jueves, 29 de diciembre de 2016

YooSu lobo-neko. Miniserial. PARTE 2.



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Cuando Junsu y Yoochun cumplieron 16 años juntos se dieron cuenta de que el tiempo era "cruel", porque de pronto su primera "camada" ya eran unos jovencitos pensando en sus propios futuros -aunque aún fuesen unos cachorros a ojos de sus padres y la sociedad misma-, y la segunda, se trata de unos pequeños lobeznos que, juntos, les han dado más dolores de cabeza que los más grandes. Jaejoong, Yunho, ChangMin y Hayami a menudo le tomaban el pelo a Yoochun alegando que era obvio, ya que su naturaleza se había impuesto, y de paso también sus genes. Junsu no se quejaba del todo, amaba a ese par de lobeznos con todo y lo traviesos que han salido. Además, aún contaban con su tercera camada.

Sí, tercera, que hace casi un año Junsu ha dado a luz a dos cachorritos más, un neko y un lobo, ambos varoncitos. Los pequeños ya comienzan a caminar, pero dada su naturaleza, era más común que aprendiesen a correr en sus cuatro extremidades antes que hacerlo sobre sus pies. Tanto el nekito como el lobezno lucían demasiado tiernos, con sus regordetas mejillas rosadas pero un intenso ónix en las pupilas. Las orejitas felpudas de ambos estaban matizadas con un color pardo pálido, y sus colas igual, aunque era mucho más esponjosa la del lobezno que la de su hermano neko. Y aunque comían bastante más que sus hermanos a la misma edad, como aquellos, estos pequeñines también poseían la habilidad de sus naturalezas para moverse, con todo y sus regordetas piernitas que a menudo iban desnudas pues han nacido en el calor de pleno verano.

Eider, Kilian y Elián son pues, los mayores de 16; les siguen Yannick (varón) y Kirian (fémina) de apenas ocho, ambos lobeznos; y finalmente los pequeños de casi un año, Dante (nekito) y Nasya (lobezno). La gran familia de Junsu y Yoochun se sentía completa de esa manera, y ambos estaban más que satisfechos.

- Mamá, papá, Eider, Kilian y yo queremos hablar con ustedes... - Elián era definitivamente un neko astuto, aunque de personalidad un tanto solemne. Sus padres todavía no saben a qué rama familiar habrá heredado tal carácter.

- Ok, escuchamos... - Junsu y Yoochun se sentaron en la estancia.

Sus tres hijos mayores se acomodaron en los otros sillones. El lobo miró a sus hijos con un dejo de aprehensión, con que no resultara que alguno estaba preñado. Bueno, que realmente Elián y Kilian resultaron heterosexuales, Eider igual, así que la cuestión era...

- Papá, deja de mirarme así, no estoy embarazada... - Eider señaló, no evitando una sonrisita por el resoplido aliviado de su padre... - Y Kilian y Elián tampoco embarazaron a nadie.

- En dado caso esperaríamos que mamá se preñara de nuevo próximamente. No nos molestaría en absoluto... - Dijo Kilian con esa sonrisita pícara que definitivamente sacó de su padre.

Junsu se sonrojó, mientras que Yoochun lanzaba una mirada de advertencia a su hijo por avergonzar a su progenitor neko.
- Lo que queremos decir es que sabemos que su aniversario es la próxima semana, y los chicos y yo esperamos que se tomen unos días para ustedes, como una luna de miel o algo.

- Oh, cariño~ pero...

- Cuidaremos de nuestros hermanos... - Agregó Elián. Kilian asintió vigorosamente.

- Pero Dante y Nasya...

- Podemos cuidarlos, mamá. Somos aptos, todo estará bien, y ustedes merecen amarse tal cual como seguro hacían antes de que naciéramos... - Comentó Eider.

Y sus padres tras mirarles profundamente unos instantes, sonrieron y meditaron la respuesta.

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Honestamente, ser convencidos por sus hijos para tomarse unos días para celebrar su aniversario era un poquito vergonzoso. Pero solo un poquito, obviamente es el lobo quien piensa de esa manera, pero su neko amante admite que ya es un logro que de hecho sienta pena. Mientras que él, en lo que subían a su correspondiente piso en aquel hotel, pensaba en lo terriblemente bochornoso que resultaba saber que sus hijos supieran lo que ellos harían aquí.

- ¿Sucede algo, Junsu ah?

- ¿Aparte de que sufro de vergüenza~?

- Sí, aparte de eso.

- Yoochun~ no me seas tan despreocupado. Nuestros hijos saben, ellos saben que... ng, ¡qué vergüenza~!

- Por qué sufres tanto. Ni que estuviéramos haciendo algo malo. Y la verdad, nunca tuvimos una "luna de miel"... - Añadió con esa sonrisa arrebatadoramente sexy que, el neko alguna vez pensó, podría detonarle el celo.

- De todas maneras tú te aprovechaste de mí antes siquiera de hablarme bonito~.

- ¿Que me aproveché de ti? Hasta donde recuerdo tú me sedujiste, Su ah.

- ¡Porque estaba en celo~!

El lobo miró de soslayo al neko, tentado de reclamarle que insinuase que, de no ser por las hormonas y el instinto, ni le hubiese volteado a ver, pero lo dejó pasar. Porque ya estaban en la habitación asignada y ni bien cerrada la puerta, ya le estaba devorando los labios y arrancando la ropa a jirones. Extasiado de que el neko le correspondiera, casi se sentía como si el tiempo no hubiera pasado y siguieran siendo los mismos de tantos años atrás.

- Meow~ - Ronroneó el neko cuando su amante mordió una de sus orejas al mismo tiempo que le apretaba el trasero y la cola en su espalda baja se agitaba con expectación. Acorralado contra el muro... - Yoochunnie~ vamos a la cama.

- No aún... - Sonrió coqueto, lascivo y con mirada ardiente.

El neko sintió un pinchazo en el bajo vientre, luego sus jadeos y ronroneos comenzaron a llenar la habitación. El lobo le ha levantado en vilo y penetrado de una sola estocada, embistiendo profundo y lento, apretándole las nalgas y mordiendo sus orejas, sus labios, los hombros, la clavícula, el cuello. Dejando marcas por doquier.

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Tres días, ese ha sido el tiempo para su “luna de miel”. Lobo y neko saben que esta noche es la última, y que mañana han de volver a casa, con sus siete hijos y la rutina diaria junto a ellos. No se quejan para nada, han disfrutado cada segundo de estas horas juntos, han hecho el amor de tantas formas como se les ocurrió, y lo harán hasta que el amanecer les alcance de nuevo.

― Yoochunnie~ ngh, esto me da vergüenza~ ― Gimoteó el neko, cuyas manos estaban apoyadas en la barandilla del balcón de su habitación en el cuarto piso de aquel hotel de lujo, mientras que su lobo amante, a sus espaldas, embestía lento y profundo al tiempo que sus manos acariciaban su torso, su vientre, los muslos, y se perdían atrás apretándole las nalgas con deseo.

― No hay nadie fuera mirando, pasa las dos de la madrugada… ― Aseguró, con esa voz ronca, demandante, encendida y sensual.

El lobo lamió la espina dorsal de su neko amante, atrapando con la diestra la cola desde la base en el coxis y subiendo hasta la punta, la llevó a su rostro y olfateó el músculo rosa, sonriendo al detectar el aroma del sexo de ambos mezclado ahí; antes el neko le había masturbado con ella, y luego él la había usado para limpiar los rastros de semen de Junsu y jugado con la cola en la cavidad anal al dilatarle.

― Ahh~ Chun~ mghh~ ― El neko gimió tembloroso, apretando el metal de la barandilla al sentir el falo de su amante deslizarse hasta el fondo, los testículos del lobo rebotaron contra su piel con cada embestida profunda, y el sonido húmedo del contacto le nublaba un poco más los ya aturdidos sentidos.

El lobo tiró suavemente de la cola gatuna, el placer de su amante se intensificó con aquel gesto, y él no titubeó al mordisquearle las orejas en tanto le instaba a levantar una pierna y tener más apertura al entrar y salir de su orificio, notando cómo palpitaba dentro y el placer que le producía el roce de la rugosa carne de sus anillos al contraerse cuando tocaba el punto sensible de su interior.

― ¡Mgh! ¡Junsu! ― Gruñó/gimió cuando el neko, astuto como sabe ser, contrajo su entrada apresándole de tal manera que prácticamente se corrió, además de incapacitarle para moverse… ― Afloja, Junsu.

― No~ dame un respiro~ ― Jadeó alterado. Sus manos apretando con fuerza la barandilla a tal punto que los nudillos se habían puesto blancos.

Yoochun entonces le prestó un poco más de atención –en tanto contenía su orgasmo–, Junsu sufría espasmos, y todo su cuerpo estaba sudoroso, además de que tenía la piel rojiza en algunos puntos, en parte por la excitación, pero también por las marcas que ha dejado en él, algunas de hecho ya se notan y son coquetos manchones violáceos que están ahí desde su primer encuentro días atrás. También llevaba el cabello pegado a la nuca, y girándole lo suficiente para enfrentar sus brillantes pupilas antes de besarle, comprobó que también lo tenía sudoroso en el contorno de su rostro.

Quizá sumido en el gozo del beso, el lobo se distrajo lo suficiente como para que el neko se girara y enredara sus piernas alrededor de su cintura, aunque la postura le molestaba bastante la espalda, que ahora descansaba contra la barandilla.

― No serías un neko sin esa astucia… ― Gruñó con una sonrisa lasciva, retomando las estocadas, embistiendo con algo más de fuerza y poder. Callando los gemidos de ambos en besos cada vez más torpes pero no menos fogosos.

Tal como estaban, Yoochun solo esperaba haber recordado usar condón cada vez, o tal vez Junsu se preñaría. Y aunque la idea de más bebés no le espantaba, más de siete críos podía sonar a locura.

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Cuando neko y lobo volvieron a casa, se sorprendieron al ver que todo estaba en orden. Sí, la verdad es que habrían esperado que la casa hubiese terminado algo sucia, o que se hubieran olvidado de sacar la basura o hacer la colada. Sin embargo, todo estaba limpio. Dante y Nasya (los más pequeños) tomaban la siesta de mediodía, Yannick y Kirian estaban coloreando en el comedor, y Eider, Kilian y Elián terminaban de doblar la ropa limpia, colocarla en cestos independientes de acuerdo a cada habitación, estaban en la estancia para poder estar atentos a Yannick y Kirian dibujando, mientras que Dante y Nasya dormían en un futón en el pasillo. A Junsu le conmovió tal responsabilidad de parte de sus hijos, mientras que Yoochun entró en pánico. Sí, lo hizo, porque tal independencia de sus primogénitos puso en advertencia sus alarmas, ¿y si en algún momento cualquiera quería formar su propia familia? El lobo se estremeció, y la cola se le crispó como el alpha inquieto por su manada.

― ¡Mamá, papá~! ¡Bienvenidos~! ― Eider fue la más emotiva al recibirles, dándoles un fuerte abrazo a cada uno, siendo pronto desplazada por Kirian y Yannick, que treparon a brazos de su “madre”, colgándose cada uno de uno sus brazos, acomodados en las caderas.

― ¿Y papá está pintado? ― Yoochun preguntó, ofendido de que pasasen de largo de él.

― Estabas con esa mirada que hace que tome distancia, papi~ ― Eider dijo con una sonrisita nerviosa, el lobo tomó conciencia de su estado y se relajó. Pero al mismo tiempo sonrió internamente, contento de seguir siendo el alpha de su manada.

Y sus hijos entonces sí que le dieron su abrazo también, con el alboroto, y quizá olfateando el aroma de sus progenitores, pronto Dante y Nasya se unieron al recibimiento. Neko y lobo amaban a su familia tal como estaba, y pensaban que ampliarla ya no era necesario, así que sonrieron cómplices al saber que han usado protección durante esos días de salvajes encuentros lujuriosos llenos de su particular amor. Todo, todo estaba perfecto, o casi.

― Ah cierto, ¿ya les vas a decir, Elián?

― Cállate, Kilian.

― Por qué, tú dijiste que les dirías cuando volvieras.

― Pero arruinas el ambiente, idiota.

― Chicos… ― Advirtió el neko con sutileza. Pero por alguna razón, el lobo se puso en alerta.

Elián lanzó una mirada a su hermano, el lobezno sonrió pícaro, travieso.

― Es algo privado, saben… ― Elián dijo, mirando alternadamente a Eider y Kilian.

― Ok, ok… ― La neko y el lobezno tomaron a sus cuatro hermanitos dejando a sus progenitores con Elián a solas.

― Elián, qué sucede.

― Mh, me he sentido raro desde esta mañana.

― Sí… ― Instó el neko.

― Creo que, después de que fui a comprar leche lo comprendí, estoy en celo y… me gusta alguien.

Sí, la manada ya no sería la misma para el alpha.

~*~*~*~

Junsu y Yoochun se quedaron mirando a su hijo, el joven neko agachó las orejas, como quien está a punto de ser reñido, y la cola entre sus patas permanecía lánguida al costado del sofá. Su progenitor neko suspiró, no había razón para entrar en pánico todavía, era mejor apoyar y conocer por lo que está pasando el menor.

― Y, ¿quién te gusta, Elián? ― Junsu preguntó. Y entonces su lobo amante volvió a verle tan rápido que jura que escuchó su cuello crujir.

― ¿Vas a preguntarle quién le gusta en lugar de darle opciones para contenerse o algo así?

― Yoochun ah, sé por lo que está pasando. Y claro, ya sé que el hecho de entrar en celo puede hacernos parecer como que podríamos tirarnos o meternos con cualquiera, pero no es así. Por qué rayos crees que perdí mi virginidad contigo, ¿eh? Los nekos somos selectivos.

El lobo bufó, pero no refutó ninguna palabra; en primer lugar, porque cree en Junsu; y en segundo, porque igual Junsu enfadado no es amable, y él no quiere dormir en el sofá después de toda la pasión salvaje que desbordaron los días anteriores, desea la cama calientita y dormir apretado al cuerpo de su amante neko.

Junsu lanzó una miradita a Yoochun, sonrió sutilmente y entrelazando sus dedos con los ajenos volvió la vista a Elián, dándole oportunidad de responder a su pregunta.

― Se llama Maximus… ― Murmuró, enrojeciendo lindamente de sus mejillas. Aunque aún no tan profusamente como su “madre”.

El shock ideal llegó al comprender que se trata de un chico. Junsu no se extrañó del todo, Elián siempre había sido el más inteligente de los tres mayores, pero también el más tímido fuera de casa, y delicado. Eider es una neko coqueta, y sabe usar sus encantos a su favor. Mientras que Kilian es un joven macho alpha que se interesa tanto por faldas como por rostros varoniles, bonitos pero varoniles a fin de cuentas.

― ¿Maximus? ― Park tanteó el nombre en los labios al murmurarlo con un silbido siniestro. Su amante y su hijo captaron de inmediato que estaba repasando mentalmente a todos sus conocidos.

Y honestamente que el lobo podía sentir un dejo de alivio. Porque ninguno de los nekos de Yunho y Jaejoong lleva por nombre aquel. Y los zorros de ChangMin y Hayami tampoco. Así que al menos quedaban fuera todos ellos, porque ha visto la interacción entre los hijos de todos y se tratan como hermanos, y seguro sería todo un choque descubrir algún romance. Solo recordar la probabilidad le crispó el instinto lobuno.

― Es alguien que conocí durante la visita a la Universidad… ― Elián dijo, recordando casi con aire soñador el momento en que vio por primera vez al hombre. Tan apuesto, sexy y varonil que sus pulsaciones dieron un salto en un segundo a mil latidos por minuto. Se le harían largos los meses faltantes para entrar a la universidad.

― Oh, ¿en qué facultad estudia? ― Junsu quiso saber, curioso a decir verdad. Pero amagando el agarre de su mano con la de Yoochun, que le sentía capaz de salir corriendo en cualquier momento, contactar a Yunho y ponerse a investigar al susodicho. Y siempre es mejor saber las cosas a través de la persona correcta, y conocer solo lo que les esté al alcance, sin invadir la privacidad de su hijo.

― Maximus es, profesor de biología… ― Elián dijo. Y honestamente que sus progenitores se sorprendieron por igual.

― ¿Profesor? ¿Qué edad tiene?

― Eso, y a todo esto ¿qué narices tuvo que ver que comprendieras entrar en celo al ir por la leche y pensaras de inmediato en este imb…?

― Yoochun~.

― En ese tal Maximus… ― El lobo bufó. Aunque una parte de él había querido estar tranquilo antes, ahora se le maximizaban sus alertas. Tenía nombre de alpha. J O D E R.

― El profesor Maximus pertenece a una familia europea que se mudó a Seúl desde hace al menos cien años, aunque al parecer su familia se ha adaptado bastante a nuestro país, conservan muchas costumbres de sus raíces extranjeras. Entre ellas, los nombres, y la genética… ― Agregó al final, suspirando inconscientemente al pensar en el chico. Alto, hombros anchos, cuerpo atlético, ojos verdes y cabello castaño oscuro, piel tostada y un sex appeal que sencillamente no podía ignorar… ― No es tan mayor, tiene 24…

― Siete años es una gran diferencia para mí… ― El lobo gruñó.

― Yoochunnie~.

― Y bueno, él vive cerca de aquí, así que comúnmente no lo encontramos en el súper.

Las orejas del lobo se irguieron repentinamente. Sí, acaba de recordar al muchacho en cuestión, y también recuerda haber visto a sus hijos charlar con él, saludarle y hasta actuar reservados alrededor del mencionado.

― ¿Por qué mi instinto no me advirtió de sus intenciones? ― El lobo pensó. Pero luego la respuesta vino con las siguientes palabras de su hijo.

― El profesor Maximus pertenece a una manada de lobos, pero sus orejas y su cola nunca aparecieron, dice que su instinto debe estar reprimido. Yo no sé mucho sobre esas cosas, porque mis orejas y mi cola siempre han estado aquí. Y cuando le vi esta mañana, todo mi cuerpo hormigueó y sentí mucho calor, y una enorme vergüenza cuando me saludó como siempre. Supe que estaba en celo porque a pesar de la vergüenza, yo solo pensaba en cosas inadecuadas.

― Querías “aparearte” con él… ― El neko mayor dijo, tranquilo, sereno, comprensivo. Al lobo su instinto no le permitiría seguir con esta conversación como si nada.

― Sí~. ― Murmuró Elián, bajando la mirada y estrujándose las manos.

Yoochun se levantó, anunció salir a trabajar. Y lo juró, porque Junsu estaba preocupado de que buscara al muchacho. Y claro que fue a trabajar, se reunió con Yunho e hicieron su labor como detectives en la fuerza de policía especial. Sí, esa tarde el lobo no pudo controlarse y detuvieron a “peces gordos” con algo de brusquedad.

― Vaya, pues te comprendo Yoochun. Yo también quería “matarte” cuando supe que Junsu te había elegido.

― No ayudas, Yunho. Además, Junsu no es tu hijo, aunque tenías ese complejo.

― Bueno, pero igual te entiendo. Mis hijos son adolescentes también. ¿Qué harás?

― Como si tuviera opción. Conoceré a ese tal Maximus, y veré qué tan digno de mi cachorro es.

~*~*~

Yoochun no era pretencioso, tampoco tenía ánimos para andarse por las ramas, así que directamente se presentó en la universidad con la única intención de conocer al susodicho Maximus. Después de haber realizado una pequeña –e ilegal, según los términos de su trabajo– investigación supo varias cosas del chico en cuestión. Y que honestamente no pintaba tan mal, para la hiel en su estómago.

— Aunque tiene 24 años, se ha ganado con su propio esfuerzo un lugar en esta prestigiosa universidad, sin los lazos familiares de por medio. Su intelecto le ha abierto muchas puertas a lo largo de su vida. Pues, no es mal chico, Yoochun.

— Yunho, deja de joderme.

— No me bufes, idiota.

— Deja de restregarme en la cara que es un buen tipo. Ya lo sé.

— Entonces qué estás esperando, vámonos ya.

— Aún no, voy a tener una pequeña charla con él.

— Ug, por charla te refieres a amenazarlo con acercarse a Elián. Como tu hijo se entere…

— No voy a amenazarlo. Solo voy a hablar con él, civilizadamente.

— Y por eso vas crispado como el lobo alpha que eres.

— Cállate ya, y sígueme.

— ¿Por qué tengo que ser cómplice?

— Voy a necesitarte, eso es todo.

El tigre siguió al lobo sin preguntar más, imagina la razón por la que necesita su ayuda.

— ¿Estás seguro? Digo, si el chico reprimió su naturaleza debe ser por algo, ¿no?

— No la reprimió él, ¿no leíste el expediente de su familia? Al parecer fueron sus propios padres.

— Ok, incluso si fueron sus padres, sigue siendo imprudente de tu parte querer despertar su naturaleza. Además, ¿no haría eso a Maximus más sensible al celo de Elián?

— Ya lo sé… — Gruñó… — Solo quiero saber los verdaderos sentimientos que tiene el muchacho por mi hijo.

— ¿Siquiera tiene sentimientos por Elián? Tú dijiste que Elián dijo que se dio cuenta de su celo y que el chico le gusta, pero en ningún momento mencionó nada de reciprocidad.

— Yunho, deja de interrogar todo, sé eso, por eso tengo que encargarme, pero lobo contra lobo.

— Bueno, no digas que no te advertí.

Llegando al aula que corresponde a la clase de Maximus, ambos entraron sin apenas llamar a la puerta. El muchacho estaba solo en el aula, revisando al parecer algunos informes entregados por sus alumnos.

— ¿Señor Park?

— Sí me conoces.

— Por supuesto, aunque no nos habíamos presentado antes, lo conozco por sus hijos. Creí que los chicos habían terminado sus trámites aquí, ¿les faltó algo?

— No, todo normal con eso. Vine a hablar contigo… — El lobo dio un paso más cerca, su aguzada mirada clavada en el joven profesor, que sin embargo no se doblegaba… — Eres claramente un alpha, ¿por qué no has intentado recuperar tus orejas y tu cola?

Maximus pareció meditar su respuesta. Suspiró, se talló las sienes y prestó su total atención al azabache. Mientras tanto, el tigre resguardaba la entrada al aula, asegurándose de que ningún estudiante u otro profesor interrumpiera la reunión ahí dentro.

— ¿La verdad? Mis padres sabían cómo suprimirla, pero no cómo hacer volver esas características de mi naturaleza. Y con el tiempo simplemente me acostumbré. Suprimieron parte de mí desde la pubertad, por una ridícula pelea entre las ramas familiares en Europa por volverme el semental o algo así. Cuando cumplí los 22 perdieron el interés, y yo, como dije, me acostumbré.

— Si tuvieras la oportunidad de recuperarlas, ¿las querrías de vuelta?

— ¿Por qué está interesado?

— No quiero vincular mi familia con cualquiera.

— ¿Vincular? Ah, me temo que no lo entiendo, Señor Park.

— Tal vez lo entiendas después. ¿Quieres o no tus orejas y cola de vuelta?

— Sí, nunca he renegado de quién soy, Señor Park.

— Entonces… — El lobo se movió con tal velocidad que el joven no tuvo tiempo de reaccionar cuando ya estaba contra la blanca pizarra plástica, sus manos fuertemente apresadas por encima de su cabeza y sus ropas siendo desordenadas.

— Señor Park, qué está haciendo, suélteme.

El tigre revoleó los ojos. Yoochun no tenía nada de tacto y así parecía que violaría al muchacho. El lobo reveló sus largas uñas, y una de ellas, filosa como fino aguijó, se clavó a la altura del coxis sobre la desnuda piel del joven profesor, justo donde se supone nace la cola. Maximus comenzó gimiendo incómodo y adolorido, pero pronto aquel sonido mutó por un maullido, al tiempo que el azabache retrocedía y observaba el cambio en el muchacho. La cola creció en segundos, y luego le siguieron las orejas, los colmillos y las garras. El pelaje en orejas y cola es marrón oscuro, y el color de sus ojos miel claro.

— Todo un lobo europeo, bienvenido de vuelta, supongo.

Maximus se observó las manos, y tocó con su lengua los colmillos. Se sentía raro, pero de alguna forma eufórico. De pronto tenía ganas de salir a correr.

— Ahora, la próxima vez que te encuentres con mis hijos, mucho cuidado con la forma en que te dejes llevar por los instintos, criajo.

Bufando como el lobo alpha que es, Yoochun dio media vuelta, marchándose con el tigre. Jung se rio de buena gana cuando estuvieron fuera, palmeando la espalda de su amigo.

— Ahora tienes competencia, tu manada ya no será solo tuya… — Se burló, amistosamente claro.

Cuando lobo y tigre subieron al automóvil y emprendieron el regreso a las oficinas, Elián llegaba a la universidad, cubierto por más ropa de la necesaria con la esperanza de opacar el aroma de sus feromonas, y aunque ha tenido cierto éxito hasta el momento, aún así más de alguna mirada lasciva ha seguido el andar del neko. Y ahora, sin duda alertaba los sentidos del renacido alpha Maximus.

--//--

Eliàn fue directo al aula de Maximus, justo como su padre hiciera antes, aunque él no se ha enterado; y se sorprendió bastante cuando vio al profesor, siendo un lobo -apuesto, dominante, imponente y sexy lobo, en humilde pensamiento del neko en celo-.

- Profesor Maximus... - Suspiró, involuntariamente, a decir verdad.

- Oh, Eliàn... - El lobo europeo tuvo la intención de comentarle que justo el "Señor Park" había estado ahí, pero en cuanto vio al neko otra duda lo asaltó... - Qué haces vestido así... - Y una sonrisilla curvó sus labios, que honestamente lucía... - Mono... - Pensó. Y se sorprendió de hacerlo, pues nunca antes había tenido aquel tipo de pensamiento por el joven neko.

Elián por su parte se sonrojó, sintiéndose un poquito ridículo así. Por lo que se sacó la enorme chamarra para invierno (aunque justo ahora fuese verano), luego una de las chaquetas y los lentes negros junto a la gorra. Ahora que Maximus reparaba en ello, ¿supo que era Elián solo por el tono de su voz?

- No, no ha sido eso... - Meditó en pensamiento, notando cómo las fosas nasales se le llenaban del -exquisito- aroma del neko. Aroma que, reconoce ahí mismo, no había sentido tan penetrante como ahora, cuando todos sus sentidos parecían más bien embotados por la presencia del neko.

...

En casa, Junsu "premiaba" a Yoochun prometiéndole lo que quisiese después de que su lobo amante le llamase solo para contarle lo que ha hecho. Mejor que se enterara por su propia boca a que fuera por un malentendido. Pero Junsu estaba orgulloso de su amante, porque a su manera lidiaba con la idea de ver crecer a sus cachorros.

- Entonces, sexo en la ducha esta noche, Junsu.

- Pervertido... - El neko sonrió, podía escuchar la voz ronca del lobo. Y le encantaba.

--//--

Elián percibió el propio instinto del lobo europeo despertar por su celo y reculó con las orejas gachas y la cola entre las piernas.

- V-vine en mal momento, profesor Maximus. Me retiraré, lamento haberle interrumpido... - Dijo con la voz alterada, inevitablemente, por su propio deseo de estar con este hombre en particular.

Pero de pronto se daba cuenta también de que así se sentía como que no era correcto o no estaba bien, no del todo. Porque Maximus ahora le miraba como muchos otros, a través del instinto puro y la primitiva atracción de sus feromonas.

- Ah, Elián espera... - Maximus dijo, maldiciéndose mentalmente al ver al adolescente neko bajar las orejas y esconder la cola... - Lo siento, yo.

Y luego, el bullicio de los alumnos de su clase interrumpiendo el momento. Chicos y chicas notaron al instante a Maximus màs atractivo que de costumbre, y a un jovencito "lindo" demasiado interesante como para evitar que sus miradas lo acosaran. Maximus gruñó presa de celos, aparentemente y según su razonamiento inicial, infundados. Pero luego de ver cómo a pesar de que Elián se vestía nuevamente con todas aquellas prendas varios chicos seguían mirándole y alguno hasta le acosó con acompañarle fuera y "ayudarle" con su "problema"; el lobo europeo comprendió que al volver sus orejas y cola, también lo hicieron sus màs profundos anhelos, los que había intentado negarse a sí mismo.

Elián negó la "ayuda" del otro muchacho y se apresuró fuera del aula. La universidad de pronto le parecía enorme. Y sus piernas pesadas y un raro sentimiento de decepción le aguijoneaban el pecho.

- ¡Eliàn! - Maximus le llama, y cuando el neko vira para atender, el lobo europeo ya le ha atrapado entre sus brazos... - Lo siento, por haberte asustado antes allá. No te quedes con esa impresión de mí, por favor.

- Profesor Maximus... - Suspirar. Y abrazarle de vuelta mientras entierra el rostro en el pecho del lobo... - Es cálido... - Murmuró... - Y huele a ti.

- Ng, sí, supongo pero Elián, no te frotes así contra mí, por favor... - Sonríe apenado y le aparta enmarcando su colorado rostro. Tentado de acariciarle las erguidas orejas... - Eres lindo, pero es mi deber cortejarte apropiadamente.

...

Cuando Yoochun se aseguró de que todos sus cachorros durmiesen, corrió a la habitación con la emoción palpitándole, entre las piernas. Junsu lleva bata de baño y le espera en la ducha, se desnuda para él antes de entrar en la tina.

--//--

Metidos en la tina de baño, neko y lobo compartían fogosos besos e insinuantes caricias, seduciéndose lentamente mientras disfrutan de la tibia sensación del agua rodeándoles hasta el vientre. A saber, Junsu está sentado entre las piernas de Yoochun, con su espalda pegada al bien trabajado pecho. Los suaves jadeos del neko suenan como ronroneos y hacen eco en la ducha. Y por supuesto, aquello le preocupa particularmente cuando las caricias del lobo descienden por su pecho hasta su entrepierna.

- Chun, nos van a escuchar. Meow~.

- Duermen profundamente, Su ah... - Asegura, mordisqueando una de las rosadas orejas de su amante.

- Meow~ pero ya sabes, sus sentidos son sensibles~ - Ronronea mordiéndose el dorso de la mano al sentir que un gemido le hormigueaba en la garganta.

- No hagas eso, Junsu... - Reñirle un poquito y suplantar el dorso por sus dedos, estremeciéndose y sintiendo los pinchazos de excitación en su erección, irguiendo las orejas, olfateando con ansiedad el aroma de su amante cuando fue el neko quien mandó al carajo su pobre autocontrol al lamer sensual los dedos que se le ofrecieron, tomándolos dentro de su boca con erotismo, enredando a la vez su cola en el miembro de su amante.

Iba a ser muy, muy difícil mantener sus voces lo suficientemente bajo para los sentidos de sus cachorros durmiendo en las otras habitaciones.

--//--

Cuando un lobo del linaje europeo que Maximus ostentaba, decía “cortejar apropiadamente”, nadie en la familia Park-Kim se habría imaginado algo como aquello. Todo y que hacía apenas una semana del encuentro entre su joven neko y el “renacimiento” del lobo europeo –y que el celo ha pasado, para alivio de Yoochun–, su hogar no era más el mismo. A saber, Maximus envía rosas cada mañana a primera hora. Pero no rosas naturales, sino comestibles. De chocolate y frutos rojos, para darle ese toque romántico que sin duda acompañaría a un arreglo floral. Los arreglos habían sobrevivido por dos días, pero al tercero, sus hermanos Kirian y Yannick (particularmente) habían comenzado a asaltar sus presentes, para cuando Elián volvía de la escuela, uno a uno los arreglos fueron desapareciendo en sus infantiles estómagos.

— Papá y mamá dicen que ya hablaron con ellos, pero son niños y no pueden evitarlo. Además, seguro que Dante y Nasya también han hincado colmillo, solo que Kirian y Yannick no lo cuentan.

— No estoy molesto, Eider. Son arreglos comestibles después de todo, y Maximus debió estar al tanto de que los chicos terminarían asaltando los regalos. Además, ya tengo fotos... — EL neko agregó con una sonrisa, aunque solía ser serio y muy reservado, sus tímidas sonrisas aparecían ocasionalmente y claro, realzaban ese lado tierno suyo.

— ¿Entonces puedo comer alguna de esas flores? — Kilian preguntó, agitando la cola con la ansiedad propia de un niño. Sus hermanos revolearon los ojos por su actitud, el lobezno solía ser otro crío como los menores cuando se trataba de dulces.

— Sí, puedes Kilian.

— ¡Yuju! — Vitoreó, y sus hermanos solo vieron un manchón oscuro apresurarse al comedor, sobre la mesa estaba el arreglo floral de esa mañana.

— Supongo que compartes también porque has recibido otros regalos, ¿verdad hermano? — Eider sonrió pícara. La neko sostuvo la mirada de su hermano hasta que fue él quien la desvió con un tierno rubor en las mejillas… — Lo sabía~ quiero saber que es… — Gimoteó con aire caprichoso, pero decidida a mantenerse al margen si es que su hermano decidía no decirle.

Elián se mordió el labio inferior. Claro que ha recibido otros presentes. Románticos detalles que guarda celosamente, cartas escritas a mano con letra pulcra en pequeños papelitos que palomas viajeras le entregan al despuntar el alba en la ventana de su habitación (la que comparte con Kilian, pero ya que el lobezno duerme como tronco hasta que casi lo arrancan de su cama, no se ha enterado de nada). Son poemas cortos, a veces pocas palabras con significados profundos como aquellos “Adoro el marrón de tus ojos”, “Soñé que sujetaba tu mano”, “¿Puedo besarte cuando te vea?”; que siempre traían un suspiro y un encendido carmín al rostro del neko. Y no es que fuese de una en una, cinco o siete palomas llegaban cada mañana, por lo que tenían muchos de aquellos papelitos de papiro en una caja que oculta en su armario.

Además, recibía textos varias veces al día, cada que Maximus quería desearle buen día, contarle algo, decirle que pensaba en él o preguntar si podían charlar por teléfono antes de conciliar el sueño. Elián sentía que tanto romanticismo era lindo, pero al mismo tiempo demasiado bello para acostumbrarse a eso. Por lo que, a la segunda semana, le pidió al lobo que dejase de enviar arreglos (que habían variado y suplantado el chocolate por otras formas, como pasteles de diversos sabores, pero siempre resultaban comestibles).

— ¿Fue molesto?

— No, pero mis hermanos ganarán peso y tendrán caries.

— Ng, es verdad. Lo siento, dejaré de hacerlo. ¿Algo más que deba dejar de hacer?

El neko asintió, acercándose otro poco al lobo. Ambos están sentados en un parque cerca de la universidad, los colores nacarados y rosado oscuro han comenzado a pintar el cielo.

— Bueno, ¿podrías dejar de cortejarme y, pedírmelo ya? — Murmuró con las mejillas arreboladas de carmín… — Yo, creo que ha sido suficiente.

— No voy a dejar de cortejarte, Elián… — Dijo, pero sus dedos se entrelazaron en los ajenos, fijando entonces su mirada en la del neko, que le miraba entre contrariado y ansioso… — Porque pienso hacerlo siempre, pero sí voy a pedírtelo formalmente. ¿Quieres ser mi pareja, Elián?

La cola del neko se agitó en todas direcciones con obvia felicidad, y sus orejas se irguieron orgullosas. El menor sonreía de oreja a oreja, y sus manos ya se habían enredado en el cuello del lobo europeo, asintiendo y agitando las pestañas con un encantador coqueteo inocente.

— Sí, quiero serlo Maximus.

Unir sus labios y besarse con infinita pasión y ternura, robarse el aliento por minutos, apartarse, rozar sus narices, sonreír y volver a besarse. Un ritual romántico, bello. Un romance iniciando.

Esa misma noche, Maximus cenó en cada de los Park-Kim, donde el neko rosa le recibió con gusto, pero el lobo zafiro mantenía la guardia en alto. Aunque antes podía haberle “ayudado” a recuperar su cola y orejas, no dejaba de ser una especie de lucha entre dos alphas. Después de todo, Elián todavía era un cachorro de su manada.

— Y sigue siendo el primero. Me pregunto cómo será cuando sea Eider o Kilian. De todas maneras, es tan sexy cuando Yoochun descarga su frustración en el sexo. Meow~ qué estoy pensando, mi lobo pervertido ya me corrompió.

Oh, Junsu. Es un poco tarde para aceptarlo, sus hijos lo saben desde hace tiempo. Al menos los mayores, mientras que los más pequeños aún piensan que dormir con tapones en los oídos en lo más natural de la vida.

--//--

La relación de Elián y Maximus iba viento en popa, pero el humor de Yoochun no necesariamente. Y Junsu era el único que podía lidiar con eso.

— Que lobo tan tonto eres, Yoochun ah. Pelear como si fueses intocable con un montón de delincuentes… — Reñía, preocupado por su amante y las heridas que había ganado.

— ¡Auu! Junsu ah, no te vengues de mí mientras me curas.

— Cállate, estoy enojado contigo ahora.

— Tsk… — El lobo obedeció, gruñendo por cada vez que su neko amante pasó el algodón con alcohol por las cortadas de su espalda, friccionando con una fuerza innecesaria.

— ¿Yunho hyung estaba contigo?

— Sí, pero él está mucho mejor.

— Seguramente, porque debió usar la cabeza aun peleando, mientras que tú solo estabas descargando frustración, ¿verdad?

— Ng, Junsu… — Gruñó, su amante le ha dado una palmada sobre el costado, donde ha colocado una compresa para los golpes que se ha ganado.

— Habla conmigo, no te expongas así. Sanas más rápido que los demás, pero todavía no al instante, estos golpes alcanzarán a hacerse moratones antes de que no duelan nada.

— Cuando hablo contigo tú solo dices que soy un padre celoso y paranoico.

— Bueno, lo eres Yoochun. Pero no es que esté renegando de eso, es lindo de tu parte proteger a tus hijos así.

— Pero.

— Pero aún tienes que aceptar que crecen, y uno a uno irán dejando esta casa. Elián es el primero, pero no será el único. Eider y Kilian también se enamorarán en cualquier momento, sino es que lo están ya y no lo sabemos.

— Ng, lo sé. Lo sé, Junsu ah. Es solo que… ng.

— Es que eres un alpha, y amas a tu manada. Y yo amo eso de ti, pero no voy a dejar de reñirte cuando hagas estupideces por nosotros, menos cuando te pones en un riesgo innecesario.

— ¡Auu! Junsu ah, deja de… — Quejarse por el nuevo golpe que su amante le propina con fuerza en los hombros, quedarse sin voz cuando los labios del neko le atacan y le besan con fuerza, como pretendiendo dominarle.

— Ven y ten sexo conmigo, habla y quéjate, actúa como idiota pero solo frente a mí, no se te ocurra hacer otra vez lo de hoy, me has dado un gran susto, Yoochun.

— Ya, lo entiendo. Lo entiendo, Junsu ah. Lo siento… — Sonreír y apretarle por la cintura, pegar su rostro al vientre del neko y dejarse acariciar por sus cálidas manos jugando entre sus orejas y cabello. Gruñir relajado para él… — Te amo, Junsu.

— Y yo a ti, Yoochunnie~. Aunque seas un lobo bruto y salvaje.

— ¿Qué dijiste? — Empujarle contra el sofá y mordisquearle las orejas.

— ¡Meow~! — Maullar juguetón, besarse de nuevo. Y de nuevo, y otra vez más.

— ¡Montaña~! — Y ser interrumpidos por os más pequeños.

Kirian y Yannick en realidad imitan a Dante y Nasya, cuando los críos se tiran en la espalda de su padre y éste tiene que rodar a la alfombra y dejar que se le encimen a él en lugar de a su “madre”.

Su manada no es la misma desde que Elián tuvo su primer celo o la llegada de Maximus como pareja del neko. Pero seguía siendo su manada, y su deber protegerlos. Un minuto después los mayores llegaron de clase, Eider, Kilian y Elián se unieron a la divertida guerra de cosquillas y mordiscos entre sus hermanos menores y su padre. Junsu grababa un video y sonreía radiante, enormemente feliz.

— Oh no, esta vez tú me ayudas en el ataque, amor… — Hasta que el lobo le arrebata la cámara y tira de él, uniéndole a la manada.

Pronto la masa de orejas y colas cambia, y es momento de que los padres persigan a sus hijos por toda la casa. Maullidos y gemidos suenan por toda la casa, la manada sigue tan unida como siempre.

--//--
YooSu&YunJae

Con el tiempo avanzando a pasos agigantados, el tigre agradeció tener a un amante como Jaejoong, con una paciencia tan natural que parecía capaz de tomarse con la debida calma cada nuevo cambio en el desarrollo de cada uno de sus hijos. Ahora, con los cuatro en plena adolescencia, él solía estar solo aguardando por el momento en que el celo se presentara.

- Quien más me preocupa es Dayelin.

- ¿Porque es señorita?

- Pues sí, no puedo evitarlo. Es tan bella. Heredó demasiado de ti.

Yunho vio a su hija a través de la ventana, sonriendo mientras habla por teléfono con sabrá Jaejoong quién, olfateando las flores que con esmero el neko blanco ha cuidado por años, hondeando la negra cola con suavidad y agitando las orejas con emoción de tanto en tanto.

- Relájate, tigre, ella aún no está en celo~... - Aclaró con una sonrisita.

- De todas maneras, ¿con quién habla tanto?

El neko sonrió, decirle o no decirle era la cuestión.

- Kilian~ - No. No ha sido el neko, sino misma Dayelin la que ha nombrado al lobezno con tal claridad que era imposible para el oído de sus padres ignorarle.

A Yunho se le accionó el instinto "asesino" propio de un tigre alpha.

--//--

Si Yoochun apenas estaba asimilando el noviazgo de Elián con Maximus (después de casi dos meses de relación, apenas ambos lobos podían respirar en el mismo espacio), Junsu ya se estaba preparando para el segundo embate, cuando sepa que Kilian anda pretendiendo a Dayelin, la neko mayor de sus amigos Jaejoong y Yunho, que hay alrededor de ocho meses de diferencia entre sus edades.

- Mamà~ - La voz de Eider le saca de sus pensamientos, y cuando el neko rosa observa a su propia hija, atina a soltar un suspiro... - Qué debería hacer~ meow.

Ronronea inquieta, con las mejillas rosadas y un constante cosquilleo que no la deja hacer su día con normalidad.

- Ahora sí le da algo a Yoochun... - Medita. Su hija está en su primer celo.

...

Y no era el único. Elián ha ido a visitar a Maximus como cada tarde saliendo de sus clases, siempre esperando a que el profesor terminase sus deberes, disfrazando aquellas visitas como tutorías para el joven preuniversitario. Eran como citas que a ambos les permitía conocerse más. Claro, no es que hicieran más que charlar y darse algunos besos. Pero solo eso. O al menos Maximus no ha pensado en llevarlo a más, pero esta noche Elián parecía tener otro pensamiento.

- Meow~ Maximus~ - Le ronroneó al oído. Demasiado sensual como para que el lobo europeo ignorase el pinchazo en la entrepierna.

- Elián, baja por favor... - Casi suplicó el profesor. Y es que tener a su novio sobre su regazo no ayudaba a su pobre y ya casi inexistente autocontrol.

3 comentarios:

  1. Los chicos crecen que difícil para sus papas,me causa mucha gracia yoochun celoso,veremos como maneja yunho la relación de sus hijos.....gracias

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    1. Hace tanto que escribí esto que de momento me quedo pensando "cuál fue la reacción de los semes celosos aquí o.O" xDD pero ya me acordé! que los hijos crezcan suele ser difícil para los papás, pero cuando son celosos posesivos como YC lo es aún más! igual es gracioso xD

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  2. Aaaaaay Alfin entontre esto!!!!! No recordaba de dónde me venía Mi Chunnie en modo Papá super celoso, Paro ya lo encontré!!!!!!Oh por Diooos no tienes idea de cuánto me gustó este fic pero no recordaba donde lo había leído y no lo había terminado, me quedé aquí y en serio, amo lo tontito que es mi Chunnie de papá celoso. Y Junsu Wooo que Omma tan linda.

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