miércoles, 28 de diciembre de 2016

Nine Tailed Fox. CAPÍTULO 9.



CAPÍTULO 9. LUNA LLENA
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…Flashback…
Doscientos años atrás

Cuando el zorro de ojos negros retrocedió herido por las palabras de Yoon Hoo, la daga que Soo Ahn empuñara contra el general estaba enterrada en la espalda del zorro, justo a la altura de su corazón. Sin embargo, Yoon Hoo no se había percatado del sacrificio de su amante y ahora solo le miraba con ojos temerosos, quizá iracundos.

Yoon Hoo…

— ¡No me nombres! — El general bramó levantándose tambaleante del suelo.

Ahí donde había caído tras protegerse de un ataque que ni siquiera vio venir. La salida a dar un paseo bajo la luz de la luna y las estrellas esa noche, ha terminado de esta manera. Descubriendo el verdadero yo de quien consideraba su amante, por quien incluso había estado dispuesto a sacrificarlo todo con tal de permanecer a su lado. ¿Y todo para qué? Para sentirse burlado, manipulado, herido en su orgullo.

Déjame explicarte, por favor.

— Tus explicaciones no me sirven de nada. Aléjate de mí, y no te aparezcas nunca más ante mis ojos.

Por qué. Dijiste que me amabas tantas veces, por qué cambia ahora. ¡Explícame!

— Jamás me enamoraría de un monstruo como tú. Si hubiera sabido quién eras desde el primer momento, absolutamente nada habría pasado entre nosotros.

El general dio media vuelta alejándose sin mirar ni una sola vez atrás. Allí, en el claro de una colina montañas arriba, el zorro de ojos negros era abandonado. Y sigilosa entre las sombras de los árboles, Soo Ahn, la prometida del general Yoon Hoo, desaparecía.

El zorro derramó unas lágrimas por el dolor que aquejaba en su corazón, y su Aliento, contenido en el pecho del joven Shin Hae, se agitaba con dolo a un par de kilómetros de ahí, en la casa que días atrás llegó a sentir realmente suya. El zorro limpió su llanto con el dorso de su mano, enjugando las lágrimas con un punzante rencor brotándole desde el fondo de su alma. Las nueve colas ondearon brillantes bajo la luz de la luna, y su piel nívea resplandecía también con un tono plateado que dejaría anonadado con su belleza a cualquiera que le mirase honestamente. Las felpudas orejas blancas que terminaban en punta y los largos colmillos bajo sus labios enfatizaron su naturaleza zorruna, pero el misticismo de su existencia quedó de manifiesto cuando sus grandes ojos negros fueron cruzados por irises azul hielo, penetrantes y llenos de una ira que el gumiho no pensaba contener.

En aquel instante, toda la magia del zorro emanó de su cuerpo con fuerza, irradiando ondas que comenzaron a sacudir las entrañas de la montaña. La daga que estaba enterrada en su espalda fue liberada por obra de sus dones sobrenaturales, la filosa hoja salió limpiamente de su cuerpo sin apenas mancharse del líquido carmín, una gota de sangre rodó por la perfecta silueta del zorro pero pronto se desvaneció consumida en la furia de su magia. La daga flotó entonces entre las colas del zorro, impregnándose de la magia que sin reparo seguía manando de la criatura. Los mechones oscuros se mecían sobre su frente pero su vista estaba clavada en la villa montaña abajo, donde Yoon Hoo seguramente ahora estaría llegando con el corazón desbocado de sorpresa y resentimiento. Esto no era nada junto al dolor, la ira, la traición que el zorro sentía hirviéndole en la sangre.

Te has atrevido a despreciarme… — El zorro dijo con tono calmado, aunque su interior estuviese consumiéndose en un odio incomparable… —Tú, mereces la muerte Yoon Hoo.

Sí, esas fueron las palabras que el zorro dijera consumido en su dolor. Y toda su magia comenzó a hacer estragos en las entrañas de la montaña. Un zorro polar dominado por su rencor y la decepción de un amor que ahora comprende no era honesto, siempre llevaría a la destrucción. Estaba determinado en su naturaleza.

En la villa, Shin Hae se estremecía en el suelo sucumbido por el dolor que el Aliento contenido en su pecho estaba ocasionándole. Parecía como si quisiera salir de su interior y unirse con su portador original, pero al mismo tiempo estaba aferrado a su corazón porque era cálido y sincero. Shin Hae en aquel entonces era un joven de apenas treinta años de edad, pero sirviente de la familia Kim desde niño, había crecido a lado de Yoon Hoo como su mejor amigo. Ajeno a los hechos, Shin Hae solo podía estar preocupado por su amigo, y el amante de éste.

— Debo… levantarme… — Shin Hae sin embargo no podía controlar su cuerpo, incluso si intentaba con todas sus fuerzas incorporarse, el dolor era más influyente que su voluntad.

En lo alto de la montaña, la silueta del zorro de nueve colas enmarcaba la luna llena resplandeciendo en el firmamento, como un cuadro en cuyo fondo el redondo astro cobijaba la ira del gumiho. Los grandes ojos negros cruzados entonces por aquellos irises azul hielo lucían ausentes, y todo el poder de su magia irradiaba sin parar. Entre las colas, la daga seguía flotando impregnándose de sus destellos mágicos. Y más allá, entre ambas dimensiones, La Abuela de los Tres Dioses presentía lo que uno de sus adorados zorros realizaba, por lo que fue ella misma quien tuvo que bajar al mundo de los humanos, apareciendo delante del zorro de ojos negros con porte elegante y sereno.

— Detente ya, YoungWoong.

La Abuela de los Tres Dioses clavó su mirada serena en los ojos del gumiho, ella puede sentir el poder que el zorro está desplegando. Siempre lo ha sabido, no es nada más peligroso para la humanidad que la ira de un Gumiho del talle de este linaje en particular.

— Para con esto.

¿Por qué debería, Abuela? Siempre has dicho que la humanidad es inferior a nosotros.

— Pero no para exterminarlos. Así que detente, YoungWoong.

No me llames de nuevo de esa manera, Abuela. Es un nombre que me dio mi madre, y de ella no quiero saber nunca más.

— Pobre zorro, traicionado por aquellos a quienes más has amado. ¿Y luego qué? ¿Destruir la villa te traerá paz?— La Abuela vio los ojos del zorro titubear… — Sabes que la respuesta es “no”, así que solo para, querido. Antes de que tenga que detenerte yo misma, y no va a gustarte que lo haga.

La advertencia hace titubear una vez más al zorro de ojos negros. Es suficiente sin embargo para interrumpir el curso de su magia. Las entrañas de la tierra dejan de sacudirse y él, poco a poco, recobra la conciencia de su nobleza, soltando apenas un poco el rencor y la decepción. El dolor, sabe, permanecerá en su corazón para siempre.

— Eso es, tu autocontrol y buena voluntad siguen siendo superiores, querido… — La Abuela vio entonces la daga flotando aún detrás del zorro. Caminó hasta ella y la tomó en su mano. Sintió al instante la magia del gumiho vibrando en el objeto que ella ha identificado también de inmediato.

Por qué la Daga del Hado está en este mundo, Abuela.

— Supongo que alguien la tomó prestada.

No me mientas, Abuela. ¿Le entregaste la Daga a Soo Ahn? ¿Sabías de todo esto?

— Querido… — La Abuela suspiró, guardando la Daga entre sus ropajes… — Ciertamente Soo Ahn la pidió prestada, pero las circunstancias de todo esto no tienen qué ver con decisiones mías, sino de ustedes. Fuiste a enamorarte de un humano como él, cuando Soo Ahn también había puesto sus ojos sobre ese hombre desde antes de que tú siquiera caminaras por aquí.

¿Estás culpándome?

— No podría. He dicho que lo sucedido es consecuencia de sus decisiones. Soo Ahn y tú, han estado unidos por un extraño destino desde que nacieron, querido.

Pero ella es diferente a mí, y es tu nieta. Lleva tu sangre en sus venas. No te atrevas a decirme que no influyó eso sobre tus propias decisiones, Abuela.

— Lo mejor para ti, y para ella, es no involucrarse con tal sentimentalismo con los humanos. Lo has visto, son susceptibles de cambiar su corazón en un instante, herir, traicionar la confianza dada. Vamos querido, solo deja esto atrás y volvamos a casa.

No. No quiero volver. No aún. Te lo pido como un favor, Abuela, déjame libre por un tiempo. Prometo no usar mi magia contra la humanidad.

La Abuela de los Tres Dioses lo meditó el tiempo requerido, y luego accedió al pedido del zorro de ojos negros.

Debo recuperar mi Aliento.

El zorro de ojos negros volvió la mirada hacia la Villa. No quiere volver ahí, no quiere saber nada relacionado con Yoon Hoo nunca más. Pero antes de que él tuviera que tomar la decisión de volver a la villa o no, Shin Hae apareció por el camino cuesta arriba, se le veía agotado, su cuerpo sudoroso y la dificultad para respirar le hizo saber al zorro de ojos negros que el hombre lo estaba pasando mal. Seguramente por sus propios sentimientos, su Aliento debía estar intranquilo, probablemente sediento de venganza.

— Al fin te encuentro. Yoon Hoo llegó a casa con una cara espantosa, pero cuando le pregunté por ti él no hizo más que gritar enloquecido maldiciéndote.

Así que ahora me maldice… — El gumiho sonrió con ironía… —Apenas hace unas horas juraba que me amaba.

— Traté de advertirte, no iba a ser sencillo saber quién eres.

Pero tú no me despreciaste. Aceptaste ayudarme a cambio de nada.

— Las personas también pensamos diferente. ¿Estás bien? Tu Aliento no ha parado de aguijonearme con dolor.

Lo siento. Estoy bien, voy a tomarlo ahora mismo de vuelta. Ya no es necesario que lo contengas por mí, Shin Hae.

El hombre asintió, y cuando el zorro tomó de vuelta su Aliento, él sintió que un gran peso le fue sacado de los hombros. No era fácil contener el Aliento de un zorro de nueve colas, cada día había sido un reto, pero él lo había aceptado gustosamente. Porque Shin Hae amaba al zorro, pero nunca se lo diría.

— ¿Qué harás ahora?

No lo sé. Calmar mis emociones por el momento.

Shin Hae se preguntó por primera vez cómo es que este hermoso joven hacía para controlar sus emociones, era claro que estaba sufriendo, pero su rostro no reflejaba más que una serenidad impecable que le preocupaba incluso más que si pudiera ver claramente su enojo, su decepción, su dolor.

Un par de meses más tarde, Shin Hae volvió a encontrarse con el gumiho cuando recibió un mensaje de su parte citándole en un pueblo a varios días de camino hacia el sur. Cuando arribó al lugar, Shin Hae no esperó encontrarse con aquella sorpresa. El vientre del gumiho abultado de aquella manera, solo podía deberse a una cosa.

— ¿Estás, esperando un bebé?

Sí. Sospeché de esto desde aquella noche, pero no estuve seguro hasta una semana después, cuando todos los cambios en mi cuerpo comenzaron a ser evidentes.

— Pero apenas hace un par de meses que… que nos vimos.

Recuerda que no soy un humano como tú, o mejor dicho como Yoon Hoo. Ahora tú tampoco eres un humano como los demás.

— Espera, espera… — Shin Hae se talló las sienes, está confundido e impactado… — Vayamos por partes. Eres un hombre, quiero decir tu cuerpo es masculino, cómo… cómo pudiste.

Magia. Y un gran deseo de tener “algo” que me vinculara eternamente con Yoon Hoo. O eso pensaba cuando intimábamos, cuando pensaba que hacíamos el amor. Incluso si él me rechazó tan cruelmente esa noche, todavía pienso que antes que supiera nada, él en verdad amó al hombre que creía que era. Así que amo a nuestro bebé porque fue concebido con amor.

— ¿Y qué piensas hacer?

¿Sobre Yoon Hoo? Nada, él ha seguido con su vida, ¿no es así? Entonces que la termine como mejor le parezca. Para él yo no existo más, y para mi él está muerto. Tendré mi bebé, y luego te encargarás de su crianza.

— Ah… ¡Qué! ¿Qué es lo que has dicho? ¿Que yo me encargue de su crianza?

Sí. Es un favor que te estoy pidiendo Shin Hae.

— No. Imposible. No. ¿Por qué? Tú estás bien, ¿no es eso lo que dijiste? Por qué ahora quieres que yo crie a tu hijo. No entiendo.

Porque una vez que nazca, tengo que dejarle. No confiaré en nadie más que en ti. Porque mi Aliento estuvo a salvo contigo y eso te hace digno de toda mi confianza.

— Eso no responde del todo mis preguntas. Por qué tienes que dejarlo.

Alguna vez te hablé de La Abuela de los Tres Dioses. Si ella sabe de este bebé no se lo tomará de la mejor manera, y no pienso arriesgar a mi hijo por nada. Pero si yo no vuelvo pronto a nuestro mundo, ella comenzará a buscarme.

— ¿Estás seguro de que esa “Abuela” no sabe ya de esto? Dijiste que ella es poderosa, y que no suelen suceder cosas sin que ella sepa.

Los poderes de la Abuela son extraordinarios, pero tiene sus límites. Cuando ella accedió a dejarme libre por un tiempo, ejerció un hechizo que le impide ver nada acerca de mí hasta que yo decida volver. Pero no quiero levantar sospechas sobre mi ausencia. Unos cuantos meses son suficientes para dejar atrás el pasado y seguir adelante.

— Ustedes, los seres superiores, son más complicados de lo que parece.

Comienzo a pensar que no hay grandes diferencias entre los humanos y nosotros… — El zorro de ojos negros sonrió con un dejo de amargura, luego acarició su tripa y ocultó su mirada bajo su flequillo negruzco… —Pero este bebé, tiene que forjar su propio destino.

— ¿Sabes que lo que estás pidiéndome es demasiado? Prácticamente tendría que renunciar a mi vida para cuidar de tu hijo.

El zorro de ojos negros clavó su mirada en el hombre. Sin Hae alcanzó a vislumbrar un reflejo de molestia en esos pozos oscuros, pero más allá, aún brillaba algo más hermoso. Tal vez la maternidad.

No quería llegar a esto pero no me dejas opción. Te lo pedí amablemente Shin Hae, pero ahora voy a decirlo como debe ser. Si te niegas, no volverás con vida a tu villa.

Shin Hae torció una sonrisa indescifrable, luego asintió y pidió permiso para tocar el vientre del gumiho.

— Ahora dime, cómo es que luce de este tamaño tan pronto.

Te lo dije, soy un zorro después de todo. Mientras que las humanas deben gestar a sus bebés durante nueve meses, para un gumiho bastan tres. En unas cuantas semanas mi hijo nacerá. Y sé que cuidarás bien de él.

— Así que marcharás para protegerlo, ¿verdad? No es algo que tengas que pensar, ya lo decidiste… — El zorro asintió… — Antes, dijiste también que yo ya no era un humano como los demás, qué significa.

Guardaste mi Aliento durante casi un mes, y esa noche sucedieron cosas extrañas debido a mi magia. Por alguna razón mientras contenías mi Aliento, algunas de mis bondades fueron transmitidas a ti, tu longevidad será extensa, y cualquier herida que sufras sanará más rápido que los humanos. Además, presiento que habrá contadas heridas que puedan ser mortales para ti. Así, eres el único indicado para criar a mi hijo.

— Ciertamente, se trata de conveniencia, ¿verdad?

Sí.

El zorro de ojos negros admitió sin tregua para los sentimientos. Él sabe, no está ajeno a lo que Shin Hae siente por él. Más el tema nunca fue tocado siquiera.

—Por qué elegiste este pueblo.

Simplemente me gusta. La vista es hermosa en cualquier dirección, y está lo suficientemente escondido como para que cualquiera llegue hasta aquí. Es una villa tranquila, y las personas que habitan este lugar tienen supersticiones arraigadas, respetan lo que represento incluso si no saben quién soy. Es el lugar ideal.

— ¿Vendrás a verle? No puedo aceptar que digas que simplemente vas a dejarle. Es tu hijo. Merece saber que su madre le ama.

Shin Hae, confío en ti. Cuando le críes, tal vez puedas mencionarle alguna vez que su madre le ama donde quiera que esté.

Semanas más tarde el zorro de ojos negros tuvo a su bebé a medianoche de luna llena. Y apenas unos meses después, abandonó este pueblo y a su hijo, dejando todo en manos de Shin Hae. Había pensado que no volver sería algo que podría hacer, pero con el tiempo estuvo volviendo al pueblo en algunas ocasiones, solía hacerlo por las noches cuando SungJae dormía. Pero Shin Hae cada vez pareció darse cuenta, el zorro de ojos negros llegó a concluir que se debía a un vínculo establecido entre ellos por su Aliento.

— Cuando te fuiste y él tenía siete meses, me pregunté una y otra vez si su crecimiento sería normal toda la vida. De alguna forma eso me asustaba, no tenía idea de cómo criarlo sabiendo quién era su madre.

Shin Hae, siento despertarte.

— No necesitas disculparte. Es bueno que vengas. Aunque sería mejor si lo hicieras cuando SungJae está despierto.

Ya sabes que no puedo. Suficiente hago con venir, le expongo cada vez.

— Lo sé. Gracias por todos esos libros que dejaste la última vez, han sido muy útiles.

Tengo que irme.

Shin Hae sonrió al ver al zorro de ojos negros salir con agilidad por la ventana. Seguía tan hermoso como siempre. Luego volvió la mirada hacia el pequeño de cinco años que dormía plácidamente entre mantas cálidas y el perro a sus pies que nunca reaccionaba ante la presencia del gumiho, como si supiera quién es.

— Hey, cuando SungJae alcance la pubertad, comenzará a crecer muy lentamente. Así que hasta entonces, sigue cuidando de él, ¿vale? Luego hay que buscar una preciosa perrita con la que puedas tener cachorros que sigan cuidando en delante de nuestro SungJae, mh. Ah, debo estar volviéndome loco para hablar con un perro.

El can movió las orejas de un lado a otro, lamió su nariz y se acurrucó nuevamente a los pies del pequeño. Shin Hae suspiró y volvió a su habitación.

Cuando SungJae estaba por cumplir los 10 años, una comitiva de jinetes pasó por el pueblo. El general Kim Yoon Hoo la encabezaba. Shin Hae se las ingenió para mantenerse oculto, pero no pudo evitar que el niño tuviera un breve encuentro con el general.

— Eres un niño valiente, pero cruzarte en el camino de los caballos podría matarte.

Pero mi perro iba a ser aplastado por ellos. No podía permitirlo.

— Entonces, asegúrate de tenerle cerca de ahora en adelante.

Yoon Hoo revolvió los sedosos cabellos del niño con gesto amable. Luego sintió algo correrle de pies a cabeza, una sensación estremecedora que lo inquietó de sobremanera y que, por alguna razón, le hizo evocar el recuerdo de aquella noche que con tanto ímpetu enterraba una y otra vez en su mente. El niño agradeció su atención y se alejó por la calle principal confundiéndose entre la gente.

…Flashback…
Departamento de Jung Yunho

Incluso si Yunho solo tenía imágenes borrosas de un pasado que no le pertenecía, cada que aquellas asaltaban su pensamiento se sentía más angustiado que antes.

— Jaejoong, tú dijiste antes que no creías que yo fuera la reencarnación del hombre que amaste, ¿verdad? Entonces, por qué sigo viendo estas imágenes en mi cabeza, de una vida que no es mía, de un pasado que no corresponde a mi existencia.

Estoy seguro de que no eres él. Te lo dije también, tu alma vibra diferente.

— ¿Es probable que sea algún descendiente suyo?

Tal vez. Pero Yunho ah, no te atormentes por eso. Tú decides quién quieres ser, no tu pasado.

— ¿No es eso algo que deberías considerar muy seriamente por ti mismo?

Lo es… — Jaejoong admitió con una sonrisa forzada.

— La razón por la que me afecta saber que tuviste un hijo con él, es porque tú me gustas Jaejoong.

El moreno finalmente dijo, sosteniendo la mirada del zorro dio un paso más cerca. Jaejoong abrió los ojos de par en par, no habría imaginado que se lo dijera así tan de repente. Pero no podría ocultarlo, su corazón se ha alegrado por estas palabras.

Le he gustado a muchos hombres a lo largo de mi vida. Pero Yunho ah, es normal que alguien como yo encante, está en mi naturaleza.

— No es un gustar tan superficial Jaejoong.

Ambos se sostuvieron la mirada, hasta que fue el zorro de ojos negros quien se sintió obligado a evadirla. Estaba avergonzado. Después de tanto, tanto tiempo, sentía una vergüenza genuina al recibir tales palabras. Su Aliento también se inquietó.

Casi es medianoche, mis hermanos y yo tenemos que irnos.

— Jaejoong…

Hablaremos… hablaremos después, Yunho ah.

Jaejoong no lo diría, pero estaba asustado de los sentimientos de Yunho. Tan asustado, que en esos momentos realmente solo pudo pensar en huir.


El zorro de ojos oscuros gruñó con molestia. Una parte de él detesta la capacidad de este humano por inquietarle.

— Tengo razón, ¿verdad? Tú hermano y tú piensan hacer algo esta noche porque es luna llena. Pero no puedo ayudarte ChangMin, no así nada más.

La razón que tengo para ocultarte lo que planeo es fuerte. Deberías permitirme un secreto, Hayami baka.

— Sí, tal vez debería. Pero ya hay demasiados secretos entre nosotros. Tú ni siquiera has terminado de explicar lo que pasó aquella noche, lo que significa la frase que dijiste en latín. Eres injusto, ChangMin.

Pero así es como te gusto, ¿no? Todo lo que haces, la forma en que me miras, la manera en que me tratas, los besos que nos hemos dado. Todo eso, incluso lo que sueñas, me dice cuánto me deseas.

— No se trata solo de deseo. Tú realmente me gustas, ChangMin.

Soy un gumiho, es normal que te guste. Todos los humanos son susceptibles a nuestros encantos.

— No lo entiendes, no me importa si eres un gumiho, si fueras un humano. Me gustas por quien eres.

¿Y no estarías dispuesto a tomar mi Aliento por treinta días si te digo que eso ayudaría a averiguar si tu sentimiento es verdadero?

— ¿Acaso debes someter a prueba mis sentimientos por ti?

Sí. Si en verdad lo que sientes no es simple deseo, entonces creo que deberías tener la voluntad para cuidar de mi Aliento durante ese tiempo sin que quieras meterte entre mis piernas en el transcurso.

— Tan jodidamente honesto, ChangMin… — El japonés dijo con una sonrisa pícara, mientras que las mejillas del morocho se bañaban de carmín… — ¿Y si no tengo suficiente autocontrol?

Mi Aliento dolerá en tu pecho. Tan fuerte que te doblegará. Una vez que lo experimentas, no querrás que se repita.

— Suena prometedor. De acuerdo, lo haré, pero tengo una condición… — El zorro de ojos oscuros enarcó una ceja con desdén. Él someterse a condiciones de un humano, ¡inverosímil!... — No podemos vernos durante ese mes.

¿Ah?

— Lo que escuchaste. No nos veremos durante ese tiempo. ¿Quieres que me controle? No hay manera de que lo consiga si te veo todos los días.

Tú…

— Vamos, no es que te mueras por mí, ¿o sí?

Ni en sueños… — Gruñó haciéndose el indiferente.


Antes de medianoche, los hermanos gumiho ya se habían marchado del departamento de Yunho, SungJae había sido acompañado por ellos hasta los dormitorios de la Universidad, donde Jaejoong, Junsu y ChangMin tuvieron oportunidad de conocer al amigo del menor.

— Él es Bang YongGuk, compartimos dormitorio.

— Mucho gusto… — El chico de apariencia sencilla y amplia sonrisa, inclinó el rostro con respeto hacia los conocidos de su amigo.

— YongGuk, ellos son mis tíos Junsu hyung y ChangMin hyung. Y él es mi omma Jaejoong.

— ¿Eh? — YongGuk sonrió confundido, mirando de hito en hito a los conocidos de su amigo y a su amigo mismo. SungJae era todo sonrisas, igual que el chico pelirrojo. Pero no podía decir lo mismo del joven de cabellos alborotados o del bello de mechones negros.

Es tarde. Tendremos otra oportunidad para reunirnos y charlar con calma, YongGuk.

— Ah, sí.

Ve directo a la cama, SungJae.

— Claro que sí, omma~

Para Jaejoong era completamente extraño despedirse de su hijo. Por más que quisiera negarlo, no sabe ser madre, se siente un poco torpe y receloso. Junsu se despidió alegremente, y ChangMin parecía analizar al muchacho con su mirada. YongGuk se fue a dormir con un montón de incógnitas asaltándole el pensamiento, pero incapaz de siquiera formular alguna que resultara coherente.


Bien, es el momento. Junsu ah, ¿hablaste apropiadamente con Yoochun?

Bueno, en realidad no. Pero confío en él.

Confiar en él no es suficiente, Junsu ah. Tendrías que haberle dicho algo más.

Pero Jaejoong hyung, no encontré la forma de hacerlo. Y tampoco quiero esperar más. Así que solo vamos a continuar, ¿sí?

Jaejoong suspiró, pero no emitió juicio alguno. Esa noche de luna llena, Junsu y ChangMin renunciaron a su magia e iniciaron el doloroso camino hacia la humanidad.


Continuará……

1 comentario:

  1. Lo Dicho, no hay modo de no fascinar con el quien vive entre Hayami y el señor don corajes jajaj pero Hayami tiene razón ha sido considerado y Minnie no está siendo reciproco. Y Creo que Junsu está en un error, si confiara en Yoochun debería confiar en que aún puede manejar su reacción la verdad detrás de su petición...ay... Me da miedo...que mi ratón la vaya a regar...un poquito.

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