miércoles, 28 de diciembre de 2016

Nine Tailed Fox. CAPÍTULO 21.



CAPÍTULO 21. VIENTO, LLUVIA Y NUBE.
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Jung sentía que una fuerza invisible presionaba su tráquea impidiéndole respirar; y el resto de su cuerpo también ha sido paralizado, limitando movimiento alguno. Sin embargo, él no era ninguna marioneta para dejarse manipular sin intentar algún tipo de resistencia. La Abuela de los Tres Dioses vio varias cosas suceder simultáneamente. Primero, la magia del zorro de ojos negros volvió a desbordarse, las ventiscas que se movieron en todas direcciones emanando de su cuerpo eran tan poderosas que incluso la Abuela tuvo que usar su magia para defenderse de estas. El zorro de ojos oscuros y el de ojos avellana, despertaron su propia naturaleza zorruna. Una apariencia que nunca antes habían mostrado o conocido por su propia cuenta. Era, de hecho, la primera vez que se transformaban de aquella manera. Aún sin su aliento, aún sin las nueve colas.

ChangMin y Junsu agitaron sus siete colas, expandiéndolas detrás suyo cuan esponjosas son, cada una de aquellas majestuosas extensiones zorrunas brillaban cual si estuviesen bañadas en polvo estelar.

Las colas del pelirrojo que antes fuesen blancas con las puntas rojizas, ahora lucían completamente bañadas del color rojo fuego del sol, sus ojos avellana fulguraron con un crepitante verde esmeralda, y su cabello mutó del rojo al azul celeste, agitándose sobre su cabeza bajo las esponjosas y puntiagudas orejas blancas, sus colmillos tan intimidantes como los de su hermano mayor, y las uñas afiladas en las manos parecían aguijones listos para atacar.

Por su parte, el morocho también cambió, los ojos oscuros fueron cubiertos casi en su totalidad por un dorado ocre que le daba un toque maduro e intimidante, sus colas antes del color de los desiertos, ahora poseían un tono similar al de sus ojos, más su cabello se había vuelto de un gris oscuro que asemejaba el color de las nubes antes de una fría tormenta, sus colmillos y las uñas en sus manos lucían tan intimidantes y poderosas como las de sus hermanos, y su piel morena brillaba como partículas de oro.

Ambos zorros habían desplegado parte de su magia, a través de sus Alientos para proteger a Yoochun y Hayami respectivamente. SungJae se había encargado de darle resguardo a Ji Seok y Wooyoung, extendiendo sus colas para formar un escudo que impidiera a las poderosas ventiscas alcanzarlos.

Simultáneamente, Yunho había conseguido zafarse del control mágico de la Abuela de los Tres Dioses con el solo poder de su voluntad. Probablemente debido a que en él aún habían reminiscencias de la magia de SungJae, que a su vez había sido la razón original por la que el general Yoon Hoo había habitado en su interior durante tanto tiempo. Y estaba también ligado a Jaejoong, porque se han amado en cuerpo y alma, completado el corazón y compartido el karma. Lo que fuera, el moreno había sido capaz de eludir la magia de la Abuela, y ahora estaba ahí, tosiendo de rodillas en el suelo, protegido por la silueta de un zorro furioso que retaba a la anciana con la mirada.

— Así que, Viento, finalmente ha despertado en ti, Jaejoong.

Provocaste nuestro regreso al mundo de los mortales, condenando tu inmortalidad en el proceso, Abuela. — El zorro de ojos negros siguió a la anciana cuando la mujer se alejó flotando por los cielos. Saliendo del Templo e internándose en los bosques aledaños.

Los otros dos zorros le siguieron, más cuando SungJae quiso seguirles el paso también, Soo Ahn había vuelto, interponiéndose en su camino.

— No es una pelea para niños.

— Y tú no eres batalla para mí, bruja.

Soo Ahn sonrió petulante, y atacó al muchacho queriendo llegar a sus puntos vitales. Pero el joven zorro era astuto, y burlaba con odiosa facilidad sus ataques. Cada uno de sus movimientos se veía reducido a un acto circense que solo entretenía al menor. Un minuto después, el Baku y el Bakeneko llegaron ahí, se les veía agotados, y heridas cubrían sus cuerpos. Habían sido castigados por la anciana y Soo Ahn hasta que se saciaron de su dolor. Sin embargo, la fortaleza de ambas criaturas era superior, y se complementaban debido al amor que se tenían. Woo Bin había absorbido en su cuerpo el verdadero impacto de los hechizos que la anciana y su sucesora habían usado contra ellos, y Jung Suk había usado sus dones oníricos para sanar las heridas de ambos.

— SungJae, ¿te importaría dejarme el final? — WooBin sonrió con malicia, limpiándose la sangre seca debajo de los labios.

Soo Ahn volvió la mirada al escuchar al bakeneko, sus armas no eran útiles contra los zorros, pero contra el gato demonio eran tan letales como el veneno de un escorpión en el desierto.

— Si tú me matas, ¿sabes cuántos mortales correrán mi suerte, estúpido bakeneko? — Soo Ahn dijo con perversa sonrisa. Mostrándole una imagen mental que hizo temblar el corazón de Wooyoung.

La mujer de cabellos ocre había usado un hechizo para enlazar su destino a la vida de más personas además de NichKhun.

— ¡No puedes! — Inconscientemente Wooyoung se puso en el medio, extendiendo los brazos para proteger a Soo Ahn. Ella se carcajeó ladino. El universitario se mordió el labio, sabiendo que ese no era el lugar que debería ocupar… — Lo siento, pero no pueden matarla.

— Apártate, Wooyoung. La muerte de algunos inocentes, a cambio del futuro de la humanidad.

— ¡No! Es injusto, imperdonable. Yo no puedo dejar que lo hagan.

Ji Seok, que miraba la escena desde su sitio junto a Park, Jung y Mokomichi, sintió la indulgente fuerza de la impotencia mellando su pensamiento. Él sabe que Wooyoung no ha reaccionado así solo por NichKhun, pero le duele no poder serle útil en absoluto.

Mientras tanto, el aliento de los zorros contenidos en Park y Mokomichi había comenzado a quemar profusamente dentro de ellos. Y se estaban consumiendo en dolor. Jung no podía darles ninguna ayuda, y SungJae apenas se percataba del estado de los chicos.

— Tengo que ir con omma, probablemente ellos ahora hayan perdido un poco el control de sus memorias. Woo Bin hyung, Jong Suk hyung, por favor, encárguense de esto.

— Vete, ya estoy pensando en lo que debemos hacer… — Jong Suk dijo animándole a marcharse.

El zorro menor corrió en dirección opuesta, saltando en el borde del balcón en el templo y volando por los cielos con el solo poder de su magia. Su vista no alcanza a vislumbrar el paradero de su “madre” y la Abuela o sus tíos, pero sabe que solo debe seguir el instinto.

— ¿Pensando en qué hacer? — Soo Ahn se rio de buena gana… — Eres idiota, Baku. No hay nada qué hacer, este hechizo es irrompible, tengo la vitalidad de cientos de corazones humanos conectados a mí destino. Si me matas, los matas, si quieren que vivan, entonces me dejan en paz.

— Esa definitivamente no es una opción, Soo Ahn. Wooyoung, muévete.

— Lo siento, Woo Bin. No puedo.

— Wooyoung, tienes que confiar en nosotros.

El universitario tragó hondo. Miró al costado, donde Park y Mokomichi continuaban sufriendo la presencia del Aliento de los zorros, donde Yunho no podía hacer más nada que permanecer junto a ellos. Donde Ji Seok, le miraba con aprehensión, temeroso de su postura, de su decisión. Wooyoung no sabía qué hacer. Él debía proteger a los inocentes que fueron engañados por Soo Ahn, también a NichKhun. Pero él, también quería hacer lo correcto, quedarse con Ji Seok, amarle sin miedo.

— Wooyoung… — Insistió Woo Bin, dando un paso adelante, dispuesto a atacar como fuera a Soo Ahn, así tuviese que pasar por encima del muchacho.

— Woo Bin, espera.

— No hay tiempo, Jong Suk.

El bakeneko se lanzó al ataque, Soo Ahn le esperaba gustosa. Jong Suk chasqueó los labios y maldijo entre dientes. No parecía que todo pudiese resultar bien para todos. Cuando Woo Bin estuvo cerca de Wooyoung, su intención era simplemente empujarle a un lado, pero una barrera que emanó del cuerpo del muchacho le hizo retroceder y mirarle atónito.

Wooyoung también estaba sorprendido. Esta magia fluyendo a través de su cuerpo se sentía cálida, y resplandecía con colores nacarados y rosas claros. Jong Suk y Woo Bin pensaron en el color de la esperanza. Y se mantuvieron distantes. El universitario finalmente lo entendió. El verdadero poder de su clan, lo que el libro le mostrara antes no había sido más que la puerta de entrada a su verdadero potencial, lo que sentía ahora fluyendo por todo su cuerpo, su auténtico legado.

— Imposible… — Soo Ahn retrocedió instintivamente cuando Wooyoung se giró encarándole… — No puedes matarme.

— No, tiene razón, Soo Ahn. No puedo matarla, porque no soy un asesino. Pero, puedo tomar de vuelta la vitalidad de los corazones que usted corrompió.

Elevando ambas manos al centro de su pecho, Wooyoung concentró la esencia de su magia en aquel espacio, y usó el poder como una especie de magneto, atrayendo de la magia de Soo Ahn, una energía que no era suya. La vitalidad que había robado a base de engaños y promesas bañadas de dolor y mentira.


La Abuela de los Tres Dioses atrajo a los tres zorros hasta un lago escondido en una gruta natural de montañas y altas cascadas de aguas cristalinas. Se detuvo sobre la pantalla de aguas claras sin preocuparse de hundirse, ella podía caminar sobre el agua, como lo hacía surcando los cielos. Los tres zorros posaron sus pies sobre la tierra alrededor del lago, evitando las aguas por mera desconfianza.

— Mis tres Gumiho, mis tres dioses. Finalmente aquí.

No vamos a entregarte ningún poder, Abuela. Es mejor si te rindes.

— ¿Rendirme? ¿Ante quién, querido? ¿Ante ustedes? — Preguntaba, casi con burla, pero manteniendo cierto cuidado… — ¿De dónde crees que viene mi nombre? ¡Yo les di vida! ¡Les di una esencia y un poder! — Vociferó a voz en cuello, y las aguas del lago se agitaron vehementes.

Junsu fue quien reaccionó primero, cuando la Abuela hizo flotar gotas de agua del lago, convirtiéndolas en finas agujas que salieron disparadas hacia ellos. El zorro de ojos avellana solo tuvo que mover una mano para detenerlas en el acto, a centímetros de alcanzarlos. Sus colas se mantenían abiertas en su espalda, flotando esplendorosas.

— Así que como lo imaginé, tú eres Lluvia, Junsu.

Desiste, Abuela. Déjanos ir, esta batalla no tendrá un final en el que te alces victoriosa.

— No está en mis planes rendirme, mis queridos zorros.

La Abuela atacó de nuevo, esa vez con llamas de fuego que emanaron de las palmas de sus manos como largas serpientes que buscaron enredarse en los cuerpos de los zorros. Fueron las ventiscas de Jaejoong las que actuaron entonces. Y así, uno a uno los hechizos de la Abuela eran socavados por la magia de los zorros. De los Tres Dioses, Viento, Lluvia y Nube. El claro cielo azul fue cubierto por nubes grises, en cuyo interior resplandecían relámpagos y truenos, haciendo un eco intimidante en todo el lugar, tan fuerte que aún en el Templo, a kilómetros de distancia, su sonido llegaba.

— ¡Omma! — SungJae entonces llegó, y se sorprendió de ver que su progenitor y sus tíos llevasen tan claramente la delantera en la batalla. Casi parecía una trampa… — No, no es que lo parezca. Se trata de una trampa… — Omma, deténganse.

¿Por qué habríamos de detenernos, SungJae?

— Porque esto es lo que ella quiere. Tío, Junsu, tío ChangMin, cuanto más usan ustedes el poder de los dioses, el Aliento del zorro muere, y consume la vida de Yoochun y Hayami.

— Hablas demasiado, pequeño zorro… — La Abuela se movió entonces con una velocidad increíble.

Probablemente si los Tres Dioses no se hubieran confiado en demasía, habrían visto también la trampa de la Abuela. Y también evitado que la mujer capturara al joven zorro, que inexperto en batalla, no había sido más hábil que la anciana para eludirla. Ahora le tenía a su merced. Y las nueve colas del joven estaban encadenadas con pesados grilletes mágicos que quemaban cuando intentaba librarse.

Jaejoong se agitó iracundo, y el poder que despidió incluso hizo retroceder a sus hermanos. Pero la Abuela esa vez contuvo el ímpetu de su magia, escudándose con el mismo SungJae, sabiendo que el Dios Viento no haría nada para lastimarlo.

— Al final, incluso como Dios, quedas reducido a insolentes sentimentalismos, Viento, Jaejoong, YoungWoong. No importa el nombre o la apariencia que poseas, ¡posees demasiada humanidad en tu corazón!

El Dios Viento se lanzó contra la Abuela, buscando a través de sus casi nulos puntos ciegos, la debilidad de la anciana para liberar a su hijo. El lago se levantó en cortinas de agua, en lazos mágicos que intentaban atrapar y encadenar las colas del zorro y contener el poder del Dios Viento.

En tierra, Junsu y ChangMin titubean entre marcharse en búsqueda de sus amados, o quedarse a pelear. La Abuela parece tener siempre otra carta bajo la manga.

SungJae no se queja, soporta el dolor que le quema las esponjosas colas y lucha por librarse, mientras que Jaejoong ataca una tras otra vez a la Abuela. En tierra, Junsu y ChangMin han decidido marcharse. No es que abandonen a su hermano, le dejan toda su confianza y apresuran su vuelo hasta el Templo. Cuando llegan, Yoochun y Hayami están inconscientes, de Soo Ahn no hay rastro alguno. Wooyoung también ha perdido la conciencia, y Ji Seok le sostiene en su regazo. Yunho pregunta por su amante, y su hijo.

Jaejoong hyung se encarga de la Abuela. No debes preocuparte por él… — Junsu responde. Y se arrodilla junto a Yoochun, dispuesto a tomar su Aliento de vuelta, aunque ahora no sepa el resultado de ello. Si simplemente se detendrá el proceso de transformación en mortal, o si verdaderamente será letal para él.

ChangMin le imita. Ambos zorros envestidos ahora con el poder divino de Lluvia y Nube, acercan sus bocas a los labios ajenos. Tratan de aspirar sus Alientos, pero aquel no sale del pecho de sus actuales contenedores.

¿Por qué? — ChangMin se pregunta, posando su mano en el pecho del japonés, sintiendo ahí su Aliento con apenas vida latir en el corazón de su amante… — No, no, no. Imposible. Esto no puede ser.

Farfulla temeroso, chocando su frente contra la del japonés, murmurando en una lengua desconocida su mandato para recuperar su Aliento. Y es Junsu quien le imita entonces. El Aliento de los zorros no parece responder al llamado de sus dueños originales. Y caen presas del pánico y el miedo.

¡Maldición! ¡Maldición!

No es verdad, Yoochun ah, despierta. ¡Estúpido Aliento vuelve a mí!

Ambos zorros divinos comienzan a perder el control de sus poderes, y las nubes que antes cubrieran el cielo sobre el lago, ahora oscurecían también el Templo. Relámpagos y truenos haciendo ruido, fuertes vientos sacudiendo todo alrededor, lluvia fría comenzando a caer.

— Esto no está bien, si ellos pierden el control por completo, consumirán esta dimensión y llevarán el caos al mundo de los mortales.

— ¿Y tienes alguna idea de cómo detenerlos, Jong Suk?

El Baku negó en silencio. Esto era algo que nunca antes había pasado.


En el lago, Jaejoong finalmente consigue liberar a SungJae, la Abuela sin embargo ríe. El joven zorro no puede respirar, cada bocanada de aire que toma quema todo en su interior.

¡Qué le has hecho!

— ¿Yo? Esto lo han hecho ustedes. No lo sabías, ¿verdad? La única razón por la que esta dimensión existe bajo la voluntad de mi magia, es porque ustedes, los Tres Dioses, solo pueden traer mal augurio para mortales e inmortales. Era yo quien contenía su naturaleza, y debí ser yo quien les dejara en libertad al encontrarlos, pero ustedes despertaron por voluntad propia, en medio de una batalla de emociones, dominados por la ira y su propia vanidad al saberse más poderosos que cualquiera. Cayeron seducidos por aquello que supuestamente odian, Jaejoong. Y ahora, tú verás morir a tu hijo, y tus hermanos a los humanos que aman.


Continuará……

1 comentario:

  1. No, No, no,Seguro esa abuela está intentando manipular más la emoción de JaeJoong, eso no puede pasar. Algo está a favor de los Dioses verdad???? Ay Diooos que mi Chunnie no se muera y que Hayami no vaya a dejar viudo a mi Voldemin antes de que le diga que lo ama.

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