CAPÍTULO
19. LA VOLUNTAD DEL HOMBRE
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Departamento
de Mokomichi Hayami
Entrada
la madrugada y luego de una deliciosa cena preparada por las maravillosas manos
de Mokomichi, el zorro de ojos oscuros estaba esperando el momento en que el
dolor por la pérdida de otra de sus colas llegara. La anterior ocasión se dio
cuenta de que sobre las dos de la mañana el dolor era más intenso, y por cerca
de un par de horas experimentaba la sensación constante de su cola siendo
separada de su cuerpo, literalmente era como si le arrancasen una extremidad
corporal.
—
ChangMin ah, ven. Refúgiate conmigo.
Cuando
el japonés le jaló contra su pecho, el zorro se aferró al cuerpo de su amante.
El Aliento contenido en el pecho de
Mokomichi se agitó ante la cercanía de su recipiente original, y vibró con tal
fuerza que el japonés sintió que se le saldría por el pecho atravesando su
cuerpo. Con suerte solo se quedaba en la sensación, aunque era doloroso,
también lo podía soportar. Además de eso, parecía que esta cercanía aliviaba un
poco el dolor del zorro.
—
¡Ngh! ¡Ah! — El zorro de ojos oscuros gimoteó dolorido, encogió el cuerpo en
posición fetal y luego volvió a extenderse gimiendo con más dolor cada vez.
A
ChangMin se le estaba contrayendo el interior, cada músculo, cada órgano vital
dolía demasiado, tanto que el dolor le aguijoneaba en cada fibra de su ser. Los
espasmos que sacudían el cuerpo del zorro de ojos oscuros no cesaron en largo
tiempo, como tampoco cedió la fuerza con que se aferró a la anatomía del
japonés, reduciendo a trizas el pijama de éste no solo por la fuerza con que
tiraba, sino también porque ha revelado parte de su naturaleza mágica, las uñas
han rasgado más allá de la ropa alcanzando la piel tostada del japonés. Las
heridas sangran, pero ChangMin no toma conciencia de ellas en esos momentos, y
Hayami simplemente lo deja pasar.
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Departamento
de Jung Yunho
Jaejoong
incluso había olvidado la insinuación de Yoon Hoo, de pronto solo quería
aclarar las cosas, pero dudaba que el propio general pudiera darle las
respuestas que él necesitaba.
—
¿Jaejoong?
—
Ah, yo. Lo siento, me perdí en mis
pensamientos.
—
¿Pensabas en, Yunho?
—
No realmente. El zorro, dijiste que un
zorro apareció ante ti.
—
Vino en la noche en que agonizaba, sabía que moriría ese día. No quise que
nadie me acompañara ese día, pedí a toda la gente dejarme solo en esa Villa. A
medianoche, estaba sentado en el comedor, con una botella de vino de arroz en
la mesa, aunque solo había tomado un vaso en horas. Recuerdo que podía ver
claramente la luna a través de la ventana, y olía a rocío, escuchaba también el
relinchar de los caballos en los corrales, y algunos grillos haciendo su música
nocturna. Era verano, así que hacía calor incluso a esa hora. Quería salir al
río que estaba a un kilómetro de la villa, pero no sentía fuerza en las piernas
ni para moverme a mi habitación. No sentía dolor físico, sabes, pero el corazón
me pesaba demasiado. Desde que te traicioné casi veinte años atrás de esa
noche, mi corazón no había vivido tranquilo, pero esa noche todo se había
multiplicado.
—
Yoon Hoo, ¿no intentaste ser feliz?
—
¿Feliz? ¿Cómo iba a buscar ser feliz cuando te amaba tanto? Cada día durante
esas décadas todo lo que deseaba era poder verte otra vez, disculparme y morir
en paz.
—
El destino fue cruel con ambos, Yoon Hoo.
Pero lo pasado no se puede cambiar. El zorro, háblame de él.
—
Creí, cuando lo vi ante mis ojos creí y desee que fueras tú. Pero había algo en
esos ojos zafiros que me gritaban que era imposible. ¿Por qué? ¿Tú sabes quién
era ese zorro?
—
Yo, tal vez. Necesito, necesito hablar
con SungJae.
—
¿SungJae? Antes dijiste algo sobre “nuestro hijo”.
—
¿No sabes quién es? ¿No, le has “visto” a
través de Yunho?
—
No. Aunque he podido tener acceso a algunas experiencias de él, muchas veces
“algo” parece bloquearlas.
El
zorro de ojos negros desvió la mirada, estaba pensativo, tratando de comprender
todo lo que significa lo que su antiguo amante estaba diciendo. Necesitaba
contactarse con SungJae, pero aún no disponía de un móvil.
—
Yunho sí tiene… — Murmuró, volviendo
la mirada al general. Se acercó a él y con confianza metió sus manos en los
bolsillos de sus pantalones. Las morenas mejillas del general se tiñeron
suavemente de carmín, y el corazón le latió a toda velocidad. Podía oler el
aroma del negro cabello, de la misma piel del zorro. Su amor por él no ha
cambiado, sigue siendo el mismo… — No
está aquí, dónd…
—
¿Buscas esto? — Yoon Hoo dijo mostrando el aparato que había estado en el
bolsillo trasero de sus jeans.
—
Sí, eso. Le pediré a SungJae que venga.
—
Él, aún no me dices quién es, qué quisiste decir con “nuestro hijo”, Jaejoong.
El
zorro de ojos negros levantó la mirada –el texto que pensaba enviar estaba a
medio escribir–, su corazón latió a prisa. Nuestro
hijo, él debía contestar eso, pero de alguna manera se sentía resistente a
hacerlo.
—
SungJae es, mi hijo.
—
¿Tu, hijo?
—
Un Gumiho como yo puede tener hijos.
—
Quieres decir, ¿que tú lo tuviste?
—
Sí, yo le tuve.
El
general desvió la mirada entonces. El zorro de ojos negros no hizo, de momento,
nada por explicarle la idea que probablemente Yoon Hoo se estaría haciendo.
Envió el texto y esperó la respuesta de su hijo. Apenas unos segundos después
SungJae le había contestado con un simple “ya
salí para allá, omma” que de todas formas aceleró la ansiedad del zorro.
—
Algo huele…
—
¡La cena! — El zorro exclamó,
apresurándose a revisar las ollas que tenía en la estufa. Con suerte todo
estaba bien, aunque un minuto más y habría comenzado a pasarse de cocción.
—
Jaejoong…
—
¿Quieres cenar?
—
Sí.
El
general respondió casi por acto reflejo, incluso su cuerpo se había comenzado a
mover por voluntad propia. No, el general comprende que es lo que este cuerpo conoce de todos los días. Dispuso la
mesa y ayudó a acercar los platos, cuando se sentó en el lugar frente a
Jaejoong, él sintió también todo ese cariño que éste cuerpo desprendía, como un
aura que a él le calentaba el corazón.
—
Supongo que de ésta manera podré irme sin
preocuparme. Aunque siento celos porque Jaejoong ya no me ama, pienso que
estará bien con la verdadera alma de este cuerpo… — El general pensaba
mientras comenzaba a cenar. El gusto por estos platillos elaborados por su
amado le pareció conocido también… — Es
un hecho, no hay lugar para mí junto a Jaejoong ahora. Nuestro tiempo pasó hace
mucho, arrepentirme, echar en falta, desear amarte de nuevo, no me servirá de
nada, ¿verdad Jaejoong?
—
Nuestro amor fue mutuo y sincero, Yoon
Hoo.
—
¿Eh?
—
Lo siento, tu pensamiento era tan honesto
y fuerte, que resonó en mi mente.
—
Así que, escuchaste mis pensamientos.
—
No ha sido intencional.
—
Está bien, no me arrepiento. No quería incomodarte más con mis palabras, por
eso no externé mis pensamientos.
—
Cuando conocí a Yunho, realmente temí que
su parecido contigo confundiera mis sentimientos. Sin embargo, Yunho consiguió
enamorarme, y no puedo ni quiero evitar estos sentimientos. Pienso, que como tú
mismo, nuestro tiempo pasó, Yoon Hoo. Pero ahora me siento agradecido, porque
nunca me traicionaste, porque me amaste todo el tiempo.
—
De esa manera, realmente me iré tranquilo, Jaejoong.
El
zorro de ojos negros iba a decir algo, pero entonces el timbre del departamento
sonó. Él supo que su hijo había llegado, así que se apresuró a abrirle.
—
He llegado, omma. Me sentí preocupado cuando leí tu mensaje, pero aunque quise
llegar hasta aquí con magia, no pude hacerlo, así que tomé un taxi… — SungJae
dijo de corrido, luego miró de soslayo y vio a Yunho sentado en la mesa. No, el
muchacho achicó la mirada… — ¿Quién es él?
—
Tú, también lo notaste SungJae.
—
¿Notar qué?
SungJae
vio al moreno ponerse en pie, pero se sentía inquieto ante su presencia. Este
hombre no era definitivamente el Yunho de siempre. Algo extraño sucedía con él.
— Pasa, necesitamos
hablar los tres, SungJae.
—
Sí, como digas omma, pero dime, ¿quién es él?
— Oh, él… él es Yoon
Hoo, tu padre.
Cuando
el zorro de ojos negros soltó la bomba,
tanto SungJae como Yoon Hoo se miraron entre sí con asombro. Ninguno de los dos
había sabido de la existencia del otro de esa manera. Para SungJae, su padre
fue un hombre traicionero, alguien que solo había jugado con los sentimientos
de su madre. Yoon Hoo por su parte,
él ni siquiera había sabido que Jaejoong se embarazó en aquél entonces.
—
Vamos a sentarnos.
—
¿Qué hace él en el cuerpo de Yunho
hyung, omma?
—
Sentémonos, SungJae. Esa es la razón por
la que te pedí que vinieras.
Entonces
los tres tomaron asiento en la estancia, la cena quedó olvidada en la mesa,
pero el olor aún flotó en el ambiente por algunos instantes. SungJae se sentó
junto a Jaejoong, mirando receloso a quien supuestamente es su padre. Era el
cuerpo de Yunho hyung, pero ni la mirada, ni su forma de actuar eran de él.
—
SungJae, durante tus primeros años con
Shin Hae, ¿usabas tu naturaleza zorruna?
—
A veces, no podía controlarlo. Pero tío Shin Hae siempre estaba ahí, y me
ayudaba a entender y volver a mi apariencia humana. ¿Por qué?
—
SungJae, cuando alcanzaste la pubertad,
alrededor de los once años, dejaste de crecer como cualquier niño en la Villa,
¿cierto?
—
Sí, tío Shin Hae dijo que era normal.
—
Y lo fue, pero… ¿recuerdas si alguna vez
después de ese tiempo en que no podías salir a jugar con otros niños, usaste tu
magia fuera de la Villa?
—
Nunca salí de la Villa sin tío Shin Hae.
—
Tal vez, como zorro SungJae.
—
Tío Shin Hae… dijo, una vez dijo que durante la adolescencia sucedía a menudo
que perdía la conciencia abruptamente. Era como un sueño tan profundo que nada
me despertaba. Tío Shin Hae dijo que esas veces, una figura de zorro de nueve
colas emanaba de mi cuerpo y se alejaba corriendo por el aire, que era como una
proyección astral. Dijo que duraba horas fuera de mi cuerpo, y retornaba de la
misma manera, cuando esta proyección se internaba directo a mi cuerpo, y unos
minutos después yo despertaba. Nunca he podido recordar esos episodios, son
como memorias inaccesibles aún para mí. Pero, ¿por qué estás preguntándome
esto, omma?
El
muchacho dirigió su mirada al moreno. Sabe la respuesta, sabe que tiene
relación con la presencia de este hombre, de su padre. Él antes había pensado que no le tenía ningún rencor o
resentimiento, que simplemente no le agradaba o importaba su existencia. Pero
ahora, sabiendo que él realmente está ahí, siente una emoción oscura rondar su
corazón.
—
Es como si, me sintiera capaz de odiarlo.
Pero, no le conocí, y si él está aquí conversando tan tranquilamente con omma,
¿eso no significa que el pasado está salvado entre los dos?
—
No es que lo odies, SungJae…
—
Omma, ¿leíste mi mente?
—
No, recuerda que tú y yo tenemos una
conexión especial, ya que eres mi hijo… — El zorro de ojos negros sonrió,
posando la palma de su mano en el pecho del menor. SungJae sonrió, relajándose
bajo el tacto de su progenitor.
—
Entendería si me odia.
Yoon
Hoo dijo, tomando la palabra, sintiéndose ajeno a esta escena.
—
En realidad no, yo… no puedo odiarlo. Pero, tampoco siento que pueda llamarle “padre”.
—
Lo sé. No hice nunca nada para merecerlo.
—
Te equivocas. Ambos se equivocan. SungJae,
tu padre me traicionó hace doscientos años para protegerme, porque la Abuela de
los Tres Dioses lo orilló a hacerlo. Yoon Hoo hizo lo que creyó prudente. Poco
después supe que estaba esperándote, pero yo no sabía lo que la Abuela había
hecho con Yoon Hoo, lo que le había pedido que hiciera; por eso, incluso Shin
Hae siempre ha pensado que él me traicionó. Por eso es que tú, sabes eso.
—
¿Y qué cambia ahora, omma? Dónde está Yunho hyung. ¿Vas a dejar que él se quede
en un cuerpo que no le pertenece?
—
SungJae…
—
No haré eso. Este cuerpo no es mío, y aunque tuve el deseo de poseerlo, he
comprendido que no pertenezco a este tiempo. Así que solo vine a despedirme de
Jaejoong. No sabía, acerca de ti. Y yo, aunque me siento inquieto, creo que mi
presencia no es buena para ustedes. Pero, no niego que me hubiera gustado,
vivir como familia. Lo que impedí que fuéramos.
—
¡Ya lo he dicho! ¡No ha sido culpa
nuestra! la abuela, la Abuela jugó con nosotros, Yoon Hoo. Pero aún ella tendrá
que mantenerse lejos de nuestro hijo, le protegí hace doscientos años, le
protegeré hasta que sepa que nada lo perseguirá.
Tanto
SungJae como Yoon Hoo se sorprendieron por la ira contenida que Jaejoong
mostraba. Incluso había sacudido algunas cosas en la estancia con las ondas de
su magia. Ahora, su hijo y el general podían ver la vulnerabilidad del zorro de
ojos negros a flor de piel, ellos.
No,
Yoon Hoo se corrigió. Si bien él podía vulnerar al zorro de ojos negros, no pesaba
en él tanto como su hijo. La mirada del general viajó al muchacho, realmente se
parecía bastante a Jaejoong, el mismo tono negruzco de su cabello y ojos, su
peculiar belleza. Seguramente llamaba la atención donde quiera que se parase.
El general sonrió suavemente, de alguna manera se siente aliviado de que su
hijo haya heredado prácticamente todos los rasgos y aún la naturaleza, de
Jaejoong.
—
No hay mucho de mí en él. Aunque es mi
hijo, salvo esta sensación de familiaridad, nunca habría adivinado que es
sangre de mi sangre.
El
general pensó, y la mirada de SungJae fue de inmediato a él, anclándose a sus
ojos con la misma afinidad que los suyos.
—
SungJae, nosotros fuimos separados por
las circunstancias. Y mi rencor, mi odio y resentimiento durante mucho tiempo
fue más fuerte que el amor que sentí en aquel entonces por Yoon Hoo. Pero, en
el lecho de su muerte, el alma de tu padre fue salvada, separada del cuerpo que
perdía la chispa de vida. Tu sangre respondió a la suya, y le salvaste,
cumpliendo el último deseo en su corazón.
—
¿Yo? ¿Cómo pude hacer algo así, omma?
—
Eres un gumiho como yo. Nuestra magia es
increíble, poderosa. Estas proyecciones de las que Shin Hae te habló, son los
viajes que tu Aliento decidía tomar,
ya que Shin Hae y tú mismo, mantenías limitada tu naturaleza zorruna.
—
¿Cómo sabes que fui yo?
—
Porque Yoon Hoo lo dijo, un zorro de ojos
zafiro y colas marfil. No hay muchos de los nuestros, SungJae, y cada gumiho es
diferente a los demás. Tú eres así, estoy seguro de que fuiste tú. Y
probablemente también haya sido el destino, porque de una manera u otra,
nosotros teníamos que reunirnos, aunque hayan tenido que pasar tantas décadas.
Yoon Hoo me ama, yo lo amé, y amo el fruto de ese amor que nos tuvimos: tú,
SungJae. Eres la prueba viviente de lo que nos unió en el pasado.
SungJae
y Yoon Hoo se miraron entonces. Una reunión de familia. El general sonrió con los ojos escociendo una tristeza que
hasta entonces no había comprendido. No solo era por aceptar que Jaejoong no le
pertenecía más, sino también porque no tendrá recuerdos de su hijo, excepto este
momento. Y no había sido el más hermoso de todos. Era confuso, amargo, pero aún
le dejaba cierto resquicio de felicidad.
—
Es hora, Jaejoong, SungJae.
—
¿Qué?
—
¿Qué quiere decir con hora?
—
Pude alargar mi estancia en este mundo durante décadas, incluso pude hablar con
ustedes, sentir la esencia de ambos por estos instantes. Soy feliz, puedo irme
en paz ahora.
—
¿Irte? ¿Tan… tan pronto?
—
¿Pronto, Jaejoong? No puedo permanecer más tiempo aquí. La persona que
realmente debe estar con ustedes, no soy yo. Si no, quien palpita aquí, quien
ha permanecido pacientemente al margen en todo este tiempo, dejándome
despedirme. Y ya lo puedo hacer con tranquilidad.
—
¿Va a sufrir su partida?
—
No, SungJae.
—
Lo siento, por haberle dado una impresión tan…
—
Está bien. Fue lo justo. Lamento no haberte conocido antes.
—
No, lo hizo. Usted… usted y yo nos encontramos una vez hace mucho tiempo. Usted
me salvó de ser aplastado por los caballos de sus hombres. Posó su mano en mi
cabeza revolviendo mi cabello, y sonrió. No lo supe entonces, pero lo comprendo
ahora. Lo comprendo todo… papá.
Que
SungJae le llamara de esa manera, realmente había agitado el corazón del
general, sacudido su alma con una felicidad inconmensurable.
—
Yoon Hoo…
—
Me dio muchísimo gusto verte de nuevo, y saber tu nombre, Jaejoong. Gracias,
por haber llevado mi apellido a pesar de todo, por haber tenido a nuestro hijo.
Lo siento por no haber sido un hombre más fuerte, por haberte ocasionado tanto
dolor, por haberte fallado.
—
No digas más, por favor Yoon Hoo.
—
Te amo, Jaejoong. Y a ti también, SungJae. Estoy contento de que te parezcas
tanto a tu madre, significa que no
podrás conocer más que felicidad en adelante. Yo, tal vez llegue a verlos algún
día en la otra vida, si es que existe. Gracias, por haberme dejado verles y
despedirme, Yunho.
Cuando
nombró al moreno, sus ojos se cerraron,
y una cálida brisa sopló en todas direcciones. El cuerpo del moreno se
rodeó de un aura blanquecina deslumbrante. Y tanto Jaejoong como SungJae
comprendieron que Yoon Hoo finalmente se había ido. Cuando el moreno abrió
nuevamente sus ojos, Yunho estaba de vuelta. Sentía el corazón ligeramente
pesado, con una tristeza que probablemente no era suya, pero que aceptaba con
gusto. Volvió la mirada hacia su amante y al muchacho. SungJae se veía entero,
fuerte, voluntarioso. Jaejoong, estaba quebrado.
Era innegable, y comprensible, que el pelioscuro resintiera la partida de quien
fue su primer amor.
—
Bienvenido a casa, Yunho ah… — Dijo,
sonriendo con finas lágrimas cayendo de sus ojos.
—
Estoy en casa, Jaejoong ah… — Corresponder, y abrir los brazos para recibir el
cuerpo tembloroso de su amante.
—
Te amo, Yunho ah. Te amo, con todo mi
ser.
—
Y yo a ti, Jaejoong. Te amo, con todo lo que soy.
SungJae
observó con cierta timidez. Su omma y el moreno fusionaron sus labios sin
importar que el muchacho les estuviese mirando –probablemente en ese instante
se han olvidado de él–, o que Jaejoong estuviera sentado en el regazo de Yunho
en una postura que podía ser tierna como sugerente. SungJae sin embargo sonrió
y entendió, que de eso se trataba el amor.
—
Bienvenido a casa, papá… — El
muchacho pensó, una sonrisa tiraba de sus labios y su corazón se sentía de
pronto, lleno de vida. Probablemente Yunho no era su padre biológico, pero
haría por él todo lo que Yoon Hoo no pudo en el pasado.
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Departamento
de Park Yoochun
El
pelinegro no había visto al zorro de ojos claros perder una cola antes, pero esta noche sentía que una parte de él
también moría al ver el dolor que
tenía que soportar el pelirrojo.
—
Junsu ah, dime si puedo hacer algo para aliviar tu dolor.
—
Estoy bien, solo, no me dejes Yoochun ah.
No te apartes de mí, ¡ngh!
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En
algún lugar de la ciudad
Reunirse
con NichKhun le pintaba simplemente desagradable. Wooyoung no podía evitar
recordar todo lo que había vivido con el chico de origen tailandés. Su relación
de noviazgo no había resultado como él soñara, al final le habían dejado como
más temía, por una mujer. Wooyoung antes creyó que podría enfrentarlo sin
sentirse angustiado, sin que el color le aguijoneara inquieto y doloso. Hoy, se
lamentaba de no tener mejor control sobre sus emociones.
—
Wooyoung ah, creí que no llegarías… — NichKhun dijo al verle llegar a la mesa
en aquel café que el mismo universitario había concertado.
—
No es tan tarde, son solo diez minutos… — El chico murmuró, sintiéndose
incómodo bajo la mirada risueña del otro.
—
¿Tomo su orden?
—
Té, por favor. Igual para él. Gracias… — NichKhun resolvió, sonriendo hacia
Wooyoung como si fueran amigos.
Wooyoung
lamentó que él todavía tuviera esa aura risueña, coqueta. Bueno, era después de
todo el llamado Príncipe Tailandés,
conocido por su habilidad para tratar a las mujeres sin parecer un Casanova.
—
¿Estás bien? Luces un poco pálido, Wooyoung ah.
—
Podrías entregarme lo que esa mujer dejó contigo. No tengo intención de alargar
este encuentro, NichKhun.
—
Oh, ya veo. Entiendo que estés enojado conmigo, decepcionado de cómo terminaron
las cosas entre nosotros.
—
Si lo entiendes, evítame la incomodidad.
—
Lo siento, por no poder hacerlo. Hace mucho quería verte, pero no tenía el
valor para contactarte. También, porque supe que estabas viviendo con alguien.
Me gustaría decir que estoy feliz de que hayas vuelto a enamorarte, pero no lo
haré porque realmente no me siento así. Estoy celoso, y un poco resentido
porque me hayas olvidado tan pronto, Wooyoung ah.
—
¿Qué demonios? ¿Olvidarte pronto? ¿Celoso y resentido? ¡Tú terminaste conmigo,
NichKhun! ¡Cómo debería haberme sentido después de eso! — Espetó elevando, sin
querer, la voz. Algunas personas en las mesas cercanas voltearon movidas por la
curiosidad. El muchacho se percató entonces de estas miradas y se sintió más
incómodo, por otro lado, NichKhun lucía tan relajado, como si no le importara
ser centro de atención.
—
Tienes razón en estar tan furioso conmigo.
—
No tienes idea…
—
Terminar contigo fue la peor decisión que pude haber tomado. Me dejé llevar por
la presión de mi familia y simplemente tomé la salida fácil. Querían que me
casara, así que salí con la chica que en agrado mis padres eligieron para mí.
Te hice a un lado y fingí que podría ser feliz sin ti.
—
No te atrevas, NichKhun. No te atrevas a decir ese tipo de palabras.
—
¿Por qué no?
—
¡Porque no quiero creerte!
—
No tienes que hacerlo, pero tengo que decirte la verdad, Woo…
—
¡¿La verdad?! ¡No seas tan…! — El universitario se mordió los labios entonces,
frustrado, asustado. Inquieto… — Solo entrégamelo… — Dijo, extendiendo la mano
como esperando que algo fuese depositado en ella.
NichKhun
le miró en silencio, una mirada seria, profunda, estremecedora.
—
No es “algo” que pueda darte, ya que no se trata de un objeto, Wooyoung.
—
¿Qué significa eso?
—
Soo Ahn vino a mí. Y sabía todo acerca de nosotros, acerca de mí. Me propuso un
trato, y lo acepté. Mi vida, a cambio de volver contigo.
—
¡Qué!
—
Soo Ahn tiene mi corazón en sus manos, y por tanto tú mi vida en las tuyas.
--//--
Departamento
de Mokomichi Hayami
El
amanecer se había sentido revitalizador para ellos. Pero en cuanto ChangMin se
dio cuenta de las heridas que provocó en la espalda, pecho y brazos de
Mokomichi, insistió en curarle. No podía dejarle ir así nada más.
—
Estoy bien, no duele tanto. Me pasaré por la enfermería cuando llegue a la
universidad.
—
No puedo aceptar eso. Le mostrarías tu
cuerpo semidesnudo a quien esté ahí.
—
Oh, ¿eso te pone celoso?
—
S-supongo que sí. De todas maneras, ven
aquí que voy a curarte… — Ligeramente avergonzado, el zorro de ojos oscuros
le llamó con unos movimientos de mano.
El
japonés enarcó una ceja.
—
¿No necesitamos el botiquín de primeros auxilios?
—
No voy a curarte con los métodos humanos.
Lo haré a mi manera.
—
A tu manera… — Mokomichi se acercó a su amante, la sangre seca había sido
lavada ya durante la ducha, y está seguro de que no hay riesgo de infección
alguna. Hay heridas un poco más profundas que otras, pero todavía piensa que es
solo cuestión de algunos días para que sanen por cuenta propia.
—
No podemos dejarle esto al tiempo. Tú,
vas a acompañarme en un par de días otra vez, ¿no? Si solo dejáramos esto así,
para cuando pierda mi última cola, podrías estar más herido que nada.
—
Una vez dijiste que tu Aliento haría
maravillas con eso, ¿no?
—
Ya que son heridas ocasionadas por mí,
podría tardar más. Así que solo, las curaré yo mismo. Deja de hablar y solo
déjame hacerlo.
—
Ngh… — El japonés no pudo evitar gemir por lo bajo cuando sintió la rugosa
lengua de su amante pasearse por su espalda… — ChangMin ah, yo no creo que…
—
Solo contenlo, baka.
Mokomichi
no dijo nada, pero pensó que definitivamente su cuerpo iba a reaccionar. Y eso
haría que el Aliento en su pecho
doliese como el demonio.
--//--
Templo
de la Abuela de los Tres Dioses
La
anciana estaba, como tanto le gustaba, admirando la panorámica desde uno de los
miradores de su templo. A sus espaldas, Woo Bin estaba de rodillas con el
rostro manchado de sangre por las heridas en nariz, boca y ceja. También se
vislumbraban algunas heridas en el resto de su cuerpo, sus ropajes estaban
rasgados y había manchas de sangre aquí y allá. A un par de metros a su
izquierda, un arma estaba en el suelo de mármol, sangre manchaba la hoja filosa
de ésta. Y de pie, junto al Bakeneko, Soo Ahn, sonriendo con prepotencia. Ella
lo ha vencido esta vez.
—
Mi estimado Baku debe estar por llegar, y cuando lo haga, les castigaré de la
forma en que se merecen, por haberse atrevido a traicionarme.
—
Abuela, no somos unos pequeñajos para que
aún tenga que castigarnos… — Woo Bin dijo, riendo como si no le doliese
cada parte de su cuerpo.
—
Oh no, este castigo realmente les hará recordar que sigo siendo superior a
todos ustedes, mi estúpido Bakeneko.
La
Abuela torció una sonrisa siniestra. Haría que ambas criaturas se enfrenten
entre sí, y clamará porque solo uno de ellos sobrevivía. Luego, iría tras los
zorros en persona.
--//--
Junsu
sintió un escalofrío, se apresuró a la ventana y miró fuera. Hacía buen clima,
pero él tenía un mal presentimiento.
—
Yoochun ah…
Murmurando
el nombre del pelinegro, el zorro de ojos claros se apresuró fuera del
departamento de Park en dirección a la universidad, donde sabe que él estará.
En su camino se encontró con sus hermanos, que iban hacia allá con la misma
sensación instalada en el pecho.
—
¿Será Soo Ahn?
—
Si fuera ella, podría sentirla. Me temo
que esta sensación solo puede venir de la Abuela en persona.
—
¿Por qué ella vendría al mundo de los
mortales? ¿Tratará de llevarnos de vuelta a la fuerza, hyung?
— Sí, Junsu ah. Probablemente pretenda eso.
Pero no se preocupen, yo la enfrentaré.
—
No estamos esperando que hagas todo
siempre, hyung.
—
Lo sé, ChangMin ah. Pero lo sabes,
ustedes no pueden arriesgarse en las condiciones actuales. Ahora solo tienen
siete colas, y están débiles por el proceso de transformación. Si ustedes se
enfrentan a la Abuela, probablemente ella saldría vencedora en su propio juego.
—
Pero hyung…
—
Tranquilos. No dejaré que me tome con la
guardia baja.
—
Omma, tío Junsu, tío ChangMin. ¿A dónde van con tanta prisa? — SungJae preguntó
al verles pasar a toda velocidad por la calle, a un par de kilómetros de la
universidad… — Vinieron corriendo, que incluso se arriesgaran a ser vistos por
las personas de esta manera solo me hace pensar que algo malo ha sucedido.
—
SungJae, ocúltate.
—
¿Qué? Omma.
—
La siento cerca, la Abuela no debe
encontrarte. Por favor, vete de aquí SungJae.
—
Oh, conmovedora reunión, mis queridos zorros.
La
Abuela de los Tres Dioses estaba ahí. E imponía un temeroso poder.
Continuará…
Pobre YH a pesar de todo él fue quien más sufrió las consecuencias de su separación, mendiga abuela loca 😣
ResponderBorrarSentí mucha pena por Yoonho, le fueron arrebatadas tantas cosas por el capricho de esa Abuela...tanto daño hace la inmortalidad que el egoísmo que despierta destruye a su paso. Yunho fue muy noble al darle la oportunidad a Yoonhoo de ser llamado papá, realmente fue un momento muy triste. El Hayami me vuelve loca con su amor intenso por ChangMin pero Minnie es tan lindo siendo así de celocillo aaaah coshiiiito!!!
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