--//--
Y
estaban ahí, cual escena de antiguos guerreros a punto de enfrentarse a muerte,
enfundados con sus espadas, mirándose fijamente a los ojos, aguardando el
momento decisivo para atacar. O bien, algo parecido. Lobo y tigre se han
encontrado inevitablemente por cuestiones de trabajo, pero aunque podían ser profesionales,
la tensión entre los amigos era evidente. Tenían todos los sentidos alertas,
las orejas erguidas, las colas crispadas. Se seguían con la mirada cada
movimiento, como alphas tanteando el momento preciso para atacar.
-
Señores, si quieren pelearse como gallitos de pelea, háganlo fuera del
departamento... - Su capitán les dijo con tono de advertencia, señalándoles la
puerta de salida porque no tenía ánimos de ver sus oficinas destruidas por un
par de "idiotas con demasiada testosterona", según su propio
pensamiento.
Park
y Jung chasquearon la lengua, se gruñeron entre sí y continuaron con su
trabajo, aún debían entregar el informe antes de irse. Ya en el estacionamiento
las palabras no faltaron.
-
Mejor que tu lobezno mantenga sus garras alejadas de mi hija, Yoochun.
-
¡Jà! Deberías sentirte privilegiado de que mi Kilian pose sus ojos en Dayelin.
-
¿Privilegiado? - Al tigre le dio un tic de furia contenida.
-
Kilian heredó una gran casta... - El lobo dijo, refiriéndose obviamente a su
linaje. Y sus ónix fulguraron un zafiro de claro orgullo.
-
Dayelin sigue siendo demasiado para tu lobezno, así que mejor que se mantenga
lejos, Park... - Siseó.
-
Y no será que tu hija anda seduciendo a mi Kilian, esa neko seguro heredó todo
de Jaejoong, y sabes de lo que hablo... - El lobo chasqueó la lengua demasiado
tarde, ya había presionado suficiente.
Y
los embates de un tigre furioso como Yunho nunca eran sencillos de contener.
Los gruñidos de ambos alphas hicieron eco en el estacionamiento, y el sistema de
seguridad propio del departamento de policía se accionó ubicándolos como
"sujetos extremadamente peligrosos", que fueron contenidos por un
furioso capitán que, a saber, era casta de oso pardo, y no toleraba en absoluto
riñas personales en su escuadrón. Por lo que pronto ambos hombres fueron
enviados a casa, suspendidos por el resto de la semana.
...
-
No me mires como si fuera mi culpa, Jaejoong.
-
Pues hasta donde veo, sí que lo es, al menos el 50%, Yunho.
El
tigre gruñó, dejándose tratar los golpes que su capitán añadió a los del lobo.
-
Junsu y familia vendrán a cenar.
-
¡Qué!
-
Lo que me oíste decir, Yunho. Así que prepárate.
--//--
Elián
se sentía caliente, y un poco avergonzado, pero que honestamente en esos
momentos solo un poco, probablemente cuando recuerde lo que está haciendo, lo
haga con mucho más bochorno. Porque justo en ese momento su mente estaba
nublada y todo lo que quería era conseguir abrirse camino hacia el pecho de su
novio -para empezar, si cabe el señalamiento-.
Maximus
por su parte no podía evitar que su cuerpo reaccionara a las insinuantes
lamidas y besos que su neko novio insistía en dejarle contra su clavícula
mientras sus juguetones dedos deshacían los botones de su camiseta. Tenerle en
su regazo actuando con tanta seguridad a él le estaba enloqueciendo.
-
Maximus~ tócame, meow~ - Maulló ladino, subiendo con sus labios hasta el
sensible lóbulo del lobo europeo, mordisqueándole una oreja y acariciando con
sus dedos la otra.
El
lobo europeo gruñó, luchando quizá con el último resquicio de autocontrol, pero
apenas unos instantes después se levantaba con el neko en brazos y luego le
sentaba sobre su escritorio devorándole los labios, sus manos ávidas comenzando
a desnudarle. El instinto se estaba imponiendo.
--//--
Los
jadeos excitados de Elián encendían un poco más la libido ya desbordada de
Maximus, la forma en que su caliente respiración le tocaba el cuello rozaba el
peligroso límite de la locura para el lobo europeo, sintiéndose cada segundo
más envuelto por su instinto. La palpitante erección entre sus piernas parecía
reclamarle con fuego propio ser liberada y poseer el delgado, pero nada frágil
cuerpo de su pareja. Ambas colas estaban enredadas, como ansiosas por la unión
de sus dueños, el neko enredó sus piernas en la cintura del lobo, mientras sus
manos se deslizaban sinuosas por los pectorales de su novio, dejando a su vez
que Maximus devorara su boca con el "hambre" que resuena en sus
instintos lobunos.
El
profesor, que no podía quedarse atrás en el jugueteo sensual, ya le estaba
desabrochando los jeans al neko. Al tiempo, las manos de Elián casi han
conseguido abrirse paso hasta la ingle de su novio -si es que lo habría logrado
antes, pero sus dedos y aún su lengua se entretuvo instantes antes en el bien
trabajado torso de su novio-.
-
Su culpa por tener tal cuerpo atlético... - Pensó, mientras que sus ronroneos
seguían agitando el deseo del mayor.
Han
cruzado la línea, el "punto de no retorno", solo podrían seguir
adelante hasta el final. Podrían, de no ser por el insistente sonido del móvil
del profesor que no paraba de sonar.
-
Apágalo, Maximus... - Jadeó exigente el neko, liberando el agarre de sus
piernas aunque así no lo quisiese dejar ir ni por un segundo.
El
lobo le mordió una vez más los labios , reacio a apartarse también. Y de paso,
listo para mandar al carajo a quien osase interrumpirle. Así que se apartó,
rebuscando en su maletín de trabajo el dichoso aparato. Dos llamadas perdidas
del mismo número, y él solo pudo sentir que se tensaba al reconocerlo. Un
pinchazo de culpa, ansiedad y vergüenza asaltó al lobo europeo. El móvil sonó
otra vez.
-
¿Quién es, Maximus? - Elián quiso saber, un poco celoso por la reacción que ha
visto en su novio.
-
Tu madre... - Dijo con voz medio estrangulada, aclarándose antes de atender la
llamada... - Sr. Kim.
-
Al fin contestas, y espero que Elián siga tan virgen como esta mañana cuando
salió de casa... - Comentó la voz seria de Junsu al otro lado de la línea.
Maximus
aclaró la garganta, viendo a Elián -rojo hasta las orejas- acomodarse la ropa y
evadirle la mirada.
-
Sí, Sr. Kim, lo está.
-
Sé que es difícil para ustedes controlar el amor y el deseo juntos, pero vamos
a darnos un respiro por ahora ¿sí? Elián necesita darse prisa, ya va tarde para
la cena con Jaejoong y su familia.
-
Lo siento, no me dijo nada, le habría llevado antes, Sr. Kim... - Maximus
frunció el ceño, tratando de adivinar por qué su neko novio no mencionó nada
desde que llegó.
-
El amor hace que se nos olviden algunas cosas~ - Junsu dijo con una sonrisita.
Y Maximus casi agradeció escuchar al neko a quien estaba más acostumbrado... -
Bueno, dense prisa, naturalmente estás invitado, Maximus, Jaejoong extendió la
invitación para ti.
-
Gracias, iremos enseguida... - Tras colgar la llamada se apuró en adecentarse a
sí mismo, buscando aún la mirada de su evasivo neko... - Elián...
-
Lo olvidé, yo... yo solo te tenía a ti en la mente cuando vine... - Admitió con
ese toque de vergüenza que lo hacía encantador.
-
Hablemos de "esto" después, ¿bien?
-
¿Estás molesto?
-
No. Avergonzado solamente.
-
¿En serio?
-
Sí, pero no estoy molesto. Ni siquiera me arrepiento de nada, y una parte de mí
está un poquito enfadado con tu madre por interrumpirnos.
Maximus
carraspeó de nuevo, estaría a salvo siempre que Junsu -o Yoochun- no se
enterasen de ello. Elián pareció emocionado por la honestidad del lobo europeo,
y terminó arrojándose a sus brazos, besándole con infinita pasión. Pero mejor
partir, o estarían en problemas.
...
Yunho
y Yoochun parecían críos, un tigre y un lobezno inmaduros a decir verdad.
Saludándose con un excesivo apretón de manos y una mirada retadora que ambos se
sostuvieron. Alardeando de sus linajes con un orgullo que sobraba en dado caso.
Jaejoong y Junsu les estaban dejando ser, solo unos instantes, hasta que les
colmaran la paciencia al menos.
-
Papá, ya deja de hablar así, siento que estoy escuchando a Constantine... -
Dayelin dijo, resoplando el flequillo en su frente, enredando otro mechón en
uno de sus delgados dedos.
Kilian
quedó hipnotizado en el gesto, y el tigre bufó celoso.
--//--
Probablemente
se debió a que la mirada de Kilian era muy intensa, pero Dayelin terminó
volviendo la mirada hacia él, estremeciéndose involuntariamente, tiñendo sus
mejillas de un lindo rosado ante su inocente ilusión amorosa. Las mejillas del
lobezno le acompañaron en rubor, aunque sus ojos, inevitablemente lobunos,
proyectasen ahora un poco más que la inocencia de la ilusión, una atracción
luchando por alcanzar la adultez.
Tigre
y lobo, habiendo seguido el intercambio de miradas, tuvieron reacciones
diferentes. Al lobo le ganaba su orgullo como padre del lobezno, de su joven
alpha siguiéndole -a su manera- el paso; no puede evitarlo, Elián es más como
su madre, mientras que Kilian le "imita" a él; así que se guarda los
comentarios, una mirada con Junsu resulta suficiente entonces para
comprenderlo, debe mantenerse al margen, y respetar las decisiones de su
cachorro. Por su parte, el tigre no procesa de la misma manera, él es el padre
de la neko, de su "pequeña" princesa, y reacciona como cualquier
padre ante el pretendiente de su adolescente señorita, es instinto pero también
amor. Así que muestra las garras y le gruñe celoso al lobezno.
Kilian
siente que las orejas bajan casi por voluntad propia, el respeto le impone
mandato. Dayelin misma se sorprende cuando se sobresalta ruborizándose un poco más,
cual si hubiera sido vista en un acto inmoral por su progenitor. Jaejoong
suspira, se acomoda un oscuro mechón tras la oreja y está por intervenir cuando
es Kilian quien se le adelanta.
-
Señor, permítame salir con su hija, ¡por favor!
Y
de qué manera lo hace. Orejas erguidas, cola amplia, ojos decididos. Su cuerpo
inclinado al frente mientras sus rodillas descansan contra el suelo y sus manos
de unen bajo su frente. Respeto, y mucho coraje para pedirle tan formalmente
aquello al tigre, delante de ambas familias -o casi, que Elián y Maximus no han
llegado-.
Junsu
y Yoochun están tan sorprendidos que atinan a mirarse entre sí antes de sonreír
con orgullo. Dayelin se sonroja y su corazón decide avanzar aprisa.
-
No... - Yunho rompe la burbuja.
-
Yunho ah... - Jaejoong advierte con la expresión de todo su cuerpo.
El
tigre bufa, mira a su hija y luego al lobezno, lo evalúa con todos sus
sentidos. Aún quiere negarse.
-
Bien... - Acepta de mala gana. Reacio, pero feliz por su hija, quien se ha
arrojado a sus brazos llenándole el rostro de besos y agradeciéndole por ser
tan "buen papi". Jaejoong sonríe orgulloso, han pasado una prueba,
aunque aún les restan tres, todo y que sus otros hijos son varones.
Kilian
sonríe también, todavía un poco nervioso por su atrevimiento, pero satisfecho
del resultado, cuando Dayelin se sienta junto a él y le mira avergonzada, se
limitan a enlazar los dedos y prometer silenciosamente, que esa noche no puede
terminar sin el primer beso.
Jaejoong
entonces cuestiona por lo bajo a Junsu por Eider y su primer celo, mientras la
cena es servida y aguardan la llegada de Elián y Maximus.
-
Ella está bien, ha funcionado el remedio que me recomendaste, por eso vino,
estaba decidida a quedarse encerrada en casa.
En
eso estaban cuando Constantine le abrió la puerta a los invitados faltantes.
Yoochun olfateó instintivamente los rastros del olor de Elián en Maximus.
--//--
Yoochun
se levantó de su sitio junto a Junsu y caminó en dirección a los recién
llegados con penetrantes ojos negros. Su neko amante listo para intervenir lo
dejó alejarse sin decir palabra alguna, él necesitaba confiar en el lobo. Pero
Yoochun no era precisamente fàcil de carácter.
Cuando
el lobo olfateó más de cerca a Maximus, supo que era imposible que Elián y él
hubiesen tenido sexo. Sin embargo también comprendía que algo definitivamente
había pasado entre ellos. El lobo europeo se mantuvo sereno -por fuera al menos,
porque en su interior sabe que debe "temer"-, sosteniendo la mirada
del lobo alpha con respeto. Si había que dar explicaciones, estaba dispuesto a
hacerlo. Elián por su parte también estaba listo para actuar si acaso su padre
se ponía "salvaje", aunque sí que había tenido la intención de llegar
hasta el final con su novio, del toqueteo que su madre interrumpió al llamarles
no habían pasado; sin embargo, sabe también que ha sido descuido suyo al
"entusiasmarse" con Maximus que su aroma hubiese quedado impregnado
en la ropa y piel del lobo europeo.
-
Hablaremos en otro momento, Maximus... - Park siseó con voz grave.
Los
presentes jurarían que incluso vieron vapor emanar de sus fosas nasales al
resoplar cual alpha marcando territorio.
-
Estoy a sus órdenes, Sr. Park... - El lobo europeo dijo con la suficiente
confianza, pero sin sonar engreído.
Otra
"batalla" librada en lo que va de la noche.
Luego
Jaejoong pidió a todos sentarse a la mesa y compartir la cena. El resto fueron
charlas más amenas y relatos divertidos con los más pequeños como
protagonistas. El neko blanco comentó "casualmente" que cada que veía
a Nasya y Dante le daban ganas de ser "mami" de nuevo.
-
¿Y por qué no, Jaejoong ah? - Preguntó curioso el neko rosa.
El
tigre pareció incómodo con la pregunta, mientras que el neko blanco sonrió con
suavidad.
-
Porque cierto tigre tiene miedo de tener más niñas en casa, ya es un lío cuidar
de una.
-
Claro, ya ves la clase de pretendientes que le han surgido a Dayelin... - Bufó,
todavía inconforme con la relación de su hija y el lobezno.
-
Oh, pero Yunho ah~ mi Kilian es un buen chico~.
-
No lo dudo de tu carga genética, pero a Kilian le ganò la vena Park.
-
Yoochunnie~ también es un buen hombre. Me ha hecho muy feliz por años, Yunho
ah... - El neko rosa le dio un sonoro beso en la mejilla a su amante,
poniéndose meloso con el lobo.
Maximus
y Elián, e incluso Dayelin y Kilian les miraron con una sonrisita ilusionada.
De pronto parece que la felicidad se proyecta mucho más prometedora al ver a
los mayores interactuar con tal cariño despreocupado. El tigre renegó a su
manera, tirándole una toallita desechable hecha bolita al lobo, diciendo algo
como que era un crío al que debía cuidar en el trabajo.
En
tanto, Eider se mantenía callada, reservada, tranquila gracias al remedio
casero que su madre le preparó y que mantenía su celo en niveles controlables.
Ajena también a la mirada de uno de los nekos menores de Jaejoong y Yunho.
-
Hermano... - Iker codeó despistadamente el costado de Vladimir.
Los
nekos de casi 14 de edad poseían un balance extraordinario entre sus
progenitores, aunque en apariencia lucieran como nekos, de carácter eran unos
auténticos tigres. Vladimir aclaró la garganta y agradeció que su hermano le
bajase de la nube, no quería ser pillado "in fraganti". Luego recordó
que Iker lo pasaría igual si la familia de los otros amigos de sus padres
estuvieran ahí, y es que a su hermano le gusta un zorrito bastante juguetón
pero despistado que no se entera de nada.
--//--
La
cena continuó en un ambiente completamente familiar, todos sentados en la
amplísima mesa que los Jung-Kim tenían por comedor. Tal vez porque al neko
siempre le ha gustado la idea de convivir con todas sus personas importantes es
que una vez comenzaron a amueblar su casa, se decidió por uno así. En realidad,
todo en la actual residencia Jung-Kim estaba distribuido de modo tal que muchas
personas pudiesen habitar ahí. Cada uno de sus hijos tiene habitación propia, y
aún hay dos para “huéspedes”. La casa es de dos plantas, posee tres baños
completos (uno abajo y dos arriba, omitiendo el que es exclusivo de la
habitación de la pareja), un amplio jardín frontal con flores que con cariño
Jaejoong cuida todos los días, y un patio trasero con algunos árboles frutales
y una alberca. Una residencia de lujo, podría decirse, aunque apenas hace
cuatro años que viven ahí, habían tenido que ahorrar bastante para conseguir la
casa de sus sueños. Por la misma zona residencial está la casa de los Park-Kim,
a un par de manzanas de ahí, en una estructura similar, con variantes mínimas
como la cantidad de habitaciones o el espacio del patio trasero (más familia,
más espacio interno).
Pero,
dejando de lado los detalles hogareños de aquella naturaleza, mientras los
chicos recogían la mesa y se encargaban de limpiar el comedor y la cocina
(porque es costumbre que sus respectivos padres les han inculcado), Junsu y
Yoochun dormían a Dante y Nasya en su regazo pues el cansancio les ha vencido,
conversando con sus amigos de la ausencia de ChangMin y Hayami.
—
Así que fue el último viaje que realizan, ¿verdad?
—
Sí, nosotros nos ofrecimos a cuidar de los chicos, pero ambos dijeron que era
mejor así, para que pudieran despedirse de los amigos que hicieron allá.
—
Supongo que Hayami finalmente se estableció aquí, fueron unos años agitados
para ellos, yendo y viniendo de un país a otro cada seis meses.
—
Es verdad, pero Hayami ya es completamente independiente de su familia, no
necesita hacerse más, cargo de la franquicia Mokomichi. Aunque no imagino lo
que debe sentir al separarse de su ciudad natal, de todo lo que deja allá.
—
No es como si no fuera a volver cuando quiera, es solo que ahora cuando lo haga
será por vacaciones, o asuntos de negocios por tiempos cortos. O algo así.
—
Y es mejor para ChangMin también, podrá estabilizar su propio trabajo.
Mientras
los adultos continuaban su charla, en la cocina Elián y Maximus se están
encargando de lavar la vajilla, y Kilian con Dayelin y Eider secan todo y lo
guardan en su lugar. Kirian y Yannick que han terminado su parte, juegan en la
isla de la cocina videojuegos, junto con Iker y Vladimir, aunque los intereses
de los adolescentes varían al de los niños. 13 contra 8, todavía son
suficientes años de diferencia.
El
neko mayor y el lobo europeo compartían miraditas cursis y se rozaban
constantemente las manos bajo el chorro de agua, además, sus colas no paraban
de buscarse, enredándose juguetonas. Coqueteándose. Kilian les ha visto de
reojo, y siente un poquito de envidia, pero sabe que él con Dayelin no puede
ser tan abierto.
—
Ni siquiera hemos tenido oportunidad de
darnos un beso… — Pensó, mirando entonces de reojo a su novia. La neko
conversaba con Eider, aunque su hermana parecía más bien ausente.
—
¿Es muy raro esto del, celo? — Dayelin quiso saber, hablando en voz baja con la
mayor.
—
Más que raro, es, incómodo. Bueno, ya que soy joven y no tengo una pareja, es
insoportablemente incómodo… — Eider respondió, sus mejillas rosadas y la cola
inquieta.
—
¿Piensas en sexo todo el tiempo? — Dayelin notó la incomodidad a flor de piel
en la mayor, pero para su suerte, ella no podía evitar ser así de franca. Quizá
lo heredó en cierta forma del carácter de sus padres.
—
El celo no es sobre pensar, Dayelin. Es sobre sentir, y querer compartirlo con
alguien más. Todo tu cuerpo se pone caliente, y el instinto se nos despierta al
cien por ciento.
—
Oh… — Atinó a murmurar la menor, sonrojándose repentinamente. Se ha imaginado
lo que será sentirse así. Y saber que tiene pareja. Un lobezno que, sabe, seguramente
tendrá algunas dificultades para controlar su propio instinto.
E
inconscientemente la neko volvió su mirada hacia la otra pareja presente. Elián
y Maximus ahora se besaban cariñosamente frente al lavabo, casi como si
hubiesen olvidado que no estaban solos, o como si no les importara lo que ellos
pudiesen decir. Confiados tal vez, de que los adultos en la estancia no pueden
verles.
—
Tengo que despedirme ya, Elián.
—
Meow~ ¿ya? No quiero separarme de ti, Maximus… — Murmuró el neko, jugando despistadamente
con la solapa de la camiseta del lobo europeo.
—
Tengo trabajo que hacer de la universidad. Pero mañana podemos salir, al cine o
algo.
—
¿Como una cita?
—
Como una cita, Elián.
—
Está bien, vamos al cine. Y después, tal vez podamos, ir a, tu departamento… —
Agregó, casi añadiendo palabra a palabra con suma vergüenza. Sin animarse a
mirarle a los ojos.
—
No creo que a tus padres les guste la idea… — Murmuró, acariciándole con cariño
bajo una de las orejas felpudas.
—
Ellos no tienen que saberlo… — Susurró, levantando finalmente la mirada para
enfrentar la de su novio… — ¿No quieres?
—
Planear una cita clandestina con fines no aptos para menores mientras nuestros
padres charlan en la estancia es astuto, arriesgado y retador, hermano… — La
voz de Nasya hizo dar un salto a ambos.
—
Además, el resto seguimos aquí, y ya escuchamos todo… — Dante agregó.
Lobezno
y neko lucían serios, pero había un brillo en sus ojos gris metálico (que
probablemente resultó del negro y el chocolate de sus padres, o simplemente de
alguna parte en el linaje de ambas familias) que al mayor y al profesor les
hizo sospechar que se estaban divirtiendo a costa suya.
—
No quiero imaginar cuán pícaros serán
cuando lleguen a la adolescencia, o a la adultez… — Maximus espantó aquel
pensamiento de su mente. En verdad prefería no echar a volar su imaginación.
Elián
por su parte soltó el aliento, se acercó a sus hermanos y llevando su rostro al
nivel de los lobeznos les miró con la intensidad propia de su padre cuando
realmente se enojaba y no había espacio para las bromas o la negociación. Neko
de apariencia, pero todavía con sangre de lobo circulándole también en las
venas.
—
Obviamente ustedes dos no dirán nada, ¿cierto?
—
Ni una palabra, hermano… — Dijeron de inmediato los lobeznos, orejas gachas y
cola entre las piernas.
—
Bien, buenos chicos… — Elián sonrió amplio, acariciando el cabello de sus
hermanos.
Eider,
Dayelin, Iker, Vladimir y Kilian ni siquiera hicieron el amago de intervenir.
Maximus se sorprendió de la influencia que Elián ejercía sobre todos ellos,
pese a no ser siquiera más alto que su hermano Kilian. Elián volvió junto a
Maximus, siendo de nuevo el neko tierno que se sonrojaba solo con verle. El
lobo europeo sonrió, tenía la impresión de que su joven novio le tendría
algunas sorpresas bajo la manga.
—
Entonces, ¿sí?
—
Cita al cine… — Le abrazó y acercó sus labios a su oído… — Luego a mi casa,
Elián.
…
A
la mañana siguiente, Shim ChangMin y Mokomichi Hayami estaban de vuelta en su hogar.
Su hogar fijo, vecinos de la zona residencial de sus amigos. Sus zorros, Kenzo,
el mayor de 15 años, y los trillizos menores de 13, con Amaya como la única
fémina, y Lucka y Orión, les presionaban queriendo visitar a sus amigos.
—
De acuerdo, de acuerdo, dejen de fastidiarme, mocosos… — Bufó ChangMin. Porque
sí, como “madre” no era el más cariñoso del mundo.
Pero
sus hijos estaban más que acostumbrados, y nunca se lo tomaban a mal porque
aunque en palabras no era muy afectivo, su “madre” tenía otras formas de
amarlos.
De
los cuatro, Lucka parecía ser el más entusiasta, y era también de entre todos
el más juguetón y despistado. El zorro que hacía temblar el joven corazón de
Iker.
--//--
Desde
que volvieron a casa la noche anterior, lobo y neko tenían un extraño
sentimiento de alerta, con los sentidos bien despiertos y esa sensación
acompañándoles incluso al dormir y a la hora de despertarse.
—
¿Qué crees que sea, Junsu ah? Es tan raro que ni siquiera te corrí mano anoche…
— El lobo zafiro recibió un almohadazo de parte de su amante. El neko rosa
agitó la cola mientras le miraba ceñudo… — Bueno, ese es mi registro de
rarezas, qué quieres que haga.
—
Pensar en algo más que sexo, Yoochun ah… — Se quejó el neko, saliendo del lecho
y sorprendiéndose, honestamente, de llevar todo el pijama puesto.
—
No puedo, porque no es solo sexo y lo sabes muy bien. Así que no me pidas
imposibles… — Reniega, ceñudo también, siguiéndole el paso y rodeándole la
cintura… — Un beso de buenos días sería mejor… — Susurrarle coqueto, sujetar su
mentón y buscar los aterciopelados labios, que suaves se dejan tomar con
cariño.
Después
Junsu bajó a la cocina a preparar el desayuno, Eider le ayudó apenas unos
minutos después. Aunque su hija aún estaba en celo, se le veía más tranquila
que ayer, y eso aligeraba la tensión de su “madre”. Yoochun por su parte se
encarga de despertar a los más pequeños, Dante y Nasya deben prepararse para ir
al centro infantil mientras ellos trabajan y sus hermanos van a la escuela.
Cuando todos se integran en el comedor, Elián luce sorprendentemente feliz,
pero ninguno de sus hermanos le estaba molestando. Junsu lo estaba dejando
pasar, pero Yoochun afiló la mirada.
—
Elián…
—
Saldré al cine con Maximus esta noche, y luego me llevará a cenar. Así que,
¿está bien si llego un poco tarde? Él me traerá.
—
N…
—
Está bien… — Junsu respondió, cortando la negativa que su lobo amante estuvo
por soltar, pero recibiendo a cambio su severa mirada. Que el neko
olímpicamente ignoró… — Asegúrate de llegar a buena hora, no es correcto que un
adolescente ande en la ciudad a altas horas.
—
Gracias, seré buen chico… — La afirmación del neko le dio un escalofrío a sus
padres.
Honestamente,
ambos sospechan lo que su hijo planea. Junsu quiere dejarle ser, que tome sus
decisiones a su manera. Pero Yoochun, bueno, él solo está pensando ya en cómo
hacer para interferir en la cita de su hijo y el lobo europeo.
…
Entrada
la tarde, ChangMin y Hayami, junto a sus cuatro hijos, han quedado de reunirse
en casa de Jaejoong con su familia, Junsu ha dicho que podrá llegar con sus
hijos (los menores) antes de la cena. Eider, Kilian y Elián aún estarán
cubriendo un curso pre-universitario, y tanto Yoochun como Yunho han avisado
estar en una investigación importante que les tomará quizá hasta el día
siguiente, por lo que incluso pueden no llegar a dormir a sus respectivos
hogares.
—
Es interesante lo que esos dos pueden hacer, cuando quieren realmente actúan
como adultos. Aunque pienso que también les gusta salir en las noticias,
siempre haciéndose los héroes o algo así.
—
Vamos, ChangMin ah, dales algo de crédito. Solo hacen su trabajo.
—
Seguro, actuando como agentes secretos, deben creerse James Bond.
—
No me gusta James Bond, es un mujeriego, meow~ — Junsu renegó al instante,
crispándose de solo imaginar a su lobo actuando como aquel personaje inglés… —
Me niego, si Yoochun me engaña aunque sea por trabajo, lo cast…
—
Junsu ah~ — Interrumpió el neko blanco, imaginándose lo que su amigo diría… —
Los niños escuchan.
—
Lo siento, Jaejoong ah. ChangMin tiene la culpa~.
—
¿Yo? ¿Por qué?
—
Me haces pensar demasiado~.
—
Pues hombre, deberías agradecerme por pensar.
—
¡ChangMin~!
—
No sé a cuántos niños debo cuidar ahora, Hayami, creo que se agregaron dos más.
—
Estoy tentado de darle la razón, Jaejoong ah.
El
zorro japonés sonrió, incluso si su amante le miraba con ojos furiosos. Era
realmente divertido cuando su joven amante perdía ante el jovial e infantil
espíritu de Junsu y terminaban actuando como dos críos.
Mientras
tanto, Dayelin revisaba los mensajes que sus amigas le han dejado en sus redes
sociales; Constantine está metido en un nuevo libro que se ha comprado de
regreso a casa, poco interesado en lo que hacen o conversan todos los demás; junto
a él, Dante y Nasya revolotean queriendo atraer su atención, pero el tigre se
limita a elevar su libro cuando están a punto de alcanzarlo, o usar su cola
para alejar a cualquiera de los juguetones cachorros. Kirian y Amaya se
entretienen con juegos de mesa, aunque la loba de ocho años no tiene mucho en
común con la zorra de 13, se llevan mejor entre sí que acercándose a Dayelin.
Yannick, el lobezno en su curiosa naturaleza, va y revolotea alrededor de
Lucka, Orión, Iker y Vladimir, quienes se entretienen en la sala de
entretenimiento con un nuevo videojuego. Por su parte, Kenzo se sienta a
observar, le gustaría tener algo qué hacer como a todos los demás, pero le
aburren los videojuegos, y los juegos de mesa de momento no le interesan. Y se
acercaría a Constantine, pero Dante y Nasya lo han acaparado. Se siente como un
zorro sin manada. Si Kilian estuviera, tal vez con él podría charlar.
—
Aunque con eso de que es novio de Dayelin ahora, probablemente tampoco sea una
opción… — El mayor de los cachorros zorros se rio por lo bajo cuando vio la
cola del tigre sujetar al lobezno y dejarlo en alto durante unos instantes.
Nasya
gimoteaba queriendo librarse, pero la cola del tigre era fuerte, y él solo un
niño de apenas un año. Dante ronroneó divertido al ver a su hermano en aquel
aprieto, y rodó en la alfombra carcajeándose a costa del lobezno. Jaejoong le
gritó a su hijo que bajara a Nasya y se comportara, Junsu negó y mencionó algo
sobre que sus hijos son quienes deben dejar tranquilo a Constantine, y al final
el tigre terminó acariciando las orejas de los cachorros, uno a cada lado suyo,
ronroneando/gruñendo encantados con su toque. El tigre tenía entonces el libro
sobre sus piernas, su vista seguía pegada a las palabras en la hoja de papel.
Kenzo se sacudió un poco después, sorprendido de sí mismo por haberse quedado
anonadado en el jugueteo de aquel trío.
…
Elián
se despidió de sus hermanos en cuanto salieron de su clase, y apresuró sus
pasos hasta la salida. Maximus le ha enviado un texto para decirle que le
espera en el parking de la escuela. Se saludaron con un tierno beso al
encontrarse, y luego siguieron el plan tal como lo habían trazado. Cine, y
luego al departamento del lobo europeo.
—
Intenté cocinar algo para la cena, pero no tuve éxito, así que pedí algo de
comida italiana, espero te guste Elián.
—
Está bien, de todas formas no tengo hambre… de comida.
—
Para de coquetearme que aún estoy conduciendo, Elián.
El
neko ronroneó con una sensual sonrisa en los labios. El lobo europeo sintió un
pinchazo en el bajo vientre, se estaba excitando ante la expectativa de lo que
ambos realmente querían hacer esa noche. Así, cuando entraron en el
departamento del lobo, a ninguno le preocupó más nada que abrazarse y comenzar
una tanda de apasionados besos que elevó la temperatura de ambos a niveles
extraordinarios. Aún con las luces apagadas, y olvidando por completo todo lo
demás, Elián y Maximus avanzaron directo a la habitación, dejando sus ropas en
el camino entre caricias y más besos.
Cuando
Elián cayó sobre la cama, se estremeció al sentir las manos de Maximus en su
cintura, los dedos del lobo sujetaron el borde de su ropa interior deslizándola
lentamente hacia abajo, dejándole desnudo sobre su cama. El lobo se irguió
sobre sus rodillas, admirándole desde lo alto. El pecho de Elián subía y bajaba
al compás de su ansiosa respiración, la piel clara de toda su figura brillaba a
la luz de la luna que se cuela por la ventana, y los ojos del adolescente
brillan con una intensidad tan transparente, que él casi siente algo de culpa y
pudor. Está por tomar la virginidad del joven neko. Y todo en sus vidas
cambiará definitivamente.
—
¿Qué sucede? ¿Te estás arrepintiendo, Maximus?
—
No, Elián. Solo estoy contemplando tu pureza por última vez… — Respondió seguro,
sonriendo pícaro al inclinarse de nuevo sin soltarle la mirada… — Porque ahora
voy a tomarte y mancillar tu inocencia con mi apasionado amor.
El
neko ronroneó incapaz de palabras, el lobo europeo le está besando. Y al mismo
tiempo ha comenzado a rozar sus pelvis, dejando que sus erecciones se
encuentren y friccionen lentamente. Las colas del neko y el lobo europeo se
enredaron juguetonas, reconociéndose y dejando su esencia en el pelaje del
otro, cual si estuviesen marcando territorio. El sonido húmedo de sus besos
estaba provocándoles otro poco el deseo. Naturalmente han entrado en las
tierras movedizas del fuego erótico.
El
rumor de sus cuerpos al rozarse les llegaba claro al sentido del oído, y les
clavaba nuevas punzadas de placer por toda la espina dorsal y el vientre bajo.
La excitación ha alcanzado su punto máximo en ambos, y el instinto una vez más
toma control de sus movimientos. Maximus cuela una pierna entre las ajenas,
Elián eleva la cadera casi inconscientemente; sus labios no se despegan más que
lo suficiente para tomar otro respiro y continuar besándose.
—
Date prisa, Maximus~ meow~… — Jadeó el neko, aprisionando con sus brazos la
espalda del lobo. Agitando sus caderas nuevamente hacia arriba, deseándole
precipitadamente.
—
Espera, tengo que prepararte aquí… — Dijo, rozando con sus dedos el orificio
entre los glúteos del neko, sintiendo incluso el cálido pelaje de la cola que
sale un poco más arriba… — Necesito traer el lubricante, y los condones.
—
Meow~ no, no quiero dejarte ir… — Ronroneó caprichoso, mordiéndole el cuello y
la clavícula, arañándole los hombros.
—
¡Ngh! Elián… — Sujetarle los brazos y aprisionarle las muñecas por encima de su
cabeza con una de sus manos, besándole con algo más de pasión hasta dejarle sin
aliento.
Aturdido,
el neko casi ni se enteró de los segundos que le tomó a Maximus apartarse,
bajar del lecho e ir a la estancia por su bolso, buscando lo que compró antes,
lubricante y preservativos. Cuando volvió junto a Elián, coló una almohada bajo
su espalda, elevando su cadera lo suficiente para prepararle mejor. Uno, dos
dígitos usó para dilatarle, usando el lubricante suficiente para dejarle bien
humectado, masturbándole con su boca para distraerle de la incómoda invasión.
Luego de pronto el neko se levanta, y sin darle tiempo a nada le empuja sobre
la cama, montándose en él con mirada lasciva.
—
No puedo más, te necesito ya, Maximus… — Jadea, perfilando la hombría del lobo
en su intimidad, sentándose lentamente sobre la pelvis ajena, autopenetrándose
en un acto instintivo de puro deseo… — Ngh~ meow~.
—
¡Maldición, Elián! — El lobo presionó los costados de la cintura del neko,
nublado por la placentera sensación de la estrecha cavidad anal “tragándole”
por completo. Y el cálido toque de las manos de su novio apoyadas en su pecho
conectándole a la realidad.
Cuando
Elián se sintió “lleno” de Maximus, se detuvo, respiró profundamente unos
instantes y luego comenzó a moverse, subiendo y bajando su cadera. El roce del
pene de Maximus le despertaba sensaciones que nunca antes había experimentado,
ni en sus sueños húmedos con el lobo. Pero apenas habiendo tomado su propio
ritmo, Maximus invirtió las posiciones, tomando el control de las embestidas,
mucho más rápidas y profundas. Los gemidos de ambos sonaron en la habitación,
un neko ronroneando a la luz de la luna, un lobo aullando bajo su erótico
manto.
--//--
Cuando
Elián volvió a casa, el olor a champú y jabón corporal diferentes al que usa en
casa fue lo primero que le delató ante el olfato de su "madre". Junsu
le miraba un poco molesto, quizá decepcionado, el joven neko por su parte
sentía que aquella mirada era injusta. Y hablar con su "madre" le
parecía ridículo.
-
Aunque papá no está, vas a reñirme en su lugar.
-
Cariño, no te pongas a la defensiva.
-
Si tuvieras sobre ti la misma mirada que tienes sobre mí, también estarías a la
defensiva, mamá.
El
neko rosa suspiró. Y trató de relajarse y enfríar la mente.
-
Tienes 16, Elián. Y ya has perdido la virginidad. Soy tu madre, es natural que
me sienta preocupado y un poco molesto.
-
Maximus es un buen hombre, no va a dejarme después de esto.
-
Sé que es un buen hombre, lo que quiero que tengas en mente, Elián, es que
tomaste una decisión muy importante a temprana edad. Para ti, el instinto y el
amor son una misma cosa y...
-
¿Pretendes decir que solo me acosté con Maximus por...?
-
No es como lo estás interpretando... - Cortó de golpe, mirándole serio... -
Reconozco tus sentimientos como verdaderos, incluso los de Maximus. Entiende
que a partir de ahora, tu relación es diferente, y que, tal vez injustamente
para ti, eres el ejemplo de tus hermanos.
Elián
guardó silencio entonces. Bajando la guardia y pensando.
-
Tu padre no volverá hasta mañana, y cuando lo haga, tendrás la responsabilidad
de ser tú quien hable con él, aunque estaré ahí para apoyarte.
El
adolescente asintió. Y cuando subió a su habitación, Kilian estaba ahí, para
darle apoyo de hermanos, o algo.
Zaaaaz ahora sí, el Algo que a Chunnie no le dió cuando el celo de Eider llegó, le va a dar en cuanto sepa...No si de todas maneras no se salvó de un romance entre los hijos...que que tanto tenía cuando su hijo le dijo que le "gustaba alguien" a fin de cuentas va a ser consuegro de Yuhno jajajaj. Oye me encatan los nombres de los niños de cada familia.
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