miércoles, 28 de diciembre de 2016

Nine Tailed Fox. CAPÍTULO 19.



CAPÍTULO 19. LA VOLUNTAD DEL HOMBRE
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Departamento de Mokomichi Hayami

Entrada la madrugada y luego de una deliciosa cena preparada por las maravillosas manos de Mokomichi, el zorro de ojos oscuros estaba esperando el momento en que el dolor por la pérdida de otra de sus colas llegara. La anterior ocasión se dio cuenta de que sobre las dos de la mañana el dolor era más intenso, y por cerca de un par de horas experimentaba la sensación constante de su cola siendo separada de su cuerpo, literalmente era como si le arrancasen una extremidad corporal.

— ChangMin ah, ven. Refúgiate conmigo.

Cuando el japonés le jaló contra su pecho, el zorro se aferró al cuerpo de su amante. El Aliento contenido en el pecho de Mokomichi se agitó ante la cercanía de su recipiente original, y vibró con tal fuerza que el japonés sintió que se le saldría por el pecho atravesando su cuerpo. Con suerte solo se quedaba en la sensación, aunque era doloroso, también lo podía soportar. Además de eso, parecía que esta cercanía aliviaba un poco el dolor del zorro.

— ¡Ngh! ¡Ah! — El zorro de ojos oscuros gimoteó dolorido, encogió el cuerpo en posición fetal y luego volvió a extenderse gimiendo con más dolor cada vez.

A ChangMin se le estaba contrayendo el interior, cada músculo, cada órgano vital dolía demasiado, tanto que el dolor le aguijoneaba en cada fibra de su ser. Los espasmos que sacudían el cuerpo del zorro de ojos oscuros no cesaron en largo tiempo, como tampoco cedió la fuerza con que se aferró a la anatomía del japonés, reduciendo a trizas el pijama de éste no solo por la fuerza con que tiraba, sino también porque ha revelado parte de su naturaleza mágica, las uñas han rasgado más allá de la ropa alcanzando la piel tostada del japonés. Las heridas sangran, pero ChangMin no toma conciencia de ellas en esos momentos, y Hayami simplemente lo deja pasar.

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Departamento de Jung Yunho

Jaejoong incluso había olvidado la insinuación de Yoon Hoo, de pronto solo quería aclarar las cosas, pero dudaba que el propio general pudiera darle las respuestas que él necesitaba.

— ¿Jaejoong?

Ah, yo. Lo siento, me perdí en mis pensamientos.

— ¿Pensabas en, Yunho?

No realmente. El zorro, dijiste que un zorro apareció ante ti.

— Vino en la noche en que agonizaba, sabía que moriría ese día. No quise que nadie me acompañara ese día, pedí a toda la gente dejarme solo en esa Villa. A medianoche, estaba sentado en el comedor, con una botella de vino de arroz en la mesa, aunque solo había tomado un vaso en horas. Recuerdo que podía ver claramente la luna a través de la ventana, y olía a rocío, escuchaba también el relinchar de los caballos en los corrales, y algunos grillos haciendo su música nocturna. Era verano, así que hacía calor incluso a esa hora. Quería salir al río que estaba a un kilómetro de la villa, pero no sentía fuerza en las piernas ni para moverme a mi habitación. No sentía dolor físico, sabes, pero el corazón me pesaba demasiado. Desde que te traicioné casi veinte años atrás de esa noche, mi corazón no había vivido tranquilo, pero esa noche todo se había multiplicado.

Yoon Hoo, ¿no intentaste ser feliz?

— ¿Feliz? ¿Cómo iba a buscar ser feliz cuando te amaba tanto? Cada día durante esas décadas todo lo que deseaba era poder verte otra vez, disculparme y morir en paz.

El destino fue cruel con ambos, Yoon Hoo. Pero lo pasado no se puede cambiar. El zorro, háblame de él.

— Creí, cuando lo vi ante mis ojos creí y desee que fueras tú. Pero había algo en esos ojos zafiros que me gritaban que era imposible. ¿Por qué? ¿Tú sabes quién era ese zorro?

Yo, tal vez. Necesito, necesito hablar con SungJae.

— ¿SungJae? Antes dijiste algo sobre “nuestro hijo”.

¿No sabes quién es? ¿No, le has “visto” a través de Yunho?

— No. Aunque he podido tener acceso a algunas experiencias de él, muchas veces “algo” parece bloquearlas.

El zorro de ojos negros desvió la mirada, estaba pensativo, tratando de comprender todo lo que significa lo que su antiguo amante estaba diciendo. Necesitaba contactarse con SungJae, pero aún no disponía de un móvil.

Yunho sí tiene… — Murmuró, volviendo la mirada al general. Se acercó a él y con confianza metió sus manos en los bolsillos de sus pantalones. Las morenas mejillas del general se tiñeron suavemente de carmín, y el corazón le latió a toda velocidad. Podía oler el aroma del negro cabello, de la misma piel del zorro. Su amor por él no ha cambiado, sigue siendo el mismo… — No está aquí, dónd…

— ¿Buscas esto? — Yoon Hoo dijo mostrando el aparato que había estado en el bolsillo trasero de sus jeans.

Sí, eso. Le pediré a SungJae que venga.

— Él, aún no me dices quién es, qué quisiste decir con “nuestro hijo”, Jaejoong.

El zorro de ojos negros levantó la mirada –el texto que pensaba enviar estaba a medio escribir–, su corazón latió a prisa. Nuestro hijo, él debía contestar eso, pero de alguna manera se sentía resistente a hacerlo.

SungJae es, mi hijo.

— ¿Tu, hijo?

Un Gumiho como yo puede tener hijos.

— Quieres decir, ¿que tú lo tuviste?

Sí, yo le tuve.

El general desvió la mirada entonces. El zorro de ojos negros no hizo, de momento, nada por explicarle la idea que probablemente Yoon Hoo se estaría haciendo. Envió el texto y esperó la respuesta de su hijo. Apenas unos segundos después SungJae le había contestado con un simple “ya salí para allá, omma” que de todas formas aceleró la ansiedad del zorro.

— Algo huele…

¡La cena! — El zorro exclamó, apresurándose a revisar las ollas que tenía en la estufa. Con suerte todo estaba bien, aunque un minuto más y habría comenzado a pasarse de cocción.

— Jaejoong…

¿Quieres cenar?

— Sí.

El general respondió casi por acto reflejo, incluso su cuerpo se había comenzado a mover por voluntad propia. No, el general comprende que es lo que este cuerpo conoce de todos los días. Dispuso la mesa y ayudó a acercar los platos, cuando se sentó en el lugar frente a Jaejoong, él sintió también todo ese cariño que éste cuerpo desprendía, como un aura que a él le calentaba el corazón.

Supongo que de ésta manera podré irme sin preocuparme. Aunque siento celos porque Jaejoong ya no me ama, pienso que estará bien con la verdadera alma de este cuerpo… — El general pensaba mientras comenzaba a cenar. El gusto por estos platillos elaborados por su amado le pareció conocido también… — Es un hecho, no hay lugar para mí junto a Jaejoong ahora. Nuestro tiempo pasó hace mucho, arrepentirme, echar en falta, desear amarte de nuevo, no me servirá de nada, ¿verdad Jaejoong?

Nuestro amor fue mutuo y sincero, Yoon Hoo.

— ¿Eh?

Lo siento, tu pensamiento era tan honesto y fuerte, que resonó en mi mente.

— Así que, escuchaste mis pensamientos.

No ha sido intencional.

— Está bien, no me arrepiento. No quería incomodarte más con mis palabras, por eso no externé mis pensamientos.

Cuando conocí a Yunho, realmente temí que su parecido contigo confundiera mis sentimientos. Sin embargo, Yunho consiguió enamorarme, y no puedo ni quiero evitar estos sentimientos. Pienso, que como tú mismo, nuestro tiempo pasó, Yoon Hoo. Pero ahora me siento agradecido, porque nunca me traicionaste, porque me amaste todo el tiempo.

— De esa manera, realmente me iré tranquilo, Jaejoong.

El zorro de ojos negros iba a decir algo, pero entonces el timbre del departamento sonó. Él supo que su hijo había llegado, así que se apresuró a abrirle.

— He llegado, omma. Me sentí preocupado cuando leí tu mensaje, pero aunque quise llegar hasta aquí con magia, no pude hacerlo, así que tomé un taxi… — SungJae dijo de corrido, luego miró de soslayo y vio a Yunho sentado en la mesa. No, el muchacho achicó la mirada… — ¿Quién es él?

Tú, también lo notaste SungJae.

— ¿Notar qué?

SungJae vio al moreno ponerse en pie, pero se sentía inquieto ante su presencia. Este hombre no era definitivamente el Yunho de siempre. Algo extraño sucedía con él.

— Pasa, necesitamos hablar los tres, SungJae.

— Sí, como digas omma, pero dime, ¿quién es él?

— Oh, él… él es Yoon Hoo, tu padre.

Cuando el zorro de ojos negros soltó la bomba, tanto SungJae como Yoon Hoo se miraron entre sí con asombro. Ninguno de los dos había sabido de la existencia del otro de esa manera. Para SungJae, su padre fue un hombre traicionero, alguien que solo había jugado con los sentimientos de su madre. Yoon Hoo por su parte, él ni siquiera había sabido que Jaejoong se embarazó en aquél entonces.

Vamos a sentarnos.

— ¿Qué hace él en el cuerpo de Yunho hyung, omma?

Sentémonos, SungJae. Esa es la razón por la que te pedí que vinieras.

Entonces los tres tomaron asiento en la estancia, la cena quedó olvidada en la mesa, pero el olor aún flotó en el ambiente por algunos instantes. SungJae se sentó junto a Jaejoong, mirando receloso a quien supuestamente es su padre. Era el cuerpo de Yunho hyung, pero ni la mirada, ni su forma de actuar eran de él.

SungJae, durante tus primeros años con Shin Hae, ¿usabas tu naturaleza zorruna?

— A veces, no podía controlarlo. Pero tío Shin Hae siempre estaba ahí, y me ayudaba a entender y volver a mi apariencia humana. ¿Por qué?

SungJae, cuando alcanzaste la pubertad, alrededor de los once años, dejaste de crecer como cualquier niño en la Villa, ¿cierto?

— Sí, tío Shin Hae dijo que era normal.

Y lo fue, pero… ¿recuerdas si alguna vez después de ese tiempo en que no podías salir a jugar con otros niños, usaste tu magia fuera de la Villa?

— Nunca salí de la Villa sin tío Shin Hae.

Tal vez, como zorro SungJae.

— Tío Shin Hae… dijo, una vez dijo que durante la adolescencia sucedía a menudo que perdía la conciencia abruptamente. Era como un sueño tan profundo que nada me despertaba. Tío Shin Hae dijo que esas veces, una figura de zorro de nueve colas emanaba de mi cuerpo y se alejaba corriendo por el aire, que era como una proyección astral. Dijo que duraba horas fuera de mi cuerpo, y retornaba de la misma manera, cuando esta proyección se internaba directo a mi cuerpo, y unos minutos después yo despertaba. Nunca he podido recordar esos episodios, son como memorias inaccesibles aún para mí. Pero, ¿por qué estás preguntándome esto, omma?

El muchacho dirigió su mirada al moreno. Sabe la respuesta, sabe que tiene relación con la presencia de este hombre, de su padre. Él antes había pensado que no le tenía ningún rencor o resentimiento, que simplemente no le agradaba o importaba su existencia. Pero ahora, sabiendo que él realmente está ahí, siente una emoción oscura rondar su corazón.

Es como si, me sintiera capaz de odiarlo. Pero, no le conocí, y si él está aquí conversando tan tranquilamente con omma, ¿eso no significa que el pasado está salvado entre los dos?

No es que lo odies, SungJae…

— Omma, ¿leíste mi mente?

No, recuerda que tú y yo tenemos una conexión especial, ya que eres mi hijo… — El zorro de ojos negros sonrió, posando la palma de su mano en el pecho del menor. SungJae sonrió, relajándose bajo el tacto de su progenitor.

— Entendería si me odia.

Yoon Hoo dijo, tomando la palabra, sintiéndose ajeno a esta escena.

— En realidad no, yo… no puedo odiarlo. Pero, tampoco siento que pueda llamarle “padre”.

— Lo sé. No hice nunca nada para merecerlo.

Te equivocas. Ambos se equivocan. SungJae, tu padre me traicionó hace doscientos años para protegerme, porque la Abuela de los Tres Dioses lo orilló a hacerlo. Yoon Hoo hizo lo que creyó prudente. Poco después supe que estaba esperándote, pero yo no sabía lo que la Abuela había hecho con Yoon Hoo, lo que le había pedido que hiciera; por eso, incluso Shin Hae siempre ha pensado que él me traicionó. Por eso es que tú, sabes eso.

— ¿Y qué cambia ahora, omma? Dónde está Yunho hyung. ¿Vas a dejar que él se quede en un cuerpo que no le pertenece?

SungJae…

— No haré eso. Este cuerpo no es mío, y aunque tuve el deseo de poseerlo, he comprendido que no pertenezco a este tiempo. Así que solo vine a despedirme de Jaejoong. No sabía, acerca de ti. Y yo, aunque me siento inquieto, creo que mi presencia no es buena para ustedes. Pero, no niego que me hubiera gustado, vivir como familia. Lo que impedí que fuéramos.

¡Ya lo he dicho! ¡No ha sido culpa nuestra! la abuela, la Abuela jugó con nosotros, Yoon Hoo. Pero aún ella tendrá que mantenerse lejos de nuestro hijo, le protegí hace doscientos años, le protegeré hasta que sepa que nada lo perseguirá.

Tanto SungJae como Yoon Hoo se sorprendieron por la ira contenida que Jaejoong mostraba. Incluso había sacudido algunas cosas en la estancia con las ondas de su magia. Ahora, su hijo y el general podían ver la vulnerabilidad del zorro de ojos negros a flor de piel, ellos.

No, Yoon Hoo se corrigió. Si bien él podía vulnerar al zorro de ojos negros, no pesaba en él tanto como su hijo. La mirada del general viajó al muchacho, realmente se parecía bastante a Jaejoong, el mismo tono negruzco de su cabello y ojos, su peculiar belleza. Seguramente llamaba la atención donde quiera que se parase. El general sonrió suavemente, de alguna manera se siente aliviado de que su hijo haya heredado prácticamente todos los rasgos y aún la naturaleza, de Jaejoong.

No hay mucho de mí en él. Aunque es mi hijo, salvo esta sensación de familiaridad, nunca habría adivinado que es sangre de mi sangre.

El general pensó, y la mirada de SungJae fue de inmediato a él, anclándose a sus ojos con la misma afinidad que los suyos.

SungJae, nosotros fuimos separados por las circunstancias. Y mi rencor, mi odio y resentimiento durante mucho tiempo fue más fuerte que el amor que sentí en aquel entonces por Yoon Hoo. Pero, en el lecho de su muerte, el alma de tu padre fue salvada, separada del cuerpo que perdía la chispa de vida. Tu sangre respondió a la suya, y le salvaste, cumpliendo el último deseo en su corazón.

— ¿Yo? ¿Cómo pude hacer algo así, omma?

Eres un gumiho como yo. Nuestra magia es increíble, poderosa. Estas proyecciones de las que Shin Hae te habló, son los viajes que tu Aliento decidía tomar, ya que Shin Hae y tú mismo, mantenías limitada tu naturaleza zorruna.

— ¿Cómo sabes que fui yo?

Porque Yoon Hoo lo dijo, un zorro de ojos zafiro y colas marfil. No hay muchos de los nuestros, SungJae, y cada gumiho es diferente a los demás. Tú eres así, estoy seguro de que fuiste tú. Y probablemente también haya sido el destino, porque de una manera u otra, nosotros teníamos que reunirnos, aunque hayan tenido que pasar tantas décadas. Yoon Hoo me ama, yo lo amé, y amo el fruto de ese amor que nos tuvimos: tú, SungJae. Eres la prueba viviente de lo que nos unió en el pasado.

SungJae y Yoon Hoo se miraron entonces. Una reunión de familia. El general sonrió con los ojos escociendo una tristeza que hasta entonces no había comprendido. No solo era por aceptar que Jaejoong no le pertenecía más, sino también porque no tendrá recuerdos de su hijo, excepto este momento. Y no había sido el más hermoso de todos. Era confuso, amargo, pero aún le dejaba cierto resquicio de felicidad.

— Es hora, Jaejoong, SungJae.

¿Qué?

— ¿Qué quiere decir con hora?

— Pude alargar mi estancia en este mundo durante décadas, incluso pude hablar con ustedes, sentir la esencia de ambos por estos instantes. Soy feliz, puedo irme en paz ahora.

¿Irte? ¿Tan… tan pronto?

— ¿Pronto, Jaejoong? No puedo permanecer más tiempo aquí. La persona que realmente debe estar con ustedes, no soy yo. Si no, quien palpita aquí, quien ha permanecido pacientemente al margen en todo este tiempo, dejándome despedirme. Y ya lo puedo hacer con tranquilidad.

— ¿Va a sufrir su partida?

— No, SungJae.

— Lo siento, por haberle dado una impresión tan…

— Está bien. Fue lo justo. Lamento no haberte conocido antes.

— No, lo hizo. Usted… usted y yo nos encontramos una vez hace mucho tiempo. Usted me salvó de ser aplastado por los caballos de sus hombres. Posó su mano en mi cabeza revolviendo mi cabello, y sonrió. No lo supe entonces, pero lo comprendo ahora. Lo comprendo todo… papá.

Que SungJae le llamara de esa manera, realmente había agitado el corazón del general, sacudido su alma con una felicidad inconmensurable. 

Yoon Hoo…

— Me dio muchísimo gusto verte de nuevo, y saber tu nombre, Jaejoong. Gracias, por haber llevado mi apellido a pesar de todo, por haber tenido a nuestro hijo. Lo siento por no haber sido un hombre más fuerte, por haberte ocasionado tanto dolor, por haberte fallado.

No digas más, por favor Yoon Hoo.

— Te amo, Jaejoong. Y a ti también, SungJae. Estoy contento de que te parezcas tanto a tu madre, significa que no podrás conocer más que felicidad en adelante. Yo, tal vez llegue a verlos algún día en la otra vida, si es que existe. Gracias, por haberme dejado verles y despedirme, Yunho.

Cuando nombró al moreno, sus ojos se cerraron,  y una cálida brisa sopló en todas direcciones. El cuerpo del moreno se rodeó de un aura blanquecina deslumbrante. Y tanto Jaejoong como SungJae comprendieron que Yoon Hoo finalmente se había ido. Cuando el moreno abrió nuevamente sus ojos, Yunho estaba de vuelta. Sentía el corazón ligeramente pesado, con una tristeza que probablemente no era suya, pero que aceptaba con gusto. Volvió la mirada hacia su amante y al muchacho. SungJae se veía entero, fuerte, voluntarioso. Jaejoong, estaba quebrado. Era innegable, y comprensible, que el pelioscuro resintiera la partida de quien fue su primer amor.

Bienvenido a casa, Yunho ah… — Dijo, sonriendo con finas lágrimas cayendo de sus ojos.

— Estoy en casa, Jaejoong ah… — Corresponder, y abrir los brazos para recibir el cuerpo tembloroso de su amante.

Te amo, Yunho ah. Te amo, con todo mi ser.

— Y yo a ti, Jaejoong. Te amo, con todo lo que soy.

SungJae observó con cierta timidez. Su omma y el moreno fusionaron sus labios sin importar que el muchacho les estuviese mirando –probablemente en ese instante se han olvidado de él–, o que Jaejoong estuviera sentado en el regazo de Yunho en una postura que podía ser tierna como sugerente. SungJae sin embargo sonrió y entendió, que de eso se trataba el amor.

Bienvenido a casa, papá… — El muchacho pensó, una sonrisa tiraba de sus labios y su corazón se sentía de pronto, lleno de vida. Probablemente Yunho no era su padre biológico, pero haría por él todo lo que Yoon Hoo no pudo en el pasado.

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Departamento de Park Yoochun

El pelinegro no había visto al zorro de ojos claros perder una cola antes, pero esta noche sentía que una parte de él también moría al ver el dolor que tenía que soportar el pelirrojo.

— Junsu ah, dime si puedo hacer algo para aliviar tu dolor.

Estoy bien, solo, no me dejes Yoochun ah. No te apartes de mí, ¡ngh!

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En algún lugar de la ciudad

Reunirse con NichKhun le pintaba simplemente desagradable. Wooyoung no podía evitar recordar todo lo que había vivido con el chico de origen tailandés. Su relación de noviazgo no había resultado como él soñara, al final le habían dejado como más temía, por una mujer. Wooyoung antes creyó que podría enfrentarlo sin sentirse angustiado, sin que el color le aguijoneara inquieto y doloso. Hoy, se lamentaba de no tener mejor control sobre sus emociones.

— Wooyoung ah, creí que no llegarías… — NichKhun dijo al verle llegar a la mesa en aquel café que el mismo universitario había concertado.

— No es tan tarde, son solo diez minutos… — El chico murmuró, sintiéndose incómodo bajo la mirada risueña del otro.

— ¿Tomo su orden?

— Té, por favor. Igual para él. Gracias… — NichKhun resolvió, sonriendo hacia Wooyoung como si fueran amigos.

Wooyoung lamentó que él todavía tuviera esa aura risueña, coqueta. Bueno, era después de todo el llamado Príncipe Tailandés, conocido por su habilidad para tratar a las mujeres sin parecer un Casanova.

— ¿Estás bien? Luces un poco pálido, Wooyoung ah.

— Podrías entregarme lo que esa mujer dejó contigo. No tengo intención de alargar este encuentro, NichKhun.

— Oh, ya veo. Entiendo que estés enojado conmigo, decepcionado de cómo terminaron las cosas entre nosotros.

— Si lo entiendes, evítame la incomodidad.

— Lo siento, por no poder hacerlo. Hace mucho quería verte, pero no tenía el valor para contactarte. También, porque supe que estabas viviendo con alguien. Me gustaría decir que estoy feliz de que hayas vuelto a enamorarte, pero no lo haré porque realmente no me siento así. Estoy celoso, y un poco resentido porque me hayas olvidado tan pronto, Wooyoung ah.

— ¿Qué demonios? ¿Olvidarte pronto? ¿Celoso y resentido? ¡Tú terminaste conmigo, NichKhun! ¡Cómo debería haberme sentido después de eso! — Espetó elevando, sin querer, la voz. Algunas personas en las mesas cercanas voltearon movidas por la curiosidad. El muchacho se percató entonces de estas miradas y se sintió más incómodo, por otro lado, NichKhun lucía tan relajado, como si no le importara ser centro de atención.

— Tienes razón en estar tan furioso conmigo.

— No tienes idea…

— Terminar contigo fue la peor decisión que pude haber tomado. Me dejé llevar por la presión de mi familia y simplemente tomé la salida fácil. Querían que me casara, así que salí con la chica que en agrado mis padres eligieron para mí. Te hice a un lado y fingí que podría ser feliz sin ti.

— No te atrevas, NichKhun. No te atrevas a decir ese tipo de palabras.

— ¿Por qué no?

— ¡Porque no quiero creerte!

— No tienes que hacerlo, pero tengo que decirte la verdad, Woo…

— ¡¿La verdad?! ¡No seas tan…! — El universitario se mordió los labios entonces, frustrado, asustado. Inquieto… — Solo entrégamelo… — Dijo, extendiendo la mano como esperando que algo fuese depositado en ella.

NichKhun le miró en silencio, una mirada seria, profunda, estremecedora.

— No es “algo” que pueda darte, ya que no se trata de un objeto, Wooyoung.

— ¿Qué significa eso?

— Soo Ahn vino a mí. Y sabía todo acerca de nosotros, acerca de mí. Me propuso un trato, y lo acepté. Mi vida, a cambio de volver contigo.

— ¡Qué!

— Soo Ahn tiene mi corazón en sus manos, y por tanto tú mi vida en las tuyas.

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Departamento de Mokomichi Hayami

El amanecer se había sentido revitalizador para ellos. Pero en cuanto ChangMin se dio cuenta de las heridas que provocó en la espalda, pecho y brazos de Mokomichi, insistió en curarle. No podía dejarle ir así nada más.

— Estoy bien, no duele tanto. Me pasaré por la enfermería cuando llegue a la universidad.

No puedo aceptar eso. Le mostrarías tu cuerpo semidesnudo a quien esté ahí.

— Oh, ¿eso te pone celoso?

S-supongo que sí. De todas maneras, ven aquí que voy a curarte… — Ligeramente avergonzado, el zorro de ojos oscuros le llamó con unos movimientos de mano.

El japonés enarcó una ceja.

— ¿No necesitamos el botiquín de primeros auxilios?

No voy a curarte con los métodos humanos. Lo haré a mi manera.

— A tu manera… — Mokomichi se acercó a su amante, la sangre seca había sido lavada ya durante la ducha, y está seguro de que no hay riesgo de infección alguna. Hay heridas un poco más profundas que otras, pero todavía piensa que es solo cuestión de algunos días para que sanen por cuenta propia.

No podemos dejarle esto al tiempo. Tú, vas a acompañarme en un par de días otra vez, ¿no? Si solo dejáramos esto así, para cuando pierda mi última cola, podrías estar más herido que nada.

— Una vez dijiste que tu Aliento haría maravillas con eso, ¿no?

Ya que son heridas ocasionadas por mí, podría tardar más. Así que solo, las curaré yo mismo. Deja de hablar y solo déjame hacerlo.

— Ngh… — El japonés no pudo evitar gemir por lo bajo cuando sintió la rugosa lengua de su amante pasearse por su espalda… — ChangMin ah, yo no creo que…

Solo contenlo, baka.

Mokomichi no dijo nada, pero pensó que definitivamente su cuerpo iba a reaccionar. Y eso haría que el Aliento en su pecho doliese como el demonio.

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Templo de la Abuela de los Tres Dioses

La anciana estaba, como tanto le gustaba, admirando la panorámica desde uno de los miradores de su templo. A sus espaldas, Woo Bin estaba de rodillas con el rostro manchado de sangre por las heridas en nariz, boca y ceja. También se vislumbraban algunas heridas en el resto de su cuerpo, sus ropajes estaban rasgados y había manchas de sangre aquí y allá. A un par de metros a su izquierda, un arma estaba en el suelo de mármol, sangre manchaba la hoja filosa de ésta. Y de pie, junto al Bakeneko, Soo Ahn, sonriendo con prepotencia. Ella lo ha vencido esta vez.

— Mi estimado Baku debe estar por llegar, y cuando lo haga, les castigaré de la forma en que se merecen, por haberse atrevido a traicionarme.

Abuela, no somos unos pequeñajos para que aún tenga que castigarnos… — Woo Bin dijo, riendo como si no le doliese cada parte de su cuerpo.

— Oh no, este castigo realmente les hará recordar que sigo siendo superior a todos ustedes, mi estúpido Bakeneko.

La Abuela torció una sonrisa siniestra. Haría que ambas criaturas se enfrenten entre sí, y clamará porque solo uno de ellos sobrevivía. Luego, iría tras los zorros en persona.

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Junsu sintió un escalofrío, se apresuró a la ventana y miró fuera. Hacía buen clima, pero él tenía un mal presentimiento.

Yoochun ah…

Murmurando el nombre del pelinegro, el zorro de ojos claros se apresuró fuera del departamento de Park en dirección a la universidad, donde sabe que él estará. En su camino se encontró con sus hermanos, que iban hacia allá con la misma sensación instalada en el pecho.

¿Será Soo Ahn?

Si fuera ella, podría sentirla. Me temo que esta sensación solo puede venir de la Abuela en persona.

¿Por qué ella vendría al mundo de los mortales? ¿Tratará de llevarnos de vuelta a la fuerza, hyung?

Sí, Junsu ah. Probablemente pretenda eso. Pero no se preocupen, yo la enfrentaré.

No estamos esperando que hagas todo siempre, hyung.

Lo sé, ChangMin ah. Pero lo sabes, ustedes no pueden arriesgarse en las condiciones actuales. Ahora solo tienen siete colas, y están débiles por el proceso de transformación. Si ustedes se enfrentan a la Abuela, probablemente ella saldría vencedora en su propio juego.

Pero hyung…

Tranquilos. No dejaré que me tome con la guardia baja.

— Omma, tío Junsu, tío ChangMin. ¿A dónde van con tanta prisa? — SungJae preguntó al verles pasar a toda velocidad por la calle, a un par de kilómetros de la universidad… — Vinieron corriendo, que incluso se arriesgaran a ser vistos por las personas de esta manera solo me hace pensar que algo malo ha sucedido.

SungJae, ocúltate.

— ¿Qué? Omma.

La siento cerca, la Abuela no debe encontrarte. Por favor, vete de aquí SungJae.

— Oh, conmovedora reunión, mis queridos zorros.

La Abuela de los Tres Dioses estaba ahí. E imponía un temeroso poder.


Continuará…

2 comentarios:

  1. Pobre YH a pesar de todo él fue quien más sufrió las consecuencias de su separación, mendiga abuela loca 😣

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  2. Sentí mucha pena por Yoonho, le fueron arrebatadas tantas cosas por el capricho de esa Abuela...tanto daño hace la inmortalidad que el egoísmo que despierta destruye a su paso. Yunho fue muy noble al darle la oportunidad a Yoonhoo de ser llamado papá, realmente fue un momento muy triste. El Hayami me vuelve loca con su amor intenso por ChangMin pero Minnie es tan lindo siendo así de celocillo aaaah coshiiiito!!!

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