpo tiembla de placer al entrar en el estrecho y mojado anillo.

El lobo europeo tenía sus manos en los glúteoa del neko, manteniéndolos separados mientras, acomodado vertical entre las piernas de su joven amante, le complace la postura. Las penetraciones son profundas y sumamente gratificantes para ambos, pero el ritmo lento lo estaba volviendo loco.

...

Yunho llevaba todo el día feliz desde que esa mañana, Jaejoong comprobó su estado. Estaban en la dulce espera por tercera vez.

- ¿Y si son tres? Me gustaría que lo fueran, Jaejoong ah.

- ¿Tres? Qué, quieres igualar números con Yoochun.

- No en realidad, solo es que me gustan las familias amplias. Quiero que venga otro tigrecito también.

El neko blanco sonrió, y siguió escuchando los anhelos emocionados de su amante mientras preparaba la cena y el tigre no hacía más que estar aferrado a su cintura.

...

ChangMin se talla las sienes con el ceño fruncido. Ha husmeado a hurtadillas el móvil de Kenzo y no sabe si enojarse o tenerle compasión. La conversación en el mensajero va de las insinuaciones subidas de tono al constante reclamo de Kenzo hacia Constantine por la inexistente declaración romántica. Además, en sus redes sociales muchos de sus contactos le han bombardeado preguntando si acaso era verdad que salía con el tigre Jung.

- Cariño, qué haces.

--//--

Elián entró sigiloso a casa, como el neko que es, sus pasos se deslizaban silenciosos.

- ¿Por qué actúas como si fueras culpable de algo, Elián?

- ¡Mamá! Qué susto me has dado.

- La voz de tu conciencia, cariño. Llegas a la hora acordada y aún así los nervios te traicionan... - El neko rosa acarició el cabello de su hijo, notándole húmedo... - Aunque te hayas duchado, todavía puedo percibir el olor a sexo, Elián.

El adolescente se crispó, agachó las orejas y escondió la cola. Luego se dio cuenta de que su padre no estaba ahí y respiró con alivio.

- Lo siento, mamá.

- Realmente no es así, ¿verdad? Te sientes culpable, pero sigues pensando que no haces nada malo. Y no voy a juzgarte, Elián, Yoochun y yo confiamos en tus decisiones, y también en la entereza de Maximus. Solo espero que se estén cuidando, y que estés poniendo el mismo entusiasmo en los estudios.

- Lo estoy haciendo, mamá. Maximus también ha sido severo respecto a los estudios, solo... lo hicimos esta noche.

- Ir hasta el final, pero ustedes no han sido precisamente abstemios los días anteriores. Y tu padre lo sabe, Elián. Podrías intentar no crispar demasiado sus nervios de padre.

- Sí, mamá. Haré todo lo posible. ¿Papá duerme ya?

- Estaba durmiendo a Dante y Nasya... - Junsu vio a su hijo morderse el labio inferior... - Si quieres hablar con él, hazlo. Ustedes han estado muy distantes desde aquella noche.

- Me preocupa que comencemos a hablar de mi relación con Maximus y termine en una discusión. Es extraño que no me mire como antes.

- Cariño, no eres el mismo de antes. Es normal que te mire diferente.

- Pero, papá me mira con severidad.

- Sigue molesto, eres el primero en recordarle que sus cachorros no estarán aquí para siempre. Dale un poco de tiempo, enfrenta su mirada, abrázale, Elián.

El adolescente asintió, y tras recibir un beso en la frente de parte de su madre, subió las escaleras directo a la habitación de sus hermanos. Su padre justo cerraba la puerta cuando sus miradas coincidieron.

- Papá.

- Bienvenido, Elián.

A pesar de los severos ojos negros del lobo zafiro, el neko adolescente simplemente se lanzó a abrazarle. Yoochun se sorprendió ante la efusiva muestra de afecto. Y aunque sus fosas nasales le recordaban que su hijo ya no era un crío y se le despertaba el instinto alpha, devolvió el abrazo acariciándole la espalda.

- Te quiero, papá.

- Y yo a ti, Elián.

Junsu les miraba desde las escaleras con una sonrisa.

...

El zorro japonés miró de soslayo a su amante. Han pasado por alto el hecho de que el morocho había husmeado el móvil de Kenzo, posponiendo la charla hasta ese momento, cuando sus hijos dormían ya.

- Y, qué te llevó a hacer eso, ChangMin ah.

- Instinto materno, o algo. Ya sé que no está bien, pero era necesario. Quería asegurarme que no pasara nada más raro con Constantine.

- ¿Más raro? - Mokomichi ladeó el rostro. Su amante resopló claramente frustrado... - ¿Cariño?

- Ellos se escriben con absoluta confianza. Se dicen las cosas como si estuvieran frente a frente, a solas. Se hablan como solo los adultos deberían. No sé si me gusta que nuestro hijo se comporte de esa manera, tiene apenas 15 pero es más erótico que yo a su edad, Hayami.

- Deberíamos hablar con él entonces. Sabíamos que este momento iba a llegar, es un adolescente con hormonas y sentimientos ademàs un zorro, inteligente pero tímido e impulsivo, es una combinación peligrosa.

- Y no culpes a mis genes... - Bufó el menor, cuya apariencia zorruna si acaso se volvía engañosamente adorable.

- No lo hago~. Pero cariño, has estado tan ocupado con Kenzo que no sé si te diste cuenta de que no es el menor de nuestraa preocupaciones.

- ¿Eh?

- Lucka, Amaya y Orión han estado peleando últimamente, parece que no aprueban la niña que le gusta a Lucka.

...

En la residencia Jung-Kim todos han recibido con agrado la buena nueva del embarazo de Jaejoong, pero aquella alegría todavía no alcanzaba justamente al corazón de los más jóvenes. Iker y Vladimir sentían envidia de sus hermanos mayores porque ambos tenían un amor correspondido.

- ¡Por favor, espere a que sea mayor y yo lo haré feliz, hyung!

La exclamación ha venido de Yannick, el lobezno de apenas 8 años que, habiendo llegado junto con el resto de la familia Park-Kim hace unos minutos, soltaba impetuosamente aquella declaración mirando fijo a Iker, que crispado atinó a ronronear confundido. Y no era el único, con tanto "público" presente, incluyendo la familia de los zorros que también llegaba recién.

--//--

Decir que el silencio se había apoderado de la estancia en la residencia Jung-Kim era acertado. Por mucho. Las reacciones llegaron lentas, pero consecutivas. Los hermanos de los actores principales de tal escena le restaron importancia a la declaración del lobezno, mientras que los progenitores alpha se crispaban imvoluntariamente. Yunho fulminó con la mirada a Yoochun, como si el lobo tuviera culpa en la impetuosa declaración de Yannick; el lobo zafiro por su parte se talló las sienes -ignorando en el acto los ojos marrones del tigre- y contó mentalmente hasta diez... No, mejor hasta cien o mil. La cantidad necesaria para serenarse. ¡De qué narices su cachorro parlotea ahora!

Por otro lado, Yannick se mantiene firme, sus ojos color carbón y zafiro brillan como relámpagos iluminando el oscuro firmamento nocturno. Es un niño de apenas ocho años, pero ya se le nota el carácter. Iker mira de hito en hito a todos los presentes. Pero sus ojos se quedan anclados a los de Lucka. El lobezno se da cuenta, lo sabe aunque aún no lo entiende, hay algo especial entre el neko y el zorro.

- Vamos, hay un montón de dulces, frituras y panecillos en la mesa, ¿quién quiere? - Jaejoong dijo, y obviamente Dante y Nasya fueron los primeros en correr a cuatro puntos hacia allí.

- Vamos, Yannick, nuestros hermanos se terminarán todo... - Kirian tiró de la ropa de su hermano, cuando el lobezno no se movió, la loba tiró de una de sus grandes y felpudas orejas llevándole a rastras.

El ambiente ya estaba tenso. Iker no había dicho ni una palabra, pero sabe que no podrá ignorar la templanza del lobezno. Lucka... el supuestamente despistado zorro, fruncía el ceño.

Junsu suspiró, y agradeció por lo bajo a Jaejoong por intervenir, como siempre, tan astutamente.

- Lo siento por traer estrés cuando debes estar rodeado de tranquilidad, Jaejoong hyung.

- Oh, no te preocupes Junsu ah. Tenemos una familia enorme después de todo... - Tranquilizó, sonriendo afable al neko rosa.

- Vamos también, Iker... - La voz de Vladimir sacó de su ensimismamiento al neko, cuyas orejas se agitaban de un lado a otro, inquietas entre los diferentes estímulos.

- S-sí, vamos a... al comedor... - Aunque de pronto la idea de estar junto a Yannick le crispara innecesariamente.

Era que su determinación infantil lo avergonzaba de sobremanera.

La mirada de Lucka siguió la silueta de Iker con una seriedad que nunca se le había conocido. Amaya y Orión sonrieron con satisfacción, tal vez era esto lo que su hermano necesitaba para "abrir los ojos".

- Aunque Yannick podría volver con todo y "atacar" cuando tenga suficiente edad.

- Orión, no hables, dará mala suerte.

- Bueno, es solo que bien podría ser su primer amor.

- Deja de leer tantos mangas y ver esos animes, hermano. O bien, mantente soltero hasta que Yannick tenga nuestra edad y cuando Iker le rompa el corazón, tú lo consuelas.

- Ng, no... - El zorro sintió escalofríos ante la perspectiva. Más porque su hermana tenía esa mirada llena de confianza como su padre al hablar con su madre, incluso si el morocho está de malhumor. Y al mismo tiempo tenía esa templanza algo sórdida en su voz que le recordaba a su madre.

La residencia entonces estuvo dividida entre las escenas cursis de Kirian con Dayelin, y las sonrisas enamoradas que Elián dibujaba mientras se texteaba con Maximus. Y la curiosa y hasta dulce manera en que Yannick cedía parte de sus comidas favoritas, o dejaba ganar en los videojuegos, a Iker, todo porque comenzaría a esforzarse por hacerle feliz. Y Lucka era ahí el único que no estaba para nada feliz.

O casi, porque había alguien más en modo "infeliz", con ceño fruncido y brazos cruzados.

- ¿Oppa también necesita que alguien lo haga feliz? Podría encargarme.

- ¡No! - Kenzo exclamó de inmediato, incluso saltando un paso hacia atrás, casi temeroso de la mirada de Kirian, la pequeña loba... - Yo, ya tengo quien haga eso

- Pero tienes el ceño así... - Dijo, imitando el gesto del zorro.

- Eso, es porque cierto tigre les presta más atención a tus hermanitos que a su supuesto novio... - Farfulló entre dientes.

Pero ya que Constantine estaba cerca -y que por algo tienen los sentidos hiperdesarrollados- le ha escuchado, e ignorado su protesta. Porque, ¿cómo zafarse de Nasya y Dante? Si siempre que lo veían se le pegaban.

- Qué le pasa a mi bebé~.

- Jaejoong hyung, ya no queda que me digas así.

- No, pero al menos conseguí que me miraras. Qué sucede, ChangMin.

- Nuestros hijos, la adolescencia llegó con todo para todos, ¿no?

Jaejoong sonrió, asintiendo luego.

- Al menos te ahorrarás los celos de padre sobreprotector con Hayami.

- Oh, pero en cambio hay celos de "mami", Jaejoong hyung... - El zorro japonés dijo, apareciendo detrás de ellos con una copa de fruta y crema dulce.

ChangMin se sonrojó profusamente, y le fulminó con la mirada mientras el neko blanco reía quedito. Y más allá, Yunho y Yoochun "discutían" nuevamente sobre la carga genética de sus linajes, con Junsu que mejor los dejaba ser mientras vigilaba a sus pequeños jugar. Eso, hasta que ahogó un grito de impresión. Su Yannick le ha robado –literalmente– un beso a Iker.

--//--

Junsu no sabía dónde meter la cara de vergüenza por la acciòn de su hijo. Todo y que el "beso" de Yannick ha sido de lo más inocente. Un simple roce de labios pegados que duró un segundo porque mismo Lucka. Sí, Lucka, porque Iker estuvo paralizado de la pura impresión, pero el zorro había reaccionado impulsivamente, y sacado de encima -sí, porque vamos, que para resumir la escena, el lobezno se le había lanzado al neko y por el peso, la inercia del movimiento y las tretas del destino, Iker terminó en el piso con Yannick en su vientre sujetándole la cara con las manos y estampando su boca con la ajena tal cual (jura) ha visto a su madre hacer con su padre alguna ocasión (omitiremos los detalles relacionados al celo de Junsu y la siempre buena voluntad de Yoochun para ayudarle)- con cero tacto y una ceñuda expresión.

Si Troya ardiese de nuevo.

- ¿Qué crees que haces, Yannick~? - Junsu llamó a su hijo, esperando evitar una escena más bochornosa, y probablemente desfavorable para su lobezno.

- Darle felicidad a hyung. Funciona contigo y con papá.

- Cariño, no es igual.

- ¿Por qué no?

El neko rosa suspiró. Y honestamente hubo una reacción generalizada de cierto alivio por la infantil concepción del lobezno.

- Tú deberías decir algo, Iker.

- ¿Cómo qué, Lucka?

- Como que no necesitas que te haga feliz, o algo. ¿O acaso es así?

- Pues tal vez, idiota... - Musitó, queriendo ignorar el absurdo despliegue de... de... ¡qué mierda es, para empezar! ¿Celos?

ChangMin bufó y decidido llamò a su hijo. Lucka parecìa querer continuar la charla con Iker, y el ambiente se tensó de nuevo. Esa reunión terminó antes de lo planeado, los zorros se marcharon a casa con una disculpa de por medio. Los Park-Kim hicieron lo propio.

Y durante algunos días la relación entre las tres familias fue cordial pero distante, los adultos tenían cierta responsabilidad por sus hijos.

...

- Mami~ Nashya y yo quellemo id con Cotati... - Las palabras a medio entender de Dante hicieron sonreír a Junsu, que le dejó sentarse en su regazo aunque interrumpiera la revisión de unos documentos de su trabajo.

- Cariño, Constantine está ocupado con sus estudios. Iremos luego, o quizà le invitemos.

- Pello chon vacachiones~ - Protestó Nasya, trepando al sofá y acercándose al hombro del neko blanco.

Junsu sonrió con un dejo de culpa.

- Vaya que mis cachorritos están encariñados con los Jung-Kim, eh. Me pondré celoso~ yo también puedo jugar con ustedes~.

- Pello quellemos tamben con Cotati~ - Ronroneó Dante.

...

Vladimir se sentò junto a su hermano.

- ¿Otra carta?

- Sí.

- Ese lobezno sí que se las sabe, eh. Ya que no le dejan venir, te manda cartas. Es lindo.

- Pero no es justo, Vladimir. Pediré a Junsu hyung que me deje hablar con Yannick.

- Le vas a romper el corazón.

- Es un niño, se enojarà, y tal vez luego se olvide. Además, yo no puedo tomar responsabilidad sobre sus sentimientos infantiles.

- No va a ser un niño para siempre, sabes.

- Pero a mí me sigue gustando Lucka. Por eso no es justo para Yannick.

- Lucka, ese zorro idiota.

...

Iker se sentía un tanto extraño haciendo esto, sobre todo porque Junsu hyung espera a su hijo sentado más allà en el parque cerca de casa, jugando con Nasya y Dante, mientras él le trata de explicar a Yannick que no necesita que le haga feliz.

- Pero hyung se veía tan triste las últimas veces que coincidimos.

- Y agradezco tus intenciones, Yannick, pero no puedo aceptarlas como si nada. Aunque ahora seas un niño, en unos cuantos años vas a entender mejor todo esto del primer amor.

- ¿En cinco años? Cuando tenga tu edad.

- Tal vez.

- ¿No pueder ser mi primer amor desde ahora?

- Ng, yo no... decido eso, Yannick. Pero si en unos piensas que realmente lo fui, espero no me guardes rencor por pedirte ahora que dejes de "cortejarme". La verdad es que me gusta màs cuando jugamos y me das una paliza en los videojuwgos, presumiendo los trucos que te enseña Junsu hyung.

- He aprendido un par estos días! Pero no hemos podido ir a tu casa.

- Ahora que hablamos seguro irán, Yannick.

- ¡Sí! Ah, hyung llegas tarde.

Yannick se paró sobre la banca, mirando desde ahí al zorro, según el pensamiento del lobezno para estar a la misma altura.

- ¿Lucka?

- Hey... - Musitó, avergonzado.

- Bueno, ya me voy. Asegúrense de ser felices... - Dijo, señalándolos a ambos... - Me siento como un héroe. Ah, es verdad. Mamá dijo que debía disculparme con Iker hyung por haber robado su primer beso.

- Ah... - El neko rió nervioso y avergonzado.

- Así que, hyung... - El lobezno agitó la mano llamando al zorro, que inocentemente se acercó... - Lo siento también... - Y estampó sus labios en la boca zorruna... - Ahora robé el primer beso de los dos, mi pago por romperme el corazón.

Y sonriente, de un salto el lobezno bajó de la banca, corriendo hacia el sitio donde su madre y hermanitos aguardan.

- Ese mocoso, metió su lengua.

--//--

Lucka sintió un extraño alivio cuando Yannick corrió junto a su madre. Aunque todavía le daba un extraño vuelco en el estómago de pensar que el lobezno había tomado tan libremente su primer beso. ¡Con lengua y todo!

- Debo ser el único adolescente a quien lo trauma un cachorro de ocho años con un beso tan... - El zorro hizo un gesto de escalofríos y luego se sentó junto al neko, que callado, ahora ni siquiera le miraba... - ¿Crees que le vayas a gustar en unos cuantos años?

- Ni idea, pero preferiría que no. ¿Te hizo venir con alguna mentira blanca?

- No en realidad. Él me llamó y expresamente demandó que viniera y me arreglara contigo.

- Como si hubiera algo que arreglar, mh.

- Pues sí, lo creo. Desde el otro día, cuando Yannick te besó, no he dejado de pensar en ti, ni en por qué me enojó tanto su infantil valentía. Y terminé entendiendo también por qué Amaya y Orión estaban tan molestos conmigo. Me gustas, Iker.

El zorro miró de soslayo al neko, quien lejos de saltar de alegría, parecía decepcionado de su confesión. Y aquello, a Lucka le dolía en el pecho.

- Intenta decírmelo en otro momento si aún lo sientes, pero ahora simplemente no puedo tomarme con seriedad tus palabras, Lucka.

...

El vientre de Jaejoong era una hermosa, redonda y enorme tripa de siete meses de gestación que le daba una enorme batalla cada día, aparte de que ya le pesaba en la columna, la pasaba teniendo antojos y durmiendo.

- Me voy a convertir en una ballena y rodaré~ - Gimoteó pucheroso.

Y luego cuando quiso descansar, probó con una y mil posturas pero ninguna era efectiva. Sus bebés eran imposibles. Así que se resignó a esperar que Yunho volviese, porque él tenía el único método para calmar a sus bebés y que él pudiese descansar. Por esa misma razón, el moreno ya no tomaba misiones especiales, y volvía a casa puntualmente.

- Estoy en casa, Jaejoong ah.

- Yunho ah~ ven~ - Lloriqueó extendiendo los brazos para qud su tigre amante le cargase y llevara a la cama a descansar.

- Ya, ya. Que bebés tan caprichosos tenemos, eh. Cuando nazcan seguro ni me pelan pero ahora quieren puro papá, mh.

Dijo, y llevó en brazos a su -no tan ligero- amante arriba, a su habitación para que se acurrucase contra su espalda mientras sus manos le acunaban la tripa y cantaba unas nanas.

...

¡Era la noticia del día! Alguien se había atrevido a enviarle un ramo de rosas rojas a Kenzo. Todo y que la escuela estaba más que al tanto de su relación con Constantine. Y las llevó a casa solo porque, bueno, las rosas qué culpa tienen como para ser desechadas.

- Las hubieras regalado... - Orión comentó.

- ¡No puede! Es como una carta, son los sentimientos de alguien, lo único que puede hacer es cuidarlas y rechazar amablemente a quien las haya enviado... - Amaya agregó.

Lucka solo escuchaba y veía. Kenzo suspiró sin emitir tampoco palabra alguna. Estaba un poquito dolido porque Constantine ni siquiera se puso celoso.

Después del receso, cuando sus hermanos volvieron a sus clases en primer año, y él a la suya en tercero, una planta de tulipanes estaba sobre su pupitre.

- ¿Ahora quién? - Murmuró, mirando con desgano el sobrecito bajo la ostentosa maceta.

- En el idioma de las flores el tulipán doble significa que se confía en el éxito como pareja. Y el color rojo, el amor eterno... - Reseñaba la modesta carta, escrita pulcramente, con una letra que él conocía.

- Vamos a cuidar juntos de esta planta, Kenzo. Y en adelante, los obsequios que recibas de otros dámelos a mí, consumiré sus esperanzas con mi egoísta amor por ti.

Las piernas del zorro se sintieron débiles. Constantine estaba siendo el romántico que tanto ha estado esperando.

--//--

Kenzo estuvo en las nubes el resto del día, con su planta de tulipán sobre su escritorio de trabajo ocupando casi todo el espacio, el zorro sin embargo ignoró al profesor restante cuando éste le pidió que al menos la dejase en el piso, pues quería verlo a él no a su planta.

— ¡No puedo, profesor! ¡Es la prueba de mi amor con Constantine~! — Exclamó todo emocionado. Y su cola se agitó feliz de un lado a otro mientras una sonrisa cruzaba de lado a lado su rostro y le brillaban los ojos.

El tigre se dio un golpe en la frente e ignoró las aclamaciones indiscretas de todos sus compañeros de clase. Tendría que haberlo pensado mejor, pero no, el instinto lo dominaron y en cuanto supo que alguien había enviado rosas a su novio, salió corriendo en la hora del receso, saltándose el muro para salir de la escuela e ir su tienda de flores favorita, comprando expresamente aquella planta de tulipán y corriendo de vuelta para regalársela al idiota zorro que anunciaba casi con bombo y platillo su osado gesto romántico.

Mierda, pero se le ve tan guapo así, que ni siquiera puedo enojarme con él… — Pensó, mirándole por el rabillo del ojo.

El camino a casa fue extrañamente silencioso. Kenzo seguía en la nube, mirando su planta con la misma sonrisa boba que llevaba desde hace rato. Cuando llegó el momento de separarse, Constantine le dijo a Kenzo que iría con él hasta su casa, para ayudarle a buscar el sitio ideal para el tulipán, y aseguró que todos los días se aseguraría de que estuviese bien pues la planta ahora era responsabilidad de ambos.

Llegando a la residencia Mokomichi-Shim, el tigre sintió la mirada de ChangMin, que nunca decía nada severo pero cuyo silencio podía llegar a ser terriblemente imponente. Kenzo le saludó con la desbordante alegría que venía destilando desde hace rato y luego anunció que estarían revisando el sitio perfecto para ubicar la planta que llevaba en las manos. Constantine saludó con respeto al zorro mayor, y a cambio éste simplemente le revolvió el cabello.

— Siento que me aceptó de muy buena gana como pareja de su primogénito. ¿Será normal? Con la reacción de mi papá y de Yoochun hyung cuando los otros comenzaron sus relaciones, me extraña demasiado que ChangMin hyung no diga nada… — Continuaba analizando en pensamiento.

Cuando el zorro japonés entró a su casa, supo que tenían un invitado pues ha percibido su olor desde que bajó del auto. Su amante estaba sentado en la estancia leyendo un libro, sus hijos hacían tarea. El invitado también.

— Estoy en casa, familia.

— ¡Bienvenido, papá! — Exclamaron sus cachorros.

— Bienvenido, Hayami… — El morocho le miró, dejando el libro sobre la mesita al lado del sofá, sacándose los anteojos y esperándole ahí, recibiendo un beso en los labios cuando su amante se sentó junto a él… — Constantine se quedará a cenar, solo te estábamos esperando.

— Muy bien. ¿Por qué estás tan feliz esta noche, Kenzo? No habrán hecho cosas de adultos, ¿verdad?

— ¡N-no! Papá, cómo dices algo así… — El adolescente se abochornó tanto que se negó a mirar siquiera de soslayo a su novio.

— Hayami-san, le aseguro que cuando eso pase, no dejaré que se dé cuenta. Prefiero evitarme las escenas que se han montado mi papá y Yoochun hyung.

Mokomichi pudo sentir cómo se tensaba Shim a su lado, aunque no decía nada, incluso el aura que despedía haría temblar a cualquiera. Claro que, estaba siendo consciente de que el joven tigre no era cualquier chico que se amedrenta con facilidad. Una risita divertida surcó el rostro del zorro mayor.

Por su parte, Kenzo abrió los ojos de par en par. Demasiado sorprendido por la clara insinuación de Constantine. El calor se le agolpó nuevamente en las mejillas.


Cumplido el tiempo de gestación, Jaejoong estuvo en labor de parto durante toda la noche. Y Yunho con los nervios a flor de piel, esperando impaciente por el nacimiento de sus cachorros. Sus hijos estaban acompañándoles, aunque vencidos por el sueño se acurrucaron unos con otros en la sala de espera, de todas maneras, se habían negado a irse y esperar en casa. Madrugadores, con los primeros rayos de sol, los tres cachorros del neko blanco y el tigre nacieron. Dos hembras y un varón. Tigres todos ellos. A las tigresas las llamaron, Helena y Ninfa; al tigre, Sión. Y por supuesto, la familia estaba encantada con la llegada de los nuevos integrantes.

— Esto hace que igualemos las cuentas con Junsu y Yoochun, eh… — El neko blanco dijo con una sonrisita, viendo cómo sus hijos cuidaban embelesados, el sueño de los tres bebés en sus cunas.

— Sí, eso me preocupa un poco… — El tigre admitió, besando la mejilla de su amante mientras le abraza por la cintura y observan juntos desde el umbral de la habitación de los más pequeños.

— ¿Por qué~?

— Ya sabes, Dayelin saliendo con Kilian. Vladimir también está cortejando a Eider recientemente, parece que le dio valor el hecho de que Iker esté saliendo con Lucka. Y Constantine con Kenzo. Mis cuatro hijos me han hecho emparentar con nuestros mejores amigos, ¿qué pasará si Helena, Ninfa y Sión siguen el mismo camino?

— Yunho ah~ te preocupan cosas tan absurdas~.

— Soy tigre alpha, va en el paquete.

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Hacía ya varios meses desde el nacimiento de sus cachorros. Y tanto Jaejoong como Yunho están abocados a ellos, pero la crianza no ha sido tan difícil ya que sus hijos mayores se han puesto en el papel de hermanos mayores y cooperan con los cuidados, así que prácticamente lo más pesado son las noches, pues ellos se encargan de la alimentación y los cambios de pañal. Con todo eso, el tigre hacía semanas que venía acumulando excitación, pero el neko blanco ha estado tan indispuesto y arisco, que otro poco y ni siquiera le dejaba dormir en la misma cama.

Por supuesto, Jung Yunho está de malhumor. Extraña hacerle el amor a su amante. Pero cuando Kim Jaejoong no siente deseo, no hay manera de encenderle la libido. Y eso, de paso, hiere el orgullo masculino del tigre, que hasta ha terminado por compartir sus penas con Park y Mokomichi.

— Me muero si Junsu se pone abstemio.

— Yoochun, cállate. Ya me estoy arrepintiendo de haberte pedido consejo, tú no eres capaz de empatizar con mi problema.

— Que genio, solo digo que si eso me pasa no solo me pongo de malas, me deprimo.

— De cualquier manera, Yunho, no deberías centrarte en tu egoísta deseo de monopolizarlo… — El zorro japonés dijo. Y tanto el tigre como el lobo zafiro le miraron con furia. Él se limitó a sonreír… — Venga, somos hombres adultos, ¿no? Dale tiempo y espacio…

— ¡Hace siete meses que no tenemos sexo! ¡Siete!

— Sí, pero tiene que pensar en cómo se siente él. Tan pleno con su familia y el amor que le profesas, que el sexo no es necesario para sentirse feliz. En lugar de desesperarte, solo cortéjalo de nuevo.

— ¿Ah?

— Enamóralo, haz que te desee como lo que son, una pareja que ha estado viviendo junta desde hace, ¿qué? ¿17 años? No solo esperes que compartir la cama signifique que tendrá ganas de sexo. Además, es él quien ha tenido a tus siete cachorros.

— Sí, 17… — El tigre achicó la mirada, concentrado en las palabras del zorro japonés… — Puede que tengas razón. No sería mala idea intentar.


Jaejoong se sorprendió cuando vio a Yunho esperándole fuera de su trabajo. Pero sonrió contento.

— Yunho ah~ hace mucho no pasabas por mí de camino a casa.

— Pues de ahora en adelante, sin importar el caso en que trabaje, vendré por ti y volveremos juntos a casa, Jaejoong ah… — Dijo, dándole un beso en los labios antes de abrirle la puerta del auto y hasta abrocharle el cinturón.

— Tan atento~ me impresionas, Yunho ah.

— ¿Sí? Eso es malo, dejé de ser romántico y atento contigo, ¿verdad?

— No dije eso.

— Pero yo sí. Lo siento, Jaejoong ah, por haber caído en la rutina.

El neko blanco negó con la cabeza, atrayéndole del saco para fusionar sus labios una vez más, besándole despacio.

— Soy feliz, nunca me quejaría de cómo hemos llevado nuestra vida juntos, Yunho.

El tigre sonrió agradecido, y se inclinó por más besos cortos antes de cerrar la puerta y apresurarse al otro lado, tomando sitio tras el volante. Las personas que les vieron interactuar no pudieron evitar que sus miradas reflejaran un dejo de envidia. Dos hombres tan atractivos siendo pareja, era tan perfecto que daban ganas de estar en el lugar de uno u otro y tener la dicha de ser pareja de tal belleza o masculinidad.

En el camino fueron hablando de cómo les fue en el trabajo, de las cosas divertidas y los rumores que siempre los seguían a sus espaldas. Y no, no rumores “malos”, sino todo lo contrario, cómo nunca se acababan los pretendientes de Jaejoong y la forma en que las mujeres seguían tanto a Yunho. Claro que, el neko blanco se toma las cosas con calma, mientras que el tigre alpha termina tomando nota mental de lo que tendrá que hacer para espantar a todo aquel que se acerque a su neko con dobles intenciones.

Al llegar, Constantine y Dayelin han terminado de bañar a sus hermanitos, las pequeñas Helena y Ninfa son tan inquietas en la tina, que siempre terminan más mojados sus hermanos mayores que terminando duchándose también; Sión es un tigrillo más tranquilo, y siempre termina somnoliento en la ducha, por lo que a menudo bosteza y se duerme a mitad del cambio, succionando su biberón apresando la botella con la cola y las piernitas. En tanto, Iker y Vladimir han recogido los juguetes y limpiado el desorden que sus hermanitos hacen pues ahora que gatean, van y llegan a lugares que ni imaginaban que un bebé podría.

Para cuando Jaejoong y Yunho entran a casa, encuentran todo en orden, sonríen y toman relevo con sus hijos para dormir a los bebés. Las tigresas prefieren a papá, y con Sión, su mamá solo tiene que llevarle a la cuna, arrullarle otro poco y cubrirle con la manta. Helena y Ninfa ronronean y enredan sus colas en los brazos de papá, le tiran de las orejas juegan a morderle los dedos.

— Son tan apegadas a ti, que me siento celoso~.

— Qué tonterías, Jaejoong ah. Te aman igual, y cuando estén más grandecitas, van a estar pegadas a ti.

— Quizá, cuando sean adolescentes y quieran que papi las deje salir de paseo o con algún chico.

— Ng, eso es cruel, Jaejoong ah.

El neko soltó una risita y le besó. O intentó, porque sus pequeñas interfirieron con sus colas y ronroneos juguetones.

— ¿Ves? Te han monopolizado por completo~.

El moreno sonrió, y se las ingenió para ser quien besara al neko blanco, aunque sus pequeñas ronronearan y tiraran de sus orejas pretendiendo su atención.

Horas más tarde, cuando ya todos sus hijos dormían, Yunho secaba el cabello de Jaejoong después de que tomaran una ducha –sin más que besos, y besos–. Dejó la secadora sobre la cómoda y se inclinó besándole el níveo cuello al tiempo que le acariciaba un costado, tanteando el humor del neko.

— Meow~ — Jaejoong ronroneó suavecito, inclinando el rostro para darle más espacio que besar. El tigre sintió cómo se le disparaba la excitación acumulada ante la perspectiva de sexo con su amante… — Yunho ah~ meow.

— Jaejoong ah, te amo.

El neko volvió el rostro, y le abrazó rodeando sus manos tras los hombros del tigre, enredando su cola con la ajena, subiendo con delicadas caricias sus manos hasta las amplias orejas atigradas.

— Y yo a ti, Yunho. Vamos, hazme el amor.

El tigre le cargó en vilo al tiempo que se besaban con algo más de pasión. Las piernas del neko le rodearon la cintura, las manos del tigre le apretaron la espalda baja. Cuando cayeron en la cama, rodaron aquí y allá, desesperados por arrancarse la ropa y ansiosos por más besos. Pero no se podía todo al mismo tiempo, así que terminaron desordenando las mantas, botando almohadas y tirando sus ropas con absoluto descuido por todas partes. Al final, Jaejoong estaba de espaldas sobre el colchón, con las piernas abiertas y un Yunho muy, muy concentrado en lamerle la cavidad anal y frotar su falo.

— Ngh~ ahh~ ahh~ desp-despacio Yunho~ ngh~ nuestros… nuestros hijos.

El tigre gruñó contra la infle del neko, consciente de que necesitan encontrar un poco de autocontrol o en verdad despertarán a sus cachorros. Pero, ¡siete meses de abstinencia! Estaba por demás acumulado, todo lo que tenía en mente era sexo, sexo, y más sexo. Sus sentidos estaban nublados y embotados con el aroma de Jaejoong. Necesitaba entrar en él cuanto antes. Así que pensó que, actuar ahora, disculparse después.

— ¡Nya~! — El neko maulló temblando ligeramente mientras la lengua de su amante profanaba su interior lamiéndole concienzudamente.

Los gemidos del neko blanco no pararon en adelante, aunque trataba de callarlos mordiendo las mantas –eso, porque por más que movió sus manos en todas direcciones, nada que encontró alguna almohada. Claro, las han botado antes pero no lo recuerda–. El tigre colocó entonces sus manos bajo el trasero del neko, empujándole hacia arriba para tener mejor acceso a su intimidad, lamiendo sin tregua, succionando, mordisqueando los testículos y viendo el falo erguido inyectado en sangre con las venitas resaltando en el tronco. Su nariz, que chocaba cada vez contra el nacimiento de los testículos, se iba impregnando del olor a sexo de Jaejoong; Yunho entonces se irguió, perfiló su pene contra la cavidad y empujó.

— ¡Mgh, sí! ¡Ngh, Jaejoong! Joder… — Gimió, tenso de pies a cabeza, caliente y extasiado por la prisión de la estrechez del neko.

— Meow~ Yunho~ — Gimoteó, acariciando el torso del tigre, alcanzando sus pezones y pellizcándolos con gesto sensual… — ¡Nya~! No te pongas más grande~.

— Lo siento, me provocaste, Jaejoong… — Gimió ronco, llevando su cola hasta el falo del neko, masturbándole con ella. Sonriendo malicioso cuando vio las mejillas del neko ruborizarse un poco más y entreabrir los labios, lanzando exhalaciones calientes.

Las manos del tigre sujetaron la cintura de Jaejoong, elevándole un poco más, acercándole también a su pelvis. Las embestidas fueron profundas y fuertes desde el inicio, rozándose contra los calientes anillos con cada penetración. El neko arqueó la espalda y una de sus manos rasgó las mantas cuando arañó, la otra dejó huella en el hombro del tigre, que gruñó más excitado con la visión entregada de su amante. Unos instantes después, Jaejoong estaba de pecho al colchón, con el trasero elevado siendo embestido con la misma salvaje pasión por Yunho. Su rostro, enterrado contra mantas ahogaba los gemidos en el colchón, pero sus orejas estaban atrapando todos y cada uno de los sonidos alrededor. El rumor de sus movimientos, el choque húmedo de sus cuerpos, los gruñidos ahogados del tigre, sus gemidos amortiguados, los violentos latidos de sus corazones sincronizados, la agitada respiración.

Yunho se puso en pie, ampliando el eje de sus piernas para continuar con las penetraciones, apretando la espalda baja de Jaejoong, justo ahí donde nacía su cola, la que terminó por agarrar con una de sus manos y tirar de ella, sabiendo que era otro punto erótico sensible de su amante. De un momento a otro fue empujado con determinación contra el colchón, y montado con sensual firmeza por el neko, cuyas orejas puntiagudas coronando su cabeza simplemente alimentaban la libido del tigre. El desnudo cuerpo sudoroso del neko brillaba a la luz de la luna, sus ojos negros irradiaban luz propia también. El falo de Jaejoong se agitaba arriba y abajo al ritmo de sus movimientos, golpeando el bajo vientre de Yunho, que no tardó nada en sujetarlo y masturbarle. El primer orgasmo los alcanzó unos minutos después. Pero no sería el único, harían el amor toda la noche.

1 comentario:

  1. No inventes????? Siete meses... No bueno, MI Chunnie tiene razón le daría depresión jajajaja. Muero de ternura con Dante y Nashya tan lindo extrañando a Cotati awww los amo!!!!

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