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YunJae
Neko/Tigre
Para
Jaejoong la vida siempre ha sido una "lucha" por su integridad
física. Desde que era un pequeñito neko, tías y abuelas se ponían algo
eufóricas con su tierna belleza, y no paraban de tirarle las mejillas, y
acariciarle las orejas ¡e incluso la cola!, por lo que se convirtió en un neko
huraño llegando a la pubertad. Evadía toda reunión familiar y se encerraba en su
habitación. Hasta que se mudaron los vecinos, una modesta familia de tigres,
eran solo dos críos, un varón y una niñita. Jaejoong supo de su primer celo por
causa del tigre. Yunho era ya su mejor amigo, pero a Jaejoong le asaltó un
miedo irracional acompañado de vergüenza, que el tigre se diera cuenta de su
estado.
-
Jaejoong, no puedes esconderte de mí por algo así... - Intrépido como su linaje
lo augura, el tigre de tez morena, orejas anchas y cortas, y una larga cola
manchada, trepó el àrbol de sakura entre ambas casas y de un salto se colgó de
la ventana a la habitación de su amigo... - Abre ya, o rompo la ventana.
-
Meow~ no hay necesidad de que seas bruto... - Reticente, el neko de grandes
ojos negros abrió la ventana.
Y
al instante corrió a esconderse bajo "toneladas" de mantas -obviemos
la exageración rimbombante-, esperando que así sus feromonas no alcanzaran el
olfato de su amigo.
El
tigre, por su parte, bufó ofendido por la actitud, y terminó sentándose en el
suelo frente al bulto de mantas.
-
No te escondas, yo ya sé lo que es el celo. Y no voy a atacarte.
-
Eso dices ahora, pero si salgo de aquí...
-
Que sepas que tu aroma siempre me ha encantado de por sí. Lo que quiero decir
es que me gustas desde que nos conocimos, Jaejoong ah. Si pasa algo entre
nosotros, no será por tu celo, sino porque te guste también.
El
neko se movió bajo las mantas hasta ser capaz de asomar la cabeza por un
huequito, sus orejas estaban erguidas, como entusiasmadas, y los grandes ojos
negros brillaban.
-
¿En serio, Yunho?
-
¿Te he mentido antes?
El
neko negó efusivamente. Los orificios nasales del tigre se expandieron captando
su aroma.
-
Para mí hueles delicioso como siempre. No voy a atacarte, Jaejoong.
--//--
El
neko blanco sintió una alegría sublime cubrirle el corazón cuando vio la
franqueza brillar en los ojos marrones del tigre. Y de un salto abandonó su
guarida bajo las mantas, abrazando efusivamente al tigre pardo, sentado
inevitablemente en su regazo ya que estaba en el piso sentado.
-
Meow~ - Los ronroneos del neko llegaron al instante, y su mejilla pronto se
restregó cariñosa contra la tez morena.
Y
el tigre no hubiese demandado un respiro de no ser porque además de su mejilla,
todo el cuerpo del neko comenzó a friccionarse contra el suyo.
-
Jaejoong, tampoco abuses de mi autocontrol... - Dijo con ojos brillantes.
Un
brillo diferente pero no menos cariñoso y sincero, si acaso, solo más amoroso.
Un amor que al neko también le hormigueaba en cada poro de piel.
-
Gracias, Yunho, meow~ - Con un ronroneo alegre, el neko se inclinó por un beso.
Yunho
sintió por primera vez los aterciopelados labios carmín robarle el aliento
aquella tarde, y sus manos se ciñeron en la delgada cintura con súbito anhelo.
Jaejoong suspiró y jadeó en medio de aquel primer beso. Y sintió todo su cuerpo
arder en deseo y cariño.
--//--
Aquel
primer beso entre el neko blanco y el tigre no llevó a más que una decena de
los mismos mientras estuvieron ahí, en el piso con Jaejoong apostado en el
cálido regazo de Yunho. Aunque el neko estuviese en celo y su instinto también
fuera aparearse, junto con el tigre decidieron que esperar un poco más era lo
mejor.
Pero
esperar, y esperar, y esperar no estaba resultando para ninguno por cada vez
que el neko tenía su período de celo y ambos se decían entre besos que
"todavía no", aunque en cada ocasión hubiese menos convicción y más
deseo proyectado en los tipos de besos compartidos, y las manos inquietas que
intentaban encontrar más piel para acariciar.
-
Meow~ Yunho~ - Suspiró coqueto, con una seducción tan natural que a veces el
tigre se preguntaba si estaría siquiera consciente de aquella parte de su
personalidad... - Yunho - Jadearle el nombre al oído y frotarse insinuante.
No
podrían soportarlo más, estaba en celo y era primavera. Neko y tigre cedieron
cualquier rasquicio de autocontrol y se entregaron al instinto por primera vez.
Ambos han cumplido ya sus 18 primaveras, por lo que no está mal, piensan apenas
un poco entre toqueteos ansiosos y cuerpos desnudos que encajan con prisas y se
mueven cadenciosos sobre la blanda cama de la habitación del neko.
--//--
Por
aquél tiempo, Yunho y Jaejoong conocieron a Junsu, otro neko un par de años
menor y sumamente tierno. Cuando el neko blanco y el tigre de dieron cuenta, ya
parecían los padres primerizos y autoproclamadoa del neko rosa, era bastante
cómico cómo podían comportarse tan protectores con alguien a quien conocían de
apenas unos meses pero se sentía como si fuera toda una vida.
-
¿Será que queremos hijos? - El tigre preguntó con cautela, tanteando la
reacción de su amante. Para él, 20 años sonaba a buena edad para planear
familia.
-
¿Ahora? - El neko blanco mostró sorpresa y cierto titubeo en sus grandes ojos
negros.
-
No ahora, en un par de años, quizá... - Aventuró.
-
Bueno, supongo que en un par de años estaría bien, aunque recién estaríamos
terminando la universidad, Yunho. Deberíamos establecernos antes.
-
Tienes razón, vamos a encargarnos juntos de eso, Jaejoong ah... - El tigre
sonrió amoroso, y su mano alcanzó una de las pálidas mejillas del neko... -
Estás frío.
-
Es invierno, y soy sensible al clima.
-
Ven, voy a calentarte.
El
neko blanco se dejó envolver por los cálidos brazos del tigre. El pensamiento
de la "familia" seguía rondándole la cabeza. Pero no se sentía
preocupado, confía en Yunho.
--//--
Jaejoong
no mentía en absoluto, la época de invierno siempre conseguía inhibirle, si por
él fuera, pasaría todo el día metido bajo las mantas de polar y resguardarse
del inclemente frío. Si le llevaban cada alimento a la cama, más feliz, si le
preparaban café negro y horneaban pan de vainilla, mucho más. El neko blanco
tenía esa clase de deseos, pero los callaba porque, ¿dónde se ha visto un neko
tan mimado que soporte tal letargo por más de unas horas?
—
Va a nevar, Junsu seguro sale a hacer muñecos de nieve al parque… — El tigre
comentó de pronto, sacándole a él de sus pensamientos y recordando que la
comida, no se preparaba sola. Él suspiró, aunque le gusta cocinar, realmente le
encantaría no tener que hacerlo en estos días tan fríos… — ¿Jaejoong ah, estás
bien? Tienes esa mirada distraída como cuando algún pensamiento te ronda la
cabeza.
—
Estoy bien, solo es eso. Pienso en algo, pero no es importante Yunho ah… —
Sonríe conciliador, prestando atención a la cacerola y volviendo al tema que su
novio mencionara antes… — Si Junsu sale, no lo hará solo, ya sabes, Yoochun
anda tras su cola~… — Agregó con una sonrisita. En el fondo le agradaba la idea
de que aquel par, neko y lobo, tuvieran una relación formal como la suya con el
tigre. Aunque era justamente Yunho quien no parecía para nada entusiasmado con
la idea.
—
Ese lobo pervertido, como le ponga las garras encima… — Gruñó, rodeando la
cintura de Jaejoong y apoyando el mentón en su hombro, olfateando el aroma de
los alimentos cocinándose… — Aunque a Junsu le gusta.
—
Exacto, y es lo que debe importar, Yunho ah.
—
Pero no me agrada, porque Yoochun solo se comporta como imbécil cuando Junsu
está en celo.
—
Porque el resto del tiempo se controla mejor. Sé que Yoochun es un lobo
pervertido, pero tiene sentimientos auténticos por Junsu. Si algo pasa entre
ellos, promete no rasgarle la yugular, ¿sí? — Jaejoong solo escuchó un gruñido
más sonoro de parte del tigre. Pero era una afirmación, y honestamente le valía
así… — Prueba esto… — Dijo, acercando una cuchara con la salsa que cocinaba. El
tigre sopló concienzudamente antes de lamer un poco… — ¿Más picante?
—
Sí, puedo soportar un poco más… — El tigre dijo, y apretó su agarre en la
cintura del neko cuando soltó una risita y echó una pizca más de polvo picante
a la salsa.
El
tigre paseó despistadamente su nariz por el cuello del neko, aspirando su
aroma, el que al mezclarse con los olores de la cocina se convertía en un
auténtico platillo apetecible a los sentidos del moreno.
—
Yunho~ — Jadeó estremeciéndose. El tigre ha lamido su cuello… — Estoy,
cocinando.
—
Tengo hambre… — Gruñó, pegando su pelvis al trasero del neko, acariciándole la
larga cola con una mano… — De ti, Jaejoong.
—
No seas travieso, tigre~. Ya casi termino.
—
Entonces no te distraigas, haz de cuenta que no estoy aquí.
El
tigre dijo, pero no porque fuese a dejar lo que hacía comenzado. Apretó
nuevamente la cintura del neko, frotando su pelvis contra el trasero, llevando
su boca a las blancas orejas, mordisqueando las puntas en tanto su cola se
enredaba con la ajena.
—
Meow~ Yunho~ ¡Meow~! — Maullar comenzando a sentirse un poco más caliente,
estremeciéndose y reaccionando a las caricias sinuosas de su novio… — ¡Estás
frío~ meow~! — Gimoteando y crispándose cuando los dedos fríos del tigre
encontraron camino bajo sus ropas y palparon el costado de su vientre.
—
Vamos a calentarnos, JJ… — Cuando le hablaba con aquel diminutivo de su nombre,
el neko sentía un calorcito avivarse en la boca de su estómago. Le gusta que le
hable así, que le ronronee ronco al oído, que le muerda las orejas y acaricie
sus ingles por encima de la ropa, provocándole lentamente. Como el tigre que
es, cauteloso para el ataque.
—
Nya~ meow~ — El neko blanco entrecerró los ojos, los alimentos cocinándose en
la estufa se volvieron borrosos, y los vapores aromáticos brotando de ellos
sedujo su olfato, pero no opacó el particular olor de su amante, que despertaba
su morbo e incentivaba su deseo.
Los
pantalones del neko resbalaron hasta sus rodillas, sus piernas se abrieron en
un eje menor, lo suficiente para que el tigre “trabajara” en él. Yunho se
arrodilló frente al trasero de Jaejoong, usando su lengua para humedecer la
entrada del neko, sintiendo cómo su nariz rozaba contra la esponjosa textura de
su cola blanca un poco más arriba. Tras llenarle de saliva, el tigre se
incorporó, y anclándose a la cintura del neko, entró suavemente en él.
—
¡Meow~~! — El maullido/gemido de Jaejoong pinchó el bajo vientre de Yunho, y su
falo ganó tamaño dentro del neko… — Yunho~ no te excites más~.
—
¡Ngh! No maúlles así, JJ… — Gruñó, mordiéndole nuevamente una oreja, tirando
con su cola la del neko, enredándose y jugueteando sensuales.
Si
Jaejoong conseguía que los alimentos no se quemaran mientras tiene sexo con
Yunho, entonces realmente será un cocinero de otro nivel. De momento aquello la
verdad no importa, solo gemir y maullar por cada embestida que el tigre
arremete contra su trasero. Ama que sea algo salvaje, que no suprima su instinto
y le penetre como si la vida le pudiese depender de ello; le gusta también que
le masturbe, que su mano bombee con los ritmos exactos para aturdirle de
placer, que su dedo juguetee en la abertura de su pene o apriete sus
testículos, añadiendo delicia a su mar de sensaciones.
Cuando
la excitación los arrastró al orgasmo, el tigre apenas tuvo tiempo de salir y
correrse en los glúteos níveos del neko –ya que fue impulsivo y no usó condón,
no estaba permitido derramar su semilla dentro–. Sin embargo, el neko explotó
con tal fuerza, que su semen salpicó, algunos alimentos.
—
Ay, cielos~.
Yunho
metió un dedo en la salsa, probando sin soplar. Más tarde su lengua arderá un
poco por el calor, pero de momento no importa.
—
Delicioso, JJ.
--//--
Cuando
Yunho supo que Junsu y Yoochun estaban formalmente saliendo, claro que casi le
rompe la tráquea al lobo, pero solo por un milisegundo lo pensó, y su cuerpo
reaccionó a ello, pero al final simplemente le “amenazó” para que cuidara de su
“hijo”. Con el neko rosa haciendo su propia vida junto al lobo pervertido,
Jaejoong y Yunho comenzaban a sentirse un poco “solitarios”. Venga, que no
tenían más un hijo postizo sobre el cual descargar todo ese amor paternal que
tenían para dar. Aunque estuviesen apenas sobre los veintiún años de edad.
—
Yunho~ estoy aburrido, meow~… — El neko blanco ronroneó, rodando cómicamente
hasta su tigre amante, que seguía metido en la revisión final de su tesis para
titularse de la universidad.
El
neko por su parte ya se había graduado, ya que él se había decidido por la
carrera de chef profesional, justo en ése momento estaba “descansando”. En unos
días tendría su examen final, pero ya había drenado su cerebro y pensado mucho,
todo su cuerpo necesitaba un poco de relajación. Claro que, la parte divertida
de dicha actividad estaba siendo arruinada por el tigre estudioso.
—
Vamos, Jaejoong, necesito terminar esto… — El moreno sonrió divertido por la
actitud de su amante. Vivir juntos tenía sus privilegios, pero también sus
sacrificios… — Dame un par de horas más, ¿bien?
—
No~ meow~ es demasiado tiempo, Yunho~… — El neko trepó sensual en el regazo del
tigre, quitándole en el proceso un libro que descansaba en las piernas del
moreno y que se unió a los tantos más desperdigados por toda la mesa… — Soy un
neko que necesita atención inmediata~ — Ronroneó coqueto, agitando su cola
suavemente, acariciando con la punta de ésta el cuello y las mejillas de su
amante. Provocándole.
—
Jaejoong… — El tigre simplemente le nombró, enamorado del nombre y el dueño de
éste. De la esencia y cada poro de piel del neko.
Con
celo o sin él, el neko blanco era fuego puro, y no dudaba en ir por aquello que
quería sin freno alguno. Sexo, pasión, lujuria, aquel instinto se le desbordaba
en la desenfrenada sensualidad que era capaz de desatar. Y el tigre era el
único sobre la faz de la tierra con la “capacidad” de satisfacerle, de amarle
como le gustaba sin necesidad de palabras, sin tener que pedirle lento, rápido,
profundo o suave. Yunho le daba lo que quería cuando lo quería y como lo
quería. Así de sincronizados estaban. Así de mucho se aman.
Después
de la graduación iniciaron su vida laboral con relativa facilidad. Jaejoong
cocinaba en un reconocido restaurante en el centro de la ciudad, y Yunho pronto
se enfiló en la nómina policial, ganando prestigio como detective eficiente en
pocos meses. A los dos años era compañero inamovible de Yoochun, y juntos
hacían la mancuerna más “temida” de la fuerza. Y Jaejoong, seguía tan
“dominante” como siempre, si quería sexo, no importaba la hora del día, lo
tenía. Pero, con el nuevo estilo de vida, no era extraño que hubiesen ocasiones
en que la protección era olvidada. Por lo que, estar preñado no era novedad, ni
algo que no celebrasen, con más amor.
Así
llegaron al mundo sus primeros bebés, una linda neko a la que llamaron Dayelin,
y un tigrito de nombre Constantine. Y tres años más tarde, Iker y Vladimir,
ambos nekos varones.
me encanta esto de los nekos lobos, tigres ,me divierte ...muchas gracias
ResponderBorrarA mí tbn me divirtió escribir de ellos con esas formas animales xD aunque en aquél entonces mi explorador casi colapsaba porque tenía cm mil páginas abiertas investigando a conciencia de cada animal xDD
BorrarGracias a ti por pasarte~
Yunho como siempre un galante y fogoso caballero y amante! Y Jae ay cooosi ya me lo imagino todo traumas debajo de esa montaña de mantas. Me gusta como es que das a cada uno justo ese carácter según las particularidades de cada animal. No sé cómo es que se llama esto de dar a los humanos características físicas e instintos propios de los animales como lo haces, pero creo que es muy interesante.
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